CONTROL

(Por favor ver AVISO IMPORTANTE en la INTRODUCCIÓN)

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El pueblo dominicano que yo he conocido es triste, hasta en sus fiestas. Carece de espontaneidad; y es porque desde la niñez se ha acostumbrado a refrenar todas sus expansiones. El hombre público debe simular un fervor trujillista que no siente, el hombre de la calle debe silenciar sus quejas”.

Jesús de Galíndez: La Era de Trujillo, pág. 138 (párrafo traducido de la edición en inglés)
Editorial Americana, 1958.

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En junio de 1944 llega a Santo Domingo el embajador norteamericano Ellis O. Briggs. A continuación, dos párrafos de uno de sus informes secretos al Departamento de Estado:

“Trujillo es un problema dominicano que debe ser resuelto por el pueblo dominicano. Pero no se puede ignorar que trujillo gobierna la República Dominicana por medio del miedo, basándonos en su inclinación demonstrada de emplear medidas súbitas, despiadas y represivas en contra de cualquier individuo que se le oponga”.

“Los dominicanos reunidos hablan con cautela y pocas veces se oye el sonido de una carcajada en las calles de la capital. El gesto mas representativo de un ciudadano dominicano es cuando mira de reojo para ver si lo están oyendo. Un dictador del carácter de Trujillo duro, competente, corrupto, despiadado e increíblemente vano considera poco necesario el apaciguamiento en sus relaciones internacionales”.

Documental: El Poder del Jefe -Parte II
Productor y Director: Rene Fortunato

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Los rostros dominicanos de Vela Zanetti 

Igual observación a la de Galindez hizo con su pincel el muralista español Vela Zanetti. Los murales plasmados por este famoso pintor en diferentes ciudades dominicanas a lo largo de casi dos décadas tienen un leit motif singular: Cada vez que pintaba rostros de dominicanos resultaban caras serias, despersonalizadas, desprovistas de emoción o, si contenían alguna emoción, era la de una ausencia triste, la de cuerpos sin alma. Podemos mencionar el mural pintado en una de las suntuosas residencias del tirano, el Castillo del Cerro, titulado Fiesta campesina. En esta obra los participantes de lo que debería ser un evento alegre, realizan los movimientos propios de una fiesta (bailan y tocan instrumentos musicales), pero con rostros serios y vacíos, completamente divorciados del propósito festivo de la ocasión.

Esa personalidad seria, cohibida, insegura, despersonalizada, sin ninguna espontaneidad, arropada por una fuerte sombra de tristeza, era el carácter público de los dominicanos que los extranjeros que visitaban la isla no pasaban por alto, muy diferente a la personalidad alegre y espontánea de los cubanos, puertorriqueños y personas de otras nacionalidades de la región. Los periodistas extranjeros registraban en sus articulos esta personalidad pública del dominicano, producto inevitable de su diaria existencia, sumida en un ambiente de terror, enajenación, humillación e inseguridad. 

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EL MIEDO

Todos sentíamos miedo. Recuerdo como crecía el miedo. 

"Eran los tiempos de esa interminable lucha entre la tiranía y la naciente democracia.
Los diminutos carros escarabajos, llamado cepillos, peinaban las calles. La marcha lenta de estos vehículos desarrollaba subjetividad desencadenante, alta dosis de terror estresante.

"El soporte informativo del régimen estaba en crecimiento, los nuevos agentes traían como misión abrir una oficina regional que facilitara procesar las informaciones a la vez que reclutaban nuevos informantes, leales, guapos.

"El inteligente profesor de gimnasia había desaparecido. Se rumoraba que la desaparición de Claudio de los Santos era un aviso de la suerte que correrían quienes se atreviesen a confrontar al régimen, anunciaba que una fuerza de choque controlaría desde entonces las calles de la ciudad.

"En San Juan de la Maguana, el miedo se apoderó de la gente. Todos aprendieron a callar, a borrar de la memoria, a conocer el olvido. Callaron los grupos sociales, la iglesia, la prensa, los profesionales, los intelectuales”.

José Enrique Méndez Díaz
Haciendo memoria viva del olvido - (EXTRACTO)

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El ostracismo de los “desafectos al régimen"

Como 'desafectos al régimen'. Ese era un calificativo que se le daba, que significaba mucho la palabra 'desafecto al régimen'. Porque significaba que usted no podía visitar un club social porque todos los que estaban ahí se iban.

Significaba que tus hijos en la escuela cuando llegaban, los demás compañeritos se iban, porque la mayoría de los que estaban ahí eran funcionarios públicos. Y si un hijo de algún desafecto  al gobierno se juntaba con un hijo de un funcionario público, se suponía que lo contaminaba.

Yo conocí casos aquí en Barahona que a veces hasta las familias tenían que ahuyentarse”, separarse por temor a represalias, algunos porque tenían en empleíto y por muchísimas razones, fue un régimen muy difícil”.

Julio Coiscou (Neno)
Barahona (2006)
Testimonio de un “desafecto” al régimen

Pueden ver este testimonio en el video:

Vejaciones y Asesinatos Dictadura de Trujillo en YouTube:
http://www.youtube.com/watch?v=_2NN1emfgzs
Historia oral de la dictadura trujillista (Archivo General de la Nación)

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Otro testimonio de un "desafecto":

Extracto de la entrevista a Poncio Pou Saleta, combatiente antitrujillista de Santiago de los Caballeros. Poncio salió vivo varias veces de la cárcel porque una parte de su familia tenía lazos con los Trujillos. Por otra parte, su padre Julio Pou Perez, contrario a Trujillo, lo habían desaparecido en 1936 cuando Poncio era un adolescente.

¿El ambiente en Santiago que usted recuerda en la década del treinta?

Imagínese usted que a las nueve de la noche el pueblo estaba completamente cerrado del terror que se tenía. Era la época de Enrique Blanco [década de 1930]. Eso era cerrado a las nueve de la noche. No había una casa que no tuviera cerradas sus puertas, del terror. Trujillo gobernó con el terror. Por eso mató a uno en su casa y lo sacó pa’ fuera pa’ que lo vieran. Él quería aterrorizar y lo logró. Treinta y un años lleno de miedo, un país entero, la sociedad de arriba a abajo, el rico, el pobre, el profesional”.

Más adelante nos ofrece Poncio un ejemplo de su aislamiento por ser un "desafecto":

“¿Tú sabes el terror a dónde llegó? Te voy a dar un ejemplo….. Yo fui una vez al cine, entré temprano, fui y me senté en una fila y cuando me senté noto que se fueron parando todos los que estaban en la fila, en el teatro, y digo ‘coño, ¿pero qué es esto?..... Yo comencé a molestarme, pero me aguanté, dejé que se fueran. Ahora, no volvió a pasar porque más nunca me volví a sentar así. Me iba atrás y me sentaba, había dos policías sentados atrás y yo me sentaba con los policías en el teatro, cuando quería ver una película. A mí me pasó eso, que me despreciaban así de esa forma. Era como aquí en la época de esa enfermedad que se consideraba terrible ….la lepra.

"Yo había salido de una prisión, tuve dos años y cuatro días en solitaria, había salido de ella, y cuando ya estaba libre, fui al cine, y me pasó eso cuando llegué al cine.

Pueden ver el resto de esta entrevista a Poncio Pou Saleta en YouTube:
https://www.youtube.com/watch?v=Fxq54tP0aqI

Esas reservas y esos temores de acercarse a un desafecto del régimen estaban muy bien justificados por los muchos antecedentes que había en esas décadas de las funestas consecuencias. Efectivamente, esto le pasó a un inocente taxista, Emilio Montano Deschamps Mercado, al que habían visto conversando por casualidad con Poncio Pou Saleta en Santiago la noche antes de que Pou Saleta se desapareciera y se asilara en la embajada de México (debido a la vigilancia permanente en que lo mantenían los agentes de Trujillo después de que salió de la cárcel). Se sabía que a menudo Trujillo mandaba a liberar a los presos políticos de la cárcel, dejaba que los vecinos y amigos lo vieran libre por las calles durante varios días y semanas y después los desaparecían. De esta forma, no podían responsabilizar al gobierno de la desaparición de esa persona. Esta norma ya la conocían los presos políticos y por eso al poco tiempo de salir de la cárcel se asilaban o se escondían. Eso explica la inteligente decisión de Pou Saleta de asilarse. El taxista Emilio Deschamps fue asesinado por cometer el error de conversar con un "desafecto".

Fue asesinado porque creyeron, erróneamente, que lo había trasladado a Ciudad Trujillo.
Al cadáver, encontrado en la carretera que conduce a San José de Las Matas, le colocaron un letrero amenazador en el pecho que expresaba, ESTO LE PASARÁ A TODOS LOS QUE LE PRESTEN SERVICIOS A LOS ENEMIGOS DEL GOBIERNO.

(Cita del reconocido escritor y periodista Edwin Disla en su libro Poncio Pou Saleta, una luz y en oscuridad.)

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Era tan difícil vivir en libertad que los dominicanos tenían terror hasta en pensar mal del jefe, para que alguien no adivinara el pensamiento.”
 
Mayobanex Vargas (uno de los seis sobrevivientes de la expedición de 1959), 7dias.com.do, 4 de diciembre, 2013

Wendell W. Woodbury, Agregado Económico de la Embajada de EUA (1952-1954), dijo lo mismo en otras palabras: "Tenian miedo hasta de pensar por temor a que [sus pensamientos] se reflejaran en sus rostros." 

Agregó, además, que el régimen "probablemente fue peor que la Alemania Nazi pero a otra escala", y aclara, tomando en cuenta la diferencia en el tamaño del territorio y de la población.

(Ver Association for Diplomatic Studies, www.adst.org/Readers/Dominican%20Republic.pdf)

¿Quiénes eran los “desafectos” al régimen? 

Los desafectos al régimen eran aquellos que pertenecían a las primeras familias antitrujillistas de los años treintas (sus descendientes estuvieron marcadas para siempre), los que habían expresado algún tipo de inconformidad con el régimen (que todavía no habían sido detenidos o desaparecidos), el que era pariente de algún antitrujillista que estaba en esos momentos en la cárcel, en el exilio o que habia sido asesinado, o los que no demostraban interés en cooperar con el régimen o en participar en actos de adhesión. No era nada raro, como hemos visto en este portal, que los desafectos terminaran tarde o temprano torturados en la cárcel, desaparecidos, sin posibilidad de trabajo o en el exilio.

También caían en la categoría de “desafectos” los que valientemente habían resistido las presiones de los hermanos Trujillos o sus hijos a que les "vendieran"  su tierra o parte de su negocio, a que le entregaran su hija o esposa, o bien los que fueron invitados a ocupar algún cargo en el gobierno trujillista y que no aceptaron. Generalmente, al rehusarle un cargo al Jefe, la persona quedaba incluida en una lista negra. Esto conllevaba el riesgo de sufrir a la larga un accidente o de desaparecer. En el mejor de los casos, terminaba marginado por la sociedad como un “desafecto”. (Ver varios casos en BREVES, en la sección CRIMENES III.

Un gris presagio de que probablemente estabas por perder tu puesto, tu negocio, tu vida o, en el mejor de los casos, que terminarías marginado en el trabajo o en tu barrio, era cuando tú o alguien en tu familia era objeto de las críticas o ataques del infame “Foro Público” en el periódico del tirano, El Caribe. Casi todos fueron escritos por Trujillo, usando un seudónimo, pero cuando no, dicha columna no podía salir a la luz pública sin ser aprobada por él (ver Memorias de César A. Saillant, entre otros testigos). A través del "Foro Público" Trujillo "marcaba" publicamente a la víctima. Ahí ya todos sabían que era peligroso asociarse contigo y dicho descenso en la desgracia social y económica sólo se podía reparar si la persona marcada escribía una carta pública renegando las acusaciones o aceptando su culpa en el foro, pidiendo clemencia (aún cuando fuera totalmente inocente), reiterando su adhesión completa al Jefe y dedicándole los elogios de rigor al Benefactor de la Patria. Ex empleados del periódico y ex-funcionarios del gobierno (ver Cesar Saillant) sostienen que Trujillo primero tenía que revisar todos los comentarios del Foro Público antes de que fueran publicados. Cuando no era él mismo quien los dictaba palabra por palabra, él transmitia las ideas generales para que otros los redactaran y luego él les daba el visto bueno. Es por esto que los ciudadanos leían dicho foro con mucha atención y tensión puesto que sabían que las críticas, burlas o "consejos" provenían de la más alta autoridad. En su ensayo In the Shadow of the State dedicado a las denuncias y panegíricos en la Era de Trujillo, la investigadora Lauren Hutchinson Derby sostiene que se publicaba diariamente un promedio de 5-15 columnas y cartas en el Foro Público y que entre 1948 y 1961 se publicaron 4,000 columnas del Jefe y 30,000 cartas. Las cartas en su mayoria eran de los acusados tratando de evitar serias consecuencias y otras cartas de supuestos "ciudadanos" con acusaciones de corrupción, negligencia, etc., pero se sabía que eran filtradas o creadas por el Partido Dominicano.  

El historiador Alejandro Paulino Ramos comenta: "Los desafectos del régimen eran obligados a escribir a favor del mismo y hasta contra sus propios familiares: Joaquín Balaguer narra en Memorias de un Cortesano, como Juan Tomás Mejía al ser llamado por Balaguer para transmitirle instrucciones, y al presentarse dijo: Supongo que no me habrán llamado para pedirme que escriba contra mi hermano Luis. (…). Había sido obligado a cubrir de improperios a su hermano Luis F. Mejía cuando este publicó en Venezuela el libro titulado De Lilís a Trujillo".

Esa humillación de tener que aceptar públicamente una culpabilidad falsa y de arrodillarse publicamente ante el tirano no representaba necesariamente una garantía de que, al final, no sufrirías las nefastas consecuencias que quisiste evitar doblando las rodillas ante el tirano. Hay varios casos en que después de que el tirano tuvo la satisfacción de verlo humillarse publicamente, al tiempo el “desafecto” comoquiera fue vilmente asesinado, desaparecido o aislado. Más adelante, incluiremos algunos ejemplos.  

El conocido periodista, escritor y profesor de Derecho Lipe Collado comenta: "Tú no te imaginas lo que era la Era de Trujillo. Si una persona caía presa por política o estaba asignado como antitrujillista, nadie le hablaba. Tú venías caminando por una acera y todo el mundo, todo el mundo, yo no estoy exagerando, cruzaba. Si te conocía, cruzaba a la otra acera para que a ti no se te ocurriera saludarlo. Los vecinos dejaron de hablarte y saludarte, salvo algunas excepciones. ¿Y salir contigo? No, pero eso era [inaudible] la vida también. "Ver en YouTube este comentario y otros sobre la Era en Lipe Collado entrevistado por Pedro de León, parte II: https://www.youtube.com/watch?v=Im-dnlP3zQA.

Un ejemplo de una detención caprichosa y arbitraria por tener contacto con un desafecto es el caso de Horacio Álvarez Saviñón, detenido y hecho preso en la Torre del Homenaje por ir a entregarle una mecedora a un enemigo del régimen. 

Otro ejemplo nos lo ofrece Victor A. Peña Rivera, sicario, director del SIM región norte (Trujillo: Historia oculta de un dictador, pág. 110) en relación a Anselmo Paulino cuando éste cayó en desgracia con el régimen. Citamos: "Billia [coronel del SIM] dio instrucciones a su personal para que nadie entrara a la residencia [de Paulino]. Cuando esa mañana llegó el lechero, la leche le fue arrebatada, vertida en la acera, y además, el lechero recibió una paliza como para no quedar con ganas de regresar. Igualmente ocurrió con el panadero." Un ejemplo más de la forma en que trataban al ciudadano inocente que sólo trataba de ganarse la vida. En varias secciones de este portal encontrarán casos trágicos de detenciones, tortura y hasta muerte por el simple delito de contacto y hasta se podria decir por proximidad fisica sin poder recurrir, naturalmente, a los tribunales, a la prensa o a la comunidad para defender tus más mínimos derechos porque de hacerlo te iba peor.

Los ejemplos abundan de como las familias y parientes de los desafectos o antitrujillistas quedaban reducidos a la pobreza y aislados social y economicamente. Por ejemplo, tenemos lo que sufrieron la viuda e hijos de Rafael Patiño de Santiago, familia de la pequeña burguesía que apenas vivía del salario del padre, ejecutado por el ejército trujillista. También ejecutaron al hijo mayor. Cuando uno de sus hijos adolescentes tuvo la suerte de encontrar un humilde trabajo para mantener a la viuda e hijos menores, quienes a duras penas sobrevivían, el régimen presionó al dueño de la empresa para que lo despidiera. Gracias a que el dueño era norteamericano, éste resistió valientemente a las presiones. También el aislamiento, las vejaciones constantes, amenazas y el empobrecimiento de la madre y hermanas de los hermanos Moreno de S.F. de Macorís cuando quedaron solas sin un hombre que las mantuviera (el esposo en la cárcel, un hijo asesinado y los tres restantes hijos asilados en una embajada); o el caso de los familiares del Gral. Ramón Vásquez Rivera (ejecutado junto a sus tres hermanos José, Angel y Carmelo), los cuales apenas podían subsistir (vivían de los alimentos que disimuladamente les entregaban los amigos), con algunos hijos adolescentes apresados y otros prohibidos de estudiar en la universidad. Igual asedio sufrio la familia de los hermanos Fuentes Berg (Pedro y Gilberto), desaparecidos para siempre por haber sacado del pais fotos de los torturados. Cuenta Diego (un hermano) que la galería de su casa era inundada de agua cada noche para aterrorizar a su madre Gladys. Los vecinos testimonian que en esa casa jamás se abrieron las puertas delanteras, señal de la tristeza que sufría la consternada madre hasta el día de su fallecimiento. Diego (Quico) Fuentes Berg relata el asedio al que fue sometido por los agentes del SIM durante su ida y regreso de las aulas universitarias. Su bicicleta era chocada por autos VW del SIM. Otras veces el acoso por las calles era también en bicicleta.

En el libro antes citado, el jefe del SIM Peña Rivera menciona la vigilancia permanente que pusieron sobre la residencia de Anselmo Paulino (ya encarcelado, desnudo y vejado en prisión) con el fin de saber quienes eran sus simpatizantes, y agrega el propio esbirro del SIM: Cuando una persona caía en desgracia, el régimen les exigía a sus amigos íntimos y hasta a sus familiares retirarle hasta el saludo. Los que no lo hacían, compartían la desgracia con el amigo o pariente. Ya estaban fichados (pag. 110).

Hasta los más cercanos miembros de la familia Trujillo tenían miedo de asociarse con un pariente desafecto por temor a las peligrosas represalias. Como conocedor de las interioridades del régimen por haber ocupado importantes cargos en diversos gobiernos y por tener estrecha asociación con viejos funcionarios (al igual que su hermano Luis), cuenta Fernando Amiama Tió en su libro (Ayer, el 30 de Mayo y después) que Virgilio Trujillo, hermano del tirano, tenía un carácter recio y debido a un encontronazo grande que tuvo con Trujillo se vio obligado a salir del país hacia España para no arriesgar su vida (este enfrentamiento entre los dos hermanos y el oportuno viaje de Virgilio fue un episodio conocido por buena parte de los capitaleños). Para no sufrir las consecuencias de la ira de su poderoso hermano, ninguno de los numerosos hermanos se atrevió a ir al aeropuerto a despedirlo, importante ritual familiar casi obligatorio en esa época en que viajar por avión al exterior era un importante evento. Sus dos hermanas, Marina y Japonesa, quienes le tenían un cariño especial a este hermano, con tristeza lo vieron partir desde lejos con la ayuda de unos binóculos, sin atreverse a interactuar con él ni a acercársele. (Ver artículo en hoy.com: La verdadera historia del ajusticiamiento de Trujillo). Además, sobre amenazas o atentados contra algunos miembros de su propia familia, ver sección VARIOS.

Inclusive, mantenerse en silencio y no decir nada también resultaba fatalmente peligroso. Entre otros, pueden ver el caso del doctor Manuel Tejada Florentino en BREVES (Sección CRÍMENES III), quien por nunca mencionar a Trujillo cada vez que le tocaba dar un discurso en la Logia Masónica de Santiago, resultó ser sospechoso para algunos miembros. Por ese silencio, el destacado cardiólogo, hombre multifacético y solidario, fue denunciado secretamente por uno de los miembros de la Logia (no revelaremos el nombre). Lo detuvieron y lo llevaron a La 40 donde lo torturaron hasta que murió en la silla eléctrica. Si bien después se supo que era militante del 1J4, el verdadero motivo de su detención fueron las sospechas que despertó su omisión del Jefe en sus discursos. Como éste, hemos encontrado otros casos. También pueden leer el extracto No se olviden del Jefe en la sección ATROPELLOS.

Otro ejemplo: En una revista cívica efectuada en Santiago a principios de 1930 se celebró una misa y el padre Castellanos [arzopispo de Santo Domingo] incluyó una bendición para todas las autoridades públicas pero sin referirse expresamente a Trujillo. Trujillo transformó la omisión en un gran incidente. Suspendió el subsidió a la Iglesia y solicitó al vaticanó la remoción de Castellanos de su cargo.” (El Poder del Jefe, Parte I)

Además existía la categoría de los “indiferentes" al régimen. Casi siempre eran aquellos que encontraban excusas para no participar en actos en honor al Jefe o a algún miembro de la familia Trujillo (ofrendas florales en las estatuas, etc.) o que no aceptaron un puesto público aún cuando el puesto no fuera ofrecido por un representante directo de Trujillo, sino por algún funcionario. El que le rechazaba un cargo a Trujillo directamente era un “desafecto”, peor que un "indiferente".  Esto también podía resultar mortal. Los lectores pueden leer el caso de Alejandro Rodríguez en BREVES (Sección CRÍMENES III).

En su libro The Aftermath of the Trujillo Dictatorship (pág. 40), el historiador Howard Wiarda anota que los que solicitaban un cargo público tenían que firmar un afidavit en el cual le juraban eterna lealtad al Generalísimo. 

En su libro The Coming Explosion in Latin America (1962), Gerald Clark anota que "si usted solicitaba un puesto en una dependencia del gobierno o en una empresa de Trujillo, estos representaban 6 de cada 10 empleos, usted tenía que presentar una lista de todos sus parientes, inclusive primos terceros, con el entendimiento de que si usted se 'salía de la línea' [si tenía algun problema], no sólo usted, sino también todos sus parientes serían castigados, hasta con tortura y muerte" (pág. 290). Clark declara que esas listas todavía se encontraban en los archivos del SIM después de la muerte de Trujillo, que el SIM todavía contaba con unos 10,000 agentes y agrega que la "perniciosa represión" de la dictadura trujillista fue "probablemente la más metódica de la historia". Cuando en inglés dicen "in history" se refieren a la historia universal. De referirse sólo al país, dirían "in the country's history". 

Observen uno de los mecanismos con que se pretendía detectar y controlar a los "indiferentes", inconformes o "desafectos" al régimen:



Traducción del extracto:

En 1945, Trujillo exigía que todos los empleados públicos llenaran un formulario y que lo enviaran a la “Comisión de Purificación de Empleados Públicos” contestando preguntas tales como ¿qué tarea política ha realizado, qué cooperación le ha dado al actual gobierno, a cuáles reuniones ha asistido, a cuáles reuniones no ha asistido, qué propaganda ha realizado a favor del gobierno? Un año después, Trujillo envió una circular declarando “Yo quiero saber si usted ha tenido conversaciones con enemigos, reticentes o neutrales hacia el gobierno y qué esfuerzos usted ha hecho para influenciarlo a favor del gobierno. Si no lo ha hecho, ¿por qué motivo?

The Galíndez Case
Stewart A. McKeever
2013, Pág. 29


(El autor de este libro, Stewart McKeever, es crítico de la indiferencia que han tenido las poderosas democracias de Occidente hacia los regímenes de terror como el de Trujillo. Ver entrevista en: https://vimeo.com/71759533)

Tomen nota, lectores, de las últimas líneas de la circular enviada por el propio Trujillo en que les pide que les informen si han hablado con algún enemigo, desafecto o indiferente hacia el régimen y si han tratado de influir en su opinión. Esto era peligrosísimo y explica una vez más la reticencia de los dominicanos a hacer cualquier leve comentario con amigos y hasta con familiares que pudiera ser interpretado como una queja o crítica. Si a algún empleado que leyera la circular sencillamente se le ocurriera congraciarse facilmente con el régimen para obtener un ascenso o una prebenda, o sencillamente asegurar su puesto de trabajo, diciendo que el trató de convencer a sutano (un amigo, pariente o conocido) de lo conveniente que era el régimen, automaticamente dicha persona tendría que revelar el nombre y todo lo que sabía del "desafecto" o "indiferente", lo que resultaría inevitablemente en la detención de esa persona por el SIM. Sospechamos que esto último era realmente el principal propósito de la circular: Conseguir que los empleados revelaran a los desafectos o indiferentes sin tener que reconocer que lo que estaban haciendo era "chivateando" y en segundo lugar, alentar la complicidad de los empleados en los mecanismos de inteligencia del régimen. Estas obligaciones impuestas a los empleados creaban desconfianza y tensión entre los miembros de una misma familia.

¿Y qué tal los que, a la hora de hacer su reporte, siempre decían que no se habían topado con ningún indiferente ni desafecto que convencer de las bondades del régimen? ¿No era esto insólito y por ende sospechoso? En pocas palabras, para evitar ser tú mismo un sospechoso por nunca tener a nadie a quien delatar, ¿no te veías obligado a reportar a algún pobre diablo de vez en cuando como desafecto o indiferente que trataste de rectificar, poniendo tú tu vida a salvo a expensas de otro?

¿Comprenden hasta donde llega un reino de terror de la magnitud del trujillato? Este tipo de mecanismo te obligaba a participar activamente en su juego macabro porque si nunca reportabas nada te convertias tú mismo en un sospechoso y ya que las consecuencias eran arbitrarias en semejante régimen, lo que estaba en juego no era sólo tu trabajo sino que podría ser tu vida, con semanas o meses de torturas, el despojo de tus bienes, la persecución/aislamiento de tus hijos, etc.

Por todo esto tanto más crece nuestro respeto por todos aquellos quienes, sabiendo a lo que se exponían y lo fácil que era ser delatado, lucharon desde adentro en contra de esa maquinaria infernal para tratar de liberar de una vez por todas a nuestro pueblo de los asfixiantes tentáculos del peor régimen de terror del continente.

Memorias del secretario de Ramfis Trujillo, César Saillant:

Muchas vidas, muchas cancelaciones, muchas detenciones injustificadas ha costado una expresión incontenida de descontento o de desacuerdo que cayó en los oídos siempre alertas del delator gratuito; la más mínima sospecha da lugar a que se cierre un círculo alrededor del oficial, del alistado o del asimilado militar, cuyos pasos son estrechamente vigilados y se sirve de sus amigos y en ocasiones hasta de sus propios parientes hasta lograr captar una frase que pueda interpretarse como signo de desafección al régimen.

Nadie se atreve a hablar; todos recelamos de nuestro vecino por más confianza que éste haya logrado inspirarnos. La desgracia está al acecho y no va a conformarse con victimarnos a nosotros, sino que nuestros familiares y nuestros amigos íntimos van también a padecer, porque todos han de pagar con las torturas más horripilantes la frase de disgusto que alguien —nunca se sabe quién— va a vender.

(Revelaciones a Sanchez Cabral, Santo Domingo, 1962)

Ver algunos ejemplos más abajo de detenciones por expresar una pequeña queja de poca monta.
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La pregonada "Paz de Trujillo" no fue otra cosa que un permanente y deprimente estado de emergencia de 31 años a expensas del desasosiego de la población:

Se olvida de que aquí existe un Estado de Emergencia desde 1930, que hay infinidad de presos políticos y de que se patrullan las calles día y noche.”

Alonso Rodríguez Demorizi
Drama de Trujillo, 1960, pág. 63

Cita extraída del diario clandestino escrito por este periodista y funcionario durante la Era de Trujillo entre 1960 y 1961. Ese patrullaje día y noche se realizaba en contra de los inconformes, "desafectos" o sospechosos políticos principalmente.


EL CONTROL ASFIXIANTE

El problema no es de censura ni de mordaza. Es de asfixia, por un monopolio casi absoluto en manos del propio Trujillo o de su hermano Petán. 
(La Era de Trujillo, Jesús de Galíndez, pág. 320-321)

Los temibles “cepillos” eran Volkswagens negros que el SIM usaba para vigilar las calles y detener a los desafectos o sospechosos. Tenían una larga antena capaz de captar la sintonía de cualquier radio regular o de onda corta de quienes estuvieran escuchando secretamente en sus casas los noticieros de otros países.

Todo hombre adulto tenía que portar tres documentos en la calle: la cédula (a partir de los 16 años), el carnet del Partido Dominicano y el carnet del servicio militar obligatorio. Si te faltaba uno, quedabas detenido. Naturalmente, las mujeres solo tenían que portar los primeros dos documentos. Para obtener un pasaporte dominicano había que ir no a migración sino al SIM donde eras interrogado como si fueras un sospechoso de algo, en una forma áspera y con preguntas capciosas, lo que creaba tensión y miedo pues cualquier respuesta descuidada podría convertirte en un sospechoso y terminarías en una de las celdas de tortura. 

Era muy difícil y complicado obtener un pasaporte dominicano y los pocos que podían salir, al regresar tenían que devolver el pasaporte en el aeropuerto. Si querías volver a viajar, tenías que pasar de nuevo por la desagradable experiencia de ser interrogado en el SIM. Entre otros, esto lo confirma el mayor y funcionario del régimen Alfredo Vorschirm en la pág. 110 de su libro From Hitler to Trujillo,cuando menciona brevemente que al llegar al aeropuerto "como era lo usual, me quitaron el pasaporte".

Cuando el joven expedicionario de 1959, Mayobanex Vargas, decidió salir del país para unirse a la resistencia antitrujillista en el exterior, él era un joven pueblerino en la región de Bonao, el feudo privado de Petán Trujillo. Sentía frustración porque le indignaba la forma abusiva en que los militares trataban al pueblo. En una ocasión hasta fue encarcelado por enamorarse y pretender a una hermosa joven a quien Petán, un insaciable depredador sexual, ya le había puesto el ojo encima. Todos sabían que era peligroso interesarse por una amante o pretendida de los Trujillos. Hasta salir del país, la única actividad "política" de Mayobanex era escuchar secretamente los noticieros de las estaciones extranjeras que lograba captar por la radio en los días en que vivía aislado en la finca de su padre. Cuando solicitó el pasaporte para salir del país, lo interrogaron en el SIM puesto que ese era un incómodo proceso por el que tenían que pasar todos los que solicitaban el documento. Transcribimos a continuación parte del artículo  Mayobanex Vargas: El campesino fue nuestro… (listindiario.com.do, 11 de febrero, 2007).

“Para conseguir el documento se valió de una prima que vivía en la capital que era amiga de Nieves Luisa, una hermana de Trujillo, a quien, afirma, le gustaba mucho el dinero. La prima de Mayobanex habló con Nieves Luisa, a quien tuvieron que buscarle 200 pesos.

“Antes de entrevistarlo, la prima le advirtió que le iban a preguntar por muchas personas, y que él debía decir que no las conocía. 

Comenzaron a preguntar por un grupo de gente, tú conoce a fulano?, no, tu conoce a fulano?, no..., me preguntaban por muchas gente que estaban fuera, familia y no familia mía, en una me preguntaron por Marcelino Vargas García, yo digo que no lo conozco, veo que el teniente me mira y se rie, y yo de una vez digo, sí, lo conozco, ese es mi abuelo”, precisó. 

Para no levantar sospechas, la excusa para solicitar el pasaporte fue que iba a estudiar. 

También pueden verlos comentarios del compositor Rafael Solano en la entrevista con Huchi Lora. Citamos una parte:

R. Solano: (12:48) “El pasaporte era el documento más importante de toda la Era de Trujillo. Era una cosa, un proceso que tú no te imaginas. Había que hacer una solicitud. ¿Qué es lo que pasa? Que la gente ya sabía del cuestionario porque lo primero que te preguntaban, un militar en el SIM, el Servicio de Inteligencia Militar...”

Huchi Lora: O sea que ¿para tú viajar tenias que ir al SIM?

RS: Había una reunión, un interrogatorio. ¿Cuál era la primera pregunta? ¿Por qué usted quiere ir de este clima de paz y progreso que usted tiene en la Era de Trujillo? ¿Por qué usted quiere irse del país? Entonces, tú tienes que estar preparado. Después que tú te inventabas (inaudible)…. que yo quería estudiar, que yo quería hacer un estudio pero para regresar al país, pero entonces viene otra pregunta: Alguna persona, ¿tú conoces a fulanito Lora? Habia mucha gente afuera que estaba en contra… (continúa describiendo cómo era el interrogatorio. No transcribimos esa parte porque, en parte, es inaudible. Abajo tienen el enlace).

Huchi Lora: Es decir, como si fuera un interrogatorio a un preso politico.

RS: "Sí, sí, sí, pero lo grande era que cuando tú regresabas te quitaban el pasaporte. Eso no era tuyo.En el aeropuerto, las autoridades te quitaban el pasaporte de nuevo y tú tenías que solicitarlo de nuevo.Ya existía, ya existía, estaba guardado ahí. entonces, otro interrogatorio."

Luego, Rafael Solano cuenta que él pudo conseguir su primer pasaporte porque conocía a don Enrique Peynado y este alto funcionario le gestionó el primer pasaporte. 

[Parte 2] 

Huchi Lora: Eran pocas las personas que podían tener pasaporte. Ahora, las personas que tenian pasaporte, no lo tenian consigo. Estaba en la Dirección de Pasaporte que creo estaba en el mismo edificio del SIM.”

RS: “No, no, no, no.”

RS: “Todo tenía que ver con el Servicio de Inteligencia Militar (SIM).".

RS: (1:13) “A los militares no se les podía ni pedir [pasaporte]. Una persona que tenía rango militar no podía salir del país.”
https://www.youtube.com/watch?v=Ivn6l24DzNc&t=588s

Publicado por: Patricia Solano - 12 de junio, 2013 – Partes 1 y 2
Artistas en la dictadura de Trujillo. Entrevista a Rafael Solano

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Era obligatorio votar y como sólo existía el Partido Dominicano (excepto en las ocasiones en que organizaron otro partido trujillista para crear la falsa percepción en el exterior de que había dos alternativas), el partido de Trujillo siempre ganaba por abrumadora mayoría. En el momento en que la persona votaba, le estampaban un sello en la cédula de tal forma que los que se abstenían de votar eran facilmente identificados. Como la cédula era el documento de identidad que se usaba para todos los trámites (conseguir trabajo, cuentas bancarias, matrículas, pasaporte, tránsito, etc.) y era obligatorio llevarla consigo so pena de ser detenido por la policía, no tener el sello de haber votado podía tener serias consecuencias y era fácil quedar identificado como “desafecto” o “indiferente” al régimen, es decir, un sospechoso, además de infractor por no haber votado. 

El correo y todos los teléfonos estaban efectivamente intervenidos. Eso lo sabía bien la población y las familias habían desarrollado ciertas palabras y frases en código para dar aviso o intercambiar cierta información en clave. 

Un artículo de la UPI titulado "El misterio de la República Dominicana", publicado el 24 de junio, 1959 en el New York Times, calificó a la dictadura de Trujillo como "la dictadura más impenetrable del mundo". 

Ese control afectaba también el desplazamiento de los ciudadanos en el territorio nacional. En las carreteras que conectaban las diferentes provincias había puestos de control militar y todo el que pasaba por ellos debía identificarse, decir dónde vive, el propósito de su viaje, etc.  Como había muchas menos carreteras que hoy y en todas había estos puestos militares, era imposible evitarlos.

Cuentan algunos periodistas de la Era que también en todos los puntos de salida de las ciudades había un retén militar para revisar la identificación y, si era necesario, el baúl del carro.

El siguiente comentario de Alonzo Rodriguez Demorizi en su diario secreto Drama de Trujillo-Cronología comentada da cuenta de los puestos de control en su viaje desde Puerto Plata a la capital en 534 kilómetros de carretera:

Miércoles, octubre 19, 1960

2098 Santo Domingo. Llegamos a las 8:15 tras varias molestias en los puestos de esbirros, que no son pocos.

De aquí a Yásica 3 [tres controles]
En 26 k [no dice "otro", pero suponemos que se refiere a un puesto de control]
en la Cumbre otro
en Licey otro
en la Cumbre
en Villa Altagracia
en el 8 [se refiere al km. 8 de la carretera]

Piden nombres y a veces la cédula. Ahora no están registrando, cuando más, se
cuelan revistas y propagandas. La depresión en la Capital es mayormente económica”.

Esta cronología comentada de la Era (Drama de Trujillo) se puede descargar gratis del portal del AGN (Archivo General de la Nación).

El joven norteamericano de 29 años, Charles D. McIntosh, se mudó a RD en 1957 para trabajar en la South Porto Rico Sugar Co. En 1997 publicó un extenso artículo (Life with the Generalissimo) recordando la atmósfera de miedo y opresión que reinaba en todos los rincones de la vida. Por razones de derechos de autor, sólo podemos copiar uno o dos párrafos de este revelador artículo que contiene interesantes ejemplos de los abusos que se cometian en la Era. En el siguiente párrafo describe cómo eran los viajes desde el complejo residencial donde vivían los funcionarios de la SPRSC hasta la capital u otras ciudades, confirmando el agobiante control sobre las carreteras que menciona Rodríguez Demorizi:

On such trips, as the car reached the edge of each small village, it was flagged down at a guard's kiosk [caseta]. The soldier noted down our names, village of origin, destination, and the time. Then he waved us on and immediately telephoned the next kiosk ten or fifteen miles down the road. If we did not arrive after a reasonable interval--say, twenty-five minutes--a truckload of armed soldiers would be sent to search for us. When located, we would be arrested and would have to provide a good reason for the delay. In this manner Trujillo prevented the assembly of persons from different cities who might be plotting to overthrow him. 

En otros párrafos menciona que en su primer día de trabajo en las oficinas de la SPRSC el gerente le señaló disimuladamente a un señor mayor que andaba por todos lados en la oficina y le informó en voz baja que ese era el espía del gobierno en la oficina. McIntosh después llegó a saber que ese era sólo el espía “obvio”, para distraer la atención y que no detectaran a los verdaderos calieses en la oficina, pero sí sabían que estaban ahí porque los extranjeros se daban cuenta de que el gobierno en la capital quedaba informado inmediatamente de todo lo que ocurría dentro de la empresa, a pesar de que la SPRSC era físicamente un enorme complejo. 

El señor McIntosh también cuenta en este artículo que regularmente se encontraban cadáveres mordidos por tiburones flotando en el mar cerca de un conducto al agua que había en la pared trasera de la Fortaleza Ozama.

El funcionario norteamericano no pudo exponer más ejemplos de abusos y terror que los que contó en su artículo porque sólo aguantó ocho meses en el país antes de renunciar. Cierra su ensayo relatando sus sentimientos al pisar de nuevo suelo americano:

“Even for those who reside, as my wife and I did, as guests in a totalitarian regime, the pressure can become insupportable. 
 
After a mere eight months I resigned, and we departed. Getting off the plane in Miami, I was overwhelmed by a great wave of emotion. While the vacationers behind me gaped, I dropped my hand luggage and knelt down on the runway. I kissed that oily, baking, stinking concrete and cried aloud, 'Thank God for the U.S.A.' That was in 1958.” 

Pueden encontrar este artículo en: http://producer.csi.edu/cdraney/archive-courses/fall05/engl102_fall05_csi/tasks/unit04/trujillo_1.htm.

Noten, lectores, que esto fue en 1958 cuando todavía no había empezado la última ola de terror en reacción a la expedición de 1959 y al descubrimiento del Movimiento 14 de Junio (1J4), cuando el SIM, encabezado ahora por el sádico Johnny Abbes, y el Ejército desataron una infernal cacería en contra de todo lo que oliera a inconformismo, antitrujillismo, liberalismo, castrismo y hasta en contra de sacerdotes católicos, incluyendo ataques con turbas a los mismos templos.

El ambiente de terror y desolación que arropaba al pueblo dominicano también era percibido por los turistas a pesar de que sólo pasaban varios días en el país. En comparación con los demás países del Caribe (Cuba, PR e inclusive Haití), el flujo de turistas hacia esta media isla era sorprendentemente muy limitado, a pesar de que había importantes monumentos históricos, de que el país no tenía nada que envidiarle a las otras islas en cuanto a naturaleza y playas, todo lo contrario, y a pesar de que, en su condición de turistas, dichos extranjeros no corrían ningún riesgo. La ausencia de los turistas se debía a la atmósfera desagradable de terror y desolación que imperaba. La misma hija de Trujillo, Flor de Oro, recoge esta sensación que sentían los turistas en su libro Trujillo en la intimidad cuando en la pág. 74 describe a Ciudad Trujillo como "una triste y cansada ciudad para los turistas" y es que la ciudad reflejaba el espíritu agonizante de sus habitantes. 

Ese tedio lo reitera el documental "Trujillo, Portrait of a dictator" cuando el periodista Bill Leonard señala: 

Él [el turista] notará que las instalaciones turísticas parecen que no se han usado. Más adelante, el turista comentará sobre la quietud en las calles y, si viaja lejos, sufrirá el inconveniente de los retenes de la policía cada cierta distancia en las carreteras.” (min. 5, seg. 42)
Sobre el fracaso internacional de la Feria de la Paz, dicho documental comenta: 

Le mostrarán [al turista] la zona de la Feria, muy publicitada pero inactiva, construida para celebrar los 25 años del régimen de Trujillo, una fiesta a la cual el mundo fue invitado con mucha fanfarria pero a la cual pocos asistieron.” (min. 6, seg. 20)

Les recomendamos ver este interesante documental en su totalidad: Trujillo, Portrait of a Dictator (https://www.youtube.com/watch?v=tgLJCEaQP7o&t=1400s).

A continuación pueden leer el siguiente recorte del artículo escrito por el prestigioso columnista Drew Pearson en que menciona que en medio de la estación de turismo (el invierno) los hoteles estaban medio vacíos, las calles vacías y sin tráfico en contraste con ciudades como La Habana y hasta el mismo Port-au-Prince de esa época. También menciona que la Feria de la Paz fue un fracaso puesto que vinieron muy pocos visitantes extranjeros. En un artículo del Milwaukee Journal del 22 de diciembre, 1956 (pág. 12), Dictator Trujillo and Dr. Ornes, se señala que se esperaba el arribo de unos 500 mil visitantes y solo llegaron 24,000 a pesar de que la feria transcurrió durante todo un año (20 de diciembre,1955 al 31 de diciembre, 1956). La revista Awake de los Jehovah's Witnesses en su edicion de 8/2/1958 comenta lo mismo: Que en los 125 acres de la Feria, solo habia como máximo unas cuantas docenas de visitantes.

Observen que el siguiente artículo fue escrito meses antes de la expedición del 1959 cuando todavía no había empezado la última ola de terror del régimen (las detenciones masivas contra el 1J4, persecusiones, ataques a las embajadas por el alto número de personas que buscaban asilo, peores niveles de tortura, etc.).
 
 

Traducción del recorte:

El público americano, sin embargo, parece tener un buen sentido del olfato en lo que se refiere a dictadores porque en el apogeo de la estación turística los hoteles de Ciudad Trujillo no están colmados de turistas. Las limpias calles se ven vacías. Los policías de tránsito está parados en sus pedestales para dirigir el tráfico, pero no hay tráfico.

Al lado, en el turbulento Haití, los hoteles están abarrotados, los turistas andan explorando por todo Haití. Pero no en la República Dominicana. Por alguna razón se han mantenido lejos de la tierra del dictador. Los hoteles Jaragua y Embajador en Ciudad Trujillo son tan lujosos como cualquier hotel de Miami, pero en la actualidad, lamentablemente, la mitad de las habitaciones están vacías.

En las afueras de la ciudad está la Feria de Trujillo, hermosos edificios en un entorno cristalino al lado del mar azul. Pero nadie vino a la Feria. Fue un fracaso. Así que ahora Trujillo ha trasladado su gobierno al recinto de la Feria. Sus ministerios ahora se encuentran en ese entorno azulado.” 

(Fin de la traducción) 

Trujillo’s Rule Reviewed
Drew Pearson
The Tuscaloosa News
27 de marzo, 1959
Pág. 4

(Noten que este artículo fue publicado antes de la expedición de junio de 1959.)


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Esta sensación de terror que abrumaba a los extranjeros la recoge el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (nació en 1925) en la sección de su libro Cántico Cósmico (1989) dedicada a la tiranía trujillista:

El avión que venía por las tardes de Puerto Rico
sobrevolaba bajo, la isla fatídica,
en melancólico crepúsculo
O los pasajeros del barco veían con fascinación y terror
la isla siniestra de Trujillo
alejándose en el ocaso color sangre.


Más adelante continúa:

Al extranjero que salía de noche a la calle
lo estremecía cualquier ráfaga de viento.
Desde el avión de Puerto Rico
las plantaciones de caña de azúcar
se veían en el atardecer como tristes o espectrales.
Algo misterioso allí abajo.
Los pasajeros miraban y callaban.
 

Y desde el mar allá lejos las pálidas luces policiales
o potentes, aparentemente, a ras del mar:
malecón y bulevares infernales


Y termina: 

Desde el avión
parecía que uno iba volando sobre un país satánico.
O de noche desde el barco,
las luces tenebrosas
de Ciudad Trujillo.


El microcontrol megalómano de todo el país por parte del Jefe, superando infinitamente el autoritarismo de su modelo, el dictador Lilís, era proverbial. Esa capacidad de absorber y retener diminutos detalles de personas distantes (hasta de las que eran aparentemente insignificantes), de sitios, quehaceres, negocios, etc., era un aspecto de su excéntrica personalidad que dejaba la impresión entre los que lo trataron de cerca de que Trujillo conocía personalmente a cada uno de los dominicanos. Todas las intrincadas y eficientes redes y canales de información con que el régimen se mantenía al tanto de todo lo que pasaba diariamente en el país, a todos los niveles (empresarial, educativo, militar, transporte, SIM, presos, torturas, etc.), desembocaban en un mismo punto de convergencia: Trujillo principalmente, en Johnny Abbes (SIM) y en el Presidente del Partido Dominicano, cuyas principales labores eran espionaje, información y control político/ideológico de la población. Por ejemplo, cuentan algunos de sus altos funcionarios que Trujillo era quien personalmente le daba la revisión final a la lista de los que habían solicitado el pasaporte para viajar fuera del país (viaje de negocios, personal, enfermedad, etc.) y era él quien aprobaba la salida. Además, Germán Ornes, funcionario de prensa del régimen, director del periódico del dictador El Caribe y posterior exiliado, apuntó: “Cada mañana Trujillo recibe en su despacho una relación de todas las llamadas telefónicas interurbanas o internacionales del día anterior”. Tampoco era nada raro que en medio de una sesión de torturas en La 40 o en otro centro, Trujillo llamara por teléfono y pidiera detalles, dictara órdenes, dijera cuándo parar, a quién trasladar a otra cárcel, etc. Al igual que otros presos políticos, Leandro Guzmán recuerda que José León Estévez, yerno de Trujillo, iba bien temprano a La 40 a obtener "confesiones" de los presos y a comunicar decisiones de Trujillo (ver artículo Luis José León Estévez por Angela Peña). Con base en sus conversaciones con ex presos políticos, sobrevivientes de las cámaras de torturas, el escritor peruano Mario Vargas Llosa expusó en un artículo que a veces el propio Trujillo asistía a las sesiones de torturas, con su fusta en mano (ver artículo La muerte de un pimpollo de Mario Vargas Llosa).

El prominente historiador e investigador cubano Dr. Elíades Acosta, quien lleva más de cinco años hurgando entre los miles de documentos, cartas, notas, etc. del gobierno trujilllista en el AGN y el Archivo Presidencial comenta: "Dueño hasta de los sueños de los ciudadanos de su tiempo, dueño de las aspiraciones, controlando hasta el último detalle de las vidas de las personas: Quién se alojaba en qué hotel cada día, qué camión pasaba la frontera de Haití, qué carga llevaba, qué pasaba con un alcalde pedáneo de un pueblecito pegado a la frontera con Haití. ¿Que hay que nombrar a un jardinero del Partido Dominicano en un pueblo alejado? Yo tengo que nombrarlo." Más adelante, después de describir otras facetas del régimen, Elíades Acosta resume esta patología institucionalizada: "Estamos hablando de lo demencial elevado a lo natural." 
 
(ver en YouTube conferencia de este historiador en FUNGLODE: https://www.youtube.com/watch?v=MgnxYU0dbak).

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Extracto:
 
"Por sus calles transitaba un pueblo triste, pobre y sobre todo silencioso."
Newton Carlos, periodista brasileño que visito RD en 1960 (Jornal do Brasil)
 
"Son cerca de 20,000 los miembros secretos de La Seguridad (la República Dominicana no llega a los tres millones de habitantes). Nunca usan saco. Debajo de sus pantalones esconden el revólver, su arma más común. Hasta hace poco, grupos de diez y hasta más custodiaban las principales embajadas latinoamericanas para evitar la entrada de asilados. Fueron ellos los que tirotearon la embajada brasileña y la cubana. Ellos también trataron de invadir la embajada mexicana donde se encuentran 35 asilados políticos.

En realidad, la red de La Seguridad ocupa a muchas personas más: No hay taxista, manicurista o camarero, especialmente los que trabajan en hoteles, que no sean sus informantes. Hasta los niños son corrompidos, transformándose en informantes, muchas veces en contra de sus parientes y hasta de sus padres. Por eso, el dominicano es un pueblo silencioso y aterrorizado."


[Fin de la cita]  

Nota: El periodista del Jornal do Brasil (el principal periódico de Brasil) Newton Carlos viajó a RD en julio-agosto de 1960 haciéndose pasar por empresario de ropa para poder rendir un extenso informe en 4 partes sobre el régimen desde adentro. Pasó dos semanas en RD. 
 
EL ESTADO POLICIAL
(Un megalómano en una isla cercada por la policía…)
Año 31 de la “Era de Trujillo” – Parte II
Newton Carlos (Enviado Especial)
Jornal do Brasil
24 de agosto, 1960
Pág. 4

Pueden ver en elgritocontenido.googleplus.com más extractos traducidos al español de este extenso informe (Año 31 de la “Era de Trujillo”) publicado en 4 ediciones por el Jornal do Brasil en agosto de 1960. 
 
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Les recomendamos a los lectores leer este extenso artículo en su totalidad pues les aseguramos que no tiene desperdicios. Este es el link:
https://news.google.com/newspapers?nid=1706&dat=19670530&id=DfIcAAAAIBAJ&sjid=D2gEAAAAIBAJ&pg=2864,4671460&hl=en

Toda esta regimentación, más las persecuciones, detenciones, desapariciones, amenazas, prepotencia, humillaciones, apropiaciones a la fuerza, etc., mantenían a la población civil en un estado de neurosis colectiva, terror y alienación en que se sentían totalmente vulnerables, sin ningún recurso interno para defenderse (ni tribunales, ni prensa, ni armas). El pueblo estaba postrado, desamparado, aislado y oprimido a casi todos los niveles de la existencia. Los que vivimos en la Era sentíamos que el alma colectiva del pueblo dominicano (la alegría de vivir, las ilusiones, la esperanza y el orgullo propio) agonizaba y que en muchos niveles de su existencia, ciertamente ya había sucumbido.  

Bien lo dijo Jesús de Galíndez:

Lo que es grave no son las detenciones ilegales ni siquiera los asesinatos; lo que es grave es la destrucción total del espíritu de un pueblo.

La Era de Trujillo
Nueva York, 1956
pg. 138
 
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Extracto de TIME Magazine:

Hoy, en el año 21 [de la Era], la Rapública Dominicana probablemente tiene más policías e informantes per capita que la Unión Soviética. Trujillo no demuestra más piedad por sus conciudadanos que la que demostró hacia los haitianos en 1937. No hay récord del número de dominicanos que sus esbirros han matado a tiros o a golpes, pero los exiliados sostienen que la cuenta va por miles. Prisioneros políticos que salen vivos cuentan sobre el modelo de las celdas, construidas de tal forma que el preso ni se puede parar ni se puede acostar, cuentan sobre las palizas con látigos de acero.

A puertas cerradas: El único partido es el Partido Dominicano de Trujillo, al que debe pertenecer todo dominicano que quiera llegar a algún lado; los empleados del gobierno le pagan el 10% de su salario al tesoro del partido. A puertas cerradas, los dominicanos maldicen la Era de Trujillo, pero nadie se atreve a murmurarlo en público: Hay gente que ha terminado en la cárcel por quejarse del tiempo atmosférico.”

El Benefactor
TIME Magazine
30 de julio, 1951

 
 
 

 





Expedicionarios esperando a ser procesados en una corte canguro. Algunos fueron fusilados de inmediato, sin proceso legal, otros "desaparecieron" en las ergástulas del régimen. Se sabe que después del "juicio" teatral de algunos, la mayoría fueron salvajemente torturados y que de los 198 expedicionarios originales, una minoría murió en combate pero la mayoria fue a parar en las mazmorras de la dictadura. Al final, sólo seis sobrevivieron a la prisi
ón y las torturas. 

Como ejemplo del temor omnipresente a ser detenido o desaparecido por cualquier trivialidad (hasta por oír una burla sobre el Jefe), en su libro Universitarios de Calasanz en la lucha contra Trujillo, el autor José Abigail Cruz Infante recuerda la reacción en un salón del colegio al chiste de Pedro Antonio Núñez del Risco cuando, señalando un cuadro de Trujillo en la pared, dijo con doble sentido: Éste está torcido, si no lo arreglan se caerá pronto. Cuando oyeron el atrevido comentario, los colegiales abandonaron el salón en tropel jurando que no oyeron nada en caso de que después los interrogaran. Algo similar contó una vez Freddy Beras Goico en su programa. Dijo que cuando era un muchachón se fue con un grupo a pasear por El Conde y a uno de ellos se le ocurrió gritar a todo pulmón “¡abajo Trujillo!” Beras Goico dice que todos los muchachos salieron corriendo en todas las direcciones para que no los asociaran con el que se atrevió a semejante audacia. Tuvieron la suerte de que nadie los reportó. Todo esto, este miedo atroz a quedar asociado a cualquier comentario superfluo sobre la dictadura, refleja la clase de control caprichoso que había sobre la expresión a todos los niveles. Los lectores encontraran en las secciones sobre crimenes (especialmente la sección CRIMENES III) muchos ejemplos de personas que fueron detenidas y desaparecidas por un insignficante comentario, como el caso del joven Colón Piris, el maestro Rafael Yepes, el Dr. Lithgow-Ceara, etc., etc.

Tampoco tenía que ser un comentario sobre la política o sobre el Jefe y su familia estrictamente. Una simple frase sobre la situación económica en general era suficiente para quedar etiquetado como “desafecto” e ir a parar a la cárcel o quedar desaparecido. Esto, para los que no vivieron en la “Era”, les resulta difícil de creer por absurdo, y es que la realidad en esas décadas se había tornado surrealista, pero no en una forma estética o creativa sino fantasmagórica y trágica.

Al contestar el inocente saludo callejero de “¿Cómo ‘ta la cosa?” hecha por un amigo o un extraño, había que medir muy bien las palabras para no dejar la impresión de que uno estaba inconforme con la economía o con la estrechez por la que uno estaba pasando. De hecho, los calieses y los soplones usaban esa inocente pregunta para detectar inconformidad (sin importarles que cualquier leve queja sobre la situación económica estuviese plenamente justificada). Nada de atreverse a decir que “las cosas están caras” o que “el dinero no alcanza”, o simplemente que “la cosa anda mal”, sino que había que recurrir al desgastado e insípido “bien, todo muy bien” por desesperado que uno se encontrara económicamente. En cuanto a los que se arriesgaban, de alguna forma u otra, esto le era informado a algún informante, militar o calié y las consecuencias no se hacían esperar. Para los que no creen esto por absurdo, les transcribimos un ejemplo del libro Pioneros de agricultores a comerciantes (págs. 73, 74), escrito por William Galván, hijo de un pequeño comerciante pueblerino. 

Andando en San Cristóbal como vendedor ambulante, el adolescente Leonidas contesta honestamente a esa ominosa pregunta con la inocencia de un muchacho de campo. Citamos al autor:

"Y en la tardecita, cansados de andar en esas calles, él se sentó en un banco del parque, donde se le acercó un señor y le puso conversación, y parece que el muchacho, de majadero, le dijo que la cosa estaba mala porque no vendía sus andullos. Él ignoraba que nadie podía quejarse de la situación y tampoco había oído del cuento del comerciante cuidadoso, al que le preguntaban cómo estaba la cosa, y su respuesta era “la cosa está buena, pero no se vende”.

"Al poco rato se lo llevaron preso [a Leonidas], por enemigo del gobierno o “desafecto” o “bajeao”, la acusación más mortal que le hacían a una gente”.  

Tuvieron que ir sus parientes Amado y Gerineldo a tratar de sacarlo y este último, con la facilidad de expresión que tenía, habló de que él era amigo del Jefe desde el día en que él le salvó la vida al generalísimo cuando cruzaba un río, etc., etc... Después de mucho afanar e insistir con los guardias, logró que soltaran al muchacho. 

El padre comenta: “Sepan que nos asustamos con esta prisión. Un muchacho que hablaba poco, y ese día habló para embromarse! Después de ese chasco no quería ni pasar por San Cristóbal”. 

Tal era el control  basado en la represión arbitraria, hasta en las trivialidades más insignificantes.  

Otro ejemplo: 

Extracto de la entrevista a José Candal Candal, ciudadano español que emigró a RD en 1955. Entrevistado por Pedro de León para los archivos del AGN:


(PDL: Pedro de Leon; JCC: Jose Candal Candal)  
 
PDL: Pero por ese comentario solamente. 
 
JCC: Por ese comentario. No, y peor fue unos, una vez, que iban pa´ la playa, iban hablando y entonces había una cañada en la carretera, no había puente, pero un riachuelo, y entonces había que sacar los zapatos pa´ pasar, y cuando uno regresaba p´acá, volver a quitar los zapatos. Iban hablando, iba uno, porque en la calle habían mucho calié, cuando Trujillo; y había uno que iba descalzo con ellos, descalzo y un machete guindado ahí, un machete como agricultores.

PDL: Un campesino. 

JCC: Eso, un campesino, iba hablando, y entonces ellos llegaron a decir: “yo no sé cómo Trujillo no hace un puente aquí pa´ pasar, porque eso de quitar los zapatos pa´ pasar, y p´allá y p´acá y eso, debiera hacer un puentecito aquí, Trujillo”. El hombre, más p´alante hay un destacamento de la policía, un cuartel. Entonces más p´alante él le dice: “bueno, yo me voy a apurar el paso porque tengo que hacer un trabajito, ustedes vienen más al paso”. Y él se apuró el paso p´alante, entonces cuando los españoles iban frente al destacamento de la policía: “párense ahí, están detenidos”. “¿Pero por qué?”. Dice: “ustedes venían hablando mal de Trujillo”, eran como tres, los metieron presos. Estuvieron como tres meses presos, a los tres meses los mandaron pa´ España. 

PDL: Por ese comentario. 

JCC: Por eso, que debían hacer un puente, pero que el calié le dijo a la policía “esos vienen hablando mal de Trujillo (risas)”, y por eso los mandaron pa´ España.

Pueden leer el resto de esta entrevista en:
http://pedro-paradigma.blogspot.com/2010/12/testimonio-de-jose-candal-candal.html

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Fue una dictadura férrea que duró 31 años. Empezó en 1930 y yo nací en 1934, pero a los seis años ya era capaz de respirar el ambiente de miedo que se instauró”. 
José Luis ("Pepín") Corripio, empresario domínico-español (La Opinión, Corruña, España, 8 de diciembre, 2013)


"Recuerdo que siendo una niña (yo calculo desde que tenía unos nueve años) y a pesar de todo el esfuerzo que mi padre hacía por crear un ambiente de normalidad en el hogar y tratar de bloquear en lo posible toda impresión negativa de lo que estaba padeciendo el país, algunas veces yo me despertaba en medio de la noche sintiendo un enorme peso sobre mi pecho, como si la pesada atmósfera de opresión y miedo que yo absorbía inconscientemente me estuviera sofocando. Recuerdo que en esos momentos yo me preguntaba, aún con la limitada conciencia de una niña, si el resto del mundo no se daba cuenta de lo que nos estaba pasando, si no había alguien que hablara por nosotros y que le contara al mundo. Yo sentía el aislamiento, el acecho del terror y ya a esa edad yo sentía que nuestras vidas no nos pertenecían. 

Parece que ese fenómeno, el del terror y la amenaza que se condensan en el aire que nos rodea, como si parte del alma de los pueblos severamente oprimidos se les escapara y quedara suspendida en el aire, es algo peculiar de los países bajo dictaduras extremas. Digo esto porque ese mismo fenómeno extraño, el del terror que se aloja en el aire en forma palpable, me lo han contado amigos que vivieron bajo las sanguinarias dictaduras de Centroamérica y otros que visitaron a Guatemala en los años setentas y ochentas. Aún cuando eran sólo visitantes, sentían el terror en el aire que los rodeaba desde el momento en que entraban en el aeropuerto, en el hotel, en cualquier parte, de día o de noche. Estoy segura de que los extranjeros que llegaban a Ciudad Trujillo sentían lo mismo. El terror se respira, sin haber visto nada, sin que te lo cuenten."

Recuerdos de mi infancia durante la dictadura
Eva J. Abreu
Undiadejulio.blogspot.com






En los años cincuentas, los oficinistas, pequeños comerciantes y estudiantes sólo podian costear uno y con suerte dos sacos de tal forma que cuando le confiscaban el saco a alguien, esto representaba una pérdida casi irreparable por mucho tiempo. Como era una sociedad más formal que la de hoy, practicamente todos los hombres que trabajaban en oficinas y tiendas o los universitarios usaban saco y corbata. Además, no perdamos de vista que la mayoría de los ciudadanos no tenía carro y era común caminar muchos kilómetros para ir al trabajo o a la universidad, o los que podían usaban el transporte público el cual no era tan nutrido como hoy. Eso significa que los empleados tenían que caminar muchos kilómetros soportando el calor de un país tropical. También hay que recordar que el 90% de las personas regresaba a su casa al mediodía a almorzar (había muy pocos restaurantes y el precio no era asequible) y a tomar la siesta. Esa era la costumbre, lo que significa que los hombres tenían que desplazarse cuatro veces al día y, como pueden ver, estaban obligados a llevar el saco puesto bajo el sol candente del Caribe debido a una ordenanza absurda. 

Como esta ordenanza absurda, había muchas que asfixiaban la vida cotidiana de los dominicanos. Por ejemplo, estaba prohibido correr por las calzadas porque un grupo de jóvenes corriendo podría desembocar en una manifestación popular en contra del gobierno.

El periodista venezolano Óscar Yánez, refiriéndose a lo que le contó su amigo, el famoso director de orquesta dominicano Billo María Frómeta (Billo’s Caracas Boys), comenta sobre las primeras impresiones que tuvo Billo Frómeta al llegar a Caracas: 

“Se encontró con un mundo que no tenía nada que ver con el mundo en que él había nacido. Dice que lo que más lo impresionó fue ver cuando él salió por la Plaza Bolivar y veía grupos de 3 y 4 personas conversando porque en la llamada Ciudad Trujillo, o sea en lo que hoy es Santo Domingo, no se podían reunir más de dos personas a conversar.” 

Carmita Landestoy, ex funcionaria del Partido Dominicano, nos cuenta:

“Aunque la inscripción en el Partido es necesaria para todo, sin embargo siempre alguno violaba tan sagrada obligación. Entonces para obligarlos a cumplirlas, se votó una Ley que multa [con] 50.00 [cincuenta pesos/dólares, hoy unos US$450.00 dólares], a todo conductor de vehículo que admita a algún pasajero, hombre o mujer, sin la cédula de identidad, y a la segunda vez que infrinja dicha Ley, se le aplica multa y prisión conjuntamente. El lector puede imaginarse el celo que en el cumplimiento de tal Ley despliegan todos los conductores, ya que muchas veces no ganen esa suma al mes y además, que tienen que defender el pan de su familia. Nadie puede escapar a la inscripción en el Partido”. (Ver Yo también acuso, Carmita Landestoy, pág. 194. Pueden descargar este libro gratis en agn.gov.do.) Esta obligación aparentemente solo duró un tiempo limitado ya que las personas de la Era que hemos consultado dicen que este requisito ya no existía en los últimos años. 

En la página 244 de su libro Composición social de la República Dominicana (edición en inglés), Juan Bosch señala que “en los estatutos del Partido Dominicano se establecía que sólo sus miembros podían ocupar un cargo público”. Es decir que con este burlesco reglamento, ningún otro partido tenía razón de ser ya que aún si ganara las elecciones (a pesar del terror), por definición sus miembros no podían asumir el poder.

En cuanto a los estudios superiores, el ingeniero y periodista M. Darío Contreras, estudiante universitario durante la Era, comenta que "Para ingresar a la universidad estatal de esa época se requería ser depurado por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) encuanto a actividades consideradas atentatorias a la seguridad del Estado - ser antitrujillista o tener familiares que lo fueran. A pesar del intenso sistema de espionaje imperante, especialmente en el recinto de la universidad, de estas aulas salieron los que conspirarian en el Movimiento 14 de Junio para derrocar la dictadura trujillista..." (ver artículo Una promoción especial: UASD 1952-1957)

Pero también para poder egresar de la universidad, no faltaba la presencia ominosa del Primer Maestro. El conocido historiador y abogado Abigail Cruz Infante nos recuerda que “la práctica trujillista de la época obligaba a todo graduado universitario a enviarle un telegrama al Jefe agradeciéndole haber alcanzado una profesión y poniéndose a la disposición del gobierno para lo que se le solicitara.” (Ver su artículo Diálogo con Trujillo al final de su Era en El Nacional.)

Efectivamente, el artículo menciona como el joven Noel E. Henríquez Díaz fue ordenado a presentarse al Palacio Nacional para ser interrogado por el propio Trujillo por no haber enviado el telegrama de agradecimiento y lealtad. Este joven tuvo suerte de que no fue enviado directamente a una mazmorra para ser violentamente “interrogado” porque era sobrino del general Juan Tomás Díaz y miembro de una familia influyente, cuando todavía los hermanos Díaz no se habían manifestado como enemigos de Trujillo. Poco después, el joven Noel (“Nabú”) buscaría asilo político en una embajada para ponersse a salvo del SIM.

Pero, además, todos los funcionarios del Estado estaban obligados a expresar por escrito cada tanto tiempo su lealtad al Jefe:




Durante la Era estaba prohibida la fabricación, venta o compra de cigarros caseros, una práctica que siempre fue muy arraigada en los pueblos y en las zonas rurales. Posiblemente, esta prohibición tenía que ver con el hecho de que Trujillo era el dueño de la Compañía Anónima Tabacalera y quería eliminar toda competencia. José Nicolás Taveras, humilde padre de familia que mantenía a los suyos haciendo puros en su casa en Tamboril junto a su esposa, fue delatado y casi de inmediato llegaron las autoridades militares, allanaron el lugar y detuvieron a Taveras. Uno de los militares lo abofeteó y lo obligó a tragarse el puro que estaba fumando. Poco después, Taveras sufrió un fuerte malestar estomacal que él dice que “todavía recuerdo con horror”.  Al ver que enfermaba, uno de los militares se apiadó de él y agenció su libertad bajo la advertencia de que si lo agarraban de nuevo fabricando cigarros le iba a ir peor. 

Este era el tipo de abuso caprichoso, peligroso y humillante a que la población estaba expuesta diariamente sin derecho a apelar a los tribunales ni a la prensa, ni siquiera a comentar entre los vecinos, amigos o parientes bajo la fuerte amenaza de ser delatado y desaparecido o torturado. 

Los humildes campesinos dominicanos no escaparon al control y la regimentación. Con el fin de que funcionaran como una fuerza paramilitar rural, los Trujillos y sus secuaces  organizaron a los campesinos de diferentes regiones en cuatro ejércitos privados armados de machetes, cuchillos, cuerdas y, en menor medida, armas de fuego: Los Cocuyos de la Cordillera, los Jinetes del Este, los Milicianos y los Macheteros de la Frontera. Estas organizaciones se encargaban de investigar y delatar a cualquier persona extraña o movimiento extraño en la región, de amenazar a la población rural cuando era necesario y de complementar al Ejército en maniobras o enfrentamientos bélicos. A pesar de que cientos, si no miles, de campesinos fueron brutalmente despojados de sus tierras, asesinados y explotados, en muchos casos a nivel de esclavitud, eran casi inexistentes los casos de resistencia campesina pues el terror que sentían superaba el resentimiento. Esto y las antes mencionadas organizaciones paramilitares rurales explican por qué era casi imposible para los antitrujillistas urbanos ir a esconderse en las zonas rurales, pues el campesino sabía que si las autoridades o los paramilitares encontraban al perseguido o sospechoso medianamente cerca de su vivienda, él y su familia serían sacrificados para poner el ejemplo de lo que les pasaba a los que no delataban. Esto le pasó a un buen número de familias campesinas en las zonas de la Expedición de Luperón en 1948 y la Expedición del 59 (ver diferentes casos en las secciones CRIMENES). Todo esto, naturalmente, para garantizar la continuidad del régimen despótico y corrupto.





En su edición del 20 de mayo, 1957, el importante periódico norteamericano  The New York Times publicó un editorial titulado Relaciones dominicanas en el cual compara el régimen trujillista declarando, entre otras denuncias:

“No hay ningún otro jefe de estado que ejerza tiranía tan completa, ni pueblo con menos libertad que el dominicano.”

Ya en 1940, el autor Alfred H. Sinks había observado lo mismo en su extenso ensayo de ocho páginas titulado Trujillo, Caribbean Dictator: Que en 10 años, Trujillo "ha construido la más completa de todas las dictaduras actuales," agregando que "es una monocracia absoluta" y que los dominicanos “tienen significativamente menos libertad que los súbditos de Mussolini o de Hitler; sus derechos civiles son aproximadamente los mismos que pudieran disfrutar los presos de una cárcel bajo un carcelero particularmente fuerte o inescrupuloso”. Este periodista norteamericano comenta con triste ironía que "el régimen más totalitario del mundo lo tenemos justo aquí, al lado de Estados Unidos." Esto fue escrito apenas en 1940, cuando la dictadura todavía tenia mucho tiempo por delante para perfeccionar y extremar al punto máximo de resistencia los mecanismos de terror y control a todo nivel, tal como efectivamente lo logró.

Por cierto, con acertado realismo, el epígrafe de este largo ensayo observa que Trujillo es sencillamente "una feliz mezcla entre Hitler y Al Capone." (Ver The American Mercury, Vol. LII, No. 202, oct. 1940, pág. 164).

Los lectores pueden descargar gratis el pdf de este valioso ensayo (8 páginas) en:
http://unz.org/Pub/AmMercury-1940oct-00171?View=Tree 

De hecho, los juicios condenatorios sobre este régimen de terror son interminables. Jean Claude Halle dice en el importante periódico francés L'Express que con el golpe de estado de 1930 motivado por "una ambición sin límites y absolutamente ningún escrúpulo" de parte de Trujillo, a partir de esa fecha "la historia de la República Dominicana se identifica con la peor 'serie negra' de que se tenga noticia en el mundo." (Ver traducción al español de este extenso artículo en la pág. 5 y 29 (8/13/1964) de El Tiempo de Colombia (Link: https://news.google.com/newspapers?nid=N2osnxbUuuUC&dat=19640813&printsec=frontpage&hl=en). 

Nota: La verdadera traducción de la expresión francesa 'série noir' es 'novela de crímen'. El género de "romain noir" surgió en la Europa de la postguerra. Dicha literatura y películas trataban sobre el mundo de la intriga criminal, la explotación sexual, el sicariato político, espionaje y el bajo mundo. La traducción que hizo El Tiempo, 'serie negra', es totalmente literal y no significa nada en español. 

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LOS TRES GOLPES DEL TRUJILLATO

Testimonio del anciano Ramón E. Castillo en YouTube:

En esos negocios que les llamaban 'cafetines' “se metía la guardia con unos caballos grande, se metían, e inmediatamente se bajaba la música, había que apagar la vellonera y empezaban a preguntarle '¡los tres golpes!' y el que no los tenía ahí mismo se lo llevaban, iba pa la Victoria de una vez… (o mas bien en la calle Colón, 'La fortaleza').” Don Ramón agrega que si le faltaba solo uno de los tres documentos, se lo llevaban preso.

El servicio militar obligatorio, según recuerda don Ramón, era de 6 meses. Al que faltaba al servicio militar obligatorio a las 6 de la mañana, se lo llevaban directamente a la fortaleza Ozama. Continúa don Ramón:

En el gobierno de Trujillo, hasta uno decir que 'la cosa está mala', siempre había una persona, que inmediatamente, vecino, porque todo el mundo se tenía miedo, se sentía que podía ser un calié o algo así y si te chivateaba, tu ibas preso. Lamentablemente ese era el problema.”

Le agradecemos mucho a don Ramón el haber compartido con el público esos tres documentos de interés para los investigadores

Pueden ver este video en YouTube:

 
Los lectores puede leer gratis en Google Books un excelente estudio de Valentina Peguero sobre la penetración del régimen en todos los ambitos de la vida nacional: The Militarization of Culture in the Dominican Republic. Recomendamos esta lectura.

"Muchas personas han elogiado excesivamente los logros materiales del difunto dictador, mi epitafio es que durante los treinta años de su gobierno él desmoralizó a una nación entera y la dejó sin esperanza. Implantó en los corazones de sus súbditos, no solamente un reclamo de una supersticiosa adoración como si fuera un héroe, sino también la crueldad, el odio, el temor, la decepción, la corrupción y la desesperación.

Wilfrid W. McVittie
Embajador del Reino Unido en RD, 1958-1962 

************************************************** TAMBIÉN PUEDEN LEER MÁS ABAJO:

- Espionage y "gestapismo" trujillero
- La paranoia de un megalómano
- Como pretende dominar hasta los sentimientos del corazón
- Trujillo, el Paladín de la Libertad

- El poder legislativo en la Era de Trujillo
- Trujillo y los resortes del poder 
- La Era Gloriosa del Trujillato
- Trujillo y la liberación femenina

- Trujillo y Franco, la alianza de dos generalísimos
- Entrevista a la Dra. Josefina Padilla, luchadora antitrujillista, Frente Interno
- Congreso de rodillas  
- Extracto: La prensa en la dictadura de Trujillo

- Actitud del dictador frente a los medios de comunicación…
- El adoctrinamiento
- Educación de Trujillo, otra pieza en la maquinaria…
- Trujillo duplicó las provincias del país al afianzar... 

- También era Juez Supremo
- Un archivo de la dictadura sale a la luz
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EXTRACTO


ESPIONAJE Y “GESTAPISMO” TRUJILLERO 

Por José Almoina: Una satrapia en el Caribe, págs. 102-104 

El Partido Dominicano, organizó un sindicato de servicio doméstico; aparentemente se trataba de proteger a las pobres sirvientas explotadas; en realidad se convirtió en medio de infiltrar espías en la intimidad de los hogares. Cada sirviente recibe instrucciones en el Partido y éste se encarga de buscar y conseguir ocupación para ellos. Las familias a las que se ofrece una sirviente por el partido y no la acepta comienza a pasar de la categoría de sospechosa a la de «desafecta» y entonces el servicio de espionaje pasa del Partido a una de las Gestapos. Si por el contrario, la familia acepta a la sirvienta propuesta por el Partido, comienza entonces el servicio de información a actuar. 

Todos los días la criada debe ir al Partido a dar cuenta de lo que pasa en la casa, las visitas que se reciben, las conversaciones que se sostienen, la manera de pensar de todos los miembros de la familia. Se trata de un arma muy peligrosa, porque a veces la ignorancia de los sirvientes produce interpretaciones falsas y complica a gran número de gentes que comienzan a ser perseguidas inmediatamente. Esto mismo sucede con los servicios domésticos de las Embajadas y Legaciones. El Partido tiene un servicio de camareros de ambos sexos, especialmente preparado, y por lo general formado de negros cocolos, es decir de gentes procedentes de las Antillas Menores; estos servidores producen informaciones altamente apreciadas por la Gestapo trujillera pues todos hablan el inglés y el francés ya que son gentes de la Guadalupe, de la Martinica, de Jamaica, de Santo Tomás, de Barbados, de Tobago, Antigua, etc. Y reciben gratificaciones importantes. La Gestapo, para colocarlos en las Embajadas y Legaciones se sirve de medios indirectos y completamente reservados; los empleados de esta manera, aparentan ser adversarios o tener poca simpatía por el régimen, aprovechan cualquier oportunidad para manifestar su desagrado por Trujillo y su familia; algunos son suficientemente hábiles, como para ganarse la confianza del Jefe de la Misión, de su esposa o de sus hijos, o la de algún secretario y de esta manera obtienen informaciones preciosas; también son de estos grupos de donde recluta la Gestapo a los choferes del cuerpo diplomático, elementos de mayor interés para Trujillo, pues consigue por medio de ellos relatos vivos de inapreciable valor, ya que comúnmente es al final de las entrevistas o cuando se va a ellas, cuando los diplomáticos conversan sobre los temas tratados, con sus acompañantes o comentan lo sucedido.

En una palabra, el diplomático en Santo Domingo, está absolutamente vendido y todo cuanto hace o dice, aún en la mayor intimidad, llega al dictador. Este pues posee por la violación de la valija diplomática, de la correspondencia general, de los cables y de la radio y por las informaciones de los empleados de la Misión una detallada noticia de cuanto pasa en ella. Si tal sucede con el cuerpo diplomático, no hay que decirlo qué pasará en las casas particulares. Trujillo da mucha importancia a la vida íntima de las gentes y tiene especial cuidado en vigilar y obtener informaciones preciosas de cada familia y en envilecer la vida privada, o favorecer su envilecimiento. Le molesta que se le diga que hay alguien honesto y limpio; en cuanto sabe que existe familia que viva honradamente trata de mancharla y empujarla a la abyección. Para todo esto se necesita un servicio inquisitorial muy bien organizado y Trujillo lo posee desde 1930. Esto explica, por qué todos los complots y movimientos en contra de su régimen, fracasaron. 

(Fin de la cita)

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La hija del embajador argentino en RD en 1960, Maria Magdalena Escobar, también da testimonio del espionaje del servicio doméstico dominicano al recordar en sus memorias al gran número de jóvenes asilados que lograron salvar sus vidas buscando protección en dicha embajada la cual, bajo la tutela del Dr. Enrique Escobar Cello, nunca les cerró las puertas. Citamos a Maria Magdalena Escobar:

El servicio doméstico en la embajada

Ellos eran esperados todos los días por los guardias del ejército, iban en los Volkswagen sin el asiento de adelante, uno manejaba y el otro sacaba la ametralladora por la ventanilla. Les preguntaban todo lo que se hacía y hablaba en la casa, les daban micrófonos para colocarlos en distintos lugares; bajo las mesas, dormitorios y hasta el jardín. Los muchachos dominicanos los encontraban. Tenían prohibido atenderlos, sólo cocinaban, nosotras le llevábamos las comidas en la casa y en las oficinas. Yo con 20 años jamás había oído nada semejante, todos jóvenes llenos de sueños de libertad para su querida República. Habían estado presos, los largaban un corto tiempo para volver a atraparlos. Sufrieron todo tipo de vejaciones, violaciones, torturas, palizas…Allí no podían verse pobres descalzos, los apresaban, hasta con trapos cubrían sus pies, al que hablaba le cortaban la lengua, al que robaba la mano y así todo. Creo que ni Franco fue tan malvado como él y su familia.

Recuerdos de mi vida 
María Magdalena Escobar Cello 
Hija del embajador argentino en RD (1960), Dr. Enrique Escobar Cello

NOTA: Cuando dice que "al que hablaba le cortaba la lengua y al que robaba la mano", creemos que ella sencillamente est
á repitiendo los rumores que corrían entre la población. Yo también oía eso, pero hasta ahora en nuestras investigaciones no hemos encontrado esos casos. Lo que sí se sabe que a los presos politicos en La 40 y en El 9 les llegaron a cortar  los brazos, piernas y dedos antes de matarlos. También sabemos que a los ladrones les daban dos oportunidades. La tercera vez que los agarraban robando, los mataban.
 
Lo de que los pobres cubrían sus pies con trapos es cierto. Lo hacían para no caer presos porque estaba prohibido andar descalzo. Cuando les preguntaban por qué andaban con trapos en los pies, su excusa era que tenían heridas en los pies. La realidad era que no tenían con qué comprar zapatos. Por cierto, para acatar dicha ley, los padres pobres compraban un solo par de zapatos para dos hijos y le ponían solo un zapato a cada niño y al otro pie le amarraban un trapo. Cuando la maestra o un policía les preguntaba por qué no tenía un zapato en el otro pie, decían que tenían una herida. 


La hija del embajador también señala que los asilados Habían estado presos, los largaban un corto tiempo para volver a atraparlos. Esto lo hacía el régimen cuando iba una comisión de la OEA a investigar las cárceles con listas de los presos "politicos" elaboradas por el exilio dominicano. Entonces Trujillo los soltaba para que se fueran para su casa y así parecía que ya no tenían problemas. Después los apresaban de nuevo. También los soltaban cuando los estaban por matar y, para que no dijeran que se desapareció estando en la cárcel, los soltaban de tal forma que los vecinos y los amigos los vieran. Luego, los desaparecian. Esto ya lo sabían los presos "políticos" y por eso lo primero que trataban de hacer cuando los soltaban diciéndoles que los habían indultado, era asilarse o esconderse y así proteger sus vidas. Para una explicación más extensa, vean en la sección CRIMENES II la introducción a Los convenientes accidentes.


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Este uso sistemático de las empleadas domésticas como informantes lo confirma también Lipe Collado en su libro Anécdotas y crueldades de Trujillo, (págs. 51-52), libro basado en entrevistas y declaraciones de militares, funcionarios y empleados que usualmente u ocasionalmente tenían contacto con El Jefe. Resulta obvio que el Partido Dominicano no era el único canal a través del cual se reclutaban estas informantes domésticas. A continuación reproducimos este corto capitulo del libro: 

"Servicio Doméstico"

Durante la Era de Trujillo predominaba un ambiente de desconfianza generalizada, que solía cebarse en las mujeres del servicio doméstico. En los hogares nadie "hablaba de lo suyo" delante de las "chopas"*, como se les llamaba en el lenguaje común dominicano. Las "chopas" eran jóvenes mujeres de los campos que venían a la capital a trabajar "aunque fuera por la comida y algunos pesitos".

La tiranía había horadado todas las paredes para oír a quienes osaran criticar al régimen y a su jefe. Jesús María Ramírez hijo, el gobernador de la provincia Independencia, fue testigo en 1950 de que la desconfianza hacia las domésticas tenían base cierta.

En la Casa de "Las Caobas", en su presencia, Anselmo Paulino y el tirano encararon al entonces gobernador de Azua sobre cierto tipo de encomienda:

“¿Y por fin qué pasó con las mujeres que te dije para el servicio doméstico que sólo me mandaste 85?”, preguntó Trujillo.

“Bueno, jefe”, contestó, “sólo le pude mandar esa cantidad porque me fue imposible conseguir todas las que me pidió, pero ya casi tengo las que faltan”.

Trujillo le comentó: “Las que me mandaste están trabajando muy bien”.

Muchos años después, el gobernador Ramírez hijo aseguró que "aquellas mujeres trabajaban como confidentes". Desde luego que sí: el SIM les daba un corto y efectivo entrenamiento a estas "sirvientas" o "chopas" que generalmente intentaban ganarse la plena confianza de las familias "haciéndose las brutas e inocentes".

(Hasta aqui la cita)

Pueden descargar este libro gratis en: http://inabima.gob.do/descargas/biblioteca/Autores%20Dominicanos/Lipe%20Collado/Lipe%20Collado%20-%20An%E9cdotas%20y%20crueldades%20de%20Trujillo.pdf

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EXTRACTO

LA PARANOIA DE UN MEGALÓMANO

Según el censo de 1935,  la población de la República Dominicana era de 1,479,417 habitantes; en 1955 era de 2,135,872 habitantes y para 1960 el censo indicaba una población de 3,047,070 habitantes. En un país de 48,442 km2 (para colmo, rodeado de agua, con una sola frontera controlada por dos dictaduras), con una población relativamente pequeña y una extensión territorial reducida, fácil de controlar, el poderoso aparato político-militar del país (uno de los ejércitos mejor dotados de Latinoamérica en la última década del régimen y el ejército más poderoso del Caribe y Centroamérica), complementado por los despiadados servicios de inteligencia, gravitaban onerosamente sobre todos los ciudadanos con un efecto asfixiante y deshumanizante a todos los niveles sociales (clase alta, media y baja), desde el campo y los pueblos hasta las ciudades. Por esa combinación de esos tres factores (demográfico, territorial y militar), pocos pueblos habían sido sometidos a un control tan penetrante y enajenante en casi todos los espacios de la vida cotidiana. Como si esto fuera poco, la potencia deshumanizante de esas tres condiciones objetivas fue elevada patológicamente a su máximo límite por la personalidad megalómana, obsesiva, sádica y paranoica del tirano Rafael Trujillo. Un investigador alemán, cuyo nombre no recuerdo, comentó hace décadas en su libro The dictators, que los dominicanos durante la "Era" sintieron mucho más terror y más represión que los alemanes durante el Tercer Reich de Adolfo Hitler.

A continuación compartimos con los lectores un extracto del libro de historia dominicana, escrito por varios historiadores encabezados por Frank Moya Pons, que resume el control abrumador del aparato político-militar sobre los ciudadanos durante los 31 años. Citamos:

"Las medidas de control tomadas durante la dictadura solo son comparables con las establecidas en la Unión Soviética por Stalín y manejadas por la KGB y las vigentes en la Alemania del Este por la Stasi.

"Siete medidas limitaban considerablemente la salida al extranjero. Tan solo los bien vistos por el gobierno tenían pasaporte y derecho a viajar. Los consulados, las embajadas y la propia rama extranjera de los servicios de inteligencia vigilaban a los estudiantes fuera del país y a la diáspora, en general. Los periódicos y revistas extranjeras estaban sujetos a censura así como la correspondencia privada en ambas vías. Un sofisticado equipo electrónico permitía bloquear las estaciones de radio venezolanas, cubanas, haitianas, etc. que diseminaban propaganda anti-trujillista. Los muy pocos periodistas extranjeros que visitaban el país eran vigilados muy de cerca, así como los diplomáticos residentes en él. Excepto entre 1945 y 1947 y en 1960  fue imposible acercarse a una misión diplomática latinoamericana para obtener asilo.

"Localmente, el teléfono estaba intervenido así como la correspondencia. La radio y la prensa no podían transmitir ni publicar noticias negativas sobre el régimen. Los enemigos del gobierno eran definidos como “desafectos”. A algunos les estaba prohibido residir en ciertas ciudades y otros eran enviados como presos de confianza a vivir en zonas apartadas, como la frontera. Todo el tiempo existieron presos politicos. 

"Los servicios de inteligencia incluían el ejército y la policía, pero también elementos civiles. Los gobernadores, síndicos, policías y jefes de destacamentos militares reportaban regularmente sobre los desafectos residentes en sus zonas. Existían expedientes sobre ellos y sus familiares que eran utilizados para “depurar” los formularios de solicitud de empleo, no solo para trabajar en el gobierno sino para laborar en empresas extranjeras donde trataban de ubicarse muchos “desafectos”. Todo aquel que tuviere un familiar “desafecto”, ya fuese en el país o en el extranjero corría el riesgo de no conseguir empleo. Existía un expediente practicamente para cada adulto (Vega, 1986a).

"A partir de 1946 surgió un servicio de inteligencia radicado en el exterior. Por lo menos cinco personas [en realidad fueron 15 asesinados, ver sección CRIMENES III] fueron asesinadas en el extranjero y una de ellas, el célebre Jesús de Galíndez fue raptado en Nueva York, drogado y llevado en avión a Santo Domingo donde fue asesinado. Fue uno de los tres republicanos españoles muerto por orden de Trujillo (Vega,  2001).
"Asesinatos hubo muchos y desde el mismo inicio de la dictadura, aunque se hicieron más frecuentes en su etapa final, entre 1959 y 1961. Incluyeron a mujeres como el caso de las tres hermanas Mirabal (1960).

"La inscripción en el partido único (el Partido Dominicano) era obligatoria como también lo fue a partir de 1947 hacer el servicio militar. A partir de ese año todo enemigo del regimen era tildado de “comunista” aunque en la mayoría de los casos no lo fueran. Era parte de la estrategia, coincidiendo con el inicio de la Guerra Fría, de hacer parecer al dictador como paladin del anticomunismo en el continente. A partir de finales de los años cuarenta en un periódico oficial existió diariamente una sección, “El foro público”, redactado en el Palacio Nacional donde se humillaba tanto a opositores como a funcionarios del gobierno caídos “en desgracia”. Para aumentar el control politico y militar, el número de provincias fue triplicado para que existiesen fortalezas en todo pueblo de cierto tamaño. 

"Tan solo entre 1946 y 1947, dada, como veremos, la coyuntura internacional de posguerra, Trujillo se vio obligado a permitir un breve “interludio de tolerancia” bajo el cual dos grupos de oposición pudieron hacer circular sus periódicos y realizar algunos mítines. Después, al comenzar la guerra fría, en junio de 1947, sobrevino la represión.  Tan solo hubo huelgas y solo en los ingenios azucareros entre 1942 y 1946 (Vega, 1987). 

La dictadura de Trujillo, de 31 años, puede ser definida como la de la “generación perdida” ya que sus integrantes no pudieron expresarse o actuar…

Historia de la República Dominicana, Vol. 2
Editado por Frank Moya Pons
Págs. 447-448

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CÓMO PRETENDE DOMINAR HASTA LOS SENTIMIENTOS DEL CORAZÓN

Yo también acuso (Págs. 30-31)
Carmita Landestoy
Agosto, 1946, NY

Como se sabe Trujillo no tiene respeto por nada ni por nadie, pero por lo menos es más razonable que disponga por medio de ía fuerza de cosas materiales, de cosas que tiene forma corpórea y se pueden agarrar con las manos, pero que pretenda manipular cesas subjetivas, que no pueden reducirse a formas, eso está completamente fuera de toda lógica, es fantástico y contra producenfe.

Trujillo pretende controlar también los sentimientos de! corazón. Ya se sabe que en su tiranía lo mismo se elimina a los adultos que a los jovencítos. Ya he dicho que cuando por cualquier motívo no puede echarle el guante a algún honorable padre de familia, le desaparece al hijito de catorce o doce años, pues bien, cuando la familia se convence de que nunca  más lo volverá a ver, es natural que lloren y guarden luto, pero Trujillo prohibe una cosa y la otra.

Si como es natural, una familia demuestra su dolor llorando, inmediatamente aparecen dos guardias a investigar por qué lloran, o por qué guardan luto, y si dicen que es por fulano o sutano, los amenazan con llevarlos a la Corte para que prueben que éstos han sido muertos.

Trujillo demuestra con su actitud que padece una especie de morbo, pues no conforme con haberles desaparecido al hijo o familiar, entonces se goza en privarlos del único recurso del corazón, llorar y seguir una sagrada costumbre tan arraigada en el pueblo dominicano, que es como parte integrante de cada persona: guardar luto al ser querido.

Cuando se sale al extranjero, se tiene que tener mucho cuidado de no tropezar con algún refugiado, aunque éste sea algún familiar, de modo que tienen que mudarse de hotel si se enteran que su primo fulano o sutano tamién vive en éste; tienen que doblar casi corriendo una esquina, si ven venir a determinadas personas para evitar ser saludados por ellas; en resumen que tienen que reprimir el sentimiento del amor y de la amistad, porque de lo contrario ya saben lo que les espera cuando regresen a la patria.

Asi se dan casos de personas que teniendo necesidad de ir a Puerto Rico por negocios o quebranto de salud, no se atreven a ir temiendo que tal o cual refugiado les hable o los visite

Cuando por esas inevitables circunstancias, el que ha ido al exterior, no ha podido evadir saludar o comer en el mismo sitio frecuentado por algún refugiado, muchas veces al regresar, le han registrado cuidadosamente el equipaje, lo han desnudado para examinar hasta la ultima costura de la ropa, etc.

De ahí que el pueblo dominicano, en su inmensa mayoría sufra hiperestesia aguda. Sus nervios están en completo desorden, pues el control de los sentimientos es algo de lo que no se puede abusar por largo tiempo, sin pagar muy caro por ello.

Esto lo saben tanto los médicos como los psicólogos. Y, ante la terrible realidad, ante el abismo que se abre bajo los pies de un pueblo, dominado por un cruel e insensato' tirano, el corazón se aterra ... y solo exponiendo la vida, puede una persona, señalar la llaga, y decir al mundo siquiera una parte de la verdad, como es la que expongo en este libro.  

(Hasta aqui la cita de Landestoy)

NOTA: Carmita Landestoy fue una intelectual y activista dominicana. Había residido fuera de la República Dominicana desde 1927. Cuando regresó a RD en 1938 se integró (como muchos intelectuales que creyeron en los planes de modernización de Trujillo) como “fiel admiradora” de la ejecutoria del gobierno de Trujillo y defensora de los intereses feministas. Caminó el país como conferencista, fundó la revista Hogar y el periódico Prédica y Acción; estudió en la Facultad de Filosofía de la USD y publicó el libro Temas históricos, así como el Libro de lectura, dirigido a la educación de los niños. Fue funcionaria importante del Partido Dominicano, dirigió el Plan de Asistencia Social para ayudar a la mujer. En 1944 cayó en desgracia, no se sabe si por comentarios contrarios a la dictadura hechos en privado. Perdió su trabajo y comenzó a ser aislada. Tras varias cartas pidiéndole permiso a Trujillo para salir a cuidar a su anciana madre enferma, logró viajar a Nueva York para no regresar al pais. En esa ciudad tuvo la osadia de escribir el libro Yo también acuso en que plasma la dictadura por dentro, su modus operandi, desde la perspectiva de una persona que se movía en influyentes círculos trujillistas, conocedora del engranaje del poder concentrado de la dictadura. 

Recomendados esta obra porque es un valioso acervo que contiene detalles sobre los crimenes y la corrupción de la dictadura durante los primeros 15 años. Los lectores pueden descargar este libro completo gratis en: http://www.agn.gov.do/sites/default/files/publicaciones/yotambienacuso20110930.pdf

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Trujillo: El "Paladín de la Libertad"

En su edición del 20 de mayo, 1957, el importante periódico norteamericano  The New York Times publicó un editorial titulado Relaciones dominicanas en el cual compara el régimen trujillista declarando, entre otras críticas, que:

“No hay ningún otro jefe de estado que ejerza tiranía tan completa, ni pueblo con menos libertad que el dominicano.”



 Durante 31 años, Trujillo humilló cínicamente al pueblo dominicano de múltiples maneras como en esta manifestación de adhesión, entre muchas, en que obligaba al pueblo dominicano a ser partícipe de una vulgar y sádica burla en su contra, negando públicamente ellos mismos su propia condición de ser el pueblo más oprimido y aterrorizado del continente, inclusive, según varios medios internacionales, el pueblo menos libre del mundo. Irónicamente, en esa "democracia de Trujillo", si alguien en esa multitud se hubiera rehusado a participar cuando lo citaron en su centro de trabajo para que se presentara al mitin en tal fecha, a tal hora, en tal plaza, no sólo habría perdido de inmediato su trabajo y hubiera quedado marcado en una lista negra, sino que corría el peligro real de ir a parar en pocas horas a una mazmorra y ser torturado o terminar desaparecido por "desafecto". En las secciones sobre CRIMENES, ATROPELLOS y CONTROL en este portal, el lector encontrará numerosos casos de personas perseguidas, torturadas o asesinadas por razones pueriles como ésta. En consonancia con la burlesca pancarta que vemos en esta foto, uno de los aberrantes títulos del tirano era nada menos que "Paladín de la Libertad". 

El prominente historiador cubano, el doctor Elíades Acosta, menciona las cartas de denuncia que ha encontrado en los archivos, cartas enviadas al Partido Dominicano o al SIM delatando la falta de entusiasmo de algún individuo. Pone como ejemplo una carta enviada por Petán Trujillo dununciando a un maestro que no mostró mucho entusiasmo en un acto de adhesión al Jefe al cual tampoco asistió. Petán sugería que lo ficharan y que lo pusieran bajo observación por sospechoso (ver en YouTube conferencia de dicho historiador en FUNGLODE.).  

Con estos mecanismos de manipulación psicológica y obligatorios actos públicos de propaganda que obligaban a los "manifestantes" a negar activamente la dantesca realidad que estaban viviendo, el régimen adulteraba la autenticidad del último fuero que le pertenecía al pueblo: su propia identidad en su condición de ser rehenes del peor terrorismo de estado en el continente y uno de los peores del mundo. 

En cuanto a la cuestión política, la República Dominicana sufre actualmente una tremenda desgracia, pues la dictadura de Trujillo y el dominio de todos los suyos que en sus manos [tiene] todo el país y todo, y en todos los sentidos, económico y financiero, y sobre todo moralmente tiene al pueblo esclavizado de facto en todos los órdenes”. 

Parte de las críticas contenidas en un informe secreto (año 1957) de la embajada española en RD a la cancillería española del régimen nada menos que de Francisco Franco.

Recuerdo haber leído un artículo en los años ochentas que comentaba que los diplomáticos nicaragüenses en Ciudad Trujillo (nada menos que representantes de Somoza) quedaron asombrados por el grado de terror y violencia que mantenían a los dominicanos oprimidos. El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal tomó nota de esto en la extensa parte dedicada a la tenebrosa dictadura de Trujillo (ver poema completo en la sección OPINION, abajo) en su libro Canto Cósmico cuando comenta: "Cómo sería que la delegación de Somoza se horrorizó."

Hasta los funcionarios de otras dictaduras quedaron pasmados ante el nivel de terror que se vivía en la dictadura más totalitaria y perversa del continente. 
 
Nota:Un lector en una de nuestras páginas escribió el siguiente comentario sobre los homenajes públicos durante la Era: 
  
Siendo yo muy pequeño sí recuerdo que los trujillista que en medio de los grupos gritaban vivas a Trujillo, lo hacían con una voz nerviosa, con una mezcla de devoción y de miedo, más miedo que otra cosa y eso siempre me llamó la atención. En el fondo esos gritos de vivas me parecían más un cumplido que una admiración real.”

Reynaldo Peña de la Cruz

 

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EXTRACTO:

El Poder Legislativo en La Era de Trujillo 
(De Lilis a Trujillo, Luis F. Mejía (1944), págs. 479-480)

“Diputados y senadores son seleccionados por Trujillo. Cada uno, al tomar posesión de su curul, le firma su renuncia con la fecha en blanco. Él la envía sin consultar al interesado, cuando tiene a bien sustituirlo. Casi todos los meses hay cambios de diputados o senadores. Las sesiones son en extremo monótonas: Se lee el acta de la anterior; se aprueban mecánicamente los proyectos de leyes enviados por el Poder Ejecutivo, sin abrir nadie la boca, y se cierra la sesión. A veces hay un fingido entusiasmo entre los legisladores: se trata de tributar al Generalísimo uno de los innumerables honores u homenajes a que se ha hecho acreedor. Cada uno pronuncia un discurso para protestarle fidelidad y llamar malos patriotas y traidores a los exiliados. Alguien propone votar en pie el proyecto: aprobado por unanimidad. Otro propone un aplauso: aprobado por unanimidad; un tercero pide el envió de una comisión para participarle la aprobación al Generalísimo, aprobado por unanimidad. El de más allá, a quien han privado de la ocasión de lucirse, propone obsequiar con un ramo de flores a la Primera Dama, madre del Generalísimo: se vota de pies. Otro, para no quedarse corto, agrega: que se envíe otro ramo a la esposa del mismo: aprobado por unanimidad. Terminada la sesión, todos se retiran satisfechos y aparentemente sonrientes, pero con inquietud en el estómago, pues su renuncia puede estar en camino.”


(Fin de la cita)

Como pueden ver esta entrada es corta gracias a que no hay mayor cosa que informar sobre las actividades del poder legislativo en la Era Gloriosa, ahorrándole así al lector el esfuerzo de la lectura, beneficio colateral para nuestros lectores que corre por cortesía del Benefactor de la Patria ausente.
 
Los lectores pueden descargar gratis este valioso libro en:http://www.banreservas.com.do/Biblioteca%20Virtual/Bibli%C3%B3filos%20Banreservas/De%20Lil%C3%ADs%20a%20Trujillo.pdf
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No señor, a quien yo represento aquí es a Satanás”. -Rafael Trujillo Molina 

La palabra encadenada - Joaquin Balaguer, pág. 358  
(Balaguer señala que esa fue talvez la única ocasión en que el tirano manifestó en forma espontánea la capacidad de sentir algún tipo de pudor “ante una alabanza desproporcionada” cuando el tirano hizo esta atinada corrección al decirle el solícito cortesano Paino Pichardo que él era el representante de Dios en nuestra pequeña república. El Jefe sabía bien para quien trabajaba.) 

Trujillo y los resortes del poder

Por: José Tobías Beato
Ensayista e investigador de la Era de Trujillo
El Rumbo de Nueva York
7 de mayo, 2006

“Quien no sabe disimular no sabe reinar.” 

La frase se  atribuye a la reina Isabel I de Inglaterra y es una de las columnas del modo de hacer política en occidente. En la práctica fue una de las máximas favoritas de Rafael Leónidas Trujillo, el astuto y férreo dictador antillano, quien a juicio nada menos que de Balaguer, su discípulo e hijo político, “gobernó durante más de treinta años con una máscara que nunca apartó de su rostro. Aún sus propios familiares y sus colaboradores más cercanos, eran víctimas de la doble personalidad con que se manifestaba en cada uno de sus actos de gobernante” (La Palabra Encadenada, págs 315-316, tomo IV, 1997)  .

Sin duda alguna la simulación, el teatro, fue uno de los seis resortes que Trujillo usó para mantenerse en el poder por más de tres décadas. Otros dos lo fueron el soborno y el terror. Un cuarto, la fragmentación del poder, al conformar gabinetes con personas de niveles distintos y de intereses opuestos, tanto en el ejército como en los demás departamentos del Estado, de modo que él fuese el punto de equilibrio y donde reposara en verdad el poder.

El quinto resorte de la dictadura era la creencia de Trujillo de que los hombres servían mejor y más lealmente cuanto más se le humillaba y envilecía. Por eso funcionarios y cortesanos de su ‘corte’ fueron, cada uno a su tiempo y en su categoría, sometidos a enervantes sesiones donde el decoro y la dignidad personal eran degradados bajo el imperio de su bastón  o de su enérgica y aflautada voz. Tal creencia no ha desaparecido del todo, ni siquiera en las empresas privadas, donde ciertos niveles gerenciales defienden con vehemencia el citado principio.

Finalmente, el sexto resorte lo fue el trabajo en equipo, especialmente si se trataba de un crimen y de la represión: más valía salir airosos, pues todos estaban implicados, comprometidos por la sangre derramada. Estos seis resortes los vinculaba con una ideología mistificante y fanatizante alrededor de su figura como creador de una era gloriosa, la llamada “Era de Trujillo, Benefactor y Padre de la Patria Nueva”, que tal era el emblema del régimen. Las sesiones de despedida eran coronadas en todo sitio con la frase “rompan filas y viva el Jefe”, todo comercio o negocio que quisiera sobrevivir debía tener en letras bien grandes “En esta casa Trujillo es el Jefe”, y hasta si alguien tenía buena salud era “gracias a Dios y a Trujillo.”

El ejército, la iglesia, la universidad y la escuela formaban a las nuevas generaciones en la sumisión al régimen y directamente a la persona de Trujillo. Los intelectuales y artistas le rendían tributo, sometiendo sus cerebros a una presión intensa al intentar superarse mutuamente en adulonerías y complacencias. No voy a citar las miles y miles de frases laudatorias, sino algunas estrofas de una famosa canción de la época que lo dice todo:

“Era gloriosa vive mi país
en toda forma el pueblo se siente feliz.
Murmura el río aquí
el cocotero allá
la gloria inmensa que se tiene aquí.
Es tanta la emoción
que inspira mi cantar
al ver a mi Quisqueya hoy
por la obra de su constructor.
Todo es delicia, todo es amor.
Todo es gloria,
viva el Benefactor.
Era gloriosa hace tiempo que vivimos.
Amparados por el celo
del gran hombre que dirige la nación.
Hoy tributamos nuestra gratitud
brindándole la sinceridad
para que el gesto de su proceder
viva toda una eternidad.”

Naturalmente, no siempre Trujillo estaba dispuesto a aceptar toda clase de adulonerías, y de vez en cuando afloraba un gesto sincero como cuando el señor Paíno Pichardo, uno de sus principales asesores, le comparó con el Papa (Pío XII), diciendo que así como éste era el Vicario de Cristo en la tierra, Trujillo era el representante de Dios en la República Dominicana. Al oír esto, Trujillo lo paró en seco con ademán autoritario: “No señor, a quien yo represento aquí es a Satanás” (obra citada, pág. 358, Balaguer).

Trujillo fue un maestro de la creación de imagen y del disimulo. Cualquier funcionario podía verse en problemas por una corbata torcida, una frase imprudente o cargar con las culpas de un crimen, caso del vicepresidente Estrella Ureña con el asesinato del prestigioso abogado santiaguero Martínez Reyna y de su esposa embarazada, asesinato obviamente ordenado por Trujillo como venganza. Martínez Reyna fue primero ametrallado y luego, con un machete, mutilado, hecho horrendo materializado por el tío de Estrella Ureña.

El teatro cimentaba la patológica voluntad de poder y dominio de Trujillo. Pero era también una forma de desarmar a sus contrincantes, arrinconándoles y dejándoles solitarios con acuciantes complejos de culpa, como el del citado Estrella Ureña, que estalló en lágrimas y gritos de dolor, jurando por su familia que no había ordenado tan abominable crimen, cuando fue acusado del mismo por el dictador en gesto de hipocresía mayúscula. De manera habilísima Trujillo se quitó a dos enemigos peligrosos de encima: al muerto y al vicepresidente, chantajeado al ser su pariente el autor material del crimen.

Trujillo era la meticulosidad y la perfección hecha persona; cuidaba su figura de unos bien proporcionados cinco pies y siete pulgadas de estatura, con ejercicios matinales realizados a la 4:00 de la mañana. Se informaba y leía la prensa que recibía directamente de la imprenta, cosa de que cuando llegaba a la oficina estaba enterado de todo cuanto había acontecido: desde las noticias internacionales hasta el último chisme de la fiesta de la noche anterior, pues al “Jefe” le fascinaba el comadreo: “Le encantaba oír, de labios de sus contertulios habituales, la relación de una infidelidad conyugal o de algún descalabro sufrido en su honor o en su hacienda por algunas de las principales familias dominicanas” (obra cit. Pág. 272). Voy más lejos: le encantaba ser el sujeto que realizara tal deshonor, tal infidelidad. No es cosa de extrañar que Balaguer nunca tuviera esposa.  

Comía con relativa frugalidad: sopa de verduras, unas veces bistec con papas, otras pescado, en comidas realizadas con personas con las que tenía asunto pendiente. Raramente tomaba vino, aunque sí gustaba del coñac. Tampoco hacía siesta al mediodía. Después del almuerzo hacía una ligera caminata; de tres y media hasta las siete permanecía en su oficina. Luego de una breve cena, caminaba aprovechando generalmente para visitar a su madre. Balaguer atestigua que no daba tregua ni reposo al personal bajo su servicio, aunque él mismo organizaba sus jornadas de trabajo con los debidos momentos de ocio y descanso.

Cuentan que varias veces a la semana salía de noche en automóvil,  recorriendo la ciudad de incógnito. Con frecuencia se presentaba de improviso en oficinas, cuarteles o campos. Tal recorrido era luego utilizado para su columna en el periódico, que escribía bajo seudónimo para criticar en forma implacable a sus propios funcionarios. Columna que todo el mundo leía con atenta fruición o temor. Era la titulada “El Foro Público” que vociferaba chismes o anunciaba “renuncias”, cuando no tragedias.

En su preocupación por el vestir atildado y elegante llegó a tener diez mil corbatas, quinientos pares de zapatos y más de dos mil trajes. Sabía que la gente quedaba vivamente impresionada con sus galas llenas de brillo, elegancia y orgullo. 

Los asesinatos ordenados por el régimen eran cubiertos por Trujillo con verdaderas escenas. Luego del asesinato de las tres hermanas Mirabal y de su chofer Rufino de la Cruz, el “Jefe,” en visita casual, mirando desde lo alto de la montaña por donde fueron precipitadas las muchachas, en una supuesta investigación del hecho exclama con aparente dolor: “tan buenas mujeres y tan indefensas”.

O, el caso narrado por Crassweller (Trujillo: la trágica aventura del poder personal), sobre un tal Torres, muerto por sus esbirros en 1937. Trujillo mandó a buscar a la viuda y le dijo: “La he mandado a llamar para decirle tres cosas. Primero, que los enemigos del Gobierno están esparciendo la noticia de que su esposo fue asesinado por razones políticas, y eso no es verdad porque su esposo era uno de mis mejores amigos. Tengo aquí todas las cartas que me escribió - y se las mostró para que ella las viese -. Siempre tuve a su esposo en alta estima. Segundo, he ordenado efectuar una completa y exhaustiva investigación, y los culpables serán castigados ejemplarmente. Por último, quisiera saber si puedo serle útil en algo”.

Ordinariamente Trujillo daba un sobre de cinco a diez mil pesos de obsequio, que para la época histórica era una suma respetable (una libra de carne de vaca costaba 5 centavos). Teatro con soborno era una de las salidas más socorridas del régimen para acallar conciencias.

Decía el filósofo Nietzsche que “en las olas de la sociedad sucede que navegamos o naufragamos más por lo que parecemos que por lo que somos”, cosa que Trujillo de seguro nunca leyó, pero que sabía por instinto. Fue por eso que mucho antes de 1930, Trujillo contrató los servicios de dos expertos periodistas, los señores Rafael Vidal y Rafael Damirón, los que desde las columnas de su periódicos comenzaron a abrillantar la figura y actuación del futuro Jefe.

Más aún; en 1929 Trujillo compró una imprenta e inició la Revista Militar, bajo la dirección de Rafael Vidal. Más tarde conquistó a Rafael César Tolentino, brillante pluma de Santiago; también al poeta y periodista Tomás Hernández Franco, quien publicaría una serie de artículos sobre Trujillo y el golpe del 23 de febrero de 1930 que agruparía bajo el nombre de “La Más Bella Revolución de América”.

Observe el amable lector el tenor de estos artículos: “No somos de los que a cada momento nos quedamos boquiabiertos de admiración ante nuestro propio país, ni de los que se derriten de entusiasmo frente a cualquier manifestación de adelanto ya sea en el orden moral o material…..Por primera vez en la azarosa historia patria la nación  intuye que un verdadero ejército la respalda……Habíamos visto ejércitos nuestros sirviendo de instrumento canalla para las seudo proezas criminales de gobiernos ansiosos de crear perturbaciones para lograr consolidar una estabilidad problemática o de jefezuelos ignorantes ardiendo en una primitiva sed de desmán, de sangre y atropello. Llegó a desacreditarse la idea de Ejército entre nosotros…..Pero, ahora nó. Al General Trujillo le cabe la honra de haber creado un verdadero ejército….un ejército que no viola, que no atropella, que no incendia, que no carga a balazos contra la muchedumbre indefensa…….hay que estarle muy agradecidos al General Trujillo, de haber hecho por la primera vez en nuestra Historia, de su Ejército, una garantía de paz para la República y no el instrumento de pasiones procaces que al fin y al cabo volverían a dar al traste con nuestra soberanía” (Véase la recopilación de Bernardo Vega bajo el título: El 23 de Febrero o La Más Anunciada Revolución de América, págs 28-9).  Todo era una farsa, que preparaba el golpe de estado contra el presidente Horacio Vásquez, uno de los “golpes” más astutos y hábiles que se han dado en la historia, con el que Trujillo demostró que era un genio del teatro y la simulación. Durante toda su dictadura, Trujillo cuidó y limitó la prensa, la que puso totalmente a su servicio.

Y claro, desde poco antes de 1930 estaría al lado de Trujillo quien sería llamado por la historia a sustituirle casi hasta el inicio mismo del siglo XXI: Joaquín Balaguer, poeta, historiador y su orador preferido que entró precisamente al grupo de sus colaboradores más cercanos, cuando Trujillo lanzó su conocido lema de campaña: “No hay peligro en seguirme” (Francisco Rodríguez de León “Balaguer y Trujillo –Entre la espada y la Palabra- tal vez el mejor estudio acerca de la relación de estos dos hombres prominentes).

En lo que respecta a soborno, Trujillo creía firmemente que cada hombre tiene su precio. La Legación norteamericana en un informe de 1931 decía: Trujillo “no puede entender otra cosa fuera de los móviles más prosaicos… se ha negado a creer que alguien pueda desear ayudarle como no sea por razones mercenarias.”

Dominaba a hombres y mujeres ascendiéndoles por puro capricho personal o atendiendo a razones utilitarias. Cancelaba deudas, otorgaba embajadas, donaba casas y fincas siempre siguiendo su usualmente certero instinto de poder.

Al general Pupo Román, Secretario de la Fuerzas Armadas en 1961, e implicado en la conspiración para matar al “Jefe” (puso como condición para actuar que le mostrasen el cadáver de Trujillo), éste le entregó ochenta mil pesos dos días antes del atentado, dinero con el que canceló una deuda con el Banco Agrícola. Al otro día Trujillo volvió a abrirle su mano, suministrándole nueve mil pesos, con los que saldó una deuda con el Banco de Reservas (J. Balaguer, La Palabra Encadenada, pág. 404). No es de extrañar, pues, que los complotados nunca se juntaran con el general Pupo: sencillamente no quería ser encontrado.

Al momento de ser muerto, la noche del 30 de mayo del 1961 el Generalísimo Trujillo tenía en su maletín con sus reconocidas iniciales RLTM,  $110,000 pesos dominicanos y varios miles de dólares (la moneda dominicana al momento estaba a la par con la norteamericana). Era su teoría que el dinero o las armas, o una combinación de ambas, podían resolver cualquier problema. Obviamente, se equivocó, o, por mejor decir: todo tiene un límite. En la noche caribeña de ese día, bajo la cálida brisa tropical y las estrellas infinitas, por contraste, Trujillo encontró su límite.

Del uso del terror como sistema de dominio lo dice todo la siguiente frase tomada de uno de los tantos discursos de Trujillo: “La palabra cementerio es una palabra griega que significa reposo para los muertos e  inexorable advertencia para los vivos.”

Pero, el tema del terror trujillista merece artículo aparte: muchos son hoy los dominicanos que ante el deterioro de nuestras instituciones, los permanentes dimes y diretes políticos y la corrupción administrativa, en conversaciones privadas bajan el tono de su voz para suspirar por los supuestos beneficios de tal régimen, como el orden y el respeto por la propiedad ajena. ¡¡Cuidado con ese espejismo!! Ese camino está erizado de humillaciones, regado por mucha sangre y enlutecido por miles de fúnebres ceremonias.

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En su editorial del 24 de junio de 1959  titulado El misterio de la República Dominicana, el New York Times se refirió al régimen como “la dictadura más impenetrable del mundo.”

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EXTRACTO

TRUJILLO Y LA LIBERACIÓN FEMENINA


A continuación copiamos parte de la obra Yo tambien acuso de Carmita Landestoy, ex funcionaria del Partido Dominicano, exiliada en Estados Unidos en los años cuarentas:

Hace once años le dije a Doris Stevens, entonces presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres:

Trujillo le reconocerá los derechos políticos y civiles a la mujer dominicana, cuando la necesite para que vote por él y para agregar un elemento nuevo que una su voz a la del hombre para los fines de propaganda y afianzarse más en el Poder. 

Y así ha resultado. Al ver los millones que anualmente le produce la cédula de hombre, Trujillo pensó que también la mujer podía ser explotada en ese sentido, y siendo la mujer la mitad de la población, podía producir tanto o quizás más que la cédula de los hombres. Pero como tenía que existir un motivo para que la mujer tuviera cédula, había que reconocerle sus derechos políticos y civiles. La prueba en que la organización de las oficinas en todo el país, formularios, etc., requiere tiempo, y sin embargo, a los pocos días de reconocérseles dichos derechos a la mujer, ya estaban abiertas y funcionando las oficinas para las cédulas en cuestión.

Para proveerse de la cédula de mujeres, se llenan los mismos requisitos que para las cédulas de los hombres. Hay que llevar tres fotografías y se llena un formulario con los mismos detalles. 

La única diferencia en el precio de la cédula de mujeres es que las que sean pobres y sirvientas solamente pagan 50 centavos, pero las que tienen bienes pagan lo mismo que los hombres, 1.00 [un dólar], por cada 1,000.00 [mil dólares], del capital que posean. 

También la mujer al igual que el hombre, tiene que portar la cédula y la inscripción en el Partido Dominicano, para todo, porque de lo contrario al igual que el hombre, tampoco podría viajar, inscribirse en ninguna escuela o institución, etc., ni desarrollar ninguna actividad

En los primeros tiempos de la cédula, muchas mujeres, sobre todo, las de los barrios pobres y las campesinas, unas porque no se habían preocupado, otras porque no habían podido por falta de recursos, lo cierto era que se daban casos muy desagradables cuando los policías o los guardias tenían que llevarlas presas para someterlas a la alcaldía de la localidad y multarlas. Entonces para evitar estas repugnantes escenas, se descargó sobre los conductores de vehículos de transporte, sobre los jefes de oficinas y sobre todas las personas que en una o otra forma tuvieran que ver con el público femenino, es decir, que no se las transportara, ni dieran empleos, ni cabida en ningún sitio si no mostraban su cédula y su inscripción en el Partido Dominicano.

La Sección Femenina  del Partido Dominicano 

Trujillo se apoderó del Poder en el año 1930 y ya he dicho como, durante ese lapso, ha ido controlando paso a paso al individuo en particular, al extremo que ni siquiera se puede pensar, porque si no se manifiesta constantemente la lealtad al Jefe Supremo con estruendosas apariencias, el que se muestre parco, cae entre los no trujillistas, de modo que se ha puesto freno hasta al pensamiento. 

Nadie puede permanecer callado rumiando sus pensamiento, nadie puede permanecer aislado en esas beneficiosas soledades espirituales en las cuales el hombre a solas consigo mismo vislumbra o encuentra muchas veces las maravillosas escalas que conducen al mundo de los altos valores humanos, para aprehenderlos, y a manera de abeja, transformarlos para ofrecerlos a los demás. 

Trujillo había logrado monopolizar a los hombres, pero todavía había un sector del pueblo, es decir, la mitad de la población, que no estaban directamente bajo su control: la mujer.
En el año 1942, le reconoció los derechos políticos y civiles a la mujer para sus fines políticos, pues se supone que la voz de la mujer ha de ser la expresión de sus ideas y sentimientos, y si piden que el Benefactor se quede en el Poder, no le quedaría más remedio que quedarse, por «caballerosidad» y gentileza, aunque contra su voluntad. Esa es la patraña urdida por el Tirano. 

Resulta que antes, la mujer tenía libertad de expresar sus ideas y ahora, cuando se les ha dizque reconocido los derechos civiles y políticos, no tiene derecho a expresar ni a escribir nada acerca de ninguna verdad ni enfocar ningún principio fundamental. ¿No es una extraña paradoja…? 

Inmediatamente que a la mujer se le reconocieron los aludidos derechos, se creó la Sección Femenina del Partido Dominicano, organizándose según órdenes de Trujillo, políticamente igual que el Partido Dominicano, en las mismas Juntas y Sub-Juntas, sobre todo el territorio de la República. 

Todas, absolutamente todas las mujeres del país, en sus respectivas ciudades, aldeas, barrios, y dentro de su condición social o económica, tienen como el hombre, que tomar parte en todas las actividades políticas; pronunciar discursos; dictar conferencias y hacer los mismos encendidos elogios del Jefe Supremo y de la obra de su gobierno.

No solamente los sociólogos, sino toda persona que alguna vez haya pensado en los problemas humanos, sabe que toda evolución, todo cambio brusco trae desequilibrio en el material humano en que se produce. En mí país, cuando ya los hombres se graduaban en la Primera Universidad del Nuevo Mundo, a las mujeres no les permitía que aprendieran a leer y a escribir por tanto hay mucha diferencia en la cultura de uno y otro sexo. Todavía están vivas casi todas las primeras y que se graduaron de Maestras Normal. 

Yo he sido de las primeras mujeres de mi país, que he ex- presado en público que es una necesidad que la mujer disfrute de la misma protección que los hombres ante las leyes. Pero a lo que me refiero es que la mujer debe recibir y disfrutar de los derechos que le corresponden como ser humano serenamente e ir poco a poco preparándose para que pueda desempeñar si tiene necesidad y capacidad, puestos de responsabilidad.

Pero en mi país, Trujillo las ha hecho salir bruscamente de su estado y sus costumbres para que se lancen a las calles a pronunciar discursos, y a hacer política y les ha despertado las mismas pasiones por los altos puestos, disputados senadoras, etc. Se ha roto la tradicional armonía del antiguo hogar, y el hogar es la piedra fundamental de las naciones, todos los países que son fuertes, es porque sus hogares son instituciones sagradas. 

A la mujer dominicana se le ha reconocido los derechos políticos y civiles, pero una cosa es lo que dice la Constitución y otra la que Trujillo permite que hagan. Porque él llena las formas, cubre las apariencias. Porque lo que ha hecho es, agregar un nuevo y valioso elemento a la vida político-social del país para fines de explotación y de propaganda de su tiranía y ha sido otro elemento también que ha caído bajo el control de Virgilio Álvarez Pina [Presidente del Partido Dominicano]. 

(Ver Yo también acuso, Carmita Landestoy, págs. 207-211. Para acortar, omitimos el resto de este capítulo que discute como la mujer terminó siendo controlada por el Partido Dominicano. Para leer el resto de este capítulo y toda la información en este valioso libro, pueden descargarlo gratis en agn.gov.do.)

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Trujillo y Franco, la alianza de dos generalísimos

Por Ángela Peña
Hoy.com.do

"La situación moral es otro problema que se plantea al español  que tiene que vivir en los medios rurales con  familias nativas dentro de las cuales es fácil ver a niñas de doce y catorce años en estado, niños que abusan del ron, padres y hermanos que viven juntos en la misma habitación, niños y jóvenes fumando a todas horas.

Se desconocen el plato y la cuchara hasta el extremo que el arroz, el plátano y la yuca, base de la alimentación de las gentes del campo, son servidos en hojas y toman el cereal con los dedos.

La vida está cara, lo único barato es el café, el ron y el tabaco. Muchos dejaron sus tierras sembradas y han ido a la capital con ánimo de dirigirse al consulado en súplica de poder embarcar a España. La policía se enteró y los metió en la cárcel, bastante están en ellas y otros salieron de ella directo al muelle a embarcar en La Uriga. Todo en Santo Domingo es dictadura, casi vida carcelaria, incluso el pelo tienen que cortárselo de la forma que las autoridades quieran, la vigilancia es constante y hasta los españoles que fueron a Ciudad Trujillo en calidad de policías de tráfico eran vigilados por policías nativos, mestizos y analfabetos. Los policías tenían que prestar once horas diarias de servicio, más de lo estipulado. No había regularidad en los pagos, y en ocasiones quisieron rebajárselos de cien pesos dominicanos a cincuenta. En todos los comercios debe figurar el retrato de Trujillo y hasta los brindis está muy mal visto que antes no se brinde por Trujillo".

Esa era la situación que describía un emigrante español en Ciudad Trujillo, que Francisco Javier Alonso Vázquez, el autor de “La alianza de dos generalísimos, Relaciones diplomáticas Franco-Trujillo”, localizó en la mina de documentos sobre el país que se encuentra en instituciones de la Madre Patria, tantos, que proyecta publicar otros libros sobre el tema. De este libro de 745 páginas debió excluir  capítulos tan reveladores e impresionantes como los que dio a la luz con el auspicio de la Fundación García Arévalo.

Es un apasionado estudioso de la dictadura de Trujillo que por primera vez  hace un examen exhaustivo, profundo, prolijo, de las relaciones entre los dos gobernantes, pero salvando distancias. “Para mí el general Franco no tiene que ver absolutamente nada con el general Trujillo. El general Franco llega al poder después de una guerra civil y yo puedo asegurar que hubo muertes por parte del bando nacional que él capitaneaba, pero a medida que va transcurriendo el tiempo las muertes llegan a ser mínimas. Sin embargo, el general Trujillo inició su gobierno matando y finalizó matando, ahí está la diferencia”, expresa el historiador que, repitiendo a un embajador de su tierra en el país, Alfredo Sánchez Bella, expresa que el llamado Jefe “era una persona muy repugnante”.

De sus años de investigación, de la cantidad documentación fotocopiada, le ha quedado una imagen “negativa, nefasta” de ese Trujillo “que generó tanto dolor. Muchas familias se vieron afectadas por su forma de obrar, vilipendiadas por sus saqueos porque la dictadura trujillista no solamente mataba sino que también robaba, manipulaba, tergiversaba y humillaba. El general Franco no robó, que yo sepa, no se le conoce fortuna personal, es más, otros presidentes de gobiernos posteriores, de la democracia, se caracterizan por tener muchísimo dinero, fortunas muy importantes, curiosamente, aquí en este país, aparte de lo que tienen en España y Venezuela”, dice.

Alonso Vázquez, que nació en Ávila el cuatro de julio de 1964, hijo de José Luis Alonso y María Sonsoles, a quien dedica el libro que fue su tesis doctoral, puntuada con la Máxima Calificación Sobresaliente Cum Laude por unanimidad, conceptuada la Mayor Tesis Doctoral del Departamento de Historia de América de la Universidad Complutense de Madrid, se interesó por el trabajo al leer un libro de Américo Lugo, “El Estado ante el Derecho Público”. 

“Él asevera ahí que la República Dominicana no tiene Estado, que tiene que surgir una persona que lo haga, entonces llega Trujillo y quiso hacer un Estado cuyo paradigma era la España del general Franco, sin embargo, Trujillo fracasó, y de hecho, la conclusión de mi tesis es que ese Estado que quiso crear el general Trujillo fue un estado espurio privado de los fundamentos  de un Estado Moderno. Ni siquiera esa clase media que al fin y al cabo estructura todos los países democráticos, evolucionados, la llegó a crear Trujillo, por la corrupción, porque él quería asumir toda la riqueza de la nación”, manifiesta. Al libro de Lugo siguieron otros, y además informes, álbumes, todos los periódicos nacionales de la época, folletos, anuarios, recopilaciones, boletines, un acervo documental que el inquieto escritor completó con entrevistas.

El libro no sólo se refiere a los vínculos entre los dos caudillos sino la actuación de casi todos los españoles que han residido en la República de 1936 a 1961: monjas, sacerdotes, comerciantes, embajadores, maestros, militares, artistas, intelectuales, políticos, catedráticos universitarios, enfermeras.. Manuel Velásquez Fernández, Benigno Pérez Martínez, Claudio Fernández García, Manuel Cochón Calvo, Joaquín García Do Pico, Manuel Resumil Aragunde, José Sanz, Fermín Fernández de la Torre, Alfonso Cuervo, José González Ramos, Celso Pérez, Julián Barceló Barceló, fray Cipriano de Utrera, el padre Arrupe, Bernardo Zaragoza, Lucas Guerra, Manuel Busto, Manuel Baquero Alonso, son algunos de los cientos de españoles cuya presencia se explica en el libro,  presentado por Manuel A. García Arévalo.

“La colonia española de la República Dominicana estaba constituida en 1938 por unas mil 500  personas. En su mayoría habían emigrado a ese país a principios del siglo XX. Una porción de estos inmigrantes orientó sus actividades mercantiles al comercio de exportación e importación. En la gestión de sus negocios llegaron a amasar fortunas respetables. Estos prósperos comerciantes de ideología conservadora formaban el sector, económicamente, más poderoso del país, tras la fortuna personal del propio general Trujillo. Apoyaron de forma unánime a la España Nacional durante la Guerra Civil y, de forma masiva, se afiliaron al partido Falange Española”, apunta Alonso.

Funcionarios Humillados

En su visita a Santo Domingo, Francisco Javier Alonso Vázquez no sólo trajo el nuevo libro  sino  borradores de los capítulos inéditos que quedaron para futuras publicaciones. En esos están reflejadas las sonrisas burlonas de los embajadores de su tierra cuando el “Benefactor” aspiró al Premio Nóbel, las quejas de sus coterráneos por los pobres, malos e impropios terrenos que les dio a regar el tirano, la reacción de Franco al deseo de Trujillo de tener un título nobiliario, el triste destino de los despojados de sus propiedades, la forma en que humillaba a secretarios de Estado, entre otras revelaciones.

 Un inmigrante envió un memorandum  al Ministerio de Asuntos Españoles que dice: “Las tierras que se han dado a los españoles son tierras de las que se ha expulsado con las fuerzas militares a los antiguos poseedores, dominicanos pobres, se puede pedir informes a los padres párrocos de Julia Molina y Cabrera. Diecinueve hombres del campo que se negaron a entregar sus tierras fueron vilmente asesinados y ahorcados por los enviados del gobierno, entre ellos tres miembros de la Venerable orden Tercera de San Francisco, testigos los párrocos antes citados y monseñor Leopoldo Ubrique, capuchino y obispo de La Vega, lo mismo ha sucedido en Azua, en Constanza, etc.”.

En otros, labradores valencianos se quejan de que el gobierno no les cumplía lo estipulado en los contratos, se revela la negativa de Franco al ansiado título nobiliario. “...Indique al licenciado Ortega por contacto del presidente de la Casa de España, o bien directamente si ello contribuyera a dulcificar la negativa, que aunque se reconocen los especiales, numerosos y estrechísimos vínculos que unen a España con el generalísimo Trujillo, la tradición, la costumbre y además el sentido intrínseco de un título nobiliario excluye en su concesión a jefes de estado extranjeros y a personalidades especialmente prominentes en la vida pública de otras potencias a causa del matiz de subordinación y dependencia jerárquica al jefe de estado otorgante que ello supone. Puede Vuecencia añadir también que aun en el caso de que el conocido amor a España del Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina le llevara a aceptar esta implícita subordinación al jefe de Estado Español, la concesión constituiría un precedente que pudiera traer consecuencias enojosas si se presentaren análogas iniciativas a favor de estos ilustres prohombres hispanoamericanos pero cuyos meritos  aun relevantes no justificasen el otorgamiento del título nobiliario”. Firma el Director General de la Política Exterior, en febrero de 1955.

Trujillo humilla a sus secretarios” son las apreciaciones de Manuel de Aval y Marín, Ministro de España, del 16 de agosto de 1943. Dice: “Noches atrás, con la ocasión de celebrarse una fiesta de familia en la residencia privada de Trujillo, pude presenciar por hallarme sentado a la mesa de dicho primer magistrado, la serie de indiscreciones que cometió a causa de la borrachera de coñac español, que es su bebida favorita. Las humillaciones e impertinencias dirigidas a los ministros de su gobierno y demás camarilla, las autoconfesiones repetidas y machaconas de su valer y omnipotencia, es algo imposible de contar, los asistentes reían y comentaban elogiosamente en voz alta sus genialidades, que no eran sino groserías, el semblante de todos reflejaba la humildad del esclavo, escuché frases a media voz llenas de servilísimo repugnante”.  Al respecto, observa Alonso que “de cara al exterior a Trujillo es posible que se le condecorase, se le agasajase y digamos que se diera todo tipo de insignias, pero la diplomacia española consideraba que era un personaje infame, ridículo, que realmente no valía nada”.

NOTA: También puede leer sobre otras experiencias negativas de los emigrantes españoles a RD en la sección VARIOS.

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EXTRACTO 

ENTREVISTA A LA DRA. JOSEFINA PADILLA, MILITANTE ANTITRUJILLISTA

Transcripción de la entrevista oral hecha a la Dra. Josefina Padilla, luchadora antitrujillista de la  Juventud Democrática (frente interno) el 22 agosto, 2006.

“Nosotros nos teníamos una gran ilusión en ver esa expedición. Pero siempre uno tenía sus dudas y su miedo de que pasara lo que pasó, realmente.

Nosotros sabíamos que esos muchachos no tenían las suficientes fuerzas para enfrentarse al régimen. Y en ese sentido, si vamos a analizar un poquito, yo creo que faltó mucho trabajo interno. 

Yo creo que también los muchachos, tanto los de Luperón como los del 14, se desesperaron. Que debieron esperar un poquito para hacer un trabajo interno mayor. Aunque uno lo dice así, pero el trabajo interno también era muy difícil porque fíjese lo que pasó con Juventud Democrática y nosotros teníamos un trabajo hecho. 

Pero es que el régimen era muy fuerte, el regimen era tan fuerte que acabó con este país porque acabó con la confianza de la gente. O sea, hubieron familiares, hermanos y padres que traicionaron a hijos y a hermanos. Entonces, las paredes tenían oídos y tenían voz, uno no podía hablar, uno tenía miedo, uno tenía temor de poder expresarse, de poder hablar, mucho menos de reunirse, a hacer nada, ni a comentar nada. Porque es que todo se sabía, todo, porque él tenía una fuerza tremenda de penetración en toda la sociedad, a todos los niveles.

Yo diría que Trujillo fue un hombre privilegiado en cuanto a su memoria porque él conocía a todas las familias de este país y él sabía quienes estaban y quienes no estaban, y por qué y dónde estaba, el talón de Aquiles de cada quien, él sabía, entonces, él daba por ahí.

O sea que, no era fácil, no era fácil. El que no vivió esa época, no se puede imaginar lo que fue el régimen, no se lo puede imaginar”.

Más adelante la Dra. Josefina Padilla contesta una pregunta sobre cómo su militancia democrática afectó a su familia:

“Yo me quedé huérfana muy niña. Mi mamá murió cuando yo tenía 12 años. Yo estuve interna en el colegio, después de que mi mamá murió me internaron a mi hermana y a mí en el colegio. Pero de todas formas, yo vivía de vacaciones cuando yo venía con una tía, hermana de mi madre.  Y esa tía estuvo conmigo hasta que yo me casé. Ella trabajaba en el Estado, vamos a decir, porque ella trabajó en el Banco Central, como secretaria, como simple secretaria y a ella la cancelaron cuando yo entré a la Juventud.

Y a mi papá, que fue un hombre que nunca se metió en nada, que fue un empleado de comercio de Santiago, que era un hombre de una honestidad a toda prueba, a  ese señor lo apresaron y lo metieron en la Torre del Homenaje en una solitaria, desconectado completamente, yo no podía llevarle comida ni mucho menos…..[la comida era pan añejo y agua]. Y fue una represalia porque yo estaba participando en política como opositora al régimen”. 

No hubo más repercusiones en contra de otros miembros de la familia porque la familia era pequeña: Sólo tenía una media hermana y una hermana de padre y madre que no se vieron afectadas. Los otros tíos, quienes no tenían una relación cercana, tampoco se vieron afectados.

Pueden escuchar esta extensa entrevista hecha a la Dra. Josefina Padilla en YoutTube: http://www.youtube.com/watch?v=RU6XDZHFjlU

Dra. Josefina Padilla
Activista de la resistencia (Juventud Democrática)
Entrevistada por Pedro De León Concepció
Fecha de la entrevista: 22 agosto, 2006
Archivo General de la Nación - www.agn.gov.do 

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Observen que el Generalísimo ni siquiera se molesta en mirar al que lo está saludando


CONGRESO DE RODILLAS
24 Mayo 2011
Permitió a Trujillo aumentar  poder  y control sobre la RD
Las siete reformas. En una de las enmiendas a la Constitución durante el período de los 30 años de dictadura, Trujillo incluyó un dispositivo para preservar su fortuna y bienes, declarándolos inembargables.
Escrito por: PEDRO GERMOSÉN
(p.germosen@hoy.com.do)

Con el Congreso a su servicio  durante los 30 años de tiranía Trujillo produjo  siete reformas a la Constitución, en su mayoría para darse mayor control y poder sobre el país, enaltecer su figura, proteger sus bienes y consumar otros objetivos políticos personales, aunque, como paradoja, sobresale el reconocimiento de los derechos de la mujer como un indiscutible logro de justicia social.
De igual manera, se destaca la representación de las minorías en los municipios y el establecimiento de un sistema monetario y financiero, con la creación del Banco Central.
Particularmente, el servilismo del Senado llegó a tal extremo que a finales de la tiranía, el organismo se sumó a la “justiciera” iniciativa del presbítero Zenón Castillo de Aza, quien procuraba que se otorgara a Trujillo, cosa que no logró, el título de “Benefactor de la Iglesia Católica de la República”.
Eternidad.  Como una forma de preservar su patrimonio incluso después de la muerte, a través de la reforma del 1955, Trujillo introdujo un dispositivo que hacía inembargables las cuentas y propiedades del presidente y vicepresidente de la República, incluyendo las de sus familiares, viudas y herederos.
Según refieren los historiadores Mu-Kien Adriana Sang, José Chez Checo y Francisco Cueto Villamán en el libro “El Senado de la República, historia y porvenir”, el Congreso, sobre todo el Senado, jugó un papel fundamental como justificador y “legalizador” de las acciones del dictador.
Trujillo, además, se dedicó a suprimir la separación de los poderes y tanto el Legislativo como el Judicial, en sentido general, cayeron en el más censurable servilismo”, plantean los tres intelectuales.
Renuncia previa. Así, Trujillo impuso “un disimulado sistema mediante el cual todo legislador o juez antes de juramentarse debía firmar una ‘renuncia previa’, sin fecha, para que el ‘jefe’ la hiciera válida cuando así lo decidieran sus conveniencias o sus caprichos”.
En base a este accionar eran pocos los congresistas que concluían su período, entonces de cinco años, ya que la mayoría era elegida por las propias cámaras a sugerencia del sátrapa.
Citando al historiador Flavio Darío Espinal, el libro de referencia resalta que el régimen de Trujillo usó la cuestión constitucional para, al menos, tres objetivos, a saber:
1ro. Representar un “ritual democrático” de modo periódico y sistemático, lo que se notaba, especialmente, cuando había que modificar la Constitución o había “elecciones” para escoger a las autoridades donde se cumplían todos los requerimientos legales.
2do. Presentarse en su “mejor forma” usando a los mejores abogados e intelectuales para que sus constituciones contaran con las instituciones más sofisticadas desarrolladas en los países más avanzados institucionalmente, lo que conllevaba a una “legitimación” del régimen, y
3ro. Darles carácter constitucional a ciertos objetivos o políticas del régimen en alguna época específica.
Las siete enmiendas. La primera enmienda a la Constitución prohijada por Trujillo se realizó en el 1934 con el objetivo, según planteó el dictador en un mensaje, de subsanar diferencias y errores, y de que su texto fuera más perfecto y permitiera realizar, de un modo más eficaz, “los propósitos en que se inspiraba nuestra organización político-administrativa”.
Para esa época el Senado constaba de 13 senadores, quienes representaban las 12 provincias y el Distrito de Santo Domingo.
Derechos de la mujer.  La segunda enmienda a la Ley Fundamental se llevó a cabo en enero de 1942,  y entre las principales reformas figura el reconocimiento de los derechos civiles y políticos de la mujer.
De esa manera quedó establecida la igualdad civil y política entre el hombre y la mujer.
Otra reforma de ese año fue la supresión de la Vicepresidencia de la República, la consignación de una ley que protegiera  a los hombres de trabajo y la extensión del período de gobierno a cinco años.
En las elecciones de ese año, fruto de la citada modificación constitucional, fue “elegida” por primera vez una mujer, Isabel Mayer,  para ocupar el cargo de senadora por Montecristi.
La tercera enmienda constitucional durante la tiranía  fue decidida el 10 de enero de 1947, cuando se estableció un sistema bancario y monetario propio y se creó el Banco Central.
Otras reformas introducidas en esa ocasión fueron el establecimiento del poder municipal autónomo y descentralizado y el reconocimiento de la representación de las minorías cuando hubiera que elegir más de un candidato.
1955: “Año del Benefactor”. La cuarta enmienda a la Carta Magna se realizó el primero de diciembre de 1955, que el Congreso declaró como “Año del Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva”, título que, a su vez, la propia ley de leyes le otorgó al déspota, así como el reconocimiento del Partido Dominicano como “agente de cultura y civilización del pueblo dominicano”.
También, la nueva Constitución consignó la protección e inembargabilidad de los bienes de los que fueran o hayan sido presidente y vicepresidente de la República, así como de sus viudas y herederos.
Comunismo.   Una de las enmiendas consagró la incompatibilidad del comunismo con los principios  de la Constitución, la consagración de que las relaciones del Estado y la Iglesia Católica se regirían por el Concordato, suscrito antes con la Santa Sede.
La quinta reforma fue ejecutada el siete de enero del 1959 con el único objetivo de variar la forma de modificar la Constitución; la sexta enmienda se realizó el 28 de junio de 1960 para  responder a presiones y proyectar una imagen más liberal del régimen, por lo que las reformas anticomunistas del 1955 fueron eliminadas.         
La séptima y última reforma constitucional   se hizo el dos de diciembre de 1960 para consignar que el país  jamás favorecería   una condena contra ningún pueblo hermano de América y, además, se suprimió la Vicepresidencia.
La primera enmienda de esta coyuntura respondía a las sanciones que le impuso la OEA al país por la participación de Trujillo en un atentado contra el entonces presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt.
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EXTRACTO: Por falta de espacio solo copiamos los siguientes parrafos de este articulo. Los lectores que tengan interes pueden buscar en la red el articulo completo. Este articulo se basa en una entrevista al laureado periodista Rafael Molina Morillo quien nacio en 1930 y vivio toda la Era de Trujillo.

La prensa en la dictadura de Trujillo

Wendy Carrasco
hoy.com.do
29 de mayo, 2013

Había un lavado de cerebro colectivo, menos en aquellas personas más cultivadas y con más sentido patriótico, que sabían realmente lo que estaba pasando el país”, explica Molina Morillo, quien al nacer el 31 de marzo de 1930, en La Vega, creció y se desarrolló en el trujillismo.

Dice que cuando apenas era un adolescente no tenía un criterio liberal, ya que creía todo lo que decían y pensaba que en su país se hacía lo correcto, por lo que su mentalidad comienza a cambiar cuando entra a la universidad e intercambia ideas con sus compañeros.
El diplomático señala que la mediatización colectiva llegaba hasta lo ridículo y cita como ejemplo que cuando el país era afectado por una epidemia x, por más escandalosos que fueran los casos, se tenía que publicar que todo estaba bien, perfecto, como se decía ser Trujillo.

Aunque la gente se estuviera muriendo de enfermedades, como sucede en otros países del mundo, había que decir que todo estaba bajo control.  Las estadísticas también eran manejadas al antojo del imperio trujillista.

Se decía en la prensa que la economía era la mejor del mundo y que la gente no moría de enfermedades. Santo Domingo de Guzmán era la ciudad más limpia del mundo. Y la tiranía elogiaba sus infraestructuras. Como el pueblo no conocía otras ciudades, entendía que todo era verdad. También por la limitación que había en las comunicaciones y el transporte.

La gente repetía lo que escuchaba y se sentía orgullosa de su país. Ya sea porque formaban parte de la estructura o por ingenuidad, o simplemente, porque lo creían de buena fe.

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Actitud del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina 
frente a los medios de comunicación social del país
Publicado por Elías de la Cruz 
En El Boletín de Elías
Introducción
Los medios masivos de comunicación son de gran importancia para la sociedad, es por esto que políticos y empresarios intentan cada día consolidar su hegemonía a través de los mismos.
El periodo dictatorial del General Rafael Leonidas Trujillo se caracterizó por tener absoluto control de los mas media. La Prensa, la Radio y la Televisión  estaban al servicio del tirano. Privándolas de su libertad para difundir sus ideas.
A pesar de que los medios masivos en la mayoría de los casos pertenecían económicamente a particulares, Trujillo se encargó de que línea oficial de los mismos estuviera a favor del gobierno. Para esto estableció principios que le favorecían.

Adulación: términos como “generalísimo”, “superhombre”, “ilustrísimo creador de generaciones”;  estos son unos de los tantos títulos expresados al tirano a través de los medios de comunicación.

Eliminación: no se publicaba ni se investigaba nada que no favoreciera al gobierno.

Cooperación: Se aceptaban todos aquellos artículos que colaboraran con el régimen.
A través del siguiente trabajo hacemos un enfoque acerca de la postura de la tiranía de Trujillo frente a los medios de comunicación masivos.
Actitud del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina frente a los medios de comunicación social del país
La dictadura establecida por el general Rafael Leónidas Trujillo. Desde 1930 hasta 1961  se caracterizó por la eliminación mediante el uso de la fuerza a la oposición para establecer control absoluto del poder. Durante los 31 años de gobierno, Trujillo presidió una de las dictaduras más severas del mundo. Basándose en el apoyo de los militares y rodeado de su familia dirigió prácticamente todos los aspectos de la vida nacional.
Los medios masivos de comunicación fueron afectados por la tiranía trujillista, a tal modo que aquellos que se oponían al régimen eran encarcelados, torturados, e incluso asesinados.
PRENSA
En el censo de 1935, de un total de 1, 479,417 habitantes, solo 300, 078 sabían leer y escribir. Es decir, alrededor de 80% de la población era analfabeta. Por otra parte, el 82% de los habitantes en el país vivían en el campo, por lo tanto la zona de influencia de los periódicos era relativamente pobre.
El general Trujillo, para confirmar su poder sobre la Prensa, modificó en Abril de 1933 la Ley 396 donde consideraba como delito todo escrito, discurso, impreso, dibujo, grabado o pintura que suministrara informaciones contra su gobierno. El resultado de esta ley fue la eliminación legal de cualquier mensaje contrario a su régimen.
Durante el periodo 1903-1934, existía en el país seis principales periódicos:
La Opinión (Capital)
Listín Diario (Capital)
El Caribe (Capital)
La Nación (Capital)
El Diario (Santiago)
La Información (Santiago)
La Opinión: Nació en la década de los años veinte como una revista, propiedad de la familia Lepervanche, de origen francés. A la llegada de de Trujillo su director era Álvaro Álvarez.
La Opinión nunca estuvo en contra de Trujillo. Publicó numerosos artículos de intelectuales trujillistas. Desde la fundación del Partido Dominicano, el periódico dedicó una sección política dedicada a las noticias del partido. También se hacen frecuentes los enormes titulares destinados a las obras de Trujillo: discursos, inauguraciones, o registros cívicos.
Su final llegó cuando a Trujillo se le ocurrió una maniobra para dar la apariencia de libertad de prensa. Pidió al editor de La Opinión que colaborara para realizar una campaña moderada de oposición. El periódico tomó este encargo seriamente. Un ejemplo de esto fue la publicación de la carta del vicerrector de Universidad Autónoma, Bonilla Atiles y la de los estudiantes de la Escuela de Derecho.  Pero esta maniobra se subió de tono, como consecuencia llevó a Bonilla Atiles al exilio y el periódico fue cerrado.
Listín Diario: Fundado el 1ro de agosto de 1889 por Arturo J. Pellerano. Este periódico supo adaptarse a todas las situaciones políticas, sin comprometerse a fondo con ninguna, ni tomar definido matiz. Lo más elocuente  fue el absoluto silencio en sus editoriales y su indiferencia ante los actos delictivos ocasionados por el gobierno.
Luego de la muerte de Colé, el hermano menor Arturo J. Pellerano; la actitud del periódico cambió drásticamente. A lo largo de 1931 y 1932 el Listín Diario publicó artículos de colaboradores y alabadores de Trujillo. Además daba información de sus viajes y obras.
Según el historiador Vidal, Trujillo intentó ganarse el favor de Pellerano, nombrándolo Diputado. Como consecuencia, en el periódico se multiplican las noticias y los comentarios acerca del Jefe.  El Listín se convirtió en un gran reporte sobre Trujillo. La primera página estaba dedicada casi en su totalidad a él. Pero a Trujillo esto no les bastó, y en 1942 ahogó económicamente al periódico.
El Diario: Se fundó en 1901, siendo sus propietarios la familia Vila Morel. Desde sus comienzos, presentó poca participación en la vida política; mostrando un interés principalmente comercial. El 15 de septiembre de 1930 el periódico cambió de propietario, siendo E. De Lemos su nuevo propietario.  Ya para octubre de ese mismo año el periódico tiene su primera relación en el gobierno.
El director de El Diario fue interrogado por la policía en relación con una noticia que atacaba las funciones del Ejército.  Se excusaron expresando en un editorial que eran amigo del gobierno.
El 7 de noviembre Mario Guerra asumió la dirección de El Diario y luego de la difusión de un editorial “escandaloso” fue encarcelado.
Muchos de sus editoriales con un tono pesimista, atacando a la prensa servil y criticando el número de muertos y excitando a la ciudadanía. El Diario, igualmente alabó la promesa de Trujillo de no reelegirse.
El periodista Reyes Vargas fue encarcelado por “hostigar la prensa corrompida y aduladora.”  Mario Guerra es avisado de que el gobierno planeaba asesinarle y huyó a Haití.  Luego de estos hechos el Diario enmudece y crean una nueva sección llamada “Actualidad Política”. Columna fija de alabanzas a Trujillo.
La Información: Propiedad de la familia Franco. Este era uno de los principales periódicos de la cuidad de Santiago. Rendía especial apoyo al candidato Estrella Ureña quien era se convirtió en el vicepresidente del país.
Cuando comenzaron los asesinatos y las desapariciones, La Información defendió con uñas y dientes al gobierno. De las filas del periódico salieron dos importantes colaboradores de Trujillo: Cesar Tolentino, nombrado Secretario de Agricultura, y Ramón Emilio Jiménez, Relacionador Público del régimen.  Con grandes titulares este diario resaltó las noticias de las obras del mandatario.  Luego de la salida de Estrella Ureña del país el periódico disminuyó el espacio dedicado a alabar al tirano.
En 1940 Trujillo adquirió acciones en el diario santiagués y nombró a Rafael Vidal como director, quien en ese entonces también dirigía  La Nación.
El Caribe: Creado con el fin de promover la tiranía trujillista. Este fue fundado por Trujillo el 14 de abril de 1948, a través de la sección: “El Foro Público” de este periódico, el dictador y sus servidores atacaron calumniosamente a los enemigos reales o supuestos del régimen.
Contó con la colaboración del norteamericano Stanley Ross, este fue sustituido por Germán Ornes Coiscou. En febrero de 1954 Coiscou adquiere el periódico y al romper con el régimen trujillista en 1955 le fue quitado el periódico hasta el ajusticiamiento del tirano.
La Nación: Este periódico también fue creado por el gobierno dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo Molina. Salió a la luz el 19 de febrero de 1940. Sus páginas sirvieron de apoyo al la caída del régimen. El periódico estuvo envuelto en una serie de conflictos con respecto a la propiedad de este, luego de la muerte del tirano.
Además de la prensa diaria, el gobierno del General Trujillo produjo múltiples revistas, libros, periódicos locales y boletines. No obstante a todo esto, la oposición popular hallaba mecanismos de comunicación clandestina, a través de los cuales luchaba por desarrollar los sentimientos anti trujillistas. La más influyente de estas ideologías era el Movimiento Revolucionario 14 de Junio; aunque no publicaban propaganda impresa durante la tiranía de Trujillo. En 1956 surge el periódico Libertad a partir del nacimiento del Movimiento Popular Dominicano, de carácter nacionalista, aunque este no circulaba en el país.
En los últimos días del régimen comenzaron a aparecer en los baños públicos de las oficinas del gobierno y de los recintos escolares, en los asientos de los parques; las siglas “CT” “CONTRA TRUJILLO”. El que era sorprendido poniéndolas alegaba que significaban:” Ciudad Trujillo” o “Carmen Torres”.
Además en el Cibao aparecen hojas sueltas manuscritas o panfletos clandestinos en algunas de las calles de la cuidad. Sus autores, según Ramón Ferreras, “eran jovencitos que fueron asesinados casi todos luego de ser capturados en 1959.” Uno de los más atrevidos  desafíos protagonizados por la prensa clandestina corresponde al periódico El Grito, del cual salen solo dos números. Entre sus productores estaba Rafael Mieses Peguero.
RADIO
En el país en el momento de la tiranía trujillista, existían al rededor de 36 emisoras de radio sometidas al régimen.
La propagando trujillista fue muy notoria también en a radio. En diciembre de 1942 fue fundada la emisora radial “La Voz del Yuna” en Bonao. Y en 1948 pasó a llamarse “La Voz Dominicana”. Propiedad de José Arismendi Trujillo Molina “Patán”; quien además tenía el monopolio de la televisión.
Esta emisora fue el principal órgano radial del régimen. Las noticias y todo el contenido de sus emisiones tenían como objetivo afirmar el mensaje trujillista.
Radio Caribe fue otra emisora usada por el gobierno, especialmente en sus últimos meses, para defenderse del descontento de la Iglesia Católica y de sectores de poder de los Estados Unidos.
Además, la  Dirección de Comunicaciones tenía también montado un servicio para censurar en lo posible las emisoras que atacaban  al régimen. Las personas eran constantemente vigiladas por los caliese del régimen que procuraban evitar que la población sintonizara emisoras del exterior y se informara de las criticas que hacían a Trujillo, desde cuba, Venezuela y puerto rico, centros de los exiliados anti trujillistas. De manera, que, pues que había limitaciones materiales y políticas considerables que obstaculizaban el alcance de los medios, tanto en su misión periodística como publicitaria o de mercadeo.
En la radio la música alabadora era constante en estas se hablaban del tirano, de sus logros y de su ideología política.
TELEVISION
En el periodo del régimen dictatorial trujillista, existían en el país dos plantas televisoras, La Voz Dominicana (actualmente CERTV) Y Rahintel. Estos canales televisivos servían más como promotores de propaganda a favor del régimen que como vehículos de información.
Estos medios de comunicación social tenían, por naturaleza de la sociedad de entonces, una cobertura muy limitada a las elites. Hay que tomar en cuenta que el 82 % por ciento de la población vivía en la zona campesina, donde no había servicio de energía eléctrica.
Antonio Menéndez Alarcón señala, en su libro “Power and televisión in Latín América: The dominican case”, que según informaciones estadísticas de las naciones unidas en 1960 solo había en el país dos mil receptores de televisión, estos aparatos de televisión estaban localizados principalmente en ciudad Trujillo, Santiago, San Francisco de Macorís y La Romana.
Conclusión
El general Rafael Leonidas Trujillo no se conformó con silenciar los órganos de prensa existentes, sino que también encarceló y asesinó a periodistas. Fue creando sus propios medios de propaganda.
La tiranía de Trujillo se encargó de censurar los medios de comunicación que no respondiesen con los “intereses del la nación”. El tirano no se conformó con robar y violar los derechos particulares de los ciudadanos. Sino que también nos arrancó la libertad como pueblo, nos borró nuestra dignidad como país.
Por tal motivo nos aferramos a las palabras de Jesús de Galíndez en su obra La Era de Trujillo: “La prueba de la libertad o tiranía de un régimen se revela en la prensa diaria. Si en un país se puede calificar de arbitrarios los actos de n gobernarte, esa es la mejor prueba de que en conjunto existe libertad. Pero si en un país solo se leen y escuchan elogios del gobernante y jamás una crítica, esa es también la mejor prueba de su tiranía”. 
La muerte de Trujillo marcó el punto de partida para la aparición de un número considerable de periódicos, emisoras y televisoras de capital privado.

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EL ADOCTRINAMIENTO 

http://tiofreddy.wordpress.com
Blog dedicado al análisis y comentarios sobre la conciencia política en RD
21 de mayo, 2011

Enseñar para se diga o se haga una cosa, se llama adoctrinar.  El adoctrinamiento se originó con el surgimiento de las religiones, pero su uso se ha extendido en las sociedades  para el dominio de ella  por quienes detentan el poder.

“ El adoctrinar se usa, en sentido negativo, para significar la enseñanza rígida de ideas o doctrinas sin evaluación crítica ni racional o discusión alguna.”

Llega un momento en que el supuesto adoctrinado, puede no estar de acuerdo por convencimiento propio, de lo que dice o hace de manera dirigida.  Entonces lo ejecuta motivado por dos cosas: el miedo o la conveniencia, como en el caso de la dictadura que tratamos.  Miedo por las represalias que puede recibir si no hace lo que se espera; o conveniencia, por lo beneficios que puede obtener si hace lo que se le indica.

En el régimen trujillista, el adoctrinamiento podía ser directo, como el que había en las escuelas públicas, dirigido específicamente a ese sector de la juventud.

También indirecto, para todos los segmentos de la población, por medio de mensajes sistemàticos por la radio, los periódicos y en  actos públicos de la vida cotidiana, donde entraban en juego los símbolos, con la imagen de quien ya todos conocían , junto al de sus familiares.

Las estatuas, los bustos, el papel moneda, portadas de los cuadernos escolares y sellos postales fueron  medios utilizados, en parte, para impregnarle a la mente ciudadana la idea, de a quien era que se debía todo lo grandioso que tenía el país.

A todo lo largo del período en que el dictador gobernó, por petición del mismo, ingresan al barco de la dictadura intelectuales y profesionales de diversas ramas del saber.  Y atraídos por los beneficios económicos que el régimen le fue otorgando a sus  jerarcas eclesiàsticos, la iglesia católica también se unió a su base de sustentación.

Hubo un tanto de conveniencia por parte de los que se integraron a la tripulación de la nave del estado.  El resultado: una mayoría preponderante  de la sociedad se convierte en toda una masa dócil y complaciente con el capitàn que la dirige, la cual se beneficia a cambio colaborar y cerrar los ojos ante los atropellos que este, sus familiares y parte de sus allegados cometían.

Los que se resistieron a su llamado y le dijeron no a su ofrecimiento, porque no iba con sus principios relacionarse con quien ya consideraban era un perjuicio para el país, tuvieron que salir del mismo o sufrir el aislamiento interno al quedarse, padeciendo estos toda clase de humillaciones y algunos hasta la muerte.  Esta situación obligó luego a unos cuantos, por temor, a reconsiderar su primera decisión, aceptando  un puesto en la administración pública y colaborar para poder subsistir.  Muy  pocos escaparon a la maquinaria trujillista, pues quienes no se dejaban utilizar cuando ella requería de sus servicios, eran moral y hasta físicamente despedazados por la misma.

Un grupo de los que aceptaron el ofrecimiento se conviertieron luego en los funcionarios e intelectuales al servicio del gobierno, encargados del segundo factor de control, el adoctrinamiento.  Empezaron a pregonar ciertos rasgos de un súper hombre que supuestamente tenía el “Generalísimo”, atribuyéndole, ademàs, virtudes rayando en la divinidad.

Este brazo ilustrado de la dictadura fue el que convirtió el sistema educativo público en sus niveles primario, intermedio y secundario, en un instrumento de dominación a través de la enseñanza. El régimen volcó grandes recursos económicos en el sector.  Se produjo una estadística impresionante entre 1931 y 1941;  se establecieron  alrededor de cinco mil de esos centros.  Esto así, porque facilitó mantener a la mayor parte de la juventud del país adherida a los requerimientos del sistema implantado. 

Bajo ese plan, los intelectuales al servicio de Trujillo, en su perseverante adoctrinamiento, acomodaron a los intereses del régimen al cual servían, varios de los eventos que dieron origen a la república y el surgir de la nacionalidad dominicana, mostrando algunos a la luz pública u opacando otros.  Esos acontecimientos incompletos hoy en día, no muestran a cabalidad el proceso independentista y los pormenores de sus causas.

Por eso vemos como los libros fueron adornados con verdades tegiversadas y con el pensamiento de los grupos tradicionales que dominaron el país desde cuando era una colonia, plagados de sus prejucios y visiones de una otrora realidad, pero que coincidian y ayudaban al fortalecimiento de la dictadura, los cuales fueron asimilados por no se sabe cuantas generaciones.

Los centros públicos de enseñanzas  parecían cuarteles militares, en donde se imponía una disciplina casi acorde con los mismos.  Los estudiantes, uniformados con el color kaki, gorros del mismo color y corbatas negras, eran entrenados en marchas militares, para luego ser exibidos con vistosos uniformes costeados por los padres de los alumnos, lo cual era obligatorio en los grandes desfiles que cada año y por diversos motivos organizaba la poderosa maquinaria doctrinaria del régimen.

También esos centros docentes eran los escenarios donde se exaltaban pasajes fabricados de la “vida  ejemplar” del “Jefe” y su sagrada familia, moldeando con arengas ante visibles efigies y retratos de quien todo lo controlaba, la voluntad de la juventud presente.

Cuando en el año de 1936, se da el cambio de nombre de la ciudad capital del país, el histórico Santo Domingo de Gúzman, para ponerle Ciudad Trujillo, a partir de ahí, cada vez que se abría una pàgina en los cuadernos escolares para tomar un dictado, el encabezado empezaba diciendo:  Ciudad Trujillo…

Al calendario le señalaron una fecha muy especial, junto a las recordaciones patrias y al de las tradiciones religiosas católicas. Esa fue la del natalicio de Rafael Trujillo cada 24 de octubre. Miles de composiciones escolares se hacían cada año en los centros de enseñanza pública, hablando de lo que había significado de positivo para el pueblo dominicano ese nacimiento. 

Con esa herramienta de control bajo su dominio, el régimen  empezó la dominación del pensamiento de la sociedad. Desde las aulas escolares los màs jóvenes empezaron  a aprender la historia acomodada y la lecciones de obediencia y lealtad a Trujillo.

De paso, mantenían a la población en general dedicada al culto de la figura. O bien,  obligando, en consecuencia, a cada ciudadano mantener en su hogar un retrato con la imagen del que ya habían convertido en casi un Dios.

No había día en que cada edición del único periódico matutino de la capital del país, trajera en la primera pàgina una fotografía de algún miembro del clan familiar, celebrando su onomàstico o protagonizando algún hecho deportivo.  También, los nombres de las principales calles y avenidas, parques, escuelas y hospitales de las ciudades y pueblos, recordaban a un ser viviente o fallecido de quienes todo lo controlaban. 

Cuando se instauró el servicio militar obligatorio, en esencia, su finalidad tuvo màs que ver con la parte doctrinaria del régimen, que con entrenar con las armas y ejercicios de combate al sector joven del país.

El hecho de que las personas enroladas en ese servicio aprendieran principalmente marchas militares, portando un pedazo de madera en el hombro, simulando un rifle, indicaba que no le interesaba a la dictadura tener como reserva entre en la población, a hombres entrenados en la lucha armada.

El mismo Partido Dominicano, el único que existía, constituyó en esencia una pieza de primer orden en el adoctrinamiento de la población.  Su eslogan de “Rectitud, Libertad, Trabajo y Moralidad”, eran las palabras que coincidían con las primeras letras de los nombres y apellidos de Rafael Leonidas Trujillo Molina.

En 1952, la creación del Instituto Trujilloniano, fue otro elemento con fines doctrinarios. Buscaba darle una base ideológica al régimen establecido.

El Concordato, un tratado firmado entre la la iglesia Católica y el Estado dominicano el 16 de junio de 1954, en la ciudad El Vaticano, en Roma, selló la alianza que por muchos años habían llevado los jefes católicos en el país con el dictador Rafael Trujillo.  Este acuerdo garantizaba, en el futuro, los beneficios que durante tantos años habían recibido los sacerdotes y privilegiaba el catolicismo por encima de otras religiones que había en el país.

Con el mismo, el régimen seguía teniendo el apoyo de tan importante sector social; constituyó, entre las masas pobres del país, un canal doctrinario efectivo.  El impacto sicológico que producía entre la población ver las figuras del tirano y sus familiares en los actos religiosos junto a los jerarcas eclesiàsticos, reflejando  que estaban muy cerca de Dios, así como también la forma de estos orientar las inconformidades terrenales de sus feligreses, motivando el conformismo ante el estado de indigencia en que vivían, representó un gran aporte para el sometimiento de esas clases marginadas.   

Y algo que logró la dictadura con ese tratado, y que sirvió para fortalecer aún màs su política de adoctrinamiento entre la población católica creyente,  fue el acuerdo en que a las misas de los domingos se le incluyera una oración que dijera al comenzar:  “Señor, protege a la República Dominicana y a su Presidente.

La música no escapó a la manipulación para los mismos fines. El merengue, cuando se popularizó en el siglo diez y nueve entre la clase baja, estuvo siempre en la mirilla de la clase alta, ya que fue considerado desde sus inicios un baile indecente y sus letras por igual. 

Acostumbrados a los bailes de extracción europea como el Vals y las Polcas, la sociedad dominante de ese entonces, vieron en ese ritmo candencioso, signos de que el mismo podía estimular a la perversión sexual.  

Cuando el general Trujillo se lanza a la conquista del poder político, no se sabe si por él o sus asesores, el merengue, el ritmo que tanto atraía a la colectividad humilde, fue integrado a la campaña electoral de 1930, buscando ganar adeptos entre la mayoría poblacional, por lo cual este empezó a llevar siempre en sus viajes por el interior del país, un conjunto para su interpretación, conocido como “perico ripiao”.  

Las letras de muchos merengues con alabanzas al tirano, a su familia y al sistema impuesto, ya fueran por encargos o no, constituyeron una manera de influir en el pensar de la población, por ser un acto repetitivo, base de toda asimilación, cuando eran escuchadas y bailadas como una manera de diversión. 

Se crearon algunas piezas de buen gusto, que por tal motivo, aún se recuerdan.  Los “Merengues del Jefe”, como se le llamó a la recopilación de estos y vendidos con discreción después de su caída, constituyen una prueba de qué tan hondo caló en el sentir de los dominicanos los treinta y un año que duró la dictadura trujillista debido, en parte, al factor adoctrinamiento.

Se vivía en un país donde se le enfocaba dia por día al ciudadano, las imàgenes, los nombres y el apellido de quienes se habían apoderado de media isla caribeña llamada República  Dominicana.  No hubo medio, vía o canal de comunicación,  por el cual la dictadura no buscara la forma de moldear a la población a los requerimientos de ésta.

No era solamene una “actitud megalómana de Trujillo”, como dijeron después de su muerte los colaboradores màs cercanos.  Eso se convirtió luego en una parte de la base en que descansaba el régimen.  Los culpables, los que implementaron y mantuvieron al día el trabajo doctrinario, para quitarse ese peso de encima luego de la caída de la dictadura, les decían a todos que fueron únicamente caprichos egocentristas de quien todo lo controlaba, no una serie de actividades, como lo fue, muchas veces con la anuencia del “jefe”, de ellos, los grandes aduladores para congraciarse y conseguir sus favores. 

El adoctrinamiento,  en un principio,  se fue desarrollando por una serie de actitudes individuales de un grupo de burócratas que vivían en franca competencia y que agradaban el ego del dictador.

Fue un proceso fortuito que se hizo rutinario, màs que un plan o programa preconcebido que, luego por sus resultados, el régimen lo incorporó para los fines que perseguía.

Un caso que da una idea de lo anterior, lo constituyó en su momento el letrero que puso en el techo de su casa el Sr. Jacinto Peynado, cuando el tirano en una ocasión se ausentó del país y éste como vicepresidente ocupó interinamente la presidencia.   Al regreso del titular del cargo y para disipar una posible ira del mismo en contra de él por ciertos rumores que se habían propagado, mandó a escribir con letras grandes la expresión:  DIOS Y TRUJILLO.  Esa actitud  complació al dictador, generalizàndose luego en todo el país en el seno de la población

                                     ¡Ya comiste!    Si, ¡gracias a DIOS   a TRUJILLO!

Las siguientes palabras del Dr. Balaguer, expresadas en un discurso, con relación al suceso comentado anteriormente,  corroboran en cierta medida el efecto que tuvo el ejemplo anterior.  Ademàs se comprueba una de las maneras de cómo se fueron introduciendo en la conciencia ciudadana, muchos de los conceptos doctrinarios que usó la dictadura trujillista:

“Cuando un dominicano expresa que debe su bienestar a Dios y a Trujillo, no hace otra cosa que hacerse intérprete de este hecho pasmoso, que se ha cumplido aquí por primera vez en la historia.  La presencia de Trujillo en la patria, es una realidad tan viva, como lo es la presencia de Dios en el universo al través de sus obras, al través de sus constelaciones inmortales.”

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Educación de Trujillo

Otra pieza en la maquinaria de control de la dictadura

Reportaje de Hoydigital.com

27 Diciembre 2011

Dominación. Durante los años de la dictadura, desde las aulas se sembró el respeto y devoción por Trujillo, a través de un profundo temor que era inculcado desde los libros, cátedra, marchas y las actividades de la escuela

Luego de saludar a la clase, la rutina de la maestra era siempre la misma, tomaba un pedazo de tiza y escribía la fecha en la pizarra. Lo siguiente era plasmar una idea alusiva al dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, que luego era comentada durante la jornada.

Mientras, en el patio, grupos de alumnos en perfectas filas ejercitaban marchas militares, con sus zapatos brillantes, uniformes impecables y crispados por la insistencia de la plancha.

Durante los 30 años de la dictadura, las escuelas sirvieron como un mecanismo más de adoctrinamiento y sumisión, que enseñaba el orden y limpieza, a través de un profundo temor, y que sobre todo, fomentaba admiración por la figura del caudillo.

Los actos, efemérides, programas académicos y en sentido general la rutina escolar conspiraban durante la época para crear “fascinación” por Trujillo, que se continuaba en los pasillos, aulas y oficinas, por la colocación de las fotos del sátrapa.

Curiosamente, se trata de una costumbre que persiste hasta estos días, en las instituciones y oficinas del Estado, donde  se colocan copiosas imágenes del Presidente de la República.

Trujillismo escolar.   Al inicio de la dictadura, en el país no había Ministerio de Educación sino  una Superintendencia General de Instrucción Pública, la cual estaba adscrita a la Secretaría de Estado de Justicia.

Sin embargo, el 31 de diciembre de 1934 esa institución fue suprimida y se creó la Secretaría de Estado de Educación Pública, Bellas Artes y Cultos, siendo su primer titular el poeta Ramón Emilio Jiménez.

En su gestión, el también folclorista escribió cantos y poesías a la Bandera Nacional, a Francisco del Rosario Sánchez y a Ramón Matías Mella, que aun son entonados en los centros.

Pero, al mismo tiempo, fue durante la gestión de Jiménez que las escuelas públicas del país se llenaron de un ambiente “trujillista”, que se evidenció en  acciones de propaganda.

En una serie de ensayos sobre la educación en la Era de Trujillo, el profesor Jesús de la Rosa, asesor de Educación, explica que en 1935, para conmemorar el Día de la Escuela, en todos los planteles públicos se realizó la “Campaña del Chele”, mediante la que todos los estudiantes debían aportar un centavo para regalarle al hijo del dictador, Ranfis, una medalla por sus “altos méritos”. Ranfis entonces  solo tenía 5 años de edad.

También, a los directores de centros se les ordenó organizar actos para hablar de las  razones para cambiar el nombre de la capital de Santo Domingo a Ciudad Trujillo.

Además, mediante circular, el secretario Jiménez exhortó a los directores de escuelas a difundir “la sabia política que, para bienestar de todos los dominicanos, llevaba a cabo el generalísimo Trujillo, primer maestro dominicano”.

En sentido general, durante los años de la dictadura, los programas académicos tenían el objetivo de lograr la adhesión al régimen, a través de distintos mecanismos infiltrados. Todos los libros impresos por el Estado traían una imagen y mensaje del sátrapa.

Además de Jiménez, en la primera década de la dictadura dirigieron la Secretaría de Educación los maestros Víctor Garrido, Virgilio Díaz Ordóñez, Arturo Logroño, Emilio C. Joubert, Max Henríquez Ureña, Osvaldo Báez Soler, Pedro Henríquez Ureña y  otros.

Al día de hoy.  Al inicio de la dictadura, en 1930, la población escolar era de 50,739 alumnos y la población nacional estaba estimada en 1,250,000 habitantes. Solo un 4 por ciento de los niños en edad escolar asistía a la escuela.

El sistema educativo nacional disponía de 526 escuelas primarias y 52 secundarias, de las que 400 se ubicaban en la zona rural.

No por casualidad el analfabetismo era la  principal preocupación del régimen, arropando hasta a un  90% de adultos.

En los siguientes 50 años, el sistema educativo tuvo un crecimiento acelerado y progresivo, principalmente vinculado a los planes de construcción masiva de recintos y a los esfuerzos para inclusión de niños que estaban fuera de las aulas.

Para el año escolar que recién concluyó, el sistema educativo registró una matrícula total de 2,648,649 estudiantes, distribuidos en 11,093 centros educativos públicos y privados en todo el país, que laboran en dos y hasta tres tandas de clases.

Contrario a lo que ocurría en los años de la dictadura, la mayoría de centros están ubicados en la zona urbana y tienen en su gran mayoría dos y hasta tres niveles, no solo uno, como  entonces.

A pesar de que durante los años de la dictadura el analfabetismo era uno de los principales problemas educativos, la estadística de personas que no saben leer y escribir se han reducido considerablemente.

En 1960 el analfabetismo se estimaba en 35% de la población de 15 años y más, de ahí se redujo a 11%, en 2005, y ahora se estima en alrededor de 9%.

Empero, los avances del sector se han quedado cortos en materia de calidad, por lo que los estudiantes del país se ubican en los últimos puestos de las evaluaciones internacionales. Los resultados de las pruebas nacionales también son penosos, con bajas notas especialmente en Lengua Española y Matemática.

Su salida de la escuela.  Aunque fue un proceso paulatino, que tardó  años, el trujillismo ha salido de la  escuela dominicana.

Primero, se notó en un silencio temeroso que obligó a evitar los temas relacionados con Trujillo y su familia, y que se manifestó en su salida de los libros de texto y, más tarde, en una crítica abierta a las violaciones de derechos ocurridas durante el régimen.

Los 30 años de la dictadura son estudiados en los sectores público y privado de forma abierta, y con libertad en las aulas para la expresión de opiniones y críticas.

Las claves

Durante los  años de la dictadura, a los profesores se les exigía salir a las calles a buscar alumnos que no estén asistiendo a  la escuela, para llevarlos “casi forzosamente”. La idea era incrementar la matrícula estudiantil a nivel rural y urbano.

 2.  Las efemérides

Era común en los años de la tiranía que en las escuelas se celebrara como una efeméride el natalicio del caudillo, el 24 de octubre,  y otras fechas ligadas a la familia Trujillo. Por la ocasión, se hacían fiestas y marchas.





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Al compartir este documento de familia, Americo Mejía comenta:

"Todos los nombramientos de la Administración Pública, desde Secretarios de Estado, legisladores hasta los mas modestos cargos pasaban por las manos de Trujillo para su aprobación. El nombramiento de nuestra madre, recién graduada como Maestra Normal , no fue una excepción en La Romana, noviembre de 1942".

Americo Mejía
https://www.facebook.com/americo.mejia.9?fref=photo

(Observen la firma de Trujillo.)
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Trujillo duplicó las provincias del país al afianzar dictadura

Tambien pueden leer articulo sobre el desmembramiento de los ayuntamientos durante la Era en el articulo: Los ayuntamientos desde Trujillo a nuestros dias, por Ramon Urena Torres (almomento.net).
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También era Juez Supremo



Esta pomposa estatua de Trujillo como Juez Supremo se encontraba en uno de los palacios de justicia. Como pueden ver, el escultor supo captar la esencia de la justicia trujillista al asegurarse de que la imponente bota del Perínclito fuese casi dos veces más grande que el cráneo que alojaba el cerebro del supuesto mediador de la justicia. Noten que por ningún lado en esta estatua ubicada en un palacio de justicia se ve símbolo alguno de justicia sino de poder. Más que un magistrado parece un implacable inquisidor y, consistente con esto, las dimensiones de la parte inferior de su fisionomía supera las dimensiones de la parte superior. Quedamos con la impresión de que el escultor no quiso que su obra de arte se prestara para disfrazar la realidad.

Los dos jóvenes que podemos ver caminando escoltados al lado de la estatua son dos de los sobrevivientes de la expedición del '59. De más de 120 expedicionarios que sobrevivieron a los enfrentamientos y que fueron capturados y llevados a las mazmorras para ser sometidos a salvajes torturas (ver sus casos en la sección TORTURAS), al final sólo seis sobrevivieron, dos de los cuales vemos en esta foto.

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Un archivo de la dictadura de Trujillo sale a la luz

Por Ángela Peña
4 Febrero 2006
Hoy.com.do

La procedencia del álbum es tan misteriosa como la desaparición de las fotos de todas las mujeres, de las que sólo quedaron sus nombres y algunas referencias. De lo que no hay dudas es de que el documento era una pieza clave de los organismos de seguridad del régimen trujillista pues los que aparecen retratados, fichados, descritos, fueron todos decididos opositores a la dictadura.

Unos murieron en expediciones, otros fueron asesinados, desaparecidos. Hay un significativo número de supervivientes que han mantenido una trayectoria de dignidad y firmeza en sus principios revolucionarios. Muchos variaron el rumbo de sus ideales, claudicaron.
Eran casi todos adolescentes de negra y espesa cabellera y piel lozana que hoy peinan canas o están calvos y marchitos. Hay entre ellos, sin embargo, algunos entonces ya mayores cuyo ejemplo fue tal vez inspiración para los jóvenes que probablemente hoy desconocen que sus vidas y fisonomías estaban registradas, controladas, vigiladas en ese álbum hoy viejo, amarillento, incompleto, en el que se les acusa de comunistas y hasta de desertores.

Noel Modesto Henríquez Díaz (Nabú) lo recibió en los 90 de manos de su amigo el abogado José Martín Elsevif López, primo del ex dirigente del Movimiento Popular Dominicano Máximo López Molina. Pensó que el portafolio debía tener un expediente adicional y el obsequiante prometió contarle cómo obtuvo la histórica joya pero un coma diabético lo arrancó repentinamente de la vida llevándose a la tumba su secreto. “Éramos compadres, parece que él entendió que yo le podía dar mejor uso y me lo regaló”, cuenta Henríquez, quien acaba de donar el valioso expediente al Archivo General de la Nación.

Don Miguel Holguín Veras, encargado de Fototeca y Mapoteca, y Vetilio Alfau del Valle, director de Pre-Archivo, lo hojean entusiasmados junto al donante. Los tres opinan que es de los años 40, “un periodo interesantísimo de la lucha contra Trujillo”, acota Holguín. La mayoría eran miembros de la Juventud Democrática y del Partido Socialista Popular. Pero un calificativo les es común: antitrujillistas. Con su memoria privilegiada, Alfau del Valle los va identificando, recordando su parentela. Los tres revelan datos del destino de cada uno mientras pasan páginas.

Era del grupo de los Fiallo”, “Enloqueció en sus últimos años de vida”, “Fue del Consejo de Estado”, “Lo mataron en el trujillato por el mercado de Villa Consuelo”, “Vino en la expedición de 1959”, “Desembarcó en Luperón”, “Fue golpeado a la salida del Rialto”, “Fue ministro en el gobierno de Bosch”, “Era zapatero”, “Fue senador”, “Sustituyó a Molina Ureña como Presidente provisional”, “Estuvo exiliado en Venezuela”, “Era dirigente obrero”, “Participó en el complot de 1934”, “Murió loco en un asilo por los golpes y las inyecciones de trementina”, “Fue de los fundadores del MPD en La Habana”, “Pasó a Social Cristiano”, “Terminó siendo un recalcitrante reaccionario”, “Lo internaron en el manicomio sin haber sufrido demencia”, “Lo mataron en la fortaleza de San Francisco...”.

Y así van revelando algún mínimo historial de estos 207 hombres y mujeres de Ciudad Trujillo, La Romana, Mao, La Vega, La Habana, Puerto Plata, Santiago, Las Matas de Farfán, Barahona, San Juan de la Maguana, Andrés, San Pedro de Macorís, New York, El Seybo, Duvergé, Azua, Ciudad Méjico, Colombia, Salcedo, Pimentel, Puerto Rico, San Francisco de Macorís, tan controlados que se indica, aunque tal vez de forma inexacta, hasta cuando cambiaron de organización. De Mireya Brunilda Soñé Pérez, por ejemplo, dice: “Renunció del comunismo”.

Ya el historiador Holguín Veras clasificó el tesoro: “Álbum donado por Noel Henríquez Díaz (Nabú) que contiene 160 fotografías de prisioneros políticos (207 nombres de fotografías de las que sólo constan 160 y de las cuales hay dos sueltas sin identificar)”.

Los personajes

Figuran Rafael Alburquerque Zayas Bazán, Luis René Alfonso Franco, Adolfo Ariza Simó, Julio Arredondo Acevedo, Jorge Arzeno Brugal, Mauricio Báez, Pablo Báez, Carlos Bairán González, Félix Barbosa Aquino, Eduardo Read Barreras, César Augusto Batista Turbides, Emilio Bencosme García, Andrés Benedicto Escoto, José Joaquín Bidó Felipe, José Antonio Bonilla Atiles, Mercedes Carmen Bonilla Aybar, Carmen Julia Bonilla de Martínez, Diego Emilio Bordas Hernández, Pedro Alfredo Brito B., José María Caballero, Raúl Cabrera, Efrain Calderón, Víctor Manuel Caminero Jiménez, Ligia María Capestany y Pimentel, Juan Casasnovas, José Tiberio Castellanos Vargas, María Castillo de Fornia, Manuel María Castro del Monte, César de Castro, Federico Guillermo Chávez Lugo.

Amparo Contreras Jiménez, Julio César Cordero Ravelo, Amiro Cordero Saleta, Julio A. Court, Guarionex Creales, Juan José Cruz Segura, Manuel Cuevas Vásquez, Julio Horacio Desangles Aristy, Virgilio Alejandro Díaz Grullón, José F. Domenech, Juan Bautista Ducoudray Mansfield, Félix Servio (hijo) Ducoudray, Julio Raúl Durán García, María Cristina Echavarría Brito, Ligia Mercedes Echavarría Hernández, Rafael Barón Ellis Sánchez, Ana Altagracia Escoto Gómez, José Escoto Gómez, Luis Escoto Gómez, Francisco Escoto hijo, Francisco Escoto Nieto, Alipio Anulja Escoto, Ana Luisa Escoto, Francisco Escoto, Juan Antonio Escoto, Julio Escoto, Luz Estela Escoto, Marino Escoto,  José Espaillat Rodríguez, Juan Estrella Mella, Fabio Alberto Fiallo, Viriato Alberto Fiallo, José Rafael Arístides Fiallo y Fiallo, Antinoe Fiallo, Gilberto Fiallo.

Guarionex Flores Ortiz, Héctor Emilio Flores Ortiz, Louis Luisidio Fortener, Pericles Bdo. Franco Ornes, Bienvenido Frías, Miguel Tomás Fuerte Veloz, Antonio Tranquilino Fuertes Díaz, César García Dickson, Teófilo García, Julio Gil Morales, Pilar Gómez Rodríguez, Altagracia González Fernández, Francisco Ml. González Franco, Fernando González, José Eligio Graciano, José Granados Grullón, Carlos Grisolía Poloney, Francisco José Grullón, Ramón Grullón, Jorge A. Hazoury T., Hans H. Heinsen, Ángel Porfirio Henríquez García, Francisco Alberto Henríquez Vásquez, Enriquillo Henríquez, Isabel Catalina Hernández Díaz, Hernando Hernández, Teofilo Hernández, Carlos Herrera,

Sergio Manuel (Caporit) Idelfonso, Luis Antonio Iriarte Ramírez, Manuel Antonio Jiménez, Buenaventura Octavio Johnson Pimentel, César Oscar Alejandro Kinsley.
Luis Langa Mota, Carlos Lassis, Diana Lebrón Pumarol, Manuel Alfredo Lebrón Pumarol, Abraham Carlos León Pumarol, José Caonabo Lora Martínez, Manuel Lugo, Francisco Xavier Maduro Sanabia, José Luis Manzano Bonilla, Petrus Carlos Manzano Bonilla, D’Anunzzio de Marchena, Fernando de Marchena, Ángel María Lizardo, José Martínez Aybar, Carmen Natalia Martínez Bonilla, José Ramón Martínez Burgos, Julio César Martínez Sobá, Pablo Antonio Martínez, Roberto Mc.Cabe Aristy, Luis Eduardo Medina, Manuel Francisco Mena Blonda, Pedro Pablo Mena Blonda, Manuel Antonio Mencía Hernández, Norberto Menéndez Guillermo, Eddie Mercado Martínez, Pura Herminda Michel Núñez, Luis Conrado Mieses Gil, Rafael Manfredo Moore Garrido, George Antonio Mora Nadal, Ramón Alfonso Moreno Martínez, Arturo Guillermo Muñiz Marte, Pedro Emilio Alfonso Nadal Ureña, Horacio Navarro, Jaime Francisco Nils, Fredesvinda Nin, Carlos Norman Cornelio, Juan Isidro Núñez hijo, Antonio Núñez, Heriberto Núñez, Juan Esteban Núñez, María Herminia Ornes Coiscou, Zenón Ovando.
Josefina Padilla Deschamps, Silvia Padilla Deschamps, Dato Pagán Perdomo, Emiliano Paten Morales, Adolfo Arístides Patiño Martínez, José Arismendy Patiño Martínez, Manuel de Jesús Peña, Servando Alberto Perdomo Ramírez, Dorotea de la Asunción Pérez de Bonilla, Rosa América Pérez de Pérez, Gilda Perfecta Alt. Pérez y Pérez, Jacinto Peynado, José M. Piantini, Bienvenido Piña Rodríguez, María Polanco de Brito, Augusto Portuondo, Poncio Rafael Pou Saleta, José Augusto Puig Ortiz, Luis Rafael Quezada, Nicolás Quírico Valdez, Ramón Aquiles Ramírez Guzmán, Héctor Ramón Ramírez Pereyra, Salvador Reyes Valdez, Enrique Antonio Ripley Marín, Alfonso Jorge Risk, José Rivera, Alejandro Bienvenido Robinson Berroa, Julio Alberto Rodríguez Jiménez.

Carlos Rodríguez Pereyra, María Mercedes Rodríguez y Vásquez, Dantón Rodríguez, Epifanio Rodríguez, Purificación Candelaria Rojas Pérez, Eurípides Roques Martínez, Rolando Alberto Roques Martínez, Domingo Russo, María de las Mercedes Sabater y Quintana, Eleuterio Salas, Antonio Salvuccia, Arístides Sanabia Sanabia, Mario Emilio Sánchez Córdova, Federico Guillermo Sánchez Gil, Augusto Luis Sánchez Sanlley, Roberto Augusto Sánchez Sanlley, Mario Santana, Rafael Arístides Santana de la Rosa, Emilio de los Santos Salcié, Antonio Rafael Scheker Vidal, Celeste Antonia Siragusa Legreaux, Amado Soler Fernández, Rafael Ramón Soler Fernández, Antonio Soto hijo.
Mireya Brunilda Soñé Pérez, Moisés Bienvenido de Soto Martínez, Plutarco Tejeda, Ricardo Terrero y Jerez, José Antonio Torres, Virgilio Aníbal Ureña Alfau, Freddy Valdez, Aníbal Vásquez Jiménez, Luis Manuel Velásquez Quiroz, Hugo Francisco Ventura Pérez, Joaquín H. Villegas Lozada, Víctor Manuel Villegas, José Oscar Viñas Bonnelly, Guillermo Voigt.

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High tension, despair and a sense of impending danger are dominant aspects of the social situation. Dominicans fear one another and are in mortal dread of foreigners. They suspect their servants, doubt their friends. They fear denunciation; they have the spooky feeling of being constantly watched; they dread the shattering, harsh decrees and the mesh of regulations that, in totalitarian style, prescribe their course from cradle to grave. 

German Ornes
Trujillo, Little Caesar of the Caribbean
Pag. 3 - 1958

NOTA: Encontrarán más sobre Control en NUEVAS ENTRADAS, sección publicada cada tres meses con nuevas informaciones que ya no caben en esta sección. (Ver sidebar a la derecha)