martes, 1 de enero de 2019

Otra propaganda trujillista: Nos dio trabajo

OTRA PROPAGANDA TRUJILLISTA: Debemos agradecerle al Jefe que nos dio trabajo


Como Trujillo fue el dueño de decenas de empresas, entonces, según los promotores de la devoción trujillista, tenemos que agradecerle al Jefe porque “Trujillo nos dio trabajo”. Esa frase es parte del rosario propagandístico creado por la dictadura y que todavía hoy la repiten los fanáticos trujillistas con fe de carbonero junto con la falsedad de que ”Trujillo dejó al país sin deuda externa” y que “se podía dormir con la puerta abierta”, aunque se les olvida mencionar que era porque el 75-80% de la población vivía sumida en la pobreza y no había nada que robarle. Les aseguro, además, que el otro 20-25% de la población, que sí tenían cosas que inspiraban el robo, sí cerraban sus puertas a la hora de dormir.

En primer lugar, si bien hubo un proceso de industrialización durante esas décadas de dictadura, la incidencia de este proceso en la economía dominicana no fue tan significativa como los propagandistas trujillistas han tratado de presentarla. Citamos al reconocido y veterano periodista, economista y diplomático, Aníbal de Castro:

En los años siguientes [posteriores a 1945] el peso del sector manufacturero en la economía, tanto en la generación de empleo como en su participación en el producto interno bruto, no pasó del 15 por ciento. El motor de la economía en los años de la posguerra lo constituyó el gasto del gobierno, que durante todo ese período se mantuvo siempre en una cifra superior a 20 por ciento del producto bruto interno sin incurrir en déficits del sector público. No obstante la expansión económica, el ritmo de las inversiones era mucho más lento de lo que hubiera podido ser si las condiciones políticas hubieran sido otras o si hubiera existido un régimen de libre competencia en vez de un sistema de monopolios manejados por el dictador.” (Ver artículo en Diario Libre: Anticipando la caída de Trujillo, agosto de 2010)

Esta menor incidencia en la generación de nuevos empleos se debía a que el país continuó siendo un país eminentemente agrícola (azúcar, cacao, café, etc.), un importante reglón de la economía que fue monopolizado por la familia Trujillo tanto en la producción como en la distribución y exportación de dichos productos. Otra razón es que los Trujillos usaban en sus empresas y propiedades a los soldados, técnicos y funcionarios del Estado, a los presos y a los obreros forzados, semi-esclavos, que los camiones recogían en las calles.

Naturalmente, a los propagandistas trujillistas les gusta mantener los temas al nivel superficial de contagiosas frases impactantes (“Trujillo nos dio trabajo”) para ocultar los detalles inconvenientes, en este caso, detalles que demuestran que el beneficio de conseguir un trabajo durante la Era lo pagamos los dominicanos con creces, directa o indirectamente, en otras esferas socio-económicas. No obstante la evidencia que nos apoya, estamos dispuestos a reconocer cualesquier fuentes de trabajo que hubieran generado los Trujillos al margen de los siguientes considerandos, sin caer en las imaginativas exageraciones de los alabanceros trujillistas.

Los principales detalles que a los apologistas trujillistas no les gusta que se conozcan son los siguientes:

1) Muchas de esas “empresas del Jefe” fueron creadas por otros y Trujillo y su familia, por las buenas o por las malas, se adueñaron de ellas. Trujillo no fue quien creó esas fuentes de trabajo. (Ver lista al final del artículo.)

2) Además, cuando Trujillo incursionaba en una industria, él presionaba, acosaba y aislaba a la competencia ya existente de tal forma que la competencia fracasaba, se estancaba o tenía que salirse del mercado, reduciendo así las fuentes alternas de trabajo. Por ejemplo, el Listín Diario, la Santo Domingo Motors, Cigarrillos Faro a Colón, éstas y muchas más fueron obligadas a salirse del mercado.

3) EL terrorismo monopolista del Trujillato reprimió la iniciativa privada ya que los individuos o inversionistas tenían miedo de establecer nuevas empresas que le hicieran la competencia a las empresas de los Trujillos ya existentes o tenían miedo de que si su nueva empresa empezaba a mostrar un desarrollo notable, entonces uno de los Trujillos se interesaría en ella y había que “vendérsela” o hacerlo socio mayoritario, a menudo sin que el Trujillo tuviera que pagar por las acciones. Como ejemplos, la Compañía Anónima Tabacalera, la Ferreteréa Reid.

4) Por tanto, gran parte de la población urbana quedó reducida a ser simples asalariados de las empresas de los Trujillos o del Estado en lugar de ser ellos mismos empresarios, lo que hubiera multiplicado las fuentes de trabajo disponibles y les hubiera permitido a los múltiples empresarios acumular su propio capital. La mayoría de esa población urbana sobrevivía en condiciones de austeridad, manteniéndose de un mínimo salario o en una economía paralela (vendedores ambulantes, zapateros, etc.). En el campo la monopolización de las tierras por parte de los Trujillos y las transnacionales extranjeras desplazó a los campesinos y los obligó a hacinarse en villas miseria en las ciudades y al resto los redujo a ser peones de las tierras de los Trujillos y sus cómplices.

