CRÍMENES II

Por favor ver AVISO IMPORTANTE en la INTRODUCCIÓN)


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"No hay peligro en seguirme". - Consigna de Rafael Leonidas Trujillo Molina
  
(El peligro estribaba en no seguirlo.)

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EXTRACTO

En un informe de la embajada norteamericana del año 1945, Joseph F. McGurk, embajador de Estados Unidos en el país, escribe:
"Recientemente fue encontrado el cuerpo de un hombre colgado frente a la Secretaría de Agricultura de Ciudad Trujillo. Dicho cadáver lo encontraron empleados que llegaban a sus oficinas para laborar en la mañana. Fuentes confiables informaron también que se encontró otro cuerpo colgado en el pueblo de Cotuí y tres más en Nagua. Se dice, aunque no se ha confirmado, que lo mismo ha sucedido en varios pueblos. En ninguno de los casos se han podido identificar los cadáveres pues en éstos no se encontró ninguna identificación, además de que nadie los conocía en las localidades donde fueron encontrados. Por tanto, se asume que la práctica del gobierno es cometer el asesinato en una localidad determinada y luego depositar el cadáver en otro lugar. 

Documental: Trujillo: El poder del Jefe - Parte II
(Productor y Director: René Fortunato)

El embajador se refería a los empleados del Banco Agrícola de la capital quienes encontraron el cuerpo en la entrada principal del banco, sin documentos. Además de Cotuí y Nagua, los historiadores indican que en esos mismos días aparecieron cuerpos colgados en Azua y Santiago, en diferentes lugares públicos. Al examinarlos, ninguno de los cuerpos tenia documentos. Un asesino privado o un grupo de antisociales en semejante régimen JAMÁS se atreverían a cometer asesinatos en serie y luego pasar a colgar los cuerpos para exhibirlos publicamente ni tendrían un motivo logico para exhibir los cuerpos. Además, el hecho de que no se pudieron identificar a las vícitmas como miembros de esas comunidades revela que fueron traídos de otras regiones, dejando así la clara huella del tirano. Era un sencillo mecanismo para difundir el terror y la inseguridad.
Este otro ejemplo nos llega de las memorias de un exiliado español:

De esa impresión de insólito ridículo que se recibe al llegar a Ciudad Trujillo, no tarda en pasarse a otra más triste y dramática. Al día siguiente de llegar a Santo Domingo salí a dar un paseo por el popular barrio de Villa Francisca. Cuando llegué al parque Trujillo Valdés -padre del Benefactor- observé que las gentes dirigían miradas furtivas al centro del parque y apretaban el paso en silencio. Me encaminé al lugar donde las gentes miraban y vi a dos hombres colgados en un árbol. Quise llamar a quienes pasaban para decirles lo que ocurría, pero me huían, nadie quería oírme. Volví al lugar donde pendían los cadáveres y encontré a un policía que me dijo con la mayor naturalidad:

-Compay, eso es para que aprendan a respetar al Jefe.

Comprendí que Trujillo también estaba presente en aquella forma cruenta de exigir respeto a su jefatura indiscutible. Esto fue en febrero de 1940.”

Trujillo, el genio de lo ridículo
Fernando Alloza
Revista Bohemia
26 de octubre, 1947
Págs. 4, 5, 98, 106

Nota: En este largo artículo de varias páginas, Fernando Alloza, republicano español exiliado en RD entre 1940 y 1944, describe sus primeras impresiones al llegar a Santo Domingo en 1940. El autor primero describe la omnipresencia del Jefe por todas partes con los nombres de él y de su familia en avenidas, parques, calles, plazas, etc. Luego, describe lo que él llama “la otra impresión triste y dramática”, parte de la cual compartimos más arriba.

O este otro ejemplo:

The labor movement had reason to dislike Trujillo from the earliest days of his rule. In 1930 several workers were killed by machine-gun fire while protesting the dissolution of the Confederation of Dominican Workers. In 1942 Trujillo used a force of 600 soldiers and three airplanes to suppress a sugar mill strike.  One of strike's leaders, Francisco Lantigua, was killed. According to a U.S. labor official his body was hung in front of the La Romana mill' s machine shop. A sign attachedto the corpse declared "This worker collected his wage increase”. 
 
United States’ Opinion and the Dominican Republic 1956-1958
James Frederick Willig
Oklahoma State University, 1959
Pág. 17
Traducción:
El movimiento laboral tenía razones para ser adversos a Trujillo desde los primeros días de su régimen. En 1930 varios trabajadores fueron asesinados con ametralladoras cuando protestaban por la disolución de la Confederación de Trabajadores Dominicanos. En 1942 usó una fuerza de 600 soldados y tres aviones para suprimir una huelga azucarera. Uno de los líderes de la huelga, Francisco Lantigua, fue muerto. Según un funcionario americano de asuntos laborales, colgaron su cuerpo frente al taller del ingenio La Romana. Un letrero pegado al cadáver declaraba: " Este trabajador cobró su aumento salarial".
El funcionario americano de la CIT, Serafino Romualdi, en su libro agrega que "también colgaron a Chichi Montes de Oca en la fortaleza Ozama, así como a Luis Ogando y a Juan Deollo. Ramón Espinal y varios otros fueron asesinados por la guardia rural en el ingenio de La Romana". 
Ver:: 
Presidents and Peons: Recollections of a Labor Ambassador in Latin America                                    Serafino Roualdi - New York, 1957 - Págs. 384-385

(Ver también otros casos de cuerpos colgados para infundir miedo en Testimonio de despojos de tierras, sección VARIOS y en Pinceladas de la Era de Trujillo, sección ATROPELLOS.)

Recientemente, en un programa de El Gobierno de la Mañana (La Z101), el funcionario e historiador Euclides Gutiérrez Félix (senador trujillista e hijo de un coronel del ejército trujillista) habló de un caso en los últimos años de la Era que su padre, oficial militar, le había contado: En un parque de la capital estaban robando por lo que un general hizo que sacaran a un preso común de la cárcel, lo ahorcaron y lo colgaron de un árbol del parque por varios días para escarmentar a los ladrones.

Nota: Tal como lo comenta el exiliado español Fernando Alloza en su artículo, la práctica del régimen de colgar cadáveres en lugares públicos para difundir el miedo, muy común durante las dos primeras décadas del régimen, la fueron abandonando ante el espanto expreso y la indignación de los extranjeros y diplomáticos, de tal forma que para los años cincuentas esto ocurría esporádicamente.
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EXTRACTO

MASACRE DE CAMPESINOS

En el archivo general del Ministerio de Asuntos Exteriores de España hay documentos confidenciales de la embajada española en República Dominicana durante la dictadura. Un informe secreto de la embajada española en RD revela: 

“Todas las promesas hechas a los emigrantes españoles son mentira. Les han abandonado en unas colonias que están completamente inadecuadas, indecentes y no saneadas. Las tierras que se les han dado a los españoles son porque se han expulsado a antiguos poseedores, pobres dominicanos. Diecinueve hombres del campo que se negaban a entregar sus tierras fueron vilmente asesinados y ahorcados.

En el informe se justifica la nula agilidad de la embajada en tomar medidas:

“El embajador español tiene que salvar la vida y él sabe, como lo sabe todo el que vive un mes bajo aquel régimen de terror, que si informa de la verdadera realidad de las cosas, peligra.”

Además, un miembro de la Policía Armada española denunció en una carta dirigida a Franco la situación de esos inmigrantes españoles:

“En el momento del desembarque fuimos sometidos a toda clase de vejaciones y humillados hasta el extremo. Conozco a varios agricultores que han regresado a España y que estuvieron allí encarcelados sin saber por qué motivos. Y además de que apenas se les daba de comer, se vieron obligados a beber agua de la cisterna del retrete que tenían en la celda.” 

En su detallado libro La alianza de dos generalísimos, Relaciones diplomáticas Franco-Trujillo, el historiador español Francisco Javier Alonso Vázquez, al discutir esta masacre de campesinos dominicanos para quitarles la tierra (pág. 550), dice que un testigo español mencionó como otros testigos de dicha masacre a monseñor Leopoldo Ubrique, capuchino y obispo de La Vega, así como otros párrocos a añade que lo mismo ha sucedido en Azua, en Constanza, etc.

Para ver el documental sobre la emigración española titulado "La fiesta del chivopuede ir a:http://www.youtube.com/watch?v=q4Fy9R-MOFg.

Guión y Dirección: Gabriel Cruz
Edición y Realización VTR: Francisco L. de Lerma

También pueden encontrar la misma cita de la embajada española sobre la masacre en el libro Trujillo y Franco, la alianza entre dos generalisimos (pág. 550) de Francisco Xavier Alonso Vasquez, 2005, estudio basado en los documentos diplomáticos entre ambos países.

Además, pueden ir a la sección VARIOS de este portal y leer los testimonios de los emigrantes canarios sobre sus experiencias durante la Era de Trujillo. 

Esta masacre de 19 campesinos logró salir al público gracias a la presencia en la zona de extranjeros, los colonos españoles, quienes lograron informar a su embajada en Ciudad Trujillo sobre el atropello. De lo contrario, si estos extranjeros no hubieran estado en la zona, esta masacre hubiera permanecido arropada en el silencio de terror, como muchos otros asesinatos de famlias enteras y genocidio en las zonas rurales y en los pueblos pequeños que nunca fueron reportados por la prensa amordazada, mucho menos por las mismas autoridades o a través de las embajadas, las cuales eran los únicos canales de contacto hacia el exterior. Los campesinos habían aprendido a silenciar el dolor y a no correr el riesgo de desaparecer o aparecer ahorcado en un árbol por contar sobre los crímenes y despojos, algo que naturalmente no le convenía al gobierno.

Noten que el testigo también señaló que: "lo mismo ha sucedido en Azua, en Constanza, etc".

Parte del informe de la Embajada de España que pudimos captar del documental

También pueden leer en la sección ATROPELLOS sobre otros asesinatos y despojos en la zona rural de Nagua. Pero repetimos: Es mínimo lo que se ha podido documentar sobre los crímenes en las zonas rurales durante los 31 años.

(Pueden leer sobre otras masacres en la sección CRIMENES III)

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Testimonio en video de genocidio en los arrozales de Nagua:

Francisco Benedicto Rodríguez: 
Santiago, 2011

Fui a Nagua a pasarme las vacaciones. Y ahí  yo iba a bañarme a la Boca  a la salida de Nagua. 

Ahí estaba Alcántara [general esbirro de Trujillo]. Cuando hicieron la finca de arroz de Nagua, y en una enramada que había a la orilla de la playa, mandaron a buscar todos los dueños de la tierra, yo estaba un muchachón.

Había un cofre y echaban todos los títulos de la tierra ahí y dizque le iban a pagar el dinero al otro día. Al otro día vamos a bañarnos a la Boca. Toda esa gente boyando que los ahorcaron a todos los dueños de la tierra. Ahí les cogí un odio a los jodidos Trujillos esos”. 

Noten, lectores, hoy llegamos a saber sobre esta masacre de campesinos cometida con tanta facilidad porque este adolescente (Francisco Benedicto) por casualidad fue con su amigo a nadar a ese lugar. Pregúntense cuántas masacres de familias y comunidades campesinas (aisladas) habrían ocurrido en los 31 años sin sobrevivientes ni testigos para contarlo.

Pueden ver este testimonio en el video  Vejaciones y Asesinatos Dictadura de Trujillo en YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=_2NN1emfgzs 

Historia oral de la dictadura trujillista 
Archivo General de la Nación (AGN)

Fue de esta brutal manera que los Trujillos se apoderaron de esas tierras para desarrollar sus enormes arrozales privados, los más grandes del país. Pero el abuso no paró en las masacres de los dueños originales de las tierras. Los testigos de la época y los pobladores que todavía hoy viven en Nagua recuerdan que en la década de los cincuentas, camiones del ejército y de la policía salían por los pueblos a recoger personas en forma indiscriminada, los subían en un camión y se los llevaban a trabajar gratis a los arrozales que tenían los Trujillo en esa zona. El que se atrevía a quejarse, aparecía muerto. Una vez establecidas sus empresas arroceras, Trujillo hizo aprobar una ley prohibiendo la importación de arroz y monopolizó la exportación del mismo a través de su compañía Exportadora Dominicana C por A. 

El extenso documental del director Rene Fortunato, El Poder del Jefe, se refiere a esta extrema explotación:

"Otra modalidad del sistema de explotación dictatorial aplicado por Trujillo fueron los campos de trabajos forzados, en los cuales se obligaba a la gente a trabajar sin pagarle nada a cambio. Para abastecer de mano de obra estos campos de trabajo, el ejército realizaba redadas en todo el país y los detenidos que no tenían trabajo permanente eran acusados del delito de vagancia, enviados a prisión y de la prisión pasaban a los campos de trabajo forzado. Igual les sucedía a aquellos ciudadanos que no tenían en regla sus documentos de identidad conocidos popularmente como los tres golpes: la cédula, la palmita y el carnet del servicio militar obligatorio.

Según datos no confirmados, en estos campos de trabajo perdieron la vida alrededor de 10,000 dominicanos, sobre todo en los campos del sisal de Azua, en las fincas arroceras de Nagua, en los caminos y carreteras, en la finca Mango Fresco de Virgilio Trujillo y en muchas otras propiedades de Trujillo y su familia."

El Poder del Jefe - Parte II
Min: 32, seg: 20
René Fortunato, Director 

Pueden leer más sobre los asesinatos y abusos extremos en Nagua en Pinceladas de la Era y el articulo El Sizal de Azua, campo de exterminio de anti-trujillistas en la sección ATROPELLOS de este portal.

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Nota: La imagen que acompaña más arriba a este informe es una representación de la masacre descrita por Francisco Benedicto, no es una foto real.  


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TAMBIÉN PUEDEN LEER MÁS ABAJO:

- El ritual de las muertes por "accidente" (16 casos con 32 asesinados)

- Caso Juan de Dios Ventura Simó (Aniversario de la gesta...)
- El asesinato de José Mesón 

- EXTRACTO: Fotos revelaron terror 

- Alfonso Perozo Guzmán

- Los Patiños: Ejemplo de honestidad y valor 

- También los obreros tienen sus mártires

- IMPORTANTE: 253 presos políticos desaparecidos

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REPORTAJE ESPECIAL

EL RITUAL DE LAS MUERTES POR "ACCIDENTE" 

(16 casos con 32 asesinados)
En cuanto a los asesinatos selectivos ejecutados por la dictadura trujillista, se recurría a diferentes modus operandi para eliminar a un gran número de individuos inconvenientes, ya sea por su oposición al régimen, por saber demasiado, por no resignarse o por resistirse a algún atropello o despojo, por ser pariente cercano de algún antitrujillista o por no hacerle las debidas reverencias al enorme ego de Trujillo o a algún miembro de su familia.
En algunos casos, ni siquiera trataban de ocultar la ejecución, matando a la víctima en su propia casa frente a la familia, en plena luz del día o en la calle frente a testigos. Esto lo hacían cuando también querían difundir el terror en la población. Estos burdos asesinatos políticos o caprichosos en público fueron más comunes en la etapa inicial de la dictadura. Con el tiempo la dictadura, ya consolidada, trató de refinar los métodos de eliminación para no socavar la legitimidad del régimen establecido, especialmente ante el cuerpo diplomático y la opinión pública internacional. De hecho, hasta los diplomáticos en RD de dictaduras como las de Somoza y Franco habían manifestado su estupor ante las atrocidades arbitrarias que se cometían en la patria de Duarte bajo esa dictadura sin ejemplo.

Uno de los métodos más socorridos fueron las desapariciones puesto que con esto no tenían que dar explicaciones ni llevar a cabo las investigaciones forenses de rigor sobre el móvil, el cuerpo de la víctima, el lugar de los hechos y la manera en que fue asesinado, cuando el verdadero culpable había sido algún sicario del propio gobierno.

Por cierto, muchas desapariciones a menudo iban precedidas por un período de tiempo en la cárcel (invariablemente con tortura) antes de soltarlos. Este recurso fue tan común durante los 31 años que los presos políticos sabían que cuando el régimen de repente los soltaba sin ninguna explicación (en realidad, para que los amigos y vecinos los vieran sueltos y así desligarse del inminente asesinato), se trataba de su condena a muerte, de tal forma que lo primero que hacían cuando los soltaban era tratar de asilarse o de esconderse antes de que los desaparecieran. Debido a esta astucia de los condenados a morir, en los últimos años el régimen prefería hacer que los presos escribieran y firmaran una carta agradeciéndole a Trujillo el perdón y su libertad para luego poder decir, con documento en mano, que no sabían nada de él porque lo soltaron en tal fecha. Poco después de firmar la carta, ejecutaban al preso en la cárcel y desaparecían su cuerpo.

Otro método conveniente, aunque más engorroso que la desaparición, era el “accidente” de carretera. Al igual que en las desapariciones, en el “fortuito percance” el gobierno tampoco tenía que dar explicaciones y por ser menos misterioso que una desaparación, se suponía que resultaba menos sospechoso. En casi todos los casos de estos accidentes fabricados trataban de que no quedara ningún testigo ocular ni un sobreviviente que pudiera dar declaraciones, lo que explica por qué los choferes nunca sobrivían al accidente.

Una clara señal de que manos del régimen estaban involucradas en estos accidentes era que a pesar de que había inconsistencias garrafales en el montaje del “accidente”, las autoridades del régimen (policía, fiscal y tribunales) rara vez iniciaban una investigación ni abrían un expediente sobre la probabilidad de una mano criminal u otra explicación aparte de ser un extrañísimo accidente. Naturalmente, las preguntas lógicas sobre las inconsistencias y contradicciones de la versión oficial tampoco eran planteadas en público por la prensa ni por los familiares, a menos que éstos estuvieran dispuestos a correr la misma suerte del fallecido.

También es importante señalar que los accidentes de carro fatales no eran muy comunes en esas décadas principalmente porque había muchos menos automóviles circulando que hoy. De hecho, los que vivimos durante la Era recordamos que los reportajes de accidentes fatales eran eventos raros y las veces que se oía una noticias de éstos a menudo tenían fuertes connotaciones políticas por tratarse de personas que tenían problemas con el régimen o que eran destacadas o importantes. Siempre llamaba la atención que en el 95% de los casos se trataba, convenientemente, de caídas por un precipicio o un barranco, no choques fatales puesto que este tipo de accidente era complicado porque se necesitaban otros vehiculos y otras victimas para completar la escena. Además, la causa de muerte por caída por un despeñadero -golpes múltiples al azar- era mucho más fácil de simular dándoles garrotazos a las victimas que tratar de fabricar golpes mortales por choque en que las heridas tenian que ser consistentes con el punto de impacto y con la intensidad del choque. Si no había consistencia, se confirmaban las fuertes sospechas de la población.

A continuación  presentamos algunos ejemplos de los “accidentes” que sufrieron los “inconvenientes”. Estos fueron los casos más conocidos o comentados (en voz baja) en su momento durante la dictadura, algunos de los cuales cobraron notoriedad internacional como fueron los casos de las hermanas Mirabal y las muertes relacionadas con el caso Galindez. Hubo otros “accidentes” políticos fatales de personalidades menos destacadas tales como el accidente del Lic. Diógenes del Orbe, el del doctor Fernandez Tavares, como también el del un oficial del SIM después del tiranicidio (ver secció CRIMENES IV) ya que el accidente fue un recurso bastante usado por la dictadura. Sin embargo, no los hemos incluido todavía entre los 31 asesinados por falta de detalles en estos momentos.

 Las muertes por simulacro de accidente que analizaremos en esta subsección son:

- Porfirio Ernesto Ramírez Alcántara, su chofer, seis pasajeros y 2 crimenes  
  asociados (10 asesinados)
- Otto Smolensky y su esposa (2)
- Jorge Alejandro Nin y su chofer (2)
- Donato Bencosme y su chofer (2)
- Ing. Octavio Pérez Garrido (1)
- Ing. Fausto E. Rodríguez Pérez y su chofer (2)
- Ramón Marrero Aristy y su chofer (2)
- Dr. Enrique Washington Lithgow-Ceara (1)
- El alferéz Jesús María Boñuela (1)
- Varios accidentes en el caso Galindez (Martínez Jara, Ana G. Viera, Antonio Rúa, (3)
  D. Jackson y su padre Wesley (mencionados, no incluidos en los 31 casos por no   
  estar seguros)
- Juan de Dios Ventura Simó (accidente de avión) (1)
- Jean Awad Canaan (abordamos también el caso de Pilar Baez) (1)
- Las Hermanas Mirabal y su chofer (4)

Como en la mayoría de estos casos nos limitamos a hacer un resumen del caso, invitamos a los lectores que tengan interés por conocer más detalles a que investiguen cada accidente por su cuenta puesto que en la red hay diversos artículos y otras publicaciones sobre la mayoría de estos casos.

