sábado, 1 de enero de 2022

Introducción

  







Extracto del discurso de Trujillo semanas antes de las elecciones de mayo, 1930, en medio de la cacería terrorista lanzada por el ejército y paramilitares en contra de otros contendientes y la junta electoral: 

No hay peligro en seguirme porque en ningún momento la investidura con que pueda favorecerme en los resultados de los comicios de mayo servirá para tiranizar la voluntad popular a la cual sirvo en este momento y a la que serviré lealmente en el porvenir. Si la suerte nos favoreciera con el triunfo, en las alturas del poder habría cesado la lucha para continuar allí por más tiempo que el que hayan señalado la confianza del pueblo y el voto de la ley.”


Según un informe de la embajada americana, en 1930 Trujillo ganó las elecciones por un número mayor que el número total de votantes que acudieron a las urnas. En 1935 hizo que el Congreso lo designara Presidente Vitalicio. Su dictadura hereditaria duró 31 años hasta que lo ajusticiaron, la más sanguinaria en la historia del continente hasta mediados del Siglo XX y la más perversa en la historia republicana de América Latina.

Cita de Rafael Trujillo extraída de:

Hispanoamerica en el Siglo XX –Volumen 18, pág. 341
Autor: Jaime Delgado
Ediciones Rialp, 1992

La cita también se encuentra en:

Trujillo: El poder del Jefe – Parte I
René Fortunato: Director y Productor

 

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AVISO IMPORTANTE: Les sugerimos a los investigadores interesados en conservar en sus computadoras esta importante colección de documentos (muchos, nunca antes compartidos), análisis, testimonios, datos, etc. sobre la dictadura trujillista que cada tanto tiempo copien de nuevo las páginas de este portal ya que cada mes le agregamos a varias secciones, así como a los temas especiales publicados trimestralmente nuevos documentos, datos, citas, etc. 

A mediados de 2020 Google le hizo cambios técnicos a Blogger lo que ahora nos permite continuar agregándole más información y más láminas a las secciones que antes estaban paralizadas por estar repletas. Actualmente hay espacio para continuar agregando más información tanto a las secciones como a los artículos especiales que publicamos trimestralmente (Trujillo y la deuda externa, Los Trujillos sacaron una gran fortuna, Las Hermanas Mirabal y su chofer..., etc.).

Los artículos incluidos en esta página Introducción, más abajo, se cambian cada tres meses.

 




La explotación sexual en la "Era Gloriosa"

LA EXPLOTACIÓN SEXUAL EN LA "ERA GLORIOSA"



 
TRUJILLO, EL BISEXUALISMO, LAS ORGIAS, Y SU CONDUCTA AMBIVALENTE  
(La Otra Fiesta del Chivo)

Por: Francisco Berroa Ubiera, historiador y abogado
Miembro de la Academia Dominicana de la Historia
http://notihistoriadominicana.blogspot.com
La historiografía tradicional dominicana ha elevado a Trujillo sobre el cielo. El dictador ha sido más que endiosado, sin embargo, aquellos aspectos que lo dibujan tal cual fue han sido ocultados. Por ejemplo el bisexualismo.
Con este trabajo pretendemos iniciar la total demitificación del otrora dictador dominicano. Algunos para justificarse argumentaran que esa era su vida privada, pero a este caso no puede aplicársele la máxima latina que reza: “Vicios privados, beneficios públicos”, sino que debe decirse “Vicios públicos, perjuicios colectivos”.
Los centros para orgías
El mundialmente famoso dictador dominicano poseía la fama de ser un súper macho, por ello se creyó durante mucho tiempo que la amplia red de centros de orgías a su disposición en todo el territorio nacional eran usados para despojar de su virginidad a bellezas núbiles.
Entre estos centros se pueden citar los siguientes:
- la denominada Casa de Caoba o Las Caobas de San Cristóbal;
- la Casa Blanca de la Hacienda María;
- el Castillo del Cerro de San Cristóbal;
- la Casa de playa de Najayo;
- la Mansión de Barahona;
- la Suiza de Constanza;
- la Mansión de San José de Las Matas;
- la Casa de Santiago;
- las Habitaciones habilitadas para uso privado del tirano en todos los locales del Partido Dominicano en el país;
- las residencias urbanas y campestres de algunos de sus conmilitones y funcionarios en toda la nación;
- las suites presidenciales de los hoteles Jaragua, Hispaniola, Embajador (en Santo Domingo), Maguana de San Juan, Montemar de Puerto Plata, Cayacoa en Higüey, Hamaca de Boca Chica, Matum en Santiago, Montaña en Jarabacoa, etc…
- las casas de todos los gobernadores/as provinciales;
Es el propio Joaquín Balaguer quien pone de relieve las escapadas de Trujillo a sus centros de orgías. Explica el estadista fallecido:
"Las noches pasadas en la mansión de "Las Caobas", construida con maderas de la mejor clase en una colina situada en medio de un valle primoroso, solía dedicarlas a expansiones íntimas con personas de su mayor confianza. Amigos obsequiosos cuya ocupación principal consistía en coleccionar mujeres para el harén del César, llevaban con frecuencia a esas veladas a aquellas que habían sido escogidas por él, entre las muchas que aspiraban a su protección o que acercarse al personaje todopoderoso en busca de algún favor para sí o para alguno de sus familiares. El día antes de su partida para Fundación, solían desfilar por el Despacho de Trujillo una gran cantidad de aspirantes, por lo general bellezas núbiles destinadas a alegrar la senectud melancólica de éste don Juan marchito. Las candidatas eran traídas desde diversos lugares de la República y pertenecían a todas las categorías sociales. Estas escenas, presenciadas desde lejos por la empleomanía de Palacio, constituían uno de los signos más desalentadores de la descomposición moral que en los últimos tiempos de la tiranía empezaba a minar la sociedad dominicana" (Balaguer, La palabra encadenada, 1993, PP. 276-277).
Para Balaguer, "Trujillo fue esclavo de sus pasiones. (...) Muchos de los actos de Trujillo pueden interpretarse como manifestaciones de insensatez o como brotes de locura".(Ibidem, P. 299).
Según el mismo colaborador del tirano, el hermano del dictador, Amable Romeo Trujillo Molina (a) Pipí, decía que "el jefe es como los gallos de calidad: cuando no tiene a quien picar, se pica a sí mismo".
Aunque provoque asombro, esta expresión es en cierta medida inexacta, porque el gallo Trujillo no tenía normas para picar, ni calidad en la picada, y en lo sexual, se subía sobre las gallinas y las picaba, pero picaba otros gallos, y no sabemos si también se dejaba picar.
Refiriéndose a las orgías de Trujillo en la llamada Casa de Caoba de la hacienda Fundación de San Cristóbal, Almoina afirma: "Estas orgías son las que pueden llamarse normales. Más hay otras de tipo viteliano, para satisfacer los impulsos ambisexuales de Trujillo"(Almoina, 1999, P. 34).
Sobre esta conducta desviada del dictador, Almoina aclara que:
"Para lo ambisexual, el hombre de confianza de Trujillo es Manuel de Moya, que se desnuda ante su jefe y juntos realizan las más indescriptibles combinaciones. Otro tipo igual, pero más degenerado, es Vega Batlle, complaciente camarada del tirano, y... Rector de la Universidad. Hay épocas en que el déspota se rodea de secretarios maricones. Es cuando le domina la libido anormal".(Almoina, 1999, P.35).
Como se puede notar, Almoina considera a Trujillo un bisexual, pero consideró que sus perversiones eran completamente anormales, afirmando que en lo sexual Trujillo "no tolera resistencias ni oposiciones. A una muchachita honesta que rechazó sus pretensiones, la prendieron y se la llevaron, e hizo que todo el destacamento de Fundación la poseyera [sexualmente] y así destrozada moral y materialmente, la mandó a su casa" (Almoina, 1999, P. 34).
El narcisismo homosexual de Trujillo
Sobre el supuesto machismo de Trujillo, considerado como el ejemplo superior de virilidad y de masculinidad nacional, casi nadie se imagina que el tirano, incluso, se exhibía desnudo ante sus aduladores en una expresión de narcisismo homosexual.
Sobre este tipo de conducta el que mejor ilustra las desviaciones de Trujillo es Almoina, quien lo conoció tanto que fue durante 11 años su secretario privado, afirmando que:
"En una ocasión fueron a decirle a Trujillo que Telésforo Calderón -La Calderona- y Vega Batlle -La Julia- habían sido sorprendidos en una habitación del hotel Presidente, desnudos y acariciándose. Un hombre decente o un macho como el dictador pretende ser, les hubiera mandado a la fortaleza. Él reaccionó en ambisexual y premió el escándalo -por todo ciudad Trujillo corrió la especie- haciéndolo a uno Secretario de Estado de la Presidencia y al otro Rector de la Universidad".
"Esta Julia Vega, que como Moya cede también su casa al Sátrapa, para que en ella se vea con mujeres o muchachitos, es también reputadísimo alcahuete. Sin embargo, su esfera de acción es muy diferente a la de la Mayer, a la que ya hemos aludido, y de la de Moya. Moya actúa en el interior del país en los campos de La Vega, entre guajiritos y niñas de la clase media; La Julia desarrolla sus actividades en los medios burocráticos, entre mecanógrafas, oficinistas y estudiantes"(Almoina, 1999, P. 35).
En otro contexto de su obra Almoina amplía sobre la relación Trujillo-Moya Alonzo. Moya Alonzo era:
"Antiguo maniquí de anuncios en Estados Unidos (aún pueden verse en distintas ciudades del continente infinidad de fotografías que le presentan en ropas menores anunciando camisetas y calzoncillos o vestido de smoking con gesto amoroso, al lado de una rubia anunciando la brillantina Glostora) que a más de servir a Trujillo como "mignon", le proporciona (fiel a la práctica del ambisexualismo) doncellitas que arranca a los padres, ya en el campo, ya en la ciudad, para llevárselas a Fundación o aún a la misma casa de Moya en donde el dictador las estupra. Por estas prácticas llegó a elevarse a la categoría oficial de Ministro de Obras Públicas" (Almoina, 1999, P. 199).
Balaguer define a Moya Alonzo como un "playboy", y afirma que él era "una especie de Adonis que supo conquistar el corazón de Trujillo con su belleza varonil y con su limpia sonrisa. Cualquier quebranto de Moya Alonzo, por ligera que fuera, perturbaba a Trujillo"(Balaguer, 1990, P. 213), relatando que en una ocasión don Emilio García Godoy le encontró "enternernecido hasta las lagrimas" cuando uno de sus médicos le ofrecía información sobre un quebranto de Moya Alonzo. 
Explica Balaguer que:
"La circunstancia que aproximó a Moya Alonzo y a Trujillo no deja de ser curiosa. Trujillo había visto durante un viaje a los Estados Unidos, papeles y afiches en que Moya Alonzo aparecía anunciando la pasta de dientes Colgate, y le llamó la atención la elegancia y la apostura del sujeto. Cuando se le informó que era dominicano y que pertenecía a una de las familias más distinguidas de del país, le hizo traer a su presencia y de ese encuentro nació la simpatía que los unió durante el resto de sus días. Moya Alonzo fue como una flor exquisita nacida al borde de un lodazal"(Balaguer, 1990, P. 213).
A Moya Alonzo los médicos le diagnosticaron un tumor debajo de la lengua; Trujillo lo envió a Estados Unidos y se sabe que:
"…durante varios días vivió (Trujillo) pendiente del teléfono en espera del resultado de las pruebas correspondientes. Trujillo murió sin conocer la verdad. La tragedia del 30 de mayo le ahorró el dolor de ver con sus propios ojos, los estragos hechos por la cirugía en el cuello y en parte del rostro del único tal vez de sus colaboradores a quien quiso con afecto entrañable"(Balaguer, 1990, PP. 214-215).
Personalmente pongo en duda que exista una persona que haya conocido a Trujillo mejor que Joaquín Balaguer. En su obra La palabra encadenada, el Doctor explica que Trujillo:
"A las doce en punto subía al comedor del Palacio con algunos de sus allegados. Aprovechaba estas comidas, para cambiar impresiones con sus íntimos. Oía a muchos de ellos, en tales ocasiones, relatar episodios históricos o pequeños chismes de familia. Era (Trujillo) extraordinariamente afecto a las intrigas de salón y a los enredos sociales. Le encantaba (a Trujillo) oír de labios de sus contertulios habituales, la relación de una infidelidad conyugal o de algún descalabro sufrido en su honor o en su hacienda por algunas de las principales familias dominicanas. En estas particularidades se revelaban el matiz femenino que había en la complejidad de su carácter y el resentimiento social que albergó siempre en su pecho" (Balaguer, 1993, PP. 271-272).
Trujillo adúltero
Pero las inconductas del dictador no se quedaban en el contexto antes dicho; Trujillo también se satisfacía poseyendo sexualmente las esposas de sus mejores amigos y colaboradores, tales los casos indicados por Almoina -los de Frank Parra y Paíno Pichardo, entre muchos otros-.
La megalomanía de Trujillo
Trujillo mezcló el culto a su personalidad con sus delirios de grandeza (Megalomanía), creyéndose superior a Napoleón, a César, Hitler, Bolívar, y otros grandes hombres de la historia universal.
Tenía que oir y sentir constantemente el halago de las lenguas melifluas de sus cortesanos.
Frases tales como "Dios Y Trujillo" acuñada por Mozo Peynado; "Trujillo y Dios" de Logroño; o el contenido de Merengues típicos como el titulado "Trujillo Molina, hombre sin igual", cuyas letras se difundían por toda la nación: "Trujillo en la tierra / en el cielo Dios", son un claro indicio de que el dictador era un paciente psiquiátrico en potencia, atribuida esta conducta anormal a sus taras sifilíticas y a una esquizofrenia progresiva.
A Trujillo, "Lo poseyó sin duda una megalomanía casi patológica, pero la utilizó malignamente para rebajar a todos sus compatriotas hasta un nivel en que a nadie le fuera posible competir con él en ninguna actividad humana".(Balaguer, 1993, P. 284). La envidia hacía los demás corría pareja con su profundo resentimiento social.
El dictador vivió a partir de 1937 cuando realiza la matanza de haitianos de una crisis sicopática a otra, hiperbolizando su megalomanía.
Con sus hermosos y vistosos uniformes soportaba sobre su pecho el peso de varias libras de medallas; ora con el bicornio o el tricornio, ora con el traje de Generalísimo achamarrado, el dictador se paseaba entre sus acólitos, hombres-mujeres, marcando el paso de la vida nacional.
Realmente Trujillo quiso parecerse al CESAR romano, considerado en su tiempo como la mujer de todos los hombres, y el hombre de todas las mujeres.
Los amigos del Dictador y la homosexualidad
Sobre quienes le rodeaban relata Almoina que:
"Las gentes que le rodean (cretinos, homosexuales, analfabetos, negociantes sin escrúpulos, etc.) no son capaces de contradecirle sino que sustentan el fuego de sus arrebatos y delirios de grandeza. Para ellos la isla entera es pequeña y pobre, espelunca, ante la grandeza y majestad de su genio, sin par en la historia del mundo."(Almoina, 1999, P. 208).
Y esos mediocres y cretinos, homosexuales y analfabetos son los mismos que le repetían constantemente que a Trujillo nadie lo superaba en todo el cosmos.
Se sabe que en 1949, Trujillo vivía:
"Un momento peligrosísimo, para él y para cuantos le rodean. Sexualmente -explica Almoina, quizá movido por los celos- ha dado en degeneraciones sodomíticas. De momento está en turno la Julia Vega, que además le proporciona efebos (jóvenes machos) universitarios. Lo mismo sucede con Moya, a quien la esposa del tirano prohíbe la entrada en Estancia Ranfis".
"Este fondo morboso del dictador, larvado de criminalidad, le lleva ordenar asesinatos por los motivos más fútiles" (Almoina, 1999, P. 104).
Asimismo se conoce muy bien que el dictador "se enamoraba" con facilidad de ciertos oficiales jóvenes a quienes les daba ascensos graciosos o los premiaba con importantes puestos en la administración pública.
Otras veces se "encariñaba" tanto con sus empleados y con los administradores de sus propiedades a quienes premiaba con dinero, autos y viviendas, y estos eran casi siempre hombres muy jóvenes.
Según Almoina:
"A veces se dan casos de ascensos fulminantes, meteóricos, como el del homosexual (Julio) Vega Batlle, que dedicado a funciones de archivero en la Secretaría de la Presidencia, de pronto asciende a Secretario del Departamento y después a Embajador, y después a Coronel, y después a Rector de la Universidad, en poco más de dos años" (Almoina, 1999, P. 151).
A otros de sus favoritos los promueve a importantes puestos de la administración pública, e incluso les da participación en sus empresas y negocios. Por eso casi todos los asociados en negocios con Trujillo lo visitaban con cierta frecuencia en sus centros de orgías.
Pero los favorecidos por el Dictador debían también resistir su egolatría, sus maltratos, sus humillaciones, sus burlas, sus escupitajos, sus devaneos de grandeza, llegando a creerse superior a los Padres la Patria. Trujillo fue un misogínico en potencia.
Trujillo y la cultura
La conducta criminal, vinculada a la actitud del tirano frente a la cultura y la ilustración, explican que:
"Para el tirano la ilustración y la cultura son estorbos y aunque hace lo posible por aparentar que las protege, la realidad es bien distinta: al frente de la Universidad coloca a un coronel (a Julio Vega Batlle) que además todo el mundo sabe que es homosexual y uno de los más abyectos alcahuetes suyos" (Almoina, 1999, P. 96).
El presentimiento de Trujillo sobre su conducta sexual
En enero de 1960 el dictador tenía la expectación de que aspectos íntimos de su vida sexual saldrían en público fuera del país.
Cuenta Balaguer que Candido Torres, el agente del S.I.M., se acercó a Trujillo en la avenida George Washington y le mostró un artículo de Tad Szulc publicado en el periódico norteamericano The New York Times, que contenía fuertes críticas al régimen.
Según Balaguer, en un primer momento Trujillo recriminó la actitud del agente, y luego, media hora después,
"Antes de retirarse para abordar su automóvil y recogerse en Estancia Radhamés, Trujillo llamó en voz alta al mayor Cándido Torres. "Repítame -le ordenó- lo que dice el artículo del "New York Times". "Nuevas calumnias contra el régimen, señor", se limitó a responder el mayor Torres. "Pues bien, agregó entonces con acento áspero Trujillo, acuda a mí cuando usted encuentre en la prensa de los Estados Unidos un artículo en que se diga que Rafael Leónidas Trujillo es maricón" (Balaguer, 1990, PP. 366-367).
Y como Trujillo estaba tan seguro que lo iban a decir, todo parece indicar que él lo era.
La delicadeza del adolescente Trujillo
De acuerdo con Bernard Diederich:
“Trujillo no había sido un adolescente típico. No como el turbulento Juan Tomás (Díaz). Gastaba más dinero, según se decía, en perfumes y en el cuido de su apariencia que en licores. Muchos creían (en San Cristóbal) que era homosexual.”(2000).
Trujillo visto por Bosch
Trujillo fue un resentido social que desde niño parece que recibió el desprecio de los de “Primera”, y desde que tuvo oportunidad aspiró a integrarse a los clubes y a las actividades de la gente de primera. Él debió emplearse a los 16 años como empleado de una oficina de correos y como resalta Bosch era tan ambicioso que a su primera hija le puso Flor de Oro y a su primera yegua, un regalo recibido a los 14 años, la nombró Papeleta que era en nombre que se le daba a los billetes de los Bancos.
Trujillo se creía de primera y siempre fue muy ambicioso, pero en su infancia y en su juventud debió confrontar serias limitaciones y sabe solo Dios cuantas frustraciones le afectaron.
Esos fueron los motivos por los cuales siempre exhibió un comportamiento agresivo.
Bosch relata que a su padre, don José Bosch, una vez Trujillo lo acusó de tener una casa de prostitución para justificar su apresamiento en respuesta a un artículo de Bosch contra Trujillo publicado en el exterior.
Por ello, sostiene Bosch en su obra “Poker de Espanto en el Caribe” que
“Ahora bien, Trujillo tardó años en destacarse. Desempeñó trabajos más o menos humildes, él tenía conciencia de que era capaz y constante. Esto unido a lo ya descrito, y a su ambición de dinero sin que viera como había de cumplirla, creo en el un complejo de inferioridad de tal profundidad que de el solo podía salir denigrando a los otros, afirmándose a si mismo que eran indignos, o ladrones o viles. Desde luego ahí entraba en juego la vulgaridad de su alma, tan notable desde sus primeros años que sus amigos de entonces recuerda todavía la facilidad con que insultaba, como un jayán, a damas y ancianos, cuando creía que obstaculizaban alguno de sus propósitos. Esa vulgaridad la trajo él a la vida pero sin duda hubiera podido ser enmendada en un ambiente que no le hubiera ofendido en su dignidad humana. Para su mal y el de su país, sus jefes norteamericanos en la fuerza constabularia no le enseñaron a respetar la virtud sino que fueron para él maestros en el desprecio a los dominicanos”(Bosch, 1990, PP. 43-44).
Destaca Bosch sobre Trujillo que:
“En realidad hay que rendir homenaje a sus excepcionales dotes de intrigante y a su enorme capacidad para la simulación (...) Era de orgullo satánico y parecía humilde, al extremo que no alarmó a nadie con publicidad inoportuna; se enriquecía dentro del ámbito de sus funciones cobrando sueldos de soldados inexistentes, pero no daba que decir porque no hacía negocios fuera de los cuarteles. Su naturaleza íntima seguía siendo la del joven que escandalizó y humilló a las señoras del Baní mostrándose desnudo, pero nadie podía imaginarse, diez o doce años después de ese incidente juvenil, que bajo su uniforme militar escondía aquella agresividad de sus años mozos. Su sentido de la autoridad era tal, que los contados amigos con los cuales celebraba bebentinas tenían que tratarlo con todo respeto y a distancia al día siguiente de una fiesta de hombres solos”(Bosch, 2002, PP. 133-134).
Trujillo fue visto femenino por un Calié
Por su parte, un famoso agente del SIM, Víctor Alicinio Peña Rivera dice sobre Trujillo:
“Era un hombre fabuloso para sus conciudadanos, que escuchaban narrar en secreto sus proezas sexuales. A Trujillo le atribuían muchos excesos sexuales, que en verdad no podía tener. Su capacidad sexual era indiscutible, pero su gran capacidad para todo cuanto se le atribuía podía tener un signo de interrogación. Pero también puede ser aceptado como un hecho indiscutible que en la era moderna ningún otro hombre destruyo la virginidad de la mujer con mayor frecuencia.”
“Trujillo era un hombre en todos sentidos, pero como era un hombre de grandes contrasentidos, en su manera de ser se asomaban tendencias muy femeninas.”
“Tenia un apego femenino por las cremas, afeites y perfumes. Y su apego a la feminidad se evidenciaba en su entusiasmo por “el chisme” (Peña R., 1977, PP. 41-42).
Hoy se conoce que Johnny Abbes García se inicia en la vida pública como deportista, incluso fue cierto tiempo un buen masajista de atletas. El sicario usado por Trujillo para eliminar a las hermanas Mirabal, es decir, Víctor A. Peña Rivera, informa lo siguiente sobre Johnny Abbes García:
“Su reputación no era buena. Se le conectaba al homosexualismo –a Abbes- y se hablaba de que Nieves Luisa, hermana de Trujillo, ordenó darle una golpiza por su insistencia en mantener compañía con uno de sus hijos, no obstante haber sido advertido de que no lo hiciera.”
“Johnny Abbes García había excitado la imaginación del generalísimo.”(Peña, 1977, P. 116).
Cómo lo había excitado…?
Se sabe muy bien que cuando Trujillo se acerca a Abbes García ya estaba confrontando problemas de próstata, y padecía de incontinencia urinaria, de tal forma que debía cambiar el pantalón varias veces al día, y la única persona que colaboraba con él en estos íntimos menesteres era Johnny Abbes, joven y con unas condiciones para el crimen y el ambisexualismo similares a la de Trujillo.
Quedaba demostrado que “las aves con las plumas del mismo color vuelan juntas”.
Según Víctor Alicinio Peña Rivera, refiriéndose a Trujillo:
“Cuando le acompañé a la población de Cotui, y al prolongarse los actos con que se le rendía homenaje, muchas personas pudieron percibir la fea mancha que se había formado en su usualmente impecable atuendo.”
“Esa era la condición física y emocional del Jefe cuando escogió a Johnny Abbes García como su eminencia gris” (Peña, 1977, PP. 117.118).
Era Trujillo el gran macho o el gran bisexual ?. Juzgue Usted.
Fuentes y bibliografía citadas:
Almoina, José: Una satrapía en el Caribe, Santo Domingo, Editora Colé, 1999.
Balaguer, Joaquín: La palabra encadenada, Santo Domingo, editora Corripio, 1993, 2a. Ed.
Balaguer, Joaquín: Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo, Santo Domingo, 1990.
Bosch, Juan. Poker de Espanto en el Caribe, Editora Alfa & Omega, Santo Domingo, 1990, 3ª. Ed. Bosch, Bosch, Juan. Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo, Alfa & Omega, Santo Domingo, 2002, 9ª. Ed.
Diederich, Bernard, Trujillo, La Muerte de un Dictador, Fundación Cultural Dominicana, Santo Domingo, 2000. 5ª. Ed.
Peña Rivera, Víctor Alicinio. Trujillo, Historia Oculta de un Dictador, Plus Ultra Educational Publishers, Inc., Madrid, 1977.
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Además, invitamos a los lectores a descargar gratis en pdf la edición completa de la obra de José Almoina Una Satrapía en el Caribe por cortesía del Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (INABIMA, Ministerio de Educación) en: inabima.gob.do/.../Autores%20Dominicanos/.../Almoina. 


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EXTRACTO

Trujillo y sus mujeres

Ramón Alberto Ferreras
Editorial del Nordeste, 1991 (sexta edición)
Págs. 141-143

“Sólo en sus últimos años Trujillo se decantó decididamente por las mujeres muy jóvenes.  Era tan generoso con el dinero, en lo tocante a mujeres, como lo era con la galantería, la diplomacia y la frase ingeniosa. No patrocinaba ni a prostitutas ni a semiprofesionales.  Aquellas a quienes seleccionaba procedían a veces de un nivel social relativamente alto y a veces de posición modesta.  Casi siempre eran vírgenes.

“Al comienzo de su régimen fue inaugurado un sistema de lo más extraordinario con el fin de proveer adecuadamente esta fuerte necesidad física.  Sus amigos y todos cuantos buscaban medrar en su favor por este medio, proponían mujeres para sus muchos lechos y algunas de estas personas miembros del gobierno o de su círculo no oficial llegaron a identificarse con este servicio.  No fue hasta mucho después que esta misión quedó institucionalizada en la persona de un funcionario del personal del palacio. Pero lo cierto es que entre las mujeres que realmente no tenían ningún inconveniente en servir a tal propósito y las que eran presionadas o inducidas a prestarse a ese fin por afanosos colaboradores, existía una constante corriente de suministro.

“El método de selección utilizado casi siempre desde el principio  constituye el aspecto más sobresaliente de todo el proceso. Unas dos veces por semana reunía en su despacho del palacio a un grupo de féminas, talvez treinta en cada ocasión. De ellas Trujillo indicaba la o las que prefería para la semana. A las que habían sido elegidas se les instruía apropiadamente en cuanto a la hora y el lugar. Trujillo, generalmente, se acostaba con cada mujer una vez o dos.  Pocas fueron las favoritas conservadas sobre una base consecuente. Aquellas que sólo eran de interés pasajero quedaban libres de seguir sus propias vidas una vez Trujillo había dejado de interesarse en ellas. Las favoritas no gozaban de tal libertad, y no tenían derecho a otra vida social distinta durante el período de favor. Aún cuando hubieran tratado de ampliar su vida de relación, ningún hombre en sus cabales habría osado mostrarse en público hablando con alguna de ellas. Cuando las favoritas habían cumplido su misión, Trujillo solía concertar o alentar un matrimonio para ellas. Proveía al sostenimiento de los hijos que procreaba, pero con excepción de los relativamente pocos que legitimó mediante el reconocimiento de su paternidad, aquello era toda la extensión de su agradecimiento y afecto.

“Extraordinaria como era toda esta actividad sexual tenía en sí una esencia viril. Pero había otro lado y este, si bien no puede, ciertamente, imputarse  como norma general al sexo femenino, suele darse con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres. Se trata de la utilización del sexo para propósitos distintos del sexo mismo, de su utilización como “palanca”. En el caso de Trujillo, el sexo fue empleado a veces como instrumento de poder.

”No le gustaba que ninguna de las mujeres que él elegía se le negase. Aquellas que estaban allí espontáneamente, por algún deseo o necesidad personal, no se resistían. Pero otras se hallaban allí por razones que apenas empezaban a comprender, en una disposición que no era ciertamente de aquiescencia. Tal actitud era probable que acarrease consecuencias. Si bien no las forzaba físicamente Trujillo no vacilaba en obligarlas mediante presiones igualmente difíciles de resistir.

“Así, una de estas féminas resistentes se exponía a leer al poco tiempo en el Foro Público una carta escrita por Trujillo y firmada por un seudónimo en la que su honor y su reputación eran puestos en entredicho. O talvez descubriese que había perdido su empleo; o que la ocupación de alguien en su familia, su padre quizá, o su hermano, se tornaba inequívocamente peligrosa. En casos extremos, podía sobrevenirle daño al hombre vinculado con la obstinada mujer. 

“Bajo tales amenazas eran muy pocas las titubeantes hembras que se mantenían en su negativa por mucho tiempo. Casos hubo, en manera alguna desconocidos, en que la resistencia política o social de un hombre o de una familia vino a ser atacada por medio de la agresión contra una joven que había tenido la desgracia de haber caído bajo la mirada de algún rufián de palacio.” 

(Hasta aquí la cita de Ferreras)

Además de este suministro permanente de muchachas desde el palacio, era ampliamente consabido que Trujillo también obtenía los servicios sexuales de jovencitas (preferiblemente vírgenes puesto que no le gustaba usar prostitutas) y mujeres casadas cada vez que viajaba a otra ciudad o a algún pueblo. En efecto, la población estaba mucho más informada de los incontables casos fuera de palacio que de los servicios obtenidos por el sistema de celestinaje del palacio. En relación a esos reclutamientos en otras ciudades y pueblos, por ser repentinos, sin ningún protocolo, se trataba a menudo de situaciones tristes y dramáticas para la joven y su familia puesto que rehusarse a prestarle tal servicio conllevaba la amenaza de perder el trabajo, la propiedad o la vida misma, tal como lo señala varias veces Ferreras en su libro.

Los políticos y militares locales, tales como la gobernadora Isabel Mayer, se encargaban de identificar de antemano a las jóvenes atractivas que le prestarían sus servicios sexuales en la zona para cuando Trujillo llegara. También era muy común que en alguna fiesta o evento Trujillo por casualidad se fijara en una joven o en la atractiva mujer de algún desdichado marido y mandaba a sus subalternos a que se la buscaran para esa noche.

Para que los lectores tengan una idea palpable de este nutrido suministro que también ocurría fuera del palacio, les presentamos una lista de las mujeres (la gran mayoría, jóvenes vírgenes) que menciona Ferreras en su libro. Algunas no pasaron de ser objeto de placer de una o dos noches, pero otras pasaron a ser amantes por algunos meses o años, es decir, hasta que Trujillo perdía interés. También incluimos a aquellas jóvenes que fueron presionadas por el propio Trujillo o sus celestinos pero que no se convirtieron en sus amantes porque valientemente ellas le rogaron o se rehusaron o sus familias se lo impidieron arriesgando sufrir nefastas consecuencias.

Decidimos incluir esta lista, incluyendo el número de la página, sin ningún fin morboso ni sensacionalista sino para eliminar toda duda y que no piensen que estamos exagerando, conclusión natural debido a la explotacion sexual extremamente exagerada que estamos describiendo y, ademas, porque cuando no incluimos información concreta, entonces los adictos al tirano lanzan la acusación de que no presentamos pruebas porque son simples especulaciones o inventos. Sin embargo, decidimos no escribir los apellidos completos de las mujeres para no afectar a los descendientes de estas víctimas sexuales. Si los lectores tienen interés en identificar a algunas, puede referirse al libro de Ferreras (Trujillo y sus mujeres). Sólo revelamos el nombre completo de aquellas amantes permanentes que eran conocidas por todos y que son mencionadas a menudo en publicaciones como las principales amantes de Trujillo. 

1- Bienvenida M.  (Santa Cruz del Seibo), pág. 51

2- Josefina L. –, pág. 44-45, amante (hermana mayor de Aminta L.)

3- Fufa S. -San Cristobal, pág. 46

4- Elida R. –San Juan de la Maguana, pág. 61

5- Elsa B.  - Santiago, pág. 62

6- Emilia D. C. – Sabana Iglesia, pág. 62

7- Altagracia (Tatica) V. – Santiago, pág. 62

8- Lina Lovatón Pittaluga – Ciudad Trujillo, pág. 83

9- P. Rojas de E. – Moca, pág. 90 (En esta omitimos el nombre de pila por ser único lo que permitiría identificar a esta amante casada y sólo incluimos su apellido por ser un nombre común.

10- Olga Rojas – Moca, pág. 90

11- Rosa Elba C. F. – San Francisco de Macorís, pág. 90-91. Trujillo la mandó a buscar para que pasara la noche con él, pero la madre se opuso y alegó que Elba esta muy enferma con fiebre, arriesgando las repercuciones.

12- Una hija del señor M. G. –Villa Ysabel, pág. 91-92. prefirió envenenarse antes que entregarse a Trujillo. Poco después de su muerte su padre se fue al exilio.

13- Josefina J. y su hermana –San Cristóbal, pág. 93. Trujillo quería instalarlas como amantes suyas, pero su padre se opuso por lo que cayó en desgracia.

14- La hija de una figura política de Montecristi, pág. 94 (no mencionaremos el nombre de este personaje porque era muy conocido y así protegeremos a la hija),

15- Niela P. –Santiago, pág. 105

16- Chuvita P. –San Cristobal, pág. 109

17- Viola S. –San Cristobal, pág. 109

18- Iliana S.  (hermanita de Viola) –San Cristobal, pág. 109

19- Ramonita C. – San Cristobal, pág. 110

20- Diana P.- Amante regular –San Cristobal, pág. 110-111

21- Miriam J. –Santiago, pág. 113 (su hermano se suicidó al enterarse del concubinato de su hermana con Trujillo)

22- La esposa de un alto funcionario en la capital, de nombre conocido pero que el autor no menciona, era amante de Trujillo en su mismo lecho matrimonial cada vez que Trujillo iba a visitar esa casa, pág. 115.

23- También fue su amante la esposa de un ingeniero que llegó a ser síndico de la capital, de familia de renombre, pero cuyo nombre el autor omite, pág. 114.

24 y 25- Págs 118-121, Relata la historia de dos jovencitas  que fueron amantes de Trujillo, pero no menciona sus nombres

26- Ismaela E. – Arroyo Blanco (Santiago Rodriguez), pág. 120-121.

27- Juana C. de Y. –Salcedo, pág. 121-122, mujer casada con un empresario árabe que “dormía” con Trujillo en su propio lecho hogareño cuando éste visitaba Salcedo. Después, cuando Trujillo se cansó de ella, pasó a visitarla por las noches su hermano mayor, Virgilio Trujillo Molina.

28- Pág. 123-124 – Jovencita que, durante una fiesta en la Casa Caoba, Trujillo llevó a su alcoba para acostarse con ella. Después de que Trujillo se había desnudado, al darse cuenta la jovencita de las intenciones, ella le rogó que no la desflorara porque estaba por casarse con su novio. Trujillo se vistió de nuevo y la condujo de nuevo a la fiesta. El autor no revela su nombre.

29- Pág. 124-127, Montecristi. Sin revelar el nombre, el autor relata el caso de una joven que, estando en una fiesta de Isabel Mayer con su novio, rehusó la invitación del mensajero de Trujillo a que fuera a sentarse en su mesa. Se llevaron preso al novio y ella fue obligada a ir a la alcoba de Trujillo pero no hubo relación sexual porque ella se rehusó o le rogó y aparentemente Trujillo no la obligó. Ella por fin pudo casarse con su novio de apellido Muñiz, pero el matrimonio fracasó porque nunca se consumó puesto que el novio estaba convencido de que Trujillo la había desflorado.

30- Mony Sanchez – San Cristobal, pág. 131, una de las más conocidas amantes de Trujillo.

Les recordamos a los lectores que la lista anterior consiste unicamente de sólo una parte de las amantes conseguidas fuera del robusto servicio de celestinaje del palacio. Como los investigadores de la dictadura saben bien (con nombres y apellidos), esa lista sustraída de este libro no agota en absoluto todas las "conquistas" sexuales de Trujillo en los pueblos y demás ciudades. Se manejan muchos otros nombres que por alguna razón el autor no incluyó en este libro y que normalmente no son discutidos abiertamente en eventos públicos o en artículos por tratarse de un tema delicado, lo que crea la falsa impresión entre el público de que la explotación sexual no fue tan exorbitante durante los 31 años de la dictadura y antes.

Por su parte, los hijos y los hermanos de Trujillo (especialmente Petán, Virgilio, Pipí y Héctor, este último tenía predilección por las mujeres ajenas) también estaban todos dotados del mismo insaciable apetito sexual sin conciencia moral ni la menor preocupación por el daño ocasionado a las jóvenes vírgenes, las esposas y sus familias. Los lectores podrán leer más abajo algunos artículos más sobre el largo y bochornoso historial sexual de esta familia. 

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En una entrevista que le hicieron en 2009, uno de los sobrinos del Jefe, Virgilito Trujillo (hoy un octagenario), dijo ufano que “Es incalculable el número de mujeres estuvo mi tío” por lo que dice que fue más playboy que Porfirio Ruborosa. Trujillo fue Trujillo y Porfirio Ruborosa nunca estuvo más mujeres que él”, dijo Virgilito.

Para más detalles, pueden leer el artículo: Afirma que Trujillo convivió con más mujeres que Porfirio Rubirosa

Por Carlos Corporán                        
7 de mayo de 2009
Elnuevodiario.com.do

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De las memorias del camarógrafo de Trujillo


(El autor, Vinicio Hernández, fue camarógrafo exclusivo de Trujillo durante 6 años.)

(En un evento, un grupo de atractivas adolescentes le entrega al Jefe ramos de flores lo que, según algunos investigadores, era también una forma disimulada de ofrecerle las muchachas al Jefe para que escogiera.)

Nos cuenta Vinicio Hernández en su libro:

«Cuando la última de la fila, tal vez la más bonita de todas, llegó a su presencia, él le preguntó:

- ¿De dónde eres?

- Soy de San Cristóbal -contestó ella.

- ¿San Cristóbal? ¿Cómo te llamas?

-Josefina

 
-¿Josefina qué? -le preguntó el Jefe.
 
- Maldonado-Nova -dijo ella quedamente.

El Jefe, con el rostro de contraído, dijo en voz alta:

- ¿Y todavía queda algún Maldonado-Nova vivo?

No sé si la muchacha captaría las implicaciones que la pregunta podía tener en el contexto de la República Dominicana de entonces, pero la realidad era que los miembros de esa familia, los Maldonado-Nova, aparecieron todos muertos, debido a que unas tierras que poseían habían despertado el interés de Trujillo. Pero parece que amigos lograron salvar algunos niños

[Fin del extracto]

El camarógrafo de Trujillo
Vinicio Hernández
(2018)

Nota: Este es un valioso libro que cuenta por primera vez numerosos detalles cotidianos y revelaciones sobre Trujillo nunca antes conocidos. 

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Trujillo se jactaba de que fácilmente podía envilecer y apoderarse a su antojo de lo más sagrado y lo más íntimo en el seno de una familia:



No olvidemos que uno de sus titulos era Salvador de la Dignidad Nacional.



 
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De Lilís a Trujillo – Luis F. Mejía – 1944

Extracto:

En cada una de sus haciendas y en lugares frescos, apropiados para el solaz, posee cómodas y agradables residencias, por las que han desfilado mujeres de todas las razas y categorías sociales, pues su libidinosidad no desmerece ni de su soberbia, ni de su crueldad, ni de sus insaciables apetitos de riqueza: se jacta de ser, como sus toros y caballos de raza, un excelente semental.

Sus mancebas son bien recibidas en todas partes, ya por vil adulación, para merecer la protección de ellas acerca de él, ya por miedo. Junto al puerto recién construido se hizo levantar una residencia de placer llamada “Sans Souci”, dotada de toda clase de refinamientos, donde iba a gozar de sus conquistas amorosas. Después de sus viajes al exterior la ha transformado en un cabaret atendido por mujeres francesas, traídas expresamente de París.”

De Lilís a Trujillo
Luis F. Mejía
Caracas, 1944
Págs. 491 y 492

Naturalmente, como Sans Souci había otros centros dedicados a los impulsos libidinosos del Benefactor. Además de que cada edificio municipal del Partido Dominicano tenía una habitación reservada para los encuentros sexuales del Jefe con las atractivas jóvenes locales que le llevaban, también usaban para este servicio íntimo las habitaciones de hoteles regionales y casas particulares. 

La Hacienda Fundación, lugar donde Trujillo pasaba dos o tres días a la semana en plan de relajamiento, también estaba dotada de un nutrido suministro de atractivas doncellas. A este suministro de féminas alude el escritor Guaroa Ubiñas en su libro La Hacienda Fundación:

Señoritas invitadas y transitorias que eran mujeres a las cuales no se les molestaba y, al igual que las amas de llave, tenían que gozar de un respeto a distancia de la peonada. Ellas se relacionaban directamente con el Jefe.” – (Pág. 54)

La Hacienda Fundación - Guaroa Ubiñas Renville – AGN – 2013

  


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Dos casos más sobre los servicios de celestinaje en Monte Cristi

Extracto de la conversación en el año 2011 entre Eva Abreu Piña y su tía política, Ligia García, una anciana oriunda de Monte Cristi: 
 
Como yo había leído que Isabel Mayer era de Monte Cristi, le pregunté qué sabía sobre esta señora y me dijo con su acento tan gracioso: “Oh, oh, pero Isabel Mayer era la maipiola de Trujillo allá en Monte Cristi! Ella era la que le buscaba las muchachas a Trujillo cuando él iba allá. Cada vez que ella sabía que Trujillo iba pa Monte Cristi, ella empezaba a buscarle muchachitas bonitas y jóvenes para que él pasara la noche con ellas. Por eso todo el mundo allá en Monte Cristi la odiaba a esa señora, Jesú!"

Le pregunté si sabía de algún caso en concreto de alguna muchacha y me dijo que sí, que ella conocía a una muchacha humilde que se llamaba Flor Bautista. En una ocasión que Trujillo iba para Monte Cristi, Isabel Mayer le estaba preparando un banquete y a Flor Bautista (mi tía calculó que Flor tendría unos 16 años) le tocó ir a trabajar en el banquete como camarera o algo parecido. Dice que Isabel Mayer se fijó en ella, que era bien parecida como le gustaban a Trujillo, y que, en las palabras de mi tía, “se la guardó” al jefe.

Me contó que Flor estuvo con Trujillo varias noches, él se la llevó para la capital donde ella quedó embarazada. La obligaron a tener un aborto y después le dieron un dinero o una pensión y la mandaron de nuevo a Monte Cristi. Dice mi tía que el tío de Flor andaba en Monte Cristi muy orgulloso de que su sobrina fuera amante de Trujillo.


Le pregunté si se acordaba de alguna otra. Me contó de otro caso, de una muchacha que estuvo en la escuela con ella que se llamaba Hilda o Irma Grullón. Como siempre he tenido problemas para recordar nombres, yo no recuerdo bien si el nombre de la muchacha era Hilda o Irma porque cuando hablé con mi tía esa vez yo estaba sentada en un parque y no tenía donde escribir, después escribí el nombre en una computadora que se me dañó. Me contó que esa muchacha había ido a la escuela con ella, que su tía la estaba criando y que vivía en frente o casi en frente de la casa de Isabel Mayer. Dijo que la tía, doña Teófila, tenía una especie de restaurante o algo parecido y que esa familia tenía un parentesco con Isabel Mayer. En otra ocasión en que Trujillo iba para Monte Cristi, la Mayer mandó a unos muchachos a preguntar por Hilda o Irma, la tía, que se figuró la intención, les dijo que en esos momentos la muchacha no estaba y ellos le dijeron que después iban a regresar. El día antes de que a Trujillo le tocaba llegar al pueblo (o temprano el mismo día, no recuerdo) la tía y un primo sacaron a Hilda/Irma de Monte Cristi muy de madrugada, la sacaron por los montes hasta la carretera a Santiago. Ahí el primo siguió con ella hasta la casa de unos parientes. De esta forma la tía logró salvar a Hilda de las garras del tirano. Mi tía me contó que años después Hilda/Irma se casó con un doctor que tenía un apellido extranjero, como alemán.

 
Ver sección Mis Familiares abajo en:

http://undiadejulio.blogspot.com/p/blog-page.html

 
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TESTIMONIO EN VIDEO DE UN GUARDIA PERSONAL DE "EL JEFE"

Juan Rafael Cruz Jimenez
Militar miembro de la guardia personal de Trujillo
Santo Domingo, 2007

Pueden ver este testimonio y otros en:

Vejaciones y Asesinatos Dictadura de Trujillo

“Yo era de las personas que acompañaba a mi mamá cuando Trujillo iba a esa sección, a Piloto, a donde un alcalde que le decían, Maximito Peña, porque mi mamá era la que le hacía los sancochos de los chivos y la cosa.

La señora que era la mano derecha del Jefe se llamaba Isabel Mayer de Montecristi. Esa era la señora que le buscaba las muchachas lindas al Jefe.
En ese tiempo, yo ya tenía unos pocos añitos que podía con una mecedora [cargarlas], una para la muchacha del Jefe, una para Isabel Mayer y la última para Trujillo.
Tocó la casualidad que cuando yo estuve en la escuela pequeñito, había una muchacha que se llamaba Minolia P------- y esa fue una de las muchachas que a mí me tocó llevarle las mecedora.
Y cuando yo fui y le llevé la mecedora a Minolia, yo le dije: “Minolia, ¿y qué tu haces aquí?” y me contesta “Adio, ...el Jefe”.
Más adelante, Juan Rafael Cruz Jimenez, relata que en otra ocasion, ya adulto:

Como a las 9 de la mañana me mandaba a buscar Virgilito Trujillo a su despacho.
Estando yo ahí en el Macabo (??) de  Higuey (?), estando de servicio un día, ese cuartel estaba lleno de guardias, estaba la costa llena de guardias.
Se apareció Virgilito Trujillo en su Mercedes Benz con una muchacha, pero una muchacha linda del Seibo. Cuando yo llegué allá a la playa rodeada, de Trujillo, había una casita allá  del Jefe …del puesto le tenían esa casita preparada, con una muchacha, ¿usted oye? Ya estaba en traje de baño con ella.
……Tucito? se fue. Me entregó una ametralladorita de esas cortas, Uzzi, y [El Jefe] me dijo “Mira Jimenez, en tus manos está mi vida, voy para la playa, tú ves allí, allí yo voy con la muchacha.” 
Yo nada más alcanzaba a ver las dos cabecitas.
Cuando vino de allá para acá, la muchacha se puso la mano ahí [cubriéndose los ojos], y [El Jefe] le dijo: “¡Quítate la mano de ahí, que Jimenez es de los pollos del Jefe!”. 

Pueden ver este testimonio y otros en:
Vejaciones y Asesinatos Dictadura de Trujillo
Archivo General de la República

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El periodista Fausto Durán comparte sus recuerdos:

En un campo de Jarabacoa entre Paso Bajito y La Pita, Pichito Espino, el padre de un seminarista compañero mío de estudios, tenía una hija muy bella cuyo nombre no recuerdo. Ella tenía unos 17 años porque sé que le llevaba un año a mi amigo, su hermano. Fue entre 1954 y 1956. Trujillo vio a esa dama y le dijo a uno de sus esbirros que la quería para él. Al ver el peligro que corría su hija, le hizo una casita cerca del río Jimenoa donde nadie sabía su ubicación. Freddy Espino, su hermano, me contó todo, me dijo donde se encontraba su hermana. Luego de la salida de los Trujillo, la joven regresó a su casa. Pero las torturas que sufrió Pichito por negarse a decir dónde estaba su hija fueron indecibles. Mi hermana Julia Mireya fue invitada a una fiesta en Jarabacoa y el General J. Arismendy Trujillo (Petán) se enamoró de ella. Al negarse a sus requerimientos, le enviaron a mi padre un cheque por $750 que era una fortuna. Mi padre se lo devolvió y se ensañaron contra mi familia. Los Trujillo todo lo querían para ellos.

Fausto Durán
Periodista
21 de diciembre, 2021

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La familia García Bideau formaba parte de la sociedad y eran invitados a los grandes acontecimientos:

“Siempre nos invitaron: que si el Corso Florido de Angelita –unas carrozas inmensas que se hacían en honor a la hija de Trujillo, durante el Carnaval–, que si el cumpleaños de Radamés o el cumpleaños de Ramfis... Mi mamá nos ponía un ajo debajo del brazo para que nos subiera la fiebre. Nos daba hasta purgantes para que nos diera diarrea. "Mis niñas están enfermas”. 

¿No fuiste a ninguna de esas fiestas? –le pregunto. “A ninguna, nunca. Recuerdo que a mí me tocó un baile de Reyes en Azua, el Generalísimo estaba en esa fiesta. Me llenaron la cara hasta de puntos rojos como si tuviera sarampión, a riesgo que supiera que podía ser mentira. Mi papá decía que lo último que le faltaba en su vida era que Trujillo o un hijo de Trujillo se antojara de su hija. Siempre hubo un pretexto para que yo, que era la mayor, no fuera a ninguna parte”. 

Literatura del exilio - Santo Domingo
Julia Guillamon
(Exiliada española en RD, Cuba y NY)
Pág. 30

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EL ABUSO SEXUAL SE EXTENDIA A LOS MILITARES DE BAJO RANGO:


           


 

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AL PASO DEL BENEFACTOR

Juan Peña, campesino de origen humilde, nació el 25 de mayo de 1927. Fueron sus padres Juan María de León y Jacinta Peña Álvarez. Juan Peña vivió toda su vida en Ojo de Agua y en la escuela conoció a Minerva Mirabal a quien recuerda como una niña muy inquieta. A pesar de ser campesino, el terror del régimen se hizo sentir en los remotos campos en que se crió. Juan Peña recuerda: “Era una zozobra cómo Trujillo gobernaba este país, aquí nadie se sentía seguro, aquí los hombres serios fuimos humillados, las mujeres de nuestros campos las usaban como simples objetos y luego las ultrajaban”.
 
Dice que recuerda un caso muy especial concerniente a los abusos que se cometían con las mujeres y “fue el hecho de que en la comunidad rural El Placer, del municipio de Tenares, había un señor que se llamaba Jorge y tenía su esposa. En una visita de Trujillo a esta comunidad, él la vio y la mandó a buscar, óyete, la usó y después con el peor descaro del mundo, se la mandó a su marido, cuando la trajeron junto a él, lo que hicieron los dos fue echarse a llorar de impotencia”, argumentó. Fue este tipo de evidencia que llevó al humilde campesino Juan Peña a unirse a la resistencia antitrujillista.

Incluimos este sencillo ejemplo porque son raros los testimonios de campesinos que podemos encontrar en el Internet. Este caso demuestra algo muy común en la Era: Que la explotación sexual de los Trujillos alcanzaba también a las mujeres más humildes en los parajes más remotos, por dondequiera que pasara el Benefactor. 

Movimiento 1J4 se nutrió de campesinos y surge por el deseo de liberarse de Trujillo
14 de junio, 2010
www.elobservador.com 

Nota: En estos casos de ultraje sexual, a los vecinos, familiares o amigos no les gusta identificar a la victima con nombre y apellidos. 
 
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La discreción lo salvó

Los dominicanos sabían que los que se rehusaban a entregarle una hija al Jefe, a Petán o a Ramfis o a cualquiera de los Trujillos corrían el riesgo de ser eliminado. Por eso, cuando los padres se atrevían a no ceder, hacían verdaderos malabarismos para evitar que su hija cayera en manos de dichos depredadores, tales como mandar a la hija a vivir a otro pueblo. Por otro lado, los dominicanos también sabían que mostrar un leve interés en una muchacha que ya era amante del Jefe, de su hermano o su hijo también era prácticamente una condena de muerte. Para los que no quieran creerlo, reproducimos parte del artículo titulado “Una historia de la Feria de la Paz” escrito por el violinista clásico Jacinto Gimbernard Pellerano. En este extracto vemos como el propio Secretario de Estado del régimen en 1955, Jaime Guerrero Ávila, nos revela lo que todos sabían: Que un pequeño gesto de interés en una amante del Jefe (aunque el joven inocentemente no supiera que la muchacha le pertenecía al Jefe), significaba la muerte. Citamos al conocido músico Gimbernard:

"Yo era el Primer Violín o Concertino de la orquesta acompañante de los espectáculos de opereta y zarzuela. Mientras se cambiaba raudamente la decoración o tenía lugar un intermedio, no había tiempo para abandonar el puesto y una hermosa joven trigueña, que siempre se sentaba en primera fila, permanecía, a su vez, en su asiento, muy cercano al mío. Yo la miraba discretamente cuando podía, pero ella, con esa filosa percepción femenina, me puso conversación, y se hizo notario un diálogo interesado y cálido.

Fue entonces que me pidió que le regalara una foto para guardar un recuerdo de aquellas noches encantadoras. No sé cuál Santo me protegió, pero le dije que no tenía fotos mías, lo cual no era verdad.

Entonces, al fin de una función de “La Viuda Alegre” de Franz Lehar, se me aproximó un alto funcionario del gobierno, el Secretario de Estado Jaime Guerrero Ávila y me preguntó: 

¿Tú sabes quién es esa mujer?      – No,  repuse extrañado del tono misterioso.

Es la querida preferida del Jefe – susurró levemente.

¿Y de qué es que ustedes hablan tanto en los intermedios?

De la obra ¿de qué otra cosa?

¿Ves ese hombre con sombrero que no se despega ni un momento de su lugar de observación? Es su padre. Está para vigilarla…ella es muy romántica, ¿Y qué te estaba pidiendo?

Una foto mía, de recuerdo.

Si se la das, desapareces…tal vez no, por tu padre… pero lo ibas a pasar muy mal.

Muchos años después, al encontrarme con Guerrero Ávila y su sonrisa suave, que ya se ha llevado a otros planos, pienso que posiblemente le debo la vida."

(Fin de la cita)

Nota: El padre de don Jacinto fue Bienvenido Gimbernard, escritor del Palacio de Bellas Artes durante la Era y fundador y editor de la revista Cosmopolita
 
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HUBO MUCHAS URANIA CABRAL EN LA VIDA DE TRUJILLO

Mira, Urania, por ejemplo, es un personaje inventado, pero hubo muchas Uranias en la historia de Trujillo. Incluso a mí me impresionó muchísimo. Tú sabes, cuando se publicó La fiesta del chivo yo fui a la República Dominicana a presentar la novela, y a los dos o tres días de estar allí de pronto leí en los periódicos, creo que en el Listín Diario de Santo Domingo, una carta que me impresionó muchísimo, de un señor mayor que había sido militar, que decía: 'Yo me he impresionado mucho al leer este libro, porque la historia de Urania es la historia de mi hermana.

El autor no podía saberlo, eso nunca. Pero a mi hermana le pasó eso. Nosotros éramos una familia trujillista, y para desgracia nuestra un día Trujillo conoció a mi hermana. Fue la tragedia de nuestra vida, porque mis padres, éramos grandes trujillistas, y de pronto nos encontramos con que mi hermana había sido maltratada de una manera monstruosa por él y no podíamos abrir la boca”. Bueno, y contó que para la hermana también había sido una tragedia terrible esta historia. Se habían ido a los Estados Unidos y habían vivido en el extranjero, muertos de la vergüenza con lo ocurrido. Y él decía algo muy interesante: «Al leer la novela de pronto me he encontrado con una tragedia que realmente nosotros vivimos en casa. Fue la tragedia de la familia'."

Entonces, para inspirarte en Urania ¿escuchaste alguna versión similar    o parecida?

Muchas versiones, escuché muchas versiones de muchachas. Era algo que ocurría allí, prácticamente, con frecuencia, por desgracia,y no solamente por culpa de Trujillo, sino de los hijos también.

Mario Vargas Llosa
Extracto de entrevista en ABC (España)
Publicada en RD por el Listín Diario
4 de abril, 2021

Nota: Ver mucho más sobre la explotación sexual de los Trujillos en la sección  VARIOS de este portal (en el medio de esa larga página)
 
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EXTRACTO DEL LIBRO

El Sisal, esclavitud y muerte en la Era de Trujillo 
Por Rafael Cuello
Susaeta Ediciones Dominicanas, C x A, R.D., 1997; págs. 98-100

UN EJEMPLO DEL ABUSO SEXUAL POR LOS MILITARES TRUJILLISTAS


Es que para yo poder exitarme tengo que ver sangre, especialmente en una joven tan bella como tú…”

Protagonista: El coronel José María Alcántara 

Reproducción textual del libro:

Fue sorprendente para todos los azuanos y los primeros presos del sisal ver llegar a una jovencita en uno de los camiones. Un guardia que había tenido autorización de velar por la joven durante el trayecto le preguntó su nombre. La jovencita que apenas tenía 15 años entre sollozos le dio el nombre de Cristina Mena. El guardia la tomó por el hombro izquierdo y se la llevó al capitán [Cpt. Edigen Nin, “El Veneno”], éste estaba dándole golpes con un cinturón a un preso porque se rebeló contra un guardia a quien intentó quitarle el fusil, el guardia le dio con la culata del arma, luego vino el capitán y empezó a golpearle delante de los presos; el hombre, aparte de quedar golpeado en la mandíbula, cabeza y hombro, también recibió golpes en toda la cintura y en las piernas. Cuando el guardia llegó con la jovencita frente al capitán, éste dejó de golpear al preso pero ya el infeliz había perdido el conocimiento, y aún así continuaba golpeándolo. Soltó el cinturón y luego agarró a la muchacha por el hombro, ésta temblaba tanto que apenas podía mantenerse en pie y se asustó aún más cuando el capitán le voceó al coronel: “¡Mire mi capitán el regalito que le traigo, es virgen y todo!” El coronel le voceó: “Déjemela en mi oficina para ver si la disfruto”.

Dice el señor Manuel Torres, encargado de limpiar las oficinas del capitán, del coronel y del capataz principal, que cuando limpiaba la oficina éste entró con la jovencita, ordenándole salir. Salió y al cerrarse la puerta se quedó detrás (eso hacen los jóvenes sólo por curiosidad). El coronel abrazó a la joven y luego la fue desnudando poco a poco; cuando le quitó toda la ropa le dio tal bofetada que la joven empezó a sangrar profusamente por la boca. Éste le dijo: “Es que para yo poder exitarme tengo que ver sangre, especialmente en una joven tan bella como tú…”.

Terminando de violar a la joven la sacó de la oficina tan solo con los pantis y voceó:

“Capitán, me gustó mucho su regalo, espero que usted también la comparta conmigo”. El capitán le dijo que no la necesitaba que muchas gracias; luego se dio la vuelta sin darle importancia a la muchacha, que, aparte de quedar a la intemperie tan solo vestida con ropa interior, continuaba sangrando por boca y nariz. Un lugareño que vivía cerca de los barracones se apenó de la jovencita, y al retirarse el coronel y el capitán, la cubrió y la llevó a su casa. Allí, su esposa le dio comida, la vistió y le dio dinero para que regrese a su casa.

(Fin de la cita del libro)



NOTA: El coronel José María Alcántara fue un analfabeto violento que ascendió rápidamente en el escalafón de oficiales sin haber recibido entrenamiento militar gracias a su carácter violento, falta de escrúpulos y férrea lealtad a Trujillo. Por esas dotes tan valoradas por el régimen pudo haber continuado siendo general, pero debido a que en una ocasión dirigió su violencia no hacia la población civil sino en contra de un superior, un general de mayor rango, tratando de matarlo, quedó relegado a coronel a pesar de reunir las condiciones excepcionales necesarias para llegar a ser uno de los más poderosos mandamases del trujillato. El coronel Alcántara nunca fue detenido ni procesado por los centenares, si no miles de crímenes (masacres), torturas, abusos y violaciones sexuales que cometió al servicio del trujillato. Murió en su lecho de muerte natural, tal como murieron la mayoría de los esbirros del régimen.

Además, pueden leer los dos siguientes articulos sobre el coronel Alcántara (Pincelada de la Era de Trujillo y El Sisal de Azua: Campo de exterminio de antitrujillistas). También pueden leer sobre otros abusos sexuales durante el régimen en las secciones VARIOS y ANTECEDENTES.

Quedamos tan conmovidos al leer este caso que sentimos la necesidad de encontrar una manera de sublimar la frustración y la inquietud que nos dominaba buscando alguna forma de proyectar esos sentimientos en un mensaje de solidaridad y superación a través de esta imagen:

Hoy sabemos de esta violación a esta adolescente de 15 años gracias a que un empleado de limpieza se encontraba en las inmediaciones, quien después de la caída del régimen tuvo el valor de contarlo con nombres y apellidos. Por la indiferencia, frialdad y forma casual en que el coronel Alcántara cometió este crímen sexual, facilitado con igual indiferencia y naturalidad por el capitán Edigen Nin, nos preguntamos a cuántas muchachas o mujeres habrían violado estos dos esbirros sin que nadie se atreviera jamás o viviera para denunciarlo.

Para que Cristina Mena, quinceañera víctima de ese salvajismo institucionalizado que fue el trujillato, golpeada y violada por este esbirro ultra trujillista (el coronel José María Alcántara), no quede relegada al olvido como su caso lo ha estado hasta ahora, le rendimos este tributo y a través de ella, a los cientos de otras jóvenes y mujeres que sufrieron violación, abuso físico, explotación y humillación en manos de Trujillo, sus hermanos, hijos y esbirros durante los 31 años de atropellos impunes y terrorismo de estado, así como a todas las mujeres víctimas del abuso fIsico y sexual en las últimas décadas.

¡NUNCA JAMAS!


Nota: El homenaje anterior a Cristina Mena lo habíamos publicado antes de incorporar la siguiente entrada sobre otra víctima de violación sexual. Como son dos casos muy similares, hacemos el anterior homenaje extensivo a otra hija de nuestra Patria que no debe ser olvidada, Celeste Aurora Castillo, cuyo caso es todavía mas dramático.
 
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Hacia la segunda mitad de su régimen de 31 años, ese tipo de posesión sexual cavernaria de las muchachas por parte del Benefactor, comportamiento atávico que se remonta al neolítico, fueron menos comunes, pero dudamos que el cambio haya sido producto de una regeneración interna de tipo moral o espiritual puesto que su acusada predisposición al asesinato como primer recurso, las torturas, humillaciones, prepotencia, explotación y demás artes negras siempre lo acompañaron impertérritas hasta su vejez. Consideramos que su cambio de estilo de satisfacer su voraz apetito sexual se debe a que todos sus afectos e instintos quedaron supeditados a su inmenso superego, a su principal afán por aparentar ser un gran estadista de altura y de proyección internacional. En algún momento de su incontenible consolidación en el poder absoluto, en medio de su disciplina auto impuesta como simulador sin par, “La Bestia” (como le decían en los años treintas) se dio cuenta de que los grandes estadistas de noble estirpe no andaban copulando instintivamente con cuanta hembra apetecible se les cruzara en el camino, sino que era menester todo un protocolo que involucrara a expertos reclutadores y proxenetas (Manuel de Moya, Isabel Mayer, Rubirosa, etc.). Estos semanalmente le proveían un inagotable suministro de doncellas (escogidas según los rasgos físicos preferidos por el Perínclito), dosificadas según el horario reservado para el placer carnal, con una cordial pero breve introducción por parte del intermediario y algunos minutos reservados para el intercambio de impresiones con la fémina a ser disfrutada y poseída. Trujillo se había civilizado… relativamente hablando, naturalmente, puesto que nunca preguntaba y poco le importaba al Benefactor de la Patria bajo qué condiciones de intimidación, señuelo, reclutamiento forzoso, necesidad económica, extorsión, perversión o abandono familiar fueron captadas estas adolescentes, verdaderas reses humanas, para poblar el eficiente servicio sexual del "Salvador de la Dignidad Nacional" y "Padre de la Patria Nueva".

El cortesano que estuvo más tiempo al lado del Benefactor (31 años), Joaquín Balaguer, nos relata:

"El día antes de su partida para Fundación [su enorme finca], solían desfilar por el Despacho de Trujillo una gran cantidad de aspirantes, por lo general bellezas núbiles destinadas a alegrar la senectud melancólica de éste don Juan marchito. Las candidatas eran traídas desde diversos lugares de la República y pertenecían a todas las categorías sociales." (Balaguer, La palabra encadenada, 1993, PP. 276-277).

En su libro Una satrapía en el Caribe, José Almoina (ex Secretario de la Presidencia durante la Era) le dedica un capítulo completo al lado sexual de los Trujillos. Citamos apenas unas líneas:

A más de La Casa de Caoba, de La Suiza, de la residencia aislada de San José de las Matas, el dictador tiene otra casa, para motivos orgiásticos, en Santiago de los Caballeros, y en todos los Palacios del Partido Dominicano dispone de habitaciones reservadas. A veces se organizan verdaderas expediciones en busca de gallinas, —que es como denominan a las hembras— y Trujillo galardona a quien las trae más suculentas (pag. 40).

Lo mismo se puede decir de su hijo favorito y de casi todos sus hermanos. Pueden leer sobre algunas de las explotaciones sexuales de Trujillo, Petán, Ramfis, Hector, etc. en VARIOS, así como la corte marcial contra el teniente Trujillo por la violación (tres veces) de la adolescente Isabel Guzmán en ANTECEDENTES. En esas secciones hemos limitado las entradas sobre la descomunales explotaciones y abusos sexuales de los Trujillos, incluidas sencillamente a manera de ejemplo y no como tema desarrollado en toda su extensa y vulgar magnitud.

Nota: Porfirio Rubirosa prestaba sus servicios de celestino principalmente desde el exterior. Por ejemplo, como Trujillo sabía que Rubirosa se codeaba en Paris con hermosas ninfas francesas de primera categoría, el Benefactor hizo varios viajes a esa capital con el propósito de que Rubirosa le introdujera las cortesanas parisinas más selectas que la capital gala le pudiera ofrecer a un acaudalado hacendado como él. Se sabe, además, que Trujillo tenía a varias francesas, hermosas damas del placer, en algunas de sus residencias en la isla. No dudamos que éstas eran seleccionadas y reclutadas por el playboy internacional, quien siempre estuvo presto a satisfacer cualquier capricho de su protector. 

También pueden descargar gratis en el siguiente portal el libro completo de José Almoina Una satrapía en el Caribe, valioso documento por el cual este intelectual español pagó con su vida: www.memoria-antifranquista.com
 
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En su libro La aventura de vivir, el respetado Dr. Eliseo Rondón Sánchez, jefe de servicios ortopédicos de la Base de San Isidro en los últimos años de la Era, también comenta sobre la desesperada adicción a las drogas de Ramfis Trujillo y su esposa. 

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Tú sabes que todas las mujeres buenas de Santo Domingo algo tuvieron que ver conmigo y ahí yo traía cartas de todas ellas. - Ramfis Trujillo Martínez

(Revelaciones a Sánchez Cabral de César Saillant Valverde, secretario de Ramfis) 

Nota: "Mujeres buenas" en la jerga dominicana significa "mujeres atractivas".

EXTRACTO

RAMFIS, SU HARÉN Y SUS ALCAHUETES

La colegiala del Sagrado Corazón de Santiago de los Caballeros

Ramfis sigue la escuela de los suyos si es que no los supera. Nos referimos a las mujeres. 

Él nació ya millonario y no le fue preciso robar ni bestias, ni chapitas. Mas rodeado de la más servil adulación, acostumbrado  a ordenar y a ser obedecido, ¿qué podía sujetarlo a la hora del escándalo y del desenfreno? A los 15 años tenía su camarilla que le buscaba chiquitas. El Doctor Robiou,' su tío, —¡valiente sinvergüenza!— le había separado en el hospital Marión, donde era Director, una habitación para que allí Ramfis pudiera recibirlas y después de reconocidas, deshonrarlas.

Todas las muchachas más distinguidas de la Era de Trujillo han pasado por Ramfis.* Lo mismo Lelé Mieses, que el Moya, son los proveedores del amito, del mimado del Jefe. Se las traen de todos los rincones del país para ser sacrificadas a la ya peligrosa sexualidad del vástago del tirano o que por tal pasa.

Lo más terrible es que para satisfacer a la bestia, los Trujillo no se detienen ante ningún obstáculo. Si se les antoja una mujer, o cede ésta o sitian por hambre a la familia. Padres, hermanos, cuñados, quedan automáticamente sin empleo. Eso cuando no pasa la cosa a mayores.

Como a Ramfis se le antojara una hermosa muchacha, interna del Colegio del Sagrado Corazón de Santiago de los Caballeros, regido por Mercedarias españolas, se ordenó que fueran a buscarla. Las monjas, al fin extranjeras, se negaron a acatar semejante arbitraria orden. Pero Ramfis quería poseer a la bella joven e insistió. Nuevamente las monjas exigieron, para entregar a la educanda, el permiso de su padre. Entonces se buscó a éste y como no quisiera ceder, se le encarceló, apaleó espantablemente, se le arruinó, y... finalmente la muchacha fue arrancada del colegio y entregada al hijo... del Sátrapa.

¿Cómo pueden suceder esas cosas en la libre América? Pues suceden y en Santo Domingo con mucha frecuencia. La dictadura trujillana no admite límites, ni consiente reducciones. Es total, absoluta, caprichosa, feroz, grosera, sucia. Cuanto rodea a Trujillo —aparte lo grotesco y zarzuelero— está cargado de tintes sombríos, trágicos, tragedia que lleva ya veinte años de sangre, miseria, abyección y lacras inenarrables. Chapita, el raterillo Chapita, ha conseguido que la vida moral de la República se convierta en una sentina de abyecciones.

Todo está allí relajado, prostituído, desquiciado. Por dondequiera el tirano fomenta los vicios, ejercita las corrupciones, en el intento de convertir a su país en una sentina. La corrupción del régimen trujillero ejerce sobre la vida dominicana su acción destructora y puede decirse que ha infectado ya todos sus tejidos.

Aventura de la «americana» del hotel Jaragua y otros casos gravísimos

Esto de las mujeres de Ramfis es algo trágico y complicado. Su afán de lujuria no reconoce límites. Los amigos que le rodean y que viven a su cuesta son los más activos alcahuetes. Uno de estos amigotes, sobrino de don Cucho" —cucho en español antiguo significa estiércol— que anda de espía por cl hotel Jaragua se fijó en una linda periodista norteamericana, que había ido a Ciudad Trujillo en plan de descanso. Invitada, por este canallita, a dar un paseo en auto, al tiempo de regresar al hotel quiso llevarla donde Ramfis la esperaba. La joven se negó terminantemente a ello y para salvarse de no ir, se arrojó del automóvil, produciéndose al caer al suelo algunas heridas.

Ya en el hotel comunicó a la Embajada de su país lo sucedido. Se produjo el escándalo consiguiente. Al otro día el frustráneo y miserable raptor, penetró en el cuarto de la joven, buscando un arreglo que satisficiese los deseos del amito. De nuevo la norteamericana pidió auxilio y la propia Embajadora fue a buscarla, quedando de huésped en la Embajada hasta que curó de las heridas y pudo salir del terrible Santo Domingo.

Uno de los crímenes más abominables realizados por Trujillo, para satisfacer caprichos de Ramfis, fue el del asesinato del oficial de la Policía Nacional, Mayor Arredondo. Tenía éste una hija lindísima, como de 15 años. Un día se le antojó al hijo del Sátrapa. Comprendió el Mayor lo peligroso de aquel deseo y se mantuvo reservado ante las proposiciones que se le hacían. Mas, obligado a una decisión, rechazó en forma violenta semejante infamia. A las 24 horas aparecía muerto.

En otro momento, tuvo Ramfis el capricho de poseer a una de las tres hermanas Ferrúa, de nombre Dinorah, hija de un italiano. Que la poseyó no puede caber duda. El padre avergonzado la mandó a un colegio norteamericano. No era la única que seguía ese camino y ni aún en Norteamérica quedaban libres de persecuciones.

A las que Ramfis empreña, las casa con «dignos» oficiales del Ejército. Ya se dice que Ramfis está rodeado de camarillas. Una de las tales es de oficiales del Ejército dominicano, a quienes protégé con exceso. Tan pronto licencia Ramfis alguna desdichada de su harén, sobretodo por preñez, pasa a ser esposa legítima de los propios militarzuelos que se las proporcionan. Digno castigo a su abyecta y sumisa alcahuetería. Los caprichos del niño no sólo perturban la vida de las familias, sino que llenan de cieno las de sus compañeros de parranda. 

Tiene el Ramfrs, desde la edad de 17 años, amantes que sostiene en casas bien amuebladas, lo que se dice en Santo Domingo mudadas.Una de esas mudadas, es la hija de un caballero de apellido Pichardo, a quien Ramfis cercaba. Murió de asco el señor Pichardo y la Pichardita, que en el interín se había casado, hubo de divorciarse para satisfacer los anhelos del hijo de... la María Martínez. Este le puso una gran residencia a su disposición, en Gazcue, el barrio residencial más distinguido de Ciudad Trujillo.

José Almoina – Una satrapía en el Caribe - 1950 - Págs. 29-32

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LOS TRUJILLOS Y LA EXPLOTACIÓN SEXUAL DE LAS ADOLESCENTES

PETAN EN BONAO

Y todas las muchachas que le gustaban, cuando él [Petán] pasaba, empezaban a esconderse, porque si le gustaba, se la llevaba y nadie lo podía meter preso”. Sra. Cita Ramírez, anciana de Bonao (M:20 S:02)    

Como todos los que han estudiado la dictadura saben, Bonao era el feudo privado de Petán, hermano de Trujillo, donde este ladrón y asesino desde la adolescencia tragicamente era ley, batuta y constitución. Se dice atinadamente que la población de Bonao vivió bajo una doble dictadura: La de Petán y encima la de Trujillo. No podían salir productos de Bonao a ser vendidos en el resto del país o en el exterior sin pagarle un tributo a los cobradores de Petán. Al igual que su hermano, Petán quitaba tierras bajo amenaza, tenía su propia cárcel en Bonao donde iban a parar las víctimas de sus caprichos y trataba a todos en forma prepotente y humillante. Probablemente el peor daño  que le infligió Petán al sufrido pueblo de Bonao fue la explotación sexual de las muchachas de esa región. A continuación transcribimos el testimonio de la profesora Mercedes Fernández de Bonao, hoy una dinámica anciana con una memoria prodigiosa. Animamos a los lectores a ver el video del AGN completo ya que también contiene testimonios de muchos otros atropellos (torturas, apropiaciones de tierras, etc.). El testimonio de la profesora Fernández se inicia en el minuto 15, segundo 12 (15:12) del video.

Testimonio de la Profesora Mercedes Fernández de Bonao, RD:

Esa joven hablándole de que su papá la había vendido a Petán. Y esa joven sufrió muchísimo, muchísimo, contándole a mi prima. Porque entonces él la trajo aquí a la capital engañada, diciéndole que la llevaba a una visita y la llevó a una casa y ahí le dijo “Espérame que yo vengo ahora, yo vengo ahora” y cuando quedó sola, quien salió fue Petán. Cuando ella lo vio dice que se quiso morir, que se quiso estrellar por la ventana porque estaba trancada [la puerta]. Y era una joven preciosa, pero ese papá parece que era algún servil, aunque era de los principales de allá también.

Yo recuerdo que estaba en la escuela y cuando Petán llegaba a la escuela a visitarla. Se sabía seguido porque le daban un toque a la campana y [a Petán] le gustaba ir a la hora del recreo porque, como estuvieramos, teníamos que quedarnos: si estábamos tirando la pelota ahí se quedaba uno, y si la iba a correr, ahí estaba. En ese momento se hacía un silencio único y una paralización en ese recreo que hasta nos gustaba ver como… nomás nos mirábamos viendo como uno quedó con un pie caminando, el otro que quedó arrodillado, otro que cogiendo la pelota y así sucesivamente. Hasta que volviera a sonar la campana, entonces volvíamos a movilizarnos. Porque era una dictadura por dondequiera que esa gente iba. Se oía cuando él entraba a la dirección con su bota: Pran!, pran!, pran! pran! y todo en silencio.

En esa misma acera, la [calle] Luperón, no sólo tenía a Gloria Nuñez, más para alante tenía una llamada Dislenia, después más para alante en la misma acera trajo otra de un campo por allá una familia, su mamá con las hijas y una de ellas, llamada Chachita, era de él. Y así, pero al cruzar la Padre Billini, en la misma acera, tenía otra, ahí mismito todas cerca. Y en la misma acera, esa se llamaba Negra, no sé si era Negra Jiménez, era de las familias mas importantes de Bonao, Negra. Y en casa de Negra tenía otra muchacha que busco el nombre y no recuerdo. Esa era hermosa, familia de los Paulino y Jiménez y esa se envenenó, una muchacha preciosa, yo recuerdo que siempre nos cuentan que esa…yo la conoci, esa se envenenó, no sé por qué, sería porque la tenía en casa de otra mujer de él.

Porque al lado de la señora, vivía el síndico, David Vargas, al lado de él vivía el síndico quien tuvo que envenenarse, por yo no sé, le fueron y le contaron una cosa a Petán y Petán le llamó la atención y él se envenenó, se murió. 

(fin de la cita)

(Tomen en cuenta que esta señora se está refiriendo a las jóvenes queridas que Petán tenía sólo en ese barrio que ella conocía. Cuántas amantes más habría en los demás barrios y zonas?)

Más adelante, en el min. 20 seg. 17 del video cuenta:

Un batón ballet, tenía que ser nada más de niñas, de muchachas. Y él [Petán] a veces asistía y cuando las personas veían que él miraba a una muchacha, ya le decían al papá, “Huye con ella porque te la van a quitar”. A él le llamaban el 'Guaraguao'.

Ver testimonio en: Victimas de la era de Trujillo: Archivo General de la Nación
 https://www.youtube.com/watch?v=Igmrn0sThec

También pueden leer el artículo titulado Petán, pervertidor sexual en la revista ¡Ahora! , No. 23, del 15 de diciembre, 1962, págs. 6, 7 y 8.

http://biblioteca.funglode.net.do/rahorafb/HTML/No.0023/index.html

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En un artículo sobre Petán Trujillo, el historiador José Novas nos recuerda:

Hay decenas de historias sobre las tensiones que vivían artistas, locutores y empleados de emisora de radio y televisión La Voz Dominicana a causa de los abusos y amenazas de su propietario, el general Petán. Por cualquier falta o error imponía multas, cancelaba y ordenaba castigos como si la empresa fuera una corte judicial.

Es también de dominio público que Petán ordenó construir un anexo al lado de la estación La Voz Dominicana para albergar decenas de jovencitas, algunas menores de edad, que aspiraban convertirse en artistas, y que eran reclutadas por “agentes” en los distintos pueblos. La realidad era que las jóvenes terminaban como instrumentos sexuales de Petán, que después abusarlas, para deshacerse de ellas les buscaba maridos y todo quedaba arreglado.

La dignidad de la mujer jamás se respetó durante el régimen de Trujillo. El Jefe tuvo públicamente innumerables amantes, y su hermano era un campeón del abuso sexual, a pesar que han querido exponerlo sólo como precursor de la radio y la televisión en la República Dominicana.”

Petán Trujillo y sus excesos
José C. Novas (historiador)
Almomento.net
6 de noviembre, 2017

https://almomento.net/opinion-inventario-moral-2-petan-trujillo-y-sus-excesos/?fbclid=IwAR0obIm5SSHLUhSkbTend_c30_yn2La-BPgIo0keev6xtyaQ99x7WhzbFes
 
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El embajador Farland sobre Radhamés Trujillo:

Una de las tres principales funciones de las embajadas es la labor de espionaje e inteligencia. Estableciendo lazos con funcionarios, familias prominentes, hombres de negocios y hasta con empleados comunes, los altos funcionarios de las embajadas llegan a conocer de la vida privada, vicios, debilidades, transacciones, cuentas bancarias, etc. de los políticos y otras personas prominentes de una sociedad. He aquí lo que el embajador Farland reveló de Radhamés Trujillo:
 


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Las casaban a la fuerza porque los hombres evitaban cortejar a las ex-queridas de los Trujillos para evitar problemas.
 


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TODO POR UN DESAIRE AL JEFE

A continuación hacemos un resumen de ocho páginas de dos de los capítulos de este libro para ahorrar espacio y tiempo de lectura puesto que contiene comentarios y varios diálogos que no son clave en este caso de una reacción excesiva y caprichosa de parte del tirano, episodio que por ser absurdo y abusivo, no deja de ser típico de la soberbia y patológía del déspota.

Sobra decir que este episodio es una de las pocas narraciones del autor en este libro que reflejan la personalidad megalómana y enfermiza del dictador. Obviamente el señor Peña Rivera no se habrá convertido, a su joven edad, en jefe del SIM región norte (el peor organismo de represión, tortura y muerte del Caribe y Centroamérica) por sus valores filantrópicos y límpia trayectoria, pero en su libro, naturalmente, no nos hace partícipes de las cualidades que lo llevaron a ocupar el más alto cargo de ese organismo de terror (al final de su carrera encabezaria a los esbirros que mataron a las hermanas Mirabal) ni de todo lo que habrá conocido sobre los excesos sanguinarios de los Trujillos y otros militares. A cambio, nos ofrece algunos de los más moderados ejemplos de la megalomanía y arbitrariedad de Trujillo, probablemente para darle a su libro un barniz de imparcialidad y autenticidad, lo que, de todas maneras, nos sirve como muestra patética del estilo caprichoso de reinar que tenía el Benefactor de la Patria sin importarle las consecuencias para los demás. Sí hay que reconocerle al Coronel Peña Rivera que, a diferencia de otros esbirros que han permanecidos callados disfrutando de la tercera edad, él haya compartido alguna información sobre los mecanismos internos del régimen. A continuación, uno de los episodios de su libro.

Capítulos V y VI: La desgracia de don Próspero (Págs. 73-81)

Según nos relata Peña Rivera en el capítulo V, don Próspero Mangoalto de Santiago “se había hecho inmensamente rico gracias a sus turbias relaciones con uno de los hermanos del Dictador. Sabía además, por esto, que don Próspero era inescrupuloso, oportunista, abusador y ambicioso”.

Interesado en entrar en el exclusivo círculo de “amigos” del dictador para acrecentar su influencia entre los políticos de Santiago, don Próspero recurrió al recurso más sencillo y efectivo para satisfacer al Jefe: el sexo. Decidió llevar a una fiesta (a la que asistiría el dictador en una visita a Santiago) a la bella joven de 17 años, Isabel Perozo. Su padre le debía un gran favor a don Próspero y éste se aprovechó de la deuda para invitar a su hermosa hija y usarla como miel para atraer al dictador. La noche de la velada, don Próspero se ocupó de bailar con la joven Isabel donde el dictador pudiera notarla, quien no tardó en ponerle el ojo encima. Nos cuenta Peña Rivera: “Aquel hombre de extraordinario apetito sexual reparó enseguida en la bellísima joven que, radiante y hermosa, danzaba con gracia frente a su mesa en brazos del astuto don Próspero, quien, a propósito, entre vueltas y pasos de baile, había ido a parar allí, en la seguridad de llamar la atención”.

Trujillo hizo que le trajeran a don Próspero a su mesa quien, emocionado porque su plan iba sobre ruedas, se acercó tembloroso a la mesa muy complaciente. Tras varias preguntas preliminares, Trujillo le pidió a don Próspero que le presentara a su bella acompañante para bailar con ella.  Al tenerla frente a sí, Trujillo invitó a la joven a que bailara con él. Isabel Perozo, quien no sentía ninguna simpatía por el tirano, temblorosa le contestó: “Su excelencia…, de repente me he sentido mareada. Si usted me lo permite, deseo regresar a mi mesa”.

Peña Rivera continúa: 

“Estaba pálida y los labios le temblaban debilmente.

-Llévesela de mi presencia! –tronó imperioso el dictador a don Próspero Mangoalto, cuyas piernas empezaron de nuevo a temblarle de miedo.”

“El Gran Componedor de la Patria se sintió desairado. Su sensibilidad había sido ofendida grandemente. Su cólera se encendió con la fuerza de una terrible explosión, y abandonó el salón inmediatamente. Estaba agraviado”.

Las calumnias de rigor en contra de don Próspero no se hicieron esperar. Peña Rivera nos cuenta:

“A la mañana siguiente la radio anunciaba que el hermano del Dictador, protector y socio de don Próspero, se había excedido en la confianza del Padre de la Patria y, contrariamente a su política de justicia, se había dedicado a repartir tarjetas de influencias, amparado por su apellido y vínculos fraternales con su Excelencia. Y que, además, el comerciante Próspero Mangoalto, abusando de su amistad con el hermano del Gran Componedor, violaba impunemente las leyes de impuestos, las leyes de tránsito, las leyes de importación y cuantas leyes tenía el Código del Dictador que fueran aplicables al caso. Por decreto, y con efecto inmediato, se destituía a las principales autoridades de la provincia, incluyendo al propio gobernador, por no haberse dado cuenta de aquellas anomalías y por no haber informado oportunamente a Su Excelencia”.

Toda la estructura de poder politico de esa region se vio sacudida por el rechazo de una joven a bailar con el Jefe. Por otro lado, no debemos olvidar que si alguna autoridad de la provincia se hubiera atrevido a informar a Trujillo o a alguna otra autoridad de las anomalías en que incurría el hermano del dictador con socios tales como don Próspero, ese individuo corría el alto riesgo de ser detenido bajo cualquier pretexto y sometido a torturas, depravaciones o a ser desaparecido, puesto que atreverse a plantear una queja en contra de un hermano o hijo de Trujillo sin duda acarreaba las peores consecuencias: pérdida del trabajo, ostracismo, cárcel, tortura o la misma muerte. 

¿Cuántas personas que ni siquiera estuvieron presentes en esa fiesta, incluyendo al propio gobernador de la provincia, pagaron las consecuencias días después por el simple rechazo a bailar de una joven?

Por suerte, parece que el Jefe estaba de buen humor pues esta vez ni el avivato de don Próspero ni ningún pariente cercano de la audaz joven tuvieron que pagar con algún suplicio físico, muerte o pérdida de la propiedad por la impertinencia de la muchacha al rechazar los avances del Jefe. 

Esas reacciones caprichosas y desorbitadas que perjudicaban la vida de personas inocentes que no tenían nada que ver eran parte del estilo cotidiano de gobernar del tirano, sus hijos y sus hermanos. Como todo en ese demencial reino de terror, increíble y aberrante, pero cierto.
 
Trujillo: La herencia del caudillo
Por Victor A. Peña Rivera, ex Jefe del SIM (región norte)
Publicaciones y distribuciones San Juan, Inc. , Puerto Rico, 1978

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EXTRACTO

La mujer y el espectáculo en la Era de Trujillo


Arizmendi Vásquez

(Originalmente publicado en el Listín Diario el 26 de noviembre, 2000)

Hay quienes proclaman que Petán fue un protector y propulsor del artista dominicano, por cuanto en su radiotelevisora (única en el país en ese entonces) se fundaron sendas escuelas de canto, de baile y de arte dramático y se formaron varias orquestas (la San José, la Angelita, entre otras), así como se crearon programas radiales y televisivos donde se le daba participación al artista dominicano. Pero quienes así se expresan obvian la otra cara de la moneda. Parecen ignorar los vejámenes, humillaciones y explotación de que eran víctimas los artistas de la llamada “Época de oro”.

Pues bien, Petán Trujillo tenía un grupo de “escuchas” que se encargaban de reclutar hermosas adolescentes en los campos y provincias del país, con deseos de ser artistas y con aptitudes para el canto o el baile. Algunas de las que tenían la suerte de ser aceptadas por el “protector del artista dominicano”, eran invitadas por éste a pasar a su lujoso despacho, en la tercera planta del Palacio Radiotelevisor, donde les regalaba, para seducirlas, cajas de panties, brasieres y mediofondos (tenía un closet lleno de estas prendas femeninas). A algunas las seducía con palabras bonitas y luego las violaba.

En el patio de la Radiotelevisora, Petán hizo construir un bungalow (edificación que hoy es sede de Amucaba), donde residían sus bailarinas favoritas (unas treinta, con edades desde 12 hasta 20 años), quienes disfrutaban de todo confort, incluidos dormitorios, buena comida, televisión, cine, ropa y otros privilegios. Desde su lujosa residencia, contigua al bungalow, Petán chequeaba con unos binoculares los movimientos de su harén, cuyas integrantes servían para satisfacer, noche por noche, los caprichos sexuales del “protector del artista dominicano”.

Cada martes y cada viernes, a las 8:00 de la noche, “el general” se paraba, vestido con uniforme de gala y acompañado de varios de sus incondicionales, en la puerta de la Oficina de información (anexo que fue demolido hace años, para construir una antena gigante). Antes de iniciarse el show que cada mares y cada viernes era presentado en vivo en el anfiteatro al aire libre, desfilaban ante “el Protector”, organizadas en una larga hilera, la bailarinas, tanto las “internas” como las “externas” (estas últimas eran unas sesenta o más), quienes daban a Petán un beso en la mejilla y recibían de él una papeleta de a peso nuevecita, a la cual llamaban “el Pápiro”.

El empleado de La voz Dominicana que osara mira con ojos de interés o conversar siquiera con alguna de estas bailarinas, corría el riesgo de ser cancelado y hasta de ir a parar a la cárcel. Los “escuchas” se encargaban de vigilar los pasos de las mismas.

En lo que respecta a las cantantes de la “Época de oro”, su condición era distinta, aunque eran víctimas de las mismas humillaciones y explotación.  Algunas fueron casadas a la fuerza por Petán con el hombre elegido por él mismo, luego de haberlas disfrutado sexualmente. Muchas se dieron a respetar, en base a su calidad  artística, su seriedad profesional y su dignidad femenina, entre quienes destacan Elenita Santos, Fellita Puello Cerón, Lita Sánchez,  Violeta Stefan, Ángela Vásquez, así como las bailarinas Josefina Miniño y Nereyda Rodríguez, entre otras.


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Danilo Trujillo abusó a las tres hijas del pescador Carmelo Méndez

 

Tony Perez
Acento.com
6 de noviembre, 2020

Extracto:

Clemente es el más viejo de Pedernales y conoce las andanzas del sobrino de Trujillo. Aún siente impotencia por el abuso contra las tres hijas del pescador Carmelo Méndez y de Jumito, sus vecinos.

Pero mira, si yo te digo todo lo que hizo Danilo aquí, el día no alcanza porque lo tengo to grabao y me dolió mucho. Vino aserrador y acabó con los presos y abusó de muchas mujeres. Él cogió la casa de Carmelo y acabó con sus hijas… Danilo fue un azote, un salteador”.

Recuerda con nostalgia a sus vecinos: “Carmelo era un enriquillero que vivía ahí donde están las altagracianas ahora, en la Juan López. Era un hombre elegante. Jumo o Jumito era su mujer. Tenían tres hijas que parecían florecitas, y ese insignificante se enamoró de una, de otra y terminó llevándose a Marina para la loma. Él vivía allá, en Los Arroyos, y venía aquí en un jeep… Él tenía como 38 o 40 años. Imagínate,  de los Trujillo, lleno e cuartos, tenía aserraderos, camiones y un barco esperando la madera, y no sé dónde la desembarcaban… Yo viví en carne viva lo de esa familia, yo era vecino… Él se cogió con esas tres muchacha”, enfatiza con acento sureño.

De momento, se le entrecorta la voz: “Se enamoró de Marina y mandó al capitán Lozano, que comandaba la Compañía, a que enamorara a otra, pero Lozano no le hizo mucho caso… Él era mayor, jefe del capitán Lozano… Danilo les cayó encima a esas muchachas y la última que se llevó para Los Arroyos fue a Marina… Y tú sabes que duró tres días con ella y no pudo vivirla, y no le dio de comer. Ella prefirió la muerte y él no pudo… A la cuarta noche, en la madrugada, yo siento ese jeep que llega. Como nos quedaban dos ventanas en las culatas de las casas, entonces yo me alevanté y me acerqué a oír, y él le dijo: venga a acá, móntese ahí, aquí le traigo su animal.No pude vivir con ella, coño, y no se la maté, coño, porque yo soy un hombre como soy”.

Clemente se aterrorizó cuando vio que ese hombre iracundo arrancó su vehículo y corrió rumbo a la playa, hacia lo profundo de Bucanyé. Pensó en lo peor. Luego Carmelo le contó la escena de espanto.

Danilo le dijo: mire, ¿sabe por qué lo traigo hasta aquí? Lo traigo aquí para decirle que lo dejo vivo si se compromete a jamás hablar de lo que ha pasado. Carmelo le contestó: usted es el jefe de esta colonia, es sobrino de Trujillo y yo soy trujillista… Mi hija me dijo que ella  prefería morir antes que acostarse con usted, y usted me ha dicho que no pudo… No ha pasado nada, entonces. Así fue. Y como no pudo con las hijas de Carmelo, siguió como un azote… y había que callarse, todo estaba bien”.

Quique: “Carmelo era una buena persona, seria, amiga de Caonabo Molina y esa gente. Era compadre de mi papá. Conocí a toda su familia. Se tuvo que ir porque Danilo se le llevó una hija. Él tenía tres hijas ahí, hizo con ellas lo que le hacía a muchas en la región. Ese demonio vestido de humano se enamoró de la mayor y vino de los aserraderos de Los Arroyos a buscar esa muchacha, y se llevó la hermana, y después que la usó, regresó a devolver esa y a buscar la otra. Carmelo tuvo que irse”.

Danilo Trujillo se consideraba un dios. Todo debía girar en torno a él. Cuando bajaba de la loma, con sólo llegar a la entrada del pueblo, por la Duarte (Campo de Aviación Viejo), encendía la sirena ensordecedora de su jeep y no la desconectaba hasta que se enteraran de su presencia. Todos sabían que otra perversidad estaba en pie.

Nota: Danilo Trujillo era hijo de Virgilio Trujillo, el hermano mayor del dictador Trujillo. Virgilio Trujillo también se dio a conocer como un mujeriego que también aprovechaba el poder para coaccionar y explotar sexualmente, incluso a mujeres casadas. 

 

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1920: EL TENIENTE TRUJILLO ES ENJUICIADO POR VIOLACIÓN SEXUAL

 
Lo siguiente es una copia de un texto militar publicado en 1938. Esta página tiene que ver con la corte marcial contra Trujillo en enero de 1920 y señala que el abogado defensor sustentó la defensa de Trujillo en dos puntos: 1) simplemente que el acusado (Trujillo) negaba haberla violado y 2) que como la víctima alegaba que fue violada tres veces, eso significa 'consentimiento', dos razones tan risibles como absurdas. El autor R. Millett indica que a pesar de las pruebas abrumadoras, el acusado fue exculpado de todos los cargos. Señala, además, que poco después lo ascendieron y continuaron confiriéndole ascensos. El autor considera que probablemente lo exoneraron para evitar una publicidad negativa de la Guardia, creada por los Marines, y segundo, porque había una escasez de oficiales en la Guardia por lo que no querían ponerle fin a la carrera de Trujillo.

Nosotros creemos, sin embargo, que talvez el autor del libro no estaba enterado de que la la comisión militar estaba compuesta, en su mayoría, por varios secuaces americanos de Trujillo, tal como otros autores lo han señalado con nombres y apellidos, y que esto, probablemente más que las otras razones, determinó su absolución.




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Cita frustrada del Jefe

Lo ajusticieron cuando iba a reunirse con una hermosa mujer de Mao que luego dijo que en realidad Rafael Leonidas Trujillo sufría impotencia
Escrito por: Ángela Peña
Hoy.com.do

La amante que esperaba a Trujillo la noche que lo ajusticiaron era una dama de Mao que a los pocos días del tiranicidio confesó sus intimidades al hermano del dictador, Héctor Bienvenido. Le dijo que desde hacía meses, “El Jefe” estaba sexualmente impotente.
Generoso Gómez estuvo presente cuando la entonces joven, que aún vive, fue al despacho acompañada de su padre a hacer la revelación. El dato estremeció sobremanera al ex Presidente títere que permaneció minutos cabizbajo.
 “Era muy buena moza y todavía conserva esos rasgos. Agradeció que él la recibiera y le manifestó: ‘Yo era quien tenía la cita con él en la Casa de Caoba, pero habíamos estado meses antes en la alcoba y no pudo hacer nada. Estaba desesperado. Eso nada más lo sabe usted, su ayudante y mi padre. Conocí muy bien a El Jefe, ya no podía tener contacto sexual”, afirmó. Con el tiempo, Generoso coincidió con la señora y su esposo en una fiesta y ella hizo un aparte para comentarle: “Usted es portador del secreto más grande que yo tengo”.  Piensa que esa situación llevó “al Jefe a buscar su muerte, al igual que Lilís”.
Generoso Gómez era la confianza del hermano del Generalísimo apodado “Negro” desde que éste era primer teniente, en 1930. Lo llevó a trabajar a la Fabrica Dominicana de Zapatos y cuando cumplió 17 años lo enganchó al Ejército. A partir de 1938 fue ordenanza y cabo en la Jefatura; sargento al servicio de Héctor; segundo teniente en la frontera, específicamente en Banano, Pedernales, a la orden de Danilo Trujillo. Cuando el “Ilustre Jefe” puso a su hermano en el poder, Generoso pasó a ser su ayudante personal, hasta 1961.
Se bañaban desnudos en el río Haina, cuenta, conocía sus intimidades amorosas, manejaba su dinero. El “Presidente” se hacía análisis de laboratorio con el doctor García, en el ensanche Lugo, a nombre de Generoso Gómez. que usaba los perfumes y hasta los calzoncillos de seda del influyente Trujillo al que aún llama respetuosamente General, Presidente, y del que habla con afecto. Conoció los hijos que tuvo, ninguno de matrimonio, le cambiaba cheques por cuantiosas sumas que los funcionarios hacían a su nombre.
Fue quien contó la fortuna que el hijo de “Mamá Julia” debió depositar en el Banco de Reservas y el que procuró el millón de dólares en efectivo que sacó de la República. Anduvo por todas sus  propiedades. Mantuvo relación con Héctor hasta el momento en que éste murió, el 19 de octubre de 2002. Se encargó del novenario, la misa y de redactar y distribuir invitaciones y recordatorios agradeciendo “a todos los que fueron sus amigos y familiares elevar una plegaria al Todopoderoso por el eterno descanso de su alma”.
“¡Traidores! ¡Traidores!”. Nacido en Bonao el 1 de marzo de 1919, hijo de Javier Nin y Ubaldina Gómez, Generoso vivió prácticamente todas las interioridades del régimen. Escuchando sus relatos lúcidos, desapasionados, muchos héroes, mártires, víctimas, descienden a categorías vergonzosas. Entre los ajusticiadores más sonados a uno lo colocó el general Trujillo en un cargo “para que se ayudara” y, en compensación, llevó al hermano del “Perínclito” 90 mil pesos en una funda, que éste rechazó. Otro apareció meses después del tiranicidio en una de las mansiones de “Negro”, alegando que no tenía dónde vivir.
A un general trujillista, estrecho colaborador del sátrapa que terminó como mártir, Trujillo Molina lo “anegrió” sacándolo a empujones de la residencia de la “Excelsa Matrona” a la que acudió para referirle una supuesta confidencia que no podía contarle en Palacio. Pasado el trujillato, este militar jubilado encarecía compungido a Generoso que le dijera a Negro que él no traicionó a los Trujillo.
Generoso hizo junto a su patrón un histórico recorrido la noche del 30 de mayo, buscando al “Insigne” del que se enteraron por Zacarías de la Cruz, herido en el “Marión”, que sufrió un atentado. En el trayecto hacía San Cristóbal encontraron al general Pupo Román, en el cruce de Haina, también tras la pista del “Benemérito”. Más tarde vio a doña Marina junto a su hijo Álvaro, en la casa de la madre del ajusticiado donde María Martínez, Primera Dama, le advertía: “Mire, comandante, tenga cuidado con los compadres, usted es responsable de la vida del Presidente”. Así seguían llamando a Héctor, aclara, aunque el gobernante era Balaguer.
“¡Traidores, traidores, tantos favores que les hizo y mira lo que han hecho!”, cuenta que exclamaba dolida la consorte del “roble derribado”.
Generoso escribe con caligrafía envidiable y habla con dicción perfecta aunque sólo llegó al “primer práctico de aquellos tiempos”. Se debe a que lo empleó un artista alemán que pintaba mujeres desnudas en la calle María de Toledo, para que le leyera los clásicos mientras él plasmaba sus modelos. Tiene publicado un libro sobre Trujillo, y asegura: “Nunca fui trujillista, yo era leal al Jefe”.
Vive junto a su esposa Ernestina Lizandro, madre de su único hijo Roberto. Le acompañan fotos, cartas, tarjetas de Héctor Trujillo, papeletas de “La Era” y casi todos los libros publicados post trujillato. Todos los Trujillo, funcionarios elevados, oficiales, chóferes, guardaespaldas, telefonistas, llegan a su memoria hasta por los apodos.
Narra que su superior gustaba de las mujeres ajenas, que casó viejo por su dedicación a “Mamá Julia” y descubre actuaciones estremecedoras de hombres y mujeres de ese tiempo, como si quisiera descargar de su memoria un pesado fardo de vivencias viles. “Esto no lo sabe nadie, escríbalo que yo estoy vivo”, reitera en casi una mañana de grabación.  Ese archivo del trujillato describe a su patrón  como “muy gente, muy sencillo, pero duro para dar” y es enfático al condenar traiciones.  Evoca una reunión entre Ramfis y Johnny Abbes, que concluyó con la gratitud del hijo mayor del tirano cuando Johnny Abbes le replicó: “Mire, general, usted en su vida va a encontrar muchos bandidos, perdónelos a todos, pero jamás perdone a un traidor”.
En síntesis
El lado oculto de “Negro”
Generoso Gómez, entrañable y cercano al hermano de Trujillo que ocupó formalmente la Presidencia de la República durante la satrapía, afirma que  “Negro”, que era el apodo de Héctor Trujillo, gustaba mucho de las “mujeres ajenas”. Casó viejo para no desatender a su madre Julia.

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