5) Trujillo y su familia se daban el lujo de iniciar nuevas empresas con poco riesgo de fracaso porque sus compañías contaban con el Estado como cliente exclusivo y con los recursos, servicios y mano de obra del Estado (soldados, técnicos, presos, camiones). Además, si sus compañías registraban pérdidas, se las vendía al Estado a precio sobrevaluado, especialmente al Banco Agrícola. Como ejemplo, podemos mencionar la finca San Rafael, vendida a la Secretaría de Agricultura a un precio exorbitante. Ésta fue una práctica muy socorrida y no era raro que después se las comprara al Estado a bajo precio.

6) Muy a menudo los bancos estatales le financiaban sus compañías o era el Estado el que iniciaba una nueva empresa y, si le iba bien, la empresa terminaba en manos de los Trujillos. Es el caso del Hotel Jaragua, construido con un préstamo que obtuvo el gobierno dominicano con el Eximbank y al final ese hotel figuraba entre las empresas de Trujillo. Pero dejemos que un leal trujillista hasta la tumba y funcionario del Banco Agrícola de muchos años durante la Era, don Bertico Frómeta, nos diga lo común que era esta práctica corrupta. Citamos el artículo de Ángela Peña en Hoy.com.do:

[Bertico Frómeta] entró al Banco Agrícola en 1953. “Trujillo lo pasaba todo al Banco Agrícola, las empresas que fueron propiedad del Banco eran innumerables. Corde le quedó pequeño”, narra, y da cuenta de los cheques por sumas elevadas que emitió para adquirir propiedades, como Salinas Nacionales, Chocolatera Sánchez, Ferrocarril Sánchez-La Vega, El Sisal, Fábrica de Sacos y Cordelería, Central Río Haina, Astilleros Dominicanos, Lotería Nacional, Suministros del Gobierno, Instituto Nacional de la Vivienda, Constructora Ozama, Preservadora de Maderas, entre otras.”

El Banco Agrícola era dueño de todo lo que se movía”, dice, contando brevemente la historia de esa institución fundada el uno de junio de 1945 y en la que fue jefe de almacenes generales de depósito, de mecanización agrícola, sub contador y contador local, encargado del suministro del gobierno.”

(fin de la cita del artículo)

Observen que la mayoría de las empresas que Bertico Frómeta menciona en forma casual, pagadas por el Banco Agrícola, después figuraban como propiedad de Trujillo o de uno de sus familiares, tales como: Salinas Nacionales, Chocolatera Sánchez (de Ramfis), El Sisal, Fábrica de Sacos y Cordelería, Central Río Haina, Astilleros Dominicanos, Constructora Ozama. Naturalmente hubo muchas más que don Bertico no menciona en este artículo. 
 
(Ver artículo de Ángela Peña: Bertico Frómeta y sus experiencias al servicio de Trujillo, publicado en Hoy.com.do el 10 de junio, 2005.)

7) Otras empresas colaterales de otros empresarios sentían la obligación de comprarles los insumos o productos a las compañías de Trujillo y no a otros para “quedar bien con el Jefe” y no tener problemas. Por ejemplo, los empresarios debían publicar sus anuncios comerciales exclusivamente en los periódicos del Jefe (El Caribe y La Nación), una de las principales razones por las que el Listín Diario se vio obligado a cerrar sus puertas. Además, todos los funcionarios del Estado estaban obligados a ser suscriptores de los periódicos del Jefe para evitar consecuencias.

8) El Estado aprobaba leyes que les garantizaban a las empresas de Trujillo un significativo mercado interno de consumidores. Por ejemplo, había que pintar las casas cada año (pinturas PIDOCA), había que usar zapatos en las ciudades y en los pueblos (calzado FADOC, además de que el ejército le compraba las botas y zapatos a esa empresa del Jefe); por ley no se podían re-usar los sacos que se usaban para trasladar productos a los puertos (FASACO); por ley las botellas de vidrio no se podían re-usar (Fábrica de Vidrios). Cuando adquirió Seguros San Rafael, se ampliaron los requisitos estatales para la cobertura obligatoria de seguros en diversas ramas; se impusieron exigentes regulaciones en la producción de carne, leche, etc. (sólo sus empresas eran aprobadas) y muchos otros privilegios.

9) Lo poco que ganamos (sólo el sueldo) con ser simples asalariados de las empresas de Trujillo o del Estado lo perdimos en oportunidades para ser empresarios independientes, en diversidad de productos de consumo, en fuentes de trabajo competitivas, capacidad de ahorro, en total falta de apoyo e incentivos del Estado a la población, a la iniciativa privada, así como en autonomía y dignidad personal.

10) La mayoría de las empresas de los Trujillos estaban exoneradas de impuestos, total o parcialmente, por lo que el Estado no contaba con esos recursos para financiar las obras del Estado.

11) Otro punto que es sumamente importante y que los trujillistas nunca mencionan es que, según economistas e historiadores latinoamericanos, el período entre 1930 y 1980 (hasta la crisis de la deuda externa y las devaluaciones de 1980) fue el período de mayor industrialización y modernización de infraestructura en toda la historia de la región latinoamericana gracias a la recesión económica en que cayeron Estados Unidos y Europa (se redujeron sus exportaciones de productos manufacturados) y a la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Corea (aumentan la demanda y los precios de nuestros productos de exportación y se intensifica la escasez en productos manufacturados de los países centrales), lo que conduce a la sustitución de importaciones en la industria, a una muy positiva balanza comercial y a un marcado aumento de capital acumulado para invertir en infraestructura. En pocas palabras, con o sin Trujillo, la República Dominicana comoquiera se hubiera industrializado y modernizado, en mayor o menor medida, por los cambios radicales en la economía internacional desde 1930. Ese proceso de industrialización cesó prematuramente en RD debido a los inevitables cambios políticos radicales y consiguientes ajustes: ajusticiamiento, golpe de Estado, Triunvirato, guerra civil, intervención del 65, ocupación y rearticulación del andamiaje trujillista en 1966, obligados ahora por Estados Unidos a través de la dictadura “blanda” de Balaguer, a un modelo económico abierto al exterior (sin protección) en lugar de la anterior economía monopolizada por una familia monárquica.

Pero estos importantes detalles y varios más sobre la industrialización y modernización en RD no les interesa que se conozcan a los desinformadores trujillistas sino que prefieren mantener la retórica al bajo nivel de superfluas consignas impactantes para poder mantener viva la devoción al Jefe entre los crédulos e ignorantes: Fue Trujillo quien industrializó al país y le dio trabajo a la mayoría de los dominicanos. Por tanto, como pueblo eternamente endeudado con El Benefactor, debemos sentirnos agradecidos y honrar su memoria por generaciones venideras, al margen del terror cotidiano, las muertes, masacres, torturas, violaciones, despojos, corrupción, súper-explotación y la degradación a que sometió a nuestro pueblo durante 31 años, todo lo cual apenas son, según ellos, daños colaterales.

Algunas de las empresas de Trujillo que fueron iniciadas por otros:

Ferretería Reid (fundada por Juan Antonio Reid, no testaferro)
Compañía Anónima Tabacalera (Fundada por Anselmo Copello -Ornés, ver Almoina)
La Cervecería Nacional Dominicana – Fundada en 1929 por el Grupo Jiménez
Fábrica de Fósforos (ver Jiménes-Grullón)
Seguros San Rafael – Compró las acciones de una compañía de seguros propiedad de un americano
Ingenio Porvenir – Propiedad originalmente de la familia Kelly
Ingenio Amistad – Originalmente propiedad de puertorriqueños (Luisa Benz)
Ingenio Monte Llano – Comprado por RLTM a E. Kilbourne
Ingenio Barahona – Desarrollado en 1914 por J. E. Hatton (The Barahona Co.), luego de la WISC
Ingenio Consuelo – Fundado en 1881 por la firma Padrón y Solaam y Cía., luego de la WISC
Ingenio Quisqueya – Fundado en 1892 por Juan Fernández de Castro
Ingenio Central Ozama – Lo compró en 1955 a la British Columbia Sugar Refining Co.
Ingenio Boca Chica – Fundado en 1916 por la familia Vicini, luego de la WISC
Ingenio Las Pajas – Construido en 1917 por el puertorriqueño Benigno Trueva
Ingenio Santa Fe – Se lo compró a la South Porto Rico Sugar Comp.
Ingenio Catarey – Construido por RLTM pero con los equipos de los ingenios Santa Bárbara y Las Pajas

Notas: Ninguno de los anteriores fundadores de esas empresas había sido testaferro de Trujillo. Actualmente, casi 60 años después, es muy difícil lograr identificar la mayoría de las empresas que no fueron iniciadas por los Trujillos, ya fuese antes o durante la Era.

Los dejamos con la siguiente cita del gral. Arturo Espaillat:

Cada vez que se lanzaba una nueva aventura empresarial nunca quedaba claro si le pertenecía al Jefe o al Estado. Si la empresa registraba ganancias, era de Trujillo, si fracasaba, era del Estado.”

Gral. Arturo Espaillat
Ex Jefe del SIM
Diplomático y agente encubierto
Alto oficial del régimen por 15 años

Ver artículo:

http://hoy.com.do/bertico-frometa-y-sus-experiencias-al-servicio-de-trujillo-2/

Para mayores detalles sobre este tema, ver también excelente artículo del historiador Alejandro Paulino Ramos, miembro de la Academia Dominicana de la Historia: