jueves, 1 de mayo de 2014

Dieciocho conjurados asesinados a raíz del ajusticiamiento de Trujillo

DIECIOCHO CONJURADOS ASESINADOS A RAÍZ DEL AJUSTICIAMIENTO DE TRUJILLO, EL 30 DE MAYO, 1961

(Más tres presos comunes asesinados para usar sus cadáveres como pantalla)

Con la excepción de tres que cayeron en enfrentamiento desigual en la calle (Amado García Guerrero, Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza) y uno que se suicidó, todos fueron vilmente torturados en los centros de tortura antes de ser eliminados. Estos asesinatos ocurrieron después del 30 de mayo hasta el 18 de noviembre.

Como casi todos conocemos las historias de la forma en que estos héroes fueron torturados y asesinados y como en la red hay gran cantidad de artículos sobre los héroes de la Gesta del 30 de Mayo, nos limitamos a rendirles un simple homenaje nombrándolos en silencio.

DIECIOCHO CONJURADOS ASESINADOS A RAÍZ DEL AJUSTICIAMIENTO DE TRUJILLO, EL 30 DE MAYO, 1961
Modesto Díaz
Juan Tomás Díaz
Miguel Ángel Báez Díaz
Amado García Guerrero
Salvador Estrella Sadhalá
Pedro Livio Cedeño
Huáscar Tejeda
Roberto Pastoriza
Luis Manuel Cáceres Michel
Antonio García Vásquez
Severo Cabral
Antonio de la Maza
Bolívar de la Maza
Mario de la Maza
Ernesto de la Maza
Pablo de la Maza
Augusto Sanchez Sanlley
Segundo Imbert Barrera                                          
Seis de los conjurados fueron transferidos a la Hacienda María donde fueron fusilados después de ser vejados por Ramfis, José León Estévez y otros. Este múltiple asesinato de los seis conjurados, ya muy conocido por todos, fue corroborado recientemente al encontrar el expediente de la extradición que el gobierno había dictado en 1962.

Parte del plan fríamente calculado por Ramfis para ejecutar este múltiple asesinato horas antes de partir en el yate Angelita, fue el asesinato por disparos en las espaldas de tres delincuentes a quienes vistieron de policía y pusieron en la guagua en que habían transportado a los seis conjurados. Estrellaron la guagua con los tres cadáveres contra un árbol para que sirviera como evidencia de la "fuga" y desaparición de los seis conjurados. Declaraciones posteriores de militares que estuvieron presentes durante los hechos del 18 de noviembre niegan totalmente esta versión. Además, recientes documentos confirman la versión de los testigos (ver artículo más abajo: Documentos prueban asesinato...).

En una entrevista, el politico, senador y lider antitrujillista, el doctor Mario Read Vittini, contó lo que le dijo una vez en privado Modesto Diaz: "Yo contribuí a crear este monstruo y tengo que contribuir a destruirlo". Ver articulo de José Pimentel Muñoz en Hoy.com: Resulta imposible descartar la figura de Rafael Trujillo.

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EXTRACTO

(Aparte de los 18 conjurados ejecutados)

EJECUTAN A 14 MILITARES DE PUPO ROMAN POR SER SUS SUBALTERNOS
Declaraciones de José René Román García, hijo de Pupo Román, Secretario de las Fuerzas Armadas. 

Pupo Román fue detenido como sospechoso de ser parte del complot que eliminó a Trujillo y fue horrendamente torturado, especialmente por Ramfis Trujillo en persona, antes de matarlo. Ramfis Trujillo también supervisó todo lo concerniente a la venganza de los conjurados y la ejecución de los oficiales subalternos.

A sus dos hijos, José René Román y a su hermano, también los detuvieron por varios meses pero no los ejecutaron como a los demás oficiales, obviamente porque eran hijos de una sobrina de Trujillo.
A continuación el extracto del artículo:
Señala, que en la celda donde encerraron a su padre, había dos camas, sacaron una y dejaron solamente la de él. Ahí se lavó la cara. “Por una hendija que tenía la cárcel yo lo observaba, él no me veía a mí. Luego salió de nuevo caminando hacia la Jefatura. Fue la última vez que lo vi, no volví a verlo más.

"Como a las cinco de la mañana fueron a buscarme y yo pensé, bueno ahora nos toca a nosotros. Pero vi con tranquilidad que quien venía a buscarnos era el capitán Virgilio García hijo, primo mío, hijo del general Virgilio García Trujillo, y éste nos conduce a la Fortaleza Ozama.
"De la Fortaleza Ozama, nos trasladan al otro día  al campamento 18 de Diciembre, donde estaba la jefatura del Ejército que comandaba el general Tunti Sánchez. Ahí me quitan las insignias, nos acusan de traidor y ordena que nos envíen a la Torre del Homenaje “hasta que pensemos cuándo lo vamos a fusilar”, narra el ex teniente Román García.
“En la Torre del Homenaje es que me doy cuenta que todos los oficiales que estamos ahí, estábamos comprometidos con papá, habíamos 16 ó 17 oficiales presos, excepto uno que murió esa noche y que lo habían llevado herido desde Constanza, pero no sabíamos, ni supimos después quién era”, explica José René.
De esos 17 oficiales y alistados, hoy solamente tres quedamos vivos, porque después de tener un período de tiempo estando presos en la Torre del Homenaje, todas las noches sacaban uno y lo fusilaban”, añade.
Uno de esos oficiales, fue el escolta de Pupo Román, el teniente del Ejército Nacional, José Manuel Núñez y Núñez y sus dos hijos muy jovenes, los sargentos del Ejército Nacional Wenceslao y Jorge Taveras, fusilados junto a los demás oficiales que de una forma u otra estaban relacionados con el entonces Secretario de las Fuerzas Armadas (Guerra y Marina) y familiar de Trujillo por estar casado con una sobrina del dictador.
“Meses más tarde, nos sacaron de la Torre del Homenaje y nos entregaron a nuestra abuela materna, Marina Trujillo Molina, bajo arresto domiciliario, con la advertencia de Ramfis de que si salíamos de ahí, nos fusilaban”, relata Román García.
Agrega, que por la mediación de un familiar muy cercano, Petán Trujillo, que estaba distanciado de Ramfis, a petición de mi abuelo, nos consigue  pasaportes y nos manda al consulado de Estados Unidos donde nos dan visa a mí, a mi hermano Alvaro, a mi cuñado Papito, mi esposa y mi hija y mi hermana Lucía.
Pueden leer el articulo completo en www.soldominicano.com:

El articulo se titula: La venganza de Ramfis Trujillo con los tiranicidas del 30 de mayo

Escrito por Víctor Manzueta Espaillat, periodista
20 de Febrero, 2012
NOTA:

Victor Martinez Díaz lleva décadas tratando de averiguar con los funcionarios del gobierno, las Fuerzas Armadas y los periodistas dónde enterraron los cuerpos de su padre, el teniente E.N. José Manuel Núñez y Núñez, y de sus dos medio hermanos, los sargentos E.N. Wenceslao Taveras "Martin" y Jorge Taveras. Los tres eran militares bajo el mando directo del Jefe de las FFAA, José René “Pupo” Román. Nadie le ha dado respuesta excepto uno de los jefes militares regionales quien le contestó una carta diciéndole que lo más probable es que sus cuerpos fueron tirados al mar porque era lo que generalmente hacían, no los enterraban para no dejar evidencia en futuras investigaciones.. Estos tres militares estuvieron entre los que fueron fusilados por órdenes de Ramfis Trujillo después de la detención del general José “Pupo” Román simplemente por estar bajo el mando de éste.   

Entre los 14 subalternos de Pupo Román, también hemos podido identificar al teniente Garcia "Riverón", el teniente Mercedes, el sargento García, chofer de Román, y a su hijo un cabo escribiente, los 4 asesinados por órdenes de Ramfis. Algunos de estos 14 ejecutados, según versiones de testigos, fueron fusilados personalmente por Ramfis. Quedan 7 por identificar, lo que estamos investigando.

Hay que señalar que el fusilamiento de estos 14 militares simplemente por estar bajo el mando de Pupo Román, sospechoso entonces de ser uno de los conjurados del 30 de mayo, fue totalmente injustificado puesto que en un régimen tan peligroso, paranoico y tan controlado por los servicios de inteligencia, ningún alto oficial iba a correr el riesgo de revelar a sus subalternos sus planes de matar a Trujillo y dar un golpe de estado, especialmente a militares de tan bajo rango. Cometer semejante imprudencia en un país bajo semejante control y sistema de terror hubiera sido suicida porque aún cuando un sargento no tuviera la intención de delatarlo, la posibilidad de que se descuidara y compartiera la información con familiares o amigos era un riesgo que jamás se podría permitir, especialmente cuando las consecuencias de ser descubierto eran no solo la muerte segura sino tambien días, semanas o meses de torturas. Además, no faltaba alguien quien, por lealtad al Jefe o por oportunismo, estuviera dispuesto a delatarlo. Pupo Román sabía demasiado bien lo que hubieran hecho con él (y lo que efectivamente hicieron) como para permitirse semejante descuido. Aparentemente, solo dio indicios de que algo grande iba a pasar al teniente José Manuel Núñez, su mano derecha y hombre de total confianza.  

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EXTRACTO (Este extracto ha sido parafraseado en algunas partes para simplificarlo.)


PREFIRIÓ EL SUICIDIO ANTES QUE LAS TORTURAS 

En  su artículo Cacería por muerte de Trujillo, el periodista del Listín Diario Fernando Quiróz señala: 
 
“A pocas horas del ajusticiamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo la noche del 30 de mayo de 1961, hace 52 años, se desató casa por casa el arresto no sólo de la mayoría de los conjurados, sino de sus esposas, padres, hijos, hermanos, primos, amigos, trabajadores domésticos, choferes, profesores de hijos, sacerdote, médicos, barbero, entre otros, quienes fueron interrogados e incluidos en el voluminoso expediente de unas 1,000 páginas. Esa noche el país prácticamente no durmió por los aparatajes de las fuerzas de seguridad e inteligencia en las calles y los allanamientos en la noche y la madrugada; mientras el cadáver del dictador permanecía en el baúl del carro de Antonio de la Maza, uno los principales implicados en el complot".

Esa cacería continuó días después y el terror se intensificó durante semanas y meses.

Ramón H. Román Fernández, gerente de ventas de una empresa particular y hermano de Pupo Román (ver más abajo El martirio del General Román), fue detenido el 5 de junio, 1961 por ser parte de los conjurados para tumbar a Trujillo y fue puesto en libertad el 6 de junio. Lo tiraron deshecho frente a su casa con múltiples heridas, por las torturas. “Se le veían los huecos de las descargas eléctricas”, revela el hijo.

Por temor a perder sus propias vidas, como habia ocurrido con otros doctores, los médicos se negaron a auxiliarlo. Pocos dias antes, el Dr. Manuel Durán Barrera habia sido detenido horas después de haberle prestado primeros auxilios a tres de los ajusticiadores. El Dr. Durán Barrera fue apresado y sometido a horrendas torturas (ver sección TORTURAS). Sobrevivió milagrosamente. Finalmente, el doctor Delgado Billini, pariente de Ramón Román, curó las heridas de éste.

Ramón Román había dicho que si el SIM venía a buscarlo otra vez, prefería suicidarse. Efectivamente, el 15 de junio, cuando agentes del SIM se presentaron a su residencia de la Arzobispo Nouel, se disparó en la sien con una pistola calibre 32. Su esposa describiria años después el sangriento espectáculo en el dormitorio.

La familia Román Piñeiro quedó con apenas 28 pesos. La casa fue saqueada. “Perdimos todo, no sabíamos si nos levantábamos vivos”, expresa José Ramón. El suicidio de su padre dejó en él una carga tan grande de resentimiento que enfermó. Sanó cuando conoció el valor de perdonar. Su testimonio lo publicó en el libro: “La vida que nace del perdón”.

Desdicha llega a los Román Fernández
Ángela Peña
Hoy.com.do

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EL SUICIDIO DEL DR. ROBERT REID CABRAL

El Dr. Reid Cabral, médico pediatra, les dio refugio a los ajusticiadores de Trujillo,
Juan Tomás Díaz, Antonio de la Maza, Salvador Estrella Sadhala y Marcelino Vélez Santana. Era hermano de Donald Reid Cabral, quien figuraba en el grupo político del complot contra el tirano.

El doctor Reid había sido interrogado en un cuartel. Lo soltaron para que regresara a su casa a ordenar sus asuntos personales con la idea de que volverían a llevárselo para continuar con la investigación. Cuando agentes del SIM regresaron y rodearon su casa, el doctor Robert Reid Cabral se suicidó cortándose las venas del cuello para evitar el destino seguro que le esperaba (tortura y muerte) y para evitarle complicaciones a su familia. Se desangró antes de llegar a la Clínica Internacional. Hoy el principal hospital infantil lleva su nombre. Tenía apenas 31 años de edad.

Su sentido humanitario le había llevado a crear “La casa de la Providencia", la cual ofrecía servicios gratuitos a los sectores más desposeídos de la sociedad.

El Dr. Reid Cabral estaba muy familiarizado con las horrendas torturas a que eran sometidos los presos "políticos" puesto que había arriesgado su vida varias veces en 1960 cuando, escondido en el baúl de un carro, lo llevaban a la embajada argentina donde les prestaba atención médica a las decenas de asilados que estaban hacinados en la embajada de Argentina. Estos asilados se habían metido desesperados en la embajada después de salir de los centros de tortura cuando la dictadura los soltó (temporalmente) por presiones de la OEA y la comunidad internacional. Sabían que la costumbre era "desaparecer" a los presos políticos después de que los "liberaban". El embajador, el Dr. Enrique Escobar Cello, y su familia personalmente recogían al Dr. Reid Cabral de noche y ayudaban a curar las heridas. Según las declaraciones de la propia hija del embajador argentino, María Magdalena Escobar Cello, estas heridas consistían en quemaduras de cigarrillos, uñas arrancadas de raíz, genitales destruidos o lacerados por la picana eléctrica, hematomas, electrocuciones en la silla eléctrica, etc.

La familia Escobar Cello les salvó la vida a decenas de jóvenes perseguidos por la dictadura, arriesgando sus propias vidas al darles refugio en su residencia diplomática, al salir a buscar al médico de noche y al recoger de casa en casa ropa, dinero y cartas de los familiares de los asilados antes de que éstos partieran hacia la Argentina. La familia vivió hacinada con unos 50 asilados en su residencia y en la oficina. Hasta hoy, ni el gobierno ni el pueblo dominicano han tenido un gesto de agradecimiento hacia esta solidaria y valiente familia que hizo suya la lucha del pueblo dominicano por su libertad en los dias más oscuros de la represión.

Desde estas páginas, le extendemos nuestro humilde homenaje y sincero agradecimiento a la familia Escobar Cello por salvar todas esas vidas. 
 
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EXTRACTO

HILARIA ¿POR QUÉ PAGASTE LOS PLATOS ROTOS?

Para incluir una muestra del trato que recibieron los muchos empleados de los conjurados que fueron detenidos para ser interrogados, maltratados y algunos desaparecidos, reproducimos aquí el relato que hace el reconocido periodista Tony Piña sobre la detención, tortura y falsa acusación contra Hilaria Balbuena, humilde empleada doméstica de Juan Tomás Díaz. Silvio era el jardinero, quien también fue detenido y torturado. Franklin es el hijo de Juan Tomás Díaz. Ninguno de los tres sabía nada del complot ni de los sucesos trascendentales de esa noche. Otros empleados de otros conjurados fueron asesinados. Estamos investigando esos casos.

Lo siguiente es un extracto de un largo artículo que escribió Tony Piña sobre la noche del 30 de mayo, 1961 con base en la bibliografía al final (ver abajo) que incluye libros de los dos más cercanos colaboradores de Trujillo (Balaguer y Alvarez Pina) y sus propios conocimientos sobre los eventos.  

Artículo: Hilaria, ¿porque pagaste los platos rotos? 
Por Tony Piña
Diariodigitaldominicano.com

A continuación reproducimos la parte en que la guardia y agentes del SIM van a la casa de Juan Tomás Díaz a detenerlo la noche del 30 de mayo, 1961 y no lo encuentran:

“Ocho policías y cuatro hombres vestidos de civil, armados con ametralladoras, se dirigieron a la casa de Juan Tomás Díaz. -¿Dónde está Juan Tomás?, preguntó uno de los oficiales del grupo a Franklin. –“No sé nada, cuando yo regresé a la casa ni mamá ni papá se estaban”, respondió al tiempo que era esposado y abofeteado cuando a empujones era introducido a uno de los vehículos. 

Hilaria, pegada a la pared por un sujeto que le apunta con una metralleta, fue igualmente esposada y golpeada, y a empujones también metida a uno de los carros cepillos. Silvio salió con las manos arriba de su habitación, contigua al garaje, y cayó de bruces cuando recibió un culatazo en el estómago.

-Ay, Dios mío, aquí, vengan, aquí está el cadáver del Jefe-, gritó uno de los policías que revisaba el garaje y de un disparo había roto el cerradura del llavín del baúl del automóvil. En tropel llegaron los demás agentes a presenciar el suceso. Un coronel, radio en mano, llamó a la jefatura de la Policía Nacional y comunicó la noticia.

Militares y policías fueron desplazados a las inmediaciones de las residencias de los sospechosos y hacia lugares estratégicos de Santo Domingo, como en los puentes y en las afueras. 

El aparato represivo del SIM incursionó violentamente en las casas de los principales cabecillas del ajusticiamiento. Gazcue se convirtió en una zona militarizada.

Lejos de donde se movilizaba la represión del régimen, Hilaria Balbuena atravesaba por la prueba de su vida.

-“Sí, sí, ésos son; no me den más; ¡yo soy sólo la sirvienta…!”, decía entre gritos Hilaria, implorando que no le dieran más golpe, la primera vez que esa misma madrugada fue interrogada en la cárcel de La 40.

-Me desnudaron todo mi cuerpo, desgarrándome la ropa, me acostaron en una mesa de espaldas y luego me amarraron los pies y las manos.

¡Ay, qué momentos más terribles y dolorosos fueron para mía esos días! Nadie preguntaba por mí; no me daban comida, y, lo peor, mi familia nunca se imaginaba por el infierno que estaba viviendo…, y eso, luego me decía, que era lo mejor para evitar que ellos [su familia] sufrieran”. 

No pasaba una hora, cada vez que querían saber algún detalle de los Díaz, sin que Hilaria no fuera torturada, y cuando creyó, como le aseguró un policía, que después que la bajaran donde el fiscal del Distrito Nacional sus suplicios terminarían, cuán equivocada, porque esa tarde recibió una de las peores palizas.

¿Y cuándo fue la última vez que vio juntos a Chana y Juan Tomás?, le preguntaban y otra vez repetía: “Cuando salieron al cumpleaños de su hija, después de la cena; y yo me queden lavando los platos de la cena…”. Y otra vez otra bofetada.

A los tres días, cuando terminó el interrogatorio, Hilaria pidió a uno de los agentes que le permitiera leer el periódico que estaba encima del escritorio, y creyendo que se lo negarían, el policía, en cambio, se lo pasó; y ella, ya en su celda, viendo los titulares del tiranicidio y las fotos de Trujillo y las de quienes les mataron, leyó el réquiem que por el alma del tirano escribió en El Caribe Manuel Luna Vásquez: “Haz que suenen las célicas trompetas y se abran los divinos portales, para que entre a las mansiones celestiales, el Inmortal Padre de la Patria Nueva…”.

Haz que suenen las célicas trompetas y se abran…., ¿y quién, quién abriría los ‘divinos portales’ a esta infeliz mujer inocente y, sin embargo, cruelmente masacrada?

Vestida con la ropa de una reclusa, acusada de matar a puñaladas a su marido en el sector de Villas Agrícolas [acusación falsa], Hilaria fue presentada ante el juez de la sumaria, dos semanas después de su confinamiento.

Ahí volvió a ver Silvio, que trabajosamente podía sostenerse de pie, y a otras personas a las cuales no conocía. No pudo decirle nada, pese a que estaban juntos, pero ambos se decían las calamidades que habían pasado a través de sus miradas.

Y en ese momento la secretaria del tribunal les leyó la providencia calificativa que los enviaba a todos por ante un tribunal criminal…, y en lo que respecta a ella “encontrada culpable del delito de ocultación de criminales que acabaron con la vida del Ilustre Jefe y Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, además de sustraer, para provecho propio, un maletín con una suma extraordinaria de dinero, el cual le fue entregado por Antonio de la Maza, muerto días después durante un enfrentamiento con los agentes al servicio del orden público…” (6).

BIBLIOGRAFÍA:



1)Memorias de Virgilio Alvarez Pina, presidente del Partido Dominicano y secretario de Interior y Policía durante períodos intercalados durante los 31 años de la dictadura trujillista.

2)Memorias de un Cortesano en la Corte, Joaquín Balaguer, presidente títere cuando el ajusticiamiento y luego cinco veces presidente constitucional de la República Dominicana (1966-68 y 1984-94).

3)La Trágica Aventura del Poder Personal, John B. Wassler.

4)Interrogatorio practicado a Hilaria Balbuena por el juez de Instrucción.

5)El complot que acabó con la vida de Trujillo, Víctor Grimaldi (Listín Diario, 29-5-1989).

6)Conclusiones de la providencia calificativa que envió a juicio de fondo a los acusados de matar a Trujillo.



Nota del autor: Algunas secuencias de los hechos fueron cruzadas con otros autores, a fin de procurar la versión que más se corresponda con la verdad histórica, la cual, sin embargo, no necesariamente es la verdad absoluta, tan contradictoria y difícil de establecer en cualquier circunstancia de la vida.

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RESUMEN

Una empleada asesinada por no contar y un oficial por no preguntar


Trujillo: el final de una tiranía
Lic. José Rafael Vargas
Editora Universitaria, UASD, 1985
Págs. 178-183

En las págs. 178-183 de este libro uno de los calieses del SIM rinde declaraciones de sus conversaciones el 28, 29 y 30 de mayo, 1961 con una ex amante suya que trabajaba como ama de llaves en la casa de uno de los conjurados. Ella había ido al SIM el 28 de mayo a delatar directamente ante Johnny Abbes el complot de que se había enterado al oír diversas conversaciones en la casa, pero Abbes no se encontraría en la ciudad por 2 días. Como ella quería obtener una jugosa recompensa de parte del más alto jefe del SIM o directamente del propio Jefe, se rehusó a compartir su secreto con un alto oficial que se encontraba en la sede central del SIM, a pesar de la insistencia del oficial de que le contara a el lo que tenía que declarar. La muchacha dijo que preferia esperar para hablar directamente con Abbes. Sin embargo, esa tarde compartió bastantes tragos con su viejo novio con quien se encontró por casualidad en el SIM ya que él era un agente y, bajo el efecto del acohol, le contó lo que sabía. Éste, nervioso y emocionado, porque también se interesó en una importante recompensa para si, no compartió la información con otros en el SIM al dia siguiente sino que quiso esperar hasta que regresara el máximo jefe de ese organismo para sacarle mayor provecho. Sin embargo, como los dos sabían cuando seria la fecha designada para el magnicidio, los hechos se les adelantaron y el 30 de mayo, el ajusticiamiento, para su sorpresa, se consumó demasiado pronto. Ahora, aún más nerviosa por miedo a quedar implicada en el complot,  la muchacha se fue a su casa en el interior del país a esperar a que se disipara la tensa situación en Ciudad Trujillo. Días después, el agente del SIM supo que encontraron a su ex-amante ahorcada en su casa. El cuerpo del oficial que no insistió lo suficiente con la joven para que declarara lo que sabia, fue encontrado dias después dentro de su carro en la Avenida George Washington, supuestamente accidentado fatalmente. El agente del SIM, ex amante de la joven, dice que no sabe cómo él quedó vivo, aunque no se descarta la posibilidad de que él fuera el delator de los dos (con las tergiversaciones necesarias para quedar él impune) cuando se dio cuenta de que ya no podía sacarle provecho al valioso secreto y que ahora su vida corria peligro por saber demasiado. 

A pesar de que este libro está cargado con datos concretos y documentos de la corte, al compartir estas declaraciones del agente del SIM (calié), el autor del libro (la primera edicion parece haber sido publicada mucho antes de 1985) opta por omitir el nombre del calié para proteger su identidad y evitar violentos ataques a su persona. Tampoco nos ofrece el nombre de las dos victimas, posiblemente para proteger a las familias de represalias de trujillistas por no contar a tiempo. Estamos investigando para ver si en el transcurso de los años esos nombres han sido revelados.

Mientras tanto, los lectores pueden descargar gratis en www.inabima.gob.do este interesante libro que contiene documentos de fiscales, declaraciones de testigos y otros escritos sobre los hechos del ajusticiamiento entre finales de mayo de 1961 hasta la salida de los Trujillos.

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