Porfirio Ernesto Ramírez Alcántara, su chofer y seis pasajeros más

(La masacre de "El Número") - Un total de 10 asesinatos

En la cabina del camión de Porfirio Ernesto “Prim” ese 1 de junio, 1950 iban dos choferes (Juan Rosario y “Califón”) y el propio Porfirio Ernesto. Encima de la cama del camión iban tres ayudantes conocidos como “Los Cibaeños”, una mujer embarazada a quien por su tamaño le decian "La cosita" y el comerciante de pollos Zenón Alcántara. El camión siempre viajaba por la misma ruta por lo que fue fácil planear el crimen.

Porfirio Ernesto "Prim" fue ultimado a balazos, seis pasajeros fueron asesinados a garrotazos por un comando militar y luego sus cuerpos fueron lanzados dentro del camión por un despeñadero conocido como "El Número" de Baní. Como el camión se atascó y no cayó al fondo, se vieron obligados a incendiarlo para encubrir cualquier evidencia de asesinato. El séptimo, el chofer Juan Rosario, sobrevivió porque se hizo pasar por muerto. A pesar de sus serias heridas de quemadura y hematomas, éste logró caminar unos ocho kilómetros. Luego, fue recogido por un samaritano transportista que lo llevó al hospital de Baní donde Juan describió la emboscada, los garrotazos, el fuego y las súplicas de la mujer repetidas veces a las enfermeras, doctores y después al propio hermano de Porfirio Ernesto, el Dr. Víctor Manuel Ramírez Alcántara. Horas después, el chofer Juan Rosario fue asesinado de noche en el propio hospital por unos desconocidos.

Como si fuera poco, también asesinaron a otro testigo que se atrevió a confesar. El historiador Santiago Estrella Veloz nos relata:

"El doctor Ramírez Alcántara tuvo que tomar el camino del exilio. Sin embargo, antes de eso y cinco días después del crímen, a su consultorio se presentó el sargento de la Policía Alejandro Méndez, quien le contó con detalles todos los pormenores del asesinato de Prim y sus compañeros, detalles que conocía perfectamente pues había recibido una orden del coronel Teodoro Noboa Martínez de participar en una "misión especial" con miembros del Ejército.

"Horas después de su encuentro con el doctor Ramírez Alcántara, el sargento Méndez fue arrestado y trasladado al Palacio de la Policía, en Ciudad Trujillo. Esa misma noche entregaron el cadáver a su esposa, a quien comunicaron que el sargento se había ahorcado". 

Pero aún no termina esta secuela de muertes. En su libro Trujillo: La herencia del Caudillo (págs. 152-153), el ex-jefe del SIM región norte, Victor A. Peña Rivera, también relata esta masacre y contribuye con un detalle interesante. La mujer que iba en la cama del camión estaba embarazada y era esposa de un sargento de la policía destacado en San Juan de la Maguana: “Para evitar complicaciones el jefe inmediato de ese policía recibió órdenes de arrestarlo incomunicado. Y luego decidieron ponerle una inyección de veneno, explicando que se había muerto del corazón. Este sargento llevaba muchos años en la policía, era un leal servidor y su hoja de servicios era excelente”. (Ver La herencia del caudillo)

Debido a que se trata de una vil masacre de siete personas (incluyendo a una mujer) más el asesinato de dos testigos y un asesinato como secuela, decidimos incluir más abajo el relato detallado que hace Juan Bosch sobre este acto canallesco bajo el título de Una orgía de sangre en la tierra de Trujillo, escrito el mismo año en que ocurrió la masacre.

¿Qué motivó esta sanguinaria acción premeditada y bien coordinada en contra de Porfirio Ernesto Ramírez Alcántara en que también eliminaron a los siete testigos más a un militar y un policia?

El hermano de Porfirio Ernesto, el general Miguel A. Ramirez Alcántara, se había hecho enemigo de Trujillo desde 1930. En la expedición de Cayo Confites de 1947, fue el comandante de uno de los batallones, aunque esta invasión fue abortada por traición. También acaudilló, junto al general Juancito Rodríguez, la expedición de Luperón. Su hermana Cristina, quien vivía en Nueva York, también era enemiga jurada del dictador. Miguel A. Ramírez además se destacó militarmente como miembro de la Legión del Caribe en la guerra civil costarricense, siendo general de las tropas de Figueres, un líder demócrata, crítico de Trujillo. Después de mudarse a EEUU, jugó un papel destacado entre el exilio dominicano. Por la compra de armas para una nueva acción militar contra Trujillo, fue condenado a prisión en EEUU. Todo esto fue más que suficiente para comprometer la vida de los hermanos que todavía vivían en Santo Domingo, Porfirio Ernesto apodado "Prim” y el Dr. Víctor Manuel Ramírez Alcántara. Prim era un próspero empresario transportista. Con la puntualidad que caracterizaba a la dictadura a la hora de eliminar a un inconveniente, su destino marcado por el delito imperdonable de llevar la misma sangre de un antitrujillista le llegó inexorablemente a Porfirio Ernesto. Poco después, el Dr. Víctor Manuel Ramírez Alcántara y varios miembros de esa familia (Cristiana, Flor, José Altagracia, entre otros) se asilaron en diversas embajadas para salvar sus vidas.

También mataron a un cuarto hermano, a Ángel Darío Ramírez Alcántara (“Unito”), quien fue secuestrado y desaparecido en La Habana, Cuba en 1949 (ver sección CRÍMENES III).

Como el profesor y escritor Juan Bosch nos relata en detalle este cobarde y sangriento caso en que quisieron simular un accidente en masa (ocho personas), remitimos al lector al artículo del profesor: Una orgía de sangre en la tierra de Trujillo.

El hecho de que tuvieran garrotes en las manos demuestra la intención desde el principio de simular un accidente (los golpes en el cuerpo serían debido a la caída por el precipicio). Esto es posible cuando a la víctima se le puede matar facilmente con unos cuantos garrotazos. Como Porfirio Ernesto era un hombre grande y fuerte, y como opuso formidable resistencia, la cantidad de golpes que habría recibido para poder doblegarlo sería inconsistente con los golpes por accidente. Probablemente por eso y porque para poder matarlo tendrían que darle muchos golpes más, decidieron ejecutarlo a tiros y por eso no arrojaron el cuerpo de Prim dentro del camión junto con los otros siete sino que tuvieron que desaparecer su cuerpo perforado de balas.

Los lectores deben recordar que durante la dictadura el pueblo dominicano estaba casi completamente desarmado. Las armas estaban completamente prohibidas y al que le descubrían un arma ilegal terminaba en un centro de tortura. Unicamente los oficiales de confianza de Trujillo podían llevar el arma las 24 horas. En cuanto a los militantes antitrujillistas, algunos lograban apoderarse de un arma con mucho trabajo y la mantenían bien escondida hasta el momento absolutamente necesario de usarla. Por tanto, cuando la dictadura quería eliminar a alguien en la calle sin que se supiera que fueron esbirros del gobierno, recurrían principalmente a los garrotazos, a las cuchillas o la estrangulación porque muerte por disparo en un pueblo totalmente desarmado significaba necesariamente que murió a manos de militares. Cuando los mataban a tiros, entonces desaparecían el cuerpo, a menos que quisieran escarmentar a la población local.

Naturalmente, como siempre, si el pueblo se escandalizaba, el Benefactor alegaba total inocencia respecto a lo ocurrido y prometía justicia pronta y segura. Repetimos lo que han señalado los que conocían muy bien la doblez natural del dictador. La simulación de Trujillo de estar totalmente al margen de estos asesinatos era conocida por todos los que lo rodeaban y por la población, la cual estaba cansada de ver siempre el mismo melodrama de inocencia e indignación cuando no podían ocultar el crímen

Ningún oficial de rango medio o alto que valorara su propia vida y que le tuviera alergia a las horripilantes torturas en su propio cuerpo iba a incurrir en una masacre de esta magnitud por su propia cuenta, sin la orden de la más alta jerarquía. Era plenamente conocida la facilidad con que Trujillo eliminaba a sus propios esbirros. Además, el hecho de que quien encabezó este comando criminal fuera el propio jefe de la aviación militar, algo inusual, indica que la orden venía directamente desde muy arriba. Como si lo anterior no bastara, también hay que remarcar que esta masacre estuvo bien planeada pues de antemano la comandancia le había pedido a Porfirio (Prin) que transportara a unos ocho soldados, quienes serían sus propios asesinos (de él y de los siete pasajeros) y que los del comando en el jeep fueron preparados con garrotes para matarlos a palos y con esto poder simular un accidente.  Además, había otros militares esperando de antemano en las alturas de “El Número” para ayudar con el montaje del “accidente”.

Siete asesinados para silenciar a los testigos y para que el accidente fuera creíble
Más un militar asesinado por hablar.
También el esposo de una de las víctimas para que no investigara
Todo eso para poder matar a un solo hombre, a Porfirio Ernesto "Prim"
Sencillamente porque era hermano de un militante antitrujillista en el extranjero

Encontrarán más detalles sobre este caso en el artículo de Juan Bosch Una orgia de sangre en la tierra de Trujillo. El link es: http://identidadsanjuanera.blogspot.com/2011/01/una-orgia-de-sangre-en-la-tierra-de.html

Además, pueden leer otro artículo sobre esta masacre en este link: http://www.diariolibre.com/noticias/2010/04/26/i242895_sisal-azua-campo-exterminio-antitrujillistas.html

También pueden leer sobre otras masacres en las secciones CRÍMENES I CRÍMENES III y CRÍMENES IV.


Otto Smolensky y su esposa, la baronesa belga Marie Louise 

El periódico propiedad de Trujillo La Nación informó en una breve esquela que se encontraron los cuerpos de esta pareja en su carro, accidentado en un lugar aislado entre La Vega y Ciudad Trujillo. Como en casi todos estos accidentes por conveniencia, el informe no ofreció detalles sobre las causas del accidente, ni el tipo de heridas ni las circunstancias. La prensa no volvió a mencionar el fatal accidente a pesar de que la pareja de extranjeros era bastante conocida en la alta sociedad de Santiago.

Esta pareja que portaba ciudadanía polaca, refugiados de Europa (él era un ferviente anti-nazi de padres alemanes, ella era de ascendencia judía), había vivido en la República Dominicana desde 1937 en su finca ganadera llamada “El Ranchito” en La Vega. En un viaje que la esposa hizo en 1947 para visitar a su madre e hija en Europa, les expresó que Dominicana no era un lugar seguro para vivir y que ella tenía esperanzas de volver a vivir en Europa pronto. En 1948, ya terminada la guerra mundial en Europa, el señor Otto Smolensky y su esposa "Lali" decidieron vender su propiedad y sus pertenencias para mudarse a Estados Unidos donde tenían familia. El 15 de marzo de 1948 finiquitaron varias transacciones para liquidar sus activos con miras a abandonar el país. Ese mismo día la pareja le vendió la finca “El Ranchito” a Virgilio Trujillo Molina, hermano mayor del dictador (conocido por robar tierras bajo amenaza), quien le pagó con un cheque certificado de un banco de Ciudad Trujillo. Tras firmar los documentos de la venta, la pareja retiró todo su dinero de su cuenta bancaria en La Vega y también las joyas de la esposa. 

En esos años se podía viajar por avión con grandes sumas de dinero sin límites de tal forma que con todo su capital encima, las joyas y sus maletas, la pareja salió en carro destino a la capital con el fin de cambiar el cheque de Virgilio Trujillo, despedirse de Teodoor Weismann, un amigo holandes que vivía en la capital, y tomar un avión para abandonar el país. Nunca llegaron a la capital. Varias horas después de su salida de La Vega, un conductor vio el carro en el fondo de un despeñadero y lo informó a la policía. Un grupo de rescate encontró los cuerpos, pero nunca se informó sobre dinero alguno ni de las joyas. Sin embargo, los amigos, socios y empleados sabían sobre todas esas actividades de la pareja en sus últimos días y sabían que planeaban salir del país con su capital y las joyas de la esposa. 
Como lo explicamos más arriba, el informe se limitó a una breve esquela en uno de los periódicos del dictador y la prensa no volvió a hablar del accidente. Sin embargo, acostumbrados a sospechar cuando la prensa evitaba dar detalles de un accidente fatal por caída por un precipicio y cuando la policía no daba mayores explicaciones, la población fue acumulando información y detalles sobre las circunstancias del accidente por medio de las redes paralelas de información.

Se llegó a saber que cuando un miembro de la familia Trujillo (posiblemente el mismo Virgilio, hermano casi tan deshonesto como Petán) le informó a Petán Trujillo que la pareja Smolensky se aprestaba a abandonar La Vega llenos de dinero en efectivo y joyas, Petán no pudo contener sus acendrados instintos naturales de asaltante de camino de su juventud y mandó a un pequeño grupo de sus matones más allegados, encabezado por su esbirro de confianza, José Cepeda, con la misión de que interceptaran a la pareja, que la eliminaran y que se apoderaran del dinero y las joyas.

A pesar de la misión cumplida a cabalidad, el siempre listo Petán no tuvo la oportunidad de disfrutar del botín puesto que cuando su hermano Rafael Trujillo, el Jefe, quedó informado del atrevimiento de Petán sin su consentimiento (éste desafiaba el poder de Trujillo) lo obligó a que le entregara el botín. Con el dinero y las joyas en su poder, el Jefe declaró el caso cerrado. No valieron las indagaciones de Nonny, la hija biológica de Marie Louise e hija adoptiva de Otto, sobre sus padres y su herencia en RD (incluyendo la finca ganadera cuyo pago nunca recibió) ni valieron las presiones de varias representaciones diplomáticas en el país. El dinero y las joyas aparentemente quedaron a buen resguardo en manos del Benefactor. El cheque de Virgilio Trujillo nunca se canceló y la finca quedó en manos de los miembros de la familia Trujillo. En esos días, a la hija, quien vivía en Suiza, le aconsejaron no ir a RD por ser un país demasiado peligroso, por lo que contrató abogados internacionales, pero éstos no obtuvieron ningun resultado. La versión que les dieron fue que la pareja se accidentó cuando regresaban a casa del mercado y de esta manera no tenían que dar explicaciones sobre la alta suma del dinero que llevaban encima ni las joyas. Los bienes de la pareja, según escribiría Nonny años después, fueron confiscados por el "Estado". Los cuerpos nunca aparecieron. Décadas después, en los años sesentas y setentas, la hija visitó varias veces el país tratando de dar con los restos de sus padres pero nunca pudo encontrarlos, por lo que colocó una piedra simbólica en el lugar del accidente.

Los lectores se preguntarán cómo fue que los Trujillos se atrevieron a cometer semejante crimen y despojo en contra de una pareja europea de cierto estatus social. No hay que olvidar que estas personas eran refugiados y que, por tanto, no contaban con el apoyo de un gobierno establecido que pudiera velar ni reclamar por sus vidas ni sus bienes en una isla distante. Para 1948, Europa era un continente devastado por la gran guerra, en medio de una confusa transición política y económica, con urgentes problemas de hambre y falta de vivienda y con un posible conflicto en sus territorios entre los dos ejércitos victoriosos (el de EUA y el de la URSS). El país del cual eran nacionales, Polonia (con su capital completamente en escombros), se encontraba bajo la ocupación militar del Ejercito Rojo y era la principal manzana de la discordia entre EEUU y la URSS. Lo que menos le interesaba en esos momentos a un país devastado y ocupado era el paradero de una pareja insertada en una remota isla del Caribe de cuya existencia probablemente ni siquiera se habían percatado y en el cual ni siquiera tenían una embajada debido a la guerra y a la total ausencia de intercambio comercial. De ese aislamiento y abandono de la pareja estaban muy conscientes los Trujillos quienes, como los viejos delincuentes callejeros o asaltantes de camino que habían sido en su juventud, sabían olfatear por instinto natural el momento y el lugar en que su futura víctima se encontraría más vulnerable.  (Ver foto de esta pareja en RD en la sección PRESENTE.)

Dr. Jorge Alejandro Nin y su chofer  

En 1945 el joven abogado Dr. Jorge Alejandro Nin perdió la vida junto al chofer quien, por una extraña casualidad, era un inquieto líder sindical de choferes que se había ganado la antipatía de las autoridades. Según la esquela del periódico, el accidente de carretera ocurrió cuando Nin se dirigía a su ciudad natal de Barahona a asumir el puesto de fiscal. El carro, naturalmente, cayó por un barranco, matando a los dos pasajeros. Dejó una viuda, Altagracia Velásquez, y a tres pequeñas hijas: Ivonne, Brenda y Bertha. Siempre hubo dudas sobre si el sindicalista era en realidad su chofer o, lo que era más probable, si simplemente decidieron eliminar a dos pájaros inconvenientes de un solo tiro. 

Lo que no reportó la breve noticia es que dos días antes de que se publicara el "accidente" en el periódico, la policía secreta había detenido a Nin en su bufete para interrogarlo. Nin compartía el bufete con otro abogado que después se exilió en Estados Unidos. Pocas horas antes del accidente, Nin les había manifestado a personas de confianza su preocupación por su vida. Los cargos en su contra constaban de que Nin simplemente había dicho en una fiesta que Trujillo le había robado a su padre la mina de sal en Barahona, apropiación ésta bien documentada posteriormente por los historiadores. Su padre era un exitoso empresario, gran exportador y líder cívico que financiaba obras en beneficio de la municipalidad de Barahona. Después de la caída de la dictadura, fue declarado “Benemérito de la Ciudad de Barahona”, ciudad que hoy ostenta su busto en el parque central. 

No tiene ningún sentido que a Jorge Nin lo nombraran fiscal de Barahona justo después de ser detenido por la policía secreta y no debe sorprender, entonces, que lo accidentara antes de que pudiera llegar a ejercer un cargo para el cual realmente nunca estuvo destinado.  Esa era una estrategia típica de Trujillo para despistar cualquier asociación entre el régimen y el accidente puesto que se supone que ese nombramiento era una prueba de la buena relación entre la víctima y el gobierno por lo que el régimen no tendría nada que ver con el percance. Según José Almoina (Una satrapia en el Caribe, pág. 126), a Jorge Nin lo apuñalaron en la fortaleza Ozama y después anunciaron el accidente. No se sabe ni dónde ni cómo mataron al chofer. La familia de Nin pudo ir a recoger el cuerpo ya en el ataúd en la Fortaleza Ozama para llevarlo al cementerio, pero no le permitieron ver el cuerpo, sólo la cara. 

Donato Bencosme y su chofer– Una muerte anunciada

Conocidos como los "Guapos de Moca", ciertamente los Bencosme dieron pruebas de valentía y firmeza. En su familia se cuentan siete muertes violentas por su resistencia a la dictadura de Trujillo, desde su padre, Cipriano Bencosme y sus hermanos hasta un hijo y primos (Cipriano, Sergio, Donato, Alejandro, Boil, Ramon Camilo y Toribio Bencosme), todos perdieron la vida por su resistencia.

Donato Bencosme, de familia rica en tierras y bienes, no escondía su menosprecio de los Trujillos y en varias ocasiones demostró ese desprecio que sentía hacia El Jefe. En una ocasión se burló públicamente de Trujillo y en otra, contaba su hijo Cipriano, “Trujillo lo nombra gobernador de la Provincia Espaillat, que no podía rechazar porque hubiese sido su muerte. Estando en esa posición, Pipí Trujillo [hermano del dictador] comienza a venir a los campos de Moca a buscar los mejores mulos y caballos dizque para la Hacienda Fundación [propiedad de Trujillo], mandando a buscar el cheque a la gobernación, que nunca aparecieron porque esos eran robos de Pipí. Papá, valientemente, envió una carta a Trujillo diciéndole que daba pena que su apellido rodara por el suelo porque su hermano, un vulgar cuatrero, despojaba a los campesinos”.  (Ver referencia más abajo). Además, Donato fue objeto de críticas varias veces en el Foro Público, lo que ya era un lúgubre augurio.

El fatal desenlace de la vida de este valiente personaje Donato Bencosme nos lo cuenta la prestigiosa periodista Ángela Peña:

"A los pocos meses, añade, una guagua del Ejército perseguía a Donato, lo destituyeron del cargo y, aunque lo repusieron a los siete meses, continuó el acoso que él denunció en una carta pública. Lo acusaron de atentar contra la paz y la seguridad del Estado y lo condenaron a un año de prisión y 250 pesos de multa pero, el 23 de diciembre de 1957, Trujillo le concedió la libertad, le entregó su pistola y le advirtió: “Tu vida se respeta desde La Cumbre hasta Santo Domingo. De La Cumbre para allá eres hombre muerto, tienes muchos enemigos en el Cibao”. Se sabia que este tipo de advertencia de Trujillo de que se cuidara de "otros" era sencillamente una amenaza solapada de Trujillo. Donato se hospedó en el hotel Comercial, pero al poco tiempo regresó a Moca y cuando reabren los trabajos de la judicatura decide: “No quiero estar suelto por indulto, no he cometido ningún delito y es verdad que me andan buscando para matarme”. Apeló. La causa fue fijada para el 17 de febrero de 1957.

Nunca llegó al tribunal a defender su honra. Cuando iba a presentarse “lo detuvieron en Piedra Blanca junto a su chofer Rafael Camacho, lo desarmaron y trasladaron al Palacio de la Policía, en Santiago. Allí, asegura Cipriano, se juntaron Ludovino Fernández, Jaffet Cabrera, Pipí Trujillo, a esperar la autorización de Trujillo para matarlo. El día l8 le dicen: mira Donato lo que vamos a hacer con tu chofer, y le clavaron un estilete en el cuello. A papá lo mataron a palos el 18 en la noche, entre todos, lo metieron en un saco y el carro Opel en que andaba lo lanzaron a La Cumbre, de Puerto Plata, en un precipicio de 800 metros donde todavía está el vehículo”. La familia Bencosme conoció estos detalles por un militar que participó en los hechos, contó Cipriano. La prensa de entonces atribuyó el “accidente” a la rotura del guía.”

Para leer toda la historia de la lucha entre Donato Bencosme y el régimen pueden referirse al artículo de la prestigiosa periodista Ángela Peña en el diariolibre.com Donato Bencosme: La muerte anunciada de un coloso… También se encuentran muchos artículos en la red sobre la destacada y valiente familia Bencosme.

Ing. Octavio “Trene” Perez Garrido

Este caso ha sido mencionado muy brevemente en diversos libros y artículos por lo que investigamos sin encontrar mayores detalles, excepto que fue “accidentado” en las cercanías de la capital por sospecharse que era anti-trujillista asociado al Frente Interno. Finalmente encontramos una nota de so nieta, Lourdes Zambrana García:



 
Posteriormente, encontramos su biografía en Historia Dominicana en Gráficas:
https://www.facebook.com/historiadominicanaengraficas/posts/683446591853827/

El ingeniero Fausto Enrique Rodríguez Pérez y su chofer
El 31 de agosto de 1960 el Ing. Enrique (Quique) Rodríguez Pérez y su chofer, Ramón Antonio Guante, sufrieron un accidente fatal “al precipitarse el vehículo por un precipicio en el sitio denominado 'Los Cuatro Vientos' entre Barahona y Azua." La noticia en El Caribe, periódico propiedad de Trujillo, comentó que: “las circunstancias en que ocurrió el accidente permanecen desconocidas por no haber sobrevivido nadie y por falta de testigos oculares.”

Sin embargo, el montaje fue completamente incompetente al dejar los asesinos los cadáveres en la carretera mientras que la camioneta en que viajaban se encontraba en la parte alta de un precipicio de unos cuarenta metros, donde estaba atajada con una débil mata de bayahonda. No sólo no estaban los cadáveres en el carro sino que el casi inexistente daño que presentaba la camioneta indica la imposibilidad de que el “accidente" fuera capaz de ocasionar la muerte de ambos. Al examinar los cuerpos, los testigos concluyeron que habían muerto a garrotazos con un palo o una barra de hierro. Los asesinos también lo despojaron de RD$400.00, su anillo de matrimonio y de un cheque de RD$1,000.00 del Ayuntamiento de Pedernales para el cual el Ing. Rodríguez ejecutaba un proyecto.

Se puede contar entre los móviles detrás de este accidente el parentesco que tenía el joven Quique Rodriguez (29 años de edad) con el general Juan Rodríguez García (Juancito), el más importante e influyente enemigo de Trujillo en el exilio. Este multimillonario, considerado uno de los dominicanos más ricos de la época, ayudó a organizar y financió parcialmente las expediciones de Cayo Confites y la de Luperón, además de que les brindaba albergue y apoyo a los exiliados antitrujillistas en Venezuela. Ser pariente de don Juancito Rodriguez era un estigma en la Era de Trujillo. Además, nos cuenta el historiador Santiago Estrella Veloz que Pablo Rodríguez Salcedo, el padre de Quique Rodriguez, “nunca le aceptó un cargo a Trujillo. Era partidario del general Horacio Vásquez y en 1930, siendo Comisario de Moca, metió preso a Petán Trujillo, hermano del Jefe, acusado de robar vacas y emitir un cheque sin fondo en perjuicio de Delio Almánzar, residente en Guanábano, Moca. Cuando Trujillo pasó de Jefe del Ejército a Presidente de la República, en 1930, Petán estaba envalentonado al verse ahora uniformado como oficial de alto rango. Cada vez que visitaba a Moca, Pablo Rodríguez tenía que esconderse para no perder la vida”.

Como si esto fuera poco, el Ing. Quique Rodríguez había expresado varias veces que se oponía al régimen y en un par de ocasiones expresó brevemente sus sentimientos antitrujillistas en la presencia de un pariente lejano que había sido calié de la dictadura. Su situación empeoró cuando un par de veces se negó rotundamente a incurrir en ciertas irregularidades solicitadas por representantes de Petán. Por otro lado, el padre de Quique había tenido un altercado con el jefe inmediato de Quique en la Liga, el Dr. José G. Sobá, médico particular de Trujillo. Algunos historiadores han concluido que éste fue el autor intelectual del crimen, naturalmente con el beneplácito o la orden de los hermanos Trujillo, puesto que nadie se aventuraba a este tipo de asesinato por su cuenta, especialmente de una persona con la posición y el estatus del Ing. Rodriguez, sin la aprobación del régimen. El mismo Quique Rodríguez presentía su muerte violenta, además de que compañeros de trabajo y amigos ya lo trataban de lejos para no "contaminarse" pues lo consideraban un futuro cadáver. No hay que olvidar que Trujillo era obsesivo y vengativo por lo que a menudo una familia entera pagaba cualquier afrenta que alguien le hiciera a Trujillo. Una de las obsesiones de Trujillo era el general Juancito Rodríguez y sus actividades en el exilio. Ademas, cuando este partio, Trujillo se había apropiado de sus fincas y su ganado, pero peor aún, le había matado a varios hermanos y empleados de su finca y, ahora, al nieto de un hermano.

Para más detalles sobre este “accidente” y el juicio en los tribunales después de la caída del régimen, pueden leer El asesinato del Ingeniero Quique Rodríguez por Santiago Estrella Veloz en diariolibre.com y otros artículos en la red.

Ramón Marrero Aristy y su chofer
Siendo Secretario de Trabajo, Marrero Aristy murió junto a su chofer, Luis Concepción Belén, en un accidente de carretera el 17 de julio, 1959. Su cuerpo fue encontrado dentro de su automóvil en un precipicio de la carretera que une a Santo Domingo con Constanza.

El propio estudiante de medicina que recibio el cuerpo de Marrero Aristy comentó tiempo después que éste no había muerto debido al accidente. Lo mismo dijo el secretario personal de Aristy y pariente de éste quien fue designado como la persona que debía ir a reconocer el cuerpo y supervisar su preparación para el funeral al dia siguiente.
Los investigadores todos coinciden en que fue un simulacro de accidente, pero no se ponen de acuerdo sobre el móvil de este crimen. Marrero Aristy era una persona gregaria hasta el punto de ser demasiado indiscreto en semejante régimen. Era un hombre que se identificaba con los intereses de los obreros y que, según algunos en los círculos de poder, no encajaba dentro de la cultura autoritaria y exclusivista del Palacio. Otros sostienen que al presentir el final del régimen, Aristy estaba rompiendo con la lealtad al Jefe y que se estaba preparando para desempeñar un papel protagónico en el nuevo gobierno, probablemente como presidente del país ya que contaba con popularidad entre los trabajadores. En realidad, Marrero Aristy fue colocado en el cargo por conveniencia del dictador en su trama calculada de proyectar una imagen de apertura y participación popular en las más altas esferas del gobierno cuando los vientos democráticos y liberales soplaban en el continente. De ahi que Marrero Aristy siempre fue una pieza que no calzaba en la cultura autoritaria del palacio.

La versión más concreta sobre el motivo señala lo que todos los del Palacio sabían: Que Trujillo lo responsabilizó por una publicación que apareció el 12 de julio en The New York Times que acusaba al gobierno de Trujillo de corrupción. Se sabe que Trujillo lo regañó con zaña en el palacio dado que algunos oyeron los gritos de Trujillo frente a Aristy. Otros presentan la excusa de que, si bien Trujillo estaba enfurecido con dicha publicación, su muerte fue causada por un disparo hecho en el Palacio por uno de los escoltas de Trujillo quien creyó que Aristy iba a sacar una pistola del bolsillo para matar al Jefe. Pocos creen esta versión, especialmente porque los periodistas hasta ahora no han encontrado a ningún funcionario del palacio que recuerde haber oído un disparo en el palacio en esos años, además de que Font Bernard dice que lo vio salir del Palacio caminando ese dia, aunque visiblemente nervioso (ver más abajo).

Sea cual fuere la razón principal, todos coinciden en que el accidente fue simulado, máxime que se accidentó en una zona en que se acababan de registrar enfrentamientos militares con los expedicionarios de Constanza y todavía era una zona muy inestable. Un grupo de guerrilleros (el de Delio Gomez Ochoa) fue apresado el 11 de julio y ya el 17 de julio, aún cuando no se sabía si había más guerrilleros en la zona o si habría otros enfrentamientos, Marrero Aristy supuestamente se fue a Constanza dizque a relajarse en un hotel de la montaña. 

Todo parece indicar que el encargado de su muerte fue Johnny Abbes con quien Aristy habia tenido ciertas asperezas, por lo que Abbes estaria muy interesado en cumplir la órden de asesinarlo. De lo que no hay duda es que nadie se atreveria a matar a un alto funcionario del gobierno sin la anuencia expresa o la orden directa de Trujillo. La destacada periodista Angela Peña se refiere brevemente a este caso:

"El 17 de julio de 1959, se informó que el escritor había perecido junto a su chofer Luis Concepción Belén, al caer su vehículo por un precipicio. En cuanto a que lo eliminaron en el Palacio, dice Manuel Javier en Mis 20 años en el Palacio Nacional junto a Trujillo y otros gobernantes dominicanos que esta afirmación “es dudosa y objetable. Es un hecho casi cierto, de toda certeza, que fue en la prisión de La 40 donde lo asesinó la gente de Johnny Abbes”.

En Trujillo, aproximación al hombre y su tiempo anota Fernando Infante (trujillista, por cierto) que Marrero “fue asesinado a palos en la cárcel La 40…”

"Marrero era secretario de Trabajo cuando cayó en desgracia por supuestamente ofrecer durante un viaje informaciones adversas al régimen al periodista Tad Szulc que las publicó en The New York Times. Al regresar  fue a entrevistarse con Trujillo que 'lo ultrajó de palabras'. Afirman que el escritor, nervioso, “fue a sacar su pañuelo para secarse el sudor y un oficial del ejército, creyendo que iba a esgrimir un arma, lo mató de un balazo. Pero en el Palacio Nacional nadie recuerda haber escuchado un disparo en esa tarde negra… hay quienes opinan que Trujillo, después de vejarlo, ordenó su muerte al jefe del SIM y éste lo trasladó a La 40”, apunta Javier."
Las dos caras de Angelita Trujillo
Por Angela Peña
13 de marzo, 2010
hoy.com.do 

R. A. Font Bernard es uno de los que más información directa nos puede dar sobre la muerte de Marrero Aristy por ser un funcionario del Palacio en esos días, porque intercambiaba opiniones con Marrero Aristy y por su conversación con el joven que recibió el cadáver de Aristy.

Font Bernard (también trujillista) refuta claramente a aquellos que han querido convertir el asesinato en una especie de simple accidente por el mal juicio de un agente de seguridad en el Palacio (los que la difunden nunca se han ocupado de decirnos de dónde proviene dicha versión) quien supuestamente pensó que Aristy iba a sacar una pistola de su bolsillo para matar a Trujillo y no un pañuelo cuando el Jefe lo increpaba, por lo que le pegó un tiro y lo mató. En contradicción con la versión anterior de que Aristy era ya un cadáver cuando lo sacaron del Palacio, Font Bernard dice que él vio a Aristy salir del Palacio, visiblemente perturbado (probablemente por el argumento con Trujillo), el mismo día en que Aristy desapareció. Al día siguiente Font Bernard asistía al funeral de su compañero de Palacio. Por cierto, en las exequias no faltó la corona de flores de parte de Trujillo con la inscripción que decía ““A mi amigo y  colaborador Ramón Marrero Aristy. Generalísimo Trujillo”. (Leer: El asesinato de Marrero Aristy por R.A. Font Bernard, provinciasdominicanas.org).

A esto se le suman las declaraciones del señor Wilfredo Mejía Alvarado, quien colaboró estrechamente con Aristy por mucho tiempo, era pariente suyo y quien fue a reconocer el cuerpo en la morgue de Bonao y a supervisar la preparación del cuerpo para el funeral. Declaró por escrito años después que el cuerpo mostraba golpes en la cabeza pero que no vio ninguna herida de bala. También examinó el lugar del accidente, el carro volcado de cerca y determinó que éste fue empujado por el precipicio, que no fue por accidente.

Por falta de espacio y porque el articulo es muy largo, invitamos a los lectores a leer las  declaraciones hechas en 2003 por Wilfredo Mejía Alvarado en su extenso articulo Origen humilde de Marrero Aristy despertó enconos de aristocracia trujillista por Wilfredo Mejía Alvarado, Hoy.com.do (6/7/2003).

Dr. Enrique Washington Lithgow Ceara
En una escueta nota, el Listín Diario del 3 de octubre, 2010 recuerda brevemente este caso:
1949. Muere aparentemente asesinado por sicarios de Trujillo el doctor Enrique Washington Lithgow Ceara. Se informó que murió ahogado cuando su carro se precipitó al río Ozama. Unos atribuyen su muerte a comentarios hechos por él sobre la supuesta enfermedad prostática de Trujillo y otros a un informe de Anselmo Paulino sobre la inconformidad pública del doctor Lithgow Ceara cuando se le ordenó que moviera su automóvil de la avenida George Washington donde estaba estacionado y por donde paseaba con frecuencia en horas de la tarde el generalísimo”.

Otros investigadores de la dictadura igualmente habían recogido la versión que había emanado desde los propios pasillos del poder en el sentido de que Lithgow había sido eliminado por sus imprudencias.

El doctor Enrique W. Lithgow Ceara había pasado años estudiando en EEUU donde se especializó en urología. Todavía entrañaba en su personalidad la cultura americana de poder expresar inconformidad con el gobierno y hasta de burlarse de los altos funcionarios sin repercusiones. Eso explica que en forma tan ingenua haya cometido esas “imprudencias”, máxime cuando se trataba de la salud y vida del Jefe Supremo en momento en que era uno de los medicos consultados sobre los problemas de salud que El Jefe estaba padeciendo. El propio Balaguer se refiere en su obra Los carpinteros al mordaz y fatídico comentario del Dr. Lithgow sobre la salud de Trujillo, una audacia que sorprendió a todos los presentes.

Si los lectores se resisten a creer que por tales nimiedades el doctor Lithgow hubiera sido asesinado, una vez más les recordamos que ser eliminado por decir cualquier cosa que insinuara una crítica o burla del dictador o su familia (o una afrenta) era la norma, causa suficiente para ser detenido, torturado o eliminado. Los dominicanos lo sabían muy bien y por eso se cuidaban mucho de lo que decían respecto al gobierno, en especial respecto a cualquier miembro de la familia Trujillo y sus allegados. Aparentemente, el Dr. Lithgow no se habia "aclimatado" a la cultura extremamente opresiva que imperaba. Como ejemplos de estas muertes por una frase inoportuna, pueden leer sobre el joven Colón Piris y Rafael Yepez en la sección CRÍMENES III  y leer el siguiente caso del alferez Boñuela.

Según el investigador y periodista Edwin Disla, el Dr. Lithgow Ceara fue asesinado por asfixia antes de ser lanzado en su Buick al río Ozama. Una reciente publicación ofrece una razón concreta por este asesinato. Nos referimos al libro Ayer, el 30 de Mayo y después  de Fernando Amiama Tió, alto funcionario del régimen trujillista por muchos años (Canciller, Director de Pasaportes, Secretario de Estado de Trabajo, encargado de los asuntos haitianos, también hermano del héroe nacional Luis Amiama Tió). Sin embargo, no tenemos acceso al libro, pero la reconocida periodista Ángela Peña, quien sí leyó el libro detenidamente, escribió un artículo (La verdadera historia del ajusticiamiento)  sobre este libro en que dice que el documento también narra con pormenores “las causas concretas del crimen contra Lithgow Ceara” y otras víctimas. Aunque lamentablemente la periodista no nos ha transmitido cuáles fueron las causas concretas, claramente lo califica de crimen con base en lo narrado en el libro.  

A pesar de que el Dr. Lithgow no tuvo tiempo en nuestro país de desarrollar una prestigiosa carrera en su especialidad, después de la caída de la dictadura le cambiaron el nombre al hospital Marión por el nombre del Dr. Lithgow Ceara en honor a este joven médico.

El alferez Jesús María Boñuela  

Otro accidentado por cometer el error de decir una “imprudencia”, esta vez un simple comentario de dos palabras “Qué barbaridad”, al presenciar los repugnantes y macabros actos a que fue sometido el cuerpo de José Messón (tanto vivo como ya muerto), después de pasar días bajo tortura. Por esas dos palabras "que barbaridad" pagó con su vida este alferez originario de España.

A continuación reproducimos los tres párrafos que describen brevemente las circunstancias de este caso tomados del artículo El asesinato de José Messón. El lector puede leer el artículo completo más abajo.

Antes debemos explicar que el autor del artículo dice que éste fue “el más salvaje, sádico y cruel realizado en un recinto de la Marina de Guerra dominicana”, no porque este tipo de crimen macabro fuera algo totalmente fuera de lo común en el país como todos ya sabemos, sino simplemente porque la Marina de Guerra tenía poco que ver con la represión en tierra que ocurría practicamente a diario durante la larga dictadura, pues la labor de represión en la isla les correspondía al SIM (Servicio de Inteligencia Militar) y al Ejército, los que siempre tuvieron las manos más sucias por sus torturas, atropellos y asesinatos. La labor de la Marina era principalmente resguardar las costas y pasear a los miembros de la familia Trujillo en sus yates de lujo. Suponemos que también eran los encargados de lanzar los cuerpos al mar, aunque no participaran en los asesinatos ni en las torturas.

Para cuando llevaron a José Messón al recinto de la Marina para ultimarlo frente a sus antiguos compañeros de la Marina, ya Messón había sido sometido a despiadadas torturas en La 40 durante días, incluyendo fuertes electrochoques en la silla eléctrica.

A continuación los tres párrafos relativos al poco conocido alferéz Jesús María Boñuela:
"El prisionero [José Messón] con su mirada perdida, apenas sosteniéndose sobre sus pies, intentó hablar inútilmente. Germán Bello lo derribó de una bofetada. En el suelo, le colocaron un lazo al cuello, de una soga que colgaba discretamente de la robusta rama del mango, y halaron a Messón. En el pináculo lo retuvieron un minuto y lo dejaron caer contra el suelo asfaltado. Tras repetir esta acción cuatro veces, soltaron la soga y el ya cadáver se precipitó a tierra. A seguida el cabo barbero Rossó Piña, con un enorme y  filoso cuchillo le cercenó los órganos genitales y le dividió el cuerpo en cuadritos.
El oficial de mesa alferez Jesús María Boñuela, de origen español, indignado comentó a media voz: '¡Qué barbaridad!' Este comentario le costó la vida: a los tres días lo asesinaron valiéndose del muy usado método trujillista de “accidentarlo” en un automóvil.
El barbero Rossó Piña, continuando con su macabra tarea, arrastró por la soga el cadáver, tiznando de sangre el asfalto del patio, y se lo mostró a los militares presos por faltas disciplinarias para que les sirviera de escarmiento. Finalmente, junto a varios de sus compañeros, con las culatas de fusiles le destrozaron la cabeza  para su introducción en un saco de henequén, el cual con rocas y piedras en el fondo lanzarían al mar".

Por cierto, como ocurría a menudo, al saber de la ejecución de José Mesón, su hermano y algunos miembros de su familia se asilaron en embajadas por temor a sufrir consecuencias.

Mencionamos de paso que el fotógrafo del SIM, Pedro Aníbal Fuentes Berg (Chichi), fue quien tomó la famosa foto de José Messón en la silla eléctrica (ver foto en sección PRESENTE). Sensible al sufrimiento que presenciaba mientras fotografiaba a las victimas, le sacó copia al negativo de esta foto junto con unas cuatro fotos más de los torturados. Su hermano, Gilberto Fuentes Berg, las sacó del país para que se publicaran. De hecho, el caso de José Messón se hizo notable no porque fuera un caso fuera de lo común, sino simplemente debido a esa foto puesto que eran contadas (unas 5 fotos) las imágenes de los torturados en los centros de tortura de la dictadura, esto gracias a los hermanos Fuentes Berg.

Por esta audacia de estos dos hermanos, al ser informado Johnny Abbes de este filtraje, los hermanos Aníbal y Gilberto Fuentes Berg fueron detenidos y desaparecidos. Hasta hoy no se sabe del paradero de sus cuerpos. Algunos creen que también fueron torturados. Para más detalles sobre el caso de los hermanos Fuentes Berg, pueden ir a la sección CRIMENES III (BREVES).

Como todo en ese demencial reino de terror, increíble pero cierto.

Varios accidentes en el caso Galíndez

Muchos conocen del secuestro de Jesus de Galindez, de la supuesta riña en que el piloto Murphy es empujado al mar y desaparece y que después Tavito de la Maza se suicida en su celda. Pocos saben que además murieron en supuestos accidentes de tránsito la mujer que hacia de enfermera acompañando al paciente Galindez en el avión y su novio, también partícipe del secuestro. A eso se le suma el accidente fatal que sufrió el suegro de Tavito de la Maza. Tampoco se pueden dejar de mencionar el accidente fatal de la avioneta piloteada por otro testigo y el suicidio del médico que inyectó a Galindez en Nueva York.

Al planear el secuestro de Galíndez, Trujillo nunca contó con que la desaparición de Galíndez fuera a crear tanto alboroto en Washington y en la prensa norteamericana. Esto ocurrió, efectivamente, porque Galindez resultó ser ciudadano norteamericano y además agente de la FBI y de la CIA, dos cosas que Trujillo no sabía y razones por las que el gobierno de EEUU movilizó a sus agencias para investigar el caso (pretendiendo no saber nada del asunto), con la acompañante campaña de asedio en la prensa. Esto obligó a Trujillo a iniciar una cadena de asesinatos para silenciar a los participantes. Pero al hacer desaparecer también al piloto Murphy, la situación empeoró porque Trujillo tampoco contaba con que el congresista por el estado de Oregon (Charles Porter), de donde era el piloto Murphy, resultaría ser un sujeto tan obstinado y activo en la investigación sobre el caso Murphy en que llegó al punto de exigir una investigación del Congreso y audiencias sobre la desaparición de Galindez y Murphy, lo cual efectivamente decidieron que se llevaría a cabo. A las investigaciones de la FBI, de la embajada y de la prensa, se sumaron las audiencias del Congreso. El caso Galíndez era para entonces tema de primera plana en los periódicos de EEUU y del continente.

En honor a la objetividad, debemos señalar que investigaciones recientes del investigador y publicista Aquiles Julián (y otros) señalan que, aprovechando el instinto criminal de Trujillo, su irracionalidad y su impulsividad caprichosa, éste fue manipulado por dos poderosos funcionarios del gobierno norteamericano (los hermanos Dulles) para que se deshiciera de Galindez. Le hicieron saber que Galindez estaba por publicar su tesis exponiendo la corrupción, inmoralidad y atropellos del régimen de Trujillo. Estos altos funcionarios tenían interés en hacer desaparecer a Galíndez por razones de un cambio de política hacia Franco al que Galíndez se oponía. Estas recientes revelaciones de Aquiles Julián y otros podrían explicar los atentados y “accidentes” que ocurrieron fuera de la isla en conexión con el caso Galindez (sobre dichas muertes y atentados, ver más adelante). Por otra parte, se dice también que lo que más enfureció a Trujillo de todas sus acusaciones fue que Galindez expresara que Ramfis no era su hijo biológico.

Hay que tomar en cuenta que las agencias e instituciones de Estados Unidos no estaban organicamente integradas ni coordinaban bien sus tácticas y estrategias y esto explica como fue que la embajada, el Congreso, buena parte de la prensa norteamericana y hasta los niveles medios y bajos de la FBI tampoco supieran de las manipulaciones de los hermanos Dulles sobre Trujillo, por lo que desempeñaron cabalmente el papel que les correspondía sin percatarse de la manipulación. Mucho de lo que ocurre a ese alto nivel de los servicios de inteligencia es sólo conocido por pequeños círculos de poder. Esa manipulación, naturalmente, no exculpa moralmente a Trujillo de la planeación y ejecución del crimen, además de que sin lugar a dudas fue la dictadura la que se encargó de eliminar dentro del país a todos los que estuvieron involucrados en la desaparición de Galindez, unas seis o siete personas, motivado Trujillo por el escándalo en la prensa internacional en relación al secuestro y por las investigaciones de la FBI y la embajada. Por su estilo visceral de gobernar, Trujillo fue incapaz de percatarse de que la fuente del revoloteo que lo "obligó" a hacer una limpieza interna (y posiblemente externa) probablemente fue la misma fuente que lo manipuló para que secuestrara a Galindez. 

A varios investigadores siempre nos pareció exagerada, y por ende sospechosa, la coordinada y estridente reacción en EEUU al secuestro de Galindez en comparación con otros asesinatos en el exterior (Almoina, Requena, Bencosme, etc.), especialmente porque Galindez, antes de su secuestro, era tan desconocido en la prensa internacional como las demás víctimas de Trujillo en el exterior. Sobre la trama pueden leer los recientes artículos de Aquiles Julián titulados La conspiración perfecta de los hermanos Dulles y El hombre a cargo de secuestrar a Galíndez, además, Cómo Galindez pasó de informante aliado a enemigo
Volviendo a la secuela de asesinatos dentro del país, en su libro La palabra encadenada, Joaquín Balaguer (al igual que varios investigadores) narra que el agente de Trujillo Francisco Martínez Jara (alias El Cojo), un agente español de Franco al servicio de Trujillo que participó directamente en el secuestro de Galíndez, fue eliminado en agosto de 1956. El gobierno anunció que Martínez Jara había fallecido en un accidente de tránsito, pero nunca revelaron el cuerpo, ni el carro, ni el lugar preciso del accidente.

Días después en ese mismo mes de agosto, Ana Gloria Viera (21 años de edad), una hermosa agente secreta (fungía como enfermera) que acompañó en el avión a un Galíndez inconsciente, novia de Martínez Jara, también murió en un accidente de tránsito en la carretera Duarte a la altura de la Cumbre de Bonao, 12 días después de dar a luz a su hijo Manuel. Encontraron su cuerpo detrás del timón del carro. Lo extraño era que todos sabían que Gloria Viera no sabía manejar y que nunca la habían visto detrás de un timón.

Semanas después de esos dos accidentes, también pensaron en presentar la muerte del piloto Gerald Lester Murphy como un accidente.  Luego, optaron por culpar a Tavito de la Maza ya que Tavito tenia una cuenta pendiente por el homicidio de un hermano del esbirro Felix Bernardino, uno de los mejores amigos de Trujillo. Acusaron a Tavito de la Maza de haber matado a Murphy en una riña en una carretera paralela al mar. El cuerpo de Murphy supuestamente cayó al mar. A su vez, Tavito de la Maza, después de ser detenido por el presunto crimen, se “suicidó” en su celda. Los investigadores de la embajada americana que examinaron la celda dijeron que el frágil tubo de donde supuestamente se colgó de la Maza jamás hubiera podido soportar un cuerpo de un hombre, además de otras inconsistencias materiales.

En cuanto a la decisión de eliminar a Murphy, los investigadores señalan varias razones, además de ser simplemente el próximo en la lista fúnebre con el fin de eliminar toda huella. Entre éstas, que Murphy ya estaba hablando demasiado con amigos sobre el misterioso vuelo, que Murphy se rehusó a bombardear la Habana (entonces Trujillo organizaba una invasión a favor del presidente depuesto Prío Socarrás en contra de Batista) y que Murphy, al ver que los que habían participado en el secuestro de Galíndez estaban sufriendo accidentes fatales, de repente puso un anuncio en Ciudad Trujillo para vender sus pertenencias, clara señal de que planeaba abandonar la isla, razón por la que fue interceptado y eliminado.


Salvador Cobian Parra, coronel de origen cubano, había sido designado por Trujillo jefe del Servicio de Inteligencia en 1956 y fue uno de los ejecutores del secuestro de Galindez. Cobían fue asesinado a balazos en su oficina. El caso fue presentado primero como un suicidio y después como una riña e intercambio de balas en que también el otro oficial murió.

Por otro lado, el médico dominicano Miguel Rivera, encargado de drogar a Galíndez en Nueva York, supuestamente se “suicidó” con cianuro en su casa de Ciudad Trujillo.

Varios investigadores sostienen que también el suegro de Tavito de la Maza fue eliminado en un "accidente" dado que él estaba profundamente indignado por el "suicidio" de su yerno y estuvo activamente involucrado en las indagaciones de su muerte. Sobre este caso, el periodista Sócrates L. Peguero nos resume: 

"Antonio Rúa, padre de Marusa Rúa, la esposa de Octavio de la Maza. Al señor Rúa sentir repulsa y manifestar su descontento por la muerte de Tavito, planificaron su muerte. Aprovechando que el señor Antonio Rúa era comisionista y tenía que viajar periódicamente hacia el interior del país, decidieron esperar el que fuera su último viaje y le tiraron un Catarey encima en la vieja carretera del Este. Catarey era un enorme camión (marca Mack) que se usaba para el tiro de caña de azúcar".

Como se trata de un choque con un camión y no tenemos otros detalles, no podemos afirmar ni negar que fuera un accidente fabricado, pero les recordamos a los lectores que expresar descontento con el régimen y tener la audacia de ponerse a indagar sobre un asesinato del régimen eran motivos suficientes para terminar fatalmente "accidentado" o desaparecido.

Murphy había hecho escala desde Long Island en un pequeño aeropuerto de West Palm Beach, Florida, atendido por Donald P. Jackson (23 años) y su padre, Wesley (el dueño de ese aeropuerto), aparentemente las únicas dos personas que atendian ese pequeño aeropuerto esa mañana. El Joven Jackson fue el que atendió el avión de Murphy esa mañana del 13 de marzo, 1956. Su padre Wesley también se encontraba en el aeropuerto. Cuando el Congreso de EEUU empezó sus investigaciones, había citado a Donald Jackson a que compareciera en las audiencias como testigo, pero convenientemente seis días antes de su cita con el comité del Congreso el joven y su padre se mataron al estrellarse su avioneta privada en un vuelo a Texas. Por suerte, Donald Jackson había sido entrevistado por la estación de radio de Miami, WGBS, antes de morir en que había declarado que cuando entró en el avión para llenar los tanques extras que llevaba el avión, él vió un cuerpo en una camilla dentro del avión de Murphy y había detectado un extraño olor a droga en el fuselaje del avión. Aunque no se puede decir a ciencia cierta que este fatal accidente en que murieron padre e hijo fue inducido, resulta muy sospechoso que ocurriera justo antes de su cita en las audiencias, donde hubiera revelado que efectivamente Murphy llevó a un “paciente” a RD en esos días. Esto naturalmente conectaba la desaparición de Galindez con República Dominicana y la complicidad de Murphy, algo que Trujillo negaba rotundamente.

Igual de conveniente fue la muerte del guardián de seguridad, Robert Smith, del pequeño aeropuerto Zahn’s en Long Island, NY, único testigo cuando esa noche del 12 de marzo, 1956 montaron en el avión de Murphy al “paciente” en una camilla. El guardián sufrió un infarto fatal días antes de poder hacer sus declaraciones oficiales. Naturalmente, no se puede concluir que este ataque fuera inducido, pero llama la atención que todos los testigos e involucrados en el sonado caso Galíndez quedaron eliminados poco después de los hechos o poco antes de sus citas para comparecer ante los investigadores.

En estos dos últimos casos hay que recordar que los agentes de Trujillo siempre mantenían contacto con redes de matones del bajo mundo, nacionales de los países en que Trujillo tenía algún interes con el fin de poder contar con sus servicios de apoyo logístico a las operaciones del Jefe en cada país. Los investigadores americanos han documentado, por ejemplo, las conexiones entre los agentes de Trujillo y las mafias de EEUU. 


Pantolín de Castro Beras fue militar, parte del Cuerpo de Ayudantes Militares del propio Trujillo. En la página 65 de sus memorias, Trujillo y mis vivencias, se refiere al siguiente caso: “…la profesora Graciosa Bobadilla Beras fue espectadora en la Universidad de Columbia del secuestro y anestesiamiento del profesor Galíndez y llena de pánico expresó: ¡Ay! ¿Y qué es lo que le están haciendo a ese pobre hombre? 

No podía quedar ningún testigo de este caso y de ello se encargó una prominente embajadora también oriunda de El Seibo, la que hizo una cordial invitación a una recepción en la sede de las Naciones Unidas, de la que formaba parte, y así con una copa de veneno terminó la existencia de mi infortunada profesora”. (fin de la cita). La diplomática, pertenecia al íntimo círculo de confianza de Trujillo. Era una soplona, hermana de un famoso matón y fanático trujillista. Estamos buscando otras fuentes que confirmen el caso de esta profesora.

Además, la esposa del editor chileno, Alfonso Naranjo Urrutia, quien estaba por publicar el libro de Galíndez La Era de Trujillo (libro que Trujillo quería evitar que se publicara a un alto precio en oro y en sangre) en la Editorial del Pacifico, sufrió un atentado de secuestro en Los Ángeles casi simultaneamente con el secuestro de Galíndez. Salvador E. Morales Perez en su libro Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura de Trujillo (pág. 249) nos cuenta: 

“Martha Vargas Urzúa, se hallaba en estudios especializados en Pasadena, California. Un grupo de individuos no identificados la atacó y golpeó en la cabeza con ánimos de secuestro el 13 de mayo, de ese mismo año de 1956. No hay duda, de que la agresión tenía el objetivo de chantajear o amedrentar al esposo para evitar la impresión. No obstante, no lo lograron y finalmente se imprimieron 15,000 ejemplares de la obra”. 

Los lectores pueden descargar gratis el libro de Salvador Morales en: http://www.agn.gov.do/sites/default/files/publicaciones/volumen_74_2.pdf.

Estos atentados e intentos de secuestro contra inocentes familiares de los inconvenientes o “enemigos” del dictador eran algo común en RD y algunas veces ocurrían en otros países. Otro ejemplo es el caso de otro intelectual español que también sería eliminado por escribir en contra de Trujillo, José Almoina. Su hija menor Helena casi fue secuestrada por hombres que la llamaron desde un carro de lujo. Cuando ella se acercó, trataron de meterla a la fuerza en el carro (la niña se había salido del apartamento sin permiso). El secuestro no se logró ya sea porque la niña era muy flaquita y pudo escurrírseles a sus captores o porque éstos sólo hicieron un falso intento para aterrorizar a Almoina.

Este incidente con la niña de Almoina ocurrió en medio una campaña de fuertes e incesantes advertencias, amenazas y presión de parte de agentes y “diplomáticos” dominicanos en México y Cuba en relación a la información sobre el régimen que Almoina pensaba publicar y que ya había difundido a sotto voce en círculos diplomáticos. 

Por cierto, el caso Almoina podría quedar incluido en esta sección ya que a Almoina lo eliminaron arrollándolo con un carro en México, pero también con disparos. Sin embargo, decidimos incluirlo en la sección sobre asesinatos en el exterior (ver CRÍMENES III) y no aquí

En resumen, sobre el caso de la desaparición de Galíndez, el saldo de muertes fue:

6-7 muertes para silenciar a los involucrados en la desaparición del profesor español
Una muerte (el suegro de Tavito de la Maza) por criticar y por ponerse a investigar
Posiblemente las tres muertes en EEUU de los que atendieron el avión y un atentado fallido.

Juan de Dios Ventura Simó
Fue un piloto de la Fuerza Aérea Dominicana que desertó el 30 de abril, 1959 en un vuelo de rutina y voló su avión a Mayaguez, Puerto Rico donde pidió asilo político. Debido a que el padre de su esposa era un cercano colaborador y amigo del Jefe desde hacía muchos años, Ventura Simó no estaba preocupado por posibles represalias en contra de su mujer y su familia.

Días después de su deserción, se encontraba en Caracas bajo la protección de Rómulo Betancourt y poco después se trasladó a Cuba para colaborar con los exiliados antitrujillistas. Ingresó como piloto a las filas de los expedicionarios que salieron de Cuba en junio, 1959. Su avión aterrizó en Constanza y fue capturado por el ejército trujillista el 17 de junio. 
A diferencia de los demás capturados vivos que fueron encarcelado en los centros de tortura de Trujillo, Ventura Simó fue presentado ante la prensa y el cuerpo diplomático como un colaborador del régimen que se había infiltrado en las filas de la oposición en el exilio, especificamente en el ejército de liberación que salió desde Cuba. Fue ascendido por Trujillo con orgullo público de capitán a teniente coronel.  

Versiones contrarias a la historia oficial señalan que la deserción de Ventura Simó fue auténtica, pero que tal como ocurrió con algunos capturados, después de su captura fue obligado bajo amenaza o llegó a un acuerdo de colaborar con Trujillo para salvarse de las torturas, de una muerte segura y para proteger a su familia, lo que le permitió a Trujillo usarlo en público para burlarse y desalentar la moral de la resistencia y la opinión publica opositora.

Sobre el encuentro entre Ventura Simó y el cuerpo diplomático, los embajadores habían acudido a la cita engañados, pues el canciller dominicano les había dicho que se reunían para otro propósito. La mayoría de los diplomáticos se sintieron ofendidos con este engaño ya que, para su sorpresa, fueron fotografiados junto a Ventura Simó con fines propagandísticos, como si estuviesen celebrando su lealtad a Trujillo. A continuación, Rafael Chaljub Mejía, en su libro La Era en los días del fin, nos describe en la página 105 dicho encuentro: 

“El hecho cierto fue que, uno por uno, los representantes extranjeros saludaron a un hombre ostensiblemente vencido y demacrado, al cual el brillo del uniforme y las medallas que colgaban de su pecho no podían ocultarle las evidencias del mal momento que pasaba. Semiaturdido, sin poder reflejar el ánimo de triunfador que se empeñaba en aparentar, un gesto de sombría incertidumbre delataba la tragedia que lo estaba atormentando”.

Las sospechas del pueblo dominicano respecto a la versión del gobierno sobre la lealtad de Ventura Simó se intensificaron cuando, después de tanto barullo propagandístico, de repente no se volvió a hablar más del héroe, ni se le volvió a ver. Fue cuando la madre de Juan de Dios le pidió a Trujillo poder ver a su hijo que de inmediato montaron el accidente aéreo en que Ventura Simó se accidentaría (nunca encontraron su cuerpo)  en una exhibición de acrobacia aérea en homenaje a Trujillo, ampliamente anunciada por el gobierno con el fin de que todos presenciaran el “accidente”. En realidad no presenciaron ningún accidente sino la ausencia repentina de uno de los cuatro aviones que participaban en una acrobacia, pues el avión simplemente desapareció en el horizonte, ilusióóptica que ocurre cuando un avión vuela más allá de la linea del horizonte. Se cuenta que antes de sufrir el supuesto "accidente", Ventura Simó sufrió un largo suplicio sometido a las más horrendas torturas (algunos han dado detalles de las macabras torturas a que fue sometido) las cuales no describimos aqui para no extender este caso y porque dichas torturas siguieron casi el mismo patrón (con ciertas originalidades) que los suplicios descritos en la sección TORTURAS de este portal.
Para más detalles sobre cómo montaron el accidente simulado de Juan de Dios Ventura Simó después de ser asesinado, preferimos que los lectores lean el artículo más abajo por el reconocido periodista Miguel Guerrero Nuevo aniversario de la gesta expedicionaria de junio de 1959 publicado en El Caribe y en El País.     

Jean Awad Canaán y el caso Pilar Baez

Recientemente se publicó un libro basado en una investigación y entrevistas sobre la muerte de esta pareja (Pilar Báez en enero, 1960 y su esposo Jean Awad en noviembre, 1960) titulado La verdad de la sangre, escrito por la investigadora forense española Eva Álvarez y la hija de la pareja Pilar Awad Báez. A los lectores que tengan interés en investigar estas dos muertes a fondo (una por una eclampsia durante el parto y la otra por accidente de tránsito), los instamos a adquirir este libro así como el libro que apoya la versión de Angelita Trujillo, Pilar y Jean. Investigación de dos muertes en la Era de Trujillo, escrito por una amiga y simpatizante de Angelita, Naya Despradel, quien le atribuye estas dos muertes a hechos circunstanciales.
No hemos leÍdo ninguno de los dos libros, por lo que los siguientes comentarios se basan en artÍculos, entrevistas y resúmenes de dichos libros los cuales, sin embargo, destacan las pruebas y argumentos más importantes expuestos en los mismos.

En su momento, en círculos de la oligarquía y de la burguesía trujillista se decía que Angelita estaba muy enamorada de Jean Awad (una de sus debilidades conocidas por todos era la poderosa atracción que sentÍa por los oficiales militares buenmozos, especialmente los de la aviación) y que una enfermera había inducido una hemorragia durante el parto que mató a la joven esposa de Awad. Se decÍa que la enfermera salió rapidamente del paÍs. Se manejaba el nombre de la enfermera pero hoy, probablemente borrado por el tiempo, su nombre ya no se menciona aunque todavÍa (2013) vive en Nueva York. Diez meses después, el propio Awad murió en un accidente de tránsito, simulado según algunas versiones, por los celos del esposo de Angelita, León Estévez, uno de los peores torturadores y asesinos de los centros de tortura (ver sección TORTURAS). Este sentía su posición en el régimen muy amenazada si se diera el caso de que Angelita procurara el divorcio para casarse con el galán uniformado que le robaba el sueño.

Además, algunos dicen que Awad también mantenía amistad con varios de los altos oficiales que habían sido identificados como desafectos al régimen y que estaba al tanto de los planes del grupo de la Maza de eliminar a Trujillo. Hay que recordar que Pilar Díaz de Awad era hija y sobrina de varios de los héroes del 30 de mayo. Para cuando Pilar muere en la clínica, la tensión entre los hermanos Díaz y Trujillo era conocida en los círculos de poder.

Se dice que ya durante cierto tiempo Awad había estado bajo gran presión y asedio de parte del régimen por diferentes razones. Su hija señala que el mismo Jean Awad manifestaba ante su familia su convencimiento de que sus días estaban contados. Repentinamente, lo pusieron bajo el mando de León Estévez quien empezó a encomendarle misiones extrañas. En la última misión, León Estévez lo manda a recoger a un pelotero, tarea inusual para un teniente de la Fuerza Aérea, quien, al oir cual era la misión, primero pensó que se trataba de una broma. En el viaje de regreso sufren el accidente que le quita la vida. Es interesante lo que observa la escritora española Eva Álvarez en el artículo Amor adúltero:
“Este accidente fue a horas en las que aún hoy, salvo en la prensa digital, es imposible darse tanta rapidez para publicar -al menos con detalles- lo acontecido en los diarios. Sin embargo, al día siguiente bien temprano salió un artículo en prensa escrita que concretaba cada lesión de los otros accidentados. Hasta la última vértebra aparece descrita al milímetro. ¿No es una rapidez extrema para esos tiempos? Del fallecido, sólo dijeron que estaba muerto. ¿Cuántos días llevaría ya escrito ese artículo? Sólo faltaría que, en pleno 1960, fuesen más rápidos que ahora a la hora de diagnosticar desperfectos en el propio cuerpo y extender certificados a los medios de comunicación".

Agrega Pilar Awad Baez, co-autora del libro La verdad de la sangre y participante en las investigaciones forenses realizadas para documentar el libro: 
“Para comenzar, esa reseña periodística no fue firmada por un corresponsal del pueblo o la localidad, como se acostumbraba en la época, sino que fue escrita extrañamente por la entonces Aviación Militar Dominicana, dirigida por León Estévez. Se puede notar, además, que fue redactada antes de que ocurriera el tal ‘accidente’, con una ‘exactitud’ militar, detallada posibles fracturas de la 7ma y 8va costillas de los heridos y otras posibles fracturas...y del militar muerto se limitaron a mencionar que murió de golpes recibidos. Se ofrecen detalladamente los ‘traumatismos’ de todos, menos del fallecido”.

Llama mucho la atención que Sención Silverio, militar que fue uno de los pasajeros y quien niega que fuese un accidente simulado, en declaraciones recientes menciona las heridas sufridas por todos los pasajeros, pero misteriosamente tampoco se ocupa de mencionar en absoluto los daños sufridos por Jean Awad. Jean era el que supuestamente iba manejando por lo que las heridas del impacto del choque frontal debieron de ser calamitosas (no se usaban cinturones de seguridad ni bolsas de aire). El testigo describe:

“En el accidente, el doctor Botello, que iba en el asiento delantero derecho, sufrió fracturas de costillas y clavículas y diversos golpes en el cuerpo. Nosotros que íbamos en el asiento trasero, en el lado derecho, sufrimos fractura del hueso de la nariz y del brazo izquierdo, así como múltiples golpes en el cuerpo. Valenzuela que iba a mi lado, fue la única persona ilesa”. 

¿Por qué esta omisión selectiva precisamente en relación a la víctima más afectada y sobre la cual tantas personas tienen preguntas sin respuestas?

Otra pregunta muy interesante es ¿qué pasó con Jean Awad después del accidente? 
Un articulo reciente del Listín Diario menciona las declaraciones recientes del chofer del camión contra el cual se estrelló el carro. El artículo dice:
"Luego de más de 50 años, Montero Ramírez fue localizado por Pilar en El Cercado, San Juan de la Maguana, y su testimonio consta en el libro:
"Luego de detener el camión, vio un vehículo que se dirigía directamente hacia el camión sin hacer zigzag [sin tratar de esquivarlo], entrellándose contra éste, y que luego vio salir del carro a tres hombres, dos militares y un civil, pero que entre ellos no estaba Awad. Ninguno de ellos lo detuvo cuando él se marchó en una camioneta que se desplazaba por allí, para hacer el reporte policial. Estuvo 19 días detenido, por si se atrevía a hablar en contra de la versión del régimen. La enfermera que recibió Bella Hermida Santil, quien recibió el cadáver de Awad en el hospital de Santomé a las 8:00 de la noche, indicó que el rigor mortis estaría casi completo a la hora en que abandonaron el hospital Santomé para dirigirse al Marión de la capital. 'Si el supuesto accidente ocurrió a las 6:45 PM según la versión oficial, el cuerpo de Jean Awad no podía estar en proceso de rigidez', se sostiene en el libro y refuta la versión de accidente de ocupantes de carro". 
En un video reciente en que vemos al chofer del camión Ramírez Montero declarar, él dijo algo muy importante. Primero dijo "Nosotros estábamos parados" y luego:
"Ellos venían directo al camión, directo al camión. El se estrelló ahí. Ya yo sabía que se iba a estrellar. Ellos estaban buscando vehículo para estrellarse. Eso sí le puedo yo decir.". (Video: Amor en Dictadura - Min. 17:01)
Por su parte, el militar Sención Silverio continúa su versión: “Fuimos trasladados al hospital de San Juan de la Maguana donde nos atendieron; al día siguiente llegó una comisión integrada por el coronel Alfonso León Estévez y el Ortopédico Simón Hoffiz quienes recomendaron que era conveniente que permaneciéramos unos días allí antes de trasladarnos a la capital. Nos dejaron internos  tres o cuatro días y nos trasladaron al hospital Marión, de la capital. Recuerdo que el doctor Felipe Herrera nos atendió en el hospital de San Juan de la Maguana. Cuando estaba en el hospital le pregunté qué había pasado con Jean que no lo veía y me dijo que había muerto y que estaba en la morgue del hospital".

Vale observar que Sención Valerio se contradice a si mismo y contradice lo que otros han declarado. En varias declaraciones hechas en otras ocasiones, Sención Valerio asegura que Jean Awad murió de inmediato, en el sitio del accidente, pero en estas declaraciones parece no saber nada en el hospital de la muerte del joven militar: “le pregunté qué había pasado con Jean que no lo veía y me dijo que había muerto y que estaba en la morgue del hospital".  No olvidemos que Sencion Valerio y los otros accidentados estuvieron mucho tiempo en el sitio del accidente esperando ayuda, más que tiempo suficiente para cerciorarse de que Awad estaba muerto, si es que en realidad iba con ellos, según la versión oficial.

Igual de reveladoras son las declaraciones del Dr. Felipe Herrera, médico ortopeda que recibió el cadáver de Jean Awad: “Examiné el cadáver no vi ninguna herida de bala. Ni herida ni nada, ni fractura expuesta o abierta. No podía haber tenido golpes tan masivos para que un médico especializado no se acordara. Nada visible. No había ley de autopsia. El proceso de rigidez es variable pero pienso que tenía ya más de 3 horas de fallecido cuando lo vi. Eran como las 10 u 11 de la noche. No sentí ningún helicóptero allá, no sé cómo se lo llevaron, creo que fue en ambulancia”. 

Una contusión o varias tan fuertes que le causaran la muerte instantánea al conductor del carro Jean Awad, como alega Sención, tendría que dejar alguna marca en la superficie del cuerpo (cortadura, hinchazón o moretón), especialmente el conductor puesto que su cuerpo se estrellaría contra el timón y posiblemente contra el vidrio delantero. Sin embargo, varias horas después del golpe mortal, el cuerpo de Awad no presentaba ninguna señal de contusión ni rasgadura. Esto indica que la víctima murió de alguna otra causa, tal como se sospechaba, probablemente por asfixia, por una inyección letal o por algún veneno. 

En contraste diametral a la condición completamente íntegra del cuerpo, la pluma que llevaba Awad en uno de los bolsillos presentaba abolladuras múltiples en diferentes regiones. Resulta imposible que un objeto tan pequeño quede tan deformado como quedó por el impacto de un solo choque frontal. No olvidemos que el accidente consistió supuestamente de un solo choque mortal con un camión, el carro no se cayó por ningún despeñadero en que habría varias contuciones. Talvez, cuando machacaron la pluma, el tipo de accidente que tenían en mente era el de una caída por un precipicio y luego decidieron aprovechar el accidente con el camión, pero sólo especulamos. Además, ¿cómo se explica la incongruencia entre el cuerpo íntegro de Awad y la pluma abollada en múltiples lugares por varios impactos? No olviden que Jean Awad supuestamente llevaba esa pluma consigo en la ropa por lo que las abolladuras de la misma tienen que haber sido creadas por una enorme presión entre una parte dura del carro y la parte del cuerpo de Jean Awad donde él llevaba la pluma. Sin embargo, ni el médico ni otras personas que examinaron el cuerpo de Jean encontraron ningún tipo de marca o herida en la superficie del cuerpo. Pilar Awad todavía conserva esa pluma de su padre. Un peritaje que se le hizo concluyó que esas abolladuras sólo pudieron haber sido hechas por golpes con una piedra. 

La criminóloga española que asesoró a Pilar Awad Báez en la investigación declaró en una reciente entrevista lo siguiente:

La pluma que supuestamente Jean, que iba supuestamente también manejando, tenía en el bolsillo. En un golpe de una pluma con un guía es imposible que tenga tantos golpecitos pequeños por todas las partes de la pluma como estaba. Eso fue machacado con una piedra y la parte de abajo arrancada. Pero es que yo pienso que no hace falta ser criminologo para ello, que a simple vista, de hecho, en esto coincidió conmigo también el doctor Herrera. Esos golpes son efectuados por la mano del hombre, pero, además, tú no puedes Cómo hizo entonces?

Girar, fue dándole vueltas a la pluma para que chocara bien contra el guía, el guía no tiene puntitos para abollar así una pluma. Es completamente imposible.” (Min. 30:31)

Más adelante agrega:

Sin embargo, el que tenía en el pecho los golpes que son compatibles con haber chocado contra un guía, contra un volante era Botello.”

[Botello fue el otro militar que iba en el carro.]

[Ver esta importante entrevista con las dos autoras del libro La verdad de la sangre, especialmente a partir del Min.24:13 en que discuten algunos detalles forenses de estas dos muertes misteriosas: https://www.facebook.com/142853769137872/videos/248058266658139]


Por cierto, al señalar que “no sentí ningún helicóptero allá, no sé cómo se lo llevaron, creo que fue en ambulancia”, lo que el Dr. Felipe Herrera nos está diciendo es que él no sabe cómo apareció el cuerpo de Awad en la clínica, si lo llevaron junto a los heridos, ni tampoco sabe si provino en realidad desde el lugar del accidente. Resulta extraño que Sención Silverio y los demás accidentados tampoco se han ocupado de declarar lo que saben de cuándo, cómo ni quiénes se llevaron el cuerpo de Awad desde el sitio del accidente.  

La conclusión de todas estas incongruencias y otras ha sido que Jean Awad no murió en el accidente sino antes o después.

No hemos leído el libro, pero con base en la declaración del Dr. Herrera y las de Sención Valerio, llama muchísimo la atención que a los heridos los dejaron en la clínica recuperándose 3 ó 4 días, pero varias horas después de arribar al hospital, se llevan el cadáver de Jean Awad sin que se le practicara una autopsia (aunque en RD no era legalmente obligatorio en esos años, sí era de rigor). El médico simplemente examinó la superficie del cuerpo y no encontró nada. 

Más curioso aún es que el que se apareció para llevarse el cuerpo fue nada menos que el coronel  Alfonso León Estévez, asesino y torturador del régimen y hermano de Luis León Estévez, el principal sospechoso. Pura coincidencia. Tampoco hay documentación que indique que al cuerpo de Awad se le hiciera una autopsia en algún otro centro médico.

Indicios señalan que el teniente fue muerto en Guanito dado que la tierra roja de esta zona cubría su ropa y no en el lugar del accidente. No debe sorprendernos que esta vez (rompiendo con la tradición) el accidente no fuera por caída por un precipicio dado que esa carretera de San Juan de la Maguana (la única en esa dirección en esa época) pasa sólo por zonas planas, sin precipicios. También es muy posible que el accidente haya sido real y que sencillamente lo aprovecharon y lo usaron para decir que Jean Awad iba en el carro y así encubrir facilmente el asesinato.

Resulta extraño también que el pelotero que fueron a buscar, el único civil (no asociado a la estructura militar) quien, por tanto, sería un testigo imparcial, no fue interpelado para que rindiera declaraciones. Convenientemente, sólo se contaba con las declaraciones de dos testigos militares de la base aérea de San Isidro, el principal centro de poder militar de la familia Trujillo. Esto también es algo muy extraño, como señalan los periodistas, puesto que normalmente no se le encomendaba este tipo de mandado de poca importancia a militares de la principal base aérea militar del país.

Por otro lado, en su programa “Revista 110”, el prestigioso comentarista Julio Hazim reveló en 2010 tener la confidencia de un oficial del SIM de que él había dirigido el asesinato del teniente Awad Canaán por orden del coronel Luis José León Estévez. A pesar de la confiable reputación del señor Hazim, quien en su larga carrera nunca se ha dado a conocer como comentarista que difunde falsedades e infundios, no podemos considerar esta confesión como evidencia hasta que no se sepa quién fue ese oficial, el que estamos seguros que no confesará su participación en público y exponerse a ser procesado por asesinato. El periodista Juan José Ayuso asegura que, hasta la fecha (2013), dicho ex oficial todavia vive en Bonao. 

En cuanto al caso de su joven esposa, Pilar Baez, hija y pariente de varios mártires del 30 de mayo, podemos decir que en este caso hasta ahora no hay pruebas materiales para pretender catalogarlo definitivamente como un asesinato. Los que sostienen que fue una muerte inducida por una inyección anticoagulante administrada por una enfermera conocida como Fifi (se dice que relacionada a un calié del SIM), se basan casi totalmente en "motivos pasionales" y en los antecedentes criminales de la familia Trujillo para la cual eliminar a personas inconvenientes o que fueran un estorbo para sus planes o caprichos era ya una costumbre muy arraigada. Pero esos antecedentes no son suficientes para imputarles la muerte de Pilar Baez, aunque no dejan de haber importantes detalles que llaman la atención. Veamos:

Tal como lo han señalado algunos investigadores del caso Pilar Baez, precisamente cuando tratan de convencer de que no hubo mano criminal en la muerte de esta joven esposa durante el parto, es cuando Angelita Trujillo y su hijo Ramfis Domínguez se contradicen garrafalmente, justo en el punto más álgido de la polémica. 

En el capítulo dedicado al caso de Pilar Baez en su libro Trujillo, mi padre en mis memorias (libro que Angelita Trujillo dice que duró años en escribir porque quería ponderar todo lo que escribía con mucho cuidado ya que deseaba que fuese un documento fehaciente de gran valor histórico), la hija del dictador nos cuenta:

Algunos meses después me llamó Marinita Boyrie, para darme la noticia de que Pilar había venido de la frontera para dar a luz, y que no había sobrevivido al parto, pero que la niña se había salvado. Esta noticia nos consternó a todos, de tal manera, que la recuerdo como una de las pocas veces en que vi a mi padre con lágrimas en los ojos, su padre y el mío habían sido como hermanos. A mí, particularmente, me impresionó muchísimo, pues yo le guardaba mucho cariño y porque yo llevaba en mi vientre una criaturita en gestación que al nacer nombré María de los Ángeles.

Mis padres, mi ex esposo y muchos miembros de nuestra familia asistieron al funeral, el 7 de febrero de 1960. Pero pidieron que en vista del avanzado estado de mi embarazo, no debiera exponerme a esas emociones tan fuertes. De manera que permanecí en casa. Cuando regresaron, mi papá le dijo a mi mamá que esperaba que yo no tuviera más hijos porque: “Cuando ella entra a una sala de parto yo me muero”.

Sin embargo, su hijo Ramfis Domínguez Trujillo, al defender la inocencia de su madre Angelita en este caso de Pilar Baez, salió con una versión totalmente contradictoria. Después de comentar sobre la relación entre Pilar Baez y Angelita, en la extensa entrevista con el Ing. Raifi Genao, Ramfis Domínguez asevera en forma clara y enfática:

“La muerte de Pilar consternó a mi madre enormemente, e incluso, mi mama hiso [sic] todo lo posible por conseguir unas pastillas coagulantes mediante el envío urgente de un avión expreso a Puerto Rico (ya que Pilar murió de una hemorragia incontrolada, cuadro que se presentó durante el parto), todo en interés de que pudieran salvarle la vida. Las pastillas llegaron desde Puerto Rico, pero desafortunadamente ya era muy tarde. También debemos tomar en cuenta que el hospital donde murió pertenecía a un familiar de los Báez, por lo que es imposible alegar la complicidad de esa clínica ni de su equipo en cuestión”.

Según esta versión, Angelita ya sabía de la situación crítica que estaba atravesando Pilar Baez antes de morir y hasta hizo esfuerzos por salvarle la vida mientras que en la versión de Angelita en su libro ella supo del deceso después de que Pilar había fallecido, ni siquiera sabía que Pilar había ido a la capital a dar a luz. 

Cuando menos, uno de los dos está mintiendo descaradamente. Que juzgue el lector. 

Hay, además, una segunda contradicción muy reveladora en las declaraciones que hace Angelita en su libro. En una entrevista en el programa Metrópolis, la hija de esta pareja, Pilar Awad Baez, señala esta importante inconsistencia:

“Ella dijo que no fue al entierro de mi mamá porque estaba embarazada, en 'avanzado estado' de gestación de su hija María de lo Ángeles. Sin embargo, nosotros investigamos que María de los Ángeles nació en el 1961, no en el 1960 cuando yo nací. Entonces no pudo haber sido un embarazo tan largo ni pudo haber estado embarazada del otro porque el otro hijo de ella nació en septiembre del 59. Y así hay una cantidad de pruebas, de vicios…”

Recuerden que Pilar Baez murió en febrero de 1960 y como la hija de Angelita nació en abril, 1961, es imposible que ella estuviera embarazada con su hija, mucho menos en estado avanzado de gestación durante el segundo mes de 1960. Entonces, por que evitó Angelita asistir al funeral de su 'amiga'?

