El grupo operaba antes de que el “jefe” llegara al poder y fue un avance de lo que viviría el país
Escrito por: Chichí de Jesús Reyes
24
de mayo, 2011
Hoy.com.do
Con
este simbólico nombre, La 42, se identificaba la pandilla de vándalos reclutados por Trujillo con licencia para amenazar, atropellar e
incluso matar a todo aquel que se opusiera a las pretensiones del futuro
dictador.
Dependía directamente de Trujillo y solo de él recibía
órdenes. Ningún funcionario, civil o militar,
por alta que fuere su investidura,
podía intervenir en las acciones del grupo de forajidos.
El
grupo de sicarios lo comandaba Miguel
Angel Paulino, señor de horca y cuchillo, que gozaba del aprecio y el respaldo
del jefe del Ejército y próximo Presidente de
la República.
El
comercio capitalino sufrió lo indecible de manos del cuerpo paramilitar, cuyos
miembros comían, vestían y tomaban mercancías y bebidas sin hacer efectivo el
pago de las mismas; por el contrario, exigían
soborno para la protección de las propiedades, siempre y cuando los
dueños no despertaran sospecha de rechazo a Trujillo.
La
misión de la pandilla era esencialmente política, de represión brutal contra los
opositores a las pretensiones de su
mentor y jefe. Las armas las suministraba el Ejército, y la plana mayor,
con Paulino al frente, se movilizaba en
vehículos desprovistos de
identificación, pero ostentando en su frente y en la parte posterior del
automóvil chapas mal dibujadas, con el
temible inscripción “La 42”.
Días antes de las elecciones del 16 de mayo de 1930 la Alianza Nacional
Progresista había denunciado ante la
Corte de Primera Instancia de El Seibo
la ilegalidad del nombramiento de un miembro de una mesa electoral de la
localidad.
El
caso fue llevado en apelación ante la
Corte de Apelación de Santo Domingo, que debía fallar 48 horas después. Momentos antes del fallo
el local del tribunal fue invadido
violentamente por elementos fuertemente armados, pertenecientes a la banda.
La
pandilla amenazó de muerte a los jueces si el fallo era contrario a los
intereses de Trujillo.
La
lectura de la sentencia fue aplazada, pero el grupo de sicarios aparentemente no
había completado la tarea que se le había encomendado. Volvieron en la noche y
tumbaron la puerta del juzgado, saquearon y destruyeron todos los ajuares
tratando de localizar el expediente del
caso.
Mientras sucedía esto, Trujillo y el presidente interino,
Jacinto Peynado, presenciaban
alegremente desde una de las casas de la vecindad la obra de los sujetos.
El
18 de mayo, la casa del presidente de la Corte de Apelación fue saqueada
tratando de localizarlo, pero el funcionario logró escapar por el techo de la
vivienda. Mientras se trataba de apresar al magistrado, Francisco A. Hernández, otros socios de la
banda, acompañados de efectivos del Ejército,
arrestaban en su residencia de la calle El Conde a don Federico Velásquez, candidato
presidencial de la Alianza y exvice del Presidente Vásquez. Ante el incremento
de las persecuciones, otros jueces de la Corte, y el líder horacista,
Pelegrín Castillo, se refugiaron en la
residencia del licenciado Julio Ortega Frier, en el sector de Gazcue, luego de la negativa de la Legación Americana de
recibirlos en su sede.
Otro de los jueces,
el respetado Carlos Gatón Richiez, tuvo que disfrazarse de mujer para burlar
la vigilancia de la pandilla
trujillista.
Ante la imposibilidad de escapar la persecución, desamparados y en constante
peligro de muerte; amenazados y atropellados y vejados sus esposas e hijos,
los magistrados decidieron entregar toda la documentación del
caso al Procurador General de la República. licenciado Ramón O. Lovatón. Además
de Hernández y Gatón Richez, la Corte de
alzada la integraban los magistrados
Marino Emilio Cáceres, Esteban S. Mesa, y G. Soñé Nolasco, quienes a
pesar de los vejámenes resistieron los
dicterios de Trujillo y sus hombres.
El
nombre de La 42 procedía de la Compañía de Infantería de la marina norteamericana que desembarcó en suelo patrio en
1916, cuyos miembros atropellaron salvajemente a los dominicanos que se
opusieron a la ocupación.
Con
frecuencia el grupo de delincuentes organizaba jocheos y comilonas a los
que asistían Trujillo, el Presidente
Peynado y el licenciado Rafael Estrella Ureña, así como altos funcionarios
públicos, acompañados de mujeres
seleccionadas que bailaban y cantaban hasta altas horas de la noche. El
cuartel general de la pandilla estaba en la
casa del Padre Andrickson, conocida después de los ‘60 como ensanche
Cucaracha, en la calle Jacinto de la
Concha, después de la México, de Villa
Francisca, donde ahora funciona la Pastoral Juvenil. 82 años se cumplen ahora,
en mayo, ¡de la aparición de este sicariato político!...
Origen del nombre
El nombre de La
42 sobrevino de la Compañía de Infantería de la marina norteamericana que desembarcó en suelo patrio
en de 1916, cuyos miembros atropellaron salvajemente a los dominicanos que se
opusieron a la ocupación. Con frecuencia
el grupo de delincuentes organizaba jocheos y comilonas a los que asistía Trujillo, el Presidente Peynado y el
Lic. Rafael Estrella Ureña, así como altos funcionarios públicos, acompañados de
mujeres seleccionadas que bailaban y cantaban hasta altas horas de la
noche.