LOS BIENES DE TRUJILLO
BIENES DE TRUJILLO ESTABAN REPARTIDOS EN: Haciendas y propiedades rurales, inversiones en empresa, posesión deacciones diversas, deudores, yate angelita, solares, propiedades rurales y bienes e inversiones de MarCía de los Angeles MartIínez de Trujillo.
Trujillo poseia 150 millones de dólares, 148 millones de pesos y 348,369 tareas de tierra.
Por
Alejandro Paulino Ramos
Historiador
Subdirector Archivo
General de la Nación
Naciondominicana.com
Santo
Domingo, RD.- Hace un par de años el Archivo General de la Nación
recibió una copia del inventario de las propiedades, empresas y
recursos económicos acumulados por Rafael L. Trujillo M. en sus
treinta años de dictadura. El documento, en que se enumera todo lo
que poseía el dictador al momento de su muerte, está fechado 5 de
julio de 1961.
En él aparece de manera detallada la
riqueza acumulada por el dictador hasta la hora de su muerte,
ascendente a 148 millones 800 mil pesos. Además, se tiene calculado
en 150 millones de dólares el dinero depositado por Trujillo, tanto
a su nombre como a nombre de familiares y testaferros, en bancos
extranjeros.
Tomando este documento como referencia, ahora
sabemos que los bienes de Trujillo estaban repartidos en: Haciendas y
propiedades rurales, inversiones en empresas, posesión de acciones
diversas, deudores, el Yate Angelita, solares, propiedades rurales, y
bienes e inversiones de María de los Ángeles Martínez Alba de
Trujillo.
Para que se tenga una idea, basta destacar que
Trujillo tenía fincas en La Victoria, La Estrella, Hato Nuevo, San
Cristóbal, La Vega, Santiago, Monseñor Nouel, Cotui, Distrito
Nacional, San Juan de la Maguana, San José de las Matas, Monte
Cristy y Guayubin. La suma de toda la tierra de Trujillo asciende a
348,369 tareas, además de poseer residencias, casas de alquiler y
solares en casi todas las provincias del país.
Las
empresas más importantes controladas por el dictador eran la
Dominican Republic Sttlament, el Santo Domingo Country Club,
Azucarera Haina, Industria Licorera La Altagracia, Laboratorio
Químico Dominicano, Cervecería Nacional Dominicana, Editora La
Nacion, Banco de Crédito Agrícola e industrial, Explotación Minera
Hatillo, Industrial dominico-Suiza y la Industria Dominica de
Alcoholes.
Pero, imagino que ustedes se estarán
preguntando, y cómo Trujillo pudo acumular tanta riqueza, cómo fue
que utilizo el Estado para enriquecerse de manera desmedida? Cómo
fue que Trujillo, con un salario de $400 dólares como Brigadier
General del Ejército en 1928 y de $700 dólares que recibía en 1939
como presidente, pudo acumular una riqueza de más de 300 millones de
dólares en su período de gobierno.
Leyendo los
documentos publicados por el historiador Eliades Acosta, he
seleccionado una muestra que puede ayudar a entender la voracidad del
dictador, y que conste, que no estamos hablando de toda la riqueza
acumulada en manos de sus hermanos, hijos y demás familiares, la que
debe ser exorbitante.
La acumulación de riqueza de
Trujillo se inició durante la ocupación militar americana, y la
forma en se apropiaba de lo ajeno, aparece claramente establecido en
el expediente del consejo de guerra a que fue sometido en 1920,
cuando era apenas segundo Teniente de la Guardia Nacional Dominicana.
En el referido expediente preservado en Washington, Trujillo fue
acusado de “violación e intento de estupro” y por “conducta
escandalosa tendiente a la destrucción de las buenas
costumbres”.
Los oficiales norteamericanos que
llevaban el consejo de guerra contra Trujillo, destacaron el intento
de estupro contra la joven Isabel Guzmán, de 17 años, y el cobro
fraudulento de 150 dólares hecho contra el padre de la misma, para
dejarlo en libertad. Se destaca en la acusación que “el dicho
Rafael L. Trujillo, (…), voluntariamente, de manera ilegal, mal
intencionada y corrupta, se apropió para su uso y beneficio, de la
citada suma (…), obtenido incorrectamente, para vergüenza y
deshonra del servicio de la Guardia Nacional Dominicana y del
Gobierno Militar de Estados Unidos en República Dominicana.”
En
1926, siendo Trujillo el Jefe de la Policía Nacional, en la Cámara
de Diputados se dispuso, cuando se estaba discutiendo la Ley de
caminos, que quedaba “prohibido bajo pena de destitución a la
Policía Nacional Dominicana y a los Policías Municipales tomar
participación alguna, a menos que sean requeridos por autoridad
judicial competente, en el cobro de este impuesto”. Esto se debió
a que todo el que no portaba un recibo de libre transito, era
detenido y para dejarlo en libertad tenía que pagar 5 dólares,
dinero que iba a parar a manos de Trujillo.
En aquella
ocasión, el diputado Licairac relató un incidente: “Yo si estoy
con que se apruebe esa ley, porque la Policía Nacional Dominicana
está cometiendo grandes abusos en los campos con ese motivo”. Otro
diputado, de apellido Ferrer, planteo que “era necesario aprobar
esa ley, porque se estaba haciendo negocios con los fondos de
caminos, y que hay camino que deberían producir $5,0000.00 (y) no
han producido la mitad”. En el mismo año, “la cámara de Cuentas
mantenía en suspenso 18 mil pesos de la Policía Nacional
Dominicana, debido a que esta no había podido rendir cuenta y
observando: “de manera que eso acusa muy mala administración”.
Pero hay más; cuando en la Cámara de Diputados se estaba
discutiendo el presupuesto de la Policía Nacional para 1926, el
diputado Brache critico que la PND contrajera deudas por 37 mil pesos
sin contar con la autorización del Congreso y aclaraba que eso era:
“darle una autorización tacita para que mañana nuevamente,
comience a enredarse, segura que nuevamente se le van a pagar sus
enredos”. Recuérdese que desde 1924 la Republica estaba gobernada
por el general Horacio Vásquez, quien fue muy criticado por la
corrupción bajo su mandato, lo que provoco que 1929 Vásquez
solicitara la intervención de una delegación de especialistas
norteamericanos para realizar una especie de auditoria de los gastos
del gobierno. Esta fue conocida como la Comisión Dawes, que al
tratar las finanzas del Ejército Nacional planteó entre otras
cosas:
“Gastos tales como: compra de ropa,
raciones, compra de gasolina, de aceite, reparaciones y gastos de
contingencias, son arbitrariamente calculados. (…). La Comisión
presenta varias partidas que agregan la suma de $529,875.00 que son
infundadamente calculados. La Comisión opina que se podría lograr
un gran ahorro siempre y cuando se haga una supervisión más
científica y más estrecha”. Lo que estaba destacando la Comisión,
de manera discreta, era la corrupción que existía en el Ejército
Nacional bajo la jefatura de Trujillo.
Horacio Vásquez
fue derrocado el 23 de febrero de 1930 y a partir de ese momento, ya
Trujillo no tendrá límites en la acumulación de riquezas. Los
mecanismos fueron diversos y casi siempre amparados en alguna
legislación. Los documentos producidos por la propia dictadura son
suficientes para demostrar cómo era que Trujillo utilizaba el Estado
dominicano para enriquecerse o disfrutar de los bienes del pueblo
dominicano. Veamos algunos ejemplos:
Trujillo
respetó a empresarios burgueses, aunque a través de una política
parcialmente monopólica afectó a sectores de los mismos , lo que
incidió en la acumulación de capitales en beneficio propio y el de
su grupo. Esos monopolios abarcaron diversos sectores de la economía
como fueron el de la carne, la sal, la leche, las compañías de
seguro y cigarrillos, impidiendo la aparición de empresas similares
o haciendo que las existentes salieran del mercado en base a la
extorsión y hasta la persecución política, como aconteció con
Barleta y Michelena.
Un caso sintomático de la
forma en que se producía el monopolio, se puede apreciar en la
fabricación de cigarrillos: se dio el caso de que William G. Walsh,
empresario de la ciudad de Nueva York, visitó el país con el fin de
instalar una “factorías modernas de cigarrillos capaz de elaborar
un producto de superior calidad que se pueda vender en competencia
con las otras marcas existentes en el país”. Este empresario
norteamericano se relacionó en este negocio con el italiano Amadeo
Barletta quien tendría a su cargo la administración y la venta de
los productos elaborados en la empresa. Barletta fue implicado en una
conspiración en 1935, quedando la referida empresa, además de la
Santo Domingo Motors bajo el control de Trujillo.”
En
los casos más descarados, Trujillo se valió de leyes que permitían
la expropiación de las empresas y bienes de las personas acusadas de
conspirar contra la estabilidad del Estado. Apoyado en ella, Trujillo
terminó quedándose con las propiedades de sus enemigos
políticos.
Trujillo convirtió el Estado en un
negocio particular y llegó un momento en que ya el pueblo no
distinguía entre lo que era propiedad de Trujillo o propiedad del
Estado. Solo él y la “Oficina particular del presidente”, tenían
conocimientos de todas las actividades fraudulentas que se venían
ejecutando, a través del partido, el Ejército y la estructura del
Estado.
Muchas de las obras públicas del país, con
recursos asignados en el presupuesto, eran construidas por
dominicanos que en ocasiones, para justificar la acción fraudulenta
eran declarados como vagos, como sucedió en 1930 cuando el gobierno
inició una campaña contra supuestos vagos en la ciudad de Santo
Domingo. La orden de Trujillo indicaba que todos “los hombres
hábiles, sorprendidos en delito de vagancia, deben ser utilizados en
los trabajos de las carreteras”.
En 1941, en el
libro puesto a circular por Eliades Acosta, aparece el documento que
prueba la utilización de campesinos en las propiedades de los
Trujillo, cuando uno de ellos se atrevió a denunciar: “nosotros
somos cincos compañeros que hemos ido a La Mata a trabajar ; (…) y
ahora el raso De León ha inventado un camino para ir a su conuco (…)
y ha puesto la gente a trabajar de balde y cuando nosotros decimos
que ese camino es perdiendo su tiempo que está, entonces nos dijo
que ese camino era del mayor Trujillo y del Presidente y también ha
puesto una alambrada para su conuco las gentes de balde. A nosotros
si fuera el camino para el Mayor o para el Presidente, nosotros no
negaríamos de hacerlo, (…), pues nos quita todas las semanas el
lunes y el jueves; (…) he faltado dos veces al camino y me ha
echado diez días preso” .
Interesante resulta un
mecanismo, que yo he llamado de “donación voluntaria”, para
beneficiar a Trujillo, instaurado desde los primeros tiempos de la
dictadura. Esa modalidad comenzó en 1930 con el regalo de un carro
para Trujillo.
En 1933, importantes funcionarios y
miembros del Partido Dominicano, promovieron una campaña nacional
para que los dominicanos se despojaran de sus bienes y aportaran
recursos para la erección de una estatua a Trujillo, proponiendo que
“cada ciudadano y cada extranjero contribuyera con 50 centavos para
formar el fondo que se necesitaba para la misma. Esa estatua fue
instalada en San Cristóbal., Las cotizaciones de la estatua recibida
por el gobierno indicaban que el pueblo dominicano tendría que pagar
entre 140 mil y 68 mil dólares, solo para satisfacer la megalomanía
del dictador.
Igual sucedió para la construcción del
Monumento de Santiago en 1946, para lo que se promovió la existencia
de un comité nacional que logró reunir $81,000 pesos y el cheque,
que salio publicado en el periódico La Nacion, estaba destinado para
ser cobrado directamente por Trujillo.
En 1933 los
dominicanos decidieron despojarse de sus bienes para contribuir para
la donación del yate de Trujillo. Otra embarcación adquirida por el
Estado fue el “Guantánamo”. Inmediatamente se compró, fue
armado “como buque para la defensa nacional” y bautizado con el
nombre de “Presidente Trujillo”. La crónica del periódico La
Opinión destaca el viaje de Trujillo a la región Sur conduciendo el
mismo el vapor “Presidente Trujillo”.
Como parece que
Trujillo y su familia tenían afición por los barcos, en 1939 quien
recibió la donación de una embarcación lo fue Ramfis, y bautizada
de inmediato como Yate Ramfis, el que antes llevó el nombre de
“Camargo”, y que fue propiedad de Julio Fleischmann. El Miami
Herald publico una nota, reproducida por el periódico Listín
Diario, que me permito leer:
“La esposa e hijos
del Jefe del Ejercito de la República Dominicana a bordo del yate en
espera de la llegada del Generalísimo y de sus ayudantes americanos
antes de partir de visita a la Habana”. “Ramfis guía su propio
bote de motor y tiene una perrera con 52 perros en su palacio
dominicano. Él es dueño del único trailer (aparato que se agrega a
un automóvil) que hay en la república y lo usa en sus frecuentes
paseos al campo, conduciendo a sus compañeritos y a los perros. A
bordo del yate hay seis de esos perros”.
En 1937 el
presidente decidió construir un parque para Ramfis, su hijo
favorito, y como siempre lo hizo con el dinero del Estado y la
contribución “voluntaria” de los empleados y militares. Todas
las secretarías de Estado apartaron partidas de su presupuesto con
ese fin.
Cuando era necesario seguir llenando los
bolsillos del presidente, los soldados, los presos y los empleados
siempre estaban presentes, como lo demuestran numerosos informes de
oficiales del Ejército. Cito: “Retornado, informando a Usted (…),
que de los 261 presos que hay recluidos en las caréceles de Boca
Nigua y en la cárcel de esta, no se puede disponer en la actualidad
que trabajen 170 presos en la construcción de la nueva fortaleza,
por la razón de que muchos de esos presos se encuentran enfermos e
inutilizables para el trabajo, y además que de esos 261 hay 33
presos haciendo trabajos en la Finca del Honorable Señor
Presidente.” En otro informe del Ejercito en 1942, El oficial de la
cárcel informo al comandante en Jefe del Ejército sobre los presos
que trabajaban en diferentes lugares: en la propiedad de Pedro V.
Trujillo 51; en la de Romeo Trujillo 4; Arismendy Trujillo, 2; en
casa de Nieves Trujillo 4 y en la Mansión presidencial, 6.
Un
trabajo hecho publicar por Félix W. Bernardino, deja totalmente
evidenciado la situación de los prisioneros durante la dictadura:
Los agricultores se envían periódicamente a las distintas colonias
agrícolas del Estado, de donde hemos visto salir a muchos hombres,
luego de haber cumplido su condena, con la preparación necesaria, y
habituados a la agricultura. (…).Los presos de la cárcel de la
Fortaleza Ozama son utilizados en labores que redundan en un
beneficio positivo para la sociedad: la construcción de edificios
públicos, cuarteles, militares, campos de aterrizaje, limpieza de
cuarteles, colonias agrícolas, etc.”
Mientras que
en otro informe se le requiere a los oficiales impartir ordenes de
“lugar a cada uno de los oficiales de sus respectivas dependencia,
a fin de que estos den sus contribuciones para un regalo que la
oficialidad del Ejercito hará al General de Brigada Héctor
Bienvenido Trujillo Molina (…) consistente en un par de espolines
con cadena, todo de oro de 14 kilates. Y aclaraba la orden, que ese
dinero debía descontarse del sueldo de abril de 1937. Esa era la
forma voluntaria con la que Trujillo esquilmaba a los
dominicanos.
En cuanto a los empleados, existen en los
fondos del Archivo General de la Nación numerosos documentos que
demuestran la forma en que el gobierno los despojaba de sus exiguos
salarios, pues “en algunas comunes de la República se obliga a los
empleados municipales a pagar un tanto por ciento del sueldo que
perciben, en provecho de lideres políticos, o para fines políticos”.
, igual sucedía cuando había la intención de construir algunas
obras publicas o para adular al tirano, llegándose a descontarle
hasta el 5 % por varios meses consecutivos. , o simplemente eran
designados para trabajar en casa de algunos de los familiares de
Trujillo.
Resulta alarmante la forma en que los
Trujillo o algunos de sus familiares más cercanos, se apropiaban de
las propiedades ajenas, encubriendo sus acciones con el nombre de
testaferros. Basta con leer la carta enviada por el Lic. Rafael
Alburquerque Zaya Bazán a Trujillo en 1937, denunciando a uno de los
familiares del Jefe. El padre del exvicepresidente Alburquerque
denunció como salvaje el atentado de que fue victima de parte de
Arismendy Trujillo en su bufete de abogado: “Estaba llevando un
caso de revisión de fraude de unas 300 tareas en la común de San
Cristóbal en contra de Alejandrina Pérez. “Hoy en la mañana,
acompañado del señor Rafael Dacosta Gómez (a) Chicha, irrumpió en
el apartamento privado de mi oficina, el señor J. Arismendy Trujillo
Molina, demandándome imperativamente “si había meditado el asunto
al enviar la citación para la audiencia, que recibió” (…). Acto
seguido se abalanzó sobre mi, en actitud agresiva, mientras decía
“que esa propiedad era de él”, viendo que yo retrocedía, sacó
la pistola que portaba y me lanzó un maquinazo a la cabeza, golpe
que recibí en el brazo izquierdo, al defenderme. Entonces, diciendo
palabras groseras e insultantes para mi persona, sobó la pistola, me
apuntó, y a no ser por la pronta intervención del amigo Lic. Cesar
L. Romero, que se interpuso entre nosotros y a quien agarró por el
cuello, no se habría evitado la consumación de sus propósitos.
(...). Honorable Señor Presidente de la República, por lo que me
dirijo a Ud. no con la intención de que Ud. sancione los hechos
cometidos, sino con el propósito de que con su garantía, pueda yo
quedar a resguardo de posteriores ataques”.
Por
otro lado, Trujillo tenía la modalidad de alquilar muchas de sus
propiedades a cuenta del Estado y a precio “consignado en el
presupuesto vigente” o utilizaba la modalidad de la permuta como un
instrumento fraudulento, de modo que obtenía terrenos de buena
calidad y entregaba terrenos que no servían para labores agrícolas.
En estas acciones no dejaba de participar el Partido Dominicano,
instrumentos utilizados para su enriquecimiento, pues a través de él
se apropiaba del 10% de los salarios de los empleados del Estado;
pero también de las propiedades de muchos dominicanos, que por miedo
a la dictadura aceptaban que se les despojase de sus tierras. Además
de que Trujillo vendía sus propiedades al Estado a precios
exorbitantes, como sucedió con la Finca San Rafael, la cual fue
vendida a la Secretaria de Agricultura para el establecimiento de la
escuela provincial de Agricultura.
Creo que sería
muy interesante, que algún investigador pudiera tipificar la forma
en que Trujillo utilizaba el Estado para su enriquecimiento ilícito,
porque no es posible que una persona por más general o dictador que
fuera, pudiera acumular 300 millones de dólares recibiendo salarios
que nunca pasaron de los mil dólares mensuales. También sería
interesante cuantificar la fortuna en manos de la familia Trujillo e
incluir a sus más cercanos colaboradores. Talvez así, y de una
manera contundente, los herederos del dictador dejarían de seguir
reivindicando las bondades y honestidad de Trujillo y sus familiares.
(Resumen
de la ponencia presentada en el Panel: “Crímenes, delitos y
dictadura: en los documentos está la verdad”. Archivo General de
la Nación, 22 de noviembre del 2012).
COMPARTIR