El Sisal, esclavitud y muerte en la
Era de Trujillo
Por Rafael Cuello
Susaeta Ediciones Dominicanas, C x A, R.D., 1997; págs. 98-100
UN EJEMPLO DEL ABUSO SEXUAL POR LOS MILITARES TRUJILLISTAS
Por Rafael Cuello
Susaeta Ediciones Dominicanas, C x A, R.D., 1997; págs. 98-100
UN EJEMPLO DEL ABUSO SEXUAL POR LOS MILITARES TRUJILLISTAS
“Es que para yo poder exitarme tengo que ver sangre, especialmente en
una joven tan bella como tú…”
Protagonista: El coronel José María Alcántara
Reproducción textual del libro:
Fue sorprendente para todos los azuanos y los primeros presos del sisal ver llegar a una jovencita en uno de los camiones. Un guardia que había tenido autorización de velar por la joven durante el trayecto le preguntó su nombre. La jovencita que apenas tenía 15 años entre sollozos le dio el nombre de Cristina Mena. El guardia la tomó por el hombro izquierdo y se la llevó al capitán [Cpt. Edigen Nin, “El Veneno”], éste estaba dándole golpes con un cinturón a un preso porque se rebeló contra un guardia a quien intentó quitarle el fusil, el guardia le dio con la culata del arma, luego vino el capitán y empezó a golpearle delante de los presos; el hombre, aparte de quedar golpeado en la mandíbula, cabeza y hombro, también recibió golpes en toda la cintura y en las piernas. Cuando el guardia llegó con la jovencita frente al capitán, éste dejó de golpear al preso pero ya el infeliz había perdido el conocimiento, y aún así continuaba golpeándolo. Soltó el cinturón y luego agarró a la muchacha por el hombro, ésta temblaba tanto que apenas podía mantenerse en pie y se asustó aún más cuando el capitán le voceó al coronel: “¡Mire mi capitán el regalito que le traigo, es virgen y todo!” El coronel le voceó: “Déjemela en mi oficina para ver si la disfruto”.
Protagonista: El coronel José María Alcántara
Reproducción textual del libro:
Fue sorprendente para todos los azuanos y los primeros presos del sisal ver llegar a una jovencita en uno de los camiones. Un guardia que había tenido autorización de velar por la joven durante el trayecto le preguntó su nombre. La jovencita que apenas tenía 15 años entre sollozos le dio el nombre de Cristina Mena. El guardia la tomó por el hombro izquierdo y se la llevó al capitán [Cpt. Edigen Nin, “El Veneno”], éste estaba dándole golpes con un cinturón a un preso porque se rebeló contra un guardia a quien intentó quitarle el fusil, el guardia le dio con la culata del arma, luego vino el capitán y empezó a golpearle delante de los presos; el hombre, aparte de quedar golpeado en la mandíbula, cabeza y hombro, también recibió golpes en toda la cintura y en las piernas. Cuando el guardia llegó con la jovencita frente al capitán, éste dejó de golpear al preso pero ya el infeliz había perdido el conocimiento, y aún así continuaba golpeándolo. Soltó el cinturón y luego agarró a la muchacha por el hombro, ésta temblaba tanto que apenas podía mantenerse en pie y se asustó aún más cuando el capitán le voceó al coronel: “¡Mire mi capitán el regalito que le traigo, es virgen y todo!” El coronel le voceó: “Déjemela en mi oficina para ver si la disfruto”.
Dice el señor Manuel Torres, encargado de limpiar las oficinas del capitán, del coronel y del capataz principal, que cuando limpiaba la oficina éste entró con la jovencita, ordenándole salir. Salió y al cerrarse la puerta se quedó detrás (eso hacen los jóvenes sólo por curiosidad). El coronel abrazó a la joven y luego la fue desnudando poco a poco; cuando le quitó toda la ropa le dio tal bofetada que la joven empezó a sangrar profusamente por la boca. Éste le dijo: “Es que para yo poder exitarme tengo que ver sangre, especialmente en una joven tan bella como tú…”.
Terminando de violar a la joven la sacó de la oficina tan solo con los pantis y voceó:
“Capitán, me gustó mucho su regalo, espero que usted también la comparta conmigo”. El capitán le dijo que no la necesitaba que muchas gracias; luego se dio la vuelta sin darle importancia a la muchacha, que, aparte de quedar a la intemperie tan solo vestida con ropa interior, continuaba sangrando por boca y nariz. Un lugareño que vivía cerca de los barracones se apenó de la jovencita, y al retirarse el coronel y el capitán, la cubrió y la llevó a su casa. Allí, su esposa le dio comida, la vistió y le dio dinero para que regrese a su casa.
(Fin de la cita del libro)
NOTA: El coronel José María Alcántara fue un analfabeto violento
que ascendió rápidamente en el escalafón de oficiales sin haber recibido entrenamiento militar
gracias a su carácter violento, falta de escrúpulos y férrea lealtad a
Trujillo. Por esas dotes tan valoradas por el régimen pudo haber continuado siendo
general, pero debido a que en una ocasión dirigió su
violencia no hacia la población civil sino en contra de un superior, un
general de mayor rango, tratando de matarlo, quedó relegado a coronel a pesar de reunir las
condiciones excepcionales necesarias para llegar a ser uno de los más poderosos
mandamases del trujillato. El coronel Alcántara nunca fue detenido ni
procesado por los centenares, si no miles de crímenes (masacres), torturas,
abusos y violaciones sexuales que cometió al servicio del trujillato. Murió en
su lecho de muerte natural.
Además, pueden leer los dos siguientes articulos sobre el coronel Alcántara (Pincelada de la Era de Trujillo y El Sisal de Azua: Campo de exterminio de antitrujillistas). También pueden leer sobre otros abusos sexuales durante el régimen en las secciones VARIOS y ANTECEDENTES.
Además, pueden leer los dos siguientes articulos sobre el coronel Alcántara (Pincelada de la Era de Trujillo y El Sisal de Azua: Campo de exterminio de antitrujillistas). También pueden leer sobre otros abusos sexuales durante el régimen en las secciones VARIOS y ANTECEDENTES.
Hoy sabemos de esta
violación a esta adolescente de 15 años gracias a que un empleado de
limpieza se encontraba en las inmediaciones, quien después de la caída del
régimen tuvo el valor de contarlo con nombres y apellidos. Por la indiferencia,
frialdad y forma casual en que el coronel Alcántara cometió este crímen sexual,
facilitado con igual indiferencia y naturalidad por el capitán Edigen Nin, nos preguntamos a cuántas
muchachas o mujeres habrían violado estos dos esbirros sin que nadie se
atreviera jamás o viviera para denunciarlo.
Para que Cristina Mena,
quinceañera víctima de ese salvajismo institucionalizado que fue el trujillato,
golpeada y violada por este esbirro ultra trujillista (el coronel José María
Alcántara), no quede relegada al olvido como su caso lo ha sido hasta ahora, le
rendimos este tributo y a través de ella, a los cientos de otras jóvenes y
mujeres que sufrieron violación, abuso físico, explotación y humillación en
manos de Trujillo, sus hermanos, hijos y esbirros durante los 31 años de atropellos
impunes y terrorismo de estado, así como a todas las mujeres víctimas del abuso
fIsico y sexual en las últimas décadas.
¡NUNCA JAMAS!
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