Talvez por todas esas inconsistencias inexplicables es que los Trujillos no han vuelto a mencionar los casos Awad Canaan y Pilar Baez.

(Pueden ir a YouTube y ver esta interesante entrevista. La cita se encuentra en el minuto 18, segundo 47: https://www.youtube.com/watch?v=oQDTt3nrDoE) 

Consideramos que la relación familiar entre el dueño de la clínica y la familia Baez no era tan estrecha como para impedir una injerencia criminal solapada de una misteriosa enfermera. El Dr. Abreu apenas era cuñado del esposo de una tía de Pilar Baez. Si alguien en la clínica fue presionado para que colaborara, lo común era que el temor a las fatales represalias (especialmente en un caso tan cercano a la Primera Familia) a menudo superaba la ética profesional o la lealtad al superior. 

También es curioso que a las dos semanas de la muerte de Pilar Baez y después de ser castigado por dos años en un lugar inhóspito en la frontera, de repente Jean Awad es retornado a la capital, recibe un ascenso por parte del mismo presidente Héctor Trujillo y es asignado oficialmente al cuerpo militar del Palacio Nacional lo que lo colocaba en una posición de fácil acceso para Angelita. 

Los lectores pueden buscar el capítulo que discute el caso Pilar Baez en el libro de Angelita Trujillo, mi padre en mis memorias y pueden leer la entrevista de su hijo Ramfis con Raifi Genao en:

http://lavendatransparente.wordpress.com/2010/10/20/la-entrevista-de-raifi-genao-a-luis-ramfis-dominguez-trujillo 

Sobre el rechazo de los Trujillos a la posibilidad de que una enfermera pudo haberle puesto una inyección a Pilar Baez, el periodista Juan José Ayuso plantea las siguientes preguntas que hasta hoy no han sido contestadas: 

A pesar del testimonio de esos médicos, ¿Estuvieron ellos con la paciente todo el tiempo de internamiento que tuvo hasta su muerte? ¿Acaso vigilaron las entradas y salidas de personas allegadas y no allegadas, y de enfermeras, al cuarto de la parturienta?

¿Cuál de esos médicos o enfermeras o personal administrativo de la Clínica Abreu podía detener a cualquier oficial del SIM que tuviera que entrar al “privado” de la señora Báez de Awad a cumplir una de las órdenes siniestras que en ese entonces se impartía?

Las preguntas del señor Ayuso no son antojadizas. Si fue un asesinato, no fue ésta la primera vez que eliminaron a alguien por inyección letal. Por ejemplo, el envenenamiento de Rafael Estrella Ureña en septiembre, 1945 con una taza de café envenenado por militares, bajo órdenes de Trujillo, en quienes Estrella Ureña confiaba. Como sobrevivió y fue a parar al hospital Padre Billini, allí un doctor le puso fin a su vida con una inyección letal presuntamente para “aliviarlo de su agonía”. Esto lo ha confirmado en uno de sus libros el teniente Generoso Gomez, edecán de confianza de la familia Trujillo desde 1936 hasta 1961 y trujillista hasta la tumba.

También tenemos el caso de Francisco L. Madera (Don Panchito) de Moca, un desafecto al régimen que no escondía su repudio a Trujillo y quien, además, se resistía al interés que tenía Trujillo en su hija Isis. En noviembre de 1955 sufrió un atentado en su finca, los sicarios lo dejaron por muerto, pero para sorpresa suya, logró sobrevivir. Días después, agentes del SIM lo llevaron contra su voluntad a un hospital de Santiago donde le pusieron una inyección letal ocasionándole la muerte. Su hija logró salir del país poco después (Para más detalles ver Trujillo y las maeñas en la sección ATROPELLOS)

Ya mencionamos el caso de la Masacre del Número, en que al esposo policía de la mujer que iba en el camión de Prim, le pusieron una inyección letal en el hospital y lo asesinaron para evitar que se pusiera a investigar. Además, en el mismo caso, a pocas horas de haber ingresado al hospital golpeado y con quemaduras, agentes del gobierno asesinaron en el hospital esa noche al chofer Juan Rosario (no sabemos con qué) por ser el único testigo sobreviviente de la masacre. 

Hay otros casos de muerte o atentados por inyección letal que estamos investigando para obtener más detalles, como es el caso de Eugenio Cabral, quien después de tratar de asilarse en la embajada de Brasil en julio de 1960 donde fue herido de bala, por exigencia de la embajada lo llevaron a un hospital. Ahí un doctor, hermano de un conocido general, le puso una inyección letal de trementina (a pesar de que estaba bajo protección diplomática). Cabral sobrevivió y la embajada logró sacarlo del país (ver http://undiadejulio.blogspot.com).


El caso de las hermanas Mirabal y su chofer, Rufino de la Cruz

Debido a que el caso de las hermanas Mirabal y su chofer es un caso que exponemos en forma sumamente extensa, con varios artículos adjuntos, y debido a que el programa Blogger ya no nos permitía incluir la más reciente información sobre este importante caso porque esta página ya estaba repleta, decidimos excluir de esta página la larga exposición del caso Mirabal e incluir ese extenso texto en su totalidad (con artículos adjuntos) en la página principal de este portal correspondiente a la edición de octubre 1 de 2017.
 
Si bien el análisis es extenso y probablemente es el estudio del caso Mirabal más amplio que se ha producido hasta ahora, les advertimos a los lectores que no incluimos todos los detalles que se han publicado sobre caso para que nuestra exposición no alcanzara las dimensiones de un libro (que ya prácticamente lo es) y nos limitamos a discutir todos los puntos que contradicen la versión expuesta por los trujillistas de que la orden de matar a las hermanas Mirabal no provino de Trujillo sino de parte de los ajusticiadores de Trujillo, específicamente de Antonio Imbert Barreras, Luis Amiama Tio y Pupo Román.
 
Invitamos a los lectores a buscar ese exhaustivo análisis del caso Mirabal en el archivo de este portal que se encuentra a la derecha, edición de octubre de 2017. Vale la pena leer dicho detallado análisis con extensas referencias para eliminar las dudas que han querido crear.

También pueden usar el siguiente link:

http://elgritocontenido.blogspot.com/2017/10/las-hermanas-mirabal-y-su-chofer-rufino.html


Epílogo

Algunos lectores encontrarán difícil creer que algunos de los accidentes descritos en esta sección fueran simulacros debido a la ausencia de un motivo claro o de peso para querer matar a las víctimas. A cualquier persona con juicio normal la ausencia de un motivo de peso le parecería totalmente irracional. Debemos recordarles a esos lectores que el razonamiento lógico o sensato no fue una de las virtudes de este régimen salvaje, antojadizo, brutal y despótico, que una modalidad trágicamente excepcional que caracterizaba al tirano, a sus hijos, hermanos y a sus esbirros era, como hemos dicho, que ellos mandaban a eliminar a alguien por ser simplemente un familiar de un antitrujillista, porque dijera algo que se podría interpretar como una crítica o una burla, porque se resistiera a colaborar o se rehusara a “venderle” su negocio o tierra, por ser un posible testigo o un estorbo, etc.

Aquellos interesados podrán encontrar otros casos de asesinatos caprichosos en las cuatro secciones dedicadas a los crímenes de la dictadura. Aunque son numerosos los asesinatos en esas secciones que fueron motivados por razones irracionales o injustificables, invitamos a los lectores a leer especialmente los 110 casos de asesinatos selectivos discutidos en BREVES (ver sección CRIMENES III) porque no es simplemente una lista sino que en éstos ofrecemos breves resúmenes que contienen casi todos las "razones" que motivaron el crímen.
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Caso Juan de Dios Ventura Simó
    
Nuevo aniversario de la gesta expedicionaria de junio de 1959       
  
Por: Miguel Guerrero

El Caribe, RD
El País, España
20 de junio de 2009        

En este nuevo aniversario de la gesta expedicionaria de junio de 1959, celebrada en estos días, es oportuno recrear algunos detalles de inmenso valor histórico relativos al papel del capitán Juan de Dios Ventura Simó en ese acontecimiento que decidió la suerte de la tiranía de Rafael Trujillo.
Las acciones militares concluyeron menos de un mes después, el 11 de julio, con la caída del último grupo de expedicionarios al mando del comandante Delio Gómez Ochoa, de nacionalidad cubana.
Extenuados por las largas caminatas, la tenaz persecución, el frío y la escasez de alimentos, finalmente cayeron ante la embestida de un ejército superior en armas y hombres.
El caso de Ventura Simó merece un capítulo aparte. Fue apresado el 16 de junio, apenas dos días después del aterrizaje en el aeródromo militar de Constanza.
Dormitaba recostado sobre un árbol, en las proximidades de un bohío donde había ido a parar, exhausto, sediento y hambriento, en busca de alimento y agua, cuando fue encontrado por las tropas.
Ventura Simó no estaba físicamente preparado para las duras faenas de una guerra de guerrillas.
Aunque era militar de carrera, su especialidad era la de piloto, y debido a que tenía los pies planos, no estaba apto para largas caminatas o duras tareas de entrenamiento.
Su permanencia previa en Cuba había sido muy breve y en vista de sus limitaciones físicas se le llegó a exonerar de los ejercicios a que estaban obligados los demás expedicionarios.
Dada su incapacidad para adaptarse a las difíciles condiciones del terreno, muy pronto quedaría rezagado del resto de los combatientes y a merced de sus implacables perseguidores.
El general Juan Tomás Díaz, quien estaba al frente de las tropas que apresaron al oficial desertor, confiaría meses después a familiares de su esposa las circunstancias en que se produjo el apresamiento.
Según me relatara la señora Yolanda Garrido, viuda del oficial y actual esposa del ingeniero Leandro Guzmán, mientras investigaba estos hechos para mi obra “Trujillo y los héroes de junio” (Editora Corripio, 1996), la patrulla encontró a Ventura Simó completamente agotado y con los pies tan hinchados que prácticamente habían roto sus botas.
A los familiares del desertor les llegó después la versión de que al conocer de su apresamiento, en medio de la euforia que le produjo, el general Ramfis Trujillo, hijo mayor del tirano, había exclamado que el ex oficial era un hombre “de muchos cojones”, lo cual había demostrado primero “al atreverse a desertar”, segundo “al venir en la expedición” y, tercero, “al dejarse atrapar vivo”.
El verdadero y macabro significado de esta última frase quedaría explicado en el largo suplicio a que Ventura Simó sería sometido posteriormente.
El ex oficial había sido denunciado inicialmente como un traidor por los organismos oficiales de la tiranía.
Luego se le atribuyó un papel de “doble agente” y en “premio” a su labor se le ascendió a teniente coronel, presentándosele como un héroe ante una reunión apresurada del cuerpo diplomático acreditado en Ciudad Trujillo, que era como se llamaba entonces la capital dominicana.
Era otra farsa para restarle crédito a la negativa publicidad que las expediciones estaban creando contra el régimen de Trujillo y confundir con ello a los dominicanos que en número creciente se informaban escuchando a escondidas las transmisiones radiales del exterior, cosa que estaba terminantemente prohibida por los servicios de seguridad.
Para consternación de las autoridades, un informe de una firma de Wall Street conocida como Rundt Market Report, estaba asombrosamente al día de estos acontecimientos y especulaba acerca de la suerte corrida por Ventura Simó.
“En los últimos días”, relataba, “viajeros procedentes de Ciudad Trujillo alegan que, como culminación macabra, Ventura Simó había sido ejecutado como un enemigo del Estado, en la base aérea de San Isidro.
Ayer se le exhibió vivo en la cama de un hospital. Ventura Simó había sido fotografiado, en forma engorrosa, estrechando manos con el embajador estadounidense y ex agente del FBI, Joseph S. Farland, de cuya foto el gobierno trató de lograr lo mejor”.
Luego de ser obligado a presentarse en la radiotelevisora oficial, confesándose como agente al servicio de Trujillo, fue sometido a fuertes torturas en San Isidro y finalmente asesinado tiempo después.
Versiones posteriores indican que en su alocución televisiva estaba rodeado por dos verdugos y ex compañeros pilotos de la entonces Aviación Militar Dominicana, los coroneles César Báez y Octavio Balcácer (Tavito), quienes tenían instrucciones de dispararle en caso de que pretendiera salirse del texto.
Estaba pálido y su mirada parecía perdida, lo que dio lugar a conjeturas posteriores de que había sido drogado.
Meses después, la Aviación Militar promocionó un espectáculo acrobático frente a las costas de la capital, con una escuadrilla de reactores Vampiros.
Uno de los pilotos sería supuestamente Ventura Simó. Pero el prisionero no tomó parte en ninguna acrobacia. El puesto de piloto de su avión lo ocupaba otro oficial.
Un público enorme se congregó en la avenida George Washington, que bordea la costa, para presenciar la maniobra.
La escuadrilla hizo un impresionante loop, una especie de círculo en el que los aviones suben a gran altura completando un giro de 360 grados, para luego descender vertiginosamente hasta situarse casi a ras de la superficie marina. Momentos después el público observó que sólo ascendían tres de los aparatos.
El cuarto se ha estrellado, exclamó la muchedumbre. En realidad, finalizada la maniobra el avión faltante voló a ras de agua en dirección al sur hasta perderse en la lejanía, regresando a su base de San Isidro.
El boletín oficial informó que Ventura Simó había muerto en el accidente. En verdad había sido asesinado en la base.
 La versión del “accidente acrobático” fue obtenida de una entrevista que tuve con el general retirado Miguel Gabirondo, el 9 de junio de 1994, y confirmada por varios oficiales pilotos de la época.
Gabirondo era en junio de 1959 segundo teniente piloto de helicópteros y en tal condición tomó parte en las acciones de contrainsurgencia trasladando expedicionarios tomados como prisioneros desde la cordillera hasta San Isidro.
Existen otras versiones acerca de las circunstancias en que fue asesinado Ventura Simó. Aunque el informe de Rund Market Report situaba su muerte a finales de junio, otras fuentes han ofrecido fechas que encajan mejor en el cotejo de los acontecimientos que siguieron a las expediciones de junio.
Ciertamente, su muerte fue el punto central de toda una compleja y aparatosa urdimbre.
Se ha podido establecer que tras ser sometido a bárbaras torturas, extrayéndole toda la dentadura con un alicate a sangre fría, se le encerró en una solitaria.
Habría estado en confinamiento durante nueve meses, probablemente hasta comienzos de marzo de 1960.
 En todo ese lapso se le suministraba solamente una jarra de agua y un pedazo de pan al día. A causa de ello se le caerían los cabellos y empequeñecería.
Al sacársele de la solitaria para encerrarle en el saco de henequén en que fue finalmente lanzado al mar, tenía un aspecto sobrecogedor, de un cadáver viviente.
Su esposa Yolanda Garrido de Ventura, fue informada de su muerte el 9 de marzo, el día después de la fecha del cumpleaños de su marido, especulándose que en otro acto de crueldad típico de la Era, Trujillo esperó pacientemente por el aniversario de su nacimiento para hacer oficial la muerte del piloto.
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Una confesion:

El ex-general Pedro Santiago Rodríguez Echavarria, Jefe de la Aviación Militar Dominicana a la muerte de Trujillo.


"En 1966 narró su participación en la farsa de la muerte de Ventura Simó en los siguientes términos:

Siendo comandante del Escuadrón de Caza Bombarderos, lo llamó por teléfono el gral. Fernando Sánchez, hijo, Jefe de Estado Mayor de la Aviación Militar Dominicana, para una reunión de emergencia. En dicha reunión le dijo que bajo órdenes del Jefe de Estado Mayor, gral. Ramfis Trujillo, le ordenó preparar una escuadrilla de caza con pilotos experimentados en maniobras de acrobacias para volar sobre el malecón al caer el anochecer y debían volar alejándose de las costas en dirección sur. Rodríguez tenía que comandar la formación. Este debía de volar mas cerca de la superficie del mar y escapar hacia la base Presidente Trujillo dando la impresión que se había estrellado y los demás aviones iban a volar buscándolo. Relato tomado de la revista interactiva Hangar Dominicano.
 
El informe oficial de la muerte del piloto Juan de Dios Ventura Simó se emitió en una reunión de emergencia en el salón de estudios del edificio del Escuadrón Caza Bombarderos, por el coronel César Baez y Baez donde éste informa el lamentable accidente ayer, ante nuestros ojos, en el malecón de Ciudad Trujillo, en el cual perdió la vida el héroe nacional, nuestro compañero coronel piloto Juan de Dios Ventura Simó."
[Fin de la cita]


 Extracto de:

Asi mataba Trujillo a sus opositores (1:56)
Alcarrizos Digital
3 de noviembre, 2027


 
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El asesinato de José Messón

A Darlen Messón, hija del mártir José Messón, torturado con saña por haber sido militar de la tiranía
Escrito por: Edwin Disla
Periodista y reconocido escritor
Hoy.com.do
12 de Julio, 2008

La forma en que murió José Messón,  probablemente el más célebre de los expedicionarios de 1959 debido a su pavorosa foto sentado en la silla eléctrica de La 40, la describió el órgano de la Agrupación Política 14 de Junio,  El 1J4, en su edición del 22 de diciembre de 1961.
No obstante por respeto a la memoria histórica precisaremos algunos detalles. José Messón, nativo de Barahona, siendo sargento mayor de la Marina de Guerra y maquinista al servicio del yate Angelita, desertó de éste y solicitó, con éxito, asilo territorial en Norteamérica.
Con la firme decisión de liberar a su patria, se unió a un grupo de luchadores antitrujillistas dirigidos por Manuel Batista Clisante, quienes pretendían arribar al país partiendo de las costas de Miami. Pero la conjura fue descubierta y desarticulada el 29 de julio de 1958, y Messón entonces, un año después, esperanzado con el triunfo de la Revolución Cubana y con la solidaridad que prometía, se trasladó a La Habana, donde se unió al Movimiento de Liberación Dominicana (MLD). El MLD, con el apoyo de  Fidel Castro, fundó el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se encargó de aglutinar a los hombres más decididos. Ellos conformaron una expedición de 198 combatientes, quienes divididos en tres grupos, irrumpieron en República Dominicana en el mes de junio de 1959: uno en avión por Constanza, otro en la lancha Carmen Elsa por   Maimón y el tercero en la nave Tínima por l Estero Hondo.
José Messón era el maquinista de la Carmen Elsa, y en el trayecto tuvo que arreglarle el timón y posteriormente asumir su dirección. El 20 de junio Messón se cubrió de gloria al hacer realidad el desembarco por Maimón. Empero el poderoso aparato bélico trujillista que esperaba la expedición, la diezmó  en pocos días. Messón, herido de bala en la pierna izquierda, a los dos días del desembarco cayó prisionero.
Primero lo llevaron a la Base Aérea de San Isidro y después a la cámara de tortura de la cárcel de La 40, donde tras ablandarlo con vergas de toro, varas de bambú y alambres de púas, lo sentaron en la silla eléctrica. Como el hijo del tirano, Ramfis Trujillo lo consideraba un traidor, ordenó que lo torturaran con fuertes voltajes y luego lo asesinaran ante sus antiguos compañeros de armas para que ninguno de ellos se atreviera a imitar su acto.
Muchos de estos antiguos compañeros de Messón fueron transportados en varios camiones al campamento Trujillo de la Marina  en la avenida Independencia, donde hoy está Radio Patrulla  y los colocaron en formación en el patio, junto al personal del recinto, en un lugar colindante con la Correa y Cidrón. Reinaba un silencio sepulcral.  Repentinamente llegaron tres vehículos  de San Isidro, y de cada baúl sacaron un expedicionario y los ubicaron en el centro.  De los tres prisioneros, atados sus brazos a la espalda, el más moreno, fornido y alto parecía un despojo humano con sus ojos rojo sangre y su cuerpo atiborrado de hematomas.
A él se dirigió el capitán de corbeta Germán Bello con las siguientes palabras: “Messón, ¿cómo es posible que tú hayas traicionado al Jefe y a la marina?”El prisionero con su mirada perdida, apenas sosteniéndose sobre sus pies, intentó hablar inútilmente. Germán Bello lo derribó de una bofetada. En el suelo, le colocaron un lazo al cuello, de una soga que colgaba discretamente de la robusta rama del mango, y halaron a Messón. En el pináculo lo retuvieron un minuto y lo dejaron caer contra el suelo asfaltado. Tras repetir esta acción cuatro veces, soltaron la soga y el ya cadáver se precipitó a tierra. A seguida el cabo barbero Rossó Piña, con un enorme y  filoso cuchillo le cercenó los órganos genitales y le dividió el cuerpo en cuadritos.
El oficial de mesa  alferez  Jesús María Boñuela, de origen español, indignado comentó a media voz: “¡Qué barbaridad!” Este comentario le costó la vida: a los tres días lo asesinaron valiéndose del muy usado método trujillista de “accidentarlo” en un automóvil.
El barbero Rossó Piña, continuando con su macabra tarea, arrastró por la soga el cadáver, tiznando de sangre el asfalto del patio, y se lo mostró a los militares presos por faltas disciplinarias para que les sirviera de escarmiento. Finalmente, junto a varios de sus compañeros, con las culatas de fusiles le destrozaron la cabeza  para su introducción en un saco de henequén, el cual con rocas y piedras en el fondo lanzarían al mar.
Este crimen, el más salvaje, sádico y cruel realizado en un recinto de la Marina de Guerra dominicana, tuvo como colofón el ahorcamiento en la mata de mango de los otros dos expedicionarios. En cuanto al barbero Rossó Piña, en los años 90, ya pensionado de la marina moriría tranquilo en su cama, y Germán Bello, en los doce años de Balaguer, instalaría un restaurant en la autopista Las Américas, cerca de Los Tres Ojos.
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EXTRACTO

FOTOS REVELARON TERROR

Por: RAÚL PÉREZ (Bacho) 
Periodista 
hoy.com.do
 "Cuando llegó al SIM la noticia de la publicación de las fotos en el extranjero, Jhonny Abbes García dispuso el asesinato de los hermanos Gilberto y Pedro Aníbal Fuentes Berg, quienes fueron apresados la madrugada del 20 de enero de 1960. Jamás se supo de los Fuentes Berg.

La criminalidad del trujillato se volcó sobre ellos para desaparecerlos, sin que 50 años después se sepa cómo y dónde fueron ejecutados.

Dejaron huérfanos a 11 hijos. Pedro Aníbal dejó cinco hijos huérfanos: Diego Máximo, Gladis, Ángel, y Soraya. Gilberto, dejó huérfanos a Gilberto hijo, los mellizos William y Freddy, Yolanda, Gilberto Rafael y Héctor. Su madre, Gladys Batista y su hermano Diego (Quico) fueron sometidos a una diaria presión por agentes del SIM, que no cesaban en la estrecha vigilancia del hogar y de sus movimientos.

Cuenta Diego que la galería de su casa era inundada de agua cada noche para aterrorizar a su madre Gladys.

Los vecinos testimonian que en esa casa jamás se abrieron las puertas delanteras, señal de la tristeza que sufría la consternada madre hasta el día de su fallecimiento.

Diego (Quico) Fuentes Berg (tercer hermano) relata el asedio a la que fue sometido por los agentes del SIM durante su ida y regreso de las aulas universitarias.

Su bicicleta era chocada por autos VW del SIM. Otras veces el acoso por las calles era también en bicicleta.

Los hermanos Fuertes Berg crecieron en la zona universitaria, desde donde se mudaron a la calle La Guardia.

Antiguos presos políticos aseguran que todas las fotos tomadas a los expedicionarios de Junio en la cárcel La 40 son obra de Gilberto Fuentes Berg.

Además de la de José Mesón, se conocen fotos de Miguel Álvarez Fadul, Freddy Guerra, Enrique Belliar Sosa Frank Grullón y otros.

Al día siguiente del apresamiento y desaparición de los hermanos Fuentes Berg, el 21 de enero se produjo la escalada masiva del SIM llevando presos políticos a la 40, a la cárcel del kilómetro 9 (carretera Mella) y a presidios en la isla Beata y la Saona".

Para leer el artículo completo bajo el mismo título, puede ir a: http://www.hoy.com.do/areito/2009/7/25/286814/.

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EXTRACTO


Alfonso Perozo Guzmán‏

Por Alberto García H.
Noticiariobarahona.com

Seis miembros de la familia Perozo eliminados por la dictadura

Cita de La Historia Mágica de Villa González:

“Alfonso E. Perozo Guzmán, fue desaparecido en 1935 por el régimen de Trujillo y curiosamente lo quisieron involucrar con que fue él quien inició la matanza de los haitianos en 1937. Fue el que mejor representó a los jóvenes de Villa González que se destacaron en La Batalla de Las Lagunas en 1913; y se destacaron también en 1916 cuando enfrentaron los norteamericanos que pasaron por nuestra villa cuando venían de Puerto Plata hacia Santiago. A Alfonso E. Perozo Guzmán lo desaparecieron cuando salía de la Logia Nuevo Mundo Núm. 5 de Santiago porque él estaba condenado a muerte desde que enfrentó a los norteamericanos en 1916. Alfonso E. Perozo Guzmán había perdido a tres primos hermanos en 1932 en San José de Las Matas y Pedregal, debido a que tenían planificado eliminar a Trujillo en una visita que éste iba a hacer a ese lugar; los primos hermanos que murieron fueron: César, Faustino y Andrés B. Perozo.

También en 1945 fue asesinado su hijo: José Luís Perozo Fermín con sólo 14 años de edad; y así como en 1959 en la invasión de ese año murió Mazú Perozo que era su sobrino; los hijos de Alfonso E. Perozo Guzmán nacieron de su matrimonio con Rosario Fermín Mera de aquí de Villa González quien era nieta de Sebastián Mera, y les sobrevive su hija Alfonsina Perozo Fermín que nació en 1926 en Palmar Abajo, Villa González, la cual reside en Santo Domingo, y el Dr. Alfonso Perozo Fermín, que reside en San Pedro de Macorís. El hijo menor, Agustín Perozo Fermín, falleció en 1999. Éste nunca conoció a su padre, Alfonso E. Perozo Guzmán, pues fue desaparecido en 1935 estando Agustín aún en el vientre de su madre. La madre de Alfonso E. Perozo Guzmán era Catalina Guzmán que nació en Las Lagunas; y casó con José Luís Perozo Chirino, venezolano”.

La versión de que Alfonso E. Perozo Guzmán, había sido el que inició la matanza de los haitianos la describe Bernardo Vega en el prólogo del libro Los Perozo de Alfonsina Perozo: “Poco después de la matanza de los haitianos de octubre de 1937, Trujillo se inventó el expediente de que Perozo, junto con otros tres dominicanos, habían sido muertos por una patrulla del ejército y que habían sido ellos, y no el ejército, los responsables de la muerte de los haitianos. Así lo informaron a los gobiernos de Haití y los Estados Unidos quienes, por supuesto, no creyeron esa versión”.

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De los archivos del pasado:

Los Patiño: Ejemplo de honestidad y valor frente a la tiranía

La familia Patiño fue una de esas familias santiagueñas cuyos varones fueron diezmados por su resistencia a los abusos del trujillato. Perteneciente a la pequeña burguesía de Santiago, el matrimonio Rafael Anibal Patiño y Alix Martínez tuvo 7 hijos: cinco varones y dos hembras. Don Fello Patiño se había ganado el aprecio de los santiagueños por su trato respetuoso, apacible y sociable. Trabajaba en la compañía de electricidad cuando, hastiado por los abusos y crímenes que aterrorizaban a sus conciudadanos en la ola de represión que se desató contra Santiago en los primeros años de la dictadura, don Fello decidió unirse a un grupo que desde Haití planeaba atacar el territorio nacional y derrocar al déspota. Al informarle a su hijo mayor de sus planes, su hijo Fellito le exigió que lo llevara también diciéndole que no aceptaría otra cosa que luchar a su lado y, si fuera necesario, morir a su lado. Así, padre e hijo se internaron en los montes rumbo a la frontera y cruzaron hacia Haití donde se unieron a unos 80 hombres que se estaban preparando para una expedición en contra de la dictadura. Sin embargo, poco antes de su partida hacia el suelo patrio, el grupo fue delatado y apresado por el gobierno haitiano el cual los mantuvo en prisión durante más o menos un mes. Luego los soltó, naturalmente, sin sus armas. Sin dinero, desarmados, aislados y con el gobierno dominicano ya alertado de las intenciones de este grupo, los revolucionarios apenas estaban sobreviviendo en Haití, sufriendo hambre y penurias.

Mientras tanto, en Santiago la familia Patiño habia empezado a sufrir los rutinarios vejámens de parte de los agentes de Trujillo por ser familiares de un exiliado político. Jesús María “Chichí”, el hijo de 16 años, es el que ahora tiene que velar por la familia. Consigue un trabajo en la compañía eléctrica en que trabajaba su padre, pero el salario que devenga no es suficiente para mantener a una familia tan numerosa. Entonces la madre empieza a hacer helados, dulces y negocitos de poca monta para cubrir las necesidades básicas. Como en otros casos, sin ninguna compasión por la fragilidad económica de esta numerosa familia, los agentes de Trujillo presionan a la compañía eléctrica para que despida a Chichí por ser hijo de un antitrujillista, pero Mr. Geiger, el administrador norteamericano, era un hombre firme y solidario y no cedió.

Mientras tanto, desesperados por el hambre y las penurias en Haití, un grupo de unos 8 hombres de los revolucionarios, entre ellos don Fello y su hijo, decide entrar en territorio dominicano, segun una de las versiones, confiando en las garantias que las autoridades dominicanas les dieron de que respetarian sus vidas y se podian reintegrar si renunciaban a la lucha armada, promesa que no fue cumplida dandoles muerte a los que cayeron en la trampa. Otra version no menciona garantias del gobierno, sino que 8 de los hombres, hambrientos, desarmados y frustrados, entraron sin garantias, tuvieron que deambular entre los montes de noche perseguidos de cerca por la guardia. Dos de los hombres se separan para establecer contacto secreto con los habitantes de un pueblo cercano. Una noche, finalmente, los 6 hombres hambrientos, cansados e inermes son atacados por la guardia y caen todos mortalmente heridos, incluyendo a don Fello Patiño y a su hijo primogénito, Fellito. 

Dos años después, en 1934, fiel a los ideales de su padre, Jesús María “Chichí” Patiño de 18 años se une a una conspiración para derrocar al tirano, la cual es descubierta. Chichí es condenado a 30 años de trabajos públicos (construcción y limpieza). En prisión fue cruelmente torturado para que delatara a otros compañeros a lo cual se resistió valientemente. 

Para entonces, la familia Patiño estaba plenamente marcada como una familia antitrujillista y sufría el aislamiento económico y social reservado obligatoriamente para las familias de los “desafectos” al régimen. 

“Nuevas asechanzas y persecusiones de toda índole recaen sobre doña Alix y sus demás hijos que sienten no obstante la ayuda que reciben subrepticiamente de algunos amigos. Los estragos de la miseria física y los sinsabores y amarguras de los sufrimientos morales. Los ínfimos negocios familiares se redujeron casi a nada pues el temor alejaba a los clientes. El hijo que le sigue a Jesús María, Agustín, busca afanosamente la forma de ayudar a su familia con un trabajo aunque sea de jornalero, pero las puertas se le cierran por el terror que ya había implantado al tirano.”

Jesús María es puesto en libertad pocos años después de ser apresado, aparentemente con la intención de ejecutarlo fuera de prisión para disasociarse del crímen, como lo hacían a menudo, ya que al joven ya le andaba atras el sanguinario esbirro "El Cubano". Lo cierto es que en medio de otra ola de violencia que los agentes de Trujillo desataron en Santiago, Jesús María se trasladó a Santo Domingo, donde además, esperaba encontrar algún trabajo y mejorar la situación de su familia. Sin embargo, pocos días después de haber llegado a la capital fue detenido y nunca más se supo de este joven de 22 años.

Varios años después su hermano Agustín (“Tin”) se trasladó a la capital con el mismo objetivo de poder encontrar un trabajo para ayudar a su familia y también para averiguar sobre el paradero de su hermano mayor. Pero ya en la capital un misterioso soldado había buscado un acercamiento con Agustín con el fin tenderle una trampa y no tener que matarlo donde encontraran su cuerpo. Precisamente fue junto a este soldado que se le vio por última vez a Agustín, pues como varón miembro de una familia completamente marcada como antitrujillista, estaba condenado a desaparecer para siempre y justamente así fue. 

Sólo quedaban dos varones, José “Chepito” y Gustavo “Nini”, de 18 y 19 años. Movidos por la desesperación económica, los dos se dedicaron a buscar cualquier tipo de trabajo en las horas libres de la escuela. Por las grandes pérdidas que había sufrido su familia y por la terrible represión en que vivían los habitantes de la "ciudad corazón", los dos jóvenes se unieron a la Juventud Democrática, organización estudiantil que se constituyó durante el breve período de apertura política que decretó Trujillo en 1947. Pertenecían al Comité de Orden y Vigilancia de las manifestaciones públicas que organizó Juventud Democrática por todo el Cibao. Como su función era defender a los manifestantes de las agresiones de los esbirros de la dictadura, tuvieron varios enfrentamientos con éstos y a menudo iban a parar a la cárcel donde les amenazaban la vida. 

Cuando Trujillo se dio cuenta de que la "apertura democrática" se le podría salir de las manos, decidió aplastar ferreamente todas las organizaciones políticas, sindicatos, grupos estudiantiles, etc., generando otra ola de persecusiones y asesinatos en todo el territorio nacional. José y Gustavo fueron a parar a la prisión, en la Torre del Homenaje. Al percatarse la valiente doña Alix del paradero de sus hijos, procuró el apoyo del embajador de México y logró que le entregaran a sus dos hijos, los cuales de inmediato se refugiaron en la embajada mexicana.

Lograron salir del pais como asilados y durante sus años en el exilio, participaron activamente en las actividades antitrujillistas, en los preparativos de diferentes actos y expediciones. Finalmente se unieron a la gloriosa expedición del 14 de junio, 1959, donde cayeron abatidos como mártires en esa gesta por la liberación dominicana.

Seis miembros de la humilde familia Patiño perdieron la vida, cinco de ellos en la flor de su juventud, en una lucha completamente desigual, pero cargada de esperanzas de libertad, tratando de ponerle fin a la más sanguinaria dictadura de América. Hoy un puente sobre el río Yaque en el Cibao lleva el nombre Hermanos Patiño en honor al enorme precio que pagó esta familia por su resistencia al régimen de terror. 

Para la historia, sus nombres son:

Rafael Aníbal Patiño, padre
Rafael Aníbal Patiño, hijo
Jesús María Patiño
Agustín Darío Patiño
José A. Patiño
Gustavo A. Patiño

¡Honor y gloria a la humilde, noble e indomable familia Patiño de Santiago de los Caballeros!

Para leer el artículo original, Los patiños una familia de heroes y martires, ver revista ¡Ahora!, primero de mayo, 1962, pag. 22, biblioteca FUNGLODE)

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DE LOS ARCHIVOS DEL PASADO:

El caso de Raúl Cabrera:

TAMBIÉN LOS OBREROS TIENEN SUS MÁRTIRES

César H. Mejía
Revista ¡Ahora!, págs. 9-10 (Biblioteca FUNGLODE)
15 de febrero, 1962

En 1947, el sector empresarial presionó al gobierno a que redujera el salario mínimo que había sido establecido el 7 de enero de 1947. Como reacción a esta presión de la patronal, el Sindicato de Peleteros encabezado por su secretario general, Raúl Cabrera, se opuso a la rebaja de salarios de sus afiliados. Cuando la CTD propuso que dicha tarifa fuese adoptada con caracter regional, el Sindicato de Peleteros se opuso de nuevo. Esto provocó que se les endilgara a los miembros de dicho sindicato la etiqueta de ser “extremistas”, especialmente su dirigente Raúl Cabrera. Como todo estaba controlado y no se permitía que nadie se saliera del guión, se urdió la trama para anular a este líder sindical socialmente sin descartar que su aislamiento era apenas el preludio de su eliminación física, como ocurría a menudo. Se procedió a acusarlo oficialmente en una sesión plenaria de la CTD de que él había dicho que la CTD estaba dirigida en realidad por el Partido Dominicano (seria acusación), razón por la cual fue debidamente expulsado del sindicato.

También lo expulsaron sin explicaciones de la Escuela Normal Nocturna “Eugenio María Hostos” donde se capacitaba. Presuntamente, como M. A. Peña Batle conocía a Raúl Cabrera y lo consideraba inteligente y serio, quiso salvarlo del aislamiento al que lo estaban condenando, pero tampoco se descarta de que lo pensaban “comprar” ofreciéndole un cargo para poder usarlo como agente obrero en el futuro, práctica muy común de Trujillo: Salvar a alguien de las ascuas a última hora para obtener su lealtad incondicional.

Peña Batle lo citó al Palacio y se lo introdujo a Trujillo. En la breve y lacónica reunión, Trujillo le preguntó: ¿Qué posición puede usted ocupar en el gobierno? a lo que Cabrera le contestó “yo no sé”. Trujillo le repitió la pregunta y Cabrera le dijo lo mismo. Trujillo entonces le instruyó a que se fuera, que lo ponderara y que le mandara por escrito el cargo para el cual él pensaba que estaba capacitado. Aceptarle “un puesto de caridad” a Trujillo era una forma de venderse y estar permanentemente a la disposición del dictador para cualquier tipo de “misión especial", pero por otro lado, rehusarle un cargo directamente a Trujillo era condenarse a morir. Estamos seguros de que, como todo dominicano inteligente, Raúl Cabrera estaba consciente del dilema. Días después, Raúl cumplió con la obligación, le escribió al dictador diciéndole que podría desempeñar el cargo de Delegado Obrero en una de las embajadas, pensando que era la manera en que podría salir del país y salvar su vida ya que era un hombre aislado y marcado.

Poco después, el general Fausto Caamaño lo mandó a buscar diciéndole que Trujillo había dado la orden de que le empezaran a pagar $100 pesos mensualmente. Raúl se rehusó a recibir el donativo aduciendo que lo que él ganaba con su trabajo le alcanzaba. Caamaño insistió diciendo que el dinero que le ofrecían era en calidad de persona “ya amiga del régimen”, pero Raúl lo rechazó de nuevo señalando que su amistad hacia el régimen no tenía que ser objeto de ninguna retribución monetaria. Aunque le aceptó la oferta de un puesto a Trujillo, dado que negarle un puesto directamente al Jefe era una muerte segura, por otro lado, al rechazar el dinero, Raúl Cabrera efectivamente se estaba rehusando a venderse a Trujillo, lo que era una afrenta igual o peor para el Jefe y con esto Raúl Cabrera comoquiera selló su condena a muerte. Por esta insignificante osadía, se le encomendó su liquidación física al militar José Oliva García quien a su vez contrató a un matón para que lo eliminara, probablemente para que el gobierno no quedara asociado al asesinato de un popular líder sindical. Éste cumplió la misión la noche del 20 de enero, 1952 en la calle Francisco Enriquez y Carvajal, no muy lejos de su vivienda. Raúl Cabrera dejó una viuda y siete huérfanos.

Por su parte, el periodista que escribió la crónica del martirio de Raúl Cabrera y sobre las manifestaciones de duelo por esa pérdida para los trabajadores, el Dr. Rafael Valera Benitez, fue reducido a prisión por ese atrevido homenaje escrito, donde sufrió atropellos, no sin antes haber sufrido el discriminatorio escareo de sus compañeros del periódico La Nación, propiedad del dictador.

Esta es una prueba más de que rehusarle un puesto o una oferta al Benefactor casi siempre resultaba en una condena a muerte. Pero aún más, es un ejemplo de lo difícil que era para cualquier ciudadano honesto mantener su integridad y dignidad durante la Era. Al tratar de mantener el salario de los trabajadores, Raúl Cabrera fue un hombre acosado por todos: marcado por la patronal, traicionado por los sindicalistas colaboradores (CTD) y sobornado a la fuerza por el dictador bajo la ya tradicional amenaza tácita de muerte que todos entendían si uno no se ponia al servicio del régimen. Raúl Cabrera mantuvo su integridad personal al precio de su vida. 

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FOTOS REVELARON TERROR

Periódico HOY

25 de julio, 2009

Cuando el terror trujillista se registraba más sangriento en la segunda mitad del año 1959, en la cárcel de la 40 se torturaba en la silla eléctrica y mediante otros métodos que con frecuencia provocaban la muerte de los presos políticos que vinieron por Constanza, Maimón y Estero Hondo, o que conspiraban por derrocar la tiranía.

En dicho año laboraba en el diario El Caribe, el fotógrafo Pedro Aníbal Fuentes Berg, quien fue facilitado al Consejo Administrativo del Distrito Nacional (luego Ayuntamiento). Desde allí fue llamado por el Servicio de Inteligencia Militar, SIM, para tomar las fotos de los prisioneros.

Aficionado a escuchar la emisora Radio Rebelde de la triunfante lucha de Fidel Casto, la sensibilidad humana hizo que Pedro Aníbal (apodado Chichí) comenzara a sacar negativos de la fotografías que tomaba en la La 40 y otras ergástulas del SIM, llevándolos a su casa materna en la calle La Guardia, próximo a la Francisco Henríquez y Carvajal, detrás la dulcera Bolonoto.

El hermano, Gilberto Fuentes Berg, trabajaba en el aeropuerto de Punta Caucedo, (hoy Las Américas) en la oficina de vuelos de la Compañía Dominicana de Aviación, CDA.

Gilberto y Pedro Aníbal Fuertes Berg pasaban a la segunda fase de la operación ya integrados a la resistencia antitrujillista: Enviar las fotografías al extranjero (comenzando por Cuba o Puerto Rico).

Pedro Aníbal y Gilberto Fuentes Berg tenían contactos con Pipe Faxas Canto, dirigente en la clandestinidad del Movimiento que asumió el nombre 14 de Junio el 10 de enero del siguiente año, 1960.

Unos atribuyen a Ilánder Selig el envío al exterior de las fotografías, mientras otros citan a Juanchi Moliné Pichardo, del 14 de Junio conjuntamente con Manolo Lamarche, piloto de CDA, quien luego se asiló en Puerto Rico, llevándose un avión.

Las fotografías de José Mesón y otros antitrujillistas sufriendo las torturas en la silla eléctrica, con los ojos brotados y las manos hinchadas en grado extremo, constituyeron la más contundente denuncia internacional de las barbaridades del trujillato, que ya era sometido a juicios en diversos organismos del exterior.

Cuando llegó al SIM la noticia de la publicación de las fotos en el extranjero, Jhonny Abbes García dispuso el asesinato de los hermanos Gilberto y Pedro Aníbal Fuentes Berg, quienes fueron apresados la madrugada del 20 de enero de 1960. Jamás se supo de los Fuentes Berg.

La criminalidad del trujillato se volcó sobre ellos para desaparecerlos, sin que 50 años después se sepa cómo y dónde fueron ejecutados.

Dejaron huérfanos a 11 hijos. Pedro Aníbal dejó cinco hijos huérfanos: Diego Máximo, Gladis, Ángel, y Soraya. Gilberto, dejó huérfanos a Gilberto hijo, los mellizos William y Freddy, Yolanda, Gilberto Rafael y Héctor. Su madre, Gladys Batista y su hermano Diego (Quico) fueron sometidos a una diaria presión por agentes del SIM, que no cesaban en la estrecha vigilancia del hogar y de sus movimientos.

Cuenta Diego que la galería de su casa era inundada de agua cada noche para aterrorizar a su madre Gladys.

Los vecinos testimonian que en esa casa jamás se abrieron las puertas delanteras, señal de la tristeza que sufría la consternada madre hasta el día de su fallecimiento.

Diego (Quico) Fuentes Berg relata el asedio a la que fue sometido por los agentes del SIM durante su ida y regreso de las aulas universitarias.

Su bicicleta era chocada por autos VW del SIM. Otras veces el acoso por las calles era también en bicicleta.

Los hermanos Fuertes Berg crecieron en la zona universitaria, desde donde se mudaron a la calle La Guardia.

Antiguos presos políticos aseguran que todas las fotos tomadas a los expedicionarios de Junio en la cárcel La 40 son obra de Gilberto Fuentes Berg.

Además de la de José Mesón, se conocen fotos de Miguel Álvarez Fadul, Freddy Guerra, Enrique Belliar Sosa Frank Grullón y otros.

Al día siguiente del apresamiento y desaparición de los hermanos Fuentes Berg, el 21 de enero se produjo la escalada masiva del SIM llevando presos políticos a la 40, a la cárcel del kilómetro 9 (carretera Mella) y a presidios en la isla Beata y la Saona.

Tras permanecer durante cinco décadas en el anonimato, el nombre de los hermanos Gilberto y Pedro Aníbal Fuentes Berg, como autores de la fotografías a los presos políticos y su envío al extranjero, fue tema de un panel en la Academia Dominicana de la Historia la noche del pasado jueves.

Participaron historiadores, (algunos del Archivo General de la Nación) ex presos políticos, amigos y antiguos vecinos de la familia, hijos, sobrinos y el hermano Diego Fuentes Berg, así como el Presidente de la Academia, Emilio Cordero Michel.

Los asistentes a la Academia suscribieron una solicitud al Ayuntamiento del Distrito Nacional para que se designe una calle capitalina con el nombre Hermanos Fuentes Berg.

Firmaron otra carta a la Fundación Testimonio para que en misión por la memoria se le rinda un homenaje póstumo a los dos hermanos héroes.

Igualmente, en la Asociación Dominicana de Fotógrafos de Prensa se postulará por un reconocimiento a los hermanos mártires.

Carta de la hija de Pedro Aníbal Fuentes Berg

En enero pasado, Gladis Fuentes Batista, hija de Pedro Aníbal, dirigió la siguiente carta:

Hola mi querido Bacho:

En la madrugada del 20 de enero de 1960, fueron a buscar a mi padre, Pedro Anibal Fuentes Berg, a mi casa, al igual que a mi tío, Gilberto Fuentes Berg, los calieses del Jefe, y hasta hoy 49 años después no se ha vuelto a saber nada de los muchachos, como decía mi abuelita, mi madre, hermanos, y todos nuestros allegados.

Sin embargo, todo el mundo sabe que los muchachos se desaparecieron por causa de unas fotos que tiró Chichi (mi padre).

Aquellas fotos de torturas, que han dado la vuelta al mundo, que algunos se han lucrado de ellas, sin recordar ni siquiera el nombre de esos muchachos Fuentes Berg que dejaron en la orfandad a once (11) hijos.

Ni tan siquiera se nos entregó un acta de defunción de esos hermanos Fuentes Berg, que quisieron que el mundo viera por medio de sus fotografías, las barbaridades que Rafael Trujillo Molina cometía en República Dominicana.

Me motivo a escribirte, porque sé que eres de los pocos hombres justos y con espíritu revolucionario verdadero, no para beneficiarte como la gran mayoría de nuestros políticos revolucionarios entre comillas, jajaja.

Además, porque he visto en el periódico Hoy del sábado, el reportaje sobre el Museo de la Dignidad.

Creo que ya es tiempo más que suficiente, para que debajo de la foto, como suelo decir, que me dejó a mi y mis hermanos y primos, huérfanos, figure el nombre de mi padre como autor de ella, la foto de Mesón en la silla eléctrica,

No como ponen en algunos libros que dicen, que un guardia de la cuarenta, que un calié, etc., sino como debe ser un hombre que estando prestando sus servicios al maldito SIM, era un luchador anitrujillista, que oía a escondidas a Fidel Castro y visitó a muchos amigos, jugando su vida y la de su familia, para enseñarles lo que pasaba en su país, en la cárcel de La Cuarenta, pero que no tiene una calle con su nombre, porque ninguno de sus familiares seguimos la línea política de ningún partido y por lo tanto, no hemos estado pegados en los gobiernos de turno.

Lamentablemente tenemos pocos hombres como tú, que te gusta hacer justicia.

Yo espero que antes de partir de este mundo, alguien haya reconocido la odisea que mi padre y mi tío hicieron por su patria, sin importarle sacrificar su familia.


Saludos y bendiciones: Gladis Fuentes


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IMPORTANTE

LISTAS DE 253 PRESOS POLÍTICOS DESAPARECIDOS

A continuación les presentamos una lista de 253 presos políticos desaparecidos que transcribimos de las páginas de la Revista 1J4, ediciones publicadas en 1962.

(Los nombres no están repetidos en otros reportajes en este portal, excepto cuatro.)

Lista obtenida de: Álbum de CALIES y VICTIMAS de Trujillo - Revista 1J4 de 1962.
(periodismodominycano.blogspot.com)

Las diversas ediciones del año 1962 de la Revista 1J4 publicaron las fotos y los nombres de decenas de presos políticos desaparecidos que los militantes del 1J4 pudieron recopilar. Eran meses de movilizaciones populares, enfrentamientos y presiones desde diversos sectores para que el resto de la familia Trujillo saliera del país, para que se destrujillizaran las FFAA y los ministerios, incluyendo la dimisión de Balaguer y que se procediera a la democratización de la sociedad. El pueblo le habia perdido miedo al miedo. En ese proceso, la Revista 1J4 le exige a Balaguer la rendición de cuentas sobre decenas de presos políticos desaparecidos en los últimos años y meses de la dictadura.

Hasta donde hemos podido verificarlo, ninguno de los presos políticos desaparecidos cuyos nombres aparecen en las listas que transcribimos a continuación han sido discutidos en este portal (excepto los primeros dos en la primera lista y dos más en otras listas), es decir que no se trata de una simple repetición de las mismas víctimas discutidas en otras secciones de este portal (hasta donde hemos podido verificarlo).

La única lista con la que no hemos realizado una comparación de nombres es la lista de Albert C. Hicks en CRIMENES I (abajo) puesto que por tratarse de fotocopias, es imposible realizar una comparación electrónica. Sin embargo, estamos casi completamente seguros de que si acaso hay duplicados, serían muy pocos, dado que la lista de Hicks se publicó en 1946 y por la vestimenta, estilo de pelo, edad y características técnico-visuales de las fotos en las listas de la revista 1J4 se concluye que estos desaparecidos fueron detenidos en la década de 1950, en 1960-61 y, si acaso, algunos a finales de los cuarentas. Invitamos a los lectores a compararar estas listas con la de Hicks por su cuenta si lo desean.

Manifestación en los últimos días del régimen

Decidimos sólo copiar los nombres y no las fotos de las víctimas porque las fotos están muy deterioradas y especialmente por falta de espacio en este portal. Como pueden ver, cada una de las cuatro secciones sobre los CRÍMENES están repletas de nombres y relatos sobre las víctimas de la dictadura trujillista. 

Los que tengan interés en examinar las fotos y los nombres pueden ir al portal: http://periodismodominycano.blogspot.com/2010/11/album-de-calies-y-victimas-de-trujillo_28.html


¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962

1.   Aldo D’Alessandro (ver CRIMENES III)
2.   Dalmiro O. Adames M.
3.   Victoriano Cabrera Liz
4.   Julio Cesar Taveras
5.   Alejandro Ramírez Estrella
6.   José Ovidio Santos
7.   Ludovino Guzmán
8.   Vicente Gómez M.
9.   Mario Ortíz Moreno
10. Leonel Jiménez Gordián, Tte. de la Marina de Guerra
11. Juan Thomas Astacio
12. Amado Khoury
13. Ulises Caballero Suárez
14. Martín U. Mercedes
15. Belarmino Antonio I. Liranzo
16. Roberto Alexander Janes 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Ramona Mercedes Rodríguez
2. Luis Darío Méndez
3. Féliz Collado
4. Francisco Peña Montalvo (Papito)
5. Guarionex Rodríguez Pichardo
6. Alonso Paredes García, ex militar
7. Francisco Rubén Candelario (Quico)
8. Marcelino Antonio Genao
9. Ramón Miguel González
10. Bienvenido Eligio Castillo Álvarez
11. Ramón G. Cuevas (Colás)
12. Olvaldo Romero Cuevas
13. José del Carmen Santana
14. Alfonso Hernández
15. Manuel Girón
16. Mariano Suero Rodríguez
17. Marcelino Rodríguez
18. Roy Warner
19. Francisco Chong Hing 
20. Eduardo Gómez 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Isabelita Rodríguez (La Chamaquita)
2. Israel Clark Vega, ex teniente de navío de la Marina de Guerra
3. Juan Marmoleja Valerio
4. Fulvio Abreu Rodríguez
5. (No aparece el nombre con la foto)
6. (No aparece el nombre con la foto)
7. Daniel Henriquez Jimenez Espinosa
8. Napoleón Guerrero
9. Rafael Elpidio Ortea
10. Rafael Lorenzo Pichardo Pepín
11. Santiago Amilcar Ortíz
12. Ramón Antonio Ozuna
13 – 16 (En esta página están faltando 4 fotos con sus correspondientes nombres)
17. Amable Reyes
18. Víctor José Jusino
19. Antonio Vasallo Serrano
20. Ángel Emilio Díaz 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1-10 (Están faltando las fotos y los correspondientes nombres)
11. Rafael Ubaldo Requena
12. José Flores
13. Guillermo Patrocinio
14. Eduardo Soto
15. Fausto Ortíz Martinez (su foto está fuera de lugar)
16. Ángel Rafael Peralta
17. Manuel Gomez
18. José Alberto Díaz
19. Luis Nicolás Santini 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Tomás Lamouth Tavarez
2. Salomón Jorge
3. Antonio Roquesteines (Antón)
4. Juan Francisco Sanchez Olivo (Pancholo)
5. Felix Ortíz Melo
6. Napoleón Medrano Fernandez
7. Goaroa Acosta Susaña, ex sargento de la M. de G.
8. Raúl Rojas Henriquez
9. Héctor Rafael Rojas Perez
10. Samuel de Jesús Virgil
11. Víctor Manuel Capellán, cabo del Ejército
12. Rafael Reyes y Reyes, ex sargento de la A.M.D.
13. Luis Adolfo Martínez, raso de la M. de G.
14. Silvio Peña Tejeda, raso del Ejército
15. Frank Lazala, raso de la P.N.
16. José Bienvenido García Mora, cabo del Ejército
17. Esteban Veras Rodríguez
18. Emenegildo Sanchez Monegro, raso del Ejército
19. Pedro Feliciano Quezada, raso de la P. N.
20. Manuel de Regla Lugo (Reglita) 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1-8. Están las fotos pero los nombres están faltando

  9.Raúl Cabrera, dirigente obrero
10. Ramón Estévez Díaz
11. Ramón Monzón
12. Ángel Miro Santana
13. Miguel Erasmo Rodr----- (ilegible)
14. Ramón Peralta
15. Teófilo de Jesús Canelo
16. Juan Cuello
17. Amado Maldonado 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962
1. Néstor Julio Pichardo Rivera
2. Hatuey Mejía
3. Juan Bautista Sanchez
4. Narciso Alonzo
5. Gabriel López Brito
6. Roberto Cobar Carrasco
7. Emilio Antonio Rodríguez (Milito)
8. Manuel Delgado López (Chiquitín)
9. Marino Antonio Quezada
10. Rafael Antonio Almánzar Santiago
11. Diómedes Martínez
12. Martín Ubiera Mercedes
13. Manuel Antonio Pazos
14. Rafael A. Román Vargas
15. Noel J. Pirelli 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Octavio Castillo López (Ojitos)
2. Jaime Manuel Martínez
3. Carlos Aníbal Urtarte Montás
4. Bienvenido Hernández
5. Joaquín Puello
6. Daniel Antonio (el apellido está faltando), miembro del ejército
7. Juan Maria Mendez
8. Danilo Acosta (Catey)
9. A. Alvarez (Alvarito)
10. (nombre no aparece) Viloria Santos, miembro de la artillería del Ejército
11. Francisco Carvajal
12. Alciblades Pimentel
13. Fabio Antonio Vásquez
14. Luis Amaury Díaz Mendez
15. José Altagracia Mateo, ex raso del Ejército
16. Juan Manuel Jimenez 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Rogelio Fulgencio (Yeyo)
2. Taño Arístides Cestero Burgos
3. Mariano Suero
4. Osvaldo Guarién González Cabrera
5. Mario Julio Rodríguez
6. José del Carmen Vásquez Rivero
7. Rafael Almonte
8. Emilio Enrique Medrano
9. Rafael Mieses Peguero (pueden leer sobre su vida en CRIMENES III)
10. Emiliano Urtarte Schaffer
(En este grupo aparecen algunas fotos sin nombre, una con la numeración de 20, lo que indica que esta página contenía un total de 20 presos políticos desaparecidos. Sin embargo, omitimos los 10 que faltan y sólo contaremos los nombres y las fotos que aparecen.

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1-11. (Están las fotos, pero los nombres están faltando)
12. Juan Antonio Francisco Rodríguez, cabo de la Aviación Militar Dominicana
13. José Mota
14. Manuel de Jesús Pascual Santelises
15. Francisco Antonio Idelfonso tolentino
16. José Rodríguez, marinero de la Marina de Guerra
17. Máximo Primitivo Soriano
18. Rafael Antonio Tobar Canario (Fafo)
19. Amable Reyes, sargento mayor de la Aviación Militar Dominicana
20. Daniel Martínez Lafontaine
21. Rafael Romero Piña, marinero militar
22. José Eugenio Peralta Rodríguez
23. Abigail Arias Corporán
24. Pedro Ra…..(el apellido está borrado) 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Porfirio Arístides del Villar
2. Raymundo Gómez
3. Mariano Rafael garcía (Marianito)
4. (nombre ilegible) Bordes Matos, Marina de Guerra
5. Rafael Hernandez Mueses,
6. (nombre ilegible) Galán Abreu
7. (nombre ilegible) Diómedes Martínez Castro, Tte. Ejército Nacional
8. Daniel Antonio Torres Veras
9. Carlos M…. (el resto del nombre es ilegible)
10. Juan Armando del Ro…. (el resto del apellido es ilegible)
11. Rafael Ruiz
12. Leovigildo Maldonado
13. Vicente M…. Fermín Gómez
14. Noel Zacarías Ramos (Melliso)
15. Oscar Emilio de Oleo
16. (El nombre completo está borrado)
¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Miguel Ángel Pérez
2. Rafael Enrique Moya
3. Juan Bautista de Jesús, artillero
4. Carlos Manuel Mena Jerónimo
5. Oscar González, músico del trío Jackson
6. Simeón Iciano
7. Carlos Rizek, piloto aviador
8. Francisco Javier Martínez, pregonero del 1J4
9. Abigail Arias
10. Sammy Virgil, hermano de Osvaldo Virgil, el deportista
11. José Rafael Paulino Estrella
12-25 (Están las fotos, pero los nombres están faltando) 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Ramón A. Castillo, Tte. del Ejército
2. Ramón Lazala, teniente del Ejército
3. Ramón Santamaría Andújar
4. Rafael Piña Román
5. Luis …..lado (el apellido está borrado)
6. Faustino Feliz
7. José Federo Mercedes
8. Rufino Cueva Moreno (Chino)
9. José Rafael Cornelio Vidal
10. Esteban de Jesus Moreta
11. Fidelio Vasquez Rodriguez
12. (El nombre completo está borrado)
13. (El nombre completo está borrado)
14. Mauricio Antonio Sanchez
15. Juan A. Tavarez (Negro)
16. Luis Noble Con….. (El apellido está borrado)
17. ….poldo Ramírez
18. Juan Radhamés G. Espinosa
19. Andrés Aquino
20. Pedro Barrios 

¿DÓNDE ESTÁN LOS PRESOS POLÍTICOS?
Revista 1J4, 1962 

1. Benito Rosario Alberto
2. (El nombre está borrado) Puezán
3. Alberto Monelik de los Santos
4. Plutarco Suárez
5. Juan José Rafael Ariza Alcald….
6. (El nombre está borrado) …nuel Jiménez
7. Marino Antonio Quezada
8. Mario Ruezo
9. Ernesto Emilio Ramírez
10. (El nombre está borrado) Guerrero
11. Clauco Reynoso Duquela (ver sección CRIMENES III)
12. Aquiles Peralta (Pan de Quico)
13. Luis Greg…. (El apellido está borrado)
14. Juan Radhamés Grullón Espinosa
15. Salvador Emilio Wilamo Ortíz
16. Santiago Lara
NOTA: En una de las ediciones de la Revista 1J4 aparece un grupo de 20 fotos con sus respectivos nombres. Sin embargo, como la hoja no indica especificamente si son calieses o presos desaparecidos, decidimos no incluirlos en los 253 desaparecidos hasta que podamos esclarecer la confusión. Aunque creemos que son presos politicos, preferimos no incluirlos para no viciar estas listas con posibles errores. Ese grupo empieza con el nombre de Damaso Reyes Paniagua. Si resultaran ser presos desaparecidos, entonces el número ascendería a 273.
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