sábado, 1 de diciembre de 2012

El año que Trujillo Molina fue propuesto al Premio Nobel de la Paz

El año que Trujillo Molina fue propuesto al Premio Nobel de la Paz
5 de diciembre de 2011
por Wilfredo Mora   


Este 10 de diciembre será la entrega de los laureados al Premio Nobel de la Academia sueca. Como si la Humanidad no se sobrecogiera por los tantos males de la dictadura que desconociera tanta libertades públicas, o como si el tirano fuera un patriota, un presidente fraterno de los demás países del mundo, o acaso de su vecino, del empobrecido Haití, la Presidencia del Comité Nobel del Parlamento Noruego, fue sorprendida por una misiva del Estado dominicano, solicitando la inscripción de la candidatura de los Jefes de Estados de las países República Dominicana y de Haití. La carta con fecha del 4 de diciembre de 1935, la firma el doctor M. García Mella, entonces Secretario de Estado de Relaciones Exteriores. Y a seguida un boceto biográfico, en que se da cuenta la forma nimbada del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, de quien afirman ha entrado "en el dominio de la Historia de la Humanidad".
Y el Presidente haitiano, Stenio Vincent, que entra en la farsa de la candidatura, por la razón de concluir el 27 de febrero de ese año (1935) el pacto fronterizo que puso fin a un conflicto que obstaculizaban el trazado de las líneas fronterizas, correspondiente al Tratado de 1929. Primero el dictador viajó a la ciudad de Puerto Príncipe, donde discutió los asuntos de la frontera, durante seis días y seis noches del año 1934, sin poder llegar a un acuerdo sobre tan molestoso tema. El 26 de febrero de 1935, por cuatro horas visitó el Presidente Vincent a la nación dominicana, donde acordaron un nuevo tratado, es el Acuerdo Fronterizo Trujillo-Vincent (según la Gaceta Oficial No. 4773.- Santo Domingo, marzo 9 de 1935).
Quiso el sátrapa dominicano que aquello tuviera resonancia mundial. Y aprovechando la importancia política del acuerdo (era una costumbre muy peculiar), para proponerse a sí mismo a la premiación del nobel de la paz. Pero no lo logró, muy a pesar de las elogiosas felicitaciones telegrafiadas de sus homólogos latinoamericanos, satisfechos por terminar con las dificultades de la frontera entre las dos naciones. Tantas mentiras había que decir al país y al mundo, cuando el delirante dictador se aventuraba en empresas como estas. La Academia ni siquiera consideró su nombre; Trujillo dos años después, el 1937, llevaría a cabo una matanza contra los ciudadanos haitianos de la zona limítrofe.