CORRUPCIÓN y MONOPOLIO



(Por favor ver AVISO IMPORTANTE en la INTRODUCCIÓN)

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Cuando los Trujillo compran una finca –por lo regular los dominicanos rehúyen negociar con ellos– fijan el precio a su antojo. Después de escriturada la operación como de contado, suelen aplazar el pago indefinidamente. Cuando el interesado se queja lo suprime misteriosamente un desconocido, o recibe el bienintencionado consejo de no reclamar más, si aprecia en algo su vida.

Luis F. Mejía
(de Lilís a Trujillo, 1944)
Pag. 481

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Creemos que esta sección CORRUPCIÓN y MONOPOLIO le da respuestas informadas a la pregunta del Siglo XX para los dominicanos: ¿Cómo fue que Trujillo pasó de vivir del humilde sueldo de un guarda campestre a ser el hombre más rico en la historia del país y uno de los seis o siete hombres más ricos del mundo?

EL ESTADO DOMINICANO AL SERVICIO DEL DICTADOR Y SU FAMILIA

Desde antes de detentar las riendas del poder absoluto en República Dominicana, cuando sólo era un oficial militar, ya Trujillo cometía fraude en contra del Estado dominicano.

En esta sección nos limitamos a la corrupción ejercida por Trujillo desde que era coronel de la Guardia Nacional. Sin embargo,  como Trujillo se dedicó al robo, a las amenazas, a la extorsión y al abuso desde muy joven, invitamos a los lectores a que lean sobre el historial delictivo del joven Trujillo en la sección ANTECEDENTES.  

Apoyándose en el terrorismo de Estado, Trujillo expandió su imperio económico por medio de la violencia, la extorsión, amenazas abiertas o tácitas en contra de propietarios y otros empresarios, la explotación de la mano de obra (incluyendo a presos y soldados) y un trato privilegiado y proteccionista de parte del Estado hacia las numerosas empresas de la familia Trujillo. Según el historiador Frank Moya Pons "el crecimiento del imperio económico de Trujillo llegó a tal magnitud que, al final de su vida, el dictador controlaba cerca del 80% de la producción industrial". (ver Historia de la República Dominicana, Vol. 2, Frank Moya Pons, pág. 334.) 

A continuación les ofrecemos a los lectores un inventario que resume parte de la corrupción del Estado por parte de Trujillo y su familia y el abuso del poder para el beneficio material exclusivo de la familia Trujillo.

Este es un inventario en proceso de desarrollo al cual le estaremos agregando más información cada mes. No pretendemos incluir todos los mecanismos de explotación y corrupción del Estado usados por los Trujillos porque la lista resultaría excesivamente larga.

No incluimos aquí las prolíficas apropiaciones a la fuerza de las tierras de campesinos pobres y de terratenientes a base de amenazas, persecución, asesinato, destierro, inclusive masacres de familias enteras, mendiante lo cual Trujillo llegó a ser el terrateniente más grande de todo el país, por una diferencia abismal. Se calcula que llegó a poseer el 70% de las tierras cultivables del país. 

Naturalmente, con el poder absoluto del Jefe, la amenaza de muerte segura y tortura para quienes se atrevieran a denunciar o a comentar abusos e irregularidades por parte de un Trujillo, y con el gran número de cargos ocupados por todos los miembros de la extensa familia Trujillo en el Estado, no se puede dudar que hubo muchísima más malversación y abuso del Estado que lo que ha salido a la luz. Sin embargo, la gran mayoría de los ex funcionarios han mantenido un silencio monástico y un bajo perfil, cuando no un anonimato completo, tras la caída de la dictadura. Al igual que los numerosos sicarios y torturadores, los ex funcionarios han optado por no revelar detalles concretos para no exponer públicamente su propia complicidad con los mecanismos de corrupción y abuso y para no comprometer el futuro profesional de sus descendientes. Inclusive, los que sí han escrito libros sobre sus muchos años insertados en el engranaje del poder trujillista (Virgilio Álvarez Pina, Balaguer, etc.) han soslayado cuidadosamente en sus obras cualesquier revelaciones que expongan el grado de máxima corrupción de parte de los Trujillos y el abuso institucionalizado del cual ellos fueron cómplices principales.

Lamentablemente, ese silencio interesado nos ha robado a los dominicanos de una documentación extensa, concreta y detallada sobre la corrupción del Estado trujillista por dentro para tener un cuadro mucho más completo de la nutrida corrupción en el trujillato. Lo que sí hemos obtenido a lo largo de estas décadas ha sido gracias a los ex funcionarios que se separaron del régimen (Almoina, Galíndez, Landestoy, Luis F. Mejía, Ornes, Saillant, etc.), a algunos burócratas de bajo nivel, a los historiadores, periodistas e intelectuales que han hurgado pacientemente en lo que queda de los archivos, cartas, etc. y que han entrevistado a testigos y actores, atando cabos.

No pretendemos jamás tratar de justificar la corrupción política actual al recordarles a los dominicanos la exuberante corrupción durante el trujillato. Creemos que los tribunales, la prensa y las organizaciones cívicas de hoy deben presionar permanentemente para que se aplique la ley con todo su peso a los que corrompen el Estado, sea quien sea. Lo que no debemos hacer es llevarnos de los que se aprovechan de la crisis de confianza actual para beatificar a Trujillo y así caer en el error de apoyar un sistema totalitario peor en que la corrupción quedaría monopolizada sin ningún tipo de control, bajo amenaza de muerte y tortura para los que se opongan a la rapiña institucionalizada del Estado.

Con este inventario y varios artículos en esta sección CORRUPCIÓN y MONOPOLIO, así como en las secciones complementarias LA FORTUNA e INEFICIENCIA, invitamos a los dominicanos poco informados a reflexionar antes de repetir como cotorras la frase simplona que diseminan los trujillistas de que “aquí hace falta un Trujillo para acabar con la corrupción y el despilfarro” porque, a todas luces, es obvio que eso sería cometer la costosa e infantil torpeza de meter al zorro en el gallinero para que cuide a las gallinas y así caer en otro régimen de terror el cual, además, inevitablemente sería integralmente corrupto. Aprendamos de las experiencias del pasado.
 
En la sección Nuevas Entradas del 2 de julio, 2016 de este portal, encontrarán varios ejemplos de relaciones corruptas con empresas extranjeras (ALCOA, INCO, Grenada Fruit Co., etc.)




La riqueza que Trujillo había acumulado era ampliamente conocida y se sabía que el sistema de compras y aprovisionamiento del ejército era su principal fuente de ingresos. Por ejemplo, en 1927, el presupuesto del ejército cerró con déficit pero Trujillo no pudo justificar cómo había gastado el dinero ese año. Comenta el historiador Frank Moya Pons: "El ejército fue la primera fuente de su riqueza al aprovechar las compras de ropas, alimentos y equipos para cobrar comisiones y establecer descuentos a su favor". El historiador Alejandro Paulino Ramos informa que "sólo en 1929 se había embolsillado más de medio millón de dólares". Tomen en cuenta que hablamos de dólares en 1929. ¿Cuántos millones serían actualmente?

Cuando llegó a coronel, ya Trujillo se había convertido en un rico terrateniente y utilizaba a los presos como mano de obra gratuita en sus fincas. Esta práctica de usar a los presos como esclavos privados (posteriormente a los soldados también) fue un recurso que Trujillo utilizaría en sus propiedades durante los 31 años de su dictadura.
 
En 1929 el presidente Vásquez solicitó la intervención de una delegación de especialistas norteamericanos para realizar una especie de auditoría de los gastos del gobierno. Esta fue conocida como la Comisión Dawes, la cual al tratar las finanzas del Ejército Nacional planteó entre otras cosas: 

“Gastos tales como: compra de ropa, raciones, compra de gasolina, de aceite, reparaciones y gastos de contingencias, son arbitrariamente calculados. (…). La Comisión presenta varias partidas que agregan la suma de $529,875.00 (dólares) que son infundadamente calculados. La Comisión opina que se podría lograr un gran ahorro siempre y cuando se haga una supervisión más científica y más estrecha”. Lo que estaba destacando la Comisión, de manera discreta, era la corrupción que existía en el Ejército Nacional bajo la jefatura de Trujillo.

Para que los lectores tengan una idea palpable de la magnitud de la corrupción en el Ejército bajo el mando del coronel Trujillo, les ofrecemos este ejemplo: “En 1928, el ejército se vio involucrado en un escándalo al pagar 2,000 rifles a $700 cada uno cuando el costo real en Londres era de $25.00. Antes de tomar el poder, Trujillo demostró que sus prácticas corruptas no contradecían sus planes de aumentar el armamento de las fuerzas de seguridad.”  Cita sustraída de: La ayuda militar como negocio: Estados Unidos y el Caribe, por García Muñíz, Humberto y Vega R. Gloria; pág. 83, Ediciones Callejón, Universidad de Puerto Rico-San Juan, 2003.

La diferencia, $675, multiplicado por 2,000 rifles nos da una ganancia ilícita de US$1 millón, 350 mil dólares. Aún cuando le calculemos los gastos de transporte, la ganancia sería de más de un millón de dólares. A pesar de que es completamente absurdo pensar que $1 dólar de 1926 hasta 2015 solo se ha devaluado 10 veces en casi 100 años, para que no nos critiquen, de todas maneras usaremos la conversión más baja, $10.60 por dólar de 1926. Entonces, $1 millón en dólares actualmente sería una ganancia de $10 millones 600 mil dólares. Sin embargo, estamos seguro que a una tasa de devaluación más realista para casi 100 años, la verdadera ganancia en dólares de hoy sería muchísimo más alta.

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Además de la corrupción anterior, junto a otros destacados historiadores, el doctor Euclides Gutiérrez Félix (hijo de un oficial trujillista; el mismo Euclides Gutiérrez fue senador trujillista en el último año de la “Era”)  señala en su libro Trujillo: Monarca sin corona (pág. 57), que el coronel Trujillo, Jefe de la Policía Nacional, cobraba el 10% de todo lo que compraba para la institución que dirigía; y que además tenía fincas con buen ganado vacuno cuya carne y leche vendía a la Policía. Este parasitismo de sus empresas privadas prosperando a costa de una relación exclusiva, corrupta y privilegiada con el Estado dominicano seria una creciente modalidad durante los 31 años de la dictadura. 

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Control de lavanderías

Como testaferro de Trujillo, María Martínez instaló un servicio de lavanderías de tal modo que todo miembro del Ejército tenía que mandar a lavar su ropa a su lavandería, amén de muchos particulares que, para congraciarse o por miedo, también enviaban la suya a esas lavanderías.

A cada miembro del Ejército se les descontaba $10.00 dólares mensuales de su mísero sueldo por el servicio del lavado de su ropa en las lavanderías de Doña María, así que hay que multiplicar el número de los miembros del Ejército por US$10, para obtener la suma que mensualmente le entraba a la Primera Dama por esa actividad. 
 
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Era conocido el falso y arbitrario peaje en las carreteras que cobraban los militares acólitos de su jefe, el coronel Trujillo, privilegio que Trujillo les consentía para mantener su lealtad y complicidad 
a largo plazo.

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Poco después de ser "elegido" en 1930 por una cantidad de votos mayor que el número total de los votantes que acudieron a las urnas (elecciones amañadas y acompañadas de una amplia persecución y asesinatos antes y durante los comicios) ocurrió el ciclón de San Zenón. Trujillo se hizo nombrar Presidente de la Cruz Roja del país. Recibió poderes omnímodos del Congreso para controlar las donaciones de los gobiernos y obligó a los tres bancos que funcionaban en el país a que le entregaran los balances en ahorros de sus clientes con el fin de ponerles una contribución forzada para enfrentar la emergencia nacional. En pocas palabras, confiscó las cuentas bancarias privadas, naturalmente para ser manejadas a su antojo. Además, se quedó con buena parte del dinero que los ahorrantes entregaban para la población afectada por el ciclón. No debemos olvidar que los médicos y enfermeras trabajaron completamente como voluntarios, sin paga, y que las medicinas fueron donadas por muchos países. Además, las labores de limpieza y saneamiento fueron realizadas por los soldados del ejército (trabajando largas horas) y por muchos voluntarios, por lo que esta labor no representó ningún costo excesivo. (La dictadura de Trujillo (AGN) y De Lilis a Trujillo, Luis F. Mejia). Por cierto, según varios historiadores también aprovechó la confusión causada por el ciclón y las miles de víctimas para deshacerse de un buen número de opositores e inconvenientes cuyos cuerpos fueron quemados en masa como si hubieran sido cuerpos de las víctimas del huracán.

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La “Aduanita

Después de que las aduanas fueron nacionalizadas en 1940 y pasaron a ser administradas por el gobierno dominicano, surgió la famosa “Aduanita” que funcionaba aparte de la Aduana del gobierno. Doña María Martínez de Trujillo, en combinación con su primo Frank Parra Alba, abrió una oficina por la cual tenían que pasar todas las mercancias exportadas e importadas después de que habían salido de la aduana oficial. Cobraban un tanto por ciento sobre el valor de las mismas, pero no entregaban recibo ni se mantenía récord alguno. Al cabo de un tiempo, la “Aduanita” desapareció, se cree que por temor a que gobiernos extranjeros y la prensa internacional crearan un escándalo debido a que esta práctica ilegal afectaba a las empresas extranjeras. Ya las compañías norteamericanas se habían quejado por lo que luego éstas fueron exentas de este tributo a la mujer del Jefe. 

Pero poco después surgió otro mecanismo más disimulado mediante el cual Trujillo obtuvo buenos ingresos de las exportaciones a través de un cartel de exportadores de cacao y café en que él era socio honorario por lo que percibía ingresos pero sin asumir ningún riesgo (modalidad ventajosa típica en casi todas las empresas en que Trujillo era socio). Además, después de la desaparición de la Aduanita, de cada cabeza de ganado que salía del país Trujillo todavía recibía US$5 dólares (hoy unos US$45,00) como impuesto personal a través de uno de sus testaferros. 

Ver: Trujillo, Little Caesar of the Caribbean (1958) de Germán Ornés, pág. 256 y Yo también acuso (1946) de Carmita Landestoy, entre otros.

 
Contrario al incesante barullo falsificador de la propaganda trujillista, la nacionalización de las aduanas no significó que los dominicanos ya podían disponer del dinero recaudado en dichas aduanas. Como pueden ver en este libro y en otras fuentes, los americanos continuaron recibiendo el principal monto de lo que se recaudaba. Lo único que logró el país (hasta que se pagara la deuda externa) fue el derecho de administrar las aduanas (no el derecho de disponer de los fondos) y los únicos beneficiados en esto fueron Trujillo y sus allegados porque el Jefe al fin logró la libertad de crear su "aduanita" y de exonerar a las empresas (las suyas total o parcialmente) del pago de aranceles.

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Poco después de la nacionalización o "trujillización" de las aduanas, Trujillo hizo aprobar una ley que eximía a una larga lista de empresas de los impuestos de aduana. Naturalmente, las importaciones personales de los Trujillos también estaban exentas de aranceles desde que se "nacionalizaron" las aduanas. Por ejemplo, María Martínez de Trujillo era la dueña de la empresa Caribbean Motors, empresa que importaba carros y camiones sin pagar derechos de aduanas, pero luego se los vendía al ejército, a los ministerios, a los hospitales, etc. a un precio que incluía los aranceles que Caribbean Motors no había pagado. Ver Una satrapía en el Caribe, José Almoina, pág. 27.

Carmita Landestoy, ex funcionaria del Partido Dominicano, nos describe una de las formas como se usaban las aduanas a su antojo después de "nacionalizarlas":

“Además, como se vota una Ley cada vez que quieren satisfacer un capricho o apoderarse de algo; en los últimos tiempos la importación de cemento era casi imposible [ya Trujillo había monopolizado la producción de cemento], pero cierto comerciante que había pedido varios miles de barriles hacía mucho tiempo, un buen día recibió dicho pedido; pues se votó una Ley que gravaba el barril con un impuesto tan alto, que dicho comerciante no pudo retirarlo de la Aduana. Dicho artículo tuvo que venderse al que pudiera disponer de tanto dinero, y lo compró doña María, naturalmente a través de los pasos legales, es decir, apoyada en dicha Ley”. También habría que ver si María Martínez pagó esos altos impuestos de aduanas ya que, como hemos dicho, sus empresas no tenían que pagar aranceles. (Ver Yo también acuso, Carmita Landestoy, pág. 157. Pueden descargar este libro gratis en agn.gov.do.)

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En 1954 se dictó una ley que exoneraba de impuestos y hacía inembargables los bienes e ingresos de todo ex presidente de la República y su familia inmediata, lo que les garantizaba a él y a los suyos total protección de sus riquezas. Para ese año, aparte del Generalísimo, sólo quedaba con vida otro ex presidente que pudiera beneficiarse de esa ley, el anciano de 76 años Manuel de Jesús Troncoso, quien fue presidente títere por sólo dos años (tras la muerte en ejercicio del cargo de Jacinto Peynado en 1940, el otro presidente títere de Trujillo). Troncoso murió menos de un año después de aprobada la ley. Además, ya con el embarazoso caso de la matanza de perejil en la distancia, Trujillo consideraba que ya no necesitaría más títeres y que él y sus hijos (si acaso, un hermano) serían los presidentes del país por muchas décadas venideras, por lo que en el futuro serían los únicos beneficiados por esta ley. En 1954 no contaba con que el futuro caso Galíndez y el caso Betancourt lo obligarían a alejarse formalmente de la presidencia de nuevo teniendo que colocar a otro títere en la presidencia, Joaquín Balaguer.

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El Congreso aprobó una ley que prohibía la venta o compra de los sueldos de los empleados públicos bajo pena de una alta multa y cárcel si la institución no llenaba complicados requisitos para hacerlo, los que requerían muchos meses y hasta más de un año para ser aprobados. Sin embargo, al día siguiente de ser aprobada esta ley, el congreso declaró que la única institución que tenía permiso para este canje de sueldos era, por pura coincidencia, el nuevo banco que pertenecía a María Martínez de Trujillo, la Compañia Bancaria Nacional, conocida popularmente como "el Banquito". Muchos que ya habían hecho el canje de sueldos antes de que se aprobara la ley fueron detenidos injustamente y enjuiciados a lo ancho de todo el país.

Con esta táctica amenazante quedó eliminada toda competencia en el canje de sueldos.  La práctica de canjear sus sueldos de antemano era practicamente inevitable para la mayoría de los empleados públicos cuyos sueldos congelados no alcanzaban ante la creciente inflación de precios. Para esta transacción del canje de sueldos por adelantado, se les descontaba el 10% del salario. Además, muchos empleados canjeaban sus sueldos por adelantado sencillamente para no perder el trabajo por lo que el 10% se les descontaba automaticamente sin que ellos tuvieran que solicitarlo. Era una especie de tributo para que no los despidieran. A esto se le suma el 10% que les descontaban para el Partido Dominicano (ver más abajo). Hasta el 31 de mayo de 1961, el único banco en que los empleados públicos podían cambiar sus cheques era el banco de María Martínez de Trujillo.

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El sueldo de los empleados domésticos, de mantenimiento y seguridad de las 13 residencias de Trujillo y las residencias de su familia corría por cuenta del Estado dominicano. Igualmente el sueldo de los choferes (casi siempre militares) para toda la familia lo cubría el Estado, así como otros gastos de la familia. (Ver, entre otros, las extensas memorias de Cesar A. Saillant, secretario de Ramfis Trujillo.)

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Para la construcción y arreglos de sus numerosas residencias y fincas, incluyendo las de su familia, se utilizaba como peones a los soldados del ejército dominicano y a los presos comunes por lo que Trujillo y su familia no tenían que pagar por la mano de obra. Igual ocurría con los ingenieros que trabajaban en la construcción de sus residencias. Sus sueldos corrían por cuenta del Estado dominicano. Por ejemplo, la Casa Caoba en San Cristobal fue construida en hormigón armado por los obreros militares del Cuerpo de Zapadores del Ejército Nacional.

Inclusive, cuando los Trujillos querían los servicios en forma regular o permanente de un experto, artista, músico, ingeniero o arquitecto para su beneficio o disfrute personal, lo designaban arbitrariamente como oficial del ejército o empleado estatal y de esta forma era el Estado quien le pagaba el sueldo mensual aunque estuviera exclusivamente o principalmente al servicio personal de los Trujillos. Esto lo confirma el famoso cantante Joseíto Mateo quien fue contratado para que cantara exclusivamente en la orquesta de Ramfis, lo nombraron militar para que devengara su sueldo del Ejército.

Lo mismo ocurria con las empresas de Trujillo: Soldados, funcionarios y bienes del Estado terminaban al servicio gratis de sus empresas, algo consabido por todos. Esto también fue muy común con los barcos de su empresa la Flota Mercante Dominicana, S.A. en que no era nada raro que los marinos de nuestra Marina de Guerra tripularan sus barcos de carga o de turismo privados, por ejemplo, el SS Nuevo Dominicano, el barco España, entre otros.

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Según escribió en su libro la hija promogénita del dictador, Flor de Oro Trujillo: “Yo contaba con aproximadamente 40 primos en las fuerzas armadas y más de 158 familiares en los principales puestos del gobierno.” Hemos podido identificar a 61 miembros de la familia Trujillo, con nombres y apellidos que estaban enquistados en el Estado dominicano (ver más abajo el cuadro sobre el Nepotismo Trujillista).

Muy pocos estaban verdaderamente capacitados para el cargo. Por ejemplo, varios sobrinos ya eran teniente a los 16 años. Cuando Trujillo llegó al poder, sus seis hermanos automáticamente se convirtieron en generales y coroneles sin haber tenido entrenamiento militar (excepto uno, Hector) y sus tíos de inmediato se convirtieron en altos funcionarios. En 1932 su padre, José Trujillo Valdéz, fue elegido diputado vitalicio, pero no por el pueblo sino por los diputados controlados por Trujillo. El padre, además, aparece en un documento con el titulo de coronel, por lo que se supone que recibia el sueldo correspondiente a ese cargo.

Por medio del decreto número 16 emitido por el Presidente de la República el 26 de agosto de 1938, el hijo de 9 años del tirano, Ramfis, fue ascendido al grado de general de Brigada, “en mérito a los servicios”. Ya a los 5 años Trujillo lo había designado Coronel con e salario correspondiente al cargo. Ver más abajo en NEPOTISMO TRUJILLISTA la cita textual de dicho ridículo decreto. 

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Todo contratista que le vendiera material, muebles, equipos, utensilios, piezas, maquinaria, etc. al Estado, debía pagarle directamente a Trujillo (representado por un testaferro) el 10% del monto de la venta que le hacía al Estado para tales obras. Esto era ampliamente conocido por la población.

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El Partido Dominicano

Los que encabezaban el partido eran parientes cercanos o individuos muy allegados al dictador. Por ejemplo, Virgilio Álvarez Pina, primo y amigo de la infancia, fue presidente del PD por algún tiempo. También lo fueron su sobrino García Trujillo, su concuñado Manuel Robiou, entre otros. Los estatutos del partido estipulaban claramente que "los fondos del partido pueden ser desembolsados solamente por orden expresa del Jefe del partido", o sea, Trujillo (cita literal de los estatutos del PD en William Krehm, Democracias y tiranias del Caribe, pag. 362).

Quien no tenía el carné de miembro del partido no podía encontrar empleo ni viajar al exterior, lo que hasta con carnet era en sí sumamente complicado y en la práctica prohibido para la mayoría de la población. Aparte de que era ilegal no ser miembro del PD, también era difícil que alguien se abriera paso en los negocios, en las profesiones e incluso en las artes, si no pertenecía al partido de Trujillo.

Además, les deducían a todos los empleados públicos el 10% de sus míseros sueldos para el partido único. ¿A dónde iba a parar todo este dinero si en realidad no había elecciones y por tanto no se incurría en gastos de campaña?

Por ejemplo, sabemos del caso en que por iniciativa del presidente del PD y primo de Trujillo, Álvarez Pina, el Partido Dominicano le regaló a Trujillo el suntuoso Castillo del Cerro que costó US$5 millones (en dólares de hoy, serían unos US$40-45  millones) simplemente como regalo de cumpleaños. Aunque se suponía que el castillo sería un regalo sorpresa de parte del partido, tanto Trujillo como María Martínez estuvieron dirigiendo los detalles de la construcción por teléfono y en reuniones personales, sin visitar el lugar para que fuera "una sorpresa". Si bien la construcción de cinco pisos no era tan impresionante por afuera, por dentro la elegancia y el lujo eran imponentes: Con 18 baños, tenía manijas y perillas de oro al igual que de oro eran otras partes de la construcción. Cada uno de los 5 pisos tenía paredes de mármol traído especialmente desde Italia, las escaleras eran de granito y los pisos de mármol de carrara con elaborados diseños. También tenía muchos bordes, puertas labradas y detalles en caoba, techos con adornos elaborados en fina madera, asi como un valioso mural de Vela Zanetti que hoy todavía se conserva. A pesar de todo el lujo al pie de sus instrucciones por teléfono y el hecho de que a él no le costó un centavo, cuando lo vio, al Jefe no le gustó el extraño diseño externo y de inmediato se hizo sentir su furia. Para más detalles, ver artículo en la sección ATROPELLOS: Cuidado con las ofrendas a los dioses. Por favor no olviden que ese lujo, como muchos otros lujos de los Trujillos, se compró con el dinero que les descontaban a los salarios de los empleados públicos.

Para ganarse el apoyo popular, al principio el Partido Dominicano realizaba obras de caridad, repartiendo principalmente leche a los pobres. Pero, hasta a las obras de caridad Trujillo les sacaba provecho. Por ejemplo, obligaba a las lecherías a que le vendieran la leche a su empresa, la Central Lechera, a 3 centavos el litro, luego su empresa se la vendía al partido a 5 centavos y finalmente el partido, que compraba la leche con el dinero que obtenía de los empleados públicos, se la regalaba a los pobres. Con esas maniobras Trujillo aumentaba sus riquezas y a la vez se presentaba como el benefactor de los pobres.
 
Cuando Ramfis y la familia Trujillo se fueron en noviembre de 1961, según Balaguer había en las arcas del Partido Dominicano del Distrito Nacional unos US$20 millones (hoy unos US$180 millones). Cuenta Balaguer que ese dinero simplemente se esfumó y nunca se supo de su paradero.No se sabe si fueron los Trujillos o los leales funcionarios trujillistas del Partido los que realizaron ese prodigio de magia.

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El abogado y periodista Eddy Olivares Ortega comenta, refiriéndose al Partido Dominicano: “Para su financiamiento se les descontaba a los empleados públicos el diez por ciento de sus salarios. Pero, la gran riqueza acumulada al momento de su disolución en el 1961, provino directamente de los fondos del Estado. La construcción de sus principales palacios en el Distrito Nacional y 80 edificios en todo el territorio nacional, es una prueba de ello”.

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El Partido Dominicano vendía la placa de bronce obligatoria para los empleados públicos que decía "En esta casa Trujillo es el Jefe" por $50 pesos (el peso estaba a la par del dólar y el dólar hoy vale 9 veces menos, es decir que en dólares actuales, la placa costaba US$450 dólares). La placa se vendía a pagos diferidos, desde dos hasta cinco pesos mensuales. Aunque las compraban, algunas familias no colgaban la placa pero eso era lo que menos le importaba al partido mientras estuviera cobrando por las placas por medio de los descuentos a los salarios. El problema de no colgar las placas era con los calieses y los soplones. También se emitía una versión de la placa más barata en latón para las personas de pocos recursos, quienes eran la mayoría. (También ver más abajo sobre la compañía de Trujillo que hacia las placas.)

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El Partido Dominicano le era muy útil al Benefactor a muchos niveles. Nos cuenta José Almoina (Secretario de la Presidencia por varios años) que “cuando Trujillo tiene que reponer las ropas de trabajo de sus numerosos obreros y peones agrícolas —suman miles de personas— el partido le presenta al Estado una cuentecita, para reponer el Ropero Infantil Escolar, de cien o doscientos mil dólares y con ella facturas falsas. Trujillo ha vestido a sus obreros industriales, peones, capataces, vaqueros, ordeñadores, etc.”. (Ver Una satrapía en el Caribe, pág. 60). (Cien mil dólares de entonces hoy equivalen a aprox. $900 mil dólares). Por revelaciones de este tipo en su libro, José Almoina pagó con su vida.

José Almoina también nos cuenta que cada local del Partido Dominicano en cada ciudad le tenía al Jefe una habitación reservada exclusivamente para él, para que cuando visitara la ciudad o el pueblo pudiera tener allí sus citas con las jóvenes que le tenían reservadas para su entretenimiento nocturno (cuando no lo hacía en casa de uno de sus colaboradores o en un hotel).
 
El historiador Alejandro Paulino Ramos nos informa: 

Por otro lado, Trujillo tenía la modalidad de alquilar muchas de sus propiedades a cuenta del Estado y a precio “consignado en el presupuesto vigente”[24] o utilizaba la modalidad de la permuta como un instrumento fraudulento, de modo que obtenía terrenos de buena calidad y entregaba terrenos que no servían para labores agrícolas. En estas acciones no dejaba de participar el Partido Dominicano, instrumento utilizado para su enriquecimiento...”

 
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Entrevistado en mayo de 2012 por el periodista José Acosta del Diario de Nueva York, el septuagenario José Ramos recuerda: "Yo soy de un campo de Moca, llamado San Víctor, y en la Era de Trujillo uno no salía a votar, era el alcalde quien iba a la casa, tomaba la cédula de identidad de uno, le pegaba un sello y decía: 'Ya usted votó por Trujillo', y así eran las elecciones."   

Por su parte, Mireya Silva, de 77 años, dijo en el mismo artículo que en su natal San Pedro de Macorís había que hacer una larga fila en el liceo de la calle Duarte, "y uno mostraba la cédula, firmaba un papel y ya estaba". "Uno votaba por un solo partido porque no permitían otro", dijo Silva.

A pesar de lo anterior, no hay que olvidar que la Constitución del régimen describía el gobierno como “civil, republicano, democrático y representativo”.

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Como era obligatorio votar y sólo existía el Partido Dominicano (excepto en las ocasiones en que organizaron otro partido trujillista para crear la falsa percepción en el exterior de que había dos alternativas), el partido de Trujillo siempre ganaba por una abrumadora mayoría. En el momento en que la persona votaba le estampaban un sello en la cédula de tal forma que los que se abstenían de votar eran fácilmente identificados. Como la cédula era el documento de identidad que se usaba para todos los trámites (conseguir trabajo, cuentas bancarias, matrículas, pasaporte, tránsito, etc.) y era obligatorio llevarla encima bajo pena de ser detenido por la policía, no tener el sello de haber votado podía tener serias consecuencias y era fácil quedar identificado como “desafecto” o “indiferente” al régimen, es decir, un sospechoso, además de infractor por no haber votado. 

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La Lotería Nacional era una empresa del Estado con fines de beneficencia social, pero en forma arbitraria Trujillo decidió arrendársela a un empresario de negocios ilícitos, el español Agapito del Toro, quien pagó una fuerte suma de dinero por la concesión. Con el tiempo, Trujillo fue despojando al español de los beneficios hasta que al final obligó a Agapito a salir del país en menos de 24 horas sin devolverle un centavo de su inversión. Agapito salió del país pobre, sin un centavo y resentido. Luego, Trujillo hizo aprobar una ley que organizaba la lotería en forma autónoma, totalmente independiente del control del Estado. No sorprende que asignara a su cuñado, Ramón Saviñón Lluberes, como el administrador de la lotería. Mon Saviñón se mantuvo en ese cargo por unos 24 años (hasta que cayó la dictadura) sin que el Estado pudiera velar por la forma en que se manejaban los fondos. Durante su larga administración nunca se publicó ni se le informó al gobierno sobre el monto de las ganancias anuales obtenidas por la Lotería Nacional. 

Y en ese régimen ultra totalitario, ¿había en realidad espacio para que el azar determinara quien sería el ganador? En un artículo para el Listín Diario, el Dr. Virgilio Malagón Álvarez, hijo del sub-director del Banco Agrícola, Vinicio Apolinar Malagón Morel (del círculo de burócratas allegados al Jefe), declara que “Mon Saviñón administraba la Lotería Nacional pero los premios los manejaba Trujillo” (lo que no debe sorprender a nadie). Fue así como su padre, don Vinicio, se ganó un carro "por casualidad" en una rifa de Navidad de la Lotería, carro (modelo de lujo en esa época) que fue a parar un par de días después del sorteo en manos del propio Trujillo como obsequio "voluntario" de don Vinicio después de que Trujillo le comentara, "por casualidad", que le gustaba ese carro. Resulta irónico que en ese mismo carro lo mataron un 30 de mayo.

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Según lo revelado por Wikileaks, en 2005 la embajada norteamericana en RD había mandado un cable al Departamento de Estado en Washington informando que en 1955 María Martínez de Trujillo le había vendido al Estado dominicano los terrenos para el nuevo Estadio Trujillo al precio sobrevaluado (5 veces) de $1 millón de dólares (hoy equivalen a unos $9 millones de dólares). El peso dominicano tenía paridad con el dólar. Ella había adquirido esos terrenos poco antes por una quinta parte de ese precio. Normalmente, las ganancias por una venta de terrenos oscilan entre 20% y 30%, y si se tiene mucha, mucha suerte, 70-100%, no una ganancia de 500% en tan corto tiempo! El cable número 004776 de la embajada norteamericana dice: 

En 1955, el dictador Trujillo encargó la tarea, y el estadio fue construido a un costo de 3,2 millones de pesos, incluyendo el millón de pesos pagados a María, la esposa de Trujillo, por el terreno que ella había adquirido poco antes por una quinta parte del precio”.

Naturalmente, este tipo de transacción leonina no era la excepción sino la regla en los negocios de la familia Trujillo con el Estado dominicano.

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Obligaba a los funcionarios del estado a ser suscriptores de su periódico La Nación. Adem, las empresas se sentían presionados a anunciarse en los periódicos de Trujillo (La Nación, El Caribe) y no en los de la competencia para no verse perjudicados o “marcados” y hasta para conseguir beneficios. Esta fue una de las razones por las que el periódico Listín Diario, propiedad de la familia Pellerano, se vio obligado a cerrar sus puertas. 

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En su edición del 23 de marzo, 1959 (pág. 3 de la sección Journal Final), el Milwaukee Journal da la noticia de que Trujillo ordenó dos uniformes militares para Ramfis de una casa de Dusseldorf, Alemania, los mejores modistos del mundo en uniformes. Según los entrevistados de esta empresa, todos los adornos y ribetes de los uniformes eran de oro, excepto algunos detalles en plata. El costo de cada uniforme fue de US$4,000 dólares (hoy, US$32,000 a $36,000). Agregan los entrevistados que serán los uniformes más lujosos en toda Latinoamérica. El articulo también señala que siendo ya mayor del ejército a los tres años, el niño militar devengaba un sueldo de US$350.00 dólares al mes (hoy, US$2,500 a $3,600.00 al mes). Luego, fue ascendido a coronel a los cinco años y pocos años después a general, pero, lamentablemente, el articulo no indica por cuánto le fueron aumentando de sueldo en su precoz carrera militar.

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Trujillo desmonta la red ferroviaria para beneficiar a su empresa de camiones:

Entrevista al Lic. Guillermo Caram (ex gobernador del Banco Central y VP del PRSC):

G. Caram: “Un error de Trujillo fue traer aquellos famosos camiones catarey, que era una empresa de él, y para obligar su uso, entonces desmontó la red ferroviaría." (Min. 35:57)

Programa: El Desarrollo Dominicano  (Lic. Pdro Caba)
https://pedrocaba.do/2020/05/balaguer-reconstruye-el-modelo-heredado-de-trujillo#


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Su hija Angelita fue coronada la Reina de la Feria. Su traje, confeccionado por las hermanas Fontana de Roma, Italia, estaba lleno de piedras preciosas (rubíes, diamantes y esmeraldas), adornado con 45 metros de armiño ruso, con una cola de 22 metros. Este traje, junto a la tiara y el cetro de diamantes, costó unos $160,000 dólares en 1955 (hoy sería el equivalente de casi un millón y medio de dólares), mucho más que lo que costó el traje de novia de la Princesa Diana. Hasta hoy día, nunca nos han dicho a donde fueron a parar todas esas piedras preciosas que componían el traje, la tiara y todos los cetros de la reina y
sus damas de honor.
 


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El uso del Estado para apropiarse de negocios, dos ejemplos

La Ferretería Reid fue fundada por Juan Antonio Reid. Después de su muerte, hubo un juicio legal en contra de los hijos del Sr. Reid, dueños de la ferretería, en que estaban por ser declarados culpables. Para no terminar muchos años en la cárcel, los dueños de la ferretería negociaron con Trujillo a través de un representante de éste, lograron comprar su inocencia y el juicio de repente tomó un giro diferente a su favor. El dinero fue a parar en los bolsillos de Trujillo y, como parte del pago, también tuvieron que cederle la Ferretería Reid, la cual terminó en manos de María Martínez (testaferro de Trujillo). Un ejemplo de la corrupción de los tribunales para el beneficio material del dictador.

Los Trujillos, después, usaron esta gran ferretería para lograr un monopolio sobre los materiales y pertrechos de construcción, los cuales vendían a precios inflados, especialmente al Estado dominicano.

El caso del empresario italiano Amadeo Barletta

Este inmigrante italiano se mudó a RD en 1920 y estableció poco después la distribuidora de automóviles Santo Domingo Motors, con la General Motors como socio, la cual con el tiempo llegó a ser una exitosa empresa en RD. Su error fue hacerle la competencia al monopolio exclusivo que había tenido la Compañía Tabacalera (con Trujillo como socio principal) cuando Barletta se asoció con una compañía americana y fundó la Dominican Tobacco Co. Bernardo Vega nos relata: “Muy pronto Trujillo envió un emisario a Barletta pidiéndole que vendiera la Compañía Tabaquera a su competidora, la Tabacalera [de Trujillo], por un monto de dinero muy reducido. Ante la negativa, la reacción fue el encarcelamiento de Barletta” bajo la acusación de proporcionarles un vehículo a varios conjurados anti-trujillistas. Lo acusó también de comunista y de no pagar impuestos, por lo que lo encarcelaron y lo condenaron a cuatro años de prisión. El régimen se apropió de las empresas de Barletta, Michelena y otros empresarios a título fiduciario (supuestamente)le En la cárcel fue vilmente golpeado para que firmara una carta en la que admitía su participación en la conjura. Barletta se rehusó, arriesgando perder la vida en la cárcel. Por suerte, tal como Barletta le había revelado a un ejecutivo de la General Motors, para protegerse de las tretas de Trujillo, él le había solicitado al gobierno de Italia que lo designara cónsul honorario, a lo que el gobierno italiano accedió. Esta previsión le salvaría la vida. El gobierno de Mussolini acusó al gobierno de RD de violar las normas de derecho diplomático al detener a su cónsul y cuando Trujillo se rehusó a liberarlo, Mussolini amenazó con enviar un barco de guerra a RD. Ya el barco se encontraba en el puerto de Nueva York y los diplomáticos italianos apelaban enérgicamente ante el gobierno de EEUU, cuando el gobierno norteamericano ejerció una fuerte presión para evitar un conflicto en el Caribe con Italia. Trujillo finalmente cedió, soltó a Barletta y lo deportó. Un historiador sostiene que Barletta salió del país por su cuenta para guardar larga distancia de Trujillo y sus esbirros. De una manera u otra, Trujillo terminó con la Santo Domingo Motors  y con la Dominican Tobacco Co. en sus manos hasta su muerte. Después de la caída de la dictadura, Amadeo Barletta regresó a RD, exigió que le devolvieran la Santo Domingo Motors, a lo cual el gobierno dominicano accedió y hasta hoy día, dicha empresa está en manos de la familia Barletta, el grupo Ambar. 

También pueden investigar los casos del empresario Oscar Michelena, de la familia Rodríguez, la familia Bencosme, la familia Perozo y muchas otras que tambien perdieron sus tierras y negocios.
 
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A continuación compartimos un comentario de un lector, el anciano Humberto Bernabé Peralta, sobre la fábrica Favidrio:

Lo mismo pasó con Favidrio [fábrica de vidrio] en San Cristóbal. Al señor canadiense Douglas Crowe le ofrecieron todas las facilidades para establecer esta fábrica y a los tres años Trujillo fue y le puso precio y le dio 24 horas para que se marchara del pais. Primero él ponía el precio de tu empresa y si te negabas, te daban 24 horas para que te largues del país. Douglas Crowe está vivo y vive en Toronto, Canadá y ya tiene 101 años. Trujillo compró Favidrio por $250 mil dólares cuando en realidad ya valía millón y medio de dólares.”

Esa situación no debe sorprender a nadie porque eso era típico del modus operandi de Trujillo. Lo que sabemos es que FAVIDRIO (Fábrica Nacional de Vidrio) terminó siendo una más de las muchas empresas de Trujillo que no pagaban impuestos (ver Germán Ornés Trujillo, Little Caesar of the Caribbean, pág. 245).

 
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El compadrazgo era uno de los muchos vicios de corrupción que permeaba el Estado trujillista. Un ejemplo nos lo ofrece Cesar A. Saillant, secretario y traductor de Ramfis Trujillo, en sus memorias (El sexto de Saillant). “León” se refiere a Antonio Manuel León Estévez, cuñado de Angelita. Después de comentar sobre la ignorancia, la prepotencia y falta de formación básica de A. M. León Estévez, César Saillant nos relata:
"León había llegado a abarcarlo todo y Ramfis lo favorecía con todos los contratos de trabajos que se realizaban en la base de San Isidro y en los barrios residenciales. Desde la construcción de un edificio, hasta los más insignificantes trabajos de plomería y de pinturas. Se enriqueció en menos de un año, pero su avaricia no se dio por aludida. Todo lo absorbía, hasta el punto de no permitir que ni oficial ni civil pudiera ver a Ramfis; Ramfis era de él, solo de él. Nos sobrecargaba innecesariamente de trabajo y lo revisaba todo con una meticulosidad exasperante, propia de las personas que jamás están perfectamente seguras de su propia capacidad.

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Según el portal de las Fuerzas Armadas Dominicanas (FAD), el gobierno dominicano le compró a Cuba  el buque mercante “Guantánamo” con el fin de convertirlo en transporte militar. Así se hizo, se le acondicionó para fines militares y se le nombró, naturalmente, “Transporte Militar Presidente Trujillo”. Según este portal militar, aparentemente los empleados del sector público tuvieron que aportar dinero de su salario para la compra de este navío. Tres años después, en 1938, el barco fue dsmilitarizado y pasó a ser propiedad de la Naviera Dominicana, C. x A. (propiedad de Trujillo), empezando a operar como buque mercante en 1939. Dado que el portal de las FAD sólo dice en forma muy natural que el barco pasó a ser parte de esa empresa del Jefe, sin hacer ninguna referencia a ningun tipo de pago, dicho silencio es indicativo de que se trató de una apropiación más de Trujillo de un bien del Estado. Además, la Naviera Dominicana, propiedad del Jefe y única en el país, recibía subvenciones del Estado como promoción al desarrollo mercante (ver William Krehm, Democracies and Tyrannies of the Caribbean, pág. 184).

También pueden encontrar esta referencia en el artículo El hundimiento del “Presidente Trujillo”, http://www.diariolibre.com/noticias/2007/05/21/i136155_hundimiento-del-presidente-trujillo.html. 

Este mecanismo de eriquecimiento fácil fue muy común. Es el mismo caso de la Chocolatera Sánchez y de la Fábrica de Cemento, C. x A., entre otras empresas, las cuales se iniciaron como empresas estatales con inversiones financiadas completamente por el Estado, pero que al final, especialmente a través de testaferros para disimular, terminaron en manos de la familia Trujillo. 

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La manipulación del Estado dominicano por la familia Trujillo también usaba convenientes mecanismos de explotación que funcionaban a la inversa. Es decir, le vendia al Estado dominicano sus malas inversiones a precios sobrevaluados, los que le reportaban considerables ganancias. Naturalmente, el Estado estaba obligado a comprársela sin peritaje y sin preguntas. Además, en varias ocasiones volvía y le compraba la empresa al Estado pero pagando una suma mucho más baja que el precio a que se la vendió al Estado. 

Ejemplo de esta explotación del Estado es la empresa Salinera Dominicana C por A que Trujillo le vendió al Banco Central por la suma de $2,777,693.23, cuando la misma no valía ni siquiera $200 mil pesos. También, cuando Trujillo invirtió la fuerte suma de aproximadamente US$30 millones en 2 ó 3 ingenios de azúcar y éstos no llegaron a reportarle la más mínima ganancia, se los vendió al Banco Agrícola por la suma de US$50 millones obteniendo una rápida ganancia de US$20 millones, además de deshacerse fácilmente de empresas sin beneficio. Como estos hay muchos ejemplos. 

También podemos mencionar una finca que Trujillo había comprado por US$10,000 la cual se la vendió al Estado en septiembre de 1934 por US$100,000 (ver Albert C. Hicks, Blood in the Streets, pág. 77); o la finca Altagracia Julia la cual se la vendió al Estado por $80,000 y después en 1945 se la compró de vuelta por $20,000 usando a Isidro Fromenta como testaferro (ver William Krehm, Democracies and Tyrannies of the Caribbean, pág. 183); o el yate Angelita, el cual en 1955 se lo compraron a una millonaria norteamericana (atraves del intermediario Gibbs) por US$741,000 y luego, según la prensa americana, se lo vendieron al Estado dominicano por aproximadamente US$500,000 dólares más (hoy, unos US$5.18 millones y medio como ganancia). Esto no impidió que el lujoso yate de placer fuera usado única y exclusivamente por la familia Trujillo, especialmente Ramfis. Como el primogénito encontró que el yate era demasiado lento, sin vacilar lo mandó a Texas a que le cambiaran los motores por los más potentes de la época. La prensa norteamericano informó que esto costó un millon y medio de dólares y como el yate era oficialmente propiedad del Estado, pagaría el Estado. Según el historiador Alejandro Paulino Ramos, el yate Angelita terminó costándole a los dominicanos US$2,130,695 dólares (hoy aprox. US$22 millones). Por cierto, el sueldo de los 300 marinos necesarios para manejar el yate, más el del staff de servicio que atendía el yate naturalmente corría por cuenta del Estado dominicano. El hecho de que Ramfis, quien amaba ese yate, no reclamara ese costoso yate como suyo cuando fue obligado a devolverlo desde Martinique al abandonar el país en noviembre de 1961, ni que lo reclamara en los meses y años posteriores, confirma que dicho barco todavía en 1961 le pertenecía al Estado dominicano.

La finca que menciona Hicks podría ser la misma que el Presidente Trujillo le “compró” al senador Mota hijo, en la década de 1930. Se trataba de un terreno situado en el kilómetro 8 de la Avenida Mella. Trujillo la compró por $10,000 y luego se lo vendió a la Universidad por $100,000, obteniendo una ganancia de 1,000%. Por esta “generosidad” del Benefactor de la Patria, la universidad le otorgó el título de “Doctor”. Sin embargo, ésta podría tratarse de una estafa al Estado diferente y no la misma que Hicks menciona. Sobre este caso, ver The Milwaukee Sentinel, edición del 30 de julio, 1938 (Revista del periódico The American Weekly, pág. 10 de la revista). Les sugerimos que lean este extenso reportaje de más de dos páginas sobre la violencia y la corrupción de la dictadura de Trujillo.


Otro ejemplo lo tenemos cuando Trujillo se encontraba de visita en España: Llegó a un acuerdo con Francisco Franco de transportar a varios centenares de agricultores españoles a RD con el fin de que introdujeran métodos de cultivo más efectivos y para que blanquearan la raza dominicana. Para esto, Trujillo necesitaba un medio de transporte y sus agentes compraron un viejo buque llamado Canberra que fue rebautizado España para sus nuevas misiones, con la aprobación de Trujillo. Se trataba de un barco en pésimas condiciones cuyas calderas, en su segundo viaje desde España, malfuncionaron varias veces y finalmente se rompieron en la travesía en el Atlántico. Casi se hundió y, por fin, tuvo que ser rescatado por remolcadores puertorriqueños en el Canal de la Mona. Poco le importó a Trujillo que la compra de esta chatarra fuera un pésimo negocio porque, acto seguido, se la vendió a la Marina de Guerra Dominicana, según algunos investigadores “a un precio exorbitante”, por lo que la chatarra resultó ser un excelente negocio para Trujillo. Citamos al fiscal militar, Abelardo Vicioso: “Esas eran las cosas de Trujillo, era un negocio. Él compró ese barco barato con el objetivo, como hacía siempre, de vendérselo caro al Estado. Entonces, como un gesto, ya que había sido muy bien tratado, no sólo por Franco, sino por toda la nobleza…”

Como el gobierno de España le reclamó a Trujillo ese peligroso descuido con sus nacionales, en lugar de reconocer que ese barco no estaba en condiciones de realizar una segunda travesía por el Atlántico (ni la Lloyd’s de Londres quiso asegurar el viaje), Trujillo, naturalmente, usó como chivo expiatorio al capitán del barco y a otros oficiales (como si el incidente hubiera sido por error humano y no mecánico) y les hizo un proceso judicial, condenándolos a 10 años de prisión.

Ver en YouTube: http://lacomunidad.elpais.com/manuelmoramorales/2009/7/11/el-poeta-y-tirano-abelardo-vicioso-vs-rafael-trujillo-2
 
En 1955 el Estado le  compró la Corporación Dominicana de Electricidad a la Stone & Webster por US$13.2 millones. Si bien la CDE terminó siendo propiedad del Estado, en el inventario de los bienes de Trujillo que el Lic. Tirso E. Rivera le entregó a Ramfis Trujillo en 1961, figuran los tres hijos de Trujillo como tenedores de bonos por un valor total de US$5 millones, 87 mil dólares con un interés anual del 6%. Tal como lo señaló Juan Bosch, esa tasa de interés se duplica cada 12 años, de tal forma que desde que obtuvieron esos bonos (no se sabe cuándo), “estaban calculados para pagar a su vencimiento más de 6 millones por encima de los 5 millones 87 mil que representaban” (Juan Bosch, La fortuna de Trujillo). Es decir que al final los tres hijos de Trujillo recibirían un total de US$11.087 millones, casi el mismo monto que el Estado dominicano pagó por la CDE. Y, ¿creen ustedes que esos bonos de los hijos de Trujillo fueron realmente comprados?  La suma de US$11.087 actualmente equivale a US$103.32 millones.
 
También ver más abajo la venta al Estado dominicano de tres ingenios azucareros, los cuales no le estaban reportando ganancias al Jefe. En esa transacción, Trujillo obtuvo $20 millones de dólares en ganancias (los habia comprado por $30 millones y se los vendió al Estado en $50 millones).

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Varios ejemplos de leyes dictadas para beneficio de sus empresas

Trujillo compró la Fábrica Dominicana de Calzados (FADOC) y mediante la Ley 284 se impuso un castigo severo a los peatones de pueblos y ciudades que anduvieran descalzos. Además, era la única empresa que le proveía calzado a los militares del ejército.

Adquirió también la Fábrica de Pintura (PIDOCA), para la cual dispuso una ley que exigía que las viviendas fuesen pintadas cada año.

Se hizo dueño de la Central Lechera y poco tiempo después promulgó el Reglamento 330 "Sobre Calidad y Salubridad". La aplicación de este reglamento supuso el cierre de 29 empresas lecheras que no cumplían "con los requisitos exigidos por el Reglamento".

Se hizo dueño de las salinas de Barahona por lo que mediante le Ley 281 el Estado prohibió el uso personal, la explotación y venta de la sal natural que la gente extraía fácilmente de varias zonas costeras, tal como en Montecristi y Baní. Una vez establecido el monopolio con dichas prohibiciones para su empresa Salinera Nacional, C. por A., el precio de la sal subió de 60 centavos el quintal a $3.00 el quintal, lo que le reportó a Trujillo beneficios anuales cercanos a US$400.000,00. Pero probablemente el verdadero negocio de la sal consistía en las exportaciones masivas que hacía hacia las grandes ciudades del Norte (NY, Detroit, Chicago, etc.) donde la usaban a granel para derretir la nieve en las calles, avenidas, aceras, etc. En esto, sus contactos con las mafias de esas ciudades lo ayudaron.

Lo mismo hizo con la producción y distribución de la carne, imponiendo leyes que obligaban a otros productores a salirse del mercado. Este monopolio le reportó ingresos de alrededor de US$500.000,00. 

Trujillo adquirió la Marmolería Dominicana, C por A y como la demanda del mármol en nuestro país era baja, la decisión que se tomó no fue invertir en publicidad o en promoción de ventas, sino que se obligó a todo aquel que realizara construcciones por un valor de RD$30 mil o más a utilizar mármol en ellas.  

También monopolizó la producción y distribución del arroz con el desarrollo de sus arrozales de Nagua. Trujillo se apropió de casi todas estas tierras militarmente, a la fuerza, obligando a los campesinos a entregárselas. Se ha documentado el genocidio de muchos campesinos para no tener que pagarles por la tierra así como la explotación inmisericorde y genocidio de los presos que trabajaban de sol a sol en los arrozales, bajo control militar, con una comida al día (carente de proteína) y durmiendo alineados en el suelo de madera. Muchos murieron de inanición y enfermedades pero antes, a la mayoria los mataban para eliminarlos rapidamente cuando estaban demasiado débiles por desnutrición o enfermedad y ya no servían.(ver un resumen de esto en sección ATROPELLOS).

Cuando logró el monopolio del arroz, Trujillo prohibió la importación de arroz. Este monopolio subió el precio del arroz de 6 centavos la libra a 12 centavos y para el de mejor calidad, a 15 centavos.

Cuando en 1940 Trujillo adquirió la Sociedad Industrial Dominicana (la "Manicera", planta procesadora de mani y coco para aceite vegetal), poco después dispuso que las panaderías y los hogares dominicanos ya no usaran manteca de cerdo sino aceite vegetal para la cocina. Naturalmente, esto no lo hizo por la salud del pueblo ya que en los años cuarentas no se sabía nada sobre los efectos nocivos de la grasa animal en las arterias. Además, la grasa animal era la preferida de los consumidores por el sabor agradable que le daba a la comida.

En mayo de 1932 Trujillo propuso una ley sobre accidentes de trabajo, la cual fue aprobada por el Congreso, y cinco meses después se hizo dueño de la compañía de seguros a la que le cambió el nombre (Seguros San Rafael). Esta compañia llegó a monopolizar totalmente el negocio de los seguros. La ley obligaba al Estado y a los empresarios a asegurar a sus empleados contra accidentes de trabajo. También era obligatorio que los vehiculos particulares y oficiales estuvieran asegurados, naturalmente con Seguros San Rafael. Tal como lo señala William Krehm en su libro Democracias y Tiranias del Caribe (pags. 349-350), "las primas eran altas, las indemnizaciones bajas y con frecuencia, ni siquiera se pagaban". Un tributo más para El Jefe.

(Ver, entre otros, Frank Moya Pons: Historia de la Republica Dominicana, Vol.2, págs. 126-128).

Como ya lo habíamos señalado, era obligatorio que los empleados públicos y los militares compraran y colgaran una placa de bronce en sus hogares que llevaba la imagen de Trujillo y que decía “En esta casa Trujillo es el Jefe". Trujillo era el dueño de la fábrica metalúrgica "La Armería" que hacia las placas y éstas se vendían únicamente en la Ferretería Reid, propiedad de María Martínez. Buena parte del resto de la población también sentía la necesidad de colocar esas placas en sus casas para evitar atraer la atención de los soplones por ser posibles "desafectos".

Controló la “Lotería Nacional”, empresa que le arrendó a un empresario español y luego se la quitó, convirtiéndola en fuero personal de María Martínez quien actuaba como testaferro de Trujillo. El administrador de la lotería era su cuñado Mon Saviñón. Para garantizar nutridas ventas de la Loteria, obligaron a los empleados del Estado a comprar billetes todas las semanas. 

Era dueno de la Fabrica de Ropas y Tejidos, la cual suplia al Ejército de los uniformes de los soldados.
Era una práctica común que el Estado dominicano fundara una nueva empresa y si a la empresa le iba bien y reportaba ganancias, entonces Trujillo se la compraba al Estado a un precio muy conveniente, pero en muchos casos la empresa estatal, sin saberse como, terminaba en manos privadas estrechamente ligadas a Trujillo o a los miembros de su familia. Por ejemplo, La chocolatera y la fábrica de cemento también fueron instaladas con fondos del Estados a través de contratos especiales con firma construcciones extranjeras y más tarde fueron transferidas a compañías privadas en las que Trujillo, sus familiares y sus más cercanos colaboradores eran accionistas, tanto directamente como a través de testaferros. 

Durante la Era estaba prohibida la fabricación, venta o compra de cigarros caseros, una práctica que siempre fue muy arraigada en los pueblos y en las zonas rurales. Posiblemente esta prohibición tuvo que ver con el hecho de que Trujillo era el dueño de la Compañía Anónima Tabacalera. José Nicolás Taveras, humilde padre de familia que mantenía a los suyos haciendo puros para venderlos en su casa en Tamboril junto a su esposa Paula Bautista, fue delatado por algún vecino y casi de inmediato llegaron las autoridades militares, allanaron el lugar y detuvieron a Taveras. Uno de los militares lo abofeteó y lo obligó a tragarse el puro que estaba fumando. Casi de inmediato, Tavares sufrió un fuerte malestar estomacal que dice que “todavía recuerdo con horror”.  Al ver que enfermaba, uno de los militares se apiadó de él y agenció su libertad bajo la advertencia de que si lo agarraban de nuevo fabricando cigarros le iba a ir peor. Hasta hoy Tavares no ha vuelto a fumar desde ese día.

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Trujillo se convirtió en el terrateniente más grande del país y en el dueño o socio mayoritario de más del 70% de las empresas del país apropiándoselas con base en la amenaza patente o latente de usar a sus sicarios para eliminar a los "problemáticos" o las difamaciones en el Foro Público y otros medios, difamaciones que acarrearían serias consecuencias legales, económicas y del orden moral para los que se resistían a entregarle sus tierras o a venderle sus negocios (en su totalidad o en parte) a precio de vaca muerta (el 10%). Era consabido en el sector empresarial que Trujillo “proponía” negocios en que él resultaba ser uno de los socios principales sin tener que invertir ningún capital. De eso tenían que encargarse “voluntariamente” los otros socios. Era muy común que después de convertirse en socio Trujillo obligara a los otros socios a cederle la totalidad de la empresa. Como ejemplos citamos los casos de la Compañía Anónima Tabacalera y Seguros San Rafael (a ésta le cambió el nombre). 

Además, Trujillo financió varias de estas adquisiciones personales con préstamos bancarios que el Estado dominicano asumía. Un ejemplo es la adquisición privada por parte de Trujillo de los 5 ingenios de la West Indies Company por la suma de US$35.8 millones (hoy, mas de US$310 millones) por medio de un préstamo del BanReservas en que el Banco Central actuó como garante. Los 5 ingenios se sumaron a los siete ingenios que Trujillo había adquirido de otros propietarios. 

Más abajo pueden ver una lista (no completa) de la mayoría de las empresas pertenecientes a Trujillo.
 
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Las escuelas no escaparon a la rapiña del régimen. El programa creado por la dictadura de libretas de ahorro escolar para los niños fue una trampa pues no fue otra cosa que la venta de sellos de distintos precios a los niños, con imágenes del dictador, Ramfis, Radhamés, Angelita y Doña Julia. Ese dinero que miles de niños pobres (la mayoria de la población) conseguían a duras penas no se sabe a dónde fue a parar. Que se sepa hasta hoy, ningún estudiante recuperó jamás esos sacrificados ahorros.

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El desayuno escolar instituido en las escuelas públicas por la dictadura no era uniforme, variaba según la región, pero casi todas las raciones tenían muy poco valor nutritivo. Simplemente servían el propósito de lograr que el niño se sintiera lleno para que el hambre no lo distrajera. Naturalmente, las compañías suplidoras de estos desayunos eran propiedad de Trujillo. En las escuelas rurales se recurría a los víveres, tal como un trozo de yuca o medio plátano y, con suerte, un vaso de leche. La leche que se les servía tanto en los pueblos como en las ciudades naturalmente se la vendia a las escuelas la “Central Lechera", propiedad del dictador

En las ciudades y en varios pueblos el desayuno escolar consistía de un pedazo de pan rancio (con suerte acompañado de un trocito de salchichón de muy baja calidad) y, alternando con la leche, un refresco “Trópico de chocolate”, bebida aguada de tan mala calidad que pocos la compraban. Sin embargo, debido a la demanda obligada de las escuelas por este refresco, la compañía que producía dicha bebida, propiedad de la familia Trujillo, encontró un mercado cautivo que le reportó ganancias. 

"Esas migajas que te lanzan son del pan que te quitaron." 

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En el Congreso obligaba a senadores y a diputados a renunciar cuando él se lo pidiera. Incluso les exigía firmar su renuncia antes de tomar posesión para hacerla efectiva cuando le pareciera conveniente. El mayor celo lo ponía en el Ejército, donde cambiaba con frecuencia a los mandos para evitar que formaran grupos de poder que se le salieran de control. Metía presos a generales y a coroneles para luego liberarlos y, agradecidos, someterlos más todavia bajo su poder. Desconfiaba hasta de algunos de sus hermanos quienes, al igual que él, eran dados al robo, los atropellos y al crimen (ver sección ANTECEDENTES).

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En octubre de 1936, Trujillo ascendió a su hermano Aníbal, un enfermo mental, a la jefatura del Estado Mayor del Ejército. Al mes siguiente, como era de esperarse, destituyó a Aníbal, lo hizo diputado títere y nombró a su hermano Héctor Bienvenido general y Jefe del Estado Mayor del Ejército. Aníbal, el único hermano del dictador que no le tenía miedo a Trujillo porque era un reconocido desquiciado, conspiró contra el Jefe y salvó la vida porque Héctor Trujillo lo protegió en Puerto Plata. Esto no evitó que Trujillo fusilara a 18 individuos vinculados a Aníbal. Al tiempo Aníbal se suicidó, aunque algunos cuestionan que fuera un suicidio ya que Anibal le causaba problemas y era el unico hermano al que Trujillo le tenia miedo. Sin embargo, como Anibal Trujillo era un esquizofrénico, no se descarta que en realidad se hubiera suicidado. Trujillo también había mandado a matar un par de veces a su otro hermano, Petán, ( en una por robarle, en otra por conspirar para tumbarlo y convertirse en el nuevo dictador), pero su madre doña Julia, a quien Trujillo veneraba, le daba protección en su casa cuando Petán se metía en líos con Trujillo. 
 
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 En 1947 Trujillo pagó la deuda externa, pero con los depósitos privados de los ciudadanos y la emisión de bonos (es decir, internalizó la deuda del Estado y se la traspasó a los ciudadanos dominicanos). Este pago se vio facilitado significativamente por la politica del Buen Vecino del presidente Roosevelt y sus consejeros quienes pusieron especial enfasis en mejorar las relaciones económicas y diplomáticas entre los paises latinoamericanos y EUA. El objetivo de la politica del Buen Vecino era conseguir la lealtad y cooperacion de los paises de la region hacia EUA frente a los Nazis con un trato mas justo y equitativo en las relaciones (ver entre muchos otros: Eric Roorda, The Dictator Next Door: The Good Neighbor Policy and the Trujillo Regime). Sin embargo, la propaganda trujillista siempre presentó este pago como producto exclusivo de la genial iniciativa de Trujillo.  

Lo que la prensa trujillista siempre omitió por completo fue que nuestro humilde vecino, Haití, también pagó su deuda externa ese mismo año de 1947....para colmo, bajo el gobierno democrático de Dumarsais Estime, quien nunca hizo semejante alarde por el logro. De hecho, cuando supo que Haití estaba por pagar su deuda externa, Trujillo se apresuró a pagar la suya precisamente para que Haití no se le adelantara, a contrapelo de lo que le aconsejaba sus asesores económicos norteamericanos (Wallich y Triffin) quienes consideraban que se debía crear el Banco Central primero. Por cierto, otros países de la región también pagaron su deuda externa sin caer en el arrebato delirante de loas y alabanzas que ha reverberado hasta nuestros días entre los devotos neo-trujillistas.

Tambien creó la moneda nacional, el peso dominicano. El excedente en dólares (se calcula en US$11 millones, hoy unos US$99 millones) por esta transacción de la conversión en la nueva moneda se esfumó misteriosamente. Con sádica ironía, el monto que se esfumó fue mayor que el monto que tuvimos que pagar para saldar la deuda externa. Para más detalles, ver el artículo más abajo La creación del peso dominicano: La gran estafa del siglo.
 
Ya en los últimos años de la Era, la muy celebrada paridad del peso-oro con al dólar se había convertido en una ficción puesto que para 1958, Trujillo le había entregado al Bank of Nova Scotia nuestras reservas de oro como garantía para un préstamo obtenido en 1957 con el fin de ampliar y modernizar sus ingenios de azúcar, por lo que el peso oro ya no tenía respaldo (ver recorte a continuación; también leer en hoy.com.do artículo Lo que ya se olvidó (Enero 11, 2004), http://hoy.com.do/lo-que-ya-se-olvido-2/, entre otras fuentes). Dicho banco se llevó nuestras reservas de oro a sus bóvedas en Toronto, Canadá. Además, en 1959 los Trujillos y allegados empezaron a retirar millones de dólares de los bancos a raíz de la expedición de 1959 (ver Moya Pons) reduciendo al mínimo nuestras reservas de divisas. En los últimos dos años, por tanto, la paridad del peso con el dólar era una paridad completamente ficticia gracias a la avaricia y la corrupción de la casta reinante. Esto lo comprueba el hecho de qoe para 1961, la tasa de cambio del peso dominicano en el exterior era ínfima según lo reportaban los periódicos extranjeros. 




El autor de este libro comenta que el Bank of Nova Scotia se llevó nuestras reservas de oro del Banco Central como garantía por un préstamo que solicitó el régimen para modernizar los ingenios de Trujillo. Esto lo confirman varios historiadores dominicanos (Moya Pons, Bernardo Vega, Berroa Ubiera, etc.)

Pero además, la paridad estaba principalmente en función de los intereses de la familia Trujillo y sus allegados en comparación con los magros ingresos e ínfimos ahorros de los demás dominicanos quienes en su mayoría vivían insertados en una economía de subsistencia o de austeridad. Un 70% de la poblacieón consistía de campesinos pobres y un 15-20% lo componía la pequeña burguesía quienes apenas podían comprar lo básico necesario, la mayoría ni siquiera podía ahorrar. Por tanto, el gobierno no tuvo que hacer grandes emisiones de moneda sin respaldo con el fin de monetarizar la economía para cubrir la demanda de los mercados internos dado que los dominicanos compraban apenas lo que necesitaban, los que podían. Debido a que los Trujillos, sus jerarcas y una ínfima alta burguesia independiente eran los principales capitalistas, los principales ahorrantes, los principales consumidores y los principales importadores, la paridad del peso con el dólar les garantizaba a ellos exclusivamente que sus capitales en RD no perderían valor a la hora de convertirlos en dólares para exportarlos y que, además, con un peso fuerte, podían costear fácilmente sus importaciones tanto para sus numerosas empresas como para su suntuosa u holgada vida privada. Con cruel ironía, la vida austera o de subsistencia de la mayoría (85% de la población) de los dominicanos les garantizaba o les subvencionaba a la extensa familia reinante, a sus colaboradores y altos oficiales militares un peso oro estable que sólo ellos podían aprovechar para su beneficio propio. No debe sorprender que los propagandistas trujillistas, con la despiadada arrogancia que siempre los ha caracterizado, presenten el "peso-oro" como una hazaña patriótica de Trujillo porque, desde su perspectiva depredadora y contrario a la realidad, todo lo que era bueno para los Trujillos era bueno para la Patria.

Con su típica arrogancia, los propagandistas trujillistas de ayer y de hoy siempre han exigido que ese pueblo llano, la gran mayoría que no obtuvo ningún beneficio del peso-oro, celebre como súbditos embobados el milagro del peso-oro.

Sabemos que en 1956, a menos de 10 años del cacareado pago de la deuda externa, Trujillo solicitó una serie de préstamos al Export-Import Bank que sumaban un total de US$40 millones, equivalente hoy a más de US$360 millones (ver Congressional Record-House, Feb. 28, 1957, pág. 2819, informe del congresista Charles Porter). Esta solicitud la confirma, entre otras fuentes, el periódico Columbia Daily Expectator (pág. 3) en su edición del 27 de septiembre, 1957, señalando que el régimen había solicitado un préstamo a dicho banco por US$40.5 millones pero que el banco engavetó el caso (filed away) sin concederle el préstamo debido al escándalo Galíndez. El título del artículo es: Trujillo Prestige Low Due to Galíndez Case.
 
Más adelante, ya con el caso Galíndez a la distancia, solicita de nuevo y obtiene varios préstamos del Eximbank, uno del Fondo Monetario Internacional (US$11 millones) y otros préstamos con bancos extranjeros privados, en que obtiene varios préstamos para sus empresas privadas pero dando en garantía bienes públicos. Además, en 1960 obtuvo un préstamo stand-by con el FMI por US$11 millones. Ver extenso informe sobre Trujillo y la deuda externa en la edición de julio, 2017 de este portal. Ver también  No sería una estatua cualquiera, en la sección EGOLATRIA, sobre como, con cruel hipocresía, se planeaba celebrar por todo lo alto este nuevo endeudamiento con la misma algarabía con que se había celebrado el pago de la deuda externa.

Como ya hemos señalado, en 1957 obtuvo un préstamo del Banco Nova Scotia por la suma de US$30, 40 ó 50 millones (los historiadores no concuerdan gracias al secretismo del régimen) con el fin de destinarlos supuestamente a la renovación tecnológica de sus ingenios azucareros privados, pero dando en garantía la reserva en oro del Banco Central, naturalmente con el visto bueno del presidente títere, Joaquín Balaguer. En esa ocasión, el Banco de Nova Scotia retiró las reservas de oro de nuestro Banco Central y las trasladó al Canadá como garantía.

"A la hora de su muerte, de este último préstamo Trujillo no había pagado un solo centavo y Balaguer tuvo que vaciar las bóvedas del Banco Central" para pagar el saldo no cubierto por el oro dado en garant
ía, US$30.0 millones, mora e intereses. "Esta operación no fue registrada en términos contables como una deuda externa de la nación, aunque de hecho lo era" (ver F. Berroa Ubiera).

Por lo tanto, seg
ún varios historiadores y economistas, "a la hora de su muerte Trujillo dejó a los dominicanos deudas por encima de los US$60.0 millones, es decir, más de tres veces la deuda encontrada por su primer gobierno en 1930, aunque en el Banco Central solamente se registra en 1961 una deuda externa por la suma de US$14.0 millones". (ver Trujillo y la deuda externa dominicana, de F. Berroa Ubiera, entre otros).
 
El informe mensual del Banco Central de diciembre de 1960 permite resaltar que el peso dominicano circulante, ascendente a la suma de $55,072,073, de supuesta paridad con el dólar, carecía de respaldo en divisas. El Banco Central solo tenía en sus bóvedas la suma de US$718,052.75, más 16 millones de dólares depositados en bancos extranjeros.
 
 

El Tiempo, Colombia
23 de enero, 1962, pág. 9

Como pueden ver en esta noticia (deuda por US$146 millones, hoy unos US$1,314,000.00), esa cifra como el total de la deuda que nos dejó Trujillo se asemeja más a la suma de los préstamos que nosotros hemos mencionado más arriba que a la limitada suma presentada por Berroa Ubiera, talvez porque nosotros descubrimos más recientemente otras deudas en los documentos y en la prensa norteamericana. Estas imprecisiones son producto, precisamente, del secretismo imperante impuesto por el terror del trujillato y al ocultamiento posterior del balaguerato. Analicen los detalles concretos del articulo.

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En octubre de 1937 Trujillo dio la orden de matar a miles de haitianos que se encontraban en los territorios aledaños a la frontera con Haití. Además de ser un genocidio contra una etnia, esta medida extrema también afectó a los ingenios de azúcar y otras fincas de producción agrícola porque se quedaron sin mano de obra, excepto las haciendas pertenecientes a Trujillo y a algunos ingenios americanos donde del todo no se aplicó la orden, por lo que éstos no tuvieron pérdidas. Con esta repentina ventaja competitiva, las haciendas de Trujillo acapararon una mayor porción del mercado. Los historiadores indican que, además, Trujillo se apoderó directamente de tierras en el sureste del país que habían pertenecido a haitianos que fueron exterminados o que lograron huir a Haití. 

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La ex-funcionaria del Partido Dominicano, Carmita Landestoy, escribió desde el exilio en 1945 su libro lleno de denuncias, Yo también acuso, en que describe lo siguiente (pág. 57): 

Naturalmente, que en la construcción de estos edificios sobre el territorio nacional, como en toda obra que de esa naturaleza se hace, el pueblo paga siempre cinco veces su valor, y la diferencia ya se sabe a donde va a parar: a la cuenta privada del reyesuelo antillano.

Además, en los trabajos de construcción, como se hace casi siempre en todo, se favorecen con contratos a determinadas personas, para que éstas tengan esplendidas ganacias, y son estas personas las que ajenas a todo sufrimiento y a toda necesidad, indifentes a los problemas humanos, ayudan a sostener la tiranía

En cuanto a los trabajadores, el jornal es casi siempre de algunos centavos diarios, porque todo cuanto se diga con respecto al obrero es mentira, el trabajador dominicano no tiene protección alguna, ni menos puede pedir que les aumenten el jornal, porque hasta ahora los grupos que lo han intentado han sido ametrallados. Lo que sucedió recientemente en el Ingenío azucarero "La Romana," no pueden esconderlo ni taparlo con literatura”.

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Un faro en las tinieblas 

En su biografía de Trujillo, el senador ultra trujillista hasta su muerte, Abelardo R. Nanita, describió en 1957 (págs. 176 y 177) las donaciones que hasta el momento del primer golpe de pico había hecho cada país latinoamericano para la construcción del Faro a Colón: US$133,086.57. En dólares de hoy, esa cifra equivale a US$1 millón, 198 mil dólares. No olviden que esa cifra proviene de uno de los más leales y fervorosos colaboradores de Trujillo hasta la muerte, Abelardo Nanita, por lo que no se debe descartar que él haya reducido esa cifra para minimizar el monto del dinero desaparecido. Sabemos que el dictador de Brasil Eurico Dutra le entregó en audiencia solemne al embajador dominicano en Rio de Janeiro, Porfirio Herrera Báez, un cheque por 75 mil dólares (hoy, unos US$600,000) como contribución inicial a la construcción del faro. Según la prensa norteamericana de la época, el Comité del Faro a Colón y el gobierno dominicano habían calculado el costo de la obra en $10 millones de dólares (equivalente hoy a más de $90 millones de dólares).

La construcción del faro se inició el 14 de abril de 1948 pero el proyecto no pasó de la ceremonia y la explosión inaugural del suelo. El proyecto quedó completamente suspendido y olvidado y no sería sino hasta los años ochentas en que el capricho hispanista de Balaguer se impondría para iniciar la obra a un costo de casi RD$200 millones para los contribuyentes dominicanos.

¿Y qué misteriosa razón nos explican los historiadores para que tan magno proyecto quedara tan repentinamente en ascuas bajo la tutela de un generalísimo todopoderoso? La explicación ha sido que presuntamente algunas de las rocas de la explosión inaugural le cayeron encima al carro oficial del presidente Héctor Trujillo y esto de inmediato lo interpretó el todopoderoso Jefe como un mal augurio, por lo que inmediatamente se canceló la obra. Extraña mucho que la férrea voluntad y la mano de hierro del tirano temblaran ante los poderes del más allá, pero parece que hasta Trujillo conocía sus límites.

Aparentemente, sin embargo, esas oscuras fuerzas maléficas que impactaron el carro del presidente también hicieron desaparecer los fondos envíados por las hermanas repúblicas puesto que nunca más se habló del dinero ni se atrevieron los embajadores de los países contribuyentes a indagar sobre su paradero. Otra versión, menos exótica que la que presentan los apologetas del dictador, es que el gobierno dominicano tuvo que suspender los trabajos porque otros países latinoamericanos congelaron las contribuciones bajo fuerte sospechas de que Trujillo ya se estaba embolsillando parte de los fondos.
 
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Comentarios finales

No olvidemos que la corrupción antes descrita es sólo una parte: lo que se ha podido descubrir años después y en forma limitada sobre el régimen más totalitario del continente en que la información sobre la explotación abusiva del Estado por parte de los Trujillos estaba totalmente prohibida bajo amenaza de muerte y tortura al que osara comentar, revelar o criticar, además de que la gran mayoría de los funcionarios que estaban al tanto se han mantenido en el anonimato y han optado por mantener un completo silencio para no desprestigiarse ellos mismos.

Sobra decir que cualquier persona que se le ocurriera criticar, insinuar y mucho menos denunciar esta burda corrupción institucionalizada y esta explotación sistemática del Estado dominicano y el pueblo se estaba ofreciendo como manso cordero a ser inexorablemente sacrificado en la calle o en los centros de tortura para luego terminar desaparecido. Esto no es una teoría. Así ocurrió con muchos que manifestaron su opinión en voz alta o en susurro (ver las cuatro secciones sobre crímenes). 

Como dijimos, esta compilación no pretende cubrir todos los casos de corrupción, parasitismo y apropiaciones impuestos por el dictador, su familia y allegados durante los 31 años. Pueden consultar otras fuentes, a las cuales no hemos tenido acceso, que discuten otros casos de corrupción. Además, varios artículos más abajo, los cuales discuten la fortuna de Trujillo (dentro o fuera del país), incluyen otros casos que nosotros no hemos mencionado para no caer en la repetición.

Varios historiadores sostienen que Trujillo llegó a ser el hombre más rico de Latinoamérica en bienes muebles e inmuebles y uno de los seis o siete hombres más ricos del mundo, lo que no debe sorprender a nadie puesto que Trujillo y su familia eran los dueños absolutos del Estado dominicano y del 70-80% de las empresas y tierras cultivables en esta media isla del Caribe. 

LOS BENEFICIOS PARA LA PRIMERA FAMILIA




Algunos ejemplos:

Además de la explotación, abuso y atropellos de Trujillo, el pueblo dominicano también padeció el abuso de sus hermanos (Petán, Danilo, Virgilio, Pipí, etc.), sus hijos y muchos otros familiares cada uno en la región o en el sector de la economía que controlaba. 

Se sabe a ciencia cierta que por lo menos cuatro de los hermanos de Trujillo (Petán, Virgilio, Pipí y Aníbal) tenían la misma afición del Jefe de adquirir tierras ajenas fácilmente a precios risibles, bajo extorsión y muerte. Todos ellos al final de la dictadura eran dueños de grandes extensiones de tierras. William Krehm señala que Héctor Trujillo también acostumbraba venderle tierras al Estado a precios inflados (Krehm, op. cit., pag. 186).

No sólo se apropiaban de fincas, ganado y negocios, sino que también habían acaparado numerosas viviendas de alquiler. Para que tengamos una idea de la magnitud del negocio de arrendamiento de vivienda de los hermanos de Trujillo (Marina, Pipí, Nieves Luisa), un artículo (Diario de Nueva York, 17 de junio, 1962) publicado después de la caída de la dictadura, mencionaba que el Estado dominicano disponía de unas 250 viviendas de alquiler que habían pertenecido a la familia Trujillo. No olvidemos que se trata de casas individuales puesto que los edificios de apartamentos en esa época se podian contar con los dedos de las manos en un país con poco más de tres millones de personas en 1961.

La región de Bonao era el feudo privado de Petán, donde tenía su propio ejército y su propia cárcel para los que se resistían a obedecer sus propias reglas del juego en su principado. Quitaba tierras, se apropiaba de mujeres e imponía un impuesto personal a todos los productos que salían de esa región. Algunos lugareños dicen que sus abuelos les cuentan que hasta para poder mudarse de Bonao a otra zona, los habitantes de esta región tenían que pedirle permiso por escrito a Petán, aunque esto todavía no lo hemos tenido la oportunidad de confirmarlo con los historiadores. 

Prepotente, violento e impulsivo, Petán era el hermano que más se parecía a Trujillo. Con US$5 millones de dólares que le estafó al Estado dominicano en una transacción monetaria del gobierno en el exterior, financió la construcción y equipamiento de su estación La Voz del Yuna que luego se convertiría en La Voz Dominicana (Para leer sobre esta estafa, ver artículo del historiador José C. Novas: Petán Trujillo, personaje de película). Este robo Trujillo lo vio como un atrevimiento de Petán ya que estafar al Estado era lo mismo que estafarlo a él, por lo que ordenó a oficiales a que le trajeran a Petán desde Bonao vivo o muerto. Los oficiales, sabiendo que si mataban al hermano del Jefe (quien no quería entregarse) ellos serían los chivos expiatorios de la culpa ante el público y serían castigados ("suicidados" en la cárcel), llegaron a un acuerdo con Petán y lo llevaron a la casa de su madre, dona Julia. Con la mediación de ésta, Petán salvó su vida y también pudo quedarse con los millones, con lo cual financió su estación. Por cierto, el Jefe quería que la estación se llamara, naturalmente, "La Voz de Trujillo" pero como la intención era que tuviera una proyección internacional con su potente antena, el Jefe por fin cedió y renunció a ese deseo


Otra publicación informa que el gobierno dominicano le pagaba directamente a Petán, como propietario de la estación, la suma de US$25,000 dólares mensuales (hoy US$225,000.00 dólares) por la propaganda anti-comunista que transmitía a través de la Voz Dominicana. Un tributo más del pueblo dominicano a un Trujillo. Para la Semana Universitaria La Voz Dominicana traía a artistas latinoamericanos de primera categoría, pero el costoso honorario que cobraban estos artistas no corría por cuenta de La Voz Dominicana ni mucho menos del peculio personal de Petán sino por cuenta principalmente de terceros. Semanas y meses antes de ese evento, "mensajeros" de Petán iban a las empresas a recoger las valiosas "contribuciones" de los empresarios a este colorido evento, impuesto ilegal que ningún empresario en sus cabales se atrevía a rechazar. Los lectores pueden leer más sobre los abusos de Petán, especialmente los abusos sexuales, en las secciones VARIOS y ATROPELLOS. Además, los lectores pueden leer sobre algunos de los mecanismos de abuso sexual en Bonao contados por una víctima años después en la revista ¡Ahora! de la segunda quincena de diciembre, 1962, edición No. 23, pág. 6, Petán, pervertidor sexual (biblioteca FUNGLODE).

Como casi todos los hermanos del Jefe y otros familiares, Petán también aprovechaba su parentesco con el Jefe para vender privilegios y beneficios derivados del gobierno (licencias, derechos exclusivos, contratos, etc.). Por ejemplo, la revista ¡Ahora! (1ero de mayo, 1962, págs. 24-25) contiene un artículo que presenta una copia fotostática de un contrato del 29 de diciembre, 1950 entre el coronel Petán y el empresario español Herminio Rodríguez mediante el cual Petán recibiría $4,500.00 mensualmente (el peso estaba a la par del dólar, hoy serían unos US$45 mil dólares) en que él usaría toda su influencia ante el Matadero Industrial, la Comisión de Exportaciones de Artículos Alimenticios y la Compañía Dominicana de Aviación (CDA). Con esto, el empresario Rodríguez obtenía, entre otras cosas, el permiso de exportar grandes cantidades de carne de res y ave (muy por encima de la cuota) sin pagar impuestos y la CDA le tendría que poner a su disposición tres aviones semanalmente para el transporte. Lo que menos importaba era que Petán no fuera funcionario de ninguna de estas entidades ni que tuviera que consultar con nadie (Revista ¡Ahora!, biblioteca FUNGLODE).
 
De igual rapacidad fue la bestial explotación sexual de Petán, expecialmente contra adolescentes, en su feudo Bonao y también en La Voz Dominicana. Ver  amplio informe sobre La explotación sexual en la "Era Gloriosa" de la edición de enero 1, 2022 de este portal. 

En cuanto al hermano Virgilio Trujillo, sus esfuerzos por la Patria desde la llegada de su hermano al poder se concentraron en el acaparamiento de tierras y en la venta de influencias dentro del gobierno. Para ponerles sólo un ejemplo concreto de cómo operaba Virgilio, el 4 de septiembre de 1932, un joven cubano que vivía en Santo Domingo, Max Rodríguez, fue detenido. El embajador cubano en RD, el general Enrique Loinaz del Castillo le escribió al Ministerio de Relaciones Internacionales de Cuba que “existía on reino del terror perpetuado por asesinatos clandestinos.” Dicho embajador trató de entrevistarse con Trujillo sobre el caso del joven cubano, pero no tuvo éxito. Entonces el embajador se dirigió a Virgilio Trujillo, Ministro del Interior. Virgilio y Trujillo duscutieron la solicitud entre ellos y finalmente Virgilio se apareció en la celda del joven Max con un documento que Max debía firmar para que lo liberaran mediante el cual Max le cedía la propiedad de su casa campestre ubicada en una valiosa zona muy cerca de la playa de Guibia en el malecón, propiamente en la entonces exclusiva Avenida Independencia. Después de firmar, Virgilio abrazó “fraternalmente” a Max y le prometió su pronta libertad. Efectivamente, a finales de octubre se le concedió la libertad después de haber perdido su propiedad. El embajador Loinaz informó que lo mismo hizo con dos abogados, liberados sólo después de haber entregado sus propiedades, y que había otros en la cárcel que no saldrían hasta que firmaran la concesión de sus propiedades (Ver extenso artículo Peculiar People, The Milwaukee Sentinel, 30 de julio, 1938, revista The American Weekly). Casos como éste hubo muchos, sólo que en muchos los propietarios simplemente fueron eliminados. Ver BREVES en la sección CRÍMENES III los hermanos del Castillo, el caso de las tierras y el numeroso ganado de Juancito Rodríguez en la sección ATROPELLOS, también otros casos en VARIOS,  entre muchos otros despojos violentos. 

Otro hermano, Romeo Trujillo (Pipí), era bebedor, jugador y mujeriego, dejando una numerosa prole en el país con diferentes concubinas. Era hábil en el tráfico de influencia, la extorsión y el engaño. Además, compraba y no pagaba. Acostumbraba a reclutar arbitrariamente a la fuerza (aunque siempre con su estilo pueblerino) a cualesquier peatones que se encontraba para que lo "ayudaran" en algun proyecto o construcción sin pagarles un centavo. Parte de sus ingresos le provenía de los alquileres de casas que compraba bajo extorsión, a precios irrisorios, y aquel que no pagaba el alquiler a tiempo sufría amenazas. 

Aprovechando las escaseces generadas por la Segunda Guerra Mundial, Pipí Trujillo incursionó en el campo de los combustibles y se dedicó a vender puñados de cupones para la gasolina del mercado negro a un dólar con cincuenta el galón. Por su parte, durante la guerra el propio Benefactor de la Patria monopolizó el mercado negro de llantas, negocio manejado por su Secretario de Estado como testaferro (ver Krehm, op. cit., pág. 352). Naturalmente, nadie más podia participar en estas actividades ilícitas del mercado negro so pena de terminar en prisión o ser eliminado por violar la ley.

Además, Pipí tenia su retén personal en la carretera a Santiago y semanalmente sus agentes le entregaban en bolsas lo recaudado (Ver William Krehm, op. cit., pág. 351). El único trabajo formal que tuvo fue como jefe del centro para el control de la prostitución (se expedían permisos para ejercer la prostitución en el país y en el exterior con el fin de controlar las efermedades). Al poco tiempo, esto se convirtió en un negocio más a través del chantaje en que logró un control personal de los prostíbulos y las prostitutas. Para poder ejercer en el país u obtener permiso de salida para ejercer en otros países, había que comprar la famosa "tarjeta de Pipí" en que el criterio para obtener la tarjeta, a su precio, no era la salud de la mujer sino el pago del precio por la tarjeta. También “compraba” ganado a nombre del Jefe diciéndoles que recogieran el pago en alguna dependencia del gobierno, pero dichos fondos no existían. Además, les cobraba un impuesto personal a los limpiabotas. Por dondequiera que se paseaba, Pipí encontraba víctimas para saciar su codicia. A la sombra del poder de su hermano, a menudo comía y bebía en restaurantes y bares y casi nunca pagaba bajo algún pretexto, y no por necesidad claro está, sin que nadie pudiera recurrir a las autoridades. Las veces que individuos se quejaron a las autoridades por algún abuso, éstos terminaban en la cárcel o multados.

Por ejemplo, en una ocasión un sargento, Luis Mateo, se atrevió a detener a Pipí Trujillo acusado por unos campesinos de falta de pago por unas reses (práctica muy común en Pipí). Por este atrevimiento, el sargento Mateo fue detenido, degradado de su rango y le impusieron 30 días de cárcel. Le dijeron que fue "por cuestionar la conducta de un Trujillo". Sólo gracias a la intervención y a la apelación de un mayor que tenía influencia, amigo de Mateo, éste no tuvo que cumplir la condena. Ver Era tramposo, le decían "Don Pipí" del historiador José C. Novas, entre otros.  A este sargento no le fue mucho peor porque se trataba de un Trujillo "de segunda" o "de tercera." Se sabe que dentro de la familia Trujillo había una jerarquía muy marcada. Si el caso hubiera sido con Ramfis, Angelita, Héctor, María Martínez, el atrevido sargento Mateo probablemente hubiera "desaparecido" o se hubiera "suicidado."
 
Un ciudadano dominicano cuenta que su padre tenía una carnicería y que la hija mayor de Trujillo, Flor de Oro, siempre "compraba" a crédito la carne, pero nunca pagaba y el dueño no podía negarle la venta. 

Se cuenta que eran tantas las ofrendas florales que le mandaban a Mama Julia (Julia Molina) provenientes de ministerios, negocios e individuos que querían congraciarse con la familia reinante que su hija Japonesa (hermana del Jefe) era la que se encargaba de recibir dichos arreglos florales, un pequeño servicio a la Patria por el cual, naturalmente, ella recibía un sueldo. Esto del sueldo de Japonesa se sabía entre la población aunque no hemos investigado para ver si lo habrá confirmado algún historiador. Trataremos de confirmar la versión popular, la cual no debe sorprender ya que es consistente con los mecanismos de explotación del Estado por parte de los miembros de esa familia, hasta por las cosas más insignificantes. 

Otra hermana del Jefe, Marina Trujillo, se dedicó a acumular viviendas de alquiler. Ella tenía a su disposición una banda de rufianes y matones que se encargaban de amenazar a los que no pagaban a tiempo o los que se resistían a mudarse cuando ella exigía desalojo. 

Se sabe que la tercera hermana, Nieves Luisa (casada con un alto oficial militar), usaba su influencia para agenciar los difíciles de conseguir pasaportes y que cobraba unos US$200.00 por tal servicio no oficial. También se dedicaba a conseguirles puestos de trabajo, usando su influencia, a policías, enfermeras y empleados cobrando una crecida comisión. El expedicionario Mayobanex Vargas cuenta como consiguió su pasaporte para salir del país, gracias a los trámites de una pariente con Nieves Luisa. No hay que ser genio para concluir que otros miembros de la extensa familia también usaban su apellido para lucrar vendiendo permisos, puestos y documentos del gobierno. Nieves Luisa tampoco fue la excepción en la típica práctica de los Trujillos de despojar a ciudadanos de su propiedad bajo amenaza y cuando se rehusaban, éstos iban a parar a la cárcel. 

Un artículo sobre la vida de los Trujillos en el exilio (ver revista ¡Ahora! 15 de febrero, 1962, pág. 16, biblioteca FUNGLODE) recuerda la estela de dolor y humillación que Nieves Luisa dejó en el país. Cita textual: “…las penurias que pasaban los empleaditos, policías, enfermeras y otros infelices a quienes conseguía trabajo mediante el pago de crecidas comisiones; por los ecos de las súplicas de aquellos a quienes mandaba a prisión por no acceder a sus caprichos o por despojarlos de sus propiedades y las silenciosas protestas de las madres que veían perder a sus hijas en el ámbito de lodo y vicio en que ella, Nieves era la “mestresa”. Se sabe que esta hermana del Jefe, de vida nocturna alegre, ya había tenido considerable éxito como "madame" durante su estadía en Cuba y ejerciendo ella misma la profesión más antigua del mundo. 

Héctor Trujillo fue el menos agresivo de todos, pero esto no impidió que también supiera beneficiarse ampliamente del poder absoluto de su hermano protector. El ex Secretario de Prensa del régimen, Germán Ornés, nos informa en su libro (Trujillo, Little Caesar of the Caribbean, pág. 263) que Héctor, como Presidente títere, en 1958 devengaba un salario de US$283,550.00 al año (hoy en 2020, US$2,539,303.20). gran parte de su tiempo escuchando grabaciones secretas de las oficinas de los funcionarios ya que quien realmente gobernaba era su hermano. Pero ese exagerado sueldo por tan mediocre esfuerzo no bastaba. Su propio edecán personal durante muchos años, el teniente Generoso Gómez, escribió en sus memorias cómo Héctor Trujillo disimuladamente recibía cuantiosas sumas de dinero en efectivo de parte de funcionarios del Estado y políticos, como una especie de tributo personal. Gómez era el responsable de depositar ese dinero en la cuenta. Además, acostumbraba venderle tierras al Estado a un precio sobrevaluado. Dicho edecán, hoy todavía completamente leal a su jefe, también confirma en sus memorias lo que era un secreto a voces: Que Héctor Trujillo era mujeriego y que le gustaban "las mujeres ajenas” con lo que también  humillaba a los funcionarios.  También cuenta Generoso en uno de sus libros y en una entrevista que él fue quien sacó un millón de dólares de una cuenta para la partida de Héctor Trujillo del país en 1961 (además, el gobierno de Balaguer le daría 1-2 millones de dólares más para que desistiera de su intento por tumbar a Balaguer y otros 1-2 millones a Petán). No se sabe a ciencia cierta el total de fondos que Héctor Trujillo había sacado del país antes de la caída del régimen, pero el importante periódico alemán Die Zeit (ver sección LA FORTUNA) sostiene que sacó un total de US$90 millones (hoy unos US$720 millones).

Comparen el salario anual del presidente Héctor Trujillo en 1958, US$2,539,303.20 (ajustado al dólar de 2020), con el salario anual de Danilo Medina en el 2020, US$96,428.00:

US$2,539,303.00 (salario HT) ÷ US$96,428.00 (salario DM) = 26.3

Es decir que el salario de Danilo Medina en el 2020 es 26 veces más pequeño que el de Héctor Trujillo en 1958 (con los ajustes de desvalorización del dólar ya calculados).

Otra comparación:

En 1958 el salario del Presidente americano Dwight Eisenhower era de US$100,000.00 mientras que el del Presidente títere de nuestro paisito en 1958 era de US$283,550.00, casi 3 veces mayor que el del Presidente de la primera potencia económica, industrial y militar del mundo.

De lo que aquí en RD se trataba era de una corrupción formalmente legalizada, pero corrupción real en toda su esencia.

Notas:

- Con base a los cálculos de usinflationcalculator.com, US$283,550 de 1958 equivalen  
   en 2020 a US$2,539,303.20.

- El boletín de OSES-INTEC-2020-21 indica que el salario mensual de Danilo Medina   en 2020 es de RD$450,000.00 al mes. Otras fuentes señalan la misma cifra.

            RD$450,000 x 12 meses = RD$5,400,000.00 (salario anual)
           RD$5,400,000.00 ÷ 56 (tasa de cambio peso/dólar en 2020) = US$96,428.57

- Salario anual de Danilo Medina en dólares, en 2020: US$96,428.57

- US$2,539,303.00 (salario HT) ÷ US$96,428.00 (salario DM) = 26.3

 
Nos preguntamos cuán inflados estarían los sueldos de los hijos del Jefe, sus demás hermanos, sobrinos, tíos, etc., todos ellos con altos cargos en el gobierno. 

Como otro ejemplo de los privilegios de que gozaban a todo nivel los miembros de la familia de El Jefe, Isaura Trujillo, hija natural de Virgilio Trujillo (reconocida por el padre) y sobrina de El Jefe (medio hermana del conocido escritor Lipe Collado) estaba designada como mecanógrafa del Palacio de Justicia y recibía un cheque sin nunca ir a trabajar. Igualmente recibía otro cheque de la Lotería Nacional, donde no trabajaba. También le regalaron una casa de Mejoramiento Social. Su medio hermano, Lipe Collado, es periodista y profesor de Derecho (Ver en YouTube: Lipe Collado entrevistado por Pedro De León C flv 3, min. 6, seg. 21). Esto lo sabemos porque un medio hermano anti-trujillista habló, pero nos preguntamos cuantos sobrinos, primos y parientes no hacían lo mismo.

Los seis hermanos de Trujillo (Petán, Romeo, Virgilio, Pedro, Aníbal y Héctor) eran grandes terratenientes y hay muchos ejemplos de cómo ellos fueron adquiriendo sus propiedades a base de violencia y extorsión. Las hermanas también tenían propiedades (especialmente Marina) aunque no tan extensas como las de los hermanos más poderosos.

Pueden ver más abajo El Nepotismo Trujillista, una lista de 61 miembros de la familia Trujillo con sus respectivos cargos en el gobierno y en las fuerzas armadas. También pueden ir a la sección ANTECEDENTES para leer más sobre los hermanos de Trujillo. Invitamos a los lectores a descargar gratis en pdf la edición completa de la obra de José Almoina Una Satrapía en el Caribe por cortesía del Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (INABIMA, Ministerio de Educación) en: inabima.gob.do/.../Autores%20Dominicanos/.../Almoina. 

Además, pueden descargar gratis en pdf en el portal del AGN el libro de Carmita Landestoy Yo también acuso, publicado en el exilio en 1946. Debido a que esta dama se movía dentro de los círculos de poder antes de irse al exilio, ella revela datos importantes sobre la corrupción, la riqueza que Trujillo y sus hermanos estaban acumulando vertiginosamente y los mecanismos internos del poder. Este libro es un valioso documento sobre la dictadura hasta 1946. 

También pueden descargar gratis en pdf un importante diario redactado secretamente durante la Era por el periodista Alonzo Rodríguez Demorizi: Drama de Trujillo por Alonzo Rodriguez Demorizi
Archivo General de la Nacion- AGN
 

Nota: Otra vertiente de la corrupción y perversión a que fue sometida la sociedad dominicana por los Trujillos y sus cómplices fue la descomunal explotación sexual de nuestras adolescentes y mujeres durante los 31 años. Los lectores pueden leer un amplio informe sobre esta faceta del Trujillato en la edición de enero 1, 2022 titulado La explotación sexual durante la “Eva Gloriosa”.

 

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El siguiente extracto proviene de Las Memorias de César A. Saillant, publicadas originalmente en 1963 por Editora del Caribe bajo el título Revelaciones a Sánchez Cabral (Disclosures to Sanchez Cabral, Google Books) y Carta a El Caribe.

César Saillant escribió estas memorias sobre lo que vivió como secretario y traductor de Ramfis Trujillo durante los últimos años de la dictadura. Las escribió mientras se encontraba en una especie de auto exilio en Nueva York después de la caída de la dictadura. Le envió las 52 páginas de dichas memorias al embajador dominicano en la OEA, Eduardo Sánchez Cabral. Además, le envió otro amplio informe a El Caribe. Recomendamos leer dichas memorias por completo ya que contienen muchos detalles sobre la corrupción, los desmanes y abusos en las oficinas del hijo predilecto del dictador.

EXTRACTO

Las revelaciones de Cesar A. Saillant


Secretario y Traductor de Ramfis Trujillo

Citamos a Saillant:

¿Y pagaba [Ramfis] un centavo más que usted o que yo? ¡Jamás! ¡Y cuánto trabajo daba cobrarle cuando uno se decidía a hacerlo! Recuerdo que en una ocasión la Ferretería de Pool le cerró el crédito, cansada de cobrar una cuenta que amenazaba pasar a la historia. Ese señor está vivo porque nosotros escondimos el hecho a Pirulo hasta lograr que la Intendencia hiciera efectiva la deuda.

Y mientras tanto, nuestras divisas en fuga incesante hacia los bancos de Estados Unidos, Suiza e Inglaterra. Desde hacía años venía explotando al pueblo, sacando dólares por todos los conductos que le aconsejaban los entendidos en la materia, Víctor Sued y Antonio León Estévez.

Ramfis se valió de las Fuerzas Armadas para lucrarse en su beneficio personal y único con las cuantiosas comisiones, en dólares, que le producían las incesantes compras de armas y toda clase de material bélico, y muchos extranjeros también se aprovecharon de él para hacer su agosto a costa del sudor y la sangre del pueblo dominicano. Los cheques de las comisiones, por supuesto, nunca se hicieron a nombre de Ramfis, que no podía aparecer en nada, sino de Sued, de Antonio León o de [Andrés] Papito Alba [Valera], para no mencionar otros. Llegó hasta a simular compras de enormes cantidades de material bélico, que “deshacía” cuando ya el Estado había pagado en dólares el valor total, para reembolsarlo mediante un cheque suyo contra uno de los bancos del país; al fin y al cabo, nuestro pobre peso y el dólar tenían teóricamente un valor a la par [del dolar americano]. La Chocolatera Industrial fue otra fuente que le produjo millones de dólares en productos elaborados que se exportaban a Estados Unidos y cuyo valor no regresaba jamás al país, pues la General Cocoa, a través de Sued, depositaba esos valores directamente en sus cuentas de Estados Unidos. Sólo Sued conocía de aquellas maniobras atentatorias contra la economía nacional; y lo mismo se hacía con otras industrias en las cuales Ramfis tenía participación. Millonario, en dólares, por los cuatro costados, desde hace tantos años, y con todo el poder para seguirse enriqueciendo hasta llevar el peso dominicano a su completa desvalorización, resulta extraño en absoluto que creara, cuando apenas quedaban dólares para sí mismo, una Comisión de Importaciones, para evitar que otros hicieran lo que venía haciendo por costumbre desde hacía tantos años ¡Es que al ladrón le duele a veces que otro robe!"

(Fin de la cita  de Saillant)

Nos preguntamos: Cuando Ramfis Trujillo murió repentinamente a raíz de su accidente, ¿estaban la viuda, sus hermanos o su madre informados de esas cuentas en EUA donde secretamente se depositaba el capital devengado de las exportaciones de las compañías "propiedad" de Ramfis? ¿O sólo sus testaferros? ¿En qué manos quedó ese dinero?

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                                     El Diario de Nueva York, 11 de junio, 1962, pág. 15

Esta antigua noticia fue ratificada recientemente por el periódico El Caribe en su edición del 13 de julio, 2012, pág. 4 (abajo). La nota de El Caribe dice:

HACE 50 AÑOS 

“La Secretaría de Administración, Control y Recuperación de Bienes congela los fondos depositados a plazo fijo en el Banco de Credito y Ahorros a nombre de la Pan American Holding and Investment Corporation. Los mencionados fondos por el valor de medio millón de pesos [a la par con el dólar] son propiedad de Flor de Oro Trujillo.” 

Ayer como hoy era común que los poderosos usaran compañías fantasmas para esconder cuantiosos fondos obtenidos ilícitamente o para sacarlos del país disimuladamente a nombre de una supuesta empresa extranjera (Pan American Holding and Investment). No es nada raro que en dichas empresas fantasmas figuren los nombres de “inocentes” esposas, hijas y hasta madres como directores ejecutivos ya que estos familiares resultan ser los testaferros de mayor confianza.Hoy, medio millón de dólares (el peso estaba a la par del dólar) equivale a más de US$4 millones y medio de dólares. 

Cabe la pregunta: Una mujer como Flor de Oro, que no era una profesional (ni médico, ni abogado, ni ingeniero, etc.), ni era ninguna alta ejecutiva empresarial, ¿tendría la capacidad de generar semejante suma de dinero por su propia cuenta?

¿Podrían estos fondos (posiblemente otros fondos también) explicar la forma insistente y febril en que Flor de Oro trató de regresar inmediatamente a República Dominicana desde Canadá tan pronto supo del ajusticiamiento de su padre, lo que no pudo hacer porque las autoridades norteamericanas le impidieron la salida de EUA? Flor de Oro no era indiferente al buen dinero y a los beneficios que de él se derivan. No olvidemos que varios años después del tiranicidio Flor de Oro contrató el poderoso bufete de Richard Nixon para que reclamara ante los hijos de María Martínez lo que a ella le tocaba de la fortuna Trujillo en Europa. Tampoco hay que olvidar que la relación entre Flor de Oro y su padre había sido antagónica y distante durante mucho tiempo, lo que no compagina con su desesperado esfuerzo por viajar al país inmediatamente después del ajusticiamiento

Ver noticia en el Diario de Nueva York, pág. 15: http://news.google.com/newspapers?nid=gqw4OU68NNkC&dat=19620611&printsec=frontpage&hl=en


AL CAER LA DICTADURA, LES ANULAN FALSOS TITULOS A LOS TRUJILLOS


 
El Diario de Nueva York
9 de enero, 1962, pág. 2


En la sección del documento que identificamos a continuación, dedicada a la dictadura de Trujillo (pág. 109), leemos cómo uno de los sobrinos del Jefe pasó su examen final para recibir de la USD su título de doctor en medicina: 

“Another nephew became a medical doctor without ever attending school. Accompanied by armed friends, he took his medical exam from the thoroughly intimidated Medical Examination Board which merely asked him to identify 'an eye, a nose, and an ear'.”

Europe Meets U.S. in Crime and Policy
European Journal on Criminal Policy and Research
Kugler Publications Amsterdam/New York, 1996
Pag. 109

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En sus memorias, el secretario de Ramfis, César A. Saillant dice que tuvo que transcribir toda la tesis doctoral que Ramfis un día le puso en su escritorio y que por el estilo y la ausencia de errores (Saillant conocía de cerca la pésima ortografía de que padecía el hijo del Generalísimo y su infantil caligrafia) sabía que no había sido escrita por su jefe. A pesar de que era obvio, esto quedó confirmado cuando, al no poder entender la letra de uno de los párrafos, Saillant le preguntó a Ramfis y éste lo leyó y lo releyó varias veces, pero no pudo entenderlo tampoco. En ese momento Ramfis le dijo que en adelante cualquier duda que tuviera al transcribir el texto que lo consultara directamente con el Lic. Leoncio Ramos. Luego, Ramfis mandó "su tesis" a la universidad. La respuesta que recibió fue la pregunta de que cuándo deseaba que se realizara la ceremonia de su graduación. Para no molestarse con esos rituales, el delfín dijo que sencillamente le mandaran el título a su oficina. No sólo le mandaron el título sino también honores Summa Cum Laude para que no vaya a haber ninguna duda
(Ver Revelaciones a Sanchez Cabral, Cesar A. Saillant, Disclosures to Sanchez Cabral, Google Books) 


Les recomendamos a los lectores leer las extensas memorias de Cesar A. Saillant en su totalidad porque contienen muchas revelaciones sobre el quehacer diario y los eventos de importancia que presenció al servicio de Ramfis Trujillo como su secretario. No hemos incluido la gran mayoría de los dislates, desmanes y corrupción porque este portal ya casi no acepta más texto. Las Memorias de César A. Saillant fueron publicadas originalmente en 1963 por Editora del Caribe bajo el título Revelaciones a Sánchez Cabral. César Saillant escribió estas memorias mientras se encontraba en una especie de auto exilio en Nueva York después de la caída de la dictadura. Le envió las 52 páginas de dichas memorias al embajador dominicano en la OEA, Eduardo Sánchez Cabral. Le envió, además, otro informe a El Caribe con muchas revelaciones más. Dichas memorias estan tan repletas de revelaciones sobre los desmanes, ineficiencia, corrupción, abusos que la única manera de hacerle justicia a este valioso documento sería publicándolo en su totalidad, lo que no es posible por falta de espacio.

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LAS EMPRESAS PROPIEDAD DE RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO
Tal como lo admitió su propia hija Angelita en 2011, su padre el dictador Rafael Trujillo Molina llegó a poseer 54 empresas (el 60% de la industria). Esto no significa que su iniciativa privada hizo una gran contribución a la industrialización del país puesto que gran parte de las empresas de Trujillo fueron iniciadas por otros. Él las adquiría o se hacía su socio principal usando la amenaza latente o patente sobre los dueños originales. Otras, como los hoteles, eran proyectos del Estado, financiados por el Estado, pero en los que Trujillo terminaba como uno de los principales socios. Ver artículo sobre las empresas adquiridas por Trujillo en la sección Nuevas Entradas de la edición de enero, 2022 de este portal.

Al final de su gobierno y de su vida, Trujillo controlaba cerca del 60-70% de la producción industrial y la producción agrícola, empleando, a través de sus empresas y el Estado (el cual era practicamente una empresa más) a casi el 60% de la población del país. Algunos biógrafos sostienen que Trujillo poseia 111 empresas pero esto no lo hemos podido verificar por falta de tiempo.

Además, sus hermanos, sobrinos, cuñados y otros miembros de la familia también eran dueños de empresas bajo las mismas condiciones privilegiadas. Algunos también eran testaferros de Trujillo en las empresas de éste.  

Estas son las principales empresas pertenecientes a Rafael Leonidas Trujillo y algunas de las empresas en que era socio mayoritario:  
Compañía Anónima Tabacalera
Compañía Dominicana de Aviación
Fabrica Dominicana de Cemento
Molinos Dominicanos
Tejidos Antillanos
Fabrica de Sacos y Cordelería*
Compañía de Seguros San Rafael*
Refinería de Sal + Minas de Sal y Yeso
Chocolatera Industrial*
Fabrica de Aceites Vegetales
Fábrica Dominicana del Calzado (FADOC)
Tenería FA-2
Marmolería Dominicana
Industria Nacional del Papel
Industria Nacional del Vidrio
Fábrica de Pinturas PIDOCA
Licorera La Altagracia
Sociedad Industrial Dominicana
Refinadora de Aceite de Algodón
Fábrica de Sacos y Cordelería*
Atlas Comercial Co.
Caribbean Motors
Ferretería Read*
Periódico La Nación
Industria Caobera
Fábrica de Cabuya El Cizal
Aserradero Santelises
Constructora Ozama*
Planta de Recauchado
Sociedad Inmobiliaria
Tecnometal
Naviera Dominicana
Industrias Niguas
Central Lechera
Azucarera Haina C. por A.
Ingenio Porvenir
Ingenio Ozama
Ingenio Amistad
Ingenio Monte Llano
Ingenio Barahona
Ingenio Consuelo
Ingenio Quisqueya
Ingenio Boca Chica
Ingenio Las Pajas
Ingenio Santa Fe
Ingenio Catarey
Ingenio Río Haina*
El Hipódromo Perla Antillana
El Hotel Jaragua
El Hotel Embajador
El Hotel Matun
El Hotel Constanza
Radio Caribe
También incidió en las operaciones de:
Armería de San Cristóbal
Compañía Eléctrica
Astilleros de Haina

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Como pueden ver en esta noticia publicada justo después de la caída de la dictadura, la familia Trujillo poseía muchísimas más empresas que las que nosotros identificamos en nuestra lista. El gobierno tomó esta disposición para que los Trujillos en el exilio y sus testaferros no pudieran vender dichas empresas desde afuera.

En ese artículo  contamos por lo menos 22 compañías que no están repetidas en nuestra lista más arriba, por lo que la lista ascendería a 76 empresas. No contamos 4-6 compañías que, aunque tienen un nombre diferente a las de la lista, creemos que podrían ser las mismas debido a que se dedicaban a lo mismo. Si son diferentes, el número de empresas de los Trujillos ascendería a 80-82, conocidas por nosotros hasta ahora. Por ser un anuncio oficial del gobierno dominicano, no dudamos que estas empresas existieran. Tampoco dudamos de que todavía están faltando empresas pertenecientes a sus hermanos.

************************************************* TAMBIÉN PUEDEN LEER MÁS ABAJO:
- El nepotismo trujillista: Más de 60 miembros de la familia en el Estado
- Las falsas hazañas de Trujillo
- La creación del peso dominicano: La gran estafa del siglo 
- La utilización del Estado en provecho personal

- Trujillo y la deuda externa dominicana 
- Refutan logros económicos de Trujillo 
- ¿Cuántos millones sacaron los Trujillos del país?
- Mitos en la historia de la deuda externa dominicana 

- Anticipando la caída de Trujillo
- Trujillo y la industrialización  
- Trujillo: Maniobra singular con los bancos del Estado
- Lo que ya se olvidó
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EL NEPOTISMO TRUJILLISTA ENQUISTADO EN EL ESTADO DOMINICANO

DURANTE LA “ERA DE TRUJILLO”

Según lo que escribió en su libro la hija promogénita del dictador, Flor de Oro Trujillo: “Yo contaba con aproximadamente 40 primos en las fuerzas armadas y más de 158 familiares en los principales puestos del gobierno.” 
Por su parte, en su artículo del 28 de marzo, 1953 (pág. 7), el New York Times señala que 157 miembros de la familia Trujillo tenían cargos en el gobierno.
De esos, hemos podido identificar hasta ahora a 62 miembros de la familia Trujillo que estuvieron metidos en el gobierno cobrando un buen sueldo. Verifíquenlo en el Internet o en documentos y compartan esta lista.




El Dr. Manuel  Robiou (ver cuadro arriba) estaba casado con una hermana de María Martínez, por ende, era concuñado de Trujillo. José Almoina, en Una satrapía en el Caribe, también lo menciona como uno de los alcahuetes de Ramfis para sus explotaciones sexuales. 
 
Sebastian Robiou, su hijo, tuvo el cargo de Director de Meteorología entre 1935 y 1948, durante 13 largos años.

Jacobo Trujillo era hijo natural de José Trujillo Valdez, pero no fue reconocido legalmente. Aún así, Jacobo usaba el apellido de su padre natural y obtuvo cargos y privilegios por derecho de sangre. Se dice que después de la caída de la dictadura, abandonó rápidamente el antes preciado apellido paterno.

Flor de Oro fue hasta entonces la única mujer en todo el cuerpo diplomático en Washington que ostentó el cargo de Primer/a secretario/a de una legación. Dicho cargo es un cargo diplomático, no administrativo como erróneamente creen algunos. Ya divorciada de Rubirosa, asumió dicho cargo en 1943 y lo mantuvo por cuatro años.  

Bolivar de Peña (yerno, casado con Odette Trujillo) fue secretario de la embajada en Canadá en 1955, por lo que estamos seguros de que ya para finales de la dictadura, debió de haber ostentado cargos superiores por ser yerno del Jefe, pero por ahora no tenemos información.

El Coronel Luis Beauchamps Javier estaba casado con una hija de Aníbal Trujillo, Silveria Trujillo. En 2004, una hija suya, Silveria Beauchamps Trujillo, murió en un asalto efectuado por delincuentes en que su marido resultó herido. El Coronel Beauchamps también era hermano del General Juan René Beauchamps Javier, quien en los gobiernos de Balaguer llegaría a ser Secretario de Estado. 

Casilda Trujillo era hija de Pedro Vetilio Trujillo Molina.

Además de ser diputado por Bahoruco, senador por Santiago Rodríguez y funcionario del gobierno, Frank Parra Alba al principio también administraba la infame "Aduanita" que pertenecía a su prima María Martínez (Alba) de Trujillo.
 
No olvidemos que Trujillo nombró a su padre, José Trujillo Valdez, senador vitalicio del Congreso Nacional, el mismo que fuera cuatrero y prófugo de la justicia por asesinato. 

Muchos de estos miembros de la familia Trujillo tuvieron más cargos que los que aparecen en la lista, pero por falta de espacio nos limitamos a mencionar uno o dos cargos. Algunos títulos se repiten porque, naturalmente, estas personas se turnaban en los puestos durante los 31 años de la dictadura. 

No incluidos en la lista todavía: 

Héctor Trujillo Lluberes, sobrino: Era hijo de Aníbal Trujillo Molina con Ligia Lluberes.  En 1958 fue enviado a estudiar en la Miami Military Academy. Se supone que tenía un rango militar en RD y que lo mandaron a entrenarse, pero como no sabemos exactamente qué rango tenía, no lo hemos incluido en la lista. No sabemos si era adulto o adolescente, pero no afecta que fuera adolescente puesto que sabemos que Trujillo designaba a sus sobrinos adolescentes como oficiales militares con derecho a sueldo. Por ejemplo, Darío Trujillo Tejeda ya era teniente a los 16 años, José García Trujillo, sobrino, fue teniente a los 19 años, entre otros sobrinos. Además, el medio hermano del Jefe, el "Nene" Trujillo (nacio en 1935), fue Coronel a los 12 años, Ramfis fue General a los 9 años y Radhames fue Mayor a los 10 años.

Romeo Trujillo Lora, sobrino: Era hijo de Pipí Trujillo Molina. Este sobrino era socio de una compañía dedicada a construir escuelas y hospitales para el Estado. No sabemos si también fue militar. Aunque el autor Alan A. Block no lo menciona, no sería extraño que dicha compañía fuera propiedad del Jefe bajo el nombre de algún testaferro. 

Virgilio Oviedo Trujillo, sobrino o primo. Es mencionado por Tomás Baez Díaz en su libro En las garras del terror (p. 35) como uno de los esbirros que lo torturó en La Cuarenta. Suponemos que tendría un rango militar. Cuando lo sepamos quedará incluido en la lista. 

Coronel Neit Nivar Seijas: Si confirmamos nuestras sospechas, lo incluiremos en la lista. El Jefe tenía un medio hermano mayor llamado Julián Nivar Trujillo y es muy posible que el entonces coronel Neit Nivar Seijas fuera su hijo o sobrino ya que el apellido Nivar no era común y, además, lo ascendieron rápidamente. Durante el balaguerato los consejeros militares americanos lo consideraban inepto y mal entrenado para el mando militar, así como uno de los oficiales militares que más se enriqueció bajo Balaguer. 

Trujillo también nombraba a los parientes de los cuñados, o sea, por matrimonio. Los siguientes personajes no quedaron incluidos en la lista más arriba:

1) Joaquín Balaguer Ricardo, primo hermano de la segunda esposa de Trujillo (1927-1935), Bienvenida Ricardo. Balaguer fue abogado de los Tribunales de Tierras en 1930 y secretario de la embajada dominicana en Madrid hasta 1935. Luego en 1936, fue sub-secretario de la Presidencia, después sub-secretario de Relaciones Exteriores, Secretario de Educación. A pesar del divorcio de Bienvenida Ricardo en 1935, la estrecha cooperación entre Trujillo y Balaguer ya estaba sellada y durante el resto de la dictadura, Balaguer ocupó cargos cada vez más importantes hasta llegar a ser Presidente de la República en 1960.

2) El prepotente coronel César Oliva García (Olivita), primo de la sobrina de Trujillo, Mireya García Trujillo. Olivita fue Jefe de la Policía Nacional por varios años, además de ostentar otros cargos. Olivita era además sobrino de José García, uno de los más estrechos colaboradores de Trujillo y cuñado del Jefe. 

3) Coronel Luis Ney Lluberes, cuñado de Anibal Trujillo Molina.

4) René B. Lluberes, primo del cuñado de Trujillo Mon Saviñón Lluberes, era Cónsul General en Puerto Rico. 

5) Dos sobrinos de Porfirio Rubirosa (yerno de Trujillo), Ernesto y Gilberto Sanchez Rubirosa, y su primo, Luis de la Fuente Rubirosa, fueron oficiales militares, “diplomáticos” y sicarios del régimen.

Aclaraciones:

*José García Trujillo: Hubo dos José García Trujillo. La Academia de la Historia en La familia de José Juan de Dios Trujillo Valdez, Pepito, y Altagracia Julia Molina Chevalier, al hablar de los años de infancia de Trujillo, dice queidentifica a Pepito Trujillo como su cuñado (Wenceslao García, el jefe comunal, casado con una hermana de Pepito, era el padre del general José García Trujillo, quien fuera luego comandante del E. N., entre otros altos cargos en el gobierno trujillista)”. Este José García Trujillo era sobrino de José Trujillo Valdez (Pepito) y, por tanto, primo de Rafael Trujillo Molina.

** El segundo José García Trujillo fue hijo de otro José García casado con Marina Trujillo Molina, hermana de RLTM. Los tres, José García Trujillo, tanto el primo como el sobrino, y José García, el cuñado de RLTM, fueron nombrados por Trujillo a los altos cargos militares que aparecen en la lista.

Virgilio Álvarez Pina era sobrino de Teodulo Pina Chevalier (medio tío materno de RLTM) y, por tanto, medio primo de RLTM. Fue amigo intimo de RLTM desde la infancia, tenían una relación casi de hermanos.

Se sabe que Petán tuvo más hijos varones. Uno que figura es Fernando o Francisco Trujillo Reynoso, pero no se sabe si tuvo puesto en el gobierno. Es muy probable que tuviera un  puesto ya que era adulto durante la Era.. Otros sobrinos adultos que hemos identificado son Luis Monteagudo Trujillo (aparentemente ostentaba un cargo, pero no sabemos qué cargo), José Rafael Trujillo Lora, hijo de Virgilio Trujillo, y también Plinio Trujillo, pero de estos dos no sabemos si ostentaban cargos en el gobierno. 

Los hermanos Trujillo también tuvieron muchos hijos naturales quienes, si bien no llevaban el apellido Trujillo, algunos se vieron favorecidos con cargos en el gobierno central o local. Sin embargo, es defícil identificarlos porque llevaban el apellido materno y hoy no recordamos los nombres. 

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Trujillo designó coronel a su hijo Ramfis, de 4 años de edad, con derecho al correspondiente sueldo de US$350 al mes y a los 9 años lo designó General, de nuevo, con derecho al correspondiente sueldo. Hasta ahora no sabemos por cuanto le aumentó el sueldo.

RAMFIS GENERAL A LOS 9 AÑOS DE EDAD

En la edición del 28 de febrero, 1962, a varias semanas de la caída la dictadura, la revista ¡Ahora! publicó en la pág. 41 el texto del decreto presidencial del entonces presidente títere Jacinto Peynado que ascendía a Ramfis Trujillo Martínez de Coronel a General a los 9 años de edad, con el salario correspondiente al cargo. El decreto No. 16 dice textualmente:

JACINTO B. PEYNADO

Presidente de la República Dominicana

Número 16.

“En virtud de las atribuciones que me confiere el artículo cuarenta y nueve de la Constitución del Estado y en mérito a los servicios del Coronel Rafael Leonidas Trujillo Martínez,

DECRETO:

“Artículo Único.- Ascender al Coronel Rafael Leonidas Trujillo Martínez al grado de General de Brigada del Ejército Nacional; y en consecuencia mando a las autoridades competentes le den posesión de ese destino guardándole y haciéndole guardar las consideraciones que le son debidas.

“DADO en Ciudad Trujillo, capital de la República Dominicana a los veinte y seis días del mes de agosto del año mil novecientos treinta y ocho. 

Jacinto B. Peynado

(Ver revista ¡Ahora!, edición No. 4, 28 de febrero, 1962, pág. 41, Biblioteca FUNGLODE)

Al primogénito Ramfis también le habían otorgado el titulo de Doctor en Derecho summa cum laude de la Universidad de Santo Domingo, Summa Cum Laude, sin haber asistido a clases ni tomado examen alguno.

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No estamos seguros sobre cuál de las ramas de las Fuerzas Armadas era Mayor el infante Radhamés Trujillo puesto que la fuente de donde obtuvimos la foto dice que era Mayor de la Aviación, pero en un artículo escrito por un oficial militar sobre el viaje de Trujillo a España en mayo de 1954, dice que entre los acompañantes iba "Radhamés Trujillo, Mayor del E. N (Ejército Nacional)". No sería extraño que este niño prodigio fuese Mayor de las tres ramas de las Fuerzas Armadas, como su hermano Ramfis. Por cierto, en ese viaje a España el Mayor Radhamés tenía 11 años y medio (nació el 2 de diciembre, 1942). Obviamente, su carrera militar no fue tan meteórica como la de su hermano mayor quien para esa edad era ya General.
 
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Las falsas hazañas de Trujillo

La realidad, que nunca se hizo pública durante la dictadura, fue que Haití logró su control aduanal seis años antes que los dominicanos, tuvo moneda propia en 1935, doce años antes que los dominicanos y pagó su deuda externa el mismo día que los dominicanos. 

Por Bernardo Vega 

Economista, historiador
Ex director del Museo del Hombre Dominicano
Ex director del Banco Central
1 de junio 2011
Ecoportaldominicano.com

(1 de 3)
Durante la dictadura de Trujillo y todavía hoy día se citan como grandes logros del régimen del tirano la eliminación del control norteamericano sobre las aduanas, el repago total de la deuda externa, la creación del Banco Central y el peso dominicano, la acelerada industrialización durante la post guerra, la ayuda al campesino y la definición del territorio nacional a través de un tratado fronterizo con Haití.

La realidad, que nunca se hizo pública durante la dictadura, fue que Haití logró su control aduanal seis años antes que los dominicanos, tuvo moneda propia en 1935, doce años antes que los dominicanos y pagó su deuda externa el mismo día que los dominicanos. Santo Domingo fue uno de los últimos tres países en América Latina en tener un Banco Central y moneda propia. Su industrialización fue de las más lentas del continente, Trujillo quitó tierras a campesinos pobres y el tratado fronterizo realmente se firmó durante el gobierno de Horacio Vásquez y Trujillo lo que hizo, al firmar un protocolo al mismo, fue entregar tierras a Haití que   en el tratado firmado por Vásquez eran dominicanas, a cambio de un pacto político bajo el cual el gobierno haitiano se comprometió a no permitir la presencia de exilados anti trujillistas en su territorio. Hoy trataremos el tema de las aduanas.

Bajo la convención de 1924, firmada por el gobierno de Horacio Vásquez, se ratificó el control de las aduanas por parte de representantes del gobierno norteamericano. Desde 1905, a través de un Modus Vivendi y luego por la convención domínico-americana de 1907, los norteamericanos controlaban dichas aduanas, no sólo en los puertos dominicanos sino también en los puestos fronterizos.
La administración de las mismas estaba en manos de una Receptoría General de Aduanas, cuyo principal ejecutivo era un ciudadano norteamericano nombrado por el Presidente de ese país. La finalidad era cobrar los intereses y la amortización de la deuda externa, que estaba en manos de los tenedores de los bonos, la gran mayoría norteamericanos. Con los cobros de la aduana se pagarían primero los gastos administrativos de la Receptoría, no más de un 5% de sus recaudaciones, los intereses de los bonos de la deuda externa y también su amortización. A diciembre de 1924 la deuda externa ascendía a US$13.5 millones. Tan sólo después de cubrirse esas tres partidas era que el remanente de las recaudaciones se le entregaba al gobierno dominicano para su libre uso.
El eliminar la convención y devolver a los dominicanos el control sobre el cobro de sus aduanas era un objetivo nacional desde principios del siglo XX, pero la gran depresión económica, que se inició en 1929 y que se prolongó hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939, dificultó mucho ese proceso, ya que más bien lo que buscaban y lograron los países de América Latina era diferir el pago de su deuda externa, dados los bajos niveles de ingresos fiscales, lo que también logró el gobierno de Trujillo en 1931 y 1934.
Haití pasaba por una situación igual, ya que sus aduanas igualmente eran controladas por representantes del gobierno norteamericano y allí una Receptoría también separaba los fondos para el repago de capital e intereses de la deuda, al igual que en la República Dominicana. Pero en Haití, en 1935, el gobierno de Stenio Vincent logró adquirir la totalidad de las acciones de la sucursal del First National City Bank, creando el Banque Nationale d’ Haití y negoció con los norteamericanos la eliminación del control aduanero, a cambio de que un representante de los tenedores de bonos de la deuda externa fuese ubicado en el Banque Nationale, el cual recibiría la totalidad de los ingresos fiscales del gobierno.
Este representante estaba autorizado a separar lo necesario para el repago del capital e intereses de la deuda y luego a autorizar la entrega del remanente a las cuentas del gobierno haitiano. El Banque Nationale también emitió billetes, el gourde, aunque con una paridad fija con el dólar, ya que no ejercía funciones de Banco Central. Desde ese momento el gobierno dominicano buscó una solución similar, iniciando las negociaciones en 1938, pero que fueron concluidas tan sólo en 1941.
Ya para ese año ningún país de América Latina tenía sus aduanas bajo el control norteamericano, ya que la comisión binacional creada en Nicaragua en 1909 había desaparecido con la redención de los bonos de 1917, por lo que la convención dominicana de 1924 era una reliquia de un periodo ya superado de la política intervencionista norteamericana. Además, la deuda externa dominicana se había reducido y el mecanismo establecido en Haití lograba un control tan eficiente como el aduanero, pues garantizaba el repago de la deuda externa. También en 1941 la guerra ya se había iniciado en Europa y submarinos alemanes rondaban el Caribe. A Estados Unidos, país que pocos meses después de eliminada la convención entró en esa guerra, le convenía complacer a un socio ubicado en el estratégico Caribe.
El acuerdo de 1941 que eliminó la convención, el tratado Trujillo-Hull (Hull-Trujillo según los documentos del gobierno norteamericano) pasó las funciones de separar los fondos para repagar la deuda a un norteamericano, representante de los tenedores de los bonos de la deuda externa, quien operaba dentro de la sucursal dominicana del First National City Bank, donde estaban todas las cuentas del gobierno, el cual pronto sería adquirido en 1941 por el Estado dominicano y convertido en el Banco de Reservas. En ese banco se depositarían las recaudaciones aduaneras y allí ese funcionario separaba la parte correspondiente a la deuda. La Receptoría General de Aduanas quedó eliminada en 1941. Como se ve, en 1941 se siguió el modelo haitiano de 1935. Sin embargo, Stenio Vincent nunca recibió honores y grandes halagos por lo que hizo seis años antes, pero Trujillo sí.
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LA CREACIÓN DEL PESO DOMINICANO:  LA GRAN ESTAFA DEL SIGLO

Por: Franklin Franco
Historiador
hoy.com.do
Aún hoy en día, en pleno 2010, es decir, después de casi cincuenta años de desaparecida la dictadura de Trujillo, no pocos economistas nacionales, empresarios, financistas y dirigentes políticos sostienen, tal y como dijo el aparato propagandístico del tirano en aquella época, que la creación del peso dominicano y la fundación del Banco Central de la República, constituyeron dos pasos de elevados sentidos “nacionalista y patriótico”.
En 1947, con ambos hechos Trujillo fue proclamado por los alabarderos, además de los más de 20 títulos rimbombantes ya acumulados, “Restaurador Financiero de la República”, y fue levantado también para conmemorar el hecho, un monumento que aún se conserva en el malecón de la ciudad de Santo Domingo.
Sin embargo, contrario a como piensan ciertos economistas, empresarios y dirigentes políticos hay claras evidencias que señalan en cambio, que con la creación del sistema monetario nacional, se llevó a efecto el fraude financiero más colosal entre todos los que padeció la República en el siglo pasado.
El dictador dominicano comenzó a acariciar el negocio de la creación del peso dominicano a mediados de la década de los años cuarenta, en medio del alza en los precios de nuestros principales productos de exportación (azúcar, café y cacao) a causa de la 2da. Guerra Mundial, y un año después de los Acuerdos de Bretton Woods de julio de 1944 que consolidó la supremacía del dólar en la economía mundial. Así lo expresan varios documentos consultados, entre otros un memorándum confidencial de la Embajada de Estados Unidos de fecha 2 de junio de 1945, donde se manifiesta el interés del gobierno dominicano en la contratación de un experto en asuntos monetarios (B. Vega. “Estados Unidos y Trujillo”. Págs. 82-83. Fundación Cultural Dominicana. 1982).
Pero en lugar de uno, los funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos, pusieron a disposición del gobierno dominicano, dos, ambos especialistas importantes de la Reserva Federal, el máximo organismo financiero del Estado norteamericano: fueron ellos los doctores Robert Triffin y Henry Wallich.
De los dos personajes señalados el más activo lo fue el segundo, Henry Wallich, egresado y miembro de Yale University, amigo y colaborador de los famosos Milton Friedman y Paul Samuelson. El primero fue el verdadero redactor de las cuatro legislaciones que crearon el sistema monetario y bancario de nuestro país.
Además de estos dos economistas recomendados por el gobierno de Estados Unidos, el dictador contrató al economista argentino, Raúl Prebisch, quien también fue de los artífices del sistema monetario dominicano y asesor en materia de políticas de sustitución de importaciones.
Como se recordará, el dólar norteamericano desde principios del siglo XX, proceso que se afianzó con la Primera  Intervención militar de Estados Unidos (1916-1924) se impuso como moneda circulante en nuestro país.
Pero debemos señalar que existía en circulación una pequeña proporción en moneda metálica subsidiaria nacional de reducido valor, una parte acuñada a finales del siglo XIX, la cual fue sustituida 1937, cuando fue efectuada por el gobierno de Trujillo otra emisión en moneda metálica subsidiaria que alcanzó casi un millón y medio de pesos. Fuera de esa escasa representación nacional monetaria subsidiaria, el dólar, en papel moneda, era el instrumento monetario fundamental de cambio.
Todos estos asesores contratados coincidieron en que la economía de la nación era saludable y que dada la magnitud del medio circulante en moneda extranjera (dólares), nuestro país podía fácilmente crear su sistema monetario nacional sin ningún sacrificio, mediante la simple operación del cambio de la moneda circulante por una moneda nacional.
Los asesores explicaron, además, que ese medio circulante era tan amplio que podía abarcar la suma necesaria para crear la reserva para mayor garantía de la emisión de la nueva moneda, e incluso, pagar la deuda exterior. Con claridad meridiana el doctor  Triffin lo manifiesta así: “La creciente liquidez monetaria que ha experimentado la República Dominicana a causa de la guerra, indica la conveniencia de encarar el problema monetario en sus aspectos más simples.
El momento actual ofrece la oportunidad no sólo de establecer un sistema monetario independiente, sino, como consecuencia de esa operación, el pagar inmediatamente la deuda externa”. (Informe confidencial del doctor Triffin para el Departamento de Estado. Agosto 1945. B. Vega. Estados Unidos y Trujillo. Fundación Cultural Dominicana.  Pág. 87)
Más adelante el asesor norteamericano habla más claro: “De la creación de la moneda nacional podría salir un excedente en dólares, que puede estimarse en 7 u 8 millones como mínimo”, agregando además… “podría aconsejarse el uso de ese fondo para la liquidación de la deuda extranjera”.
Sugerencia que fue aceptada y aplicada, pero de otra forma, pues el gobierno a mediados de 1947, momentos antes de la Fundación del Banco Central, como parte del paquete de medidas negociadas en Washington, pagó la totalidad de la deuda a los tenedores de bonos norteamericanos, que ascendía en ese momento, a US$9,271,855.55, mediante una hábil maniobra financiera efectuada en la banca nacional.
Para cubrir y reunir esa suma, el gobierno ordenó al Banco de Reservas, creado años antes, la compra de una emisión de bonos del Estado, por la casi totalidad de esa cifra. Es decir, que la deuda externa fue pagada utilizando los recursos en depósitos del sector privado nacional.
Siguiendo en tal virtud las recomendaciones de sus asesores, en octubre 9 de 1947, fue fundado mediante varias leyes, el sistema monetario y bancario dominicano.
Estas leyes fueron la Ley Monetaria No. 1528, la cual creó el peso dominicano, como hemos visto, y la Ley Orgánica No. 1528 del Banco Central, que originó la institución emisora de nuestra moneda y sus mecanismos de regulación, la ley General de Bancos No.1530, que estableció las normas del sistema, incluyendo la Superintendencia de Bancos, y la No. 1531, denominada “Ley de Bretton Woods”, la cual regula las relaciones monetarias nacionales con el Fondo Monetario Internacional y el Banco de Reconstrucción, hoy Banco Mundial.
En la última parte de nuestra exposición hemos expresado que con la creación del sistema monetario y bancario nacional, “se llevó a efecto el fraude más colosal entre todos los padecidos por la República en su larga historia”, y nos toca ahora comenzar a demostrarlo.
De paso les adelanto que la tarea no es fácil, pero no es cosa del otro mundo, pues solamente hay que tener en cuenta varios datos esenciales: la cantidad de dólares que circulaban en nuestro país y los depositados en los bancos al momento de la creación del sistema y contrastar esos datos con las cifras indicadas oficialmente como medio circulante. A eso vamos.
De entrada les señalo que un discurso pronunciado por Trujillo en octubre 8 de 1945, donde anuncia a la nación el plan general de la creación del sistema monetario, se expresa que: “…los bancos establecidos en el país tenían un balance en New York a la indicada fecha del 30 de junio, una suma total de $29,168,000 dólares. Adicionada esa cantidad la suma de $19,047,000 el total de divisas en dólares en favor de la República podría estimarse en $48,215,000”. (Legislación Monetaria y Bancaria de la República Dominicana. Banco Central. 1955). ¿Decía el tirano la verdad al señalar tales cifras? ¿No ocultaba nada? ¿Era mayor la suma real?
Bien llegado a este punto, es oportuno subrayar que Jesús María Troncoso Sánchez, alto funcionario del gobierno, principal ideólogo dominicano de la reforma monetaria, apenas unos cuantos meses antes, en abril de ese año, en un informe preparado para el gobierno dominicano sobre las negociaciones que se llevaban a efecto en Washington, estableció que sólo “los balances en dólares, en New York, de los tres bancos que operaban en Santo Domingo, ascendían a US$42.9 millones”. (B. Vega. “Trujillo y el Control Financiero Norteamericano”. Pág. 559).
Es de rigor apuntar sobre este último dato, que la cifra envuelve solamente, lo depositado en billetes y que no así la moneda subsidiaria, que nunca fue enviada en deposito a Estados Unidos, y que se estimó, como hemos apuntado, en menos de millón y medio de pesos; por tanto, dejamos a un lado, en la cuestión de la estafa, la moneda subsidiaria.
Pues bien: entre la suma en dólares depositada por los bancos en New York indicada por Trujillo en su discurso, y la señalada por Troncoso Sánchez, hay una diferencia de $5,315.000 dólares. ¿Fue ese el monto total de la estafa?  No lo creemos.
Pero más interesante aún es esta otra información documental, que va en la misma dirección del descubrimiento del engaño hecho a la República por Trujillo y sus asociados nativos y extranjeros. En 1955, en un artículo publicado en la revista de la Secretaría de Finanzas se señala, que el acervo total en dólares circulantes en el país, al momento de la creación en 1947 del sistema monetario y bancario dominicano, más los depósitos en los bancos, ascendía a US$60,087.174 dólares. La estafa, en tal virtud, al parecer fue mayor que la indicada anteriormente. (Ambrosio Álvarez. “Algunas palabras sobre nuestra moneda”. Secretaría de Finanzas. 1955. Pág. 17).
Teniendo en cuenta la diferencia entre la cifra ofrecida por Trujillo, cuando anunció en su discurso la creación del peso dominicano y la ofrecida por Ambrocio Alvarez, la estafa se elevaría a $11,872,174.
Por último, permítanme presentarles esta perla: En 1951, el Banco Central publicó en su boletín, por primera vez, un compendio detallado de las estadísticas monetarias nacionales entre ese último año y 1947, fecha de la fundación de esa entidad.  Agreguemos además, que en ese Boletín que resume las actividades correspondientes de enero de 1947 a diciembre, en el cuadro referente al medio circulante, se informa que su total ascendía a cuarenta y siete millones setecientos cinco mil pesos ($47,705,000).
Este dato acentúa la posibilidad de que la estafa superara los once millones de dólares. Advertimos que el peso dominicano emitido, según la ley, tenía igual valor al dólar e idéntica representación en oro que la establecida para esa moneda: 0.88671 gramo.
A decir verdad, es difícil establecer con absoluta exactitud el monto total de la estafa organizada por Trujillo y sus socios con motivo de la creación del sistema monetario nacional. En primer lugar, mucha de la documentación que se necesita para llegar a ese objetivo ha sido destruida por quienes heredaron allí el poder después de su ajusticiamiento en mayo de 1961, (no pocos de estos herederos fueron sus cómplices) y si bien es cierto que es posible que queden ciertos papeles en el Banco Central que pueden permitir el total esclarecimiento del monto real, solo algunos altos funcionarios de ese organismo tienen acceso a ellos. Según parece, el fantasma de Trujillo merodea por allí de día y de noche protegiendo celosamente bóvedas y archivos.
Hemos expresado que la creación del sistema monetario abrió al dictador posibilidades financieras amplísimas que le permitieron extender sus actividades comerciales e industriales personales. En ese mismo boletín del Banco Central antes citado, en los datos correspondientes a diciembre de 1947, apenas dos meses después de haber sido creado, aparece ya, como parte de la deuda interna pública, la compra de la empresa Salinera Nacional, C x A, de propiedad del tirano, la cual había vendido a la entidad emisora de nuestra moneda por $2,777.693.23, cuando apenas valía menos de doscientos mil pesos. (Véase cuadro estadístico del Banco Central de 1947, pero publicado en 1951, cuatro años después).
Lo anterior constituye sólo una muestra, aunque temprana, de la forma en que la tiranía utilizó el nuevo sistema monetario y bancario creado, para convertirlo en una fuente inagotable para conseguir los recursos de sus proyectos comerciales e industriales. A partir de aquí, no solo le fue posible al dictador el obtener créditos fáciles y sin ninguna garantía, sino además efectuar jugosos negocios vendiendo a los bancos creados empresas en quiebra a precios sobrevaluados, e incluso, volver a comprar esas mismas empresas ya recuperadas, a precios irrisorios.
En conclusión: El sistema monetario y bancario creado en 1947, puesto al servicio personal del tirano Trujillo, fue un factor determinante en el proceso de la acumulación de los capitales que hicieron posible que se convirtiera, apenas 10 años después, en uno de los hombres más ricos de América Latina.
Al momento de su muerte, en 1961, de todos los capitales invertidos en la industria nacional, $306,833,029, el dictador era propietario del 51% ($153,416.514). La incipiente burguesía dominicana apenas alcanzaba el 7% ($21,567,375), y el 42% (130,000,000) se encontraba en manos de inversionistas extranjeros, en su mayor parte, norteamericanos.
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TRUJILLO Y LA DEUDA EXTERNA DOMINICANA

Francisco Berroa Ubiera
Historiador
NOTIHISTORIADOMINICANA

La nación dominicana fue endeudada enormemente durante la segunda mitad del siglo 19 por el dictador dominico-haitiano Ulises Hilarión Heureaux Lebert o Level (a) Lilís, quien a la hora de su muerte en 1899 deja pendiente de pago la suma de 40 millones de pesos mejicanos y las aduanas en manos de extranjeros de la compañía denominada The San Domingo Improvement Company of New York.

Después de ciertas negociaciones y de muchas amenazas de desembarco militar por parte de los acreedores extranjeros del país, el gobierno dominicano de Ramón Cáceres fue obligado a firmar un arreglo de cuentas en 1907 o Convención Dominico-Americana, por medio de la cual la deuda externa se fija en la suma de US $ 20.0 millones para ser pagados a más tardar en 1927.

A esta onerosa deuda se le agrega una nueva que fue contraída por los gobiernos norteamericanos de ocupación entre 1916 a 1924; en este último año la nueva deuda fue consolidada por medio de una nueva Convención que la fija en US $ 25.0 millones.

Trujillo inicia su dictadura en febrero de 1930.

Yo nací a finales de 1953, y crecí en la ciudad de Santo Domingo, valga decir en un ambiente urbano en medio de una familia trujillista; fui educado en la escuela trujillista, oyendo decir a los maestros que Trujillo era mejor que Dios y más grande que los padres de la patria, incluso era considerado por esos calieses o espías del gobierno enganchados a educadores como superior a Juan Pablo Duarte el fundador de la República, y decían además que Trujillo era más ético que el maestro de maestros don Eugenio Maria de Hostos, y más magnánimo y espiritual que el Papa y que los obispos de la iglesia católica.

La propia iglesia lo endiosaba y muchos curas estaban más al servicio de la dictadura que a sus propios templos y seguidores.

Recuerdo haber oído decir a mis mayores que el Jefe Trujillo era el único dominicano que había pagado la deuda externa como algún uno todavía hoy lo sostiene.

Ese es otro mito que han divulgado hasta la saciedad los periodistas, los políticos, los pseudos historiadores, y sobre todo los mitómanos trujillistas hijos de los cleptocratas y alcahuetes que se enriquecieron a su lado supuestamente administrando sus bienes y propiedades.

Trujillo y la deuda externa

La afirmación de que Trujillo pago la deuda externa esta basada en el hecho de que en 1947 el otrora dictador ordenó la tesorero de la nación el pago la suma de US $ 9, 271, 855.55 adeudados a los Estados Unidos desde 1924, es decir, la deuda de US $ 25.0 millones reconocida mediante la Convención Dominico-Americana, y que aunque debió pagarse en 1942, el legendario Dictador no la pagó.

Trujillo gestionó en 1940 un arreglo de cuentas con el gobierno de los Estados Unidos denominado Convención Dominico-Americana de 1940 (divulgado por los publicistas del funesto régimen con la denominación de Tratado Trujillo-Hull), por medio de la cual la deuda que debía ser pagada en 1942 fue diferida para pagarse en 1947, es decir que Trujillo pagaba tarde, y por lo tanto pagaba mal porque el retraso de un pago de una obligación de este tipo conlleva el pago adicional de moras y de intereses adicionales.

Sin embargo, hecho el pago de la deuda en 1947 el dictador actuó como una buena gallina cuando pone el huevo, y cacareó a los cuatro vientos por todos los medios de comunicación y de propaganda a su servicio -que eran muchos- que había pagado la deuda externa, y lo dijo con tal intensidad que todavía ciertos ecos extraviados en el tiempo lo continúan repitiendo.

Y ciertamente Trujillo pago esa deuda tarde y mal porque dicha deuda debió liquidarse en 1942, y no lo hizo.

Sin embargo, mucho antes que Trujillo el general don Horacio Vásquez Lajara liquidó en 1927 la deuda heredada del siglo 19 que fue consolidada mediante la Convención Dominico-Americana de 1907.

Tras Rafael Trujillo alcanzar el poder por medio de un golpe de estado contra don Horacio Vásquez, su protector, impuso dos gobiernos títeres (los de Rafael Estrella Ureña y el de Jacinto B. Peynado), y organiza una farsa electoral antes de juramentarse como Presidente el 16 de agosto de 1930.

Habiendo los nuevos gobernantes heredado una deuda de aproximadamente US $ 20.0 millones, no obstante entre mayo y agosto de 1930 Trujillo viaja a los Estados Unidos para solicitar en los Estados Unidos un nuevo préstamo por la suma de US $ 50.0 millones, siendo considerado por los funcionarios norteamericanos del Departamento de Estado como un loco e insensato, y claro dicha solicitud de préstamo no fue atendida.

Pero lo que nadie se imagina es que después de ser saldada la deuda de 1925 en 1947, con un retraso de cinco años, el dictadorcillo concentra sus esfuerzos en la tarea de endeudar la nación.

Solicita y obtiene varios préstamos del Eximbank, uno del Fondo Monetario Internacional, y otros varios con bancos extranjeros y nacionales, gestionando y obteniendo varios préstamos para sus empresas privadas pero dando en garantía bienes públicos.

Por ejemplo, en 1960 obtuvo un préstamo del Banco Nova Scotia por la suma de US $ 30.0 millones para destinarlos supuestamente para la renovación tecnológica de sus ingenios azucareros, pero dando en garantía la Reserva Monetaria del Banco Central, claro está que con el visto bueno del presidente títere Joaquín Balaguer.

En fin, a la hora de su muerte en 30 de mayo de 1961 de este último préstamo Trujillo no había pagado un solo centavo, y Balaguer vació las bóvedas del Banco Central para pagar los US $ 30.0 millones, mora e intereses, y esta operación no fue registrada en términos contables como una deuda externa de la nación, aunque de hecho lo era.

Por lo tanto, Trujillo a la hora de su muerte dejó a los dominicanos deudas por encima de los US $ 60.0 millones, es decir, más de tres veces la deuda encontrada por su primer gobierno en 1930, aunque en el Banco Central solamente se registra en 1961 una deuda externa por la suma de US $ 14.0 millones.

Cuando ustedes oigan decir que Trujillo pagó la deuda externa, díganle a quien lo afirme que esa es una gran mentira fruto del desorden propio de un estado fallido en donde reinan la cleptocracia y la impunidad judicial.

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Refutan logros económicos Trujillo
Almuerzo de Grupo de Comunicaciones Corripio

Escrito por: ODALIS MEJIA
o.mejia@hoy.com.do

Hoydigital.com
18 Mayo 2011

A la muerte del dictador  Rafael Leónidas Trujillo, la República Dominicana  era el país más pobre de América, con una alta deuda externa y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con  el 90 por ciento de su población analfabeta.
Trujillo  concentraba la propiedad de casi todas las industrias, de las que  poseía el 51 por ciento de las acciones, los monopolios en la fabricación de pinturas, zapatos,  clavos, cementos y otros renglones, por lo que los beneficios económicos de la época iban a  parar a los bolsillos de él y su familia.
Así lo sostienen los directivos de la Fundación 30 de Mayo y del Museo de la Resistencia, descendientes  y familiares de víctimas de la Era de Trujillo, quienes salieron al frente a los escritores que han  sostenido que Trujillo empujó el desarrollo económico de la nación.
Durante su participación en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, hablaron del tema  Eduardo Díaz, presidente de la fundación;  Luis Manuel Pellerano Amiama, expresidente; Mayra  Báez de Jiménez, secretaria; Luis Salvador Estrella hijo, miembro, y Luisa de Peña Díaz, directora del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana.
 “Ese desarrollo que quieren enarbolar ahora los escritores y  tergiversar la historia sencillamente tiene que remitirse  a donde iba el beneficio  de ese pseudo desarrollo; iba directamente a los bolsillos de Trujillo, el pueblo no se beneficiaba en nada de eso”, dijo Estrella.
Indicó que con Trujillo hubo un freno de la inversión económica  y muestra de eso es que   dos años después de  su muerte  surgieron bancos, empresas privadas que competían con las del Estado, financieras y otras entidades que no podían ser emprendidas durante la Era, ya que  el dictador  se adueñaba de cualquier negocio que funcionara bien.
Díaz, por su lado, relató que Trujillo adquirió los 11 ingenios  que producían  azúcar  con la reserva de oro del país en garantía y ahí se hizo dueño de los terrenos de caña, a excepción de The Puerto Rico Sugar Company, los ingenios Caei y Cristóbal Colon, propiedad de la familia Vicini.
Mientras que De Peña recordó que cuando se creó el peso dominicano,  en el cambio de moneda Trujillo se apropió de cerca de 12 millones de dólares que recogió antes de poner circular el  peso. Precisó que ese dato está recogido por el Banco Central.
También refirió que de los tres millones de tareas  cultivadas que habían en ese entonces, 2.5 millones eran de su propiedad.
Además que poseía el 51 por ciento del capital de las  principales industrias y acciones en alrededor de 25 por ciento en otras.
Citó que los monopolios en la fabricación de zapatos y pinturas estaban fortalecidos con ordenanzas municipales que obligaban a los campesinos a usar zapatos para entrar a los pueblos y a los dueños de residencias a pintar sus casas cada año. 
Apuntó que muestra de esa concentración de riquezas se evidencia con el dato de que a la  caída de Trujillo,  el 30 de mayo del 1961, la República Dominicana era el país más pobre de América, por lo que no es cierto que hubo logros económicos.
La deuda externa.  Con relación al pago de la deuda externa en los años 40, otro de los argumentos de defensa a Trujillo,  De Peña replica que éste  dejó una crisis económica con alto endeudamiento, cuyo monto no  precisó,  y el país atado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Atribuyó  parte de la crisis económica a que  gran parte de esos millones que entraron por el Fondo Monetario Internacional fueron saqueados por Trujillo y su familia que ya estaban preocupados por la situación económica, registrándose una  fuga de dólares importantes.
Destacó que después de la muerte de  Trujillo, su hijo Ramfis  saqueó los bancos.
Díaz recordó que la deuda acumulada por Trujillo era en parte por la Feria de la Paz y que fruto de la invasión contra el régimen, el dictador compró  armamento, incluyendo  aviones que costaron muchos millones de dólares.
Una obligación.  Báez recordó que Trujillo pagó la deuda externa como parte de un requerimiento que se hizo a todos los países de la región  y que  no obstante fue el último en pagarla, ya que  incluso Haití pagó unas semanas antes.
Díaz expresó que Trujillo hizo este pago en condiciones desventajosas, ya que no aprovechó los bonos crediticios que se otorgaron a los países que pagaban dentro de los plazos otorgados.
Recordó que el pago se pudo realizar por  el alza de los productos dominicanos a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, por lo que Trujillo pudo obtener cuantiosos recursos para pagar la deuda.
En cuanto a la recuperación de las aduanas, De Peña recordó que esto se hizo en base  al cobro de un dólar  anual a cada dominicano por la creación de  la Cédula de Identidad, pero que además la recuperación fue hecha en  desventajas económicas para el país y con beneficios para él.
Soborno por ley
Trujillo creó  una ley que especificaba  que el 10 por ciento del costo de cada obra del Estado tenía que ser depositado en una  cuenta suya, antes de ser otorgada la obra.
Empresario compulsivo
Cuando el dictador veía que un negocio era bueno, proponía la compra a su dueño, a quien si se oponía, le aplicaba la represión y hasta la muerte hasta quedarse con la empresa.
Monopolio
Varios emporios eran del dictador: las únicas fábricas de calzados, de pinturas, de cementos y de clavos.
Las claves
1. Deuda externa
Aunque Trujillo pagó la deuda externa del país a mediados de su régimen, a finales de la dictadura dejó altos niveles de deuda y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
2.  De último
Además, Trujillo fue de los últimos gobernantes en cumplir con el compromiso de pago.
3.  Aduanas
En cuanto a la recuperación de las aduanas en manos de los Estados Unidos, recuerdan que esto se hizo en base al cobro de un dólar a cada dominicano para dotarlos de su cédula de identidad.
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¿CUÁNTOS MILLONES SACARON LOS TRUJILLO DEL PAÍS?

Por Rafael Darío Herrera
Historiador y educador
Miembro correspondiente Academia Dominicana de la Historia
Paraquenoserepitalahistoria.blogspot.com
27 de septiembre de 2010

Se han realizado diversas estimaciones sobre la fortuna acumulada por el dictador Rafael L. Trujillo y su familia, que operaba de acuerdo a una perfecta división del trabajo y mediante el empleo de la extorsión económica, la violencia, el fraude, el despojo, la subordinación de grupos económicos, la manipulación de la legislación estatal para obtener ganancias, etc.
Como jefe absoluto del Ejército durante el gobierno de Horacio Vásquez (1924-1930), sobre todo en los años finales, Trujillo desplegó diversas artimañas para enriquecerse, tales como las compras sobrevaluadas, la creación de puestos inexistentes y el control del servicio de lavandería; este último a cargo de María Martínez, su futura esposa, etc.
Los cálculos que se han realizado sobre el monto de la fortuna de los Trujillo muestran resultados divergentes que van desde los 200 hasta los 800 millones de dólares. Tirso Rivera, quien se desempeñó como administrador de los bienes de la familia Trujillo, la estima en 149 millones de dólares. José Almoina, refugiado republicano español, en su libro Una satrapía en el Caribe (México, 1949, p. 128) considera que la misma alcanzaba los 250 millones de dólares; Félix A. Mejía en Viacrusis de un pueblo (México, 1951) la calculó en 200 millones de pesos entre 1935-1939, pero en la segunda edición de su libro (México, 1960, p. 140) la eleva a 600 millones por la adición de la Azucarera Haina C por A, mientras Germán Emilio Ornes en Trujillo. Pequeño César del Caribe (1958 y 1999, p. 299) la sitúa en más de 500 millones de dólares.
Mientras Arturo Espaillat, en Trujillo. El último César, consideraba que los bienes e inversiones de los Trujillo no sobrepasaban los 300 millones de dólares y descarta que el sátrapa hubiera sacada dinero del país por su apego al poder, excepto algunos millones a Canadá. De acuerdo con Roberto Cassá Capitalismo y dictadura (1982), la cifra más confiable sobre el monto de los bienes del dictador la proporciona Cesar A. Saillant, antiguo empleado de Ramfis, en su texto Revelaciones a Sánchez Cabral (Santo Domingo, 1962) donde informa que al momento de su eliminación física el tirano poseía en el exterior de más 300 millones de dólares en la Societé Suisse de Géneve, protegidos por la corporación Sifmar Registered Trust, ubicada en Liechtenstein, pequeño país de Europa central que colinda con Suiza y Austria con fama de paraíso fiscal.
En general, se ha estimado que la totalidad de las propiedades internas del dictador al final de la dictadura se hallaban valoradas en 250 millones de dólares. Sin embargo, luego de la muerte del Trujillo, Ramfis y algunos de sus tíos se dedicaron a recoger la fortuna. Si a esta cifra se suma, como sugiere Cassá, entre 100 y 300 millones de dólares depositados en el exterior, tendríamos el total de la cifra acumulada por Trujillos. Un informe del Gobierno dominicano de 1962 sitúa la cuantía de los activos de la familia en 240 millones de pesos. En definitiva, dicha fortuna debió rondar los 500 millones de dólares.
Otros personajes allegados a la dictadura, citados por Cassá, también poseían importantes caudales. Tal fue el caso, por ejemplo, de Anselmo Paulino, quien al caer en desgracia con el Jefe le autorizaron sacar del país 10 millones de pesos de los 14 que constituían su fortuna. También se lucraron durante la dictadura Gadala María, J. M. Bonetti y testaferros como y socios de Trujillo como Jesús M. Troncoso, principal asesor económico del régimen, Manuel Resumil, Tirso Rivera y dejo de último a Manuel de Moya Alonzo, quien ejerció la doble función de función de asesor económico y celestino del Jefe.
En su libro Trujillo, mi padre (2010, p. 23) Angelita Trujillo informa que al regresar Ramfis al país, tras la muerte del déspota, Tirso Rivera procedió a entregarle el inventario de los bienes de la familia Trujillo, entre los incluyó 10 millones de dólares que tenía depositados a su nombre en un banco del exterior. En compensación por esto, el hijo del tirano le entregó una “sustancial suma de dinero”.
Pero además, la propia hija del dictador refiere que el yate “Angelita”, que transportaba a Francia el cadáver de su padre, también llevaba 52 cajas debidamente selladas con los archivos personales de su progenitor, y una suma de dinero en pesos dominicanos que ni ella ni Ramfis querían y se los regalaron a su hermano Radhamés. No olvidemos que el yate fue interceptado por orden del general Rodríguez Echavarría, quien luego dispuso de un avión para transportar a Francia el cadáver del Jefe. ¿Cuál fue el destino de las 52 cajas con los documentos personales de Trujillo que hubieran aportado información de extremo valor para el conocimiento de las intimidades de ese ominoso régimen de fuerza? De esto no tiene información, aunque es probable que fueran incineradas.
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Mitos en la historia de la deuda externa dominicana
La historia de la deuda es la historia de las crisis fiscales
Por Arturo Martínez Moya
Economista
Hoy.com.do
  
Lo bueno de la historia es que ninguna es definitiva, aunque en apariencia exista un consenso básico el conocimiento es provisional, es el caso de la deuda externa durante el periodo de Trujillo, que se nos presenta llena de mitos. Dejemos que los datos hablen por sí mismos, confrontemos las tesis dominantes.
Que cuando llegó al poder en 1930, la deuda externa era una carga muy pesada para las finanzas públicas. No es cierto, el balance era US$16 millones, apenas 5.3% del PIB.
Que saldó la deuda externa con el pago de US$9,271,855.55. Tampoco es cierto. Según estadísticas publicadas por el Banco Central, las reservas internacionales del país en oro y divisas ascendían a US$13.5 millones en 1947, de las que solo US$7 millones era disponibilidad. Es decir, para completar el pago los dominicanos nos endeudamos en US$2,271,855.55. 
Que redujo la deuda del país cuando pagó a los tenedores de bonos. No es verdad, lo que hizo fue cambiar la composición de la deuda pública total, redujo la externa y aumentó la interna en el mismo monto. El gobierno se endeudó con el  Banco de Reservas, entidad que como garantía del préstamo recibió bonos con vencimiento un año después (1948), con una tasa de interés de 5%.
Que recuperó la soberanía de las finanzas públicas. Se había perdido en 1905, cuando los dominicanos firmamos el Modus Vivendi con el gobierno de los Estados Unidos, que redujo la deuda externa a US$20 millones, representando 40% del PIB. Pero se recupera de manera automática con el crecimiento de la economía, como consecuencia en 1940 la deuda externa se reduce a 2.7% del PIB y desde ese año el agente norteamericano deja de intervenir directamente en las aduanas. Cuando paga a los tenedores de bonos en 1947, la deuda externa apenas representa 1.76% del PIB, es decir, no había presión.
La historia de la deuda es la historia de las crisis fiscales y de inestabilidad política. Desde la Primera República abundan los gobernantes que como norma gastaron por encima de lo recaudado, financiaron los déficits con nuevos préstamos, sacados del poder de diferentes maneras cuando se les cerraron las fuentes de financiamientos de sus excesos. Es el caso de Trujillo, termina abruptamente después de una década donde coinciden acontecimientos políticos, crimen de Estado y mal manejo fiscal. De 1950 a 1960 gastó US$1,417 millones y recaudó US$1,364 millones, para un déficit fiscal acumulado de US$53 millones. Como consecuencia, dejó una deuda pública (externo e interna) superior a ese monto, aumentando el balance a US$161 millones en 1966.
La de Leonel Fernández es la experiencia traumática más reciente, en ocho años (2005-2012) acumuló un déficit de RD$435 mil millones, un promedio anual superior a RD$50 mil millones y más que duplicó la deuda pública, de US$11,484 a US$26 mil millones. Como el crecimiento anual de la deuda total de 11% superó el interés promedio que pagó por la deuda externa,  nos endeudamos para pagar los intereses. Fue lo que preocupó al FMI, advirtiendo que de continuar los déficits las finanzas públicas serían insostenibles en el mediano plazo.

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Anticipando la caída de Trujillo

Anibal de Castro
Diariolibre.com.do

A pesar de la rápida industrialización experimentada desde la segunda Guerra Mundial, la República Dominicana siguió siendo por muchos años un país dependiente de las exportaciones de productos primarios (azúcar, cacao, café, tabaco, guineos y bauxita).
En los años siguientes el peso del sector manufacturero en la economía, tanto en la generación de empleo como en su participación en el producto interno bruto, no pasó del 15 por ciento. 

El motor de la economía en los años de la posguerra lo constituyó el gasto del gobierno, que durante todo ese período se mantuvo siempre en una cifra superior a 20 por ciento del producto bruto interno sin incurrir en déficits del sector público.

No obstante la expansión económica, el ritmo de las inversiones era mucho más lento de lo que hubiera podido ser si las condiciones políticas hubieran sido otras o si hubiera existido un régimen de libre competencia en vez de un sistema de monopolios manejados por el dictador.

De ahí que el ahorro privado fuera alto y que la liquidez fuera también muy alta, como lo demuestra la extraordinaria preferencia de los capitalistas dominicanos por el mantenimiento de fondos líquidos depositados en los bancos. 

En 1959 el sector privado dominicano había llegado a acumular y mantenía alrededor de 140 millones de pesos en cuentas de ahorro en los bancos del país. Entretanto, el producto interno bruto había crecido en 320 millones durante los últimos nueve años, sumas éstas considerables para la época.

Durante todo ese período, los precios se mantuvieron estables, los salarios crecieron moderadamente y en algunos casos permanecieron congelados, la energía todavía era barata, los costos de producción eran igualmente bajos, y las tasas de rentabilidad del sector industrial eran muy altas. 

A pesar de todo ello, en 1960 la economía dominicana mostraba signo de encontrarse en crisis. ¿Cómo se explica eso?

El problema se originó en el comportamiento de la balanza de pagos. Al terminar la guerra de Corea, en 1954, las exportaciones dominicanas empezaron a perder dinamismo: Durante esa guerra las exportaciones dominicanas crecieron sostenidamente hasta alcanzar 8.3 por ciento acumulativo anual, pero a partir de 1955 su crecimiento fue mucho más lento, apenas 2 por ciento anual. 

Terminada la guerra los precios de los productos de exportación también empezaron a bajar y el país comenzó a perder, en consecuencia, las ventajas de los favorables términos de intercambio de que había estado gozando hasta el momento. 

En el caso del azúcar, por ejemplo, el volumen de las exportaciones creció entre 1955 y 1959 en 3.5 por ciento anual, pero el valor de las mismas sólo creció en 1.6 por ciento.
Algo parecido, pero en peores proporciones, ocurrió también con el tabaco, el cacao y el café, cuyos precios empezaron a vacilar visiblemente a partir de 1955, de tal manera que, si bien hubo un año de buenos precios (1957), el efecto global acumulado para el periodo 1955-1958 fue una declinación real del valor de las exportaciones dominicanas.

La caída del valor de las exportaciones no llegó a producir un déficit en la balanza comercial, pero aun así el país entró en dificultades con su balanza de pagos a partir de 1955 debido a las salidas de capital que se produjeron cuando Trujillo se dedicó a comprar diversas empresas industriales extranjeras. 

Vistos año por año, esos déficits de la balanza de pagos, los primeros desde que comenzó la recuperación económica durante la Segunda Guerra Mundial, fueron moderados (17.3 millones de dólares en 1955; 6.6 en 1966; 5.8 en 1957; 3.0 en 1958); pero en 1959, el déficit esperado por las autoridades era de 28 millones de dólares, una suma récord que hacía totalizar en 60 millones de dólares el déficit acumulado en esos últimos cinco años.
Esto era excesivo para una economía del tamaño de la dominicana cuyas exportaciones, en 1958, habían sido de sólo 136 millones.

Es necesario mencionar las más importantes operaciones de compra de empresas extranjeras durante este lapso explicar el origen del déficit de la balanza de pagos.
En 1955, el gobierno dominicano pagó 13.2 millones de dólares por la compra de la Compañía Dominicana de Electricidad. Dos años más tarde, en 1957, el Central Río Haina compró sus ingenios a la West Indies Sugar Company por 35.8 millones de dólares, con un pago inicial de 10 millones de dólares y firmando tres pagarés de 8.6 millones cada uno, el último de los cuales vencía en septiembre de 1959. 

En 1957 Trujillo también adquirió otros intereses extranjeros, valorados en 2.5 millones, y en los dos años siguientes negoció la compra del Central Romana, entonces propiedad de la South Porto Rico Sugar Company, por la suma de 70 millones de dólares. Esta operación no llegó a ejecutarse debido a múltiples razones, unas de tipo financiero, otras de tipo político. 

Otra de las cuestiones que incidieron en el agravamiento de la situación de la balanza de pagos del país en 1959 fueron las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo, y las complicaciones políticas internacionales en que se vio envuelto el régimen de Trujillo a partir de junio de 1959 con los gobiernos de Cuba y Venezuela. 

Hasta entonces, Trujillo había comprado armas, aviones y barcos de guerra a precios favorables aprovechándose de la amplia oferta de excedentes militares que quedaron disponibles en el mercado después de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Corea. 

Sin embargo, a partir del triunfo de la Revolución Cubana y debido a las amenazas que representaba para la Dictadura el exilio dominicano, el gobierno dominicano se movilizó frenéticamente con el fin de prepararse para enfrentar tanto a Cuba como a Venezuela, principales sedes de los exiliados. 

Ya en octubre de 1959, la prensa norteamericana denunciaba los enormes gastos en que Trujillo estaba incurriendo en busca de armas y mencionaba a la vez una operación de préstamo -por 40 millones de dólares- que el dictador negociaba con el Bank of Nova Scotia y el Royal Bank of Canada, aparentemente para financiar la balanza de pagos.
Esa operación tiene su historia aparte, y aunque se intentó presentarla en aquellos días como un financiamiento destinado a respaldar las operaciones del Central Río Haina, lo que parece cierto es que el dinero del préstamo se utilizó para pagar compras de armas a precios muy altos en el mercado europeo. 

La inseguridad que sentía el dictador lo llevó incluso a adquirir una fábrica de carabinas automáticas y varios aviones de propulsión a chorro en Europa, así como una enorme cantidad de municiones y fusiles belgas. 

La razón por la cual Trujillo se fue al mercado europeo en busca de armas hay que buscarla en la decisión del gobierno norteamericano de cortar la ayuda militar a todos los gobiernos latinoamericanos a partir de marzo de 1959. 

De acuerdo con sus fuentes, The New York Times llegó a calcular que, en 1959 y en 1960, el gobierno dominicano incurrió en gastos militares ascendentes a unos 75 u 80 millones de dólares cada año, lo cual, de ser cierto, muestra entonces el enorme drenaje de recursos que sufrió la economía dominicana en aquella coyuntura. 

Aun cuando la suma gastada hubiera sido solamente la mitad, la sola salida de capitales por la compra de armas excedía con creces lo que la economía dominicana podía soportar en 1959. 

La prueba de esta última afirmación está en que ya para finales de ese año las autoridades monetarias nacionales y las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) sabían que la República Dominicana necesitaba ayuda financiera para estabilizar su balanza de pagos. 

En diciembre de 1959 cristalizaron las negociaciones para la firma del primer acuerdo de préstamo stand-by firmado por la República Dominicana con el FMI. Ese préstamo se contrató por un monto de 11.25 millones de dólares, de los cuales la República Dominicana sólo llegó a utilizar unos 9 millones. 

Este fue el primer acuerdo stand-by concertado por la República Dominicana con el FMI. Para Trujillo el escenario había cambiado radicalmente.

No obstante la expansión económica, el ritmo de las inversiones era mucho más lento de lo que hubiera podido ser si las condiciones políticas hubieran sido otras o si hubiera existido un régimen de libre competencia en vez de un sistema de monopolios manejados por el dictador.

De acuerdo con sus fuentes, The New York Times llegó a calcular que, en 1959 y en 1960, el gobierno dominicano incurrió en gastos militares ascendentes a unos 75 u 80 millones dedólares cada año, lo cual, de ser cierto, muestra entonces el enorme drenaje de recursos que sufrió la economía dominicana en aquella coyuntura. 

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Trujillo y la industrialización

Guido Riggio
Economista y empresario
Acento.com.do
17 de mayo del 2011

Una de las tesis que más se utiliza para mostrar aspectos positivos de la dictadura de Trujillo es el difundido argumento económico que afirma que ese régimen logró promover y desarrollar la Industria Nacional.

Pero ya Platón en su Crátilo se preguntaba si el significado de la palabra venía dado de forma natural, o si por el contrario era arbitraria y dependía del hábito de los hablantes.

Pero, como no es el lenguaje el que revela la verdad sino los hechos concretos, para poder sostener aquel juicio tendríamos que encontrar algún rastro de lo que a la sazón debió ser, oficial u oficiosamente, la "política de industrialización nacional de Trujillo". Veamos.
Empresas personales

Si bien es cierto que Trujillo fundó una serie de "industrias nacionales" hay que destacar que casi todas estas industrias fueron "industrias personales" (a veces aliado con socios extranjeros) y que por circunstancia repentina de su muerte no pudieron ser traspasadas (con algunas excepciones) a sus descendientes o testaferros.

De todas maneras, quedó muy claro que cuando las creó, no fue su intención pasar estas empresas, ni sus beneficios, al Estado Dominicano. Más por el contrario, las industrias de Trujillo, que surgieron en plena guerra mundial debido a la escasez de productos en los mercados internacionales, prosperaron amparadas en: 1) precios excesivos y 2) negocios monopólicos amañados que hacía con un Estado que lo financiaba y que además lo exoneraba de impuestos aduanales .

Lo que sí podríamos afirmar, para ser objetivos, es que Trujillo, sin proponérselo, al morir, devolvió lo robado al Estado Dominicano: un considerable número de empresas "personales" que luego fueron llamadas "estatales".

El atraso dominicano

Pero, para evaluar más objetivamente la cuestión, examinemos en perspectiva a la República Dominicana dentro del contexto internacional y preguntémonos:

¿Qué sucedía por aquel entonces en la economía, en la industria y el comercio de Cuba, de Argentina, de Chile, de Colombia, de Venezuela, de México y de otros países del mundo, durante aquellas "décadas tiránicas"- 1930 al 1960- en que aquí gobernaba Trujillo para él y su familia?

Pues sucedía lo que debía de suceder: sus clases empresariales y sus economías se expandían a mayor velocidad y a mayor escala que la nuestra, debido, lógicamente, a las mayores libertades y al grado de tolerancia mayor de sus regímenes políticos.

Mientras aquellos gobiernos promovían una política de "desarrollo empresarial e industrial", nuestro país se quedaba rezagado. Aquí el Estado sembraba una política para promover el "negocio industrial monopólico del Jefe".

Y no existe señal alguna razonable que nos impida inferir que el enorme crecimiento industrial que experimentaron aquellos países latinoamericanos, también hubiese acontecido aquí, si no hubiera existido un régimen tan egoísta como el de Trujillo.

Mientras que en 30 años Trujillo creó sólo unas 30 nuevas empresas importantes, en aquellos otros países- aun existiendo dictaduras en algunos de ellos - gozaban de ciertas libertades políticas y económicas, y en los mismos 30 años, este número de empresas fue superado cientos de veces.

No existía un plan de desarrollo industrial

De manera que jamás podemos afirmar razonablemente que Trujillo se dedicó a poner en marcha un plan efectivo, una "política para el desarrollo de la industria nacional", como se dice falsamente. Más bien él fue "sepulturero de la industria nacional", fue quien castró la iniciativa privada, para constituirse, prácticamente como en todo, en el único súper empresario criollo, superando a otros dictadores latinoamericanos.

Además, a nadie se le ocurriría decir que la mayoría de las empresas importantes surgidas durante La Era, fueron todas propiedades del tirano, a razón de que el resto de la oligarquía dominicana y los demás ciudadanos carecían de la inteligencia y de la capacidad para desarrollar una importante industria nacional.

Monopolio personal

Porque los inversionistas de otros países no tenían en contra, como los empresarios dominicanos, a un empresario mafioso, monopolista, criminal y asesino, con todo el poder militar en sus manos, que se había apoderado del gobierno en 1930 a base del terror, asesinando a sus opositores políticos a sangre fría.

En aquella Era bastaba tener una próspera finca, o un hermoso caballo, o un toro de raza, para provocar la envidia del sátrapa o la de sus ladrones hermanos, a quienes había que cederle o, con suerte, "venderle" la propiedad a precio vil. En esto superaba a otros dictadores.

Trujillo: ¿empresario o ladrón?

Porque Trujillo fue un temible "ladrón personal" y un "asesino vulgar", y no sólo un "asesino político" que mató por razón de Estado, como sus admiradores y devotos afirman falseando la historia.

Además, si damos un vistazo a nuestras tres décadas 'democráticas' comprendidas entre el año 1978 al 2008, veremos que en estos últimos 30 años, nuestro desarrollo industrial creció y sigue creciendo enormemente, porque tomó el camino de la normalidad, el camino de los otros países con políticas empresariales liberales.

Algo parecido pudimos observar en España después de la muerte de Franco. Con el fin de la dictadura, aquella nación gozó de una transformación económica extraordinaria y vertiginosa, pasando de una sociedad atrasada, a una de las más avanzadas de Europa y del mundo, esto, como muestra fehaciente del daño al desarrollo y a la empresa industrial que ejerce toda dictadura, aun aquellas dictaduras un poco moderadas, que no hacen de su país una finca a su servicio personal y familiar.

Si bien podemos contabilizar las 30 industrias propiedad del Jefe, jamás podremos contabilizar las decenas de industrias que hubiesen surgido si el país hubiese estado gobernado por un régimen liberal, orientado hacia la libre empresa. O quizás otro hubiese sido nuestro destino industrial, si hubiésemos tenido un dictador menos egoísta, un dictador que no se dedicara a perseguir a sus competidores, como lo hizo Trujillo.
 Solo fue propaganda

En su reciente obra "La Otra Historia Dominicana", dice el historiador Frank Moya Pons: "Buscando en bibliotecas y archivos públicos y privados la existencia de publicaciones o escritos que contengan las ideas que pudieron haber inspirado el 'desarrollo industrial' durante la Era de Trujillo, sorprende la falta de una teoría explicita, o de una justificación del proceso dominicano, aparte de las acostumbradas alusiones al 'genio portentoso' de Trujillo".

Pero Moya Pons descarta la única evidencia histórica de lo que pudo ser un 'Plan de Industrialización' trujillista , y niega que la existencia del Índice ,elaborado por Manuel Resumil Aragunde, fuese un plan preexistente que esbozara el desarrollo industrial dominicano, a razón de haber sido escrito a posteriori , con la finalidad de justificar lo ya acontecido.

Por todo lo visto, podemos concluir razonablemente que el régimen de Trujillo (como toda dictadura) fue el sepulturero y el perseguidor de la clase industrial criolla y por ende, de la industrialización dominicana.

Hubiésemos podido hablar de la "Industrialización de Trujillo", si él hubiese implementado una política para el desarrollo industrial general y no personal, si hubiese estimulando a todos los sectores a invertir, sin la amenaza del despojo y la intimidación con que eliminó a su competencia, aplastó al empresariado e impidió el desarrollo de la Industria Nacional. 


En este caso, el significado de las palabras propagadas en el sofisma que afirma que "Trujillo creó la Industria Nacional", debe tener su origen en el uso de un lenguaje con significado y juicio histórico desacertado , y por demás arbitrario; a decir de Platón : 'Algunos falsos juicios son producto del hábito irreflexivo de hablantes interesados'.

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Rafael L. Trujillo: La utilizacion del Estado en provecho personal
BIENES DE TRUJILLO ESTABAN REPARTIDOS EN: HACIENDAS Y PROPIEDADES RURALES, INVERSIONES EN EMPRESAS, POSESIóN DE ACCIONES DIVERSAS, DEUDORES, YATE ANGELITA, SOLARES, PROPIEDADES RURALES, Y BIENES E INVERSIONES DE MARíA DE LOS ÁNGELES MARTíNEZ DE TRUJILLO
Trujillo poseia 150 millones de dólares, 148 millones de pesos y 348,369 tareas de tierra
Por Alejandro Paulino Ramos
Historiador
Subdirector Archivo General de la Nación
Naciondominicana.com

Santo Domingo, RD.- Hace un par de años el Archivo General de la Nación recibió una copia del inventario de las propiedades, empresas y recursos económicos acumulados por Rafael L. Trujillo M. en sus treinta años de dictadura. El documento, en que se enumera todo lo que poseía el dictador al momento de su muerte, está fechado 5 de julio de 1961.


En él aparece de manera detallada la riqueza acumulada por el dictador hasta la hora de su muerte, ascendente a 148 millones 800 mil pesos. Además, se tiene calculado en 150 millones de dólares el dinero depositado por Trujillo, tanto a su nombre como a nombre de familiares y testaferros, en bancos extranjeros.

Tomando este documento como referencia, ahora sabemos que los bienes de Trujillo estaban repartidos en: Haciendas y propiedades rurales, inversiones en empresas, posesión de acciones diversas, deudores, el Yate Angelita, solares, propiedades rurales, y bienes e inversiones de María de los Ángeles Martínez Alba de Trujillo.

Para que se tenga una idea, basta destacar que Trujillo tenía fincas en La Victoria, La Estrella, Hato Nuevo, San Cristóbal, La Vega, Santiago, Monseñor Nouel, Cotui, Distrito Nacional, San Juan de la Maguana, San José de las Matas, Monte Cristy y Guayubin. La suma de toda la tierra de Trujillo asciende a 348,369 tareas, además de poseer residencias, casas de alquiler y solares en casi todas las provincias del país.

Las empresas más importantes controladas por el dictador eran la Dominican Republic Sttlament, el Santo Domingo Country Club, Azucarera Haina, Industria Licorera La Altagracia, Laboratorio Químico Dominicano, Cervecería Nacional Dominicana, Editora La Nacion, Banco de Crédito Agrícola e industrial, Explotación Minera Hatillo, Industrial dominico-Suiza y la Industria Dominica de Alcoholes.

Pero, imagino que ustedes se estarán preguntando, y cómo Trujillo pudo acumular tanta riqueza, cómo fue que utilizo el Estado para enriquecerse de manera desmedida? Cómo fue que Trujillo, con un salario de $400 dólares como Brigadier General del Ejército en 1928 y de $700 dólares que recibía en 1939 como presidente, pudo acumular una riqueza de más de 300 millones de dólares en su período de gobierno.

Leyendo los documentos publicados por el historiador Eliades Acosta, he seleccionado una muestra que puede ayudar a entender la voracidad del dictador, y que conste, que no estamos hablando de toda la riqueza acumulada en manos de sus hermanos, hijos y demás familiares, la que debe ser exorbitante.

La acumulación de riqueza de Trujillo se inició durante la ocupación militar americana, y la forma en se apropiaba de lo ajeno, aparece claramente establecido en el expediente del consejo de guerra a que fue sometido en 1920, cuando era apenas segundo Teniente de la Guardia Nacional Dominicana. En el referido expediente preservado en Washington, Trujillo fue acusado de “violación e intento de estupro” y por “conducta escandalosa tendiente a la destrucción de las buenas costumbres”.

Los oficiales norteamericanos que llevaban el consejo de guerra contra Trujillo, destacaron el intento de estupro contra la joven Isabel Guzmán, de 17 años, y el cobro fraudulento de 150 dólares hecho contra el padre de la misma, para dejarlo en libertad. Se destaca en la acusación que “el dicho Rafael L. Trujillo, (…), voluntariamente, de manera ilegal, mal intencionada y corrupta, se apropió para su uso y beneficio, de la citada suma (…), obtenido incorrectamente, para vergüenza y deshonra del servicio de la Guardia Nacional Dominicana y del Gobierno Militar de Estados Unidos en República Dominicana.”

En 1926, siendo Trujillo el Jefe de la Policía Nacional, en la Cámara de Diputados se dispuso, cuando se estaba discutiendo la Ley de caminos, que quedaba “prohibido bajo pena de destitución a la Policía Nacional Dominicana y a los Policías Municipales tomar participación alguna, a menos que sean requeridos por autoridad judicial competente, en el cobro de este impuesto”. Esto se debió a que todo el que no portaba un recibo de libre transito, era detenido y para dejarlo en libertad tenía que pagar 5 dólares, dinero que iba a parar a manos de Trujillo.

En aquella ocasión, el diputado Licairac relató un incidente: “Yo si estoy con que se apruebe esa ley, porque la Policía Nacional Dominicana está cometiendo grandes abusos en los campos con ese motivo”. Otro diputado, de apellido Ferrer, planteo que “era necesario aprobar esa ley, porque se estaba haciendo negocios con los fondos de caminos, y que hay camino que deberían producir $5,0000.00 (y) no han producido la mitad”. En el mismo año, “la cámara de Cuentas mantenía en suspenso 18 mil pesos de la Policía Nacional Dominicana, debido a que esta no había podido rendir cuenta y observando: “de manera que eso acusa muy mala administración”. Pero hay más; cuando en la Cámara de Diputados se estaba discutiendo el presupuesto de la Policía Nacional para 1926, el diputado Brache critico que la PND contrajera deudas por 37 mil pesos sin contar con la autorización del Congreso y aclaraba que eso era: “darle una autorización tacita para que mañana nuevamente, comience a enredarse, segura que nuevamente se le van a pagar sus enredos”. Recuérdese que desde 1924 la Republica estaba gobernada por el general Horacio Vásquez, quien fue muy criticado por la corrupción bajo su mandato, lo que provoco que 1929 Vásquez solicitara la intervención de una delegación de especialistas norteamericanos para realizar una especie de auditoria de los gastos del gobierno. Esta fue conocida como la Comisión Dawes, que al tratar las finanzas del Ejército Nacional planteó entre otras cosas:

“Gastos tales como: compra de ropa, raciones, compra de gasolina, de aceite, reparaciones y gastos de contingencias, son arbitrariamente calculados. (…). La Comisión presenta varias partidas que agregan la suma de $529,875.00 que son infundadamente calculados. La Comisión opina que se podría lograr un gran ahorro siempre y cuando se haga una supervisión más científica y más estrecha”. Lo que estaba destacando la Comisión, de manera discreta, era la corrupción que existía en el Ejército Nacional bajo la jefatura de Trujillo.

Horacio Vásquez fue derrocado el 23 de febrero de 1930 y a partir de ese momento, ya Trujillo no tendrá límites en la acumulación de riquezas. Los mecanismos fueron diversos y casi siempre amparados en alguna legislación. Los documentos producidos por la propia dictadura son suficientes para demostrar cómo era que Trujillo utilizaba el Estado dominicano para enriquecerse o disfrutar de los bienes del pueblo dominicano. Veamos algunos ejemplos:

Trujillo respetó a empresarios burgueses, aunque a través de una política parcialmente monopólica afectó a sectores de los mismos , lo que incidió en la acumulación de capitales en beneficio propio y el de su grupo. Esos monopolios abarcaron diversos sectores de la economía como fueron el de la carne, la sal, la leche, las compañías de seguro y cigarrillos, impidiendo la aparición de empresas similares o haciendo que las existentes salieran del mercado en base a la extorsión y hasta la persecución política, como aconteció con Barleta y Michelena.

Un caso sintomático de la forma en que se producía el monopolio, se puede apreciar en la fabricación de cigarrillos: se dio el caso de que William G. Walsh, empresario de la ciudad de Nueva York, visitó el país con el fin de instalar una “factorías modernas de cigarrillos capaz de elaborar un producto de superior calidad que se pueda vender en competencia con las otras marcas existentes en el país”. Este empresario norteamericano se relacionó en este negocio con el italiano Amadeo Barletta quien tendría a su cargo la administración y la venta de los productos elaborados en la empresa. Barletta fue implicado en una conspiración en 1935, quedando la referida empresa, además de la Santo Domingo Motors bajo el control de Trujillo.”

En los casos más descarados, Trujillo se valió de leyes que permitían la expropiación de las empresas y bienes de las personas acusadas de conspirar contra la estabilidad del Estado. Apoyado en ella, Trujillo terminó quedándose con las propiedades de sus enemigos políticos.

Trujillo convirtió el Estado en un negocio particular y llegó un momento en que ya el pueblo no distinguía entre lo que era propiedad de Trujillo o propiedad del Estado. Solo él y la “Oficina particular del presidente”, tenían conocimientos de todas las actividades fraudulentas que se venían ejecutando, a través del partido, el Ejército y la estructura del Estado.

Muchas de las obras públicas del país, con recursos asignados en el presupuesto, eran construidas por dominicanos que en ocasiones, para justificar la acción fraudulenta eran declarados como vagos, como sucedió en 1930 cuando el gobierno inició una campaña contra supuestos vagos en la ciudad de Santo Domingo. La orden de Trujillo indicaba que todos “los hombres hábiles, sorprendidos en delito de vagancia, deben ser utilizados en los trabajos de las carreteras”.

En 1941, en el libro puesto a circular por Eliades Acosta, aparece el documento que prueba la utilización de campesinos en las propiedades de los Trujillo, cuando uno de ellos se atrevió a denunciar: “nosotros somos cincos compañeros que hemos ido a La Mata a trabajar ; (…) y ahora el raso De León ha inventado un camino para ir a su conuco (…) y ha puesto la gente a trabajar de balde y cuando nosotros decimos que ese camino es perdiendo su tiempo que está, entonces nos dijo que ese camino era del mayor Trujillo y del Presidente y también ha puesto una alambrada para su conuco las gentes de balde. A nosotros si fuera el camino para el Mayor o para el Presidente, nosotros no negaríamos de hacerlo, (…), pues nos quita todas las semanas el lunes y el jueves; (…) he faltado dos veces al camino y me ha echado diez días preso” .

Interesante resulta un mecanismo, que yo he llamado de “donación voluntaria”, para beneficiar a Trujillo, instaurado desde los primeros tiempos de la dictadura. Esa modalidad comenzó en 1930 con el regalo de un carro para Trujillo.

En 1933, importantes funcionarios y miembros del Partido Dominicano, promovieron una campaña nacional para que los dominicanos se despojaran de sus bienes y aportaran recursos para la erección de una estatua a Trujillo, proponiendo que “cada ciudadano y cada extranjero contribuyera con 50 centavos para formar el fondo que se necesitaba para la misma. Esa estatua fue instalada en San Cristóbal., Las cotizaciones de la estatua recibida por el gobierno indicaban que el pueblo dominicano tendría que pagar entre 140 mil y 68 mil dólares, solo para satisfacer la megalomanía del dictador.

Igual sucedió para la construcción del Monumento de Santiago en 1946, para lo que se promovió la existencia de un comité nacional que logró reunir $81,000 pesos y el cheque, que salio publicado en el periódico La Nacion, estaba destinado para ser cobrado directamente por Trujillo.

En 1933 los dominicanos decidieron despojarse de sus bienes para contribuir para la donación del yate de Trujillo. Otra embarcación adquirida por el Estado fue el “Guantánamo”. Inmediatamente se compró, fue armado “como buque para la defensa nacional” y bautizado con el nombre de “Presidente Trujillo”. La crónica del periódico La Opinión destaca el viaje de Trujillo a la región Sur conduciendo el mismo el vapor “Presidente Trujillo”.

Como parece que Trujillo y su familia tenían afición por los barcos, en 1939 quien recibió la donación de una embarcación lo fue Ramfis, y bautizada de inmediato como Yate Ramfis, el que antes llevó el nombre de “Camargo”, y que fue propiedad de Julio Fleischmann. El Miami Herald public
ó una nota, reproducida por el periódico Listín Diario, que me permito leer:

“La esposa e hijos del Jefe del Ejercito de la República Dominicana a bordo del yate en espera de la llegada del Generalísimo y de sus ayudantes americanos antes de partir de visita a la Habana”. “Ramfis guía su propio bote de motor y tiene una perrera con 52 perros en su palacio dominicano. Él es dueño del único trailer (aparato que se agrega a un automóvil) que hay en la república y lo usa en sus frecuentes paseos al campo, conduciendo a sus compañeritos y a los perros. A bordo del yate hay seis de esos perros”.


En 1937 el presidente decidió construir un parque para Ramfis, su hijo favorito, y como siempre lo hizo con el dinero del Estado y la contribución “voluntaria” de los empleados y militares. Todas las secretarías de Estado apartaron partidas de su presupuesto con ese fin. 
 
Cuando era necesario seguir llenando los bolsillos del presidente, los soldados, los presos y los empleados siempre estaban presentes, como lo demuestran numerosos informes de oficiales del Ejército. Cito: “Retornado, informando a Usted (…), que de los 261 presos que hay recluidos en las caréceles de Boca Nigua y en la cárcel de esta, no se puede disponer en la actualidad que trabajen 170 presos en la construcción de la nueva fortaleza, por la razón de que muchos de esos presos se encuentran enfermos e inutilizables para el trabajo, y además que de esos 261 hay 33 presos haciendo trabajos en la Finca del Honorable Señor Presidente.” En otro informe del Ejercito en 1942, El oficial de la cárcel informo al comandante en Jefe del Ejército sobre los presos que trabajaban en diferentes lugares: en la propiedad de Pedro V. Trujillo 51; en la de Romeo Trujillo 4; Arismendy Trujillo, 2; en casa de Nieves Trujillo 4 y en la Mansión presidencial, 6.

Un trabajo hecho publicar por Félix W. Bernardino, deja totalmente evidenciado la situación de los prisioneros durante la dictadura: Los agricultores se envían periódicamente a las distintas colonias agrícolas del Estado, de donde hemos visto salir a muchos hombres, luego de haber cumplido su condena, con la preparación necesaria, y habituados a la agricultura. (…).Los presos de la cárcel de la Fortaleza Ozama son utilizados en labores que redundan en un beneficio positivo para la sociedad: la construcción de edificios públicos, cuarteles, militares, campos de aterrizaje, limpieza de cuarteles, colonias agrícolas, etc.”

Mientras que en otro informe se le requiere a los oficiales impartir ordenes de “lugar a cada uno de los oficiales de sus respectivas dependencia, a fin de que estos den sus contribuciones para un regalo que la oficialidad del Ejercito hará al General de Brigada Héctor Bienvenido Trujillo Molina (…) consistente en un par de espolines con cadena, todo de oro de 14 kilates. Y aclaraba la orden, que ese dinero debía descontarse del sueldo de abril de 1937. Esa era la forma voluntaria con la que Trujillo esquilmaba a los dominicanos.

En cuanto a los empleados, existen en los fondos del Archivo General de la Nación numerosos documentos que demuestran la forma en que el gobierno los despojaba de sus exiguos salarios, pues “en algunas comunes de la República se obliga a los empleados municipales a pagar un tanto por ciento del sueldo que perciben, en provecho de lideres políticos, o para fines políticos”. , igual sucedía cuando había la intención de construir algunas obras publicas o para adular al tirano, llegándose a descontarle hasta el 5 % por varios meses consecutivos. , o simplemente eran designados para trabajar en casa de algunos de los familiares de Trujillo.

Resulta alarmante la forma en que los Trujillo o algunos de sus familiares más cercanos, se apropiaban de las propiedades ajenas, encubriendo sus acciones con el nombre de testaferros. Basta con leer la carta enviada por el Lic. Rafael Alburquerque Zaya Bazán a Trujillo en 1937, denunciando a uno de los familiares del Jefe. El padre del exvicepresidente Alburquerque denunció como salvaje el atentado de que fue victima de parte de Arismendy Trujillo en su bufete de abogado: “Estaba llevando un caso de revisión de fraude de unas 300 tareas en la común de San Cristóbal en contra de Alejandrina Pérez. “Hoy en la mañana, acompañado del señor Rafael Dacosta Gómez (a) Chicha, irrumpió en el apartamento privado de mi oficina, el señor J. Arismendy Trujillo Molina, demandándome imperativamente “si había meditado el asunto al enviar la citación para la audiencia, que recibió” (…). Acto seguido se abalanzó sobre mi, en actitud agresiva, mientras decía “que esa propiedad era de él”, viendo que yo retrocedía, sacó la pistola que portaba y me lanzó un maquinazo a la cabeza, golpe que recibí en el brazo izquierdo, al defenderme. Entonces, diciendo palabras groseras e insultantes para mi persona, sobó la pistola, me apuntó, y a no ser por la pronta intervención del amigo Lic. Cesar L. Romero, que se interpuso entre nosotros y a quien agarró por el cuello, no se habría evitado la consumación de sus propósitos. (...). Honorable Señor Presidente de la República, por lo que me dirijo a Ud. no con la intención de que Ud. sancione los hechos cometidos, sino con el propósito de que con su garantía, pueda yo quedar a resguardo de posteriores ataques”.

Por otro lado, Trujillo tenía la modalidad de alquilar muchas de sus propiedades a cuenta del Estado y a precio “consignado en el presupuesto vigente” o utilizaba la modalidad de la permuta como un instrumento fraudulento, de modo que obtenía terrenos de buena calidad y entregaba terrenos que no servían para labores agrícolas. En estas acciones no dejaba de participar el Partido Dominicano, instrumentos utilizados para su enriquecimiento, pues a través de él se apropiaba del 10% de los salarios de los empleados del Estado; pero también de las propiedades de muchos dominicanos, que por miedo a la dictadura aceptaban que se les despojase de sus tierras. Además de que Trujillo vendía sus propiedades al Estado a precios exorbitantes, como sucedió con la Finca San Rafael, la cual fue vendida a la Secretaria de Agricultura para el establecimiento de la escuela provincial de Agricultura.

Creo que sería muy interesante, que algún investigador pudiera tipificar la forma en que Trujillo utilizaba el Estado para su enriquecimiento ilícito, porque no es posible que una persona por más general o dictador que fuera, pudiera acumular 300 millones de dólares recibiendo salarios que nunca pasaron de los mil dólares mensuales. También sería interesante cuantificar la fortuna en manos de la familia Trujillo e incluir a sus más cercanos colaboradores. Talvez así, y de una manera contundente, los herederos del dictador dejarían de seguir reivindicando las bondades y honestidad de Trujillo y sus familiares.
(Resumen de la ponencia presentada en el Panel: “Crímenes, delitos y dictadura: en los documentos está la verdad”. Archivo General de la Nación, 22 de noviembre del 2012).

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Trujillo: maniobra singular con los bancos del Estado

Por: Ángela Peña
Hoy.com.do
En una medida que estuvo precedida por la intriga contra funcionarios del área económica, el 24 de enero de 1961 el país fue sorprendido con la designación de Trujillo como “Presidente de los Bancos del Estado”, creación  que confería al dictador  toda la  autoridad para negociar la política monetaria y bancaria y regular las actividades en general de los bancos.
El decreto 6380 emitido por Joaquín Balaguer estipulaba que el gobernador del Banco Central y los administradores del de Reservas y de Crédito Agrícola e Industrial deberían obtener previa autorización del “preclaro líder” para efectuar cuantas operaciones requirieran dirección o consulta.
Ponía bajo dependencia del tirano, además, la Comisión de Defensa del Azúcar y Fomento de la Caña, Corporación Dominicana de Electricidad, Superintendencia de Bancos, Servicios Tecnológicos de las Fuerzas Armadas,  Junta Coordinadora de Importaciones y Exportaciones, Comisión para el Comercio Exterior de Productos Básicos y otras.
Consideró Balaguer que la negligencia con que se habían conducido los gobernadores del Banco Central, era lesiva a la economía y que de no ser por las oportunas y eficaces providencias dictadas por el Generalísimo hubieran podido perjudicar sensiblemente el sistema bancario nacional y comprometer el crédito del Gobierno. Esperaba que la incuria e indolencia de funcionarios indiferentes no lograran en lo sucesivo, “como estuvo a punto de ocurrir”, atentar contra “ese magnífico fruto de la Era de Trujillo que es nuestro sistema bancario”.
El singular nombramiento tomaba en cuenta los “eminentes servicios a la Patria” prestados por el déspota, lo que lo hacía el más calificado “para ejercer ese importante cargo, tanto por su vasta experiencia como estadista y propulsor de la política a la cual debe el país su estabilidad económica como por la excepcional autoridad con que lo inviste su condición de creador de la Banca Nacional y de prócer de nuestra Independencia Financiera”.
Trujillo prometió “trabajar mucho a favor de la economía”. Como  había sido designado Gobernador de Santiago a solicitud de los habitantes de “aquella noble provincia”,  dijo a Balaguer que pusiera otro, pero se permitió recomendar  a José Antonio Hungría.
La comedia:
La bien montada y abundantemente aplaudida nueva investidura se había preparado con  alarmantes declaraciones ofrecidas el 12 de enero por José Benjamín Uribe Macías, secretario de la Presidencia, quien la emprendió contra todos los gobernadores del Banco Central, desde que se fundó en 1947, quienes según él, “trabajaban como si se tratara de negocios particulares”. Hizo excepción de Virgilio Álvarez Sánchez, hijo de Virgilio Álvarez Pina (don Cucho), uno de los hombres de mayor confianza del “Jefe”.
Tras detallar un rosario de irregularidades en que supuestamente incurrieron los gobernadores, Uribe Macías atacó a los administradores de los otros bancos calificándolos de ineptos por sus informes tan confusos que ni ellos mismos entendían y acusándolos de querer “perjudicar al Gobierno”. Anunció la formación de una comisión de contadores públicos que revisarían los sistemas de contabilidad de los bancos.
Otra noticia vinculada al área era la que agregaba un párrafo al artículo 68 del Reglamento Interno del Banco Central, mediante el decreto numero 3854 expedido por Balaguer el 11 de enero, considerando que los gobernadores habían dado una interpretación acomodaticia, abusiva y arbitraria” al texto.
A la designación de Trujillo como Presidente de los Bancos del Estado siguieron otros decretos dándole más poderes, y supuestas investigaciones y denuncias  que dejaban la impresión  de que los titulares de esas instituciones ciertamente habían incurrido en negligencias cuando la realidad era que los gastos del Gobierno en las celebraciones de la “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”, en 1955, la compra de armamentos militares después de la expediciones de Junio de 1959, las consecuencias de las sanciones de la OEA, entre otras, habían dejado frágil la economía.
Bernardo Vega explica hoy que el dictador estaba preocupado porque las reservas monetarias del Banco Central estaban bajando debido a la fuga de capitales de la propia familia Trujillo, “ya que no estaban entregando las divisas de sus exportaciones de los ingenios que les pertenecían, así como de la Chocolatera Sánchez”.
Pero Trujillo no podía auto delatarse y sus acólitos le siguieron el juego en esta comedia en que  era actor principal. Le entrevistaban  a diario, ahora como  experto en economía. El Caribe y La Nación celebraron sus nuevas funciones en editoriales elogiosos al “paladín de nuestra soberanía  financiera que culminó con el Tratado Trujillo-Hull” que dio “solidez al crédito y estabilizó la moneda”. Insistían en la desidia de funcionarios incapaces.
El gobernador del Banco Central, Manuel V. Ramos,  y el Superintendente de Bancos, Jaime Manuel Fernández G., recibieron como merecida y atinada la designación de Trujillo.
Un busto del Generalísimo sería erigido en los jardines del Banco Central en demostración de gratitud y lealtad, iniciativa de Efrain Darío Arias Melo, a la que se unieron Ramos y Fernández, Amado Hernández Martínez, Luis María Guerrero,  Anselmo Brache Viñas, Esteban Martínez, Augusto Riera, Diógenes Fernández P., Miguel A. Casado, Rubén Nicolás, Lidia Pichardo Lapeiretta, José E. García Aybar, empleados del organismo.
Trujillo, por su lado, contestaba supuestas preguntas de periodistas que se publicaban sin firmas, denunciando irregularidades en la formulación de créditos hipotecarios por el Banco Agrícola, así como otras “deficiencias y desórdenes”.
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Lo que ya se olvidó
(La crisis del último quinquenio del  régimen)

Por Hoy.com
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11 enero, 2004

El 24 de enero próximo se cumplirán 43 años de una fecha que aparentemente, ya se olvidó, el 24 de enero de 1961, cuando Trujillo, mediante el decreto No.6380, se hizo nombrar como presidente de los Bancos del Estado, quedando fulminantemente obligados, desde el gobernador del Banco Central, hasta los demás administradores de la banca estatal a solicitar la autorización previa al “Jefe” en relación con todas las operaciones de dichas instituciones bancarias.

Los desequilibrios internos y externos de la economía dominicana a partir de la denominada Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, en 1955, los gastos militares (1959), el déficit ocurrido por primera vez en la balanza de pagos a mediados de esa década, más la fuga incipiente de capitales, explican los factores que potencializaron esa crisis, que llevó a la República Dominicana a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), donde negoció un acuerdo stand by de US$11.3 millones en 1959, además de los préstamos y garantías que presionados por Trujillo, comprometieron a los bancos del Estado para financiar las operaciones de la Azucarera Haina, C. por A. Ese financiamiento se saldó en 1963 y en 1964, el país recurrió de nuevo al FMI.

Esa crisis del quinquenio 1956 1961 detonó decisiones por parte del Estado dominicano en ese entonces, que sorprendieron, no solo a sectores del país, sino aún a la comunidad financiera internacional, como lo fuera a finales de 1960, la decisión sorprendente por parte del país de retirarse voluntariamente del Banco Mundial y de la Corporación Internacional de Fomento (CFI).

En dicho quinquenio, el país tomó préstamos al Banco de América por US$ 7.0 millones, al Bankers Trust Company por US$7.0 millones, al The Bank of Nova por Scotia US$ 6.0 millones, seguido luego de otro préstamo igual y por otro de US$ 9.0 millones más.

Todo lo anterior, provocó que The Bank of Nova Scotia, solicitara que US$ 16.0 millones de la reserva en oro del país, fueran colocados en la Reserva Federal de New York y de ahí enviados a la oficina principal de ese banco en Toronto, Canadá.

Como la Azucarera Haina C. por A., recibió además un préstamo de US$ 22.5 millones de The Bank of Nova Scotia, dicho banco se convirtió en acreedor de la República Dominicana por un monto de US$ 45.0 millones. La reserva de oro por US$ 16.0 millones fue utilizada para pagar a The Bank of Nova Scotia US$ 18.0 millones, parte de esa última deuda.

Es en esa coyuntura que el régimen de Trujillo tomó otra decisión sorpredente, permitir la libre circulación del dólar canadiense en la República Dominicana, medida esa que fue derogada, el 29 de mayo de 1962, mediante la Ley No.5927.

Sin embargo, la medida más desacertada en el contexto del quinquenio 1956 1961 fue en este último año, específicamente en el mes de febrero, la decisión de que el Banco Central y el Banco de Reservas, entregaran al gobierno central, increíble pero cierto, la totalidad de sus cuentas de reservas y algo que hoy parecería impensable, que el Banco Central entregase también su capital. Las autoridades de entonces habían perdido el equilibrio y la crisis los hizo caer en lo que John K. Galbraith llamó luego la dinámica del error.

Pero ahora, 43 años después, habría que decir que ya todo eso se olvidó, porque la memoria humana parecería muy corta.


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