OTRA
PROPAGANDA TRUJILLISTA: Debemos agradecerle al Jefe que
nos dio trabajo
Como Trujillo fue el dueño de decenas de empresas, entonces, según los promotores de la devoción trujillista, tenemos que agradecerle al Jefe porque “Trujillo nos dio trabajo”. Esa frase es parte del rosario propagandístico creado por la dictadura y que todavía hoy la repiten los fanáticos trujillistas con fe de carbonero junto con la falsedad de que ”Trujillo dejó al país sin deuda externa” y que “se podía dormir con la puerta abierta”, aunque se les olvida mencionar que era porque el 75-80% de la población vivía sumida en la pobreza y no había nada que robarle. Les aseguro, además, que el otro 20-25% de la población, que sí tenían cosas que inspiraban el robo, sí cerraban sus puertas a la hora de dormir.
En
primer lugar, si bien hubo un proceso de industrialización
durante esas décadas de dictadura, la
incidencia de este proceso en la economía
dominicana no fue tan significativa como los propagandistas
trujillistas han tratado de presentarla. Citamos al reconocido y
veterano periodista, economista y diplomático, Aníbal de Castro:
“En
los años siguientes [posteriores a 1945] el peso del sector
manufacturero en la economía, tanto en la generación de empleo
como en su participación en el producto interno bruto, no pasó del
15 por ciento. El motor de la economía en los años de la
posguerra lo constituyó el gasto del gobierno, que durante todo ese
período se mantuvo siempre en una cifra superior a 20 por ciento del
producto bruto interno sin incurrir en déficits del sector público.
No obstante la expansión económica, el ritmo de las inversiones
era mucho más lento de lo que hubiera podido ser si las condiciones
políticas hubieran sido otras o si hubiera existido un régimen
de libre competencia en vez de un sistema de monopolios manejados
por el dictador.” (Ver artículo en Diario Libre:
Anticipando la caída de Trujillo, agosto de 2010)
Esta menor incidencia en la generación de nuevos empleos se debía a que el país continuó siendo un país eminentemente agrícola (azúcar, cacao, café, etc.), un importante reglón de la economía que fue monopolizado por la familia Trujillo tanto en la producción como en la distribución y exportación de dichos productos. Otra razón es que los Trujillos usaban en sus empresas y propiedades a los soldados, técnicos y funcionarios del Estado, a los presos y a los obreros forzados, semi-esclavos, que los camiones recogían en las calles.
Naturalmente, a los propagandistas trujillistas les gusta mantener los temas al nivel superficial de contagiosas frases impactantes (“Trujillo nos dio trabajo”) para ocultar los detalles inconvenientes, en este caso, detalles que demuestran que el beneficio de conseguir un trabajo durante la Era lo pagamos los dominicanos con creces, directa o indirectamente, en otras esferas socio-económicas. No obstante la evidencia que nos apoya, estamos dispuestos a reconocer cualesquier fuentes de trabajo que hubieran generado los Trujillos al margen de los siguientes considerandos, sin caer en las imaginativas exageraciones de los alabanceros trujillistas.
Esta menor incidencia en la generación de nuevos empleos se debía a que el país continuó siendo un país eminentemente agrícola (azúcar, cacao, café, etc.), un importante reglón de la economía que fue monopolizado por la familia Trujillo tanto en la producción como en la distribución y exportación de dichos productos. Otra razón es que los Trujillos usaban en sus empresas y propiedades a los soldados, técnicos y funcionarios del Estado, a los presos y a los obreros forzados, semi-esclavos, que los camiones recogían en las calles.
Naturalmente, a los propagandistas trujillistas les gusta mantener los temas al nivel superficial de contagiosas frases impactantes (“Trujillo nos dio trabajo”) para ocultar los detalles inconvenientes, en este caso, detalles que demuestran que el beneficio de conseguir un trabajo durante la Era lo pagamos los dominicanos con creces, directa o indirectamente, en otras esferas socio-económicas. No obstante la evidencia que nos apoya, estamos dispuestos a reconocer cualesquier fuentes de trabajo que hubieran generado los Trujillos al margen de los siguientes considerandos, sin caer en las imaginativas exageraciones de los alabanceros trujillistas.
