EXTRACTO (Este extracto ha sido parafraseado en algunas partes para simplificarlo.)
PREFIRIÓ
EL SUICIDIO ANTE LAS TORTURAS
Ramón H. Román Fernández, gerente de ventas de una empresa particular y hermano de Pupo Román (ver más abajo El martirio del General Román),
fue detenido el 5 de junio, 1961 por ser parte de los conjurados para
tumbar a Trujillo y fue puesto en libertad el 6 de junio. Lo tiraron deshecho frente a su casa con
múltiples heridas, por las torturas. “Se le veían los huecos de las descargas
eléctricas”, revela el hijo.
Por temor a perder sus propias vidas, como habia ocurrido con otros doctores, los médicos se negaron a
auxiliarlo. Pocos dias antes, el Dr. Manuel Durán Barrera habia sido detenido horas después de haberle prestado primeros auxilios a tres de los ajusticiadores. El Dr. Durán Barrera fue apresado y sometido a horrendas torturas (ver sección TORTURAS). Sobrevivió milagrosamente. Finalmente, el doctor Delgado Billini, pariente de Ramón Román, curó las heridas de éste.
Ramón Román había dicho que si el SIM venía a buscarlo otra vez, prefería
suicidarse. Efectivamente, el 15 de junio, cuando agentes del SIM se
presentaron a su residencia de la Arzobispo Nouel, se disparó en la sien con
una pistola calibre 32. Su esposa describiria años después el sangriento espectáculo en el dormitorio.
La familia Román Piñeiro quedó con apenas 28 pesos. La
casa fue saqueada. “Perdimos todo, no sabíamos si nos levantábamos vivos”,
expresa José Ramón. El suicidio de su padre dejó en él una carga tan grande de
resentimiento que enfermó. Sanó cuando conoció el valor de perdonar. Su
testimonio lo publicó en el libro: “La vida que nace del perdón”.
Desdicha
llega a los Román Fernández
Ángela
Peña
Hoy.com.do
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EL SUICIDIO DEL DR. ROBERT REID CABRAL
Juan Tomás Díaz, Antonio de la Maza,
Salvador Estrella Sadhala y Marcelino Vélez Santana. Era hermano de Donald Reid Cabral,
quien figuraba en el grupo político del complot contra el tirano.
Cuando agentes del SIM rodearon su casa, el doctor Robert Reid Cabral se suicidó cortándose las venas del cuello para evitar el destino seguro que le esperaba (tortura y muerte) y para evitarle complicaciones a su familia. Se desangró antes de llegar a la Clínica Internacional. Hoy el principal hospital infantil lleva su nombre. Tenía apenas 31 años de edad.
Su sentido humanitario le había llevado a crear “La casa de la Providencia", la cual ofrecía servicios gratuitos a los sectores más desposeídos de la sociedad.
El Dr. Reid Cabral estaba muy familiarizado con las horrendas torturas a que eran sometidos los presos "políticos" puesto que había arriesgado su vida varias
veces en 1960 cuando, escondido en el baúl de un carro, lo llevaban a la embajada argentina donde les prestaba atención
médica a las decenas de asilados que estaban hacinados en la embajada de
Argentina. Estos asilados se habían metido desesperados en la embajada después
de salir de los centros de tortura cuando la dictadura los soltó
(temporalmente) por presiones de la OEA y la comunidad internacional. Sabían que la costumbre era "desaparecer" a los presos políticos después de que los "liberaban". El embajador, el Dr. Enrique Escobar Cello, y su familia
personalmente recogían al Dr. Reid Cabral de noche y ayudaban a curar las heridas. Según las declaraciones de la propia hija del embajador argentino, María Magdalena Escobar Cello, estas heridas consistían en quemaduras de cigarrillos, uñas arrancadas de raíz, genitales destruidos o lacerados por la picana eléctrica, hematomas, electrocuciones en la silla eléctrica, etc.
La familia Escobar Cello les salvó la vida a decenas de jóvenes perseguidos por la dictadura, arriesgando sus propias vidas al darles refugio en su residencia diplomática, al salir a buscar al médico de noche y al recoger de casa en casa ropa, dinero y cartas de los familiares de los asilados antes de que éstos partieran hacia la Argentina. La familia vivió hacinada con unos 50 asilados en su residencia y en la oficina. Hasta hoy, ni el gobierno ni el pueblo dominicano han tenido un gesto de agradecimiento hacia esta solidaria y valiente familia que hizo suya la lucha del pueblo dominicano por su libertad en los dias más oscuros de la represión.
Desde estas páginas, le extendemos nuestro humilde homenaje y sincero agradecimiento a la familia Escobar Cello por salvar todas esas vidas.
La familia Escobar Cello les salvó la vida a decenas de jóvenes perseguidos por la dictadura, arriesgando sus propias vidas al darles refugio en su residencia diplomática, al salir a buscar al médico de noche y al recoger de casa en casa ropa, dinero y cartas de los familiares de los asilados antes de que éstos partieran hacia la Argentina. La familia vivió hacinada con unos 50 asilados en su residencia y en la oficina. Hasta hoy, ni el gobierno ni el pueblo dominicano han tenido un gesto de agradecimiento hacia esta solidaria y valiente familia que hizo suya la lucha del pueblo dominicano por su libertad en los dias más oscuros de la represión.
Desde estas páginas, le extendemos nuestro humilde homenaje y sincero agradecimiento a la familia Escobar Cello por salvar todas esas vidas.