IDOLATRIA

(Por favor ver AVISO IMPORTANTE en la INTRODUCCIÓN)

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El hombre, en esa época, se rebajó hasta el punto de convertirse en un títere. El sentimiento de la dignidad ciudadana desapareció totalmente. La familia como institución social quedó resquebrajada. Pero lo peor de esa situación no radicó en la eliminación de las libertades individuales ni en la pérdida en términos absolutos del derecho a disentir. Lo peor de aquella época consistió en la aceptación por todos o por casi todos, de aquel cataclismo social como un hecho irremediable”. 

Joaquín Balaguer
Memorias de un cortesano de La Era de Trujillo
(Títere del régimen por excelencia)
Pág. 91

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 Asamblea Nacional, 1940
Observar el cuadro de Trujillo al lado de los tres Padres de la Patria

 
EL ENDIOSAMIENTO DE UN EGÓLATRA

La egolatría exageradamente narcisista de Trujillo ya venía anunciada mucho antes de que él asumiera el poder absoluto en 1930.  Por ejemplo en 1926, cuando era coronel y Jefe de la Guardia Nacional, Trujillo hizo que sus oficiales designaran un nuevo parque en San Francisco de Macorís con el nombre de Parque Coronel Trujillo. También, sin haber logrado ninguna gran hazaña en la vida, en 1927 contrató al escultor Ismael López Glass con el fin de que le esculpiera un busto, para el cual él posó con infinita paciencia. Este sería el primero de una serie de más de 2,000 estatuas que se erguirían por todo el territorio nacional durante los 31 años de su dictadura. Según el historiador Frank Moya Pons, cuando todavía era coronel, Trujillo obligó a sus oficiales a que colgaran su retrato en todos los cuarteles del país. Además, mucho antes del año 1930, Trujillo contrató a dos expertos periodistas, a Rafael Vidal y a Rafael Damirón, para que empezaran a abrillantar la figura y el desempeño de este ambicioso militar desde las columnas de sus periódicos. En 1929, Trujillo compró una imprenta e inició la Revista Militar, dirigida por Rafael Vidal. Más tarde incorporó a otros destacados escritores y poetas tales como Rafael César Tolentino y Tomás Hernández Franco. Este último, publicaría una serie de artículos sobre Trujillo y el golpe de Estado de febrero de 1930, los que reuniría bajo el nombre de “La Más Bella Revolución de América”. 

Trujillo catapultó su meteórica carrera a base de sangre, traición, robo y terror, y como vulgar arribista, elevó la grotesca cursilería que emana de la ignorancia oropelada (tipica de los acaudalados emergentes) a niveles nunca antes alcanzados por patán alguno en la historia del continente americano. Lo humillante es que todo un pueblo estuvo obligado a seguirle la corriente durante 31 años de inagotables alabanzas, desfiles, aclamaciones e inflados elogios. Estas no son palabras vacias. A continuación hacemos un inventario incompleto de los elevadisimos y empalagosos elogios, incontables galardones e interminables rituales exigidos por el Ilustre Benefactor de la Patria.

Desd el principio Trujillo fue el principal promotor del cultuo a su personalidad por medio de decretos, leyes, exigencias y terror. Para que los lectores conozcan algunos ejemplos de las consecuencias abusivas y mortales que sufrian los "indiferentes" o "desafectos" que evitaban participar en este culto estrafalario y grosero, los lectores deben leer las entradas en las otras secciones: CONTROL, ATROPELLOS y CRIMENES.

Al ascender al poder en mayo de 1930, Trujillo hizo que el Congreso lo nombrara Generalísimo en Jefe de todos los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire. Señala José Almoina que “entonces tenía la República un efectivo militar de unos mil o mil quinientos hombres y su Marina la componían dos cañoneras o barcas artilladas y en cuanto a la aviación la constituían dos aparatos Parman, anteriores al 1916".  (Una satrapia en el Caribe, pág. 58) 

La misma Ley que lo hizo Generalísimo detallaba cómo habría de ser el uniforme oficial del flamante Jefe de Estado vitalicio. José Almoina, secretario de la Presidencia, lo describe: “Lo eligió él mismo. Este uniforme….lo constituyen una casaca con faldones de frac, de tela azul de vicuña cubierta de entorchados a realce de oro, con peso aproximado de unos diez o doce kilos; el pantalón también con bandas de entorchados de oro e igualmente de vicuña recia y azul; un bicornio adornado de entorchados de oro y cubierto de plumajería diversa, como de guacamayo; un fajín con colgantes de oro y flecos de lo mismo; la banda tricolor terminada en colgantes de oro y con el escudo de la República bordado en oro en el centro; un espadín que cuelga de un tahalí de oro; un bastón de Gran Mariscal y un bastón de mando, con borlas; guantes blancos de cabritilla y zapatos de charol con hebilla de oro. Los legisladores muy sesuda y seriamente votaron por «unanimidad» —no hay que decir que en Santo Domingo todas las Leyes son acordadas por unanimidad.”  (Una satrapía en el Caribe, pág. 58) Este uniforme costó US$10,000 (hoy, unos US$90,000.00). Dado que Trujillo hizo que el Congreso estableciera por ley, en detalle, como habría de ser el uniforme oficial del Generalisimo y como no instruyó a sus modistos europeos directamente a que se lo confeccionaran, resulta obvio que el Estado dominicano cargaria con la cuenta de este aparatoso envoltorio.

Ya como dictador, Trujillo sometió a toda la prensa nacional bajo su yugo. Usando amenazas, violencia, chantaje y acoso económico logró que los principales periódicos cerraran sus puertas. Después del cierre del Listín Diario (cuyos dos dueños, los hermanos Pellerano, fueron balaceados y heridos en dos diferentes ocasiones), los dos principales periódicos del país eran La Nación y El Caribe, ambos propiedad de Trujillo a través de testaferros. En Estados Unidos y en diversos países latinoamericanos, Trujillo tenía periodistas a sueldo, muy bien pagados, para que escribieran alabanzas y admiración por sus grandes logros y sus aptitudes excepcionales.

En 1935, el Senado y la Cámara de Diputados (ambas cámaras totalmente controladas por Trujillo) declararon a Trujillo Presidente Vitalicio de la República. Más adelante, debido al repudio internacional por la masacre de haitianos en 1937, Trujillo decidió alejarse formalmente del gobierno (aunque seguía detentando el poder absoluto) y puso como candidato títere de su partido, el Partido Dominicano, al Lic. Jacinto Peynado, quien ganó las elecciones de 1938 por una abrumadora mayoría contra 0 votos de la oposición.

También en 1935, el Congreso gomígrafo estableció que el 11 de enero de cada año sería el "Día del Benefactor".   

En 1936 se le cambió el nombre al pico más alto de las Antillas y se le nombró el "Pico Trujillo". 
Ese mismo año le cambiaron el nombre de la capital de Santo Domingo a Ciudad Trujillo.
El día del natalicio de Trujillo, el 24 de octubre, fue declarado día de fiesta nacional.
El Día del Padre era el Día de José Trujillo Valdéz (su padre). 
El Día de la Madre era el Día de Julia Molina (su madre) por ley No. 1319 aprobada en 1937. 
En 1940 se consagró oficialmente "La Era de Trujillo".

Ese mismo año se hizo obligatorio colocar el retrato de Trujillo en todas las escuelas y oficinas públicas. Dentro de la mayoría de las aula también habia un retrato o un busto de Trujillo. 
 
En su libro Trujillo, Little Caesar of the Caribbean (pág 5), el ex director de El Caribe Germán Ornés nos recuerda que en cada fecha del natalicio del Jefe había que colgar la bandera dominicana frente a la casa. 

Para consolidar su control sobre la prensa, Trujillo modificó en abril de 1933 la Ley 396 de tal forma que se consideraba un delito todo escrito, discurso, impreso, dibujo, grabado o pintura que suministrara información en contra de su gobierno. Con esta ley se criminalizó cualquier mensaje contrario a su régimen. 

El 13 de julio de 1938 se creó la Orden de Trujillo e inmediatamente se le otorgó esta máxima condecoración al propio Trujillo en acto solemne del Congreso.
 
Según el Guinness Book of World Records, en marzo de 1960 se realizó un conteo de las estatuas y bustos del Jefe en todo el pais, cifra que llegó, según Guinness, a "más de 2,000 estatuas", por lo que lo clasificó como el gobernante en la historia mundial que más estatuas se habia erigido a si mismo en vida, a pesar de que nuestro país es uno de los países más pequeños del mundo.
Sabemos que este dato lo registran 4 ó 5 historiadores y varios articulos en la prensa norteamericana de las décadas entre 1960 y 1980 como éste titulado Guinness Gives Records:


Por medio del decreto número 16 emitido por el Presidente de la República Jacinto B. Peynado el 26 de agosto de 1938, el hijo de 9 años del tirano, Ramfis, fue ascendido al grado de General de Brigada, “en mérito a los servicios”. Ya a los 5 años Trujillo lo había designado Coronel con el salario correspondiente al cargo.

El Poder Ejecutivo promulga una ley el 7 de enero, 1940, aprobada por el Congreso, obligando a que cada vez que se impriman, graben o coloquen las efigies de Duarte, Sánchez y Mella, junto a éstas debe colocarse la del Generalísimo Trujillo, "Benefactor de la Patria".

El historiador Frank Moya Pons nos cuenta que en 1955 el historiador Emilio Rodríguez Demorizi (funcionario trujillista) publicó una obra titulada "Bibliografía de Trujillo" En dicha obra recopiló casi todos los libros y artículos favorables a Trujillo y su régimen que se habían publicado en los 24 años anteriores. Comenta Moya Pons: “Impresiona de esa obra lo mucho que se escribió a favor de Trujillo pues las entradas bibliográficas pasan de cinco mil”. 

Los lectores podrán apreciar al final de esta sección EGOLATRIA una impresionante lista parcial de los discursos, conferencias y eventos en homanaje al Generalísimo que se encuentran en los archivos de la Universidad de Colima, México (vale la pena que lean la lista aunque se empalaguen).

El año 1955 fue declarado el Año del Benefactor de la Patria.

Cada año, el primer domingo después del 10 de enero se celebraba el Dia del Benefactor.

También se celebraba el 18 de diciembre por ser el día en que Trujillo ingresó al ejercito y el 16 de agosto por ser el día de su ascenso al poder

Ese mismo año 1955, para celebrar los 25 años de su régimen, se realizó la fastuosa Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre que costó 30-35 millones de dólares (un tercio del presupuesto nacional) lo que causó una crisis económica en los siguientes años. 
 
Cada año se celebraba la fecha del natalicio de Ramfis, el 5 de junio, con diversos actos públicos, tales como un desfile a caballo por la Avenida Independencia, se escogía una reina de belleza en el Colegio Luiz Muñoz Rivera, etc., como si se tratara de una monarquía.

Su hija Angelita fue coronada la Reina de la Feria. Dos es.tilistas fueron importados desde Nueva York para el peinado de la reina al precio de US$1,000 cada uno (hoy, US$9,000 cada uno), más los gastos de transporte y alojamiento. Su traje, confeccionado por las hermanas Fontana de Roma, Italia, estaba lleno de piedras preciosas (rubíes, diamantes y esmeraldas), adornado con 45 metros de armiño ruso, con una cola de 22 metros. Este traje, junto a la tiara y el cetro de diamantes, costó unos $160,000 dólares en 1955 (hoy sería el equivalente de casi un millón y medio de dólares), muchísimo más que lo que costó el traje de novia de la Princesa Diana, el cual se calcula que costó apenas 9,000 libras esterlinas (US$13,160.00) en 1981 (cuando el dólar ya se había devaluado considerablemente). Hasta hoy día, nunca nos han dicho a donde fueron a parar todas esas piedras preciosas que componían el traje, la tiara y todos los cetros de la reina y sus damas de honor. 

El propio escritor e historiador simpatizante del trujillismo, para no decir trujillista, Fernando Infante, reconoce al comentar sobre la Feria: 

"El denso manto de uniformidad y acatamiento a que está sometida la conciencia colectiva envuelve las voluntades en una celebración surrealista y anonadante de los 25 años de la Era de Trujillo. En marzo se promulga la ley que “otorga al Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria, Restaurador de la Independencia Financiera y Generoso Abanderado de la Paz el título de Padre de la Patria Nueva”. (Ver articulo: Ciudad Trujillo, 1955, Fernando Infante, hoy.com.do)

Todas las ciudades y pueblos estaban saturados de los nombres y múltiples títulos de Trujillo, así como los de sus padres, hijos, tíos y algunos de sus hermanos en las plazas, avenidas, calles, parques, escuelas, clínicas, hospitales, estadios, etcétera. Inclusive, Trujillo hizo que reemplazaran el nombre del patricio Juan Pablo Duarte con el suyo propio en muchas calles, avenidas y plazas. Ver aberrante lista más abajo de avenidas, plazas, escuelas, etc., con 75 nombres trujillistas SOLO EN LA CIUDAD CAPITAL.

Siete de las 14 provincias llevaban los nombres o títulos de Trujillo y sus padres: Provincia Trujillo, Provincia Benefactor, Provincia Julia Molina, Provincia José Trujillo Valdéz, Provincia Nueva Era, Provincia Libertador, Provincia San Rafael.




La omnipresencia del Jefe también penetró en los productos de consumo. En la Era Gloriosa, los súbditos podian fumar los Cigarrillos Benefactor, se bebía la Cerveza Presidente (nombrada así específicamente en honor al Jefe) o en su lugar podían tomar el Ron Generalísimo (cuya etiqueta llevaba las 5 estrellas del Jefe), o bien sentarse en el Café Trujillo a leer el periódico propiedad del Jefe, La Nación. Para la piel se usaba el Polvo de Talco “Generalísimo Trujillo” el cual se destacaba por su atractiva etiqueta con la efigie del Generalisimo. En 1937 se fabricaba un sombrero que llevaba la marca "Reelección" en honor al candidato único, Trujillo. Sin embargo, debido a la reacción internacional sobre la matanza de los haitianos a finales de ese año, el "Presidente Vitalicio" decidió no reelegirse.  



La Compañía Anónima Tabacalera fue fruto de la iniciativa del empresario Ricardo Sollner de Santiago y los hermanos Copello. Pero Trujillo, quien fue monopolizando la industria del tabaco, con una serie de presiones y artimañas terminó convirtiéndose primero en socio minoritario (sin aportar un centavo, pues tuvieron que regalarle las acciones de Sollner), luego en socio mayoritario y finalmente, en dueño absoluto de esta empresa.
 
 

 

La propaganda en las escuelas

Los cuadernos escolares llevaban la imagen y el nombre del dictador en la portada y los lápices decían “Era de Trujillo”.

En las escuelas públicas, los maestros iniciaban las clases por la mañana escribiendo en la pizarra una frase alusiva al Jefe. En algunas escuelas, los alumnos entonaban himnos y cantos de alabanza al Jefe.

En 1932, Trujillo eliminó la Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU). En su lugar, a los estudiantes de la universidad se les obligaba a ingresar a la Guardia Universitaria creada en 1937 con el principal propósito de velar por la vida de Trujillo a quien tenían que jurarle fidelidad.

La Campaña Trujillo de Alfabetización de Adultos

La Campaña Trujillo de Alfabetización se inició con un despliegue de propaganda a través de afiches y  cuadernos con la foto de Trujillo, así como con mucha literatura dedicada a encumbrar y a glorificar al “Jefe Amado”. 

La cartilla de alfabetización en sí (se imprimieron 100.000 ejemplares, número excesivo), además de promover el nacionalismo, era un instrumento de adoctrinamiento trujillista que contenia alabanzas al Jefe y resumía sus hazañas. La cubierta de la cartilla portaba la imagen del Benefactor y su nombre aparecía a lo largo de todo el documento. 

La funcionaria y educadora Carmita Landestoy escribió en 1945 en su libro Yo también acuso (pág. 55) lo siguiente sobre la campaña de alfabetización: 

“Yo que he visto el texto, o sea el conjunto de las innumerables frases con que se están enseñando las primeras lecciones, son las siguientes: Ama a Trujillo porque te da paz, Trujillo es el mejor amigo de los hombres de trabajo, Trujillo es el único que te da agua, Trujillo no duerme pensando en el bienestar de su pueblo, Debemos amar y respetar a Trujillo porque nos da el pan de cada día, Trujillo todo lo sacrifica por su pueblo, etc.

Preferiría que permanecieran analfabetos porque por lo menos sus almas y sus conciencias permanecerian vírgenes y esa clase de hombría, que hace que los hombres se sientan soberanamente libres, y que sientan que sobre sus cabezas solamente está Dios, no sea arrebatada a través de ese sistema de enseñanza de las primeras letras.”

Al finalizar el programa, los alfabetizados recibían la Cédula Trujillo de Alfabetización. El reverso de la cartulina contenía un pensamiento del “Generalísimo”.

Era obligatorio que los empleados públicos y los militares compraran y colgaran una placa de bronce en su casa que llevaba la imagen de Trujillo y que decía “En esta casa Trujillo es el Jefe". Trujillo era el dueño de la fábrica que hacia las placas, la fábrica metalúrgica "La Armería". Buena parte del resto de la población también sentía la necesidad de colocar esas placas en sus casas para evitar atraer la atención de los calieses y soplones como posibles "desafectos" o "indiferentes" al régimen. Cuando fue objeto de críticas y burlas a nivel internacional por esta usurpación de la potestad paterna dentro de los hogares dominicanos, entonces cambiaron la placa a "En este hogar Trujillo es Símbolo Nacional."

El Partido Dominicano vendía la placa obligatoria que decia "En esta casa Trujillo es el Jefe" por $50 pesos (el peso estaba a la par del dólar y el dólar hoy vale 9 veces menos, es decir en dólares actuales la placa costaba US$450 dólares.) La placa se vendía a pagos diferidos, desde $2 hasta $5 pesos mensuales. Aunque las compraban, algunas familias no colgaban la placa pero eso era lo que menos le importaba al PD mientras estuviera cobrando por ellas por medio de los descuentos a los salarios. Los que sí se fijaban eran los calieses y los soplones.

El pais estaba saturado de frases que elogiaban al Jefe: Dios y Trujillo, Todo por Trujillo, Dios en el cielo y Trujillo en la Tierra, Loor a Trujillo, Trujillo siempre, Trujillo es simbolo nacional, Sólo Trujillo nos curaRompan fila y que viva el Jefe, etcétera. (Ver lista más abajo.)

Los empleados públicos (incluyendo a los maestros y profesores) tenían que aportar el 10% de su salario al Partido Dominicano, partido único en el país creado para promover exclusivamente a Trujillo, para exaltarlo, para materializar su voluntad y para brindar una justificación histórica de su ascenso y su poder absoluto. Al principio se llamó Partido del general Trujillo pero decidieron disimular y nombrarlo Partido Dominicano con Trujillo como su "Jefe Supremo". El PD siempre estuvo encabezado por un sobrino, primo o persona de mucha confianza de Trujillo. Era obligatorio ser miembro del Partido Dominicano y como los policías y los guardias podían parar y exigirle la cédula y el carnet del PD (“la palmita”) a cualquier ciudadano en cualquier momento, todos los adultos tenían que pertenecer al partido. 

Durante el brevísimo período de "apertura democrática" (1946-1947) apareció como alternativa el Partido Trujillista, cuyo candidado, naturalmente, era Trujillo, ¿quién más? Es interesante notar que los principales funcionarios del partido opositor, el Partido Dominicano, de inmediato se dirigieron al Partido Trujillista para expresar su completa adhesión a este nuevo partido, incluyendo el mismo presidente del Partido Dominicano. De hecho, Trujillo fue el candidato presidencial de ambos partidos (ver El Poder del Jefe, Parte II). 

Para sorpresa de nadie, inevitablemente Trujillo ganó las elecciones del 16 de mayo, 1942 y al otro día de las elecciones salió publicada la Gaceta Oficial con los resultados de los comicios: Votaron 581,937 electores y según el certificado de la Junta Central Electoral, ese total de votos emitidos es a la vez el número de votos alcanzado por los candidatos del Partido Dominicano (ver El Poder del Jefe, parte II). Como lograron contar todos esos votos en menos de 24 horas es una hazaña sobrehumana digna de quedar inscrita en el libro de Guinness.
  
También existía el Instituto Trujilloniano cuyo propósito era engrandecer la figura de Trujillo con ensayos, literatura, arte, disquisiciones, conferencias, tertulias y publicaciones. Por ejemplo, en su disertación en la sesión inaugural, Homero Henríquez Vergés señaló que El Jefe "contribuyó a la formación de la Liga de naciones americanas y al concepto de seguridad colectiva" mientras que Juan Bautista Lamarche con su florida oratoria habló sobre “El sentido heroico en la vida y en la obra de Trujillo. Su proyección a través del espacio y del tiempo". Sin comentarios.

En su obra Análisis de la Era de Trujillo, el historiador Cordero Michel anota: “Cada año se celebran en el país cerca de 400 misas por la salud del Jefe, 300 retiros espirituales, 2,500 conferencias políticas, y más de 800 mítines, desfiles y manifestaciones, con una asistencia total de 3.5 a 4.0 millones de personas pertenecientes a todas las clases sociales” (Analisis de la Era de Trujillo, Editora Universitaria, SD, 1987, Págs. 38-39). Cuando el autor dice "una asistencia total de 3.5 a 4.0 millones se refiere al número acumulado entre todas esas actividades, o sea que en muchos casos, las mismas personas asistían a múltiples actividades trujillistas.

"El arzobispo Pittini se convirtió en estrecho colaborador y militante defensor del régimen de Trujillo multiplicándose durante su gestión las misas por la salud del Jefe, las cuales llegarían a casi 400 por año." (El Poder del Jefe, Parte I; Min:101, seg:17)

La Antología de la música de la Era de Trujillo: 1931-1961, del músico Luis Rivera, contiene casi 500 composiciones de merengue. De ésas, 300 merengues se dedican a exaltar la figura de Trujillo. 

El investigador sobre música popular Darío Tejeda revela en su último libro que Trujillo pagaga US$10-15,000.00 dólares por merengues escritos en su honor (ver artículo de José Rafael Sosa Trujillo pagaba US$15,000 por merengues le adulaban). Con razón compusieron tantos merengues adulones!

Un caso emblemático de esta megalomanía sobre la cultura popular es el caso de la “Santo Domingo Jazz Band” de Billo Frómeta. Cuando el conjunto quiso salir del país hacia Venezuela para cumplir con un contrato de trabajo en un hotel de Caracas, Trujillo le condicionó la salida exigiéndole que le cambiara el nombre al conjunto a Trujillo Jazz Band como una expresión más de la cultura popular de la Era de Trujillo. Como era la única manera de salir del país, Billo aceptó y le cambió el nombre. Posteriormente, sus contratistas le exigieron que le cambiara el nombre a la orquesta a un nombre mas internacional, Billo’s Happy Boys, lo cual Billo aceptó dado que no pensaba regresar a RD. Al enterarse el gobierno dominicano de esta osadía, Billo y los miembros de su conjunto fueron declarados personas no gratas en República Dominicana y tanto por decreto del gobierno como por precaución de los propios músicos, los miembros del conjunto no pudieron regresar a RD en esos años de la dictadura. Dicha orquesta luego se llamaría "Billo's Caracas Boys".Ver en YouTube: A gozar con Billo, Luis María Frómeta y artículos en la red del Internet sobre el caso de este famoso músico.

No se podía publicar un libro en todo el país que no llevara una dedicatoria al Jefe y una foto formal de Trujillo. 

Las placas de muchos carros llevaban el número y también la frase "Viva Trujillo" o "Trujillo siempre".  

Toda obra pública construida tenía que tener una placa con la inscripción "Era de Trujillo, Benefactor de la Patria".  

No podía pasar un día sin que la imagen y alguna noticia del Benefactor, sus hijos, madre o hermanos apareciera en la primera plana de los periódicos y en los noticieros de la televisión.

Todos los campeonatos de beisból que se realizaron durante los 31 años de la “Era” llevaban el nombre o título del Jefe o de algún miembro de su familia (ver más abajo Los deportes en la “Era de Trujillo”). 

Su efigie aparecía en los billetes de 20 pesos y en algunas monedas, primera vez que se coloca la imagen de una persona viva en un billete o moneda dominicana. 

Durante los 31 años de dictadura se imprimieron unas 36 emisiones diferentes de sellos, cada uno diferente pero siempre con su imagen, la de los miembros de su familia o alusivos a él  y la Era de Trujillo, es decir, más de una emisión trujillista por año.



Cada vez que se mencionaba su nombre por radio, televisión, prensa escrita o en actos públicos, era obligatorio decir: El generalísimo, doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva. 

Cuando terminaban de cantar el himno nacional en cualquier acto, gritaban a todo pulmón "¡Viva El Jefe!". Se sabía que éstos eran rituales dictados por el propio Trujillo.

Muchas iglesias ostentaban el letrero que rezaba "Dios en el Cielo y Trujillo en la Tierra." 

En casi todas las provincias y en varias ciudades se le construyó un Arco de Triunfo a la entrada. Por ejemplo, el arco de Barahona, construido en 1938, tenía la inscripción: A través de los tiempos y frente a esta montaña rebelde, se abrazan fabulosos Trujillo El Grande y el Libertador Enriquillo. Del otro lado, decía: La comunidad de Barahona graba en piedra su perenne testimonio de gratitud al Benefactor de la Patria. 

En 1944 se desvelizó en San Cristobal el Monumento “Piedras vivas” (incluía un obelisco), un parque monumento construido para marcar el lugar donde nació Trujillo con piedras traídas desde todas las municipalidades del país. Como la casa del histórico alumbramiento ya no existía, este monumento les ofrecía a los dominicanos un punto de peregrinaje donde celebrar y meditar sobre el natalicio del Jefe. Al lado de este parque, el dictador mandó a construir la catedral San Rafael (hoy Nuestra Señora de la Consolación), la cual contenía en la planta baja el mausoleo destinado a la familia Trujillo. Con aspiración a catedral, es uno de los templos más suntuosos del país y contiene varios murales del reconocido muralista español Vela Zanetti. 

Además de sus intelectuales orgánicos nacionales, el trujillismo tenía escritores a sueldo en casi todos los países de América. Los historiadores sostienen que las sumas que pagaba Trujillo en el exterior eran altas. El más célebre fue el escritor colombiano J. A. Osorio Lizarazo, autor de numerosos libros en defensa del gobierno de Trujillo y otros de ataques personales a opositores de dentro y de fuera del país. Escritores también como Gastón Barquero de Cuba, Salvador Lacayo (fiel a su apellido) de Nicaragua, John W. White de Estados Unidos, J. Penzini Hernández de Venezuela escribieron, al igual que muchos otros, libros y artículos periodísticos muy bien pagados por el régimen (Mito y cultura en la Era de Trujillo, Andrés L. Mateo, pág. 104). 

El nombre y los títulos del Generalísimo y su familia también zurcaban los mares y los océanos:

Barco mercante Presidente Trujillo
Fragata Presidente Trujillo
Destructor Trujillo
Destructor Generalísimo
Buque transporte de guerra Presidente Trujillo
Buque vapor San Rafael 
Buque vapor Angelita
Buque SS Puerto Trujillo
Buque SS Radhamé
Barco mercante Radhamés (fotos muestran no es el mismo barco que el SS Radhamés)
Yate Presidente Trujillo
Yate Angelita
Yate Ramfis
Goleta La Angelita
Goleta Doña Maria
Goleta "La siesta de Trujillo"

Los puentes también ostentaban el nombre de El Jefe y sus familiares más cercanos:

El puente Trujillo sobre el río Yaque del Sur
El puente Generalísimo Trujillo sobre el río Yuna
El puente San Rafael sobre el río Yaque del Norte
El puente Radhamés (hijo) sobre el río Ozama
El puente Ramfis (hijo) sobre el río Higuano en San Pedro de Macorís
El puente Julia Molina (madre) sobre el río Ocoa
El puente José Trujillo Valdéz (padre) sobre el río Baní
El puente Erciná Chevalier (abuela materna) sobre el río Camú en San P. de Macorís
El puente Pedro Molina Peña (abuelo materno) en La Vega 

El biógrafo de la corte trujillista, Abelardo R. Nanita, en su oropelada biografía del Generalísimo nos cuenta sobre el elevado linaje del Benefactor: Es un abolengo esclarecido el suyo. Tronco de pura cepa española, de espíritu conquistador y aventurero, los Trujillos extendieron sus ramas por América en los gloriosos días de la conquista y colonización del nuevo mundo. Más adelante agrega Nanita: Los Chevaliers [la familia materna del generalísimo] vienen de la Francia napoleónica que pasmó al mundo con las hazañas de sus capitanes. Descienden de aquel Joseph Chevalier, marqués de Philbourou..., (Abelardo R. Nanita, Trujillo, pág. 27).

En realidad, el abuelo de Trujillo, José Trujillo Monagás (alias "Dallocito"), vino a RD como sargento alrededor de 1862, no fue ningún español de la colonización ni conquistador, y tuvo un hijo natural con la mulata Silveria Valdés, dueña de una pulpería y fonda, aparentemente también dama de compañía, quien organizó algunos crímenes con sicarios a su servicio y llegó a infundir terror en San Cristóbal. Del lado materno, el apellido Chevalier provenia de su abuela Erciná Chevalier, hija de los haitianos Diyetta Chevalier y Turene Carrié, quienes habian emigrado a RD. De su abuelo materno, Pedro Molina, lo que se sabe es que fue un campesino pobre pero persona seria. Los lectores podrán leer una versión menos fantasiosa de la familia del Perínclito que la de Abelardo Nanita en la sección ANTECEDENTES.

Cualquiera que se rehusara abiertamente a participar o que se atreviera a quejarse en voz alta o en voz baja de ese secuestro de la conciencia nacional a mano armada y la perversión sistemática de la cultura dominicana para endiosar a Trujillo era detenido y paleado o torturado, con gran posibilidad de ser asesinado.

Cita del informe secreto de la embajada española en RD a la cancillería en Madrid, 1956-1957, repleto de criticas al estado de terror:

“La prensa, la radio, toda publicación debe sin cesar alabar hasta la locura a Trujillo. Todo se hace por él, o hay que decir, so pena de grandes disgustos que es por insinuación de Trujillo”. 

Ver copia de parte de este informe en la sección CRIMENES II.    

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Como no podemos incluir todos los aspectos del culto a la personalidad impuesto a la fuerza durante la Era, animamos a los lectores que quieran conocer más a fondo este culto a que lean el Capítulo III (El quebrantamiento moral, pág. 495) del excelente libro De Lilís a Trujillo de Luis F. Mejía. Pueden descargar gratis la versión en pdf de este libro en: www.banreservas.com.do/.../De%20Lilís%20a%20Trujillo.pdf. Lo recomendamos. 

Además, invitamos a los lectores a descargar gratis en pdf la edición completa de la obra de José Almoina Una Satrapía en el Caribe (quien pagó con su vida por dejarnos este documento) por cortesía del Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (INABIMA, Ministerio de Educación) en: inabima.gob.do/.../Autores%20Dominicanos/.../Almoina. 

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LOS TÍTULOS OSTENTADOS POR EL DICTADOR DOMINICANO 

RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO MOLINA

Benefactor de la Patria
Padre de la Patria Nueva
Generalísimo Invicto de los Ejércitos Dominicanos
Restaurador de la Independencia Financiera del país
Rector Vitalicio de la Universidad de Santo Domingo (UASD)
Primer Maestro de la República
Primer Médico de la República
Primer Periodista de la República
Primer Abogado de la República
Primer Agricultor Dominicano
Primer Anticomunista de América
Genio de la Paz
Generoso Abanderado de la Paz
Paladín de la Libertad
Líder de la Democracia Continental
Protector de Todos los Obreros
Héroe del Trabajo
Padre de los Deportes
Protector de los Odontólogos de América
Perínclito de San Cristóbal     
Salvador de la Dignidad Nacional
Doctor (declarado por todas las facultades de la UASD)
Salvador de la Patria

En 1936 fue postulado por sus propios acólitos para el Premio Nobel de la Paz, pero nunca le contestaron. Después de una larga espera, como reacción a este desaire y para hacerles la competencia, en 1939 Trujillo instituyó su propio "Premio Trujillo de la Paz" a nivel internacional con un premio de $50,000 dólares.

Después de su visita a España en 1954, el gobierno de Trujillo le solicitó al gobierno de España que se le otorgara el título de marqués a Trujillo, pero se lo negaron muy diplomaticamente.

En enero de1961 los allegados de Trujillo le solicitaron al Vaticano que la Iglesia Católica le otorgara a Trujillo el título de Benefactor de la Iglesia, pero la solicitud fue sometida a un discreto estudio sin respuesta.

Cada vez que se pronunciaba su nombre en las noticias o en un evento era obligado decir: Su Excelencia, el Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva.

También gozaba de otros títulos no oficiales, tal como el título que apareció encabezando un artículo durante la Era, Trujillo, el Cuarto Rey Mago, según tomó nota Reginaldo Atanay, conocido periodista de uno de los periódicos del Jefe, La Nación, escritor lejos de ser un antitrujillista. 

Incluso, en los últimos meses de la dictadura, el fervoroso trujillista José E. Cardona sugirió al Congreso que al Perínclito se le otorgara el título de Benefactor de la Humanidad, pero antes de que esta genial propuesta tomara cuerpo entre las filas de sus más ardientes seguidores, el Ilustre Benefactor cayó abatido a plomazos como un delincuente cualquiera cuando se dirigía a los brazos de una de las numerosas adolescentes que había tomado como amantes (ver Drama de Trujillo, Alonso Rodríguez Demorizi, pág. 192-193 y artículo Cita frustrada del Jefe en hoy.com.do).

Además de los titulos del Jefe, los miembros de su familia inmediata también ostentaron títulos muy curiosos:
Su madre, Julia Molina, era La Excelsa Matrona y también Primera Madre de la República.
Su mujer, María Martínez, La Prestante Dama y fue declarada Primera Dama de las Letras Antillanas.
Su hijo primogénito, Ramfis, fue La Promesa Fecunda y Príncipe Favorito.
Su hija mimada, Angelita, fue la Princesa del Corso Florido y Reina de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre.

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Caricatura del Generalísimo

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LA BOCHORNOSA TOPONIMIA TRUJILLISTA 

DURANTE LA “ERA GLORIOSA

Santo Domingo (entonces Ciudad Trujillo) era una capital relativamente pequeña, con apenas unos 460,000 habitantes según el censo de 1960, por lo que el vulgar exceso de nombres trujillistas por doquier se hacía sumamente enajenante y sofocante.

Esta lista refleja el grado patológico de la egolatría narcisista y vulgar de Trujillo y el nivel de humillación a que sometió al pueblo dominicano, imponiendo sus vacuos símbolos familiares como parte íntima y necesaria de los referentes culturales e históricos del pueblo dominicano. 

Esta cornucopia de los nombres de personajes sub-mediocres, mezquinos y casi todos verdaderos delincuentes y criminales, iba acompañada de un brote también vulgar de bustos y estatuas erigidas en su mayoría a sí mismo (más de 2,000 estatuas), pero también a sus padres y sus hijos y, en menor grado, a sus hermanos. De hecho, los nombres de calles, plazas y escuelas a menudo iban complementados por las estatuas a su egregia figura. 

Además, la mayoría de los eventos, festejos y encuentros deportivos en el país estaban dedicados en honor al Benefactor y a su familia simplemente por ser ellos, obligando a los dominicanos a postrarse y a rendirles pleitesía por 31 años. También hay que recordar que, además de la capital, TODAS las ciudades y pueblos de la república ostentaban también, en mayor o menor medida, los nombres y títulos del tirano y su insigne familia. No cabe duda de que el déspota psicópata quiso apoderarse totalmente de la nacionalidad, la identidad y el espíritu más íntimo de los dominicanos.

Esta lista consiste de 75 SITIOS, exclusivamente en la ciudad capital, que ostentaban los nombres o títulos de esta insigne familia Trujillo. Estamos seguros de que había en la capital más escuelas, calles, plazas y otros sitios honrados con sus nombres, pero hoy es imposible recuperarlos todos.(Tuvimos que dividir la lista en dos cuadros por problemas de formateo.) 







Les recordamos que los nombres en la lista anterior se referían a sitios EXCLUSIVAMENTE EN LA CIUDAD CAPITAL LLAMADA, NATURALMENTE, CIUDAD TRUJILLO. Este abuso grosero se repitió en cada ciudad y pueblo del país. 

Por ejemplo, a continuación pueden apreciar una lista parcial (no concluida) de la segunda ciudad del país, Santiago de los Caballeros, cuya población, según el censo de 1960, era de 85,640 habitantes:




En la ciudad de Puerto Plata teníamos, entre otros: Avenida Generalísimo Trujillo, Avenida Benefactor,  Calle José Trujillo Valdéz, Calle Presidente Trujillo, Calle Julia Molina, Escuela Radhames, Colonia Ramfis, Parque Ramfis, Parque Julia Molina, etc., etc.

En Santiago de los Caballeros identificamos hasta ahora 24 calles, sitios, etc. con nombres trujillistas (ver lista en lámina aparte).

 
En San Cristobal: Escuela Benefactor, Colegio Internado San Rafael, Parque Radhamés Trujillo, Parque Benefactor, Teatro Angelita, Reformatorio Julia Molina, Hospital Juan Pablo Pina (padrastro de Julia Molina), Avenida 17 de Julio (pago de la deuda externa), el canal Trujillo, Casino Trujillo (antes, Casino San Cristobal, construido en 1928), etc., etc.

En Bonao: Teatro Julia Molina, Avenida Angelita, Puente Generalísimo Trujillo, Hospital Plinio B. Pina Chevalier (tío de RLTM).

En San Pedro de Macorís: Avenida Julia Molina, Parque Generalísimo, Liceo Presidente Trujillo, Avenida Generalísimo Rafael L. Trujillo, Estadio Oriental Ramfis, Puente Ramfis sobre el río Higuamo, etc., etc.  

En Samaná teníamos el Hospital María Martínez, en Villa Altagracia estaba el Hospital José Trujillo Valdéz (no incluido en la lista).

Además, en Santiago Rodríguez, Los Almacigos se llamaba Villa Generalísimo y en el municipio Sabana de la Mar, el poblado El Valle se denominaba Villa Trujillo. En la provincia Bahoruco, el municipio Jaragua también se llamaba José Trujillo Valdez; y en Samaná el distrito municipal Los Cacaos llevaba el nombre de Villa Ramfis.

       
Repetimos que cada ciudad y cada pueblo ostentaba múltiples nombres y títulos de la familia Trujillo en la mayoría de sus espacios públicos y a veces privados también. Sólo  hemos podido recabar algunos nombres trujillistas en estas ciudades secundarias porque no somos de la zona, no conocemos a sus ancianos ni tenemos fácil acceso a sus registros, además de que consideramos que lo anterior es suficiente para darles una buena idea de la situación sin tener que dedicarle más tiempo a esta investigación.

Recientemente encontramos que el actual Paseo Pte. Vicini Burgos de la capital en la Era se llamaba Avenida Trujillo, la cual no hemos incluido todavía en el cuadro. Parece que la lista con avenidas, calles o paseos Trujillo no se termina nunca.Nos preguntamos si la gente no se confundía con tantas calles y avenidas con los mismos nombres.

NOTA: Le agradecemos profundamente al bloguero “El Sanjuanero” por esta valiosísima contribución que hace una vez más con su lista de la ciudad capital. Con mucha paciencia hemos podido verificar un 90% de los nombres que él identificó y continuamos en el proceso de investigar el resto. Gracias por inspirarnos a investigar otras ciudades en el resto del país.

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TAMBIÉN PUEDEN LEER MÁS ABAJO:

- Los deportes en la "Era de Trujillo"
- Las condecoraciones de Rafael Leonidas Trujillo 
- Consignas para alabar a Trujillo
- Vaticano autorizó sepultar en catedral al padre de Trujillo

- No sería una estatua cualquiera
- Trujillo fue propuesto para el Premio Nóbel de la Paz
- La última comedia: El fin de la Era y loas ...
- España le negó a Trujillo un título de nobleza

- El poder de las palabras en la Era de Trujillo 
- Fotografía anatómica de un tirano en el Caribe
- Iconografía trujillista  
- Lista de discursos, conferencias y eventos en homenaje al Generalísimo 

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Así se celebraba en 1960 el 27 de Febrero, día de la Independencia Nacional, colocando a Trujillo por encima de los Padres de la Patria.
 
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Reportaje Especial
Los deportes en la “Era de Trujillo”

Los conocedores de la historia del beisbol dominicano dicen que Trujillo no tenia interés en el beisbol y que sólo asistió a dos juegos de pelota durante la “Era”. A pesar de ese desinterés, TODOS los campeonatos nacionales que se celebraron durante los 31 años de la “Era” llevaban un título asociado a la figura de Trujillo o a su familia. Además, la temporada de beisbol siempre empezaba cada año el dia del natalicio de El Jefe, el 24 de octubre.

1936 - Certamen Mayor Trujillo ( en éste, se disputaba la Copa Julia Molina, su madre)
1937 - Torneo Reelección Presidente Trujillo 
1942 - Torneo Pro-elección Generalísimo Trujillo
1951 - Torneo Era de Trujillo  (Ver nota abajo sobre la década de 1940)
1952 - Campeonato Pro Elección del General Héctor B. Trujillo Molina
1953 - Campeonato Leonidas Radhamés
1954 - Campeonato Benefactor
1955 - 1956 -Campeonato Padre de la Patria Nueva
1956 - 1957 -Campeonato Reelección Presidente Trujillo
1957 - 1958 -Campeonato Leonidas Radhamés
1959 - 1960 -Campeonato 24 de Octubre (fecha del natalicio de Trujillo)

En el resto de la década de los años cuarentas no hubo campeonatos porque una de las ligas no tenía presupuesto para los juegos.

Datos extraídos (entre otras fuentes) de: Béisbol en República Dominicana: Crónica de una pasión por: Orlando Inoa y Héctor J. Cruz, Verizon, 2004.
Liga dominicana de béisbol

Los tres estadios construidos en la Era de Trujillo llevaban, naturalmente, los nombres de la familia Trujillo: El Estadio Trujillo en la capital, el Estadio Radhamés Trujillo en Santiago y el Estadio Ramfis en San Pedro de Macoris. 

Uniendo al Licey y al Escogido, se formó un nuevo equipo de beisból, naturalmente con el nombre de “Dragones de Trujillo”, para enfrentarse a las Águilas Cibaeñas y a las Estrellas Orientales en el campeonato de 1937. Para lograr una victoria rotunda, Trujillo contrató a excelentes jugadores de la Liga Negra de EEUU, encabezados por el lanzador Satchel Paige, y naturalmente las Águilas fueron derrotadas. Algunos señalan que comoquiera tenían que perder porque en todo deporte en que un equipo de Trujillo participara, lo más aconsejable para los contrincantes era perder y así evitar problemas. Hay que recordar que en 1937 Santiago todavía representaba para el poder centralizado que Trujillo buscaba un polo de contrapeso y resistencia.
 
En su artículo Tiranía trujillista dejó su huella en los deportes, Rafael Martinez, señala:

“Un hecho que muestra la manera de operar de la tiranía trujillista, es la creación en forma medalaganaria del Comité Olímpico Dominicano.
En franca violación a los estatutos del olimpísmo internacional, Trujillo creó mediante el decreto 8878 del 9 de marzo de 1953 su propio Comité Olímpico Dominicano, designando como presidente a su pariente Luis Ruiz Trujillo.”

Era com
ún que los bates de los jugadores llevaran impreso el rostro y el nombre de Trujillo:

Los deportes ecuestres (deportes de la aristocracia)
El deporte que realmente fascinaba a Trujillo y a sus hijos era la hípica. La pasión de Trujillo eran las carreras de caballo en el hipódromo “Perla Antillana” y la de Ramfis era el polo. Naturalmente, el máximo premio era el "Premio Trujillo". Casi todos los establos del país pertenecían a Trujillo o a miembros de su familia. La febril pasión por la hípica que tenía Trujillo lo llevó a construir cinco hipódromos en todo el país de los cuales tres tuvieron que ser cerrados alrededor de un año después de su inauguración por falta de logística, gracias al estilo medalaganario de gobernar de Trujillo.

De los 6 hipódromos existentes, 5 llevaban nombres relacionados a Trujillo:

Hipódromo Benefactor en Moca
Hipódromo Trujillo en Santiago
Hipódromo Ramfis en San Pedro de Macoris
Hipódromo San Rafael en La Romana
Hipódromo 24 de Septiembre en La Vega (en honor al Tratado Trujillo-Hull)
Señalan los conocedores que los miembros de la familia Trujillo eran los dueños de la mayoría de los caballlos de carrera que corrían en el hipódromo, por lo que se repartían los premios entre ellos mismos, como lo señalan el escritor Vicente Llores y otros.
Sin embargo, en una ocasión (1956) la yegua “Dicayagua” del español Benigno Pérez Martínez tuvo la osadía de ganarle al caballo de Ramfis Trujillo (“Sombra”) varias carreras ese mismo día. Como Trujillo estaba presente y observó personalmente la inusual impertinencia de Dicayagua, ordenó que se anulara la victoria y Don Benigno se vio obligado a retirar su yegua de las competencias. Pero las consecuencias no pararon ahí. De inmediato, el presidente del jurado del hipódromo, don Haím López Penha (un masón del 33 grado), fue destituido así como el veterinario encargado de Dicayagua, el español don Enrique García, a quien también lo despojaron de la nacionalidad dominicana otorgada poco antes y luego fue deportado del país (Ver Vicente Llores: Memorias de una emigración, págs. 158-159, entre otras fuentes.). Posteriormente, al infeliz dueño de la comparona yegua, don Benigno, se le fustigó en el temible Foro Público y además fue obligado a cederle al déspota la yegua de marras, la cual poco después murió misteriosamente un día en que la bañaban en el río Nigua de San Cristobal (probablemente por el mismo delito por el que murieron muchos seres humanos, por su impertinencia).*
En cuanto al polo, Ramfis Trujillo era el capitán del equipo nacional de polo, naturalmente, y su padre no se perdía ninguno de los partidos del Ciudad Trujillo Polo Club.

También ver el artículo de Dionisio Soldevila Los caballos, La gran pasión de la familia Trujillo.

Aunque ningún miembro de la familia Trujillo tenía interés en el boxeo, en el país había tres coliseos: El coliseo Trujillo, el Coliseo Malecón y el Coliseo de San Pedro.

A Trujillo también le gustaban las competencias de ganado. Sus haciendas de ganado concentraban el mayor y mejor hato del país, fruto en buena parte de las apropiaciones o compra a precio irrisorio, bajo amenaza, del ganado ajeno que le interesaba, práctica generalizada conocida por todos los dominicanos. Naturalmente, su ganado siempre ganaba todas las competencias.

* Para ver otro ejemplo de las desorbitadas reacciones caprichosas del Jefe, pueden ir a la sección ATROPELLOS y leer sobre numerosos casos, como el caso de una joven que se atrevió a rechazarle la invitación del Jefe a bailar (ver Todo por un desaire) y también el articulo Trujillo y las maeñas. Además, muchos ejemplos de personas que fueron asesinadas por pequeños caprichos están esparcidos a través de todo este portal, ya que los caprichos del tirano, sus hermanos e hijos fueron una de las muy conocidas causas de ejecución.

Ver también El ritual de las muertes por "accidente" en la sección OTROS CRIMENES.

Referencias:

Memorias de una emigración –Vicente Llores (libro)
El beisbol fue usado pero no respaldado –Dionisio Soldevila
Tiranía trujillista dejó huella en el deporte –Rafael Martínez
Los caballos: La gran pasión de la familia Trujillo –Dionisio Soldevila
El deporte RD era lisonjas y recreación familia Trujillo –Listín Diario

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LAS CONDECORACIONES DEL DICTADOR RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO


Además de poseer más de 10.000 corbatas, unos 300 uniformes  militares, entre 100 y casi 300 bicornios emplumados, según sus más íntimos biógrafos, y de tener unos 2,000 trajes y 500 pares de zapatos dividos entre sus 13 residencias en el país, Trujillo también tenía una obsesión febril por las medallas.

Una de las principales labores de los cónsules en cada país era influir y presionar para que el gobierno anfitrión le concediera la condecoración más alta de ese país al Generalísimo. La urgencia de los cónsules y los funcionarios de las embajadas dominicanas era de “vital” prioridad para ellos mismos puesto que fracasar en conseguirle al Jefe su muy merecido galardón bien podría truncar la carrera de un funcionario, en el mejor de los casos, o condenarlo al ostracismo y hasta a algo peor. No debe sorprender a nadie que una buena parte de esas medallas las consiguiera el El Jefe dispensandole una agradable suma de dinero a otros gobernantes o altos funcionarios pues es bien conocido que Trujillo sobornaba con altas sumas de dinero a senadores, periodistas, funcionarios y militares de otros paises. Para que tengan una idea, la prensa norteamericana reportó en diversos periódicos que el hijo del presidente Roosevelt recibia US$60,000 al año (hoy unos US$540,000-$600,000) de parte de Trujillo como "lobbyist" del régimen. Se sabe que otros recibieron sumas mayores. Fue con estas manipulaciones que Trujillo logró que numerosos países le concedieran las siguientes condecoraciones. Por cierto, la siguiente lista no esta completa. La edicion No. 25 de la revista Ahora del 27 de febrero, 1962 (pags. 11 y 12) contiene una lista de 70 mendallas que le habian conferido al Perinclito. 

Gran cordón de la Orden de Isabel la Católica (España)
Gran Cruz de la Orden Hierosolimitana del Santo Sepulcro (Santa Sede).
Medalla de oro de la Pan-American Society (Nueva York).
Gran Cruz de la Orden de Carlos Manuel de Céspedes (Cuba)
Gran Cruz de la Orden Honor y Mérito (Haití)
Gran Cruz en brillantes de la Orden del Perú.
Banda de la Orden de la República (España)
Gran Cruz de la Orden de San Gregorio Magno (Santa Sede)
El collar de la Orden al Mérito (Chile)
El collar de la Orden del Águila Azteca (México)
Gran Cruz extraordinaria de la Orden de Boyacá (Colombia)
Gran collar de la Orden del Libertador (Venezuela)
Gran Cruz de la Orden Nacional del Cóndor de los Andes (Bolivia)
Gran Cruz del mérito extraordinario Libanés
Gran Cruz de la orden del mérito con banda de tres borlas (Ecuador)
Gran Cruz de la Orden de Vasco Nuñez de Balboa (Panamá)
Gran Cruz nacional de la Legión de Honor (Francia)
El gran cordón del mérito de la caridad de la orden Francesa de la cruz de sangre
Comendador de la orden de la corona de Italia
Gran Cruz de la orden honor y méritos de la cruz roja Cubana
Gran cordón rojo con bordes blancos de la Orden del Jade Brillante (República de China)
Gran cordón del honor y devoción de la soberana militar Orden de Malta
Orden del mérito naval de primera clase (Cuba)
Gran Cruz de medhula de Marruecos
Gran Cruz de honor académico de la academia internacional americana de Washington
Estrella Abdón calderón (Ecuador)
Gran Cruz de la orden nacional Ecuatoriana al mérito
Gran Cruz de la Orden Nacional de la Cruz del Sur (Brasil)
Gran Cruz del mérito Paraguayo (Paraguay)
Gran Cruz de la Orden del León Neerlandés (Holanda)
Medalla conmemorativa del vuelo Panamericano pro faro de Colon de Cuba.
Medalla conmemorativa del primer centenario de la muerte del prócer Colombiano general  Francisco de Paula Santander
Collar de la Orden del Libertador San Martín (Argentina).
Gran Cruz de la Orden de Carlos III (España).
Gran cordón especial de la Orden de las Nubes Propicias (República de China).
Gran collar de la Orden de Rubén Darío (Nicaragua)
Gran placa de honor y mérito de la Cruz Roja Española
Condecoración de la orden soberana y continental de mérito y honor de la unión Democrática Interamericana
Gran Cruz de la Orden de Morazán (Honduras).
Medalla "palmas de oro de la democracia", de la legión Panamericana (México)
Medalla de la orden honorífica de la estrella de honor al mérito rural del instituto brasileño de propaganda y defensa del café.
Cruz de guerra con Palma (Francia)
Orden de San Pedro y San Pablo en el grado de gran cruz
Orden Manuel Amador Guerrero, en el grado de Gran Collar (Panamá)
Orden Piana, en el grado de gran cruz (Santa Sede)
Gran Cordón de la Suprema Orden del Crisantemo, otorgado por el gobierno del Japón, con la grabación el emperador medalla de honor de alfabetización
Orden de los pioneros de Liberia, publicado en el Caribe, en fecha 5-2-59.
Ostentaba también las condecoraciones dominicanas:

Collar de la orden al mérito Juan Pablo Duarte
Collar de la orden heráldica de Cristóbal Colon
Collar de la Orden de Trujillo
Collar del valor
Gran collar de la paz
Orden militar de heroísmo "Capitán General Pedro Santana" 7-1-56, dec. 4364, og# 9, 1956, e.n.
Condecoración del "Benefactor de la Patria", según art. # 4149, de fecha 14-5-55, según decreto # 1360, f. 23-12-55, con una efectividad, og# 45-56.

Fuente: Rafael Leonidas Trujillo - Wikipedia 

Pero no crean, estimados lectores, que el Perínclito era completamente egoísta, que no sabía hacerse a un lado a veces para compartir el estrado y la gloria con otros mortales, reconociendo los méritos de sus súbditos. Como prueba del desprendimiento y el desinterés de El Jefe en ser el centro de la atención ante los méritos ajenos, durante la Era Gloriosa se instituyeron las siguientes condecoraciones: La Orden de Trujillo, la Orden del Generalísimo, la Orden del Benefactor de la Patria, el Gran Cordón Presidente Trujillo, La Medalla Conmemorativa al 23 de febrero 1930 (día del golpe contra el Presidente Horacio Vásquez) y el Premio Trujillo al Mejor Escultor (arte del cual el Perínclito fue uno de los mas entusiastas patrones a nivel mundial, como todos sabemos).

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LETREROS Y CONSIGNAS QUE COMUNMENTE SE USABAN PARA ALABAR A TRUJILLO 

Las siguientes frases o consignas eran repetidas en desfiles, reuniones o celebraciones trujillistas y en transmisiones radiales. También aparecían en letreros, afiches, periódicos y volantes:

Gracias a Dios y a Trujillo

Trujillo nos da todo a cambio de nada

Loor a Trujillo

En esta casa Trujillo es el Jefe

Todo lo que soy se lo debo a Trujillo 

Sólo Trujillo nos cura

Dios en el Cielo y Trujillo en la Tierra

Compre lotería, salga de pobre y Trujillo siempre

Todo por Trujillo

Dios y Trujillo son mi fe

Trujillo no necesita al pueblo, es el pueblo el que necesita a Trujillo

Que viva el Jefe

Con Trujillo hoy, mañana y siempre

Trujillo vive en el corazón de cada dominicano

Trujillo es Símbolo Nacional

Trujillo Siempre

Sólo Trujillo es mi Norte

Rompan fila y que viva el Jefe

En este hogar se compra lotería y se venera a Trujillo




Noten que por la uniformidad de las letras y la calidad del dibujo de Trujillo, es obvio que este letrero fue pintado por el gobierno o el Partido Dominicano. Como dice la leyenda de Raifi Genao, alguien se atrevió a embarrarle la cara al Generalísimo a un riesgo mortal (ver lo que les pasó a los muchachos llamados los Panfleteros de Santiago en la sección CRIMENES).  

¿Trujillo nos lo dio todo? Vean las fotos en la sección VARIOS.  

Trujillo llegó a ser uno de los diez hombres más ricos del mundo. ¿Fue a cambio de nada?

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NOTA: José Trujillo Valdéz y algunos de sus hijos mayores, como cuentan numerosos biógrafos de Trujillo y su familia, incurrían en el abigeo (robo de reses), actividad que el padre ejercia paralelamente a su trabajo normal. Además, don José era un hombre bebedor y mujeriego. En octubre de 1898, el padre del futuro Perínclito fue enjuiciado y sentenciado por homicidio (Ver Gaceta Oficial Núm.1322 del 23 de diciembre de 1899), sentencia confirmada por la Suprema Corte de Justicia, presidida entonces por el Lic. César Nicolás Pensón. Don José no cumplió la sentencia porque se escapó a Cuba huyendo de las autoridades. Años después, cuando su hijo ya ostentaba todo el poder, don José fue nombrado diputado vitalicio, aunque sólo pudo cumplir 5 años de su prometedora carrera política porque la Divina Providencia (u otra entidad más siniestra) lo reclamó para siempre

Vaticano autorizó sepultar en  Catedral al padre de Trujillo

Chichí de Jesús Reyes
Elnacional.com.do

Documentos revelan que la autorización fue canalizada por el arzobispo Ricardo Pittini.

José Trujillo Valdez  (Don Pepito), el padre del dictador Rafael L. Trujillo, etuvo sepultado en la Catedral Primada de América, previa autorización expresa del  Vaticano, canalizada  a través del  Arzobispo, Monseñor  Ricardo Pittini.  Falleció el 10 de junio de 1935, cinco años después que su vástago asumiera los destinos de la Nación.
Las honras fúnebres  fueron  similares a las que se tributan a los hombres con  categoría de héroes. El padre de los Trujillo no disponía de condiciones para merecer tan singular distinción póstuma.*
El sepelio  fue  un acontecimiento que se caracterizó por la presencia de  funcionarios civiles y militares, gobernadores, síndicos, empleados públicos, alcaldes pedáneos y delegaciones de los  más remotos lugares del país.  Carruajes tirados por briosos caballos llevaban cientos de coronas, mientras circulaban    a todo lo largo de la calle el Conde, hasta llegar a la catedral.
Próximo a la sepultura de Don Pepito, estaban los restos de los Padres de la Patria; Duarte, Sánchez y Mella,  trasladados  al Altar de la Patria, y las cenizas  de Cristóbal Colón.
El panegírico lo pronunció el vicepresidente de la República,  Jacinto B. Peynado, quien entre otras cosas laudatorias  proclamó ante el  féretro: “Jamás despojos tan ilustres han pasado bajo las arcadas de este templo para recibir cristiana sepultura”.
A propósito del sepelio  del padre de los Trujillo, quien fuera diputado al Congreso Nacional,  se hicieron  decenas de comentarios e historietas que relatan el comportamiento indelicado  del “prócer” fallecido,  antes de la llegada de su hijo al poder.
Mientras seguían el cortejo fúnebre, varios amigos empleados del Gobierno,  celebraron discretamente  la ocurrencia de uno de ellos, que en tono  bajo  dijo: “En la Catedral están instalando un sistema de seguridad con alarmas eléctricas automáticas  para proteger el tesoro de la Catedral, que consiste en piedras preciosas, cálices de oro, collares de perlas, crucifijos de oro y prendas, que son muy cuantiosos”.
Se refería, obviamente, a la llegada del nuevo “inquilino” a la Primada de América.
Concordato
Durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, República Dominicana y El Vaticano firmaron el convenio denominado Concordato, que otorga a la Iglesia Católica privilegios sobre las demás religiones y sectas en el  país.




Esta esquela es prueba irrefutable de que el papel aguanta todo lo que le pongan.  

Ver en Nuevas Entradas (Julio, 2018) detalles sobre el fastuoso entierro de don Pepito.

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NO SERÍA UNA ESTATUA CUALQUIERA


Para hacer esta estatua he tenido que sacrificar el jardín de mi estudio. Es un trabajo de unas dimensiones titánicas. Será la estatua ecuestre más grande del mundo.” 

Juan Cristóbal, escultor español
 
 
 

El tiempo - Bogotá, Colombia – 17 de enero, 1960, pág. 11


Esta efigie superaria por mucho la monumental estatua ecuestre de San Cristóbal, la cual era en sí imponente por su tamaño. El costo de esta estatua en dólares actuales es de más de US$9 millones de dólares, estatua que venía desde España a acompañar a las 2,000 estatuas de Trujillo y su familia que se erguían en uno de los países más pobres del continente. Observen en el artículo que los cuantiosos fondos para pagar la estatua provenían del Estado dominicano. Tampoco sabemos si ese monto solo fue un adelanto o el pago total. 

Además observen que, con arrogante ironía, la estatua de US1 millón o más serviría para celebrar el endeudamiento del Estado dominicano por un monto de US$11.25 millones por medio de un préstamo concedido por el FMI para estabilizar la economía. La fecha escogida para dicha celebración fue, adecuadamente, el día del natalicio del Benefactor. Se tenía planeado erigir un monumento nacional sobre el cual se erguiría la ciclópea estatua ecuestre del Generalísimo. Este préstamo es discutido por varios historiadores y periodistas en sus trabajos, entre ellos Frank Moya Pons (ver Historia de la República Dominicana, Vol 2, pág. 341). Además, la deuda con los tenedores de bonos había aumentado antes del ajusticiamiento a US$20 millones, entre otras deudas adquiridas por el Estado en los últimos dos años antes del 30 de mayo de 1961. 

Por otro lado, apenas a 9 años de haber saldado la deuda externa (celebrado con un monumental alboroto propagandístico), en 1956, de la forma más natural, Trujillo había solicitado al Import-Export Bank un préstamo por US$40 millones (ver referencias en la sección Corrupción y Monopolio) el cual no le fue concedido debido al escándalo sobre Galíndez.

Igualmente irónico es el hecho de que el régimen considerara motivo de un acto de celebración este endeudamiento del gobierno de más de 11 millones de dólares cuando su aparato propagandístico desde 1947 no dejaba de recordarle al pueblo dominicano la herculeana hazaña del Benefactor de haber pagado la deuda externa de algo más de $9 millones de dólares (en realidad, lo que hizo fue internalizar la deuda, ver sección CORRUPCION-MONOPOLIO). Dicho pago ha sido un lema recurrente del rosario trujillista hasta nuestros días a la hora de alabar al Jefe Supremo y parece, como vemos en esta noticia, que si el dictador optaba por endeudarnos, también había que celebrarlo como otra genial hazaña. Esas son las ridículas contradicciones del fanatismo trujillista y es que las burdas incoherencias como ésta no importaban porque todo lo que hacía Trujillo había que celebrarlo y si hacía todo lo contario, también.  

Para los que no vivieron en la Era de Trujillo y no creen la relevancia propagandística que el régimen le otorgó al trillado “pago de la deuda externa”, les reproducimos abajo la imagen de 1955 de una copia gigantesca del cheque final de la deuda hecho en 1947 por US$9 millones para que los turistas y los nativos pudieran apreciar con sus propios ojos esta descomunal hazaña… descomunal según lo interpretaba la alardosa maquinaria propagandística del Trujillato.  


En el extenso artículo El escultor de Trujillo de cuatro largas columnas publicado en el periódico El Socialista (27 de julio, 1961, pág. 4) del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) citan a Juan Cristóbal cuando declaraba en una entrevista hecha antes del ajusticiamiento que dicha estatua sería la estatua ecuestre más grande del mundo. Ni siquiera los grandes generales y estrategas de la historia universal (Alejandro el Grande, Julio César, El Cid, Bolívar, San Martín, Lee, Montgomery, Eisenhower, Zhukov, Vo Nguyen Giap, etc.) han sido enaltecidos con tan encumbrada efigie. 

Reflejando la triste fama internacional de patán vulgar y engreído que rodeaba al Perínclito en vida, entre otras cosas, el artículo decía en su tercera columna: 

“Desafiando a la posteridad, quiere perpetuar su nefanda memoria con algo soberbio y colosal. Este pigmeo antillano no tiene límites en sus desafueros. Quiere igualarse a los faraones y a los césares. Y en la época del automovilismo, de la supersónica, de la astronáutica escoge un pedestal y un caballo para encararse al mundo. El anacronismo no puede ser más flagrante. Pero no se detiene tan solo en esto. Ha pasado revista a las mejores estatuas ecuestres de que se tiene memoria. La de Marco Aurelio En Roma; la del “condottiero” Colleoni, en Venecia; la de Manuel Filiberto, en Turín, y la de Bolívar, en Maracaibo. Ninguna le satisface. Trujillo quiere otra cosa, algo más ciclópeo y grandioso. Algo que suba hasta las nubes y que signifique un reto a Júpiter Tonante.” 

Sin embargo, cuando en Ávila, España ya se estaba vaciando el bronce, el magno cuerpo que la descomunal escultura pretendia eternizar cayó abatido bajo una lluvia de plomo, que no de bronce, a pocos metros del turbulento Mar Caribe. A su vez, el destacado escultor murió en 1961, pocos meses después del ajusticiamiento, casi al estilo de los siervos de los faraones, pensarían algunos, quienes eran enterrados con sus amos para que siguieran sirviéndole en el más allá.

Después del repentino y poco elegante mutis del Perínclito, los dominicanos, por su parte, se quedaron sin la estatua (mejor dicho para entonces, sin el bronce), sin el dinero que se pagó y con la deuda del FMI. Pero esto último, la deuda, no impide que la recalcitrante propaganda trujillista continúe enrostrándonos el machacado "pago de la deuda externa" hasta nuestros días.
   

Un sobredimensionado recordatorio del pago de la deuda externa, una presunta hazaña de Trujillo, pero no tan grande como la gigantesca estatua que iba a celebrar otra hazaña: La deuda adquirida con el FMI por US$11 millones a celebrarse el día de su natalicio.

Nota: El artículo de El Tiempo (Colombia) contiene un dato erróneo: En realidad, la estatua en sí sería de bronce, pero el igualmente enorme y elaborado pedestal (con figuras en sobrerelieve) sería de mármol.



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El año que Trujillo Molina fue propuesto al Premio Nobel de la Paz
5 de diciembre de 2011
por Wilfredo Mora   

Este 10 de diciembre será la entrega de los laureados al Premio Nobel de la Academia sueca. Como si la Humanidad no se sobrecogiera por los tantos males de la dictadura que desconociera tanta libertades públicas, o como si el tirano fuera un patriota, un presidente fraterno de los demás países del mundo, o acaso de su vecino, del empobrecido Haití, la Presidencia del Comité Nobel del Parlamento Noruego, fue sorprendida por una misiva del Estado dominicano, solicitando la inscripción de la candidatura de los Jefes de Estados de las países República Dominicana y de Haití. La carta con fecha del 4 de diciembre de 1935, la firma el doctor M. García Mella, entonces Secretario de Estado de Relaciones Exteriores. Y a seguida un boceto biográfico, en que se da cuenta la forma nimbada del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, de quien afirman ha entrado "en el dominio de la Historia de la Humanidad".
Y el Presidente haitiano, Stenio Vincent, que entra en la farsa de la candidatura, por la razón de concluir el 27 de febrero de ese año (1935) el pacto fronterizo que puso fin a un conflicto que obstaculizaban el trazado de las líneas fronterizas, correspondiente al Tratado de 1929. Primero el dictador viajó a la ciudad de Puerto Príncipe, donde discutió los asuntos de la frontera, durante seis días y seis noches del año 1934, sin poder llegar a un acuerdo sobre tan molestoso tema. El 26 de febrero de 1935, por cuatro horas visitó el Presidente Vincent a la nación dominicana, donde acordaron un nuevo tratado, es el Acuerdo Fronterizo Trujillo-Vincent (según la Gaceta Oficial No. 4773.- Santo Domingo, marzo 9 de 1935).
Quiso el sátrapa dominicano que aquello tuviera resonancia mundial. Y aprovechando la importancia política del acuerdo (era una costumbre muy peculiar), para proponerse a sí mismo a la premiación del nobel de la paz. Pero no lo logró, muy a pesar de las elogiosas felicitaciones telegrafiadas de sus homólogos latinoamericanos, satisfechos por terminar con las dificultades de la frontera entre las dos naciones. Tantas mentiras había que decir al país y al mundo, cuando el delirante dictador se aventuraba en empresas como estas. La Academia ni siquiera consideró su nombre; Trujillo dos años después, el 1937, llevaría a cabo una matanza contra los ciudadanos haitianos de la zona limítrofe.
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"Yo mato a cualquiera por Trujillo". -Diputado Euripides H. Peña
(En un discurso el 25 de mayo, 1961)

El fin de la Era y loas a la “excelsa” matrona

Escrito por: Ángela Peña
28 Mayo 2011
Hoy.com.do

En la semana del 22 al 28 de mayo la “Era de Trujillo” agonizaba pero no lo sospechaban los trujillistas que rendían a Julia Molina, progenitora del tirano, el más grande tributo por  el Día de las Madres, ni los diputados que escenificaron en la Cámara lo que fue su comedia final  debatiendo lo que era el trujillismo. Tampoco lo presentía el grupo de 14 senadores que propuso una reforma a la Constitución  para anular la resolución que aprobaba el Concordato.

El representante por Puerto Plata, Manuel A. Jiménez Rodríguez, ignoraba también la cercanía del fin cuando el 24 presentó una moción también pidiendo dejar sin efecto el Concordato suscrito entre el Vaticano y la República Dominicana. Ya antes había pedido desconocer la personalidad jurídica de la Iglesia, pasar al Estado los templos católicos y suspender subvenciones a colegios, seminarios, parroquias, nacionalizar las escuelas operadas por religiosos y declarar obligatoria en todo el país la enseñanza laica.

Ajeno a  estas farsas en las que jóvenes y viejos legisladores apostaban a cual sentía más amor y lealtad por el Generalísimo, el teniente general Petán Trujillo, hermano del tirano y fundador de La Voz Dominicana, anunciaba la conmemoración de la XIX Semana Aniversario de esa emisora, que celebró el 29 de julio a pesar de la reciente muerte del “eximio líder”. Dos aviones traerían a la “multicolor caravana” que integraban José Luis Martínez, Cortijo y su Combo con Ismael Rivera, Magda Franco, Emilio Gálvez, Pompín y Nacho, Roberto  Cantoral, Chico Gordillo, Artemisa Aguirre, Los tres Diamantes, Irma Carión, Los Polivoces, Lina Madrigal, Juana Gallo, Lucha Villa, Régulo y Amparito, Sergio Cansino y otros que sumaban 61 figuras del “cartel internacional”.

Polémicos diputados.  Embarcados en aclarar la forma en que los dominicanos manifestaban sus sentimientos hacia Trujillo, los diputados montaron un teatro el 25 de mayo que algunos se tomarían en serio por los  insultos, posiblemente ensayados, que intercambiaron. Antonio Armenteros, Porfirio Dantes Castillo, José Castellanos fueron los primeros en hablar y le siguió Manuel E. Rodríguez Jiménez revelando que a los jóvenes legisladores, entre los que estaba él, se les acusaba de tener “ideas tendenciosas” y se les tildaba de mala forma porque no se referían al “Jefe” en primera persona. Definió dos clases de trujillismo: “el trujillismo por Trujillo y el trujillismo por cuanto ha hecho”. “Trujillo es un símbolo nacional cuya labor ha sido calificada dentro y fuera como una dictadura, es una dictadura del pueblo porque Trujillo ha ocupado el poder durante el tiempo que lo ha hecho, por la voluntad popular”, significó.

Criticó a  Federico Fiallo y definió a Carlos Rafael Goico Morales como irreflexivo, “una terquedad montañosa”. Agregó que el 95 por ciento de sus colegas no eran oradores y afirmó que él no practicaba en su casa antes de ir a la Cámara.

Manuel de Jesús Estrada Medina, Joaquín Cocco, Marino Vinicio Castillo, Gregorio García Castro  respondieron a favor o en contra. Castillo “se explayó en conceptos y frases sobre la persona y obra de Trujillo” y fue interrumpido “por aplausos y vítores al líder dominicano” pero el presidente de la Cámara, José Ramón Rodríguez, no aplaudió. Tampoco García Castro ni Jiménez porque entendieron que esos aplausos no eran para el “Benefactor” sino para “la ponzoña lanzada por Castillo”, al decir de García Castro.

Rafael Vidal Torres pidió parar los debates porque él estaba “cayendo en una intranquilidad del Espíritu”. Añadió que la generalidad de los diputados se había ofendido. García Castro llamó a Trujillo “nuestro moderno prócer” y lo consideró “un arsenal de juridicidad”. Señaló que Goico exhibía una terquedad de jumento con temeridad aragonesa.

Estrada Medina declaró ser trujillista leal, y que si estaba en la Cámara se lo debía a Trujillo, para quien tenía una deuda de gratitud, tanto como su familia.

El diputado Eurípides Herasme Peña pidió no ubicarse en ese callejón sin salida de que se diga siempre “yo soy amigo de Trujillo” y señalo que él no diría “yo soy amigo de Trujillo, sino yo mato a cualquiera por Trujillo”. Para él, lo que se debía hacer era “trabajar dentro de la norma del trujillismo sin tanto cacarearse el trujillismo”. Y apuntó: “que ese ardor para proclamar el trujillismo sea para trabajar por el trujillismo”.

También estuvieron en las polémicas  José Israel Sánchez Troncoso y otros. Goico Morales  propuso suspender el debate. “Si venimos a laborar, hagámoslo, porque no estamos haciendo nada”, propuso.

El 23 de mayo, ya García Castro había dado un avance de lo que sería este espectáculo al declarar que no discutiría asuntos de fondo con Porfirio Dantes Castillo hasta que no se presentara un documento firmado por un psiquiatra que certificara que “ya Dantes Castillo está debidamente curado de las lesiones mentales que le han venido aquejando”.

El otro circo.  El otro gran circo tenía lugar en la residencia de la “Excelsa Matrona”, como llamaban a Julia Molina viuda Trujillo, en los editoriales periodísticos, en suplementos e infinidad de telegramas felicitando ese “manantial de caritativos sentimientos”. La “madre amantísima del Ilustre Jefe” recibió cestos de gladiolos rojos y lirios cala. Kirshie María Fernández Domínguez le recitó “Madre privilegiada”, original de Leovilda de Sánchez quien fue de las primeras en felicitarla junto a Carmen Bonaparte de Barreiro, Lidia Calderón viuda Guzmán, Inés de Hodge, Alba María Ramírez Duval y los niños Wilvin Medina Leal, Luis Aníbal Beauchamp Trujillo.  María Natalia de la Rocha de Reyes y Josefa Sánchez de González, de la Rama Femenina del Partido Dominicano, fueron las segundas de un desfile interminable.

Se entregó el “Premio Julia Molina de la Maternidad” a Alejandrina Francisco, de 49 años, de Jobo Claro, madre de 24 hijos. Consistió en una medalla de oro con la efigie de la “Ilustre progenitora del más grande de los dominicanos”, un diploma y un cheque por 350 pesos.

La Nación editorializó: “Madre excelsa es, entre nosotros, Doña Julia Molina viuda Trujillo, que preparó, sin saberlo, como la Madre de Dios, a su hijo Rafael Leónidas para la gran misión de salvar a un pueblo del caos y la anarquía y que heredó de ella, de la Madre predestinada, todas las virtudes sublimadas…”.

Fueron las últimas lisonjas a la viuda y el final de las comedias en el Congreso.

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España le negó a Trujillo un título de nobleza

Tania Molina
El Diario Libre
Desde inicios de los años cuarenta hasta mediados de los cincuenta, Rafael Leonidas Trujillo Molina fue objeto de varias distinciones por parte del gobierno español. Sin embargo, pese al intercambio de elogios y preseas entre los gobernantes de las dos naciones, el dictador dominicano no pudo conseguir un título de nobleza que solicitó a España.
Ángel Lockward, autor del libro que revela documentos sobre las relaciones diplomáticas entre España y República Dominicana durante la dictadura de Trujillo, supone que éste estuvo interesado en que el dictador Francisco Franco lo distinguiera con el título de marqués.

Entre los informes secretos que recoge el libro de Lockward aparece una carta en la que el país europeo le niega el codiciado título a Trujillo. Para ello, el ministro de Asuntos Exteriores de España alega que "aunque se conocen los especiales, numerosos y estrechísimos vínculos que unen a España con el generalísimo Trujillo, la distinción, la costumbre y, además, el sentido intrínseco de un título nobiliario excluyen su concesión a jefes de Estado extranjeros y a personalidades especialmente prominentes en la vida pública de otras potencias, a causa del matiz de subordinación y dependencia jerárquica al jefe de Estado otorgante, que ello supone".

Agrega además que en caso de que Trujillo aceptase tal subordinación, la concesión sería un precedente que pudiera tener consecuencias enojosas si otras solicitudes iguales se hicieran a favor de "prohombres" hispanoamericanos, pero cuyos méritos, aún relevantes, no justificasen el otorgamiento del título nobiliario.

Manuel Aznar Zubigaray

Anterior a este hecho, ya Trujillo había sido distinguido con la Gran Cruz de Carlos III. "En nombre de la España gloriosa que a través de su historia supo imprimir a los pueblos que les dio su ser, el imborrable sello de su temple… y en nombre de ella, he recibido de su Excelencia Don Francisco Franco Bahamonde, jefe del Estado Español, y Generalísimo de sus Ejércitos, el honroso encargo de imponeros Escmo. Señor, la gran cruz de la muy distinguida Orden de Carlos III, que representa el premio a la virtud, al valor y al mérito de quien como vos, tiene por norma, la firmeza en sus convicciones, y el respeto a las decisiones de los pueblos soberanos".

Así inició su discurso Manuel Aznar Zubigaray, abuelo del ex presidente del gobierno español, José María Aznar,durante el acto de entrega de la distinción, con la que hacen el "justo premio" por las dotes personales de Trujillo, y como muestra del cariño que España siempre ha tenido por el país. Aznar Zubigaray, tal como lo define Francisco Javier Alonso en su libro "La alianza de dos generalísimos", desarrolló su misión diplomática basado en mantener el apoyo de los dominicanos ante los organismos internacionales y el fomento de las relaciones comerciales.

En su discurso hace énfasis en que ese cariño de los españoles por los dominicanos se sentía con mayor intensidad porque sabían apreciar y valorar la conducta del país para con España en momentos en que el comunismo internacional, "enemigo mortal de nuestra civilización, aprovecha la confusión que ha producido en el mundo internacional las funestas consecuencias de la guerra pasada, para presentar a España como un peligro para la paz".

El diplomático se refiere al estallido de la guerra civil de 1936 y que generó el aislamiento internacional de ese país.

Ya para 1948, en otro informe de la delegación española, Manuel Aznar Zubigaray se refiere a las ejecutorias del Gobierno dominicano para armar al Ejército. Destacan la compra de pertrechos militares tanto en Estados Unidos, Brasil y Francia, y las intenciones de comprar en España.

En 1949 vuelven los elogios y dádivas. Primero con el obsequio de parte de España de los ornamentos y efectos que dotarían el Seminario Conciliar de la capital dominicana, luego, ante la solicitud de Trujillo al Congreso para obtener poderes extraordinarios para declarar la guerra, así como en la política de "democratización" del tirano permitiendo los nuevos partidos políticos (Socialista Popular Dominicano y Juventud Dominicana) o la persecución contra los ejecutores de la huelga de los trabajadores del ingenio azucarero, encabezados por Mauricio Báez, o contra los participantes en la invasión militar de Cayo Confites y Luperón.

Al año siguiente, 1950, la embajada de España envía un memorando especificando la actitud que debe seguir el país ante la asamblea general de la ONU para que España pueda pertenecer a ese organismo, propuesta que finalmente ganó.

"Es de desear que los delegados dominicanos intensifiquen sus contactos con los de las Repúblicas de El Salvador y Bolivia a fin de que se adopte rápidamente un texto común, que según se informa, es el procedimiento más propicio a los fines de conseguir una abrumadora votación.

Ese mismo año Trujillo concede a Franco la Gran Cruz, Placa de Oro, de la Orden del Mérito "Juan Pablo Duarte", la más alta distinción otorgada en el país.

Sin embargo, no todo fue exaltación a Trujillo e incluso algunos historiadores hablan de cierta interrupción entre las relaciones dominico españolas a principio de los años 40.

Manuel Alca y Marín

Antes del servicio diplomático de Aznar Zubigaray, fungió como ministro plenipotenciario en el país Manuel Alca y Marín, que asumió su cargo en 1941. A pesar de las apreciaciones favorables para el régimen, este diplomático aludió la falta de moralidad en la administración trujillista. Así lo plantea Javier Alonso en su libro, y lo confirman muchos de sus informes contenidos en el libro de Lockward.

Para 1945, el representante diplomático rinde un informe sobre la "escasa popularidad del general Trujillo entre sus compatriotas, así como de las humillaciones a funcionarios y los afanes del tirano para conquistar la simpatía popular.

El 28 de abril de 1945, la Sección de Política de América de la Legación española en el país, envía su informe dando cuenta de que "El generalísimo Trujillo, en vista de que la situación social aquí es grave y por completo adversa a él, trata de conquistar la opinión pública haciendo mejoras para el bienestar de la clase obrera". Detalla además la "actividad sorprendente" en la construcción de edificios públicos, casas para obreros y la creación de entidades bancarias para proteger la agricultura".

Alca y Marín habla, entre otra cosas, de los esfuerzos del gobierno por mejorar la alimentación pública y, aunque advierte que los resultados son "nulos", los presenta como "una plataforma para un mejoramiento real". Aun más, pide justicia para Trujillo, que "ha hecho y hace lo que puede para acabar con la falta de cultura". No obstante, admite que la cantidad de analfabetos es enorme.

En junio de ese mismo año, Alca y Marín vuelve a remitir otro informe en el que se refiere al manifiesto público del 28 de mayo con el que Trujillo recomienda a los jefes de partidos políticos la reorganización de los mismos.

"Aparentemente la carta es todo sinceridad y lealtad, pero en el fondo es completamente lo contrario. Aquí no hay más opinión y voluntad que la de Trujillo", dice.

Para entonces existían los partidos Republicano, Coalición Patriótica de Ciudadanos, Partido de Obreros Independientes y el Partido Nacional. Alca y Marín expresa que los supuestos integrantes de estos partidos afirman que no pertenecieron a esas organizaciones por temor a represalias y que por el contrario ensalzaban la figura de Trujillo.

Sólo el excarcelado Rafael Estrella Ureña se atrevió a manifestar sus aspiraciones presidenciales, por el Partido Republicano, pero no tuvo apoyo porque sus antiguos afiliados negaron que lo fueran.

"La farsa no ha podido ser más clara, pero Trujillo ha querido hacer constancia de que se ha alentado a la ciudadanía para que tome parte de la administración de la cosa pública", indica el informe.

En otra carta, Alca y Marín se refiere a los constantes insultos de Trujillo para los miembros de su gabinete.

El informe de Francisco García Escámez e Iniesta

En 1947 se produce la visita del teniente general Francisco García Escámez e Iniesta, quien fungió como Embajador Extraordinario en la toma de posesión de Trujillo cuando el dictador se reeligió en el proceso electoral de mayo de ese año.

En su informe, García Escámez e Iniesta habla de la buena hospitalidad que recibió de los dominicanos, haciendo énfasis en un desfile de 40 mil hombres de la reserva civil dominicana, y cuya presentación se hizo posterior a las de las Fuerzas Armadas.

"Esta reserva Civil, a juzgar por su deficiente instrucción y presentación, da la sensación de una organización reciente y poco cuidada, siendo de mi opinión que la razón de su presencia en el desfile que dan ante la representaciones extranjeras, es la de que el país dispone de una organización militar ciudadana para casos de agresión, (precisamente en aquellos días se decía que estaba preparada por los enemigos de Trujillo residentes en Cuba y Venezuela, y al parecer tuvo que intervenir Estados Unidos para hacerla fracasar)".

Mutismo

En octubre de 1937 se produce la matanza de haitianos en territorio dominicano. Ese crimen le costó al país críticas internacionales. Sin embargo, entre los informes que recoge Lockward no aparece la visión de España al respecto. Sólo aparece una carta del ministro dominicano en Washington, Andrés Pastoriza, con la versión oficial del régimen. En la carta, de fecha 8 de noviembre de 1937, se resta valor al "pequeño incidente" presentándolo como un acontecimiento entre grupos de haitianos y agricultores y ganaderos dominicanos de la frontera.
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EXTRACTO

Poética de la dictadura: El poder de las palabras en la Era de Trujillo

Por Médar Serrata

Trujillo no cabe, para pintarlo, sino en el marco de la epopeya -Juan Bautista Lamarche

La serie de epítetos usados para referirse al dictador—dios, superhombre, héroe, genio—es también un indicio de la función dual que caracteriza al héroe trujillista. Pues mientras en algunos textos, el héroe aparece como un guerrero, un individuo superior capaz de someter a sus rivales con tan sólo una mirada, en otros se nos muestra como un gobernante paternalista que provee a su pueblo todo lo que éste necesita. De hecho, el papel de dador, que el género épico reserva comúnmente para los dioses, se convirtió en uno de los atributos más recurrentes de Trujillo, en la medida en que los servicios más básicos eran presentados como pruebas irrefutables de su innata generosidad. Hospitales, escuelas, instalaciones para el cuidado infantil, teatros, centros deportivos y lugares de recreo constituían obsequios que el gobernante hacía a las clases trabajadoras, sin que éstas “tuvieran que reclamarlos en periódicos, mítines y demás formas de campañas sociales” (Jiménez 19). En la misma categoría se incluía el derecho de la mujer al voto.

En contraste con lo ocurrido en otros países, el Benefactor, señala Jiménez, las sorprendió con una reforma constitucional que otorgaba a las mujeres los mismo derechos políticos, y “casi” los mismos derechos civiles, que los hombres. Según Jiménez, la generosidad del Jefe era más notable precisamente por el hecho de que no respondía a demanda alguna, pues “la ayuda que se ofrece respondiendo a una demanda es noble, y como noble, bella; pero la ayuda que se ofrece sin necesidad de demanda es sublime, porque además de ser ayuda, es premio al silencio virtuoso de la necesidad” (19). En otras palabras, todas las mejoras implementadas en la vida civil de los dominicanos eran el resultado exclusivo del Benefactor, y los miembros de la sociedad podían hacerse merecedores de su gracia absteniéndose de expresar sus necesidades. Sufriendo en silencio, los ciudadanos contribuían al movimiento en ascenso de lo bello a lo sublime, en tanto que la más mínima señal de descontento constituía un obstáculo para el mejoramiento de la sociedad, y como tal no se podía tolerar. Trujillo no dudaba en actuar con energía contra los “agitadores”, aunque una vez restaurado el orden, su natural inclinación a perdonar a los vencidos lo hacía apresurarse “a tenderles, sobre el abismo que de él los separa, un puente de salvación” (25).

Las palabras de Jiménez sugieren una correlación directa entre la benevolencia
del dictador y la naturaleza violenta de su poder, pues el acto de perdonar la vida sólo es posible para quien tiene la capacidad de quitarla. Al elogiar la mesura en el uso de la
fuerza, el poeta se acerca más a la tradición de la épica virgiliana, con su énfasis en el
papel del administrador, que a la épica oral, con sus frecuentes despliegues de coraje y
fortaleza física.La tendencia a resaltar las cualidades administrativas de Trujillo podrían
explicarse como un resultado lógico del mito de la Era, que representa a la violencia
como una característica propia de una sociedad atrasada. Por otra parte, la carrera militar del dictador ofrecía poca base material para la imagen del guerrero, lo que hacía necesario eliminar el éxito en el campo de batalla como condición del heroísmo. De ahí la insistencia de Lamarche en afirmar que el héroe no es sólo aquel que se destaca en la guerra, sino el que provoca asombro en cualquier campo de la experiencia humana. Trujillo, en opinión de Lamarche, era un verdadero héroe porque había alcanzado las más altas cumbres de civismo (76-77).

En otros casos, el status de guerrero se estableció mediante el recurso de la genealogía, ya que muchos de los poetas-historiadores al servicio de la dictadura consideraban el heroísmo una virtud hereditaria, una condición innata que podía ser transferida de una generación a otra. La genealogía suministraba una línea de continuidad épica que permitía aprovechar el capital simbólico asociado con el arte de la guerra. La conveniencia de este procedimiento produciría un caudal de ejercicios de reconstrucción genealógica en la que el apellido del dictador fue asociado a importantes hitos históricos. Los historiadores de la Era rastrearon el origen del linaje de Trujillo hasta el año 1514 y lo vincularon a la más rancia nobleza española, en tanto que intentaron ocultar la procedencia haitiana de su madre proclamándola descendiente de un tal Marqués de Philbourou que habría arribado a la isla con las tropas de Napoleón en 1802 (Rodríguez Demorizi “Cronología” 11-12). Algunos autores incluso postularon el carácter hereditario de la heroicidad de Trujillo, tras descubrir que su abuelo paterno, José Trujillo Monagas, se destacó en la Guerra de Restauración del lado de los españoles. Resaltando la importancia de este hallazgo, Rodríguez Demorizi declaró:

"El estudio de la obra y del carácter de José Trujillo Monagas servirá para descubrir en Rafael Leonidas Trujillo Molina … una herencia dinámica, una voluntad altruista anterior al 1930, un legado que, asombrosamente enriquecido, más que usufructuado, es hoy como un milagro que ya pide cumplida exégesis". (“La familia” 124)

"El “milagro” Trujillo Monagas inspiró otros historiadores de renombre a poner a prueba
sus dotes como investigadores. Entre estos se encontraban Vetilio Alfau Durán, quien
proclamó que la valentía de Trujillo Monagas era tal que, no contento con su captura, el
General Gregorio Luperón pidió su cabeza, “diciendo en pleno consejo que mientras no
se fusilara al joven audaz la revolución no podría triunfar por completo” (65).

A pesar de sus esfuerzos por enfatizar el papel de Trujillo como gran administrador, los poetas-historiadores de la dictadura tenían que lidiar con el hecho ineludible de que la autoridad del Jefe dependía en gran medida del uso de la fuerza, del poder de destruir a sus enemigos a voluntad. De ese poder avasallador proviene la capacidad del discurso trujillista de despertar asombro—lo que, según Greene constituye la máxima cualidad del género épico (22). El lenguaje ritual del trujillismo, con su constante propensión a la hipérbole y sus lugares comunes, está orientado a suscitar un sentimiento de pavor ante el extraordinario poder del héroe. La concentración de energía que el lenguaje poético despliega se corresponde con la inmensidad del acto que intenta recrear, como podemos ver en el siguiente pasaje de Henríquez Castillo:

"Después vimos, asombrados por lo inusitado del espectáculo, que por la escala del éxito ascendía un hombre, el hombre, a pasos firmes por la senda peligrosa del comienzo, que es la mitad del camino, según piensan los griegos (...) Era él. El que esperábamos y apenas vislumbrábamos. El que atravesaba por entre los irresolutos, avanzando tan rápidamente, como avanzaban las nubes del huracán que aún eran signos de un nuevo ímpetu destructor. Pero lanzaba desde sus labios, en fiebre de acción, un credo que nunca se había oído". (9)

El lenguaje de Henríquez Castillo no sólo transmite el sentimiento de asombro de la voz
poética en el momento en que el héroe revela su poder, sino que busca suscitar la misma reacción en el público. El poeta habla en nombre de un sujeto colectivo, borrando la distancia crítica que pudiera separar al público de la acción que el lenguaje poético recrea. Al hacer esto, se convierte en vínculo entre el héroe y el público, un “personaje bien informado” con acceso privilegiado a una clase de conocimiento remoto para la gente común. Este papel mediador implica tanto informarle al propio Trujillo cuál es su misión histórica como explicarle al público el lugar que ocupan las acciones del Benefactor en el orden universal. Más aún, en opinión de Jiménez un escritor que no sea capaz de intuir las intenciones del gobernante a partir de sus actos no merece llamarse escritor (20).

Del Génesis a La Patria Nueva

La epopeya trujillista es lo David Quint llamaría una épica de los vencedores. En su estudio del papel de la épica como mecanismo de legitimación, Quint señala que la tradición virgiliana narra la saga de un poder capaz de poner fin a la incertidumbre y el caos (45). La estructura de esta “épica de los vencedores” impone una teleología que encuentra el origen del poder en un pasado mítico, al tiempo que lo proyecta proféticamente hacia el futuro demostrando que la victoria estaba decidida de antemano.

La búsqueda de dicho origen es uno de los aspectos más llamativos del poema narrativo “En el mapa la Patria redimida”, de Héctor Incháustegui Cabral.11 El poema está dividido en ocho secciones correspondientes a momentos cruciales en el desarrollo de la nacionalidad. En la primera sección, “Nacimiento en el mar”, el relato del origen de la nación dominicana comienza con la imagen de la isla emergiendo del fondo del mar, hecha de la misma sustancia con la que Dios creó a los ángeles y los hombres, a “los que cayeron de lo Alto/ y los que hacia Arriba se dirigen/ por el camino de la Revelación” (100). De esta manera, el territorio nacional aparece en el tiempo mítico de la creación del mundo, predestinado desde el inicio a jugar un papel en la historia del cristianismo.

Este papel se cumple en “Nacimiento en Dios, 1492”, cuando los españoles llegan a la
isla, trayendo la salvación eterna junto con el exterminio. La raza indígena, dice el poeta, “iba a morir transfigurada,/ salvada por la Verdad,/ y la Verdad es fuego y es tormento” (103). Los actos de violencia perpetrados por los conquistadores quedan así justificados como parte del plan divino, pues al morir como cristianos los indígenas nacieron a la vida verdadera.

Pueden descargar el texto completo de este análisis en:
http://www.academia.edu/1825947/Poetica_de_la_dictadura_El_poder_de_las_palabras_en_la_Era_de_Trujillo

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Trujillo Eternamente
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Fotografía anatómica de un tirano en el Caribe

Enrique Caminero
www.perspectivaciudadana.com

(Enrique Caminero, dominicano residente en Francia, es activista por los derechos humanos. Perspectiva Ciudadana agradece al autor esta colaboración.)

A las nuevas generaciones que han surgido en los cuarenta y dos años que han transcurrido después del 30 de mayo de 1961.

Si algunas de estas siniestras características las encuentras en el mundo actual de la política dominicana, no te sorprendas, el trujillismo no desapareció con el tirano, continuó con Balaguer y anda por ahí con distintos ropajes.

Con la llegada de Rafael Leonidas Trujillo Molina al poder se resquebró el lugar central que ocupaba la familia en la vida dominicana. Ni las guerras intestinas (las montoneras) ni la influencia norteamericana con la ocupación de 1916 a 1924, habían logrado agrietar la unidad monolítica de ese núcleo, conflictivo a veces, pero forjado por la tradición. Una de las consecuencias de esta intervención de los marines es la entrada de Trujillo en la vida de los dominicanos.

El personaje Rafael Trujillo, presentaba un aspecto de "galán de cine" más que de militar. A cada momento posaba, no solo frente a una cámara fotográfica, sino frente a los demàs, en reuniones como en actos públicos y privados. Al aire misterioso y desconcertante que rodeaba a Trujillo se la sumaba su reputación de aventurero y codicioso, se sabía cómo había obtenido sus galones, persiguiendo a los nacionalistas, asesinando a quienes defendían la soberanía frente al invasor yankee. De ahí en adelante, ganó los ascensos por medio del crimen, la intriga y el complot contra sus compañeros de armas.

Su figura imponente es el resultado de leyendas inventadas por él, forjadas a través de retratos y fotografías, en la que él, aparece pulcro e impasible, siempre serio más bien severo, apenas un esbozo de sonrisa enigmática, que denotaba lo falso y solapado que escondía su persona. El allante y la mentira con Trujillo se instituyó. Trujillo hizo del cuidado de su imagen una obsesión psíquica. La manera "del buen vestir" significaba vestirse como él, aparecía como un símbolo de "respeto" y persona ilustre".

Estos elementos perfilaron su carácter histriónico, logrando en su persona una simbiosis perfecta de la crueldad y la simulaciòn, intercalado por la seducción. La manera como Trujillo ejerció el poder sirvió de detonante del mal absoluto y al ejercicio de un poder absoluto ligado a su paranoia. El totalitarismo aldeano que ejerció Trujillo en la República dominicana se encuentra también en otros dictadores paranoicos que ha sufrido la humanidad, como los que surgieron en los países Europeos de la llamada civilización occidental.

La mentira se utilizaba para ocultar algo, ese algo que resultó ser el cinismo, la burla, la manera impía de gobernar; Trujillo se protegía y, ayudado por sus subvencionados, intelectuales y lacayos, se difundía la mentira, de tal forma que durante los 31 años de dictadura la palabra gobernar fue y acabó siendo sinónimo de mentir.

Casi siempre se hacía acompañar por una corte de aduladores e incondicionales. 

Dentro de los personajes que existían para la persuasión y la dominación, estaba el "Consejero y Control", quien sin dejar de ser enérgico, fingía una “paternal protección”, siempre ofreciendo servicios o prestando favores. Otros mecanismos de "persuasión" eran las palizas callejeras o los anónimos de correos mediante el "foro público".

La adulonería, el lambonismo y el lacayismo cortesano sirvieron de andamiaje para la edificación del cuerpo de caliesaje que se extendió por todo lo largo y ancho de la República. A sus títulos de "Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva", supo impregnarles un sentido práctico, al conventirse en el " Padrino ideal " de todos los matrimonios y bautizos, lo que significaba una deuda con él de parte de la familia "agraciada" que muchas de las veces se volvían desgraciadas si no aceptaban las órdenes o caprichos del tirano. Las imposiciones de bautizos multitudinarios y los matrimonios colectivos de parejas de uniones consensuales se hacían con el objetivo de que Trujillo se convirtiera en "padrino y compadre cristiano" y completar así su intromisión y presencia en miles de hogares dominicanos.

Los dependientes del régimen, civiles y militares, estaban sujetos al "permiso trujillista" previo a contraer nunpcias, si el arbitrario "No" gubernamental era la respuesta a la demanda del permiso, los amorosos se veían obligados a obedecer y a separarse.
Muchas mujeres eran tratadas de forma humillante lo que hace recordar los "derechos de pernada" feudales, que de manera sistemática, morbosa y viciosa se imponía, hasta el punto de obligar a centenares de familias a adoptar una vida social marginada para sus jóvenes adolescentes y evitar así que fueran víctimas de los "requerimientos de los tributarios" destinados al acopio de jovencitas para complacer los caprichos de la decadente sexualidad del sátrapa, como de sus familiares y adláteres. A pesar de todo, fueron muchas las damas que desafiaron en una u otra forma tales acosos, asumiendo las consecuencias políticas y económicas que tal actitud conllevaba.

Los días patrios y las fiestas nacionales eran utilizados por el dictador para su beneficio. La obligación que tenía la clase media y pobre de pintar las fachadas de sus casas a como diera lugar resultaba ser una forma de vender la pintura de los comercios e industrias que Trujillo usufructaba. Los retratos del tirano, sus discursos, dedicatorias , asistencias a mitines, con pase de lista, eran vendidos, convirtiéndose en una obligación, como las chapas, palabra que se remplazaba por placas, pues chapa o chapita le llamaron a él desde sus años mozos. Éstas venían con frases laudatorias para decorar las paredes de los hogares dominicanos. La omisión o el olvido de cualquiera de estos detalles podía ser la diferencia entre la ya triste vida cotidiana y un inspirado vuelco del destino hacia el abismo de la incertidumbre, el desempleo, la presión, la coacción y la muerte. La miseria y la pobreza del menesteroso se veía como un delito común y todo y todo aquel que no tenía alguna prestancia, apariencia u oportuno padrino era apresado por “vago” y arbitriaramente recluido en algunos de los campos de trabajo forzado en calidad de esclavo, como en el sisal en Azua y los de arroz en Nagua.

En su propensión a “coleccionar” tierras del Estado y haciendas de particulares de las cuales se apoderaba por medio de la compra abusiva, extorsión y asesinatos. Una de sus aficiones favoritas consitía en apropiarse del ganado del prójimo, haciéndose dueño a como diera lugar.

En tanto su afán de engrandecimiento fatuo lo llevaba al extremo, era cada vez más extraño. Emulando talvez a Calígula, tristemente celebre por sus "excentricidades" de nombrar cónsul del Imperio Romano a su caballo favorito. En una de sus facetas omnímodas Trujillo condenó a la inactividad a la yegua Dicayagua por el "delito" de haber ganado varias carreras por encima de los potros de las cuadras de él y de sus familiares. Al propietario de Dicayagua se le fustigó a través del "Foro Público" y fue obligado a cederle al déspota la yegua de marras, la cual fue retirada del hipódromo “Perla Antillana” como castigo por no perder ante los ejemplares de pura sangre favoritos de Trujillo.

El control a que estaba sometida la ciudadanía se notaba en la limitación que tenía ésta para trasladarse por los lugares donde circulaba Trujillo, prohibiendo a veces el paso al público. La libertad de tránsito no solo era prohibida sino que podía convertirse en un riesgo pues en todas las carreteras el chequeo personal era sistemático.

Los obstáculos para obtener un permiso, patentes y pasaportes estaban sujetos a la conducta del incumbente, vista a través de la radiografía trujillista. Se impuso el "Servicio Militar Obligatorio" punitivo para los "desafectos", la cédula personal de identidad, la indispensable inscripción en el "Partido Dominicano", la "palmita", constituyeron el vademécum triple.

Durante las elecciones de 1947, la oposición llamó a un boicot en plena lucha legal contra el régimen. Cuando Trujillo ilegalizó tales actividades, la oposición quedó atrapada por las circunstancias pues al no votar, las cédulas de identidad personal de una gran mayoría no tenían el sello reglamentario que se le ponía a tal documento, bajo la agravante que al abstención electoral del ciudadano era considerada como desafección política y se utilizaba como control, pudiendo obstaculizar todas la actividades cívicas del ciudadano.

Las sorpresas que deparaba la dictadura cuando la oposición presentaba resistencia iban desde el destierro, la cárcel, la eliminación física por medio de la tortura o encontrar la muerte en supuestos accidentes. Ante la certidumbre del régimen de tener que afrontar un desafio armado, el déspota arreciaba la presión sobre la atribulada ciudadania demandando un mayor coeficiente de adulonería. Inmerso en su deidificación, en un eterno peregrinar por los pueblos del país, se hacía agasajar en interminables desfiles, ofrendas y homenajes al tiempo que aumentaba el cuerpo del servicio de delatores (calieses). 
Proyectándolo como una sostificada organización de inteligencia, el SIM bajo la direción de Johnny Abbes García, creó un gran impacto psicológico que caló en una población ya presa del terror, manteniendo una extensa flotilla de carros Volkswagen (cepillos) que rondaban las calles, especialmente en la sombras de la noche, a baja velocidad. El ruido de sus motores era motivo de desasociego y angustia; a esto se le sumaban los consejos como amenazas veladas, por correo.

La angustia diaria del ciudadano activo era endémica, pues su suerte y las de sus familiares y asociados dependía, en determinado momento, del capricho , del chisme de un pusilánime, de una interpretación antojadiza, o de una visita, o un saludo de personas venidas en desgracia política, de acuerdo a la estrujada escala moral de una sociedad macerada por la extorsión, la denuncia o el crimen, abnegada por el terror sin límites de las acechanzas. Todo el mundo estaba expuesto a los vejámenes, sin excluir a los funcionarios, colaboradores, adulones, incondicionales, civiles y militares.

El despertar de cada día no brindaba sosiego relativo hasta que se comprobaba que no estaba involucrado directa o indirectamente en ninguno de los pasquines publicados en la prensa oficial. La ominosa sección titulada «Foro Público», llegó a ser un verdadero azote para la humillación del aludido de turno. Este juguete de Trujillo y sus adláteres se constituyó en un virtual paredón para la fama y la tranquilidad de la familia dominicana mediante el cual, valiéndose de la calumnia y amenazas firmadas con seudónimos, el ente oficialista acusaba y vejaba al ciudadano.

No obstante, como si esto fuera poco, existió también la exigencia del llamado "Certificado de Vida y Costumbres", capaz de coartar de manera terminante todas las vías y actividades indispensables para el diario sobrevivir, viajar, estudiar, coseguir empleo. Sin él no se podía aspirar a nada. Con ese certificado negativo el poseedor estaba advertido de que tenía que vivir desenvolviéndose sobre el filo de la navaja.

Las exigencias imperativas de la “Era” se veían en la más elemental actividad. Así, en los recreos o en los desfiles escolares, como en la "Normal", al terminar había que gritar bien alto ¡rompan fila y viva el Jefe!

Las dos caracteristicas que más tipifican el régimen despótico de Rafael Trujillo son :
1) Hacer creer que todo el mundo era trujillista, que el pueblo en pleno lo apoyaba y le servía espontaneamente. Para esto no escatimó medios. Se ofrecían empleos y prebendas, pero también se inducía a que se expresara pública y privadamente la disposición de aceptar favores. Con esto quiso el tirano lograr que la masa de la ciudadanía en general se sintiera comprometida con su "gobierno de paz y progreso", dejando como corolario que cualquier disidente era enemigo de la "paz y la patria".

2) Basado en la premisa anterior, logró durante los últimos dos tercios de su régimen, crear dentro del ambiente insular la sensación de un cerco del cual nadie se podía escapar, no porque la maquinaria fuera tan eficiente, sino por la falta de escrúpulos de la misma. Para lograr sus propósitos, apelaba a los más bajos chantajes y amenazas sin limitaciones, haciendo gravitar sobre la traquilidad de los familiares de los perseguidos su alegada mala conducta, convirtiéndolos en “parias” que afectaban y complicaban en igual grado de desafección a todo aquel que les acogiera o les ayudara o escondiera. Dentro de esta especie de jaula invisible cayeron muchos de los conspiradores y perseguidos, resultando ser presa fácil de su ejército de calieses, de la mas baja ralea, cuya misión era la de intimidar y secuestrar a sindicados enemigos de la dictadura para ponerlos a disposición de los brutales y toscos torturadores de las cárceles de La 40 de El 9 y de San Isidro.
Bajo el umbral de esas sombras tenebrosas se arropaba toda actividad de relación económica, social y hasta las relaciones familiares de las dominicanas y dominicanos durante los 31 años del régimen tiránico de Rafael Leonidas Trujillo que sufrió la República Dominicana en el siglo pasado.
Las palabras subrayadas son propias del vocabulario trujillista y otras indican lugares de sufrimientos y muerte para los dominicanos.

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Iconografía trujillista  

Por Giovanni Di Pietro
Boletín del Archivo General de la Nación
Año LXXIII, Vol. XXXVI, Núm. 130

Falta, en el campo del estudio de la Era, una investigación acerca de la iconografía trujillista. Esto es en sí sorprendente, ya que, además de la enorme cantidad de literatura que la Era produjo, también se evidencia una sustanciosa presencia de material iconográfico.

Abundan los retratos del Jefe y de los miembros de su familia. El padre, la madre, el hijo Ramfis, sus hermanos –especialmente Negro Trujillo– están siempre presentes. La «Honorable Matrona», el «Hijo Benemérito de Baní», el «Aguilucho» y «Angelita Primera» son los dioses y diosas tutelares más importantes de ese Olimpo iconográfico trujillista presidido por el tronante «Padre de la Patria Nueva», distinguido Varón y Generalísimo. Héctor Bienvenido Trujillo (Negro) aparece como la cara triste del grupo. Él no asume su grandeza; la siente como algo impuesto, y, en efecto, existe sólo a la sombra del Jefe y con relación a la señorita MacLaughlin, la representante de los intereses norteamericanos en ese Olimpo.

Ocasionalmente notamos la presencia de la Primera Dama, María Martínez, pero sin que se distinga mucho. Y no falta una bête noire, que sería Petán. A estos dioses y diosas les sigue todo una plétora de personajes semidivinos,empezando por Luis Trujillo y Radhamés y terminando por funcionarios como Álvarez Pina, de Moya Alonso, Balaguer, etc. Al igual que el material literario, este material iconográfico proyecta la imagen que se quería proyectar de la Era. Es la de un mundo cerrado en el cual todo está bajo control y marcha a las mil maravillas, gracias a la esclarecida guía del «Conductor», del «Líder Máximo», de ese Júpiter antillano que sería Rafael Leónidas Trujillo Molina.

Y entonces nos encontramos con el hecho de que no se publicaba un solo libro durante la Era sin que llevara reproducido, además de la obligada dedicatoria al Jefe, y otras veces –muy raras, por cierto– a algún miembro de su familia, un retrato del mandatario, vestido de civil o, preferiblemente, de militar, el pecho cruzado por la banda presidencial o cargado de innumerables condecoraciones. En ciertas ocasiones no bastaba con un sólo retrato. Para asegurarse su asunto, el escritor incluía más de uno.

Es que en la alabanza y en el miedo –que eran las cosas que inspiraban este tipo de comportamiento–, poco es el lugar disponible a las limitaciones y las medidas razonables. No existen –no creemos–ilustraciones en las cuales un autor cae en la falta de aparecer retratado junto a Trujillo. Esto significaría aparentar como un igual de ese dios, lo cual equivaldría a una peligrosa equivocación.

Después de las reproducciones del Jefe, las más comunes son las de sus familiares más allegados– la «Honorable Matrona», el «Hijo Benemérito de Baní» y el «Aguilucho» Ramfis. Angelita, por alguna razón, se cae por la borda con el pasar del tiempo. Muertos los padres del Jefe, surgirá el astro de la Primera Dama– y esto a pesar de su escaso atractivo fotogénico, al cual se remedia presentándola como una «notable escritora y moralista». Negro Trujillo hará su presencia decorativa como Presidente, mientras el «Aguilucho», coronel ya a una muy tierna edad, al crecer, se convertirá en Príncipe Heredero, con su uniforme de Jefe de Estado Mayor y sus espejuelos ahumados para aparentar distancia y misterio. 

No podemos explicar esta abundancia de material iconográfico sin penetrar –entendemos– en los profundos recesos de la mente de Trujillo. Él era un arribista. Como tal, sentía la necesidad que tienen todos los arribistas– la de plasmar, en forma visual, el meteórico éxito de su ascenso social. Ya no son sólo las familias «de primera» las que aparecen en las páginas sociales; existe una «familia real» que tiene un jefe que es el Jefe de todo el país, Trujillo. Por eso, el material iconográfico que pertenece al Jefe y a su familia funge claramente como la prueba de una respetabilidad alcanzada. No sólo tiene Trujillo el poder, nos intima ese material, sino que también el dinero, y, con ese dinero, la respetabilidad social que su posesión conlleva. Las familias «de primera», pues, se quedan atrás; la «familia real» del Jefe les ganó la partida. Y Trujillo, satisfecho de su hazaña, siempre aparece vestido impecablemente, limpio y con cara maquillada. 

Lleva un bastón, no sólo como símbolo de su incuestionable mando, sino como elemento de su urbanidad social. Es fotografiado junto a importantes figuras, como el generalísimo Franco, el Papa, Cordell-Hull, ex hombres fuertes, Nixon, etc. Es el ganadero por excelencia, retratado al lado de sus vacas preciadas y sus hermosos caballos.

La etiqueta es elaborada y estricta. Los que le rodean, desde Peña Batlle hasta Negro Trujillo y Balaguer, son sus pequeñas réplicas en el atuendo que llevan puesto. Hay muchos uniformes. Ramfis, los generales, los coroneles, los jefes de la Policía y los mismos soldados crean la imagen visual de un Estado en el cual la disciplina está al orden del día. La iconografía trujillista desata siempre un aire marcial, y asistimos en ella a las paradas militares, a los desfiles, a las competencias acrobáticas. A la cabeza de todo esto, orquestándolo, observamos al Jefe en su vistoso uniforme, con el emplumado bicornio en la cabeza. 

¿Qué más espectacular ascenso social que éste para un arribista con antecedentes de pequeño criminal y de oscuro agente represivo? Esta iconografía –llamémosla así– «familiar» se extiende, progresivamente, a una iconografía nacional de la misma naturaleza. Siendo la nación una mera extensión de la persona del Jefe, se explica por qué mucha energía y muchos recursos se gastaran para crear una imagen visual cónsona con la óptica viciada de Trujillo y su régimen. Ya la historiografía oficial empezaba a reformular la historia nacional según dos etapas esenciales–antes y después de 1930, o sea, según la supuesta importancia del advenimiento de la Era. No existe libro de historia escrito durante el régimen que no se suscriba a dicha tesis. 

Siguiendo esta tónica, abunda, en la iconografía trujillista, el material fotográfico que ilustraría este paso desde el caos hasta el orden, paso debido –obviamente– a Trujillo como demiurgo de los nuevos tiempos. Antes y después, como en esas fotos de personas gordas y feas que hallamos en las revistas, adelgazadas y embellecidas milagrosamente como resultado de una dieta especial. El eje de esta comparación lo encontramos en el huracán de San Zenón, aparecido providencialmente –así sostienen ciertos desquiciados aduladores– para comprobar las enormes dotes organizadoras y creadoras del Padre de la Patria Nueva. Y vemos, como consecuencia de esto, verdaderas exposiciones fotográficas en las cuales escenas de la devastada ciudad de Santo Domingo son presentadas al lado de escenas que testimonian el elán creador de Trujillo. Limpiada la ciudad de sus escombros y quemados los cadáveres de las víctimas, he ahí que las nuevas estructuras se levantan en tiempo récord, con la ciudad que renace de sus cenizas igual que el mítico Ave Fénix. El ritmo constructor toma impulso con el tiempo hasta alcanzar el crescendo de la construcción de carreteras, puentes, represas, parques, puertos, hoteles, etc.

En todo esto, claro está, nunca falta la prueba tangible de quién lo hizo, ya que el territorio nacional será diseminado de placas honrando a los diversos dioses del Olimpo trujillista, y, más aún, de estatuas y monumentos recordando al Jefe y su gloria.

No bastan los libros y los opúsculos que testimonian iconográficamente la presencia de Trujillo y su régimen en la vida del país, sino que existen obras fotográficas dedicadas exclusivamente a esa presencia. Nos referimos a obras como el Álbum del Centenario de la República Dominicana, publicado en 1944, el Álbum de la República Dominicana, 1953-1954 y el Álbum de Oro de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, de 1956. En ellas aparece ese Olimpo que mencionamos, como, además, esa dicotomía programática entre el antes y el después en la historiografía nacional. Si antes de 1930 lo que había en el país era el caos, con el advenimiento de la Era, supuestamente cambia todo, y estas obras fotográficas están ahí para registrar ese cambio.

Más importante aún –y esto especialmente en el caso del Álbum de Oro–, hasta se perfila un mejor porvenir para la nación. Estos álbumes son verdaderos monumentos a la justificación del régimen de Trujillo. En su contenido, lo que nos impacta no es tanto la megalomanía del tirano; es la tentativa de presentar a su régimen como algo incuestionablemente positivo, como la única posibilidad progresista que este pequeño y atrasado país antillano tuvo y tendría.

Nota: Para leer el resto de este interesante análisis, pueden descargar esta obra en:

http://bagn.academiahistoria.org.do/boletines/boletin130/BAGN_2011_No_130-07.pdf

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DISCURSOS, CONFERENCIAS Y EVENTOS EN HOMENAJE AL GENERALÍSIMO


La siguiente lista es el resultado de una búsqueda electrónica hecha en el AGN (Archivo General de la Nación) de la palabra “Generalísimo”. Este acervo de discursos y actos de homenajes es el que se encuentra exclusivamente en la Universidad de Colima, México, por lo que lógicamente está lejos de ser una compilación completa de los discursos, escritos y actos de alabanzas y homenajes emitidos en honor al Generalísimo durante los 31 años. No hay que olvidar que cada entidad, organización, escuela, cada ciudad, pueblo y cada provincia tenía la obligación de dedicarle actos de adhesión y homenaje al Benefactor de la Patria en diferentes fechas simbólicas (su natalicio, fecha de su ascenso al poder, su ingreso a la Guardia, etc.). Inclusive, en las fechas en que celebraban a otros personajes historicos (Máximo Gomez, Juan Pablo Duarte, etc.), era obligatorio incluir el nombre del Generalisimo al lado del de los homenajeados para evitar serios problemas (ver No se olviden del Jefe en la seccion ATROPELLOS). 
 
Dicha búsqueda electrónica en el archivo de esta universidad mexicana arrojó un resultado de 20 páginas que contienen títulos de discursos, conferencias y homenajes al Generalísimo. A continuación copiamos el contenido de 11 de esas páginas. Hemos copiado cada entrada en el mismo orden en que aparecen en la lista del archivo. No incluimos todas las páginas porque, como pueden ver, la lista es excesivamente larga y porque hubo que reformatear cada una de las entradas, lo que fue extremamente tedioso. Omitimos los discursos emitidos por el propio Generalísimo que aparecen en este archivo de Mexico.
 
Para verificar esta lista y ver el resto de las 20 paginas, los lectores pueden ir al siguiente link y sencillamente escribir la palabra ‘generalísimo’: http://200.26.174.75/reservacion/index.php. Si tienen problemas en entrar por medio de este link, pueden buscar en Google la siguiente combinación de palabras: BAGN dominicana archivo.
 
Como pueden apreciar, el culto de 31 años al Generalísimo fue desde un principio una religión absurda, enfermiza y enajenante la cual mancilló la dignidad y el auto respeto del pueblo dominicano. Aquí vale la pena recordar lo que mencionamos al principio de esta sección CULTO/EGOLATRÍA: En su obra Análisis de la Era de Trujillo, el historiador Cordero Michel anota: “Cada año se celebran en el país cerca de 400 misas por la salud del Jefe, 300 retiros espirituales, 2,500 conferencias políticas, y más de 800 mítines, desfiles y manifestaciones, con una asistencia total de 3.5 a 4.0 millones de personas pertenecientes a todas las clases sociales.”, (Analisis de la Era de Trujillo, Editora Universitaria, SD, 1987, Págs. 38-39.). Por lo tanto, lo siguiente es apenas una muestra del intenso culto al tirano. 

A continuación, la lista contenida en las primeras 11 de un total de 20 páginas:
 

Adhesión del personal de la Secretaría de Estado de Comunicaciones y Obras Públicas del movimiento en pro de la reelección del generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina 1938-1942 / Secretaría de Estado de Comunicaciones y Obras Públicas

50 perfiles del honorable señor presidente, generalísimo y benefactor de la patria, Doctor. Rafael Leonida. Trujillo Molina

Devocionario y cantos del Instituto Politécnico Loyola -Edición homenaje en conmemoración de la investidura del generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo M. como doctor honoris causa en leyes de la Universidad de Pittsburgh

Homenaje del Magisterio Nacional al excelentísimo señor presidente de la República y benefactor de la patria, generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina / Secretaría de Estado de Educación Pública y Bellas Artes

Conferencia: el generalísimo Trujillo, verdadero creador de la integridad territorial de la República Dominicana / José de Jesús Olivares 

La majestad de la justicia y el generalisimo Trujillo: discurso del 9 de enero de 1933 - Díaz Valdepares, José

El generalísimo Trujillo: fundamentos políticos y ámbito emocional de una admiración / Ramón Fernández Matos

Laurel simbólico: homenaje al generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina

Cuatro odas al generalísimo Trujillo / Bolívar R. Guerrero Vásquez

Homenaje de los estudiantes universitarios al generalísimo Trujillo

Voto de gratitud al generalísimo Dr. Rafael Leonidas Trujillo Molina, benefactor de la Patria y padre de la Patria Nueva, con motivo de haber pedido al generalísimo Héctor B. Trujillo Molina, honorable presidente de la República, que Valverde fuera elevado a provincia / Juan de Jesús Reyes

Un discípulo eminente de Trulillo: reportaje político-biográfico del generalísimo Héctor B. Trujillo Molina / J. Jiménez Belén

Semblanza militar del generalisimo Trujillo

Canto a Trujillo a la paz y al progreso: poemas al generalísimo / César León Flavia

Flor de sonetos al generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo M. / Enrique López Alarcón

Reseña de los actos efectuados con motivo de 84 aniversario de la Restauración nacional y de la juramentación presidencial del generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo M. para el período 1947-1952 / Comité de Festejos de San Pedro de Macorís

La palabra de los estudiantes: discursos pronunciados por el Director y estudiantes normalistas de la Escuela Normal de Santiago de los Caballeros, la noche del 24 de noviembre de 1936, en su mitin de protesta frente a la incalificable actitud de infidencia del ex-diputado Miguel Ángel Roca, contra el ilustre benefactor de la Patria, generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina, honorable presidente

Homenaje al padre de la patria nueva generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo M. en ocasión del Año del Benefactor

Inauguración del busto del generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo M., benefactor de la Patria y padre de la Patria Nueva restaurador de la independencia financiera de la República, erigido en los jardines de la Secretaría de Estado de Finanzas

Homenaje que las Fuerzas Armadas de la Nación rinden a su comandante en jefe su excelencia el generalísimo Dr. Rafael Leonidas Trujillo Molina, benefactor de la Patria y padre de la Patria Nueva

Memorial dirigido al Comité Nobel del Parlamento Noruego en que se propone al generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, presidente de la República Dominicana, como candidato al Premio Nobel de la Paz, correspondiente al año 1936. Santo Domingo, R. D.

El generalísimo Trujillo, labor integral, personalidad político-social. Ensayo biográfico-político / Augusto Vega

La obra internacional del Generalísimo Trujillo, nuestro máximo libertador ante la conciencia universal / Juan Bautista Yépez Féliz

Homenaje al generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina, honorable presidente de la República, benefactor de la Patria, restaurador de la independencia financiera y creador de la patria nueva

Homenaje del Poder Judicial de la República, al padre de la patria nueva generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, en ocasión del año del benefactor de la Patria

Estudio de la política demográfica del generalísimo Trujillo / Socrátes Barinas Coiscou

El presidente Trujillo, su obra y la República Dominicana/ Lawrence de Besault ; tradución de G. Gowrie y corregida y dirigida por R. Emilio Jiménez

La política orientadoras del Generalísimo Trujillo - Germosén Mayí, Antonio8429

Algunas observaciones sobre la política del Generalisimo Trujillo - González-Blanco, Pedro

Prensa y tribuna: exponentes de valoración del generalisimo Trujillo como estadista / Fabio 
A. Mota Medranos

La vida cotidiana dominicana a través del archivo particular del generalísimo / Bernardo Vega (1938)

Biografía militar del generalísimo Dr. Rafael Trujillo Molina / Ernesto Vega y Pagán

La personalidad del generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujilllo Molina, honorable presidente de la República y benefactor de la Patria / Luis Salvador Peguero

Romancero heroico del Generalísimo / Andrés Francisco Requena

Anecdotario épico del generalísimo Trujillo / R. Suárez Vásquez

El Generalísimo Trujillo ante la historia / Esteban R. Suazo

Semblanza militar del Generalísimo Trujillo / Jourdain Heredia, Luis Emilio

El Generalísimo Trujillo: fundamentos políticos y ámbito emocional de una admiración / Ramón Fernández Mato

Biografía del generalísimo Héctor B. Trujillo Molina / Pedro L. Vergés Vidal

El generalísimo Trujillo y la independencia del poder judicial: su histórico discurso del 9 de enero de 1933 / Rafael L. Trujillo Molina

La nueva patria dominicana: recopilación de discursos, mensajes y memorias del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina / Rafael Leonidas Trujillo Molina

4 conferencias: sentido y justificación de la resolución del Congreso Nacional que confirió el título de benefactor de la Patria al generalísimo Trujillo / Carlos Sánchez y Sánchez... [et al.]

Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina ilustre conductor de los destinos nacionales / Gobernación de Puerto Plata

La primera administración del generalísimo Trujillo Molina: circular informativa dirigida por el Lic. Arturo Logroño, secretario de Estado de Relaciones Exteriores, al Cuerpo Diplomático y Consular de la República

Canto al generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina, honorable Presidente de la República, benefactor de la Patria /  Méndez, Abad

Tres provincias y un solo anhelo: testimoniar su lealtad al generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina / Andres María Berroa, Lic. Julio Porfirio Dalmasí y Julio Ibarra Fas

Concierto y recital homenaje al generalísimo: Montalvo  Partido Dominicano

Programa de los actos oficiales que se celebraran en Ciudad Trujillo y otras poblaciones de la República , con motivo del natalicio y onomástico del generalísimo

Homenaje del municipio de Monseñor Nouel a su excelencia padre de la patria nueva generalísimo Dr. Hector B. Trujillo Molina / Dr. Mario José Mariot Ero Presidente

Homenaje de gratitud de los empleados del Central Esperanza al generalísimo Trujillo / Empleados del Central Esperanza

Programa de la grandiosa manifestación de gratitud y lealtad a la poítica y persona del generalísimo Rafael L. Trujillo benefactor de la Patria y padre de la Patria nueva y de apoyo a la candidatura Trujillo-Balaguer para los comicios electorales del 16 de mayo de 1957, que será celebrada en esta ciudad el 1ro. de mayo próximo "Día del Trabajo" a las 10 en punto de la mañana / Junta Municipal

Homenaje de la provincia San Rafael a su excelencia generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina

26 aniversario de la primera juramentación del generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina / Provincia San Rafael

90 aniversario de la restauración nacional, 23 aniversario de la primera asunción al poder del generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo y 1 aniversario del gobierno que preside el general Héctor Bienvenido Trujillo M. / Gobernación Provincial del Seibo

Invitación a todos los trabajadores de la provincia en la gran manifestación obrera para expresar gratitud, devoción y lealtad al generalisímo Dr. Rafael L. Trujillo / Federación Provincial de Trabajadores

Conmemoración del 21 aniversario de la 1era. elección del Generalísimo Dr. Rafael Leonidas Trujillo

Invitación a gran baile de gala con motivo del 1ro. de mayo día del trabajo y en honor al Generalísimo Rafael L. Trujillo / Centro Social Obrero

El Generalísimo, novela de Carlos Agramonte

Mañana, detrás del generalísimo: biografía de Bernarda Toro de Gómez / Ena Curnow
Natalicio y onomástico del generalísimo Dr. Rafael Leonidas Trujillo Molina / Provincia Bahoruco

Alocución y programa de los actos que con motivo del 82 aniversario de la restauración política de la República y el 16 aniversario del inicio del generalísimo Trujillo en primera magistratura del Estado...

Adhesión del personal de la Secretaría de Estado de Comunicaciones y Obras Públicas del movimiento en pro de la reelección del generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina 1938-1942 / Secretaría de Estado de Comunicaciones y Obras Públicas

Mensaje que al generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina, benefactor de la Patria Nueva, dirigen los profesionales universitarios dominicanos exponiéndole su pensamiento político / Confederación Nacional de Colegios de Profesionales Universitarios

Programa de la grandiosa manifestación de gratitud y lealtad a la política y persona del generalísimo Rafael L. Trujillo benefactor de la Patria y padre de la Patria nueva y de apoyo a la candidatura Trujillo-Balaguer para los comicios electorales del 16 de mayo de 1957, que será celebrada en esta ciudad el 1ro. de mayo próximo "Día del Trabajo" a las 10 en punto de la mañana / Junta Municipal

AGN: Archivo General de la Nación (Colección de la Universidad de Colima, México)

http://200.26.174.75/reservacion/index.php


NOTA: Encontrarán más sobre Idolatría en NUEVAS ENTRADAS, sección publicada cada tres meses con nuevas informaciones que ya no caben en esta sección. (Ver sidebar a la derecha)
 
 

 

¿QUÉ HOMENAJE LE FALTÓ A TRUJILLO?

En las tres décadas de la Era Gloriosa, nuestro pueblo fue sometido a un intenso lavado de cerebro nunca antes visto en Latinoamérica que consistía de:

- Arcos de Triunfo en diversas ciudades y en casi todas las provincias
- Más de 2,000 estatuas en todo el territorio
- Centenares de
calles, avenidas, parque, escuelas, etc. a nombre de él y su familia
- 300 merengues trujillistas (la mayoría pagados
por sus propagandistas)
- Más de 5,000 libros y artículos trujillistas hasta 1955
- 400 misas anuales en su honor
- 300 retiros espirituales anuales dedicados al Jefe
- 800 desfiles, manifestaciones y mítines trujillistas anuales
- 2,500 conferencias políticas trujillistas anuales
- Todo libro publicado tenía que llevar una dedicatoria a Trujillo
- Todos los campeonatos de beisbol fueron dedicados a los Trujillos
- 16 barcos de la Marina militar o mercante a nombre de los Trujillos
- Decenas de sellos postales en honor a él y su familia
- Múltiples títulos honoríficos (benefactor, adalid, protector, paladín…)
- Más de 70 medallas honoríficas otorgadas al Jefe
- Decenas de consignas alabando a Trujillo
- Muchas fechas conmemorativas sobre la vida y las hazañas del Jefe
- Cuadernos escolares, lápices, poemas, etc. trujillistas en las escuelas
- Placa trujillista en los hogares (“En esta casa Trujillo es el Jefe”)
- Placas de automóviles con consignas trujillistas
- Su efigie en los billetes de $20 pesos y en algunas monedas
(Él quería que los billetes de $1 peso también llevaran su efigie.)

Y todavía los arrogantes trujillistas se atreven a quejarse de que a Trujillo no le han reconocido sus obras y sus hazañas.

Un pueblo que se respeta a sí mismo les contestaría
¡basta ya! no sólo porque le impusieron un culto grosero y totalmente fuera de proporción a la dimensión de la cacareada “obra”, sino principalmente porque el halagado fue un asesino, torturador, ladrón y perverso que desangró, aterrorizó, violó y humilló a su propio pueblo.

Para ver las referencias y muchos más detalles del culto trujillista, ir a:
elgritocontenido.blogspot.com, sección
IDOLATRÍA.