Los
principales detalles que a los apologistas trujillistas no les gusta
que se conozcan son los siguientes:
1)
Muchas de esas “empresas del Jefe” fueron creadas por otros
y Trujillo y su familia, por las buenas o por las malas, se adueñaron
de ellas. Trujillo no fue quien creó esas fuentes de
trabajo. (Ver lista al final del artículo.)
2)
Además, cuando Trujillo incursionaba en una industria, él
presionaba, acosaba y aislaba a la competencia ya existente de tal
forma que la competencia fracasaba, se estancaba o tenía que salirse
del mercado, reduciendo así las fuentes alternas de
trabajo. Por ejemplo, el Listín Diario, la Santo Domingo Motors,
Cigarrillos Faro a Colón, éstas y muchas más fueron obligadas a
salirse del mercado.
3)
EL terrorismo monopolista del Trujillato reprimió la iniciativa
privada ya que los individuos o inversionistas tenían miedo de
establecer nuevas empresas que le hicieran la competencia a las
empresas de los Trujillos ya existentes o tenían miedo de que si su
nueva empresa empezaba a mostrar un desarrollo notable, entonces uno
de los Trujillos se interesaría en ella y había que “vendérsela”
o hacerlo socio mayoritario, a menudo sin que el Trujillo tuviera que
pagar por las acciones. Como ejemplos, la Compañía Anónima
Tabacalera, la Ferreteréa Reid.
4)
Por tanto, gran parte de la población urbana quedó reducida a
ser simples asalariados de las empresas de los Trujillos o del
Estado en lugar de ser ellos mismos empresarios, lo que hubiera
multiplicado las fuentes de trabajo disponibles y les hubiera
permitido a los múltiples empresarios acumular su propio capital.
La mayoría de esa población urbana sobrevivía en condiciones de
austeridad, manteniéndose de un mínimo salario o en una economía
paralela (vendedores ambulantes, zapateros, etc.). En el campo la
monopolización de las tierras por parte de los Trujillos y las
transnacionales extranjeras desplazó a los campesinos y los obligó
a hacinarse en villas miseria en las ciudades y al resto los redujo a
ser peones de las tierras de los Trujillos y sus cómplices.
5)
Trujillo y su familia se daban el lujo de iniciar nuevas empresas con
poco riesgo de fracaso porque sus compañías
contaban con el Estado como cliente exclusivo y con los recursos,
servicios y mano de obra del Estado (soldados, técnicos, presos,
camiones). Además, si sus compañías registraban pérdidas, se las
vendía al Estado a precio sobrevaluado, especialmente al Banco
Agrícola. Como ejemplo, podemos mencionar la finca San Rafael,
vendida a la Secretaría de Agricultura a un precio exorbitante. Ésta
fue una práctica muy socorrida y no era raro que después se las
comprara al Estado a bajo precio.
6)
Muy a menudo los bancos estatales le financiaban sus compañías o
era el Estado el que iniciaba una nueva empresa y, si le iba bien, la
empresa terminaba en manos de los Trujillos. Es el caso del Hotel
Jaragua, construido con un préstamo que obtuvo el gobierno
dominicano con el Eximbank y al final ese hotel figuraba entre las
empresas de Trujillo. Pero dejemos que un leal trujillista hasta la
tumba y funcionario del Banco Agrícola de muchos años durante la
Era, don Bertico Frómeta,
nos diga lo común que era esta práctica
corrupta. Citamos el artículo de Ángela Peña en Hoy.com.do:
“[Bertico
Frómeta] entró al Banco Agrícola en 1953. “Trujillo lo pasaba
todo al Banco Agrícola, las empresas que fueron propiedad del Banco
eran innumerables. Corde le quedó pequeño”, narra, y da cuenta de
los cheques por sumas elevadas que emitió para adquirir propiedades,
como Salinas Nacionales, Chocolatera Sánchez, Ferrocarril Sánchez-La
Vega, El Sisal, Fábrica de Sacos y Cordelería, Central Río Haina,
Astilleros Dominicanos, Lotería Nacional, Suministros del Gobierno,
Instituto Nacional de la Vivienda, Constructora Ozama, Preservadora
de Maderas, entre otras.”
“El
Banco Agrícola era dueño de todo lo que se movía”, dice,
contando brevemente la historia de esa institución fundada el uno de
junio de 1945 y en la que fue jefe de almacenes generales de
depósito, de mecanización agrícola, sub contador y contador local,
encargado del suministro del gobierno.”
(fin
de la cita del artículo)
Observen
que la mayoría de las empresas que Bertico Frómeta menciona en
forma casual, pagadas por el Banco Agrícola, después figuraban como
propiedad de Trujillo o de uno de sus familiares, tales como: Salinas
Nacionales, Chocolatera Sánchez (de Ramfis), El Sisal, Fábrica de
Sacos y Cordelería, Central Río Haina, Astilleros Dominicanos,
Constructora Ozama. Naturalmente hubo muchas más que don Bertico no
menciona en este artículo.
(Ver
artículo de Ángela Peña: Bertico Frómeta
y sus experiencias al servicio de Trujillo, publicado en Hoy.com.do
el 10 de junio, 2005.)
7)
Otras empresas colaterales de otros empresarios sentían la
obligación de comprarles los insumos o productos a las compañías
de Trujillo y no a otros para “quedar bien con el Jefe” y no
tener problemas. Por ejemplo, los empresarios debían publicar sus
anuncios comerciales exclusivamente en los periódicos del Jefe (El
Caribe y La Nación), una de las principales razones por
las que el Listín Diario se vio obligado a cerrar sus
puertas. Además, todos los funcionarios
del Estado estaban obligados a ser suscriptores de los periódicos
del Jefe para evitar consecuencias.
8)
El Estado aprobaba leyes que les garantizaban a las empresas de
Trujillo un significativo mercado interno de consumidores. Por
ejemplo, había que pintar las casas cada año (pinturas PIDOCA),
había que usar zapatos en las ciudades y en los pueblos (calzado
FADOC, además
de que el ejército le compraba las botas y zapatos a esa empresa del
Jefe); por ley no se podían re-usar los sacos que se usaban para
trasladar productos a los puertos (FASACO); por ley las botellas de
vidrio no se podían re-usar (Fábrica de
Vidrios). Cuando adquirió Seguros San Rafael, se ampliaron los
requisitos estatales para la cobertura obligatoria de seguros en
diversas ramas; se impusieron exigentes regulaciones en la producción
de carne, leche, etc. (sólo sus empresas eran aprobadas) y muchos
otros privilegios.
9)
Lo poco que ganamos (sólo el sueldo) con ser simples asalariados de
las empresas de Trujillo o del Estado lo perdimos en oportunidades
para ser empresarios independientes, en diversidad de productos de
consumo, en fuentes de trabajo competitivas, capacidad de ahorro, en
total falta de apoyo e incentivos del Estado a la población, a la
iniciativa privada, así como en autonomía y dignidad personal.
10)
La mayoría de las empresas de los Trujillos estaban exoneradas de
impuestos, total o parcialmente, por lo que el Estado no contaba con
esos recursos para financiar las obras del Estado.
11)
Otro
punto que es sumamente importante
y que los trujillistas nunca mencionan
es que,
según
economistas
e historiadores
latinoamericanos, el período entre 1930 y 1980 (hasta la crisis de
la deuda externa y las devaluaciones de
1980)
fue el período de mayor industrialización y modernización de
infraestructura en toda la historia de la región latinoamericana
gracias a la recesión económica en que cayeron Estados Unidos y
Europa (se redujeron sus exportaciones de productos manufacturados)
y a la Segunda Guerra Mundial y
la guerra de Corea (aumentan
la demanda y los precios de nuestros productos de exportación y se
intensifica la escasez en productos manufacturados
de los países centrales), lo que conduce a la sustitución de
importaciones en la industria, a
una muy positiva balanza comercial
y a
un marcado aumento de
capital acumulado para invertir en infraestructura. En
pocas
palabras,
con o sin Trujillo, la República Dominicana comoquiera se hubiera
industrializado y modernizado, en mayor o menor medida, por los
cambios radicales en la
economía
internacional desde
1930.
Ese proceso de industrialización cesó prematuramente en RD debido a
los inevitables cambios políticos radicales y consiguientes
ajustes:
ajusticiamiento, golpe de Estado, Triunvirato,
guerra civil, intervención del 65, ocupación y rearticulación
del
andamiaje
trujillista en
1966,
obligados
ahora por Estados Unidos a
través
de la dictadura “blanda” de Balaguer, a
un modelo económico abierto al exterior (sin protección) en lugar
de la anterior economía monopolizada por una familia monárquica.
Pero
estos importantes detalles y varios más sobre la industrialización
y modernización en RD no les interesa que se conozcan a los
desinformadores trujillistas sino que prefieren mantener la retórica
al bajo nivel de superfluas consignas impactantes para poder mantener
viva la devoción al Jefe entre los crédulos
e ignorantes: Fue Trujillo quien industrializó al país y le dio
trabajo a la mayoría de los dominicanos. Por tanto, como pueblo
eternamente endeudado con El Benefactor,
debemos sentirnos agradecidos y honrar su memoria por generaciones
venideras, al margen del terror cotidiano, las muertes, masacres,
torturas, violaciones, despojos, corrupción, súper-explotación y
la degradación a que sometió a nuestro pueblo durante 31 años,
todo lo cual apenas son, según ellos, daños colaterales.
Algunas
de las empresas de Trujillo que fueron iniciadas por otros:
Ferretería
Reid (fundada por Juan Antonio Reid, no testaferro)
Compañía
Anónima Tabacalera (Fundada por Anselmo Copello -Ornés, ver
Almoina)
La
Cervecería Nacional Dominicana – Fundada en 1929 por el Grupo
Jiménez
Fábrica
de Fósforos (ver Jiménes-Grullón)
Seguros
San Rafael – Compró las acciones de una compañía de seguros
propiedad de un americano
Ingenio
Porvenir – Propiedad originalmente de la familia Kelly
Ingenio
Amistad – Originalmente propiedad de puertorriqueños (Luisa Benz)
Ingenio
Monte Llano – Comprado por RLTM a E. Kilbourne
Ingenio
Barahona – Desarrollado en 1914 por J. E. Hatton (The Barahona
Co.), luego de la WISC
Ingenio
Consuelo – Fundado en 1881 por la firma Padrón y Solaam y Cía.,
luego de la WISC
Ingenio
Quisqueya – Fundado en 1892 por Juan Fernández de Castro
Ingenio
Central Ozama – Lo compró en 1955 a la British Columbia Sugar
Refining Co.
Ingenio
Boca Chica – Fundado en 1916 por la familia Vicini, luego de la
WISC
Ingenio
Las Pajas – Construido en 1917 por el puertorriqueño Benigno
Trueva
Ingenio
Santa Fe – Se lo compró a la South Porto Rico Sugar Comp.
Ingenio
Catarey – Construido por RLTM pero con los equipos de los ingenios
Santa Bárbara y Las Pajas
Notas:
Ninguno de los anteriores fundadores de esas empresas había sido
testaferro de Trujillo. Actualmente, casi 60 años después, es muy
difícil lograr identificar la mayoría de las empresas que no fueron
iniciadas por los Trujillos, ya fuese antes o durante la Era.
Los
dejamos con la siguiente cita del gral. Arturo Espaillat:
“Cada
vez que se lanzaba una nueva aventura empresarial nunca quedaba claro
si le pertenecía al Jefe o al Estado. Si la empresa registraba
ganancias, era de Trujillo, si fracasaba, era del Estado.”
Gral.
Arturo Espaillat
Ex
Jefe del SIM
Diplomático
y agente encubierto
Alto
oficial del régimen por 15 años
Ver
artículo:
http://hoy.com.do/bertico-frometa-y-sus-experiencias-al-servicio-de-trujillo-2/
Para mayores detalles sobre este tema, ver también excelente artículo del historiador Alejandro Paulino Ramos, miembro de la Academia Dominicana de la Historia:
Para mayores detalles sobre este tema, ver también excelente artículo del historiador Alejandro Paulino Ramos, miembro de la Academia Dominicana de la